Last sich nicht lesen

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El territorio baldío «Lo que no se deja leer.» 1 “(…) Ni una sola vez volvió la cabeza para mirar hacia atrás. Luego se metió por una bocacalle, que aunque muy concurrida, no lo estaba tanto como la principal que había abandonado. Entonces se produjo un cambio visible en su proceder. El viejo caminaba mucho más despacio y con menos decisión que antes; vacilando continuamente, cruzó y volvió a cruzar la calle sin motivo aparente y la multitud se hizo tan espesa que a cada uno de sus movimientos me veía obligado a seguirle más de cerca. (…) Una segunda desviación nos llevó a una plaza brillantemente iluminada y rebosante de vida. Allí el desconocido volvió a adquirir su anterior actitud. Hundió el mentón sobre su pecho, mientras sus ojos giraban con fiereza bajo sus cejas fruncida, en todas direcciones, atisbando a todos los que le rodeaban. (…) Entonces con una rapidez muy marcada, prosiguió rápidamente un camino que nos condujo a las afueras de la ciudad, por lugares muy distintos de los que habíamos atravesado hasta entonces. Era el barrio más sucio de Londres, donde todo parece llevar la marca de la pobreza más deplorable y del crimen más desesperado. A la luz mortecina de un farol se veían casas de madera, altas, viejas, carcomidas, como tambaleantes, que parecían inclinarse para su inmediata caída, en direcciones tan diversas y caprichosas que apenas se veían pasos entre ellas. Los adoquines estaban colocados al azar, más bien desplazados de su lugar, mientras que en el suelo crecía una profusa maleza. Sin embargo, mientras avanzábamos se reavivaron los ruidos de vida humana, creciendo gradualmente y por último, nutridos grupos de la especie más baja londinense se movían arriba, abajo. Ahora los ánimos del viejo comenzaron a encenderse como una lámpara que está próxima a extinguirse. Una vez más se lanzó hacia adelante (…)” El hombre de la multitud. Edgar Alan Poe. Persiguiendo los pasos de un viejo vagabundo, el personaje de este relato de Edgar Alan Poe atraviesa sin rumbo cierto los recovecos de la ciudad de Londres. Fue quizás su irracional impulso de curiosidad lo que lo motivó a emprender este recorrido, por momentos lento y contemplativo, por momentos ágil y nervioso. Es ahí donde nos ubicamos nosotros. En esa voluntad de caminar la ciudad, no solo sus calles y avenidas prefiguradas, sino también sus senderos invisibles, sus intersticios marginados y esos baldíos que se esconden tras fronteras muchas veces más intangibles que tangibles. Nuestro trabajo consistirá en un análisis acerca de la ciudad informal contemporánea, nuestro territorio baldío, desde un enfoque en principio dual; inspirado tanto en el ejercicio del simple caminante, como en la macro planificación del urbanista, para dar paso finalmente a nuestra participación y experiencia personal en el “Seminario Montevideo” referida al barrio Casavalle. El pasaje ilustra la asociación entre estados de lugar con estados de ánimo, parece contradictoria la alegría que siente el vagabundo cuando atraviesa lugares decaídos, tanto así la reserva que acusa cuando recorre sitios más vivaces. Pero seguramente halla una historia detrás de él que lo pueda explicar ¿Puede la mirada sobre‐elevada del urbanista afectar positivamente el territorio siendo ajeno a estas historias? ¿Son una carga, una limitante? ¿Debe abstraerse de ellas si quiere hacer un cambio realmente contundente? ¿Debe leer cada una de ellas? ¿Se dejarán leer? Son interrogantes que disparan este análisis.


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SERENDIPITY “La forma más sencilla de mapa geográfico no es la que actualmente parece la más natural, es decir, el mapa que representa la superficie del suelo como si fuese vista desde la mirada de un extraterrestre. La primera necesidad de fijar los lugares en un mapa va ligada al viaje; es el memorándum de la sucesión de etapas, el trazado de un recorrido. (…) Si bien es estático, presupone una idea narrativa, está concebida en función de un itinerario, es una odisea.” El caminante en el mapa. Italo Calvino Para adentrarnos a través de los territorios actuales, podemos recurrir a la figura del italiano Francesco Careri, quién en su libro “Transurbancia” nos presenta la práctica del recorrido “como un sentido modo de expresión y un útil instrumento de conocimiento de las transformaciones del territorio metropolitano.” Siguiendo sus huellas, así como él siguió las de Rober Smithson y así como el protagonista del relato de Edgar Alan Poe siguió las del vagabundo; es que asumimos la dimensión del viaje y del descubrimiento en el interior de la ciudad. Si se afronta a pie y abierto a exploraciones sensibles, la metrópolis se convierte en ‐tu‐ mapa en blanco, un mundo inexplorado en muchas de sus partes, un mundo hecho de territorios caóticos, en el cual los asentamientos irregulares se sitúan entre, bajo o sobre las formas consolidadas; las líneas de alta tensión y las carreteras se intersecan con las arqueológicas peatonales de barrio en la que dicen, antes se podía jugar al fútbol; y las modernas ruinas industriales acogen a una fauna y flora que jamás hasta ahora habían habitado la ciudad. Podemos explorar recorridos inéditos, llenos de contradicciones estridentes, de dramas que a veces componen armonías inéditas. Esa construcción propia de un mapa paralelo pintado de experiencias personales nos puede ser una herramienta acertada en nuestro afán, ahora sí como urbanistas, de querer afectar ese territorio. Un complemento a las gráficas y estadísticas abstractivas, un ámbito propicio para la casualidad, para el descubrimiento por accidente: para la serendipia. LA CIUDAD INFORMAL “Si dejamos de mirar el paisaje como si fuese objeto de una industria, podremos descubrir de repente una gran cantidad de espacios indecisos, desprovistos de función, a los que resulta difícil darles un nombre. Este conjunto está situado en las márgenes: en las orillas de los bosques, a lo largo de las carreteras y de los ríos, en los rincones más olvidados de la cultura, allí donde la tecnología no puede llegar. (…) Entre estos fragmentos de paisaje no existe similitud de forma. Solo tienen una cosa en común: todos ellos constituyen un territorio refugio para la diversidad.” Manifiesto del Tercer paisaje. Gilles Clément La ciudad globalizada en sus procesos de acelerada transformación genera una superposición de diferentes lógicas interactuando en su dimensión física, ahora virtual y sobre todo social, que no deja resistencia a ninguna lectura que tenga la intención de ordenarla, contenerla o abarcarla en su totalidad. Alfonso Vegara la llamaría “ciudad sin límites”, Francesco Careri la vería como una larga caminata y nosotros como una historia sin fin. Sin embargo, lejos de abrumarnos por ello, nos dedicaremos a un fenómeno con el cual nos topamos en nuestro recorrido, que evidencia justamente este sistema complejo. Se trata de la ciudad informal, la energía entrópica que no califica dentro de las “formas” de la ciudad y se vuelve residual. Diversas e inabarcables deben ser las secuencias de acontecimientos por las cuales se origina, pero lo cierto es que siempre existe, hoy aquí y mañana allá.


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Lässt sich nicht lesen Podemos aproximarnos a entender a la ciudad informal como un espacio que “no expresa ni el poder ni la sumisión al poder” (Clément). En realidad, tendríamos que decir primero que se trata de algo más que un territorio físico; se extiende a todo lo que desde la marginalidad tiene el potencial de la diversidad latente, pero también el riesgo del fragmento, el aislamiento y el olvido.

Si la conectamos con lo que Careri llama “la ciudad nómada”, parafraseándolo, podemos reconocer en ella la ausencia de puntos de referencia estables, su geografía sufre una mutación continua, se deforma en el tiempo en función del desplazamiento del observador y de la perpetua transformación del territorio, afectada sensiblemente por la especulación inmobiliaria y el ensimismamiento de la sociedad desconfiada. “Su mapa sería un vacío en el cual los recorridos conectan pozos, oasis, lugares sagrados, terrenos aptos para el pasto y espacios que se transforman a alta velocidad”. Es un mapa que parece reflejar un espacio líquido donde los fragmentos llenos de la ciudad formal flotan en el vacío de la ciudad informal. Ahora, si para el observador sedentario, para el que no recorre, el territorio informal es vacío, para el caminante, el nómada, dicho vacío no resulta tan vacío, sino que está lleno de huellas invisibles: cada deformación es un acontecimiento, un lugar útil para orientarse y con el cual construir un mapa mental dibujado con unos puntos (lugares espaciales), unas líneas (recorridos) y unas manchas (territorios homogéneos) que se transforman a lo largo del tiempo. La capacidad de saber ver el vacío de los lugares, y por lo tanto, saber nombrarlos, es lo que nos lleva a querer tratarlo de otra manera. Recurrimos a la calificación del jardinero Gilles Clément acerca de los terrenos baldíos, haciendo referencia a esos terrenos propicios para un crecimiento más libre y salvaje de la naturaleza, la cual los apropia e invade bajo sus propias reglas ya que fueron desconsiderados de cualquier interés o control. Y es así que en definitiva desembocamos en calificar a la ciudad informal bajo el nomenclátor final de “territorios baldíos”. CAÍN Y ABEL Origen de las formas de afrontar el urbanismo, homo faber y homo ludens como antecesores del observador sedentario y el nómade: el caminante. (decir que en realidad son dos partes del mismo homo sapiens, y así asumir que pueden trabajar en conjunto… pie para “las dos caras de la misma moneda” cuando hablemos de casavalle. PALIMPSESTO – VEGARA No se si la buena explicación de la ciudad informal hecha por vegara, eso de las ciudades del tercer mundo y la fractura de la globalización. (en la definición de territorio se explicó un poco la ciudad informal pero capaz se puede ampliar acá, no se) Las frases del palimpsesto “‐Es difícil preocuparse por la protección del medio ambiente cuando la supervivencia es la prioridad‐ decía vegara; ‐con hambre no se puede pensar‐ decía No Te Va Gustar” MENHIRES Primera intervención en el territorio ‐creo‐ que asociada al homo faber, es importante hablar de que eran puntos neutrales, reunian comunidades distintas, vocación social, pie para Medellín: los menhires de la contemporaneidad


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MEDELLÍN DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA Plan casavalle, homo faber. Sin poesía no hay ciudad, homo ludens (nómada, caminante) CONCLUSIÓN Tratar de usar la misma estructura o el mismo aire de la conclusión del primer trabajo, capaz la misma conclusión pero con las metáforas de este trabajo en vez de las del surfista. ¿Homo faber u homo ludens? Ambas, Cuánta sustancia de cada uno? Algo de careri que se puede pasar por nuestras palabras: Se trata de volver a encontrar en el territorio metropolitano un sentido que surja de la experiencia de lo real y de sus contradicciones, a través de una mirada libre de opiniones, una mirada que no busque justificaciones históricas o funcionales tranquilizadoras y al mismo tiempo frustrantes, que no conduzca su propio horizonte a las selecciones de las guías turísticas, sino que descubra el potencial de acontecimientos urbanos en su inimaginable complejidad: mirar los nuevos territorios metropolitanos con una mirada desprovista del marco tranquilizador de nuestra cultura, entendida como fundamento histórico de la improbable posición que actualmente ocupa el hombre en el espacio. Una cultura que nos oculta la visión actual del devenir del mundo, negándonos incluso la posibilidad de ser dignos de todo lo que sucede. (Capaz no sirve para nada esto ultimo de careri, si lo agarran por otro lado, vuélenlo a la mierda) Este es el final del cuento de alan poe, de donde sale el título en alemán. Se podría usar para la 1 conclusión o dejarlo para el tercer trabajo y cerrar así la trilogía (si es que se puede hacer que pegue con el tema del tercero) Pero en cualquier caso hay que hacerle referencia en el pie de página de la primera hoja, porque le puse un “1” al subtitulo para que lo expliquemos ahí como hicimos en el primer trabajo :) “Cuando las sombras de la segunda noche iban llegando, me sentí mortalmente cansado, y parándome frente al vagabundo lo miré fijamente a la cara. No pareció darse cuenta de mi presencia y reanudó su paseo, en tanto que yo permanecí absorto en aquella contemplación. “este viejo –pensé por fin‐ es el tipo y el genio del crimen profundo. No quiere permanecer nunca solo. Es el hombre entre la multitud. Sería inútil seguirle, pues no lograría nada sobre él ni sobre sus hechos. El peor corazón del mundo en un libro más repelente aún que el Hortulus Animae, y tal vez una de las más mercedes de Dios sea que es “läst sich nicht lesen”, que no se deja leer.”


El Territorio Baldío

BIBLIOGRAFÍA CARERI, Francesco. “Walkscapes, El andar como práctica estética”. Editorial: Francisco Gili. 2009 IMÁGENES CARÁTULA: Sistema de recorridos grabados en una roca, Bedolina, Val Camonica, Italia. Extraido del libro: Pallottini, Mariano. “Ale OIigini della duá europea, Quasar”. Roma, 1985.

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