Presentacion FUERA DE TEXTO "خارج النص "تقديم

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Del 20 de diciembre de 2017 al 31 de enero de 2018 Fundaciรณn Euroรกrabe de Altos Estudios c/ San Jerรณnimo, 27. Granada www.fundea.org


EL INFIERNO DEL COLOR Al venir a hilar estas líneas sobre la obra del pintor libio MatugAborawi no se puede evitar tener presente y, en cierto modo, latientela ilustración de Habiballah del manuscrito persa del poema “La conferencia de los pájaros” de Farin ad DinAttar, de quien se sabe mucho de su anonimato durante su vida y casi nada más, salvo su profesión de apotecario o perfumista y que murió alrededor de 1220 cuando los ejércitos mongoles saquearon su ciudad de Nishapur en la antigua Persia, y según la tradición después de ser decapitado levantó su cabeza para recitar un poema. Ni decir tiene la fuerte influencia de Attar en los poetas persas del siglo XIII y XIV y más profundamente en las enseñanzas del sufismo; aunque no perteneciera a ninguna secta es considerado un maestro de esta religión fundada en el monoteísmo y sobre la idea de que Dios está en todas partes y las almas de los creyentes son un reflejo de su deslumbrante y omnipotente presencia. “La conferencia de los pájaros” tiene una extensión no superior al Inferno de Dantey relata la historia de una bandada de aves dirigidas por una abubilla que ha de volar hacia los confines de la tierra al encuentro del Simorgh, el ave fénix, después de partir del “Valle de la Búsqueda”, atravesar el “Valle de la Pobreza y de la Nada” para alcanzar la cima del monte en el que sobrevuela del fabuloso ser. El contento del dichoso destino viene jalonado por la renuncia y excusa ante la abubillade, por ejemplo, el pinzón que se escuda en la fragilidad de sus alas o del halcón, que se jacta de su suficiencia y majestuosidad de sus vuelos elevados y vertiginosos. Disculpas banales comparadas al del ruiseñor, enamorado de una rosa: Mi amor por una rosa, hacia ella me inclino, su querida presenciame estremece, sin ella desaparecería el ruiseñor y la razón de su canto*. Después de una larga travesía por los cielos terrenales treinta aves llegan a su destino de aquellos muchísimas que se alzaron batiendo sus alborozadas alas sin contar el desmesurado peso de la desilusión y los vientos adversos de la duda. Aquellas que llegaron vieron al fin el radiante rostro de Simorgh y llegaron a comprender que ellas eran el Simorgh y el fin del largo y pesaroso viaje. Se parte de la premisa de que el arte supera las barreras del espacio y el tiempo, trasciende de centurias, lenguas y fronteras, acaso sea la única batalla perdida por el tiempo y su solo vencedor sea el arte. Sobre la base de este supuesto se podría establecer que la obra de Habiballah se encuentra en el fondo de la pintura de Matug, lógicamente transformada por las circunstancias y la mudanza de las creencias. La dulzura de las líneas con las que los pájaros alcanzan una expresión calmada y melodiosa, el suave colorido de su plumaje, el entorno que se adivina templado y seráfico han desaparecido en la pintura de Matug porque el espíritu y razón de sus trazos y colorido es expresar viva y angustiosamente el drama de millones de seres humanos, a los que la muerte, de suyo despiadada, en un rapto de generosidad, ante tanto sufrimiento, se los lleva bajo su sombra. Aquellos pájaros que buscaban a la todopoderosa ave fénix para recibir la luz de su propio conocimiento son almas metamorfoseadas en aves que persiguen encontrarse en sí mismas, y ese es el luminoso motivo de partir del “Valle de la Búsqueda”; pero también son almas, almas humanas, almas desnudas desprovistas del ropaje de la metáfora las que en una búsqueda del pan y la paz, más bien que búsqueda es aterrorizada huida en el aciago presente, emprenden un viaje cuyo destino son las penalidades del viaje, pues jamás llegarán a ese destino aunque hayan logrado resistir al sufrimiento de toda clase de penurias, engaños, violencia, miseria, enfermedades, y al no haber muerto en inhóspitos desiertos o haberse ahogado en el mar, siempre implacable y codicioso de vida.


MATUG ABORAWI VUELVE A GRANADA CON "FUERA DE TEXTO". ¡Bienvenido! La Fundación Euroárabe de Altos Estudios se complace una vez más en abrir sus puertas al nuevo proyecto expositivo de Matug Aborawi "Fuera de Texto: Cuadernos para la Paz, de Libia a Granada". Esta tercera exposición que realiza Aborawi en nuestra sede es continuación de sus dos anteriores muestras pictóricas, de 2012 y 2014, recogidas bajo el título "Homenaje a los Desaparecidos I y II". Aborawi, natural del pueblo costero de Al Gharabuli, cerca de Trípoli, comparte con nosotros el legado del pueblo fenicio. Gentes aventureras que atravesaron de punta a punta el Mediterráneo, dejando a las civilizaciones venideras un importante legado cultural, fruto de todo lo que vivieron y compartieron con distintos pueblos. La propuesta de Aborawi en esta, llamémosla, tercera entrega, cuenta con la misma fuerza a la que nos tiene acostumbrado. Fuerza en lo plástico y en la realidad que nos enseña en esta ocasión, por un lado la obra realizada en Granada antes de 2015, por otro, la que ha sido concebida y desarrollada después de 2015 en su país, Libia, bajo el atronador sonido de los efectos de la guerra. En estos momentos difíciles que vive el pueblo de Libia, la Fundación Euroárabe quiere, con esta exposición de Aborawi, poner el foco en todos los millones de personas, mujeres, hombres, niños y niñas que sufren, en mil rincones del mundo, un peregrinaje casi siempre inhumano, al verse obligados a abandonar sus casas, sus barrios, sus ciudades y países a causa de la guerra, la pobreza o las violencias. En "Fuera de Texto: Cuadernos para la Paz, de Libia a Granada" Aborawi nos narra, a través de sus cuadernos o lienzos de gran formato, unas vivencias plagadas de tremendas realidades donde gentes anónimas luchan por cumplir sus sueños y salir de una realidad obstinada de miseria y muerte. Son historias de supervivencia. Miles de historias de personas, con nombres y apellidos, que deciden un día huir de tanta oscuridad y acometen un viaje de penalidades que dura años. Son historias mostradas en cada trazo y en cada color de la obra de Aborawi. Son como heridas abiertas que se manifiestan con toda su fuerza a los ojos del mundo, de todo el mundo, también aquel que mira para otro lado. Una vez más desde la Fundación Euroárabe les invitamos a recorrer el sendero de arte y sentimiento que nos brinda el artista libio Matug Aborawi. Sin duda vale la pena. Estamos seguros que no les defraudará. Inmaculada Marrero Rocha Secretaria ejecutiva Fundación Euroárabe de Altos Estudios.


Estas almas humanas son viajeras del “Valle de la Desesperación” y como los pájaros de Attar atravesaron el “Valle de la miseria y la nada”, en donde crece ferazmente la desilusión, la angustia, y las primaveras, veranos, otoños, se han tornado a un desolado invierno en el continuamente nieva y hiela las tristezas y las desdichas. Por qué no llamarle a este “Valle de la Desesperación” infierno, en donde nunca se encontrará la mano amiga de un Virgilio que guíe a los llagados de la desesperanza para que no sucumban entre las negruras o los abismos de la dantesca realidad,sentida y sufrida por Matug, expresada en telas y papeles con toda la fuerza que le es posible, trasladando su febril y angustiada mirada a su paleta para sacar el mismo infierno del color, sin valerse de ningún alivio, huyendo de la hipocresía de la belleza formal, del platonismo dulce y rosado, del colorido de un florido edén. Ahonda hasta el límite en los rojos, amarillos, verdes o blancos, quiere llegar al infierno del rojo, más allá del carmín, más lejos que el granate o el púrpura. Se extiende en los helores de los grises, en los verdes coléricos, en la palidez cadavérica de los gualdas, en los sombríos y sepulcrales albarazados. Los contornos de sus figuras, apenas entrevistas, se difuminan en sutiles trazos como si fuesen el hálito agónico de un alma, de muchas almas, en su final tránsito. La obra de Matug es el severo testimonio del grito desesperado, del alarido de dolor, de los roncos clamores de los muy solos muertos, víctimas inocentes de un tiempo despiadado, nuestro tiempo. Manuel Montalvo. Granada- Diciembre 2017


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