LA VIRGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL PALMAR Patrona (cultural) de Palmira Por Mauricio Cappelli Una de las haciendas más productivas para 1720 era la Hacienda Real, administrada por la comunidad Jesuita. Muchos estudios deberán iniciarse para ponderar el ejemplo de esa comunidad en la región de Llanogrande para que las demás haciendas vecinas -cuyos propietarios eran los criollos terratenientes y políticos realistas de las ciudades de españoles de Cali y Buga- persiguieran esa misma efectividad transformando el modelo medieval. La praxis jesuita no era menos esclavista, por supuesto, pero al ellos considerar la unión de los factores fe, rendimiento físico y mejor trato, los índices de gratitud dieron resultados evidentes. El ejemplo de la Hacienda Real de los jesuitas en Llanogrande, hasta el momento en que fueron expulsados del territorio, cimentaron en buena parte nuestro destino agrícola, y mejor aún, el destino de asumir propósitos grandiosos. Otro de los feudos importantes de Llanogrande fue la hacienda Malagana del Palmar o “de la Palma”, ubicada en el Bolo y cuya capilla había sido construida alrededor de 1680. Uno de los elementos de culto de esta capilla era la obra pictórica de la Virgen del Palmar que se ubicaba en la naveta o incensario. Ya no como estrategia (o doctrina) de evangelización, el culto a esta virgen comenzaba a acentuar la religión católica en la región del Cauca como un sino cultural de hegemonía. En todas las regiones de la Nueva Granada se instalaba ese sincretismo que resumía y comprimía las tradiciones y costumbres de las comunidades nativas y afrodescendientes. A la fecha no es posible conocer detalles que nos ayude a determinar hasta qué momento las comunidades de los Buchitolos, Aují y Anaponimas, por ejemplo, coexistieron en la memoria socio geográfica de Llanogrande, ni es posible identificar los rasgos propios politeístas de las culturas afrodescendientes. Toda la energía social estaba enfocada en superponer el carácter católico en las expresiones de nuestra identidad.
Las distinciones sociales de clase en la sociedad de Llanogrande estaban encarnadas en las feligresías sacramentadas, que eran, digámoslo así, los primeros clubes sociales de la época. Para 1723 la capilla de la hacienda El Palmar, que tenía su propia feligresía, fue erigida parroquia con el nombre de Nuestra Señora de El Palmar. Su hacienda vecina más importante era San Antonio de Loreto. Según la revisión documental que realizó el historiador Gustavo Arboleda, el 30 de junio de 1723 el entonces obispo de la diócesis de Popayán, don Juan Gómez Frías, le concedió licencia a don Gaspar de Oviedo, cura de la capilla de El Palmar, para que llevase la imagen del Señor Sacramentado a su capilla el 22 de octubre de 1724. Ese icono lo hizo acompañar de la ya considerada patrona del caserío, la Virgen de El Palmar, cuyo lienzo había sido encontrado abandonado en la casa del cura y vicario de Llanogrande, don Juan Varona Fernández. ¿Quién fue el artista que realizó la obra? ¿Cuándo la hizo? ¿La efectuó aquí en Llanogrande y por encargo de los dueños para la hacienda de El Palmar?, ¿O la virgen pertenece a las tradiciones de la localidad de El Palmar de Vejer, en Cadiz, España, y llegó hasta nosotros cumpliendo un viaje, un destino común? ¿Quiénes fueron la mujer y el niño que actuaron como modelos? ¿Hubo modelos? ¿Lo que sostiene la virgen en sus dedos es realmente una palma o es una pluma para escribir? ¿Por qué están sobre dos pedestales, uno de piedra y el otro de madera? ¿Quiénes son las figuras que levitan a lado de la mujer y del niño, por qué la media luna? ¿Desde qué año el paso del tiempo y la intemperie nos ocultaron los verdaderos colores de la obra? ¿Quién eres tú, Virgen del Palmar, y por qué nos elegiste? ¿No les parece hermoso que existan tantas preguntas y que sólo tengamos la diminuta luz de la historia para responderlas?
Escritor y gestor cultural de Palmira Diálogos en torno a la historia y el patrimonio cultural @cappelliediciones WhatsApp 318 - 6948636
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