METODOLOGÍA SOCIOLINGÜÍSTICA
BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA FUNDADA POR
II.
FRANCISCO MORENO FERNÁNDEZ
DÁMASO ALONSO
,
ESTUDIOS Y ENSAYOS, 372
METODOLOGIA SOCIOLING ÜÍSTICA
BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA EDITORIAL GREDOS MADRID
©
FRANCISCO MORENO FERNÁNDEZ, 1990. EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 81, Madrid.
Depósito Legal: M. 42775-1990.
ISBN 84-249-1433-3. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1990. - 6350.
Yo corregiría el hermoso verso de Virgilio: «La fortuna ayuda a los jóvenes». Porque la audacia es. virtud de la juventud y no de los hombres provectos, aunque, planteadas así las cosas, tendríamos que reconocer la paridad de atrevimiento y vida no gastada. Francisco Moreno cuenta en su haber con pocos años, los necesarios para no ser inexperto ·y los suficientes para poseer madurez de raciocinio. Pero Francisco Moreno no sabe aún qué es el tae.:. dium vitae y se entrega al quehacer cotidiano con la fe del neófito, con la esperanza del hombre bueno y con la caridad de quien puede derrochar sus caudales, porque la senectud ni siquiera es una som-. bra en el lubricán. He tenido la suerte de que Francisco Moreno confiara en mí y a mi lado ha ido haciéndose. Recuerdo muy bien aquel día en que acabé mi primera clase de dialectología; un muchachito de 19 ó 20 años se me acercó: ¿Querría leerme este cuestionario? Y aquel mozo que buscó maestro nunca supo cuánto significa la confianza de un alumno. Más, si el conocimiento sólo es de oídas. De oídas en una Universidad de sordos, de ciegos, de mudos. Pensé que, también yo, un día tuve pocos años y busqué maestros. Francisco Moreno era mucho más que un alumno, era uno de esos regalos que Dios pone en nuestro camino para hacer que la humilde condición del. profesor se convierta en la más hermosa de las ocupaciones. Día a día nos encontrábamos en la clase de dialectología, en la de geografía lingüística, en la de sociolingüísiica. Francisco Mo-
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Metodología sociolingüística
reno tenía prisas por aprender -las tiene vivas todavía- y talento para que el mucho caminar no produjera desazones. No le bastaban las clases: se asomaba a la informática y le procesaban la tesis en Tokio; se empeñaba en la sociolingüística y se iba a Estados Unidos. Lo tenía siempre cerca. Era una de las últimas luces de mi atardecer académico. El pobre trabajo del profesor no se agostaría, quedaba el entusiasmo renovado que mantendría los brazos del maestro para que no se rindieran de tanto bregar. Y Francisco Moreno se vino conmigo a Estados Unidos. Yo pensaba en aquellos estudiantes que migraban a París, a Brujas, a Bolonia para escuchar las palabras que pronunciara el mágico éjeta. Veía al joven español luchando contra toda incomodidad y contra mil inconvenientes. Pero él tenía Una simple consigna: estudiar, estudiar, estudiar. Sin pausa para que el tiempo se hiciera más duradero, sin desencanto para que el trabajo floreciera de continuo, sin sentir las heladas inmisericordes para que el fuego interior (¿todo lo abrasa?) le permitiera llegar a Belén. Y Belén estaba allí, en los libros, en las conversaciones con los colegas, en el entusiasmo que se acrecía. En el hedonismo de una civilización (por tantas cosas envidiable), aquel mozo español iba arrancando vetas de saberes: leía, juzgaba, discernía. Pensaba en los yermos donde había trabajado y creía en su fecundidad. (Yo contemplaba aquella pasión y pensaba en palabras que escribí, ¿cuánto hace?, en Erlangen.) Francisco Moreno traía cuartillas y cuartillas, FranCisco Moreno era ya profesor universitario, Francisco Moreno cada mañana tenía una bandada de jilgueros para que gorjearan en el aire limpio. Vinieron viajes, saber de muchas tierras y de muchos hombres, porque quien no viaja por pueblos lejanos se queda entre sombras pueblerinas. Llegaban días de aposo y una vieja universidad renacía. Eran unos grupos de jóvenes audaces los que hacían florecer el milagro. Francisco Moreno arrimó el hombro y el oro de las piedras se trocó en dócil materia. Volvía la meditación a lo que la injuria de los años había convertido en despojos. Ahora los sillares vulnerados son la gallardía de unos libros que vuelven a desafiar
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Prólogo
el tiempo. Uno de ellos está aquí y yo no sé ponerle el prólogo que se me ha pedido. Pasarán las décadas y nuestra ciencia envejecerá, también la del joven que se llama Francisco Moreno. Lo que no envejecerá es el airón de ese gesto del hombre que trabaja, ni la universidad rescatada, porque, cuando todo esté en el mundo del silencio, seguirá viva la fe que ha hecho florecer de nuevo las piedras gloriosas de Alcalá. Alumnos de los alumnos de Francisco Moreno tal vez lo ignoren, pero serán hombres de ciencia porque alguien se sacrificó por ellos. Y seguirá la Academia porque su ser es eterno, si se alimenta de la vocación por los estudios silenciosos. Debía decir bien de este libro. Prefiero dejar el testimonio objetivo, por apasionado que se enuncie, de un hombre joven que ha hecho olvidar las canas a quien da el dulce y desazonante título de maestro. MANUEL
ALVAR
AGRADECIMIENTOS
Esta obra ha sido pergeñada y casi concluida durante mis estancias en la Universidad de Nueva York en Albany (año académico 1985-1986) y en el Westfield College de la Universidad de Londres (1987-1988). El trabajo se ha realizado gracias a una beca Fulbright y a otra Fleming, dentro del Programa de Formación, Perfeccionamiento y Movilidad del Personal Investigador del Ministerio de Educación y Ciencia de España. V~ya por delante mi agradecimiento a las instituciones que lo hicieron posible y a los directores de los Departamentos que me acogieron: los profesores Frank Carrino (Nueva Yor~) y Alan Deyermond (Londres). Debo también agradecer al Dr. D. Antonio Alvar Ezquerra, Director del Departamento de Filología de la Universidad de Alcalá de Henares, su apoyo, fe y aliento, así como el compañerismo del Dr. D. Pedro Benítez al cargar con parte de mis responsabilidades durante mi ausencia. Una vez más, D. Manuel Alvar, maestro, ha tenido la paciencia de ayudarme con el equilibrio y la sabiduría de sus juicios. Gracias. También agradezco los comentarios del profesor Ralph .J. Penny y. los valiosísimos consejos y advertencias del Dr. D. Humberto López Morales y de la Dra. D. a Pilar García Mouton. No puedo olvidar en este capítulo a Mar, por saber comprender y esperar. El libro se lo dedico a Irene, por mis infidelidades. Londres, 22 de febrero de 1988. Madrid, 4 de enero de 1990.
F.M.F.
INTRODUCCIÓN
Cada vez tienen mayor repercusión los avances que, de cuando en cuando, se producen dentro de la sociolingüística. Cada vez son más rigurosos y fiables los análisis de esta disciplina. Va aumentando ininterrumpidamente el atractivo del método y de las técnicas sociolingüísticas para las nuevas generaciones. Por eso no resulta extraño que los estudiantes de lingüística, cuando oyen hablar por primera vez de lengua, sociedad, interacción, trabajo de campo -con la impaciencia propia del querer saber-, se apresuren a preguntar: ¿Cómo se ha_ce un estudio sociolingüístico? La respuesta se halla encuadernada en cientos de volúmenes que han .visto la luz, en su mayor parte, desde los inicios de los años 60 y cuyos valores no son fáciles de condensar en unas pocas páginas. La intención de este libro es explicar cómo se hace un estudio sociolingüístico, que vendrá a ser lo mismo que revisar cómo se han hecho los principales estudios sociolingüísticos. Pero ello no supondrá una presentación de todas las posibilidades actuales, ni mucho menos futuras. Por tal razón se hace conveniente comentar algo más in extenso las pretensiones de esta obra mediante la glosa de su título: Metodología sociolingüística.
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Metodología sociolingüística ¿QUÉ SOCIOLINGÜÍSTICA?
Por fortuna o por desgracia, dentro del ámbito de la sociolingüística no existe ni unidad teórica ni uniformidad metodológica. Los lectores que conozcan mínimamente la bibliografía lingüística en general sabrán bien que la ciencia del lenguaje no suele presentar estas cualidades en ninguna de sus ramas. La socio lingüística es heredera directa de esta situación, que no debe considerarse demeritoria para la propia disciplina ni para sus estudiosos. La complejidad del panorama es reflejo de la versatilidad que presenta el objeto de estudio: la lengua y la sociedad, el hablante y su entorno. Si partimos de una sociolingüística en sentido lato como disciplina encargada de ese objeto de estudio, no tardaremos en apreciar que sus intereses están solapados con los de otras ciencias, como la psicología, la psicología social, la antropología, la sociología y la etnología, en lo que puedan estar de preocupadas por el lenguaje. Desde este punto de vista, se podría hacer sociolingüística al analizar la influencia del entorno social en la adquisición de una lengua, aunque ello esté llamando ya a las puertas de la psicología; al analizar las interacciones entre individuos que pretenden iniciar unas relaciones comerciales, aunque así parezca que se está haciendo psicología social; al describir las costumbres que refuerzan u organizan la comunicación entre los miembros de una tribu amazónica, aunque se esté pisando el umbral de la etnografía; al estudiar las vinculaciones existentes entre el aumento del número de hablantes de una lengua, en una sociedad multilingüe, y las transformaciones sociales que ello implica, aunque de esta forma ·se entre en los dominios de la sociología. El concepto de sociolingüí~tica, con esta amplitud de .horizontes, podría encerrar cualquier aspecto del lengu~je puesto en contacto con cualquier hecho social o de repercusiones sociales. Según esto, podríamos estudiar desde los asuntos más estrechamente ligados al «individuo» (no olvidemos que la producción lingüística in-
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dividua! adquiere su pleno sentido sólo si se proyecta hacia la comunicación), hasta cualquier ente en el que el individuo como tal quedara muy desdibujado (estratos sociales, por ejemplo). Pero la historia de la lingüística de los últimos años ha demostrado que trabajar con un objeto de estudio tan amplio como «lengua y sociedad» no· lleva demasiado lejos. Por eso se comenzó a hablar de una sociolingüística en sentido estricto, situada bajo el amparo de la lingüística y con un objeto de estudio más específico: el estudio del lenguaje en su contexto social. Ante todo, estudio del lenguaje. De esta forma la separación entre sociolingüística y sociología del lenguaje se hizo más clara: la última antepone el estudio de la sociedad 1 • Hablar, pues, de sociolingüística no es hablar de algo a caballo entre lingüística y sociología, sino simplemente de lingüística. Hechos estos comentarios, nos centraremos en el punto que los motivó: «¿Qué sociolingüística trataremos en las páginas que siguen a estas introductorias?» Nuestro objetivo será la «sociolingüística en sentido estricto», en otras palabras, los estudios que, con vocación decididamente lingüística, se preocupan por la repercusión que hechos sociales de índole heterogénea puedan tener sobre las lenguas naturales. Ahora bien, al estrechar así el radio de acción, aún no se ha conseguido evitar la multiplicidad de perspectivas. Dentro de los trabajos denominados «de sociolingüística estricta», nos ocuparemos. especialmente de aquellos que no tratan de la relación entre sistemas lingüísticos distintos, trabajos cuyo objeto de estudio son fenómenos lingüísticos tal y como aparecen en comunidades monolingües. Así pues, dejamos fuera una gran cantidad de posibilidades de investigación, como la adquisición, el cambio y la conservación de lenguas, el cambio de código, la planificación lingüística, la educación lingüística en contextos dialectales o bilingües, el estudio general de sociedades multilingües, lenguas en
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H. López Morales, Sociolingüística, Madrid, Gredos, 1989, págs. 19-39.
Metodología sociolingüística
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contacto y un etcétera que se hace largo. Esperamos ganar en profundidad lo que perdamos de amplitud.
¿QUÉ METODOLOGÍA?
Si se tiene en cuenta la disparidad teórica existente en sociolingüística, no es difícil comprender que las alternativas metodológicas se multipliquen en progresión geométrica. Los estrechos cauces de nuestra obra exigen también discernir y seleccionar sobre este punto. El camino ya ha sido entreabierto al hacer coincidir los límites teóricos de la sociolingüística estricta, la que se preocupa del lenguaje en su. contexto social (a partir de ahora sociolingüística), con los de nuestros intereses. Pero, incluso así, aparece ante nosotros una gran riqueza de posibilidades. La metodología que aquí se expondrá responde al principio de que toda lengua tiene variedades internas y que todo hablante, al enfrentarse a su lengua, descubre posibilidades de variación en todos los niveles lingüísticos: las mismas cosas pueden ser dichas de muy diferentes. maneras. Ésta es la idea que sigue la corriente sociolingüística de la variación o «variacionismo», cuya metodología nos ocupará especialmente. Se denomina 'variacionismo' a la escuela iniciada por William Labov a principios de los años 60, que tiene como uno de sus hechos más notables la publicación, en 1969, del trabajo del propio Labov titulado «Contraction, Deletion and Inherent Variability of the English Copula» 2 • En este estudio se presentó por vez primera, con un detalle explicativo suficiente, el concepto de «regla variable». La variabilidad dellenguaje había sido un hecho minimizado, por voluntad propia o por incapacidad para dar pasos hacia delante, en la lingüística general del siglo xx. El concepto de «variación libre» había ocultado una de las cualidades más evidentes de las lenguas. La «regla variable» pretendió explicar cómo se produce 2
Language, 45 (1969), págs. 715-762.
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la variación y qué agentes intervienen en ella. La utilización o la no utilización de la -d- en los participios de la primera conjugación (cantado~ /kantáo/), hoy día no puede ser considerada simplemente como una «variación libre»: hay contextos situacionales y constricciones psicosociales que hacen que se relaje o desaparezca. Una regla variable reflejaría en qué contextos y por qué constricciones se debilitaría fonéticamente ese elemento. Pero la «regla vari,able» y el complejo metodológico que comporta no van a acaparar nuestro interés, porque otras visiones de la sociolingüística también merecen ser consideradas con detenimiento. Hay una de especial significación: la etnografía del hablar o etnografía de la comunicación. Esta corriente, abierta igualmente en la década de los 60 por Dell Hymes y J ohn Gumperz 3 , nació con una inclinación clara hacia la antropología y la etnografía (dentro de la tradición estadounidense ya desbrozada desde Edward Sapir y Benjamín L. Whort), pero en el último decenio ha vuelto su interés más hacia la lingüística: es en este punto donde reclama nuestra atención. Aparte de esto, no dudaremos en incorporar cualquier aportación sociolingüística que pueda dar luz a lo tratado en cada momento, al margen de escuelas, temas o tendencias. Los epicentros geográficos alrededor de los cuales nos moveremos, en lo que a la utilización y desarrollo de la metodología sociolingüística se refiere, serán Norteamérica y el Reino Unido. El primero porque allí (Estados Unidos y Canadá) han trabajado los principales mentores üe la sociolingüística en los últimos veinticinco años; el segundo, porque allí ha encontrado gran eco la metodología norteamericana, dando lugar posteriormente a aportaciones novedosas e interesantes. De todas formas, será inevitable que también presentemos algunas investigaciones vinculadas al mundo hispánico.
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Véanse J. J. Gumperz y D. Hymes, Directions in Sociolinguistics, New York, Holt, Rinehart and Winston, 1972; M. Saville-Troike, The Ethnography oj Communication. An Introduction, Oxford, Blackwell, 1982. SOCIOLINGÜÍSTICA.- 2
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Metodología sociolingüística
La obra estará dividida en cu~tro capítulos de desigual extensión. El primero de ellos («Las r~glas del método sociolingüístico»), el Il}.ás breve, pretende ser simp~emente una presentación de las reglas del juego de la metodología sociolingüística. Se ha intentado abstraer la esencia de las técnicas, dispares, que conforman la metodología de nuestra disciplina, para hacer más fácil el acceso a los demás capítulos y a su razón de ser. Aquellos lectores que ya hayan manejado publicaciones sobre sociolingüística tal vez encuentren en este primer capítulo una excesiva simplificación. Lo reconocemos de antemano, pero estamos seguros de que se agrade~erá, por parte de los que carezcan de tal experiencia, encontrar alisada, al principio, una senda que luego puede hacerse abrupta Y empinada. Estas reglas del método coinciden casi punto por punto con la disposición y el contenido de los capítulos siguientes. El segundo trata de una de las fases iniciales del método, de la que, sin duda alguna, dependerá el éxito de las subsiguientes: «La recogida de materiales». Como es lógico, se tratará de la recogida de materiales con un valor sociolingüístico, pero en determinados momentos será muy conveniente mostrar qué suponen las técnicas sociolingüísticas respecto de las técnicas utilizadas por la geografía lingüística. Y esto por dos razones: l. 0 ) el nacimiento de la sociolingüística estuvo muy vinculado al desarrollo de actividades dialectológicas o de geografía lingüística; 2. 0 ) es necesario revisar los estudios publicados en los que se hace un análisis de los porqués técnicos de la encuesta dialectal en contraste con los de las técnicas sociolingüísticas. Es importante plantear que hay una extraordinaria coincidencia de problemas en la aplicación de las técnicas de las respectivas disciplinas, que en la mayor parte de los casos no son tan divergentes como algunos pretenden. El capítulo tercero («Análisis de los materiales sociolingüísticos») evita las referencias a otras disciplinas, para centrarse únicamente en aspectos sociolingüísticos. El análisis de los materiales es tal vez la etapa más mecánica en el desarrollo de una investigación sociolingüística. Como se verá en su momento, el auxilio de disciplinas
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no lingüísticas, como la sociología, la estadística o la informática, es imprescindible para realizarlo con éxito. A pesar de su automatismo, los análisis no están libres de críticas, puntos laxos y problemas, de los que procuraremos dar cuenta allí donde sea conveniente. «Interpretación de los análisis e implicaciones teóricas» son los temas sobre los que versa el capítulo final. Es indiscutible que con estos aspectos la investigación sociolingüística alcanza su clímax, su cota más sobresaliente y a la vez delicada, y da cuenta de su auténtica dimensión. El buen fin de cualquier estudio depende de la correcta interpretación de los resultados, actividad en la que el sociolingüista puede realizar sus aportaciones más personales. Las interpretaciones fácilmente pueden llevar a poner en relación la variación sociolingüística con las variaciones diacrónicas, diafásicas y diatópicas. Las implicaciones teóricas que se observan en todo ello afectan dir~ctamente no sólo a la lingüística general, sino también a disciplinas como la pragmática, la dialectología o la lingüística histórica. Esta última rama está conociendo en la actualidad un resurgir teórico que no se había producido en Europa en los últimos cuarenta años y un florecimiento que la América anglosajona nunca había experimentado. Presentar los contenidos de este libro no es tarea excesivamente complicada. Lo penoso será mantener una separación temática real . a lo largo del texto, porque sus partes están íntima y fuertemente interrelacionadas. Hablar de la recogida de materiales sin tener en cuenta el tipo de análisis al que van a ser sometidos es prácticamente imposible; evaluar e interpretar los resultados de los análisis sin tener en cuenta qué criterios los han regido y la forma de recolección de datos es clamar en el vacío: una cosa llevará a la otra en continuas referencias internas. No vamos a trabajar, pues, con disjecta membra, sino con un todo de difícil segmentación. Finalmente, nos gustaría hacer un brevísimo comentario a propósito de dos recientes obras que también se han interesado por aspectos metodológicos de la sociolingüística. Nos referimos a Observing and Analyzing Natural Language, de Lesley Milroy, y a
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Metodología sociolingüística
Sociolingüística: teoría y análisis, de Carmen Silva-Corvalán. Nuestro trabajo, como es lógico, ti~ne puntos de contacto con ambas, pero pueden encontrarse suficit{htes elementos diferenciadores. SilvaCorvalán dedica exclusivamente a cuestiones metodológicas el segundo capítulo de su libro, cerca de un quinto del total. Aunque· en el resto se atiende por doquier a la metodología, se pone má~' insistencia, por un lado, en aspectos teóricos y, por otro, en la descripción de variables sociolingüísticas concretas, en su mayoría relacionadas con los niveles fonológico y sintáctico. Por nuestra parte, intentaremos dejar en segundo plano las consideraciones teóricas. El tono general que Milroy ha dado a su obra está más en consonancia con la concepción de nuestras páginas, a pesar de que en ellas se desarrollan muchos asuntos que Milroy sólo esboza o cita de pasada, y viceversa. Ahora bien, en los comentarios críticos que Milroy realiza, tiene un peso específico importante el hecho de que la misma autora sea la promotora de una de las alternativas metodológicas más innovadoras y recientes: lenguaje y redes sociales. Es difícil evitar pensar que algunas críticas están hechas solamente en función de la alternativa propuesta, si bien todas ellas suelen estar bien fundadas. Nosotros hemos procurado no vincularnos específicamente a ninguna tendencia para así adquirir una perspectiva algo más amplia.
CAPÍTULO
I
LAS REGLAS DEL MÉTODO SOCIOLINGÜÍSTICO
*
Émile Durkheim justificaba su obra Les regles de la méthode sociologique (París, 1895) denunciando la escasa preocupación que habían tenido los sociólogos por caracterizar y definir el método que aplicaban al estudio de los hechos sociales 1 • El libro aparecía impreso medio siglo después del nacimiento de la sociología 2 • La sociolingüística moderna acaba de cumplir su primer cuarto de si3 glo , pero aún no se-ha podido establecer un corpus de reglas que perfile uniformemente su metodología. El porqué es plural: en pri* Este capítulo es la adaptación de una conferencia pronunciada en las «<II Jornadas de Lingüística en Alcalá de Henares» (marzo de 1987) y publicada en F. Moreno (ed.), págs. 103-114. 1 Edición en español: Las reglas del método sociológico, Barcelona, Orbis, 1985, basada en la 3. a ed. de Morata, S. A. (1982), que, a su vez, es traducción de la 18. a francesa publicada por PUF. Citaré por la edición de Orbis. 2 La creación de la sociología moderna se atribuye a A. Comte y a su obra Cours de philosophie positive, París, 1930-1942. 3 Se da como fecha de constitución la de 1964, año en que tuvieron lugar los congresos de la Universidad de California (W. Bright, Sociolinguistics, The Hague, Mouton, 1966) y de la Universidad de Indiana (S. Lieberson, Explorations in Sociolinguistics, The Hague, Mouton, 1966). Para una introducción al nacimiento de la sociolingüística, véase H. López Morales, Sociolingüística, Madrid, Gredos, 1989, Cap. I.
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Metodología sociolingüfstica
mer lugar, aún está por definir el objeto de estudio de la sociolingüística; en segundo lugar, los e'sfuerzos para caracterizar su método han sido dispersos y reduceionistas; en tercer lugar, existe una insistente tendencia a confundir el método con las técnicas y, por último, los· metodólogos se han convertido en metodólatras muchas · más veces de lo conveniente. Efectivamente, la sociolingüística comparte su objeto de estudio con otras disciplinas. Estamos ante un problema inserto en un grupo de mayor entidad que encierra todas las dificultades l).acidas de la relación entre la lengua y la sociedad 4 • Cuando Saussure 5 define el concepto de langue, le atribuye el rasgo de «social» o «supraindividual», pero, paradójicamente, la langue no se ha estudiado en o entre la sociedad y sus miembros, sino que más bien ha sido analizada desde reducidos corpora de datos o desde la introspección del propio investigador. Por otro lado, la socio lingüística debe tener un objeto de naturaleza lingüística y de naturaleza social, como es lógico, pero ¿en qué proporción? Cargar el peso sobre uno de los dos componentes supondría llevar el fiel de la balanza hacia la sociología o hacia la lingüística. De ahí que se imponga la necesidad de establecer unos límites claros entre la lingüística (teórica), la sociolingüística, la sociología del lenguaje y la sociología 6 , por no hacer mención de las implicaciones de estas disciplinas con otras como la antropología, la etnografía 7 , la dialectología 8 ,
4 Véase H. López Morales, «Hacia un concepto de la sociolingüística», en Lecturas de sociolingüística, Madrid, EDAF, 1977, págs. 101-124. También M. Alvar, Lengua y sociedad, Barcelona, Planeta, 1976, especialmente págs. 11-21, y F. Gimeno, «Sociolingüística: un modelo teórico», Boletín de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, 7 (1979), págs. 125-168. 5 Curso de lingüística general, Buenos Aires, Losada, 1945, cap. III. 6 Véase H. López Morales, «Hacia un concepto ... », art. cit., págs. 116-120. 7 Véase E. Ardener y otros, Antropología social y lenguaje, Buenos Aires, Paidós, 1976. 8 Véase H. López Morales, Sociolingüística, cit., cap. I.
Reglas del método sociolingü{stico
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la psicología o la psicología social 9 • El pastel que hay que repartir es demasiado pequeño para tantos y tan voraces comensales. Fruto de la divergencia teórica es la dispersión metodológica. Las formas de trabajar en sociolingüística son muy diversas, por lo que rara vez pueden compararse los datos y los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por autores diferentes 10 • Además, llama la atención el extraordinario valor que se atribuye a las técnicas de análisis, que frecuentemente son consideradas como el «método» por antonomasia de una investigación. Las técnicas son tan sólo un eslabón en la cadena de la metodología de un estudio. La búsque~a de un método esencial a la teoría sociolingüística se ve dificultada finalmente por la «metodolatría». Meter los datos a empellones entre las frías rejas de un análisis factorial o poner los aspectos metodológicos muy por encima de los teóricos o del propio objeto de estudio va en el sentido contrario de lo que debe ser el método, esa cartesiana «marcha racional del espíritu para llegar al conocimiento de la verdad» 11 • Porque el culto al método o incluso a la simple técnica de análisis convierte la investigación en un puro ritual inflexible e incapaz de adaptarse a las necesidades concretas de cada uno de los elementos que conforman el objeto. Un cálculo de regresión múltiple o un test -de Pearson no dan cuenta por sí mismos de la bondad y la calidad de un trabajo. Hasta el momento, y debido en parte a la maraña de complicaciones que escuetamente se ha presentado, los intentos de fijar las reglas más elementales del método sociolingüístico han sido escasos y de alcance restringido. Antes de 1985, el más notable de todos 9 Sirva como ejemplo la obra de E. Goffman, de la que podemos destacar, Relaciones en público, Madrid, Alianza, 1979. 10 Esto ha ocurrido, por ejemplo, en la llamada etnografía de la comunicación. Cf. la obra de R. Bauman y J. Sherzer, Explorations in the Ethnography of Speaking, Cambridge, CUP, 1974. 11 Recordemos el título completo de la obra de Descartes: «Discurso del método para bien dirigir la razón y buscar la verdad en las ciencias».
Metodología sociolingüística
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ellos fue el trabajo de William Labov titulado «El estudio del lenguaje en su contexto social» 12 • Posee como característica principal la heterogeneidad, porque se nos presentan problemas teóricos, implicaciones entre la teoríá y la metodología, y se da cuenta de algunos de los escollos más difíciles de salvar en cualquier investigación sociolingüística: el estudio dellénguaje cotidiano, las observaciones sistemáticas y asistemáticas, la correcta interpretación de los marcadores sociolingüísticos o las reglas variables 13 • Por lo demás, las consideraciones concretas han de buscarse en la inmensidad del océano bibliográfico de nuestros tiempos, en el que sobresalen, junto al de Labov, los nombres de Lesley Milroy y Robert Shuy 14 • La intención de este capítulo es esbozar las reglas más elementales y constantes en la metodología sociolingüística. Para ello utilizaremos un guía de excepción: Émile Durkheim. La simplicidad· de sus «reglas del método sociológico» las hace idóneas para su adaptación a la sociolingüística. Durkheim presenta. cinco grupos de reglas: 1) Reglas relativas a la observación de los hechos sociales. 2) Reglas relativas a la distinción de lo normal y de lo patológico. 3) Reglas relativas a la constitución de los tipos sociales. 4) Reglas relativas a la explicación de los hechos sociales. 5) Reglas relativas a la administración de la prueba.
12
Modelos sociolingüísticos, Madrid, Cátedra, 1983, págs. 235-324. Prácticamente toda la obra está impregnada de una cierta intención metodológica. 13 El modelo de Labov no está exento de debilidades; algunas de ellas son razonablemente «denunCiadas» por J. A. Villena Ponsoda: «Variación o sistema. El estudio de la lengua en su contexto social: William Labov», l. Analecta Malacitana, VII (1984), págs. 267-295; II. Analecta Malacitana, VIII (1985), págs. 3-45. 14 L. Milroy, Observing and Analyzing Natural Language, Oxford, Blackwell, 1987. R. Shuy, W. Wolfram y W. Riley, Field Techniques in an Urban Language Study, Washington, D. C., CAL, 1968.
Reglas del método sociolingüístico
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Pero ello requirió dar un paso previo: la definición del concepto de «hecho social», que en nuestro caso debe ser el concepto de «hecho socio lingüístico» 15 • Suele definirse hecho o acto sociolingüístico como cualquier acto de comunicación lingüística en cuya construcción, emisión o interpretación intervienen factores sociales y contextuales. Sabido 'es que cualq\lier enunciación puede ser analizada desde la lingüística exclusivamente ,(análisis fonético y fonológico, morfosintáctico, léxico), sin que eso implique la consideración de los factores sociales que la circundan o determinan, por muy social que sea el lenguaje. Sabido es que la comunicación puede ser interpretada desde un punto de vista sociológico, sin que esto implique la consideración de factores lingüísticos, por muy lingüística que sea la propia comunicación. El hecho sociolingüístico aúna necesariamente los dos tipos de factores. Ahora bien, la definición ofrecida acoge prácticamente cualquier hecho de lenguaje, ~s decir, salvo ciertas interjecciones, cualquier hecho lingüístico sería un hecho socio lingüístico. Si esto es así, la sociolingüística no tendría un objeto de estudio propio. Se hace necesario restringir aún más la definición. Si siguiéramos paralelamente a Durkheim 16 , el hecho sociolingüístico tendría dos caracteres distintivos esenciales: l. 0 ) 2. 0 )
Su exterioridad en relación con las conciencias individuales. La acción coercitiva que ejerce, o es susceptible de ejercer, sobre estas mismas conciencias.
Cuando un individuo saluda, se despide o pregunta por la salud, está obedeciendo unas normas o unas costumbres establecidas fuera de él 17 • El hablante puede expresar voluntariamente estos
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Véase W. Labov, What is a Linguistic Fact?, Lisse, Peter de Ridder Press, 1975. Op. cit., págs.' 62-74. 17 Véase F. Moreno, «Sociolingüística de los ·rituales de acceso en una comunidad rural», Lingüística Española Actual, VIII (1986), págs. 245-267. 16
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Metodología sociolingüística
actos, pero están sujetos a normas exteriores. Estas conductas .l~n güísticas se imponen al individuo, y el instrumento que se ut~bza para ello es la educación. El1 conjunto de reglas que deter~man la conducta sociolingüística recibe el nombre de «competencia comunicativa)> 18 • Esta concepción del «hecho» ha sido duramente refutada por Eugenio Coseriu 19 : no niega que la lengua sea un «hecho social», sino que los hechos sociales sean exteriores a los individuos. No existen hechos extraindividuales, sino interindividuales. Goseriu recupera el valor de la individualidad, de la creatividad lingüística del individuo 20 , frente a las propuestas de la sociología de Durkheim e incluso de la lingüística de Saussure. Los planteamientos de la sociolingüística norteamericana están más cerca de las posturas sociológicas (no las de Durkheim estrictamente), porque sus propuestas parten de nociones de una dimensión mayor que la que tiene el «individuo» (comunidad, clase social, grupo, etc.) 21 • Pero no es nuestro deseo ceñirnos a posiciones teóricas concretas, si bien es grande la dificultad de deshacer un entramado epistemológico. Para nuestros intereses, al margen de posiciones más individualistas o más sociológicas, definiremos el hecho sociolingüístico como un hecho lingüístico en su contexto social, como el fruto de 22 la relación entre una estructura social y una estructura lingüística •
1s Para el concepto de «competencia comunicativa», véase.D. H. Hymes, «On Communicative Competence>r, en J. B. Pride y J. Holmes, Sociolinguistics, Harmondsworth, Penguin Books, 1972, págs. 269-293. 19 Sincronía, diacronía e historia, 2. a ed., Madrid, Gredos, 1973. 20 Op. cit., págs. 34 y ss. . 21 Véase A. Pisani, La variazione linguistica, Milano, Franco Angeh, 1987. 22 Es hecho demostrado la autonomía de las estructuras lingüísticas Y las estructuras sociales aunque no se ha visto libre de duras críticas; P. Kay, «Variable Rules, Community ~rammar and Linguistic Change», en D. Sankoff, Linguistic Variation, New York, Academic Press, 1978, págs. 71-84.
Reglas del método sociolingüístico
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1.1.
REGLAS DE. RECOGIDA DE DATOS
El primer grupo de reglas al que haremos referencia se corresponde con lo que Durkheim denominó «Reglas relativas a la observación de los hechos sociales» 23 • Las «reglas de observación de los hechos sociolingüísticos» pueden quedar formuladas de la manera siguiente: REGLA l. a: El investigador debe dejar a un lado cualquier noción previa. REGLA 2. a: El objeto de la investigación deben constituirlo fenómenos definidos por unos caracteres exteriores, comunes y constantes. REGLA 3. a: Los hechos socio lingüísticos no deben ser confundidos con sus manifest~ciones individuales. REGLA 4. a: Los hechos han de ser observados utilizando la técnica más adecuada a cada caso. La generalidad que puede apreciarse en cada una de estas reglas es intencionada. Las posiciones teóricas son tan dispares y la cantidad de posibles objetos de estudio concretos es tal que ño podemos atar las manos del investigador con demasiada fuerza. Ahora bien, esto no es óbice para disponer unos esquemas fundamentales que garanticen la fiabilidad del estudio y la posterior comparación de los datos observados. Esa misma generalidad aconseja comentar algo más extensamente la fría rigidez de cada norma. REGLA l. a: El investigador debe dejar a un lado cualquier noción previa. El concepto de «noció~_previa» acoge cualquier idea, creencia e incluso experiencia a las que ·se atribuye un valor superior al de 23
Op. cit., págs. 49 y sigs.
28
Metodología sociolingüística
los hechos mismos. Las nociones previas o prenociones,. según las denominó Bacon 24 , son fruto de la reflexión del hombre sobre cualquier fenómeno y son anteriores al conocimiento científico de esos fenómenos. El sociolingüista debe considerar los hechos sociolingüísticos como simples hechos, como cosas ajenas a su persona y no como conclusiones de una primera reflexión. Lo peor que puede ocurrirle a un investigador científico es dejar que su trabajo se vea influido por afinidades, antagonismos y, por qué no, pasiones personales. Los hechos deben ser tratados como algo objetivo, como si fueran contemplados por vez primera. REGLA 2. a: El objeto de la investigación deben constituirlo fenómenos definidos por unos caracteres exterio?:_~S, comunes~ y constantes.
Es ésta la primera norma formulada en términos positivos y por ello ha de ser tan sencilla como esencial. Su finalidad última es garantizar la homogeneidad de los datos que han de ser observados y analizados. Una mínima reflexión nos hace ver que la norma, como otras que aquí irán surgiendo, no es exclusiva de la sociolingüística, ni tiene por qué serlo. Estamos ante una ley fundamental de la investigación científica y como tal viene aplicándose (y violándose) desde hace decenios. La sociolingüística, en este punto, se ha «aprovechado» de la experiencia acumulada tanto en las Ciencias Naturales como en las Ciencias Sociales. Establece la norma que los caracteres que definen los fenómenos deben ser exteriores, comunes y constantes. El adjetivo exteriores se refiere a caracteres objetivos, que puedan ser observados a simple vista, sin necesidad de profundizar en la esencia del hecho, tarea que deberá llevarse a cabo una vez que los datos hayan sido analizados. Pero, quede claro que la exterioridad y objetividad de un rasgo no impiden en
24
Novum Organum, I, 26.
Reglas del método sociolingüístico
29
modo alguno su inherencia al fenómeno. Los caracteres deben ser también comunes a todos los elementos que conforman un fenómeno: los hechos que reciben un mismo tratamiento analítico deben poseer al menos un rasgo en común. Por último, los caracteres deben ser constantes en el aspecto que se esté estudiando, porque de otra forma podría hacerse imposible la comparación de unos datos con otros. Pongamos un ejemplo: el estudio del fonema /s/ en una determinada zo,na del español del sur de España. La fase de observación no requiere que se aborden factores tan esenciales como puedan ser el estudio de la correlación a la que pertenece 0 de sus posibles alófonos; hay que atender, en primer lugar, a caracteres tangibles, esto es, exteriores, como los contextos en que aparece (posición inicial de sílaba, posición final de sílaba, la vocal que constituye el núcleo silábico, etc.). REGLA 3. a: Los hechos sociolingüísticos no deben ser confundidos con sus manifestaciones individuales.
Se trata de_ una norma que es indispensable para que un hecho pueda ser visto como tal. Sin embargo, no es fácil acatarla, en contra de su apariencia, porque ello exige que . el investigador dé un salto cualitativo hacia el que no siempre se tiene una buena disposición de ánimo. La dificultad nace de una vieja paradoja, la paradoja saussuriana, que fue formulada por Labov con estas palabras: el aspecto social del lenguaje es estudiado observando a cada individuo, pero el aspecto individual sólo se capta observando el lenguaje en su contexto social 25 •
La sociolingüística en sus primeros años dio la impresión de haber salvado esta paradoja, pero no ha logrado verse libre de contradicciones. Una de ellas es la paradoja del observador: 25
Véase «El estudio del lenguaje en su contexto social», art. cit., pág. 238.
Metodología sociolingüística
30
el objetivo de la investigación lingüística de la comunidad ha de ser hallar cómo habla la gente cuando no está siendo sistemáticamente observada y sin embargo nos.otros sólo podemos obtener tales datos 26 mediante la observación sistemática •
Siguiendo la definición de «hecho social» de Durkheim, los hechos sociolingüísticos serían exteriores al individuo, pero sólo pueden ser observadosenindividuos concretos. Posteriormente, es posible atender al conjunto de los datos recogidos en un gr~po social, pero sin olvidar que un hecho sociolingüístico no es una suma de conductas individuales. 4. a: Los hechos han de ser observados utilizando la técnica más adecuada a cada caso. REGLA
No tiene sentido, en sociolingüística, utilizar un mismo patrón, una misma técnica con cualquier tipo de datos lingüísticos. Por supuesto que puede un investigador aplicar tan sólo una técni,ca .en todos sus trabajos, pero ha de ser consciente de que esa tecmca sólo se adecua a unos casos muy concretos Y de que sobrepasar esos límites deteriorará el valor de sus resultados. Aún no ha llegado el momento de de~cribir cuáles son las técnicas de observación utilizadas en socio lingüística, pero sí cabe anticipar, tal Y como sugirió Willems en 1969 27 , que las estrategias pueden ser clasificadas por el grado en que el investigador estructura la observación. Estas técnicas constituyen un continuum en cuyos polos se encuentran, por un lado, aquellas técnicas que suponen una nula o escasa estructuración (el investigador no trata de seleccionar los datos Y da más valor a la información cualitativa) y, por otro, aquellas que
Reglas del método sociolingüístico
poseen una rígida estructuración (el investigador selecciona qué conductas quiere estudiar y cómo lo va a hacer; normalmente prescinde de criterios cualitativos para dar mayor realce a los cuantitativos, o bien· pretende llegar a los primeros a través de los seg~ndos). Los procedimientos utilizados más frecuentemente para la recogida de datos sociolingüísticos son la observación directa, los cuestionarios y entrevistas y los métodos proyectivos o indirectos. Todos ellos se pueden situar en distintos puntos del continuum al que nos hemos referido. El segundo conjunto de reglas metodológicas que distingue Émile Durkheim incluye aquéllas encaminadas a distinguir lo normal de .lo patológico 28 • Hemos intentado realizar el ejercicio de adaptarlas al ámbito de la sociolingüística, pero al punto han surgido obstáculos insalvables. El primero ha sido el de la denominación: hablar de hechos patoló~icos en lingüística a estas alturas del siglo xx es, cuando menos, un anacronismo. En segundo lugar, Durkheim afirmaba que «la observación ... confunde dos órdenes de hechos, muy desiguales en ciertos aspectos: los que son todo lo que deben ser y los que deberían ser de otra manera de como son» 29 • En lingüística, y concretamente en sociolingüística, ¿cuáles son los hechos que deben ser y cuáles se alejan de la ortodoxia? Al parecer, en sociología sí hay hechos «patológicos» objetivos, por ejemplo, la incidencia de una enfermedad en una población. En lingüística, lo patológico sería lo que se aleja de la norma, pero ¿qué norma servirá para distinguir lo bueno y lo malo, lo que debe de lo que no debe ser?, ¿la dictada por la Academia, la que se ajusta al criterio de gramaticalidad en el generativismo, la norma en el sentido descrito por Coseriu? 30 • Estamos ante una pregunta sin respuesta, 28
Op. cit., págs. 77 y sigs. Op. cit., pág. 77. 30 Los problemas que plantea el concepto de «norma» han sido tratados en el «XVI Simposio de la Sociedad Española de Lingüística (Norma y uso)», Madrid, 10-19 de diciembre de 1986. Los resúmenes de las comunicaciones se publican en Revista Española de Lingüística, 17-1 (1987). 29
26
ibid., pág. 266.
«Planning a Rationale for Naturalistic Research», en E. P · Willems Y H. L. Raush (eds.), Naturalistic Viewpoint in Psychological Research, New York, Holt, 27
1969.
31
Metodología sociolingüística
32
sobre la que más adelante reflexionaremos. Dentro de la sociolingüística sí es posible pensar en la corrección y en la incorrección, pero en la emisión de tales ;juicios hay que tener en cuenta una 31 variable elemental: la actitud lingüística del hablante • El problema está en que hay casi tantas actitudes como hablantes, por lo que establecer unas reglas generales serviría de muy poco. Las reglas durkheimianas relativas a la distinción de lo normal y lo patológico incluyen un importante factor: el diacrónico o evolutivo, lo que automáticamente nos hace pensar en el estudio del cambio lingüístico 32 • Sin embargo, éste de ninguna manera puede regirse por unas leyes rígidas, como la que dicta Durkheim, porque los cambios no se producen de forma semejante en las distintas sociedades, aunque en determinados casos sea posible poner en relación un cambio lingüístico con las condiciones generales de la vida colectiva 33 •
1.2.
REGLAS DE ANÁLISIS
La recogida de los datos da paso a una nueva etapa en el proceso investigador: el análisis de la información observada. Dentro de las múltiples facetas que encierra el análisis, destaca por su relevancia la constitución de los tipos sociolingüísticos, de ahí que se im31 Sobre actitudes lingüísticas, véanse:. R. Agheyisi y J. A. Fishman, «Language Attitude Studies», Anthropological Linguistics, 12 (1970), págs. 137-157; R. Shuy y R. Fasold (eds.), Language Attitudes: Current Trends and Prospects, Washington, GUP, 1973; E. Bouchard Ryan y H. Giles, Attitudes towards Language Variation, London, Edward Arnold, 1982; R. L. Cooper (ed.), International Journal oj the Sociology oj Language, 3 (1974) y 6 (1977); M. Alvar, «Actitud del hablante Y sociolingüística» (1977), ahora en Hombre, etnia, estado, Madrid, Gredos, 1986,
págs. 13-36. 32 Op. cit., págs. 90-91. . 33 Véase w. Labov, «La base social del cambio lingüístico», Modelos sociolingüísticos, cit., págs. 325-400.
Reglas del método sociolingüístico
33
ponga proponer unas normas generales que garanticen su correspondencia con la realidad. Téngase en cuenta que, aunque, de una forma u otra, casi todo estudio sociolingüístico tiene como finalidad la constitución de tipos, no es una tarea totalmente generalizada. Llamamos aquí «tipo» o «clase» a cualquier serie de elementos (lingüísticos o extralingüísticas) que pueden ser sometidos a un mismo tratamiento por poseer uno o más rasgos en común. Pensamos, por ejemplo, en tipos, sociológicos, como los constituidos por individuos de una edad, un sexo y un grado de instrucción determinados; .pensamos en tipos lingüísticos, como el conjunto de variantes que se reconocen para el estudio de una variable precisa; pensamos en tipos sociolingüísticos, como el que forman los fonemas realizados con unas variantes por una clase de hablantes y con otras variantes por otra clase diferente de hablantes. La construcción de clases suele exigir la presencia de una fase instrumental de gran importancia que consta, a su vez, de tres pasos 34 : 1) La codificación de las respuestas obtenidas en las encuestas o en las observaciones. 2) La tabulación de los datos. 3) Aplicación de técnicas estadísticas. La utilización de cómputos estadísticos en la investigación soci.olingüística está proporcionando resultados sorprendentes. Según Ralph Fasold 35 , tal vez sea en el campo de la comprobación de las hipótesis donde la estadística esté dando sus mayores frutos; en él destacan cuatro pruebas: x 2 , test de Student, el análisis de varianza y la correlación 36 • La importancia de estos tests y de los 34 Véase C. Selltiz, L. S. Wrightsman y S. W. Cook, Métodos de investigación en las relaciones sociales, 9. a ed., Madrid, Rialp, 1980, cap. XIV. 35 The Sociolinguistics of Society, Oxford, Blackwell, 1984, págs. 85-112. 36 Véase Fasold, op. cit., págs. 94-110, y Ch. Muller, Estadística lingüística, Madrid, Gredos, 1973. SOCIOLINGÜÍSTICA.-
3
Metodología sociolingüística
34
otros cálculos estadísticos es tal que merecen la formulación de dos reglas básicas: REGLA l. a: El análisis estadístico debe cumplir' entre otros, dos fines: a) describir y resumir los datos; y b) hacer es~ timaciones de significación y de fiabilidad. REGLA 2.a: La estadística debe ser considerada como un mero instrumento, nunca como un fin en sí misma. Lógicamente, la constitución de un tipo socioli_nguísÚco depende siempre de la elección de un criterio. Para Durkheim, la distinción entre lo normal y lo patológico permite constituir los tipos sociales 37 • En el campo de la sociolingüística, no puede ofrecerse un solo criterio tipificador o clasificador, pero sí pueden presentarse unas reglas básicas para llevar a cabo una clasificación indepen38 dientemente del criterio elegido : REGLA 3. a: El conjunto de tipos o categorías socio lingüísticas se ajustará a unos mismos principios o criterios. REGLA 4. a: Los tipos o categorías de cada conjunto serán mutuamente excluyentes. REGLA 5. a: El conjunto de tipos será exhaustivo, esto es, cada elemento deberá encuadrarse en uno de ellos. La constitución de tipos sobre hipótesis previas y sobre materiales recogidos con una técnica estructurada no suele presentar ningún problema, puesto que los criterios, normalmente, se fijan de antemano. En cambio, es más complicado hacer clasificaciones sobre materiales que no han sido seleccionados en su observación. Las técnicas no estructuradas resultan especialmente útiles para crear las hipótesis. Supongamos que queremos realizar un estudio sobre el español en su registro familiar o coloquial 39 • Si los materiales 37
Op. cit., pág. 103.
38
Reglas basadas en Selltiz et al., op. cit., pág. 625 · Véase, por ej., W. Beinhauer, El español coloquial, 3. a ed., Madrid, Gredos,
39
1978.
Reglas del método sociolingüístico
35
los hemos recogido con una grabadora y según una técnica no estructurada, la audición ·o la lectura de la transcripción deben pro-· porcionar unas pistas que permitan plantear las primeras hipótesis de trabajo. Pero ¿cómo descubrir las pistas? Una de las formas más objetivas y fiables es comparar los materiales del registro coloquial con materiales procedentes de un registro formal y de hablantes de características sociológicas diferentes. Otra forma de llegar a formular hipótesis sobre datos no seleccionados es apelar al sentido común o a las dificultades teóricas que pueden presentar los informantes y los enunciados. No hace falta extenderse sobre la cantidad de información que no puede ser aprovechada con el sistema no estructurado, aunque, por el contrario, es capaz de ofrecernos datos que jamás podrían haber sido recogidos con un cuestionario. La constitución de tipos sociolingüísticos se ajusta en la mayo~ ría de los casos a lo que ·se denomina «estratificación sociolingüística». William Labov y sus seguidores descubren los estratos sociolingüísticos de una comunidad de habla atendiendo a las llamadas variables__ socio[ingijísticas, es decir, variables de naturaleza lingüística que están relacionadas con alguna v~riable no lingüística del contexto social (hablante, receptor, público, etc~). Los rasgos lingüísticos que se estudian se denominan indicadores y las variables sociolingüísticas más desarrolladas suelen recibir el nombre de marcadores 40 • Es bien conocido que la estructura lingüística y la estructura social de una comunidad de habla no tienen por qué coincidir, pero hemos de añadir que la estratificación socio lingüística no tiene por qué derivar de la suma de las estructuras anteriores, aunque esté relacionada con ambas. Pero aún no es el momento de detenernos en aspectos metodológicos de escuelas concretas. Si -J!~t·
40 Estos conceptos aparecen tratados en W. Labov, «El estudio del lenguaje en su contexto social», art. cit., pág. 229. Véase para metodología usada en la primera época, «Sorne Principies of Linguistic Methodology»; Language in Society, 1 (1972), págs. 97-120.
Metodología sociolingüística
36
nos hemos interesado por algu:q.os principios básicos de la técnica de estratificación de Labov es .porque tal vez sea la más utilizada en la sociolingüística mundial,/ incluida la realizada sobre la lengua española 41 •
1.3.
REGLAS DE INTERPRETACIÓN
La interpretación de los hechos sociolingüísticos, o la explica42 ción de los hechos, como prefirió escribir Durkheim , es la fase culminante del proceso investigador. Normalmente, la interpretación nos va a venir dada por todos los pasos anteriores, pero especialmente por la finalidad del estudio y el análisis realizado. Podemos formular una regla en los términos siguientes: l. a: La interpretación estará en correspondencia con la finalidad del estudio y el análisis de los datos.
REGLA
!
Los ser los a) b) e)
fines más corrientes de los· estudios sociolingüísticos suelen cuatro que exponemos a continuación: Avanzar en el conocimíento de algo. Describir las características de un grupo. Determinar la frecuencia de algo· o de ese algo en relación con otro u otros factores. 43 d) Comprobar hipótesis de relación causal entre variables •
Los trabajos orientados a «avanzar en el conocimiento de algo» suelen denominarse estudios exploratorios. No suelen ser investigaciones exhaustivas, porque tan sólo pretenden llegar a formular alguna hipótesis o tomar un primer contacto con hechos que poste41 Véase, por ejemplo, H. López Morales, Estratificación social del español de San Juan de Puerto Rico, México, UNAM, 1983. 42 Op. cit., pág. 117 y sigs. 43 Véase Selltiz et. al., op. cit., págs. 132-133.
Reglas del método sociolingüístico
37
riormente serán estudiados en profundidad. Las descripciones de las características sociolingüísticas de grupos o comunidades de habla pueden ajustarse a ciertas hipótesis. Este tipo de estudios es el que más se ha hecho en España (por ej., las tesis de Borrego 44 , M o1ma , 45 , G omez . 46). Muchas investigaciones intentan' Etxe b arna determinar frecuencias a la vez que describen los caracteres de un grupo, aunque son tareas que no tienen por qué ir parejas. La determinación de frecue:t;tcias para obtener con posterioridad probabilidades es uno de los fines de los estudios variacionistas o de la regla variable: su intención es incorporar un componente probabilístico a la «competencia lingüística» 47 • Por último, en cuanto a la comprobación de hipótesis de relación causal entre variables es un objetivo que tiene una larga tradición tanto en sociología c;mo en lingüística y en sociolingüística. La relación causal exige una variación conjunta de la causa y lo causado y la clara separación de los conceptos de función y causa. El análisis realizado sobre los datos también va a determinar la naturaleza de la interpretación, porque uno y otro proceso están , . 1'1gados 48 . Ahora bien, la relación entre el análisis y mtlmamente la interpretación de los resultados puede presentar notables diferencias de una investigación a otra. Estudiar esas relaciones suele ser más complicado en los trabajos exploratorios (tipo a) que en los . 1es (tipos . expenmenta b, e y d) 49 . Pero, al margen del papel determinante de la finalidad del estudio y del tipo de análisis en la interpretación, ésta tiene sus caracteres propios: a través de ella se suele poner en relación los datos analizados con otros aspectos conocidos 44
Sociolingüística rural, Salamanca, Univ. de Salamanca, 1981. Sociolingüística urbana, Salamanca, Univ. de Salamanca, 1985. 46 Estudio sociolingüístico de la comunidad de habla de Sagunto, Valencia, Institució Valenciana d'Estudis i Investigació, 1986. 47 Véase N. Chomsky, Aspectos de la teoría de la sintaxis Madrid, Aguilar, 1970, págs. 5-11. ' 48 Véase Selltiz, op. cit., págs. 611-617. 49 !bid., págs. 132-164. 45
Metodología sociolingüística
38
y es en ella en la que debemos apordar los factores internos, esenciales, que habíamos dejado a un lado para la observación de los 1 datos. De tal forma, que toda interpretación debe ajustarse a las siguientes reglas: 2. a: Mediante la interpretación hay que establecer la con-. tinuidad en el proceso investigador general, poniendo en re·) lación los resultados del estudio con los de otros. REGLA 3. a: La interpretación debe establecer conceptos aclaratorios. REGLA
CAPíTULO
II
LA RECOGIDA DE MATERIALES
La finalidad de la primera regla se ve complementada por el conocimiento de la bibliografía relacionada con el mismo asunto 50 • La importancia de lo personal, de lo subjetivo, en la interpretación es tal que no pueden darse más normas. Con las que se han ofrecido se garantiza la homogeneidad y la coherencia internas del proceso investigador, a la vez que éste se pone en línea con otras investigaciones afines. Sólo así la comparación es posible, sólo así los pasos de una persona pueden ser de plena utilidad para otra, porque los avances se consiguen a mitad de camino entre la tradición y la originalidad. 50
De los grupos de reglas presentados por Durkheim, hemos prescindido de las «Reglas relativas a la distinción de lo normal y lo patológico» y de las «Reglas relativas a la administración de la prueba». La primera supresión ya ha sido justificada. La segunda se 1debe a que Durkheim propone como único método sociológico el de las relaciones causales. Restringir tanto el punto de mira no tiene sentido en la sociolingüística actual.
._ Toda investigación, también la sociolingüística, debe proyectarse sobre una serie previa de interrogantes, a la que paulatinamente h,c:L~fá que dar explicaciones satisfactorias: ¿qué hacer?, ¿acerca de _q.ll~" hª~~rJg?, ¿para qué hacerlo? y ¿cómo hacerlo? Todas--estas preguntas están íntimamente imbricadas; sin embargo, los comentarios que deseamos presentar exigen que se consideren separadamente. Se provocará así una situación forzada, en cierto modo irreal, aunque necesaria para el análisis detenido. El primer paso que hay que dar es preguntarse ¿qué hacer? y ¿para qué hacerlo? Ello supondrá en muchos casos plantear una o varias hipótesis de trabajo que deberán ser admitidas o rechazadas, procurando que en una y otra circunstancia se pueda avanzar en el conocimiento de los hechos sociolingüísticos. La metodología de cualquier estudio afecta directamente al «¿cómo hacerlo?» y, dentro de la sociolingüística, el primer paso para dar cuenta de ello es establecer la técnica (o las técnicas) de recogida de datos que se va (o van) a emplear. El surtido de técnicas que se presentan ante el investigador es amplio y variado. La elección de la correcta dependerá de la finalidad de la investigación Y del tipo de análisis al que se someterán los datos, pero sobre todo de la propia naturaleza de esos datos. Los materiales que se
Metodología sociolingüística
40
han de recopilar serán, por definición, lingüísticos y sociológicos, si bien se necesitará precisar cuáles son los que más interesan. No obstante, el primer objetivo está formulado: habrá que buscar entre las técnicas que habitualmente emplean la lingüística y la sociología y, por supuesto, entre las técnicas híbridas que se han desarrollado desde los inicios de la socio lingüística 1 • La deuda que la metodología sociolingüística ha contraído ,con estas disciplinas es cuantiosa en sendos casos, pero de desigual envergadura en lo que a recogida de materiales se refiere. El método sociológico ha legado muchos de sus artificios 'técnicos: procedimientos de estratificación social, nociones fundamentales de dinámica de grupos, criterios de representatividad social, etc., sin olvidar que no es poco lo que la sociología, y por ende también la sociolingüística, debe a la estadística en este mismo sentido. Ahora bien, la metodología sociolingüística no es más que un eslabón de la ya larga cadena en la que se siguen y enlazan metodologías lingüísticas; en otras palabras, el método sociolingüístico está insertado en la tradición lingüística y por tanto responde a requerimientos y necesidades de la investigación lingüística. Es en esta tradición donde la sociolingüística se ha presentado como algo innovador. Para conseguirlo se ha servido, lícitamente, de muchos conocimientos de la sociología, sin que ello haya supuesto para esta última más avance que el de ver ampliado su radio de acción hacia unos ámbitos a los que no tenía acceso por desconocimiento de los principios que rigen la lingüística teórica. Hasta el momento, sin ánimo de despreciar las excepciones notables, la · sociolingüística ha sido cosa de la lingüística y de los lingüistas.
1
Recogida de materiales
2.1.
2.1.1.
CONCEPTOS Y PROBLEMAS PREVIOS
DIALECTOLOGÍA Y MATERIALES SOCIOLINGÜÍSTICOS
En gran parte, el nacimiento y desarrollo de la sociolingüística se debe a las muchas ip.cursiones exploratorias que se han realizado desde la dialectología. Puede decirse que la metodología de la primera es resultado parcial de una desgajadura de la segunda. Bien se sabe que los acontecimientos que llevan al surgir y declinar de las disciplinas científicas o de sus métodos ni son fruto del azar ni se producen como respuesta a un solo estímulo: los primeros pasos de la nueva sociolingüística -al inicio de los años sesenta, como ya se ha dicho- fueron consecuencia directa de un cúmulo de factores que hemos enumerado en otro lugar 2 • Sin embargo, no podemos minimizar la importancia de la geografía lingüística en este sentido. Existen argumentos que así lo hacen ver y por ello les prestaremos atención. Antes es conveniente recalcar que las actividades de los dialectólogos en los siglos XIX y xx se han repartido en dos camp~s: ..~1 del estudio de territorios que atienden a múltiples localidades (indl!!i!!.9i~~aquíJos atlas lingüísticqs) y -~Ld~l estudio monográfico de ~!">!~~}~.~~l~s. Ambos tienen puntos en común innegables, ..pero están bien diferenciado..s. Los estudios de territorios permiten, entre otras muchas cosas, establecer las fronteras de diversos hechos lingüísticos, denominadas «isoglosas»; las monografías describen muy detallada y extensamente los caracteres de un habla local. La dialectología en conjunto ha recibido reproches de los sociolingüistas que deberían haber sido dirigidos, de ser necesario, hacia una de sus partes: la de las monografías locales. En éstas cobra todo su
Con esto no se quiere decir que la sociolingüística sea un híbrido de lingüística
y sociología. Véase H. López Morales, «Introducción» de Dialectolog{a y sociolin-
gü{stica. Temas puertorriqueños, Madrid, Hispanova, 1979, págs. 17-18.
41
2
Cap. 1 de Sociolingü{stica en EE.UU. (1975-1985), Málaga, Ágora, 1988.
Metodología sociolingüística
42
sentido el método sociolingüísticq; en los otros es talla envergadura metodológica, que el dar cuenta de unos aspectos (los diatópicos) justifica el sacrificio parci~l de otros (los diastráticos) siempre y cuando se observe una estricta coherencia metodológica. No obstante, las incursiones a las que al inicio de este epígrafe hemos alu-:-. dido las encontramos en las dos ramas. Una de las más destacadas se produjo dentro de la escuela de Ginebra, creada por Jules Gilm:ron (recordemos, defensor a ultranza del informante único, quien, por tanto, no entra en consideraciones sociales) y fue hecha por Jakob Jud y Karl Jaberg en su Sprach- und Sachatlas Italiens und der Südschweiz 3 (Atlas Ita/o-Suizo, AIS) al encuestar a individuos de diferentes edades y posiciones sociales dentro de las comunidades más populosas 4 • Mucho antes de la aparición del AIS, el dialectólogo británico Alexander J. Ellis publicó una obra titulada The Existing Phonology of English Dialects (1889) 5 , virtual quinta parte de On Early English Pronunciation, cuyos cuatro primeros volúmenes salieron a la luz entre 1869 y 1874. En rigor, no puede decirse que Ellis pretendiera con su trabajo adentrarse en la «sociología lingüística», ·como así había sido la voluntad expresa de Jud y Jaberg, pero lo hizo, en su deseo de cultivar la más pura dialectología. Ellis estudió las variedades dialectales de 1.145 localidades. Muchas de ellas eran importantes ciudades industrializadas cuyo estudio ofrecía muchas lagunas metodológicas a finales del XIX. De ahí que Ellis, buscando el «dialecto auténtico» (real dialect), decidiera prestar atención exclusivamente a la clase trabajadora, único reducto donde, al parecer, podía encontrarse. De este modo, se había pasado de describir 3
Zofingen, Ringier, 1928-1940. Véase. M. Alvar, «Karl Jaberg y la geografía lingüística», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, XXIX (1973), págs. 301-312. Del mismo K. Jaberg, Sprachgeographie. Beitrag zum Verstiindnis des Atlas Linguistique de la France, Aarau, SauerHinder, 1908. 5 London, Trübner. 4
Recogida de materiales
43
el habla de una localidad, frente a la de otras, a describir el habla de una clase social. Curiosamente, los sociolingüistas anglosajones no han visto un interés sociológico en la decisión de trabajar con campesinos, decisión tomada por una geografía lingüística que también buscaba el real dialect. La ~special configuración socio-demográfica de Estados Unidos llevó a los dialectólogos a las fronteras de la sociología, aunque en fechas más recientes. El primer intento de realizar una labor de geografía lingüística fue encabezado por Hans Kurath. El proyecto fue elaborar un Atlas Lingüístico de Estados Unidos y Canadá. La tarea se repartió en atlas de menores extensiones, de los que el único que ha llegado a buen puerto es el Atlas Lingüístico de Nueva Inglaterra 6 , dirigido por el propio.Kurath 7 • La intención de este geolingüista fue incorporar a sus encuestas sistemáticamente consideraciones de tipo social:. se entrevistaba a varios informantes de distintas características sociológicas. Para ello pasó largo tiempo aprendiendo y aprovechando las experiencias acumuladas en el AIS por sus directores, Jud y Jaberg, y por uno de sus principales exploradores, P. Sheuermeier. Las diferencias existentes entre el trabajo de los europeos y el del americano nacieron casi exclusivamente de las distintas circunstancias que rode~ban a los territorios estu8 diados • Las propuestas de Jud y Jaberg han tenido amplia repercusión en e~ mundo de la geografía lingüística y han sido muchos los atlas que las han asumido, por ejemplo, los atlas regionales
6
H. Kurath et al., Linguistic Atlas oj New England, Providence, Brown U. P., 1939-1943. Véase W. A. Kretzshmar, Jr., «Coníputers and the American Linguistic Atlas», en A. R. Thomas (ed.), Methods in Dialectology, Clevedon, Multilingual Matters, 1988, págs. 200-224. Aquí se pasa revista al estado actual de la geografía lingüística estadounidense, en lo que se refiere a la aplicación de la informática. 7 H. Kurath et al., Handbook oj the Linguistic Geography oj New England, Providence, Brown U. P., 1939. 8 Véase K. M. Petyt, The Study oj Dialect, London, Andre Deutsch, 1980, pág. 44.
Metodología sociolingüística
44
9
españoles dirigidos por Manuel; Alvar • Como conclusión, podemos añadir que las «advertencias» de los dialectólogos sobre la in~\ cidencia de f-ª~~12!~~s sº~ºiªles eJ'l ellen~ua~e se han reali~ad.o princi1 palmente desde una perspectiva cualitativa, no cuantitativa. La dialectología ha recibido numerosas críticas y reproches por parte de la socio lingüística 10 • K. M. Petyt ha resumido estas críti'cas en dos puntos concretos: críticas a la fiabilidad y críticas a lil. validez de los datos 11 • ~ La fiabilidad se pone en duda porque los datos cosechados y las personas que los han proporcionado no son representativos. La estadística moderna y las ciencias que la aplican no conceden fiabilidad a aquellos estudios que, trabajando con fenómenos sociales, no se realizan sobre muestras de poblaciones suficientemente representativas. Consecuentemente, la crítica se hace más dura contra aquellos trabajos dialectales que manejan un solo i!!fP.rmant~ pgr localidad, sobre todo si no se ha seleccionado aleatoriamente, puesto que debe tener unas características establecidas a priori. La valí9
Véase, por ejemplo, Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucia, Granada, CSIC, 196l-1973 (6 vols.). Con la col. de A. Llorente y G. Salvador. Los atlas de M. Alvar siguen la estela del NALF (A. Dauzat, «Le Nouvel Atlas Linguistique de la France par régions. Notre enquete préliminaire. Les premieres lec;:ons de l'expérience», Le Franfaise Moderne, X (1942), págs. 1-10). 10 La mayor parte de las críticas proceden de la sociolingüística anglonorteamericana, que, para hacerlas, sólo toma como referencia ciertos trabajos, cuyas deficiencias son manifiestas. En L. Milroy (Observing ... , pág. 10) leemos: «twentiethcentury dialectology (exemplified by the Survey of English Dialects)». Los defectos de estas encuestas han sido señalados en parte por P. Trudgill (On Dialect, New York, New York U. P., 1983, págs. 52-63). No puede decirse que la Survey of English Dialects sea la ejemplificación perfecta del método dialectal del siglo xx (H. Orton y E. Dieth, Survey of English Dialects. Introduction, Leeds, E. J. Arnold & Son, 1962). 11 Las críticas de Petyt (págs. 110-116) están basadas en G. R. Pickford. Véase nota 20. Véase también J. T. Wright, «Urban dialects: a Consideration of Method», Zeitschrift für Mundartjorschung, 33 (1966), págs. 232-247. J. M. Kirk et al. (eds.), Studies in Linguistic Geography, London, Croom Helm, 1985.
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.: dez de los datos se niega cuando las técnicas de encuesta, la elaboración del cuestionario o el tiempo empleado en la investigación no han sido los adecuados. Señala Petyt que estas críticas, surgidas en gran parte a mediados de siglo, obligaron a muchos dialectólogos a volver su atención hacia la socio lingüística 12 • Cierto que las críticas de las técnicas de encuesta y de los cuestionarios pueden hacerse a numerosas obras dialectales concretas, pero el buen o mal hacer de los investigadores no tiene por qué comprometer la validez general de una disciplina 13 , dejando a un lado el hecho de que cuestionarios de ese tipo también han sido utilizados en sociolingüística 14 y que la misma sociolingüística se enfrenta a graves problemas a propósito de la representatividad de sus muestras.
2.1.2.
TEORÍA Y MÉTODO
La incorporación de la sociolingüística al elenco de actividades de la lingüística ha supuesto un gran avanc~ para ésta en la técnica de recogida de datos y, lo que es más importante, ha vuelto a abrir una etapa de reflexión sobre la metodología y, en general, sobre la epistemología de la ciencia del lenguaje. Desde su nacimiento, la sociolingüística ha ido madurando multitud de aspectos metodológicos, pero no se ha visto un proceso 12
Cf. pág. 115. Véase G. Tuaillon, «Exigences théoriques et possibilités réelles de l'enquete dialectologique», Revue de Linguistique Romane, XXII (1958), págs. 293-316. 14 En la investigación sobre Detroit, Shuy, Wolfram y Riley (Field Tec!miques in an Urban Language Study, Washington, Center for Applied Linguistics, 1968, cap. 5) hicieron uso del cuestionario del Atlas Lingüístico de Estados Unidos y Canadá. Utilizaron la misma técnica de encuesta que en geografía lingüística. Véase B. Bloch, «lnterviewing for the Linguistic Atlas», American Speech, 10 (1935), págs. 9 y sigs.; L. H. Burghardt (ed.), Dialectology: Problems and Perspectives, Knoxville, Tennessee, Univ. of Tennessee, 1971; W. J. Samarin, Field Linguistics. A Guide to Linguistic Field Work, New York, Holt, 1967. 13
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, Metodología sociolingüística
paralelo en su ámbito teórico. Las únicas escuelas que han tenido detrás una teoría capaz de sostener un entramado epistemológico han sido la lingüística variacionista y la sist~mica, pero no por ello han dejado de plantear -p~oblem~~ El ;~;i~~ioni~mo parte de principios teóricos generativistas, sin embargo el primer concepto que: cayó con la regla variable fue el de hablante-oyente idea1. Alguno~ estudiosos, como Pisani, han presentado el variacionismo y el gene~ rativismo como tendencias epistemológicamente contradictorias 15 • La sistémica, por su parte, ha acusado una falta de desarrollo en que se refiere al trabajo con materiales del habla real 16 • Esta situación ha llevado a muchos a pensar que no existe una teoría de la sociedad unánimamente aceptada. Dittmar, Schlobinski y Wachs consideran que, mientras se llegfi a esa teoría, habría que trabajar en las siguientes tareas: 1) Reconstruir aproximaciones socio lingüísticas dentro de las teorías lingüísticas y sociológicas. 2) Valorar el poder explicativo y descriptivo del mayor rivmero de conceptos posible. ' 3) Elaborar y criticar los conocimientos empíricos para llegar a conclusiones capaces de desarrollar la teoría lingüística. 4) Esbozar los fundamentos del uso social del lenguaje y de los factores básicos que lo dirigen. Esto se conseguiría: a) con una orientación interdisciplinaria, b) integrando las materias relacionadas con los sistemas y la interacción, e) integrando los macroniveles y los microniveles de descripción y de explicación 17 •
15 16
A. Pisani, La variazione linguistica, Milano, Franco Angeli, 1987, págs. 154-161. M. A. K. Halliday, An introduction to Functional Grammar, London, E.
Arnold, 1985. 17 En N. Dittmar y P. Schlobinski (eds.), The Sociolinguistics of Urban Vernaculars, Berlin, Walter de Gruyter, 1988, pág. 36.
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El estrecho vínculo que une teoría y método, ampliamente discutido desde la Filosofía 18 , obliga ahora a hacer otras consideraciones. Para comprender en su justa medida el alcance de la metodología sociolingüística y de las teorías" desde las que ha emanado, hay que tener muy presente, ante todo, sus limitaciones. T9dos los objetivos <;le la sociolingüística tienen como denominador comú:n el deseo de conocer y reflejar la realidad de los hechos lo más fiel:meñie~p~;ible. Este deseo no hace sino dar cuenta de la distancia que existe entre los resultados de un estudio y la realidad estudiada. Podría decirse que la investigación perfecta sería aquella cuyas conclusiones estuvieran a una distancia cero de esa realidad. También puede afirmarse que en lingüística -incluimos, por supuesto, la sociolingüística- ningún estudio ha alcanzado semejante grado de «perfección». Si consideramos falsa aquella información que no se ajusta a la realidad, podríamos sostener que prácticamente todas las investigaciones sociolingüísticas realizadas hasta el momento han proporcionado conclusiones falsas: siempre se ha encontrado una distancia superior a cero 19 • Pero lo mismo podría decirse de la dialectología, la lingüística histórica, la lingüística teórica y otras muchas ramas de la disciplina madre. Evidentemente estamos ante una gravísima limitación, a la que tampoco son-ajenas otras ciencias exactas, naturales y sociales. La sociolingüística se encuentra con un status epistemológico en vías de constitución y con un objeto de estudio cambiante, complejo, que no se deja medir fácilmente. En tal caso, ¿cómo deben ser considerados los análisis sociolingüísticos que se hacen en la actualidad? Ya lo han apuntado otros autores 20 : como modelos 18 Véase P, Feyereband, Against Method, London, Verso, 1978. K. Popper, Objective Knowledge, Oxford, Clarendon Press, 1972. 19 Con esto no queremos decir que las conclusiones sean falsas desde un punto de vista hipotético-deductivo. 20 L. Milroy, Observing and Ana/yzing Natural Language, Oxford, Blackwell, 1987, págs. 1 y sigs.
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las generalizaciones. Como señaló Kibrik 22 , la investigación lingüística gira en torno a tres puntos: el investigador, !alengua (da:to§) y e_l J:?Odelo creado. Las mutuas relaciones que se establecen entre ellos conducen a la idealización a la que venimos haciendo referencia. Entre el investigador y los datos surge la paradoja del observador y la paradoja acumulativa (cuanto más se sabe de una lengua más se puede descubrir de ella 23 ); entre los datos y el modelo, a través del investigador, la paradoja saussuriana; entre el m o.: delo y el investigador nace un doble problema: mediante un método de tipo deductivo el modelo está, por definición, idealizado; mediante un método inductivo lo está igualmente, puesto que no se parte de todos los datos, sino sólo de una parte de ellos.
idealizados de un fragmento de ~una lengua. Precisamos. Modelos: se trata de artificios teóricos que pretenden esquematizar la ~organi::__ zación interna de los hechos; idealizados: suponen un grado mayor o menor de abstracción, de despegue de la realidad; fragmento de una lengua: sería muy difícil dar cuenta de todos los niveles lingüísticos y de los factores que en ellos se implican en un solo estudio y de forma exhaustiva. Esto nos lleva directamente a hablar de dos de los grandes inconvenientes de la investigación: el tiempo y el dl11.erQ. No estamos ante nada nuevo 21 • Estudiar la lengml.~en ~ sociedad en que se produce exige observar a los miembros que la componen y, por tanto, hacer largas investigaciones que acarrean gastos constantes. De ahí que esa lengua suela ser estudiada de forma fragmentaria, es decir, recortando gastos y horas de un trabajo que podría alargarse durante años. Las investigaciones sociolingüísticas nos ofrecen informaciones idealizadas (se hacen abstracciones de los datos concretos) y parciales (se estudian niveles lingüísticos e incluso parte de esos niveles sin ponerlos en relación con el resto). Por el momento, y mientras la lingüística siga los cauces actuales, la-ide_alizaci~~ine_vitable, porque nace del hecho de que no son los grupos sociales o las comunidades los que h~blan, es decir, los que proporcionan datos tangibles, sino los individuos (paradoja saussuriana) y además no pueden recogerse datos de todos los individuos que forman una comunidad (los costos de tiempo y dinero serían demasiado elevados), a menos que el grupo estudiado tuviera unas reducidísimas dimensiones, con lo que probablemente tendrían más importancia · los factores comunicativos que los puramente sociolingüísticos. La etnografía de la comunicación ha preferido esto último y en ella el problema no es tan grande, aunque choca con el obstáculo de
Lengua (datos)
Paradoja del observador
Paradoja/ saussuriana
Deducción Modelo--------------~ Investigador CUADRO 1
21
M. Alvar, Estructuralismo, geografía lingüística y dialectología actual, 2. a ed., Madrid, Gredos, 1973, pág. 141. Par~ cuestiones de metodología dialectal, S. Pop, La dialectologie, Louvain, 1950-1951, 2 vols.
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22
;
'
A. E. Kibrik, The Methodology ofField Investigations in Linguistics (Setting up the Problem), The Hague, Mouton, 1977, págs. 2 y sigs. 23 W. Labov, Modelos ... , pág. 257. SOCIOLINGÜÍSTICA. -
4
Metodología sociolingüística
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Insistimos, la investigación soc}olingüística no ofrece conclusiones fieles a la realidad, sino idealizadas. Lo que hay que buscar es la forma de que las idealizacio.p.es sean progresivamente más realistas 24 • En este sentido, y frente a la labor realizada por la lingüística teórica, por ejemplo, el primer paso está dado: nuestra disciplina trabaja con datos reales, observ~dos y recogidos mediante lo qu e Kibrik denomina un «método experimental» 25 • Sin embargo, esos datos que se observan y recogen, que se analizan e interpretan, no son todos los datos que se producen dentro de un determinado ente social. Al no ser todos, hay que procurar que los datos que se manejen sean suficientemente representativos. ~Y aquí surge otro de los puntos conflictivos de la sociolingüística: la representatividad (como se ve, el paralelismo con los problemas de la geolingüística, tan criticada, y de otras disciplinas es mayor de lo que a veces se pregona). A grandes rasgos, y perdónesenos el maniqueísmo, hay dos formas de orientar la recogida de datos: si la entidad social estudiada es grande, sólo se accede a una pequeña porción de los datos que en ella se generan; si la entidad es reducida, la proporción aumenta. Conste que no nos referimos a la cantidad de datos recogidos, espacio habrá para hacerlo, sino a la proporción de datos utilizados para el estudio, respecto del volumen total que producen los individuos que conforman la entidad. Lógicamente, a medida que se reduce la proporción, aumenta la representatividad teórica de esos datos. En realidad no existen tan sólo dos alternativas, sino todas aquellas que aparecen en un continuum que va desde la utilización de un solo individuo como «representante» del habla 1
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de una comunidad, hasta la recogida de datos lingüísticos procedentes de todos los componentes de la entidad social analizada (caso difícil, por costoso, a menos que se trate de una entidad minúscula). Aparte, hay que tener en cuenta si, de los individuos estudiados, se atiende a todas sus manifestaciones lingüísticas -y aquí hay que valorar la imposibilidad de que el investigador acceda a ciertos contextos y situaciones- o .sólo a las que se dan en determinados niveles, contextos o .circunstancias de naturaleza diversa. La sociolingüística actual suele agruparse en torno a dos tendencias metodológicas: la que pone su atención en entidades sociales de mediana o gran dimensión (dentro siempre de la microlingüística), tendencia encabezada por Labov, y la que prefiere centrarse en el estudio de grupos más reducidos, al frente de la cual podemos situar a Gumperz 26 • En el primer caso, los datos analizados ostentan una fuerte represent~tividad: son pocos en relación con los posibles; en el segundo se ofrece un mayor detalle, al crecer la proporción de individuos observados. respecto del universo. Por otro lado, la primera tendencia suele buscar análisis puramente cuantitativos, mientras que la segunda los reduce considerablemente en dimensión. Esto no ha sido inconveniente para que estudiosos como Mats Thelander hayan propuesto un acercamiento de las posturas, en el que se combina la cuantificación con la perspectiva cualitativa 27 • Como se puede suponer, las técnicas de investigación varían considerablemente de una a otra y ambas presentan ventajas e inconvenientes que habrá que sopesar con cuidado.
Adviértase que no se pide que las idealizaciones dejen de serlo; no tendría
sentido. 25 Basándose en los presupuestos de Kibrik, L. Milroy (Observing .. ., págs. 4-5) distingue tres tipos de métodos: a) método introspectivo: el investigador accede directamente al modelo de un fragmento de lengua por medio de su competencia; b) método analítico: el investigador accede directamente al modelo pero basándose en un corpus de datos independientes; e) método experimental: el investigador domina el corpus de datos al manipular informaciones recogidas de informantes.
26
Véanse los trabajos recogidos en J. Gumperz y D. Hymes (eds.), Directions in Sociolinguistics, New York, Holt, 1972. 27 «A Qualitative Approach to the Quantitative Data of Speech variation», en S. Romaine (ed.), Sociolinguistic Variation in Speech Communities, London, Edward Arnold, 1982, págs. 65-83.
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Metodología sociolingüística 2.1. 3.
LA
ENTIDAD SOCIAL. • 1
Otra de las dificultades previas con las que se topa el investigador es la delimitación de la entidad social que será su objeto de estudio. En la mayor parte de los estudios se ha atendido a uno de los siguientes objetos: a) individuo; b) red social; e) grupo soj cial; d) clase social; e) comunidad de habla. Cada uno de ellos presenta algún tipo de dificultad, bien teórica, bien metodológica o tanto de una como de otra clase. Considerados en conjunto también pueden dar motivo a la discusión. Un estudio profundo de ellos sería más propio de un libro teórico que de unos apuntes metodológicos, de ahí que nos contentemos con hacer algunos planteamientos generales, que en algunos casos serán desarrollados en otros epígrafes y que, en definitiva, sólo pretenden ser un sustento inicial que permita hablar de método sin caer en terrenos excesivamente movedizos. a) Individuo. En gran medida, el desarrollo de la sociolingüística se debe a un intento de superar las limitaciones que suponía la utilización de un solo individuo, en la geografía lingüística principalmente, como fuente de datos para la investigación lingüística. Sin embargo, de los principios teóricos del propio Labov ha emanado una tendencia a realizar lo que Suzanne Romaine llama «individualismo metodológico» 28 , es decir, a considerar que el individuo se comporta lingüísticamente como un grupo, puesto que en él concurren una serie de variables lingüísticas y extralingüísticas que fácilmente lo pueden convertir en «representante» de un grupo social determinado. La entidad «individuo» ha tenido una especial significación dentro de la «etnografía de la comunicación» y dentro del modelo. de las «escalas de implicación» 29 • 28
«A Critical Overview of the Methodology of Urban British Sociolinguistics», English World Wide, 2 (1980), pág. 184. 29 · Sobre etnografía de la comunicación, véase M. Saville-Troike, The Ethnography of Communication, Oxford, Blackwell, 1983. Sobre escalas de implicación, véase D. Bickerton, The Dynamics oj a Creo/e System, Cambridge, CUP, 1975.
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b) Red social. El concepto de red ha entrado recientemente en el ámbito sociolingüístico, aunque es bien conocido por los so30 ciólogos • De ello se ha encargado la investigadora británica Les31 ley Milroy • Una red social básicamente es un entramado de relaciones directas entre individuos y actúa como un mecanismo para intercambiar bienes y servicios, para imponer obligaciones y otorgar los derechos correspondientes a sus miembros. Llamamos la atención sobre el hecho de que estamos ante relaciones entre individuos, no entre grup~o's. e) Grupo social. Existe un grupo social cuando sus miembros poseen ciertas características en común (sociales, religiosas, étnicas, culturales, ideológicas, etc.) 32 • d) Clase social. Es tal vez el concepto más polémico dentro de la socio lingüística y dentro de la sociología 33 • En general, la clase social se entiende no sólo como un nivel dado de poder económico Y social, sino como una esfera en la que los individuos se sienten integrados. El concepto de clase encierra, por tanto, la actitud que los individuos que la componen demuestran hacia ella. De todas formas, su validez es puesta en tela de juicio constantemente, ya que, por lo general, se ha revelado como inútil para el estudio de comunidades de reducidas dimensiones o para analizar comunidades cortadas con patrones distintos al occidental 34 • 30
J. A. Barnes, «Class and Committees in a Norwegian Island, Parish», Human Relations, 7 (1) (1954). Citado en L. Milroy, Observing .. .; J. Boissevain, Friends of Friends: Networks, Manipulators, and Coalitions, Oxford, Blackwell, 1974; J. Boissevain Y J. C. Mitchell (eds.), Network Analysis: Studies in Human Interaction The Hague, Mouton, 1973; M. Granovetter, «The Strength of Weak Ties», Ameri~ can Journal of Sociology, 78 (1973), págs. 1360-1380. :~ L., Milroy, Language and Social Networks, 2. a ed., Oxford, Blackwell, 1987. Vease J. J. Gumperz, «Sociolinguistics and Communication in Small Groups» en J. B. Pride y S. Holmes (eds.), págs. 203-223. ' 33 D. Kingsley et al., La estructura de las clases, Caracas, 1970. 34 Véase S. Clark, «Linguistic Variation in the Non-Stratified Context», en A. R. Thomas, op. cit., págs. 684-699.
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e) Comunidad de habla. Se trata de un concepto constantemente revisado 35 • Se ha definido desde cuatro perspectivas: Perspectiva lingüíst~ca: la gente que utiliza una variedad dada. ii) Perspectiva interactiva: red de interacción que controla los usos lingüísticos. iii) Perspectiva de la sociología del conocimiento: grupo que comparte el conocimiento de unas reglas de conducta y de interpretación del habla. iv) Perspectiva psicosociológica: formada por miembros que juzgan y evalúan de igual forma las variables que permiten diferenciar sociolingüísticamente a los hablantes 36 .
i)
1
Labov sigue este último criterio. Estamos ante una definición a posteriori que permite, por ejemplo, incluir a todos los habitantes de Nueva York dentro de una misma comunidad 37 • No hace falta reflexionar mucho para advertir lo delicado de estos conceptos. Fácilmente podrían permutarse las etiquetas a la hora de trabajar sobre entidades sociales concretas: un individuo puede tener la misma consideración que un grupo; en muchos casos coinciden los conceptos de grupo y clase social; una comunidad de habla podría llegar a ser más pequeña que un grupo; en las redes se trabaja con individuos. La única forma de evitar la colisión total entre ellos está en concebirlos no como entidades sociales, sino, en la línea de lo señalado por Romaine, como simples grados 35 Véanse J. J. Gumperz, «The Speech Community», en P. P. Giglioli (ed.), págs. 219-231; J. P. Rona, «The Social Dimension of Dialectology», International Journal oj the Sociology oj Language, 9 (1976), págs. 7-22; F. Gimeno, «A propósito de comunidad de habla: 'The Social Dimension of Dialectology', de J. P. Rona», en M. Vaquero (ed.), págs. 689-698. 36 Modelos ... , págs. 175 y sigs.; 353 y sigs. 37 En este sentido ha realizado S. Romaine sus críticas a Labov. Véase «What is a Speech Community?», en S. Romaine (ed.), págs. 13-24.
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de abstracción para el análisis lingüístico 38 • Una vez más entramos en los dominios de las idealizaciones. Pero hay un aspecto que no debe seguir quedando en el aire. Al establecer las «reglas de recogida de datos» se dijo, siguiendo a Durkheim, que «los hechos sociolingüísticos deben ser considerados aislados de sus manifestaciones individuales». Puede parecer paradójico hablar del «individuo» en sociolingüística, como lo hemos hecho, sin violar nuestra particular reglamentación. La paradoja se eliminaría elevando al individuo a un nivel de abstracción superior al de su propia naturaleza: los datos lingüísticos siempre son extraídos de personas concretas, pero se les otorga una valoración «idealizada». Sin embargo, la sociolingüística británica está reivindicando la presencia del «individuo» como tal en la -sociolingüística 39 • Trataremos este punto más extensamente en el apartado que dedicaremos a los informantes. Por el momento es suficiente con que el problema téórico quede a la vista. 2.1.4.
EL ESTUDIO EXPLORATORIO
Antes de entrar en el estudio directo de la recogida de datos sociolingüísticos, necesitamos referirnos a una e~igencia del método, previa a cualquier investigación: los estudios exploratorios. Tal y como vimos en el capítulo I, la finalidad de un estudi~ exploratorio es avanzar en el conocimiento de algo. Es imprescindible, pues, saber de antemano cuáles son los perfiles, aunque sea vagamente, de ese algo; en otras palabras, hay que situarse en un nivel de abstracción concreto: un grupo social, una red, una comunidad, etc. La verdad es que, en la práctica habitual, el nivel de abstracción se ha fijado a posteriori, es decir, el investigador ha sabido qué 38
«A Critica! Overview ... », cit., pág. 195. Véase L. Milroy, Languáge;and Social Networks, 2. a ed., 131-134; 152-153; 205-206. 39
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le ha interesado (una ciudad x~ un barrio de ella, una localidad rural. .. ), pero hasta después de ,analizar los datos no le ha atribuido un grado teórico de abstracción. Cuando esto deje de hacerse sistemáticamente, la sociolingüística habrá dado un paso de gigante en su consolidación. Ahora bien, un estudio exploratorio puede ser· capaz de ayudar a fijar ese nivel antes de que se inicie la investiga¡ ción en sí. También servirá para ayudar a plantear las hipótesis y determinar qué tipo de datos son más interesantes y cuál es la técnica más adecuada para recogerlos. Sólo así podrán cumplirse sin excesivas· complicaciones las «reglas de observación» 2. a y 4. a. De todo ello se deduce la trascendencia de los estudios exploratorios para el éxito final de la investigación. Estos estudios no deben ser nunca un medio de confirmar o rechazar hipótesis, sino de descubrirlas. Si partimos de un conjunto de hipótesis bien desarrolladas y designamos la exploración como medio de verificarlas, se está partiendo de nociones previas o de saberes intuitivos que pueden dañar peligrosamente el estudio (Regla l. a de recogida de datos). Las intuiciones deben ser plasmadas como hipótesis una vez concluido el estudio exploratorio. En su realización, hay otro aspecto de singular importancia: la recolección e interpretación de los datos lingüísticos. Cuando se afronta una exploración, el investigador ha de ser consciente de que en ella trabajará con un volumen de datos menor que el que posteriormente tendrá entre sus manos. Al ser menor, la posibilidad de que proporcione informaciones parciales aumenta. Esto puede evitarse atendiendo a un número cualitativamente importante de variables lingüísticas y extralingüísticas. Por otro lado, hay que tasar correctamente el valor de los datos en cuanto a la forma en que son recogidos. Si el propósito es trabajar sobre una entidad social desconocida lingüísticamente por el investigador, éste tiene dos opciones: recoger incluso hechos de gran detalle 40 o atender a los 40
Por ejemplo, si se está estudiando las realizaciones de !si en Andalucía, atender incluso a las levemente palatalizadas.
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rasgos lingüísticos de más bulto. En el primer caso se corre el riesgo de interpretar como sistemático lo que puede ser tan sólo accidental; en el segundo, no es difícil que algunas variables aparentemente nimias se escapen entre los dedos. Evidentemente, el registro de los datos a través del magnetófono impide muchas veces que se caiga en uno u otro extremo, pero siempre y cuando se tenga en cuenta que esos datos van a servir simplemente para plantear hipótesis; no para dictar cc;mclusiones. Extraer nociones falsas del estudio exploratorio es tan dañino para la investigación como partir de pre-nociones.
2.2.
NATURALEZA DE LOS DATOS
Si el sociolingüista ha conseguido esclarecer qué clase de entidad social le interesa, perfilando sus límites y concretando el nivel de abstracción, se enfrentará. a la encrucijada de precisar qué fenómenos lingüísticos han de constituir el objeto de su investigación. La decisión final depend~rá de la respuesta que se dé a tres preguntas principales: l. O) ¿Qué nivel lingüístico interesa? 2. o) ¿De qué tipo de discurso han de obtenerse los datos? 3.0) ¿Cuántos datos deben manejarse? 2.2.1.
NIVEL LINGÜÍSTICO
En teoría, las técnicas sociolingüísticas pueden aplicarse sobre cualquier nivel lingüístico (fonético-fonológico, morfonológico, sintáctico o léxico-semántico) y tanto sobre el eje de la sincronía, como de la diacronía. Sin embargo, el núcleo más importante del aparato teórico-metodológico se ha creado sobre el estudio de gato§~ (oºológicos y morfológicos. La razón que lo explica es sencilla: los investigadores que han contribuido con más fuerza a la evolu-
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ción de la moderna sociolingüística han sido los de origen an~~ nort~americano; por tanto, se ha hecho predominantemente sociolingüística de la lengua inglesa¡ En esta lengua, uno de los filones de estudio más ricos, en cuanto a la variación" es el de la fo~-a~, y fonología de las vocales y de algunas consonantes que forman parte de elementos fonéticamente débiles. En la mayor parte de los trabajos de Labov se ·estudia bien los diptonggs, bien el comportamiento de -r implosiva 41 , bien la realizació~ de determinadas partículas gramatical~s(la cópula, por ejemplo 42 ) •. La sociolingüística británica, presidida por Peter Trudgill y Lesley Milroy 43 , se ha volcado en el estudio de las vocales y de las secuencias vocálicas. Gran parte de la sociolingüística hispánica, aprovechando el camino despejado por el ámbito anglosajón, también ha prestado atención preferentemente a aspectos fonológicos o morfonológicos de la lengua española 44 • Actualmente, por tanto, es más fácil hacer sociolingüística de la fonología, que sociolingüística de otro nivel lingüístico. Pero, el hecho de ser más fácil, .por poder aprovechar numerosas experiencias ajenas, no significa que los resultados satisfactorios estén garantizados. Para investigar en fonética, fonología o morfonología hay que contar con estudios exploratorios rigurosos y fiables. La recogida de datos debe hacerse con magnetófono, de manera que sea posible posteriormente analizarlos por medio de un ~~~E_afo o de un ordenador 45 • Para Lesley Milroy, uno de ~---~-~'"
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los principales problemas con los materiales de este nivel es la correcta identificación de las variables puramente lingüísticas y de los factores contextuales que favorecen o impiden la aparición de esas variables 46 • Estamos ante un aspecto concerniente más al análisis de los datos que a su recogida (la interrelación entre las partes del método es inevitable), pero el prÓblema aparece ya en el estudio exploratorio, por lo que se ve afectada directamente la fase de la cosecha de materiales. Es importante fijar en la exploración los caracteres exteriores, comunes y constantes de los fonemas o morfemas que se van a recoger y de las variables que· los rodean, entendiendo «fijar» como un planteamiento de hipótesis, no como una caracterización definitiva. El estudio sociolingüístico deJa sintaxis es.wá~ complicado, porque las técnicas aún no han sido suficientemente perfeccionadas y porque la propia natura~eza de los materiales sintácticos pone continuas trabas. Al estudiar fonemas o morfemas gramaticales, el sociolingüista sabe, antes de comenzar, que está manipulando unidades ~~J:!~tas~ en constante recurrencia. Una cantidad de materiales relativamente pequeña proporciona testimonios de cada una de ellas con poca dificultad. En sintaxis no ocurre así 47 • Conseguir pruebas suficientes de combinaciones que son infinitas es tarea imposible: exigiría recoger un conjunto abrumador de datos durante años y aún así no se tendría la certeza de haber dado cuenta de una parte
41
Modelos ... , passim. «Contraction, Deletion, and Inherent Variability of the English Copula», Limguage, 45 (1969), págs. 715-762. 43 L. Milroy, obras citadas. P. Trudgill, The Social Differentiation oj English in Norwich, Cambridge, CUP, 1979. 44 Véase H. López Morales, Estratificación social del español de San Juan de Puerto Rico, México, UNAM, 1983. 45 . • En algunos casos, hay que crear alfabetos fonéticos especiales, como hicieron Shuy, Wolfram y Riley para Detroit (Field Techniques ... , págs. 33-35). La dialectología se enfrentó hace tiempo a este mismo problema. Véase el alfabeto desarrollado para los Atlas regionales españoles («Nota preliminar», del ALEA) sobre el pro42
puesto por Tomás Navarro Tomás (Revista de Filología Española, II (1915), págs. 374-376). 46 Observing... , págs. 114-115. 47 Véase Ch. J. Bailey y R. W. Shuy (eds.), así como B. Lavandera, «Where does the Sociolinguistics Variable Stop?», Language in Society, 7 (1978), págs. 171-182; Variación y significado, Buenos Aires, Hachette, 1984; H. López Morales, «La sociolingüística actual», en F. Moreno (ed.), pág. 83; L. Milroy, Observing... , págs. 143170; y S. Romaine, «Ün the Problem of Syntactic Variation and Pragmatic Meaning in Sociolinguistic Theory», Folia Linguistica, 18 (1984), págs. 409-437. También W. Labov, «Where do Grammars Stop?», en R. W. Shuy (ed.), págs. 43-88.
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importante de ellos 48 • Al marge~ de estas dificultades, existen otras que afectan al complejo teórico¡metodológico del variacionismo. La escuela de Labov parte de la /idea de que la variación consiste~ .~ lª.11tilización alternativa de formas equivalentes: decir lo mismo de distinta forma. Dos formas pueden variar cuando tienen una identi~·· dad lógica. Ésta es fácil de conseguir con las unidades fonéticas y fonológicas, pero no ocurre así con las sintácticas. La alternancia sociolingüística de dos unidades sintácticas e~ige que ambas tengan, 1:1n mismo significado sJntáctico,. semántico Y_. pra~mático 49 • Por el momento, apenas existen investigaciones, comparativamente, sobre sociolingüística léxico-semántica, al menos en lo que respecta a comunidades monollñgües. Pero~la puerta está abierta y, según nuestro criterio, la invitación es más generosa que la de la sintaxis 50 • Existen aún otros hechos lingüísticos que pueden recibir una buena acogida dentro de la sociolingüística, aunque hasta ahora han demostrado más interés por ellos' la psicología social 51 y los etnógrafos centrados en el análisis de la conversación 52 • Nos referimos ªlos actos de l:labla 53 . Hemos tenido oportunidad d~-p~ofundizar en este campo 54 analizando actos de habla procedentes de la len48 Véase A. Morales, «Estructuras sintácticas implicadas en el español de Puerto Rico: infinitivos y gerundios (análisis transformacional)», Boletín de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, 7 (1979), págs. 111-128. Tal vez el campo que más frutos ha dado en el estudio de este nivel sea el de las «gramáticas en contacto». 49 Véase H. López Morales, Sociolingüística, Madrid, Gredos, 1989, págs. 91-105. 50 !bid., pág. 105. 51 Véase W. P. Robinson, Language and Social Behaviour, Harmondsworth, Penguin, 1974. 52 Véase F. Moreno, Sociolingüística en EE.UU., cit., § 1.3. 53 Sobre el concepto de «acto de habla», véase J. L. Austin, How to Do Things with Words, London, Oxford University Press, 1962, y J. Searle, Speech Acts, London, Oxford University Press, 1969. 54 «Análisis sociolingüístico de actos de habla coloquiales. 1», Español Actual, 51 (1989), págs. 5-51.
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gua coloquial. El tener que describir, en el análisis, los condicionamientos pragmáticos de tales actos no impidió afrontar aspectos puramente sociolingüísticos. El inconveniente que plantea el estudio de estos datos es similar al que hemos comentado a propósito de la sintaxis: estamos ante materiales infinitos que ofrecen una variabilidad lingüística notable. 2.2.2.
Los
REGISTROS
Llamaremos «r~~-!!~S.>> a aquellas variantes que en la bibliografía sociolingüística -anglonorteamericana se denominan sJLlti~· No r·esulta este punto fácil de tratar ni desde la teoría ni desde la práctica: teóricamente, estamos ante un campo sin explorar suficientemente; además, es difícil ahondar en él sin traer a colación de forma constante otros aspectos metodológicos de la recogida de datos. El concepto de registro presenta actualmente problemas tan elementales, y a la vez graves, como los de su definición y posteriormente su medición y estudio cuantitativos 55 • No es éste el lugar apropiado para teorizar sobre el registro, pero es necesario dejar centrado que cuando hablamos de tal concepto no podemos referirnos a compartimientos incomunicados que reciben etiquetas de contenido unívoco y esclarecedor. Ésta parece haber sido la tónica de la lingüística al diferenciar un registro formal y un registro coloquial. No hay duda de que es posible decir que un determinado hablante en un contexto concreto está utilizando uno u otro registro, pero ¿cuál es el límite real entre ellos? Desde nuestro punto de vista, una de las propuestas más razonables sobre cómo caracterizar los registros. es la que Ure y Ellis llevan a cabo en su trabajo «El registro en la lingüística descriptiva y en la sociología lingüística» 56 • Allí se 55 Véase C. Silva-Corvalán, Socio/ingüística: teoría y análisis, Madrid, Alhambra, 1988, § 3.3. Una presentación general de algunas teorías sobre el registro, en R. Hudson, Socio/ingüística, Barcelona, Anagrama, 1981, págs. 58-61. 56 En O. Uribe Villegas (ed.), versión española, págs. 115-164.
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presenta una serie de parámetros formados por unos rasgos cuya presencia o ausencia determinan los tipos de registro. El registro sería por tanto: una variación situacional constituida por una selección de preferencias de entre el total de las opciones lingüísticas que ofrece esa lengua específica 57 •
Pero las formulaciones de Ure y Ellis no están exentas de inconvenientes, porque no todos los rasgos pueden aparecer bien como positivos, bien como negativos. Ahí están, por ejemplo, las controversias levantadas a propósito de la determinación de qué es lo literario. Los registros se organizan, según nuestra opinión, en una . escala de grados infinitos 58 , fijada a través de parámetros que son en su mayor parte continuos y que varían de dimensión dependiendo de las características de cada hablante. Puestas así las cosas, nace el problema metodológico: ¿cómo medir el registro?, ¿cómo llevar a cabo cuantificaciones sobre unidades que no son discretas?, ¿cómo identificar la naturaleza de los registros que cada hablante utiliza en cada momento? La sociolingüística trabaja, en la mayor parte de los ~casos, con materiales recogidos de la lengua hablada. Por tanto, ~na de sus mayores preocupaciones debe ser la de describir la naturaleza de los datos, lo que incluye la determinación del registro alque pertenecen. Pero, a la vez, es frecuente que las investigaciones intenten analizar un registro concreto. Ello las obliga, primero, a delimitar perfectamente el registro que desea ser estudiado y, segundo, a obtener datos que se ajusten fielmente a lo ,delimitado. Otros inconvenientes surgen: mal se puede cumplir el primer punto si la caracterización teórica del registro, como hemos apuntado, aún está en el aire; por otra parte, dados su carácter de continuidad y la divergen-
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Art. cit., pág. 116. Labov admite la existencia de ese continuum (Modelos ... , pág. 1511).
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cia que puede existir entre hablantes, es difícil encontrar materiales ad hoc, como es difícil afirmar que esos materiales son en realidad los buscados. El estudio que William Labov hace de lbs «estilos» ha sido suficientemente divulgado, pero necesitamos volver a él. En el capítulo 4 de The Social Stratification of English in New York City 59 , Labov habla de la diferenciación de los estilos contextuales. Insiste en la dificultad de medir la variación estilística, debido al polimorfismo de su «apariencia» y a la cantidad de factores que en ella convergen, pero no vacila al afirmar que los hechos deben ser estudiados cuantitativamente. Para Labov puede hablarse de un contínuum estilístico que para ser segmentado y cuantificado requiere la aplicación de un artificio metodológico. Su propuesta consiste en el estudio de cinco registros, definidos por el grado de atención que el hablante presta a su propio discurso 60 • Los segmentos estilísticos que propone y estudia son los siguientes: A) Discurso casual. B) Entrevista. i C) Lectura. D) Listas de palabras. A) Discurso casual. - Labov llama discurso casual al «habla cotidiana empleada en situaciones informales, sin atención ninguna al lenguaje» 61 , y lo distingue del discurso espontáneo, «pauta utilizada en el habla cargada de excitación o de emoción» 62 • El discurso espontáneo puede darse perfectamente en situaciones formales cuando desaparecen las constricciones de éstas.
59 Washington, D. C., Center for Applied Linguistics, 1966. El capítulo está recogido en Modelos ... , cap. 3: «La diferenciación de los estilos contextuales». 60 Modelos ... , pág. 115. 61 Modelos ... , pág. 124. 62 /bid.
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B) Entrevista. - Las respuestas obtenidas en una entrevista suelen corresponderse con lo que Ij,abov llama discurso cuidado~ aunque existen procedimientos para hacer que la entrevista en sí pierda parte de su formalidad y, por tanto, para que los hablantes presten menos atención a su discurso 63 • C) Lectura. -Aunque se busca un tono familiár en la lectura, el registro es más formal, porque se presta mayor atención al discurso que en los que acabamos de citar 64 • D) Listas de palabras. -Teóricamente deben recogerse materiales emitidos con gran cuidado por el hablante. Dentro de este registro, el grado extremo se obtiene al hacer que se diferencie entre pares mínimos 65 • Por el momento, interesa llamar la atención sobre las variedades estilísticas que pueden interesar a la sociolingüística y sobre la importancia de las propuestas metodológicas de Labov respecto de una lingüística que admitía la existencia de los registros, pero que los ignoraba de hecho a la hora de la investigación. Las conclusiones que el profesor de Filadelfia ha extraído de sus estudios sobre el registro pueden resumirse en dos puntos:
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Las conclusiones de Labov son admitidas sin demasiados reparos. Sin embargo, la segmentación que hace del continuum estilístico ha suscitado más de un rechazo. R. K. S. Macaulay y O. Trevelyan 67 no admiten que se incluyan en el mismo parámetro estilos que pertenecen a la lengua hablada y a la lengua escrita: hay un salto demasiado grande entre la lectura y el habla para ser consideradas como segmentos adyacentes. A pesar de tratarse de una crítica razonable, en nuestra particular opinión, la sociolingüística británica ha preferido objetar a la técnica de Labov la imposibilidad de su aplicación sobre comunidades en las que un nutrido grupo de hablantes son incapaces de leer, siquiera con una mediana soltura. Así se demostró para Belfast 68 y Edinburgo 69 , y así puede comprobarse al estudiar numerosas comunidades rurales e incluso urbanas de España 70 • Las vías para realizar una segmentación estilística basada exclusivamente en la lengua hablada podrían ser, entre otras, las siguientes: l. a) Realizar entrevistas en contextos que presenten un distinto grado de formalidád. 2. a) Atender solamente a lo que se produce dentro de una entrevista 71 •
l. 0 ) La entrevista es imprescindible para conseguir un corpus de datos cuantitativamente significativo. 2. 0 ) Los datos más convenientes al análisis sociolingüístico son los procedentes del discurso casual 66 • 67
Ya que la entrevista no proporciona materiales casuales, ambos presupuestos entran en un conflicto de intereses de difícil resolución. 63
/bid., pág. 116. /bid., pág. 117. 65 /bid., págs. 121 y sigs. 66 W. Labov, «Field Methods Used by the Project on Linguistic Change and Variation», Socio/inguistic Working Paper 81, Austin, Texas, South Western Educational Develqpment Lab., 1981, pág. 2. 64
R. Macaulay, y G. Trevelyan, Language, Education, and Employment in Glasgow, A Report to the Social Sciences Research Council, 1973, pág. 25. 68 L. Milroy, Language and Social Networks, 2. a ed., págs. 9 y sigs. 69 E. Reid, «Sociai and Stylistic Variation in the Speech of Sorne Edinburg Schoolchildren», en P. Trudgill (ed.), págs. 158-173. S. Romaine, A Sociolinguistic Investigation oj Edinburgh Speech, A Report to the Social Science Research Council, 1978. 70 En nuestras encuestas en Quintanar de la Orden fue necesario leer las preguntas a muchos informantes. 71 Propuesto por Macaulay y Trevelyan, op. cit., pág. 26, aunque criticado por J. Milroy, reseña de Language, Social Class and Education: A Glasgow Study, de R. K. S. Macaulay, Language in Society, 8 (1979), pág. 91. SOCIOLINGÜÍSTJCA. -
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Metodología sociolingüística
3. a) Sobre las frecuencias de los datos recogidos en contextos constantes, realizar la segmenta9ión allí donde se observe una «frontera natural»: segmentación q posteriori 72 • 4. a) Observar las constantes estadísticas de individuos concretos en muy diversos contextos 73 • 5. a) Considerar la variación estilística como fruto de la varie-/ dad de posibles oyentes 74 • 6. a) Analizar la actitud de los hablantes hacia lo que ellos consideran como registros distintos. La eficacia y posibilidades metodológicas de esta última alternativa aún no han sido comprobadas, pero parece lógico tener en cuenta este parámetro sobre un objeto que ofrece tanta y tan particular variabilidad. Detengámonos ahora, aunque. sea brevemente, sobre el concepto de discurso casual. Utilizando esta denominación, estamos quedándonos al margen de un cúmulo de problemas y contradicciones que tienen su origen en el término inglés vernacular. En la acepción no técnica, vernáculo (esp.) y vernacular (ingl.) significan «lengua (idioma, dialecto, palabra, etc.) nativa de un país». La traducción que José Miguel Marinas ha hecho del Sociolinguistic Patterns de Labov evita 75 , al hablar de discurso casual, algunos contrasentidos teóricos. En la socio lingüística escrita en lengua inglesa se utiliza vernacular con sentidos distintos no especificados. Les ley Milroy ha llamado la atención sobre este hecho: 72
Propuesto por N. Coupland, Dialect in Use: Sociolinguistic Variation in Cardiff English, Cardiff, Univ. of Wales Press, 1987. Esto lo tuvo en cuenta Labov (Modelos ... , págs. 150-152), pero prefirió su artificio metodológico por ser más eficaz. 73 Propuesto por L. Milroy, Language and Social Networks, cit., pág. 115. Sólo es posible hacerlo desde las redes sociales o, en general, desde la etnografía de la comunicación. 74 Propuesto por A. Bell, «Language Style as Audience Desigm>, Language in Society, 13 (1984), págs. 145-204. 75 Véase cap. 3 de Modelos ...
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Labov ha descrito el «vernacular» de forma diversa: como la variedad adquirida ·en los años de la preadolescencia y como la variedad adoptada por un hablante cuando le está prestando a su habla la menor atención posible. ( ... ) Se usa frecuentemente para hacer referencia a la variedad de bajo status característica de un grupo social (como los americanos negros) o de un área geográfica 76 • (Las comillas son nuestras.)
Son, pues, tres los sentidos que suele poseer esta denominación, y en la bibliografía soéiolingüística no son habituales las precisiones a este respecto. De ahí nacen numerosas incongruencias: desde un punto de vista teó~ico y_ metodoló_gico, hay una gran distancia de una interpretación a otra. Pero es que, además, a la hora de considerar ciertos datos como vernáculos, en la tercera acepción, es frecuente que se los distinga de otros elementos que, sin justificaciones teóricas sólidas, reciben el trato de «prestigiosos» 77 • Volvamos de nuevo al discurso casual. Parece aceptarse la segunda conclusión de Labov: la conveniencia de utilizar materiales «casuales» en los estudios sociolingüísticos. Pero los impedimentos aparecen constantemente, no sólo al intentar caracterizar los materiales como casuales (de tal naturaleza no se obti~nen pruebas realmente objetivas), sino en el momento de recogerlos. Aquí la dificultad es doble: acertar con la técnica más adecuada para cada caso y no caer en la paradoja del obs.ervador. Las técnicas utilizadas para recoger datos del registro casual tienen, por lo general, una deficiencia común: se presta poco interés al tipo de interlocutor al que van dirigidos los discursos. La sociolingüística variacionista ha pasado de puntillas sobre la importancia del interlocutor. La sociolingüística llamada «etnografía de la comunicación» 78 (en la que nos atrevemos a incluir los trabajos de 76
L. Milroy, Observing ... , págs. 57-58. lbid., Language aizd Social Networks, cit., pág. 119. 78 Tampoco ha ocurrido esto con los trabajos vinculados a la psicología social, por ej., Robinson, op. cit. 77
Metodología sociolingüística
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Milroy y sus seguidores), en cambio, ha conseguido prestarle más atención, ciñendo sus intereses grupos de poca entidad numérica y sobrevalorando los aspectos/ cualitativos. Ahora bien, es posible ceder un lugar al interlocutor sin que ello vaya en detrimento de la cuantificación. En nuestro estudio de algunos aspectos del coloquio en Quintanar de la Orden 79 atendimos a cuatro tipos de inter7 locutores definidos a priori según los parámetros de «Poder» y «So~ lidaridad» propuestos por Brown y Gilman 80 • Los tipos poseían las características que aparecen en el Cuadro 2.
;a
1
2
3
4
+Poder -So lid.
+Poder +Solid.
-Poder -So lid.
-Poder + Solid.
CUADRO
2
El poder y la solidaridad nos sirven para fijar la relación existente entre un hablante y su interlocutor. Como se puede suponer, al conceder importancia a este aspecto, técnicamente es difícil evitar que se le reste a otros, ya que se hace necesaria la utilización de una técnica de recogida de datos (la encuesta) que no es igualmente útil para reflejar todos los mati~es del discurso casual. Finalmente, la cosecha de materiales de este tipo se enfrenta al gran obstáculo de la paradoja del observador. Como veremos, los planteamientos de la «etnografía de la comunicación» suelen ser más oportunos para no incurrir en ella, pero la victoria no está totalmente garantizada: si hay un magnetófono delante, sea en una rama de la sociolingüística, sea en otra, nunca tendremos la total 79 Véase «Hacia una sociolingüística automatizada del coloquio», en F. Fernández (ed.), págs. 353-362. 80 «The Pronouns of Power and Solidarity», en J. Fishman (ed.), págs. 252-275. Véase A. Elizaincín, «Métodos en sociodialectología», Estudios filológicos, 14 (1979), págs. 45-58.
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-,~eguridad de que los materiales que en él se recogen son idénticos a los que cosecharíamos al trabajar sin el aparato. La única solución posible a esto sería utilizar ocultamente el magnetófono, pero entonces podríamos violar una de las principales reglas éticas de la investigación en Ciencias Sociales y de la convivencia: el derecho a la intimidad y a la imagen del individuo. Alternativamente, podría hacerse una grabación secreta y luego pedir permiso alhablante para la utilización de «sus palabras» con fines científicos. Sin embargo, esto no gara~tiz~ un respeto total a su intimidad; en todo caso, tendría que ser oída la grabación íntegramente para obtener el consentimiento. Otra norma ética obliga a asegurar el anonimato y limitar el acceso a esos materiales por parte de terceras personas 81 . 2.2.3.
CANTIDAD DE DATOS
Para la recogida de materiales en sociolingüística es importante que el investigador se pregunte no sólo por el nivel y la calidad de los datos que le interesan, sino también por su cantidad. Nos ponemos de nuevo sobre una de las barras de equilibrio más dificultosas: la representativtdad, en este caso de los datos lingüísticos. Sorprendentemente, no ha sido ésta una cuestión a ·la que se haya prestado una excesiva importancia .. Acerca de ella, no obstante, se ha levantado también una pequeña polémica, que, como casi siempre, tiene su origen en la postura adoptada por Labov 82 • Según él, 10 ó 20 datos lingüísticos de una variable dada son suficientes para representar una matriz completa de variación estilística. No 81 Sobre aspectos de ética en sociolingüística, véanse: S. W. Cook, «Temas éticos en la realización de investigación en relaciones sociales», en C. Selltiz et al., págs. 277-344; W. Labov, «Field Methods ... », págs. 31-34; L. Milroy, Observing, págs. 87-93; W. J. Filstead (ed.), Qualitative Methodology, Chicago, Markham, 1970. Part six: «Ethical Problems in Field Studies», págs. 235-282. 82 A raíz de la publicación, en 1966, de The Social Stratification of English in New York City, cit., págs. 181 y sigs.
70
Metodología sociolingüística
vamos a caer en el error de disc;utir sobre cifras en un asunto tan errático como éste: 20 datos pueden ser suficientes para unos casos e insuficientes para otros. Lo/ verdaderamente importante es que para Labov con pocos datos puede quedar representada una amplia gama de variedades estilísticas o de variables lingüísticas. Esto sólo puede ser admitido si, como hace Labov, se parte del principio de; la «homogeneidad de la conducta lingüística»: el comportamiento lingüístico es lo suficientemente homogéneo y constante como para ser representado por un número reducido de datos. Este mismo principio subyace en los planteamientos metodológicos de la geografía lingüística. Las críticas y comentarios que ha recibido la idea de Labov, sin que eso haya hecho desmerecer la fiabilidad de sus estudios ' han sido principalmente las que siguen: l. a) Labov ha expuesto sus conclusiones metodológicas sobre la «homogeneidad lingüística» después de haber realizado sus análisis e interpretaciones; partiendo de ellos ha realizado sus generalizaciones. Lo aconsejable sería comprobar la «homogeneidad», no partir de ella como principio absoluto y universal 83 • 2. a) No se puede establecer de antemano la cantidad de datos necesaria para una investigación socio lingüística 84 • 3. a) Si el principio no es universal, como demostró Albó, hay que cosechar el mayor número posible de datos, dentro siempre de las posibilidades, intereses y objetivos del estudio e indicar el número y calidad de los materiales que ~e recojan e~ cada informante. 4. a) La auténtica representatividad de un dato no es asunto que deba ser juzgado desde la subjetividad del investigador. Lo acon-
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sejable sería medir la significación estadística de los datos a través de pruebas objetivas: :X?, prueba t, etc. 85 • Todo lo que aquí se ha dicho acerca de la naturaleza de los datos son asuntos que cualquier investigador debe tener en mente y valorar. Sería conveniente reflexionar sobre cada problema teórico y metodológico antes de comenzar la recogida de datos, aunque lo habitual ha sido perfilar posturas conforme iba avanzando la investigación en sus distintas etapas, porque los datos están presentes en todas ellas y se comportan de forma distinta. El estudio exploratorio debería hacer posible partir con unas ideas concretas sobre la cantidad exacta de datos que se requiere, sobre el registro que debe ser estudiado y las variables que deben contemplarse, así como del comportamiento que todo ello puede tener, no sólo en la recogida, sino también en el análisis y la interpretación.
2.3.
EXPLORADORES
Los problemas que concurren alrededor de las características que han de tener los exploradores son similares y en muchos casos idénticos a los descritos por los geolingüistas. Llama la atención cómo se discuten hoy ciertas cuestiones sin atender a las conclusiones surgidas hace decenios sobre los mismos puntos de debate 86 • En la recogida de materiales, podemos señalar tres aspectos como los más discutidos acerca del explorador: su formación, su número y su vinculación al territorio analizado. Los tres, y alguno más que añadiremos, tienen cabida al hablar de sociolingüística y los tres han sido ampliamente tratados por la geografía lingüística.
83
S. Romaine, «A Critica! Overview ... », cit., págs. 91 y sigs. A. Albó, «Social Constraints on Cochabamba Quechua», tesis doctoral, University of Cornell, 1970. 84
85 86
S. Romaine, «A Critica! Overview ... », cit., pág. 192. Véase M. Alvar, Estructuralismo ... , y S. Pop, La dialectologie ... , cit.
72
Metodología sociolingüística 2.3.1.
FORMACIÓN DEL INVESTIGADOR 1
En el estado actual de la sociolingüística, como ocurre en sociología, el investigador de campo no tiene por qué ser necesariamente . lingüista o sociolingüista. Conste que hablamos exclusivamente del · explorador y no del encargado de proyectar, analizar e interpretar 1 el conjunto del estudio. No es necesario, pues, una formación académica de años para recoger los datos; bastará con que el coordinador de la investigación presente a sus exploradores un conjunto de instrucciones claramente descritas y con que éstas se sigan rigurosamente en el campo. El explorador dialectal debe reunir una serie de requisitos imprescindibles para que la encuesta sea satisfactoria. Es especialmente importante que esté bien entrenado en la transcripción fonética y que conozca el habla estudiada. La sociolingüística, en cambio, no suele hacer uso de la transcripción in situ 87 • Todo lo anterior no ha sido óbice, por un lado, para que la mayor parte de los trabajos de campo en sociolingüística hayan sido realizados por las mismas personas que luego han analizado e interpretado los datos, es decir, los lingüistas 88 , y, por otro, para que los exploradores hayan reunido la máxima cantidad de conocimientos sobre la propia investigación y el objeto investigado 89 • 2.3.2.
NúMERO DE EXPLORADORES
Recogida de materiales
ño de la muestra. La geolingüística admitió esta posibilidad hace años y la sociolingüística en ningún momento se lo ha planteado como un problema ni teórico ni metodológico. Hoy es frecuente que las investigaciones sociolingüísticas las realicen equipos de personas que aseguren que la recogida de datos no necesitará un largo •, 90 período de tiempo para su .consumacwn . . . .. , . Ahora bien, hay una tendencia de estudios socwlmgmsticos en que se prefiere el con~urso de un solo explorador .. Nos re.fe:i~os a la tendencia que podemos denominar «redes sociales», IniCiada por Lesley Milroy, seguida por V. Edwards 91 , S. M .. BortoniRicardo 92 y A. Schmidt 93 , y localizada, al menos parcialmente, dentro de la corriente de la «etnografía de la comunicación». En el estudio de Milroy, las exigencias del método no afectaban sólo a la cantidad de exploradores sino a las características que debía reunir el encargado (sólo uno) de realizar esta labor; se requería una mujer (en Belfast son menos «agredidas»), sola (para no repre94 sentar una «amenaza») y que demostrara su buena fe • Cada red necesita un explorador, pero, si él objeto está constituido por varias, podrá utilizarse uno para cada una de ellas, como es lógico. Aún no se ha experimentado la inserción de varios exploradores en una misma red, con la metodología que propone Milroy. Sí lo 96 . han hecho, en cambio, John Gumperz 95 y W'll' I Iam L a b ov , quieShuy, Wolfram y Riley trabajaron con un equipo de 11 explorado~~s. v. Edwards, Language in a Black Community, Clevedon, Avon, Multllmgual Matters, 1986. . 92 S. M. Bortoni-Ricardo, The Urbanization of Rural Dialect Speakers: a Socwlinguistic Study in Brazi/, Cambridge, CUP, 1985. 93 A. Schmidt, Young People's Dyirbal, Cambridge, CUP, 1985. 94 L. Milroy, Language and Social Networks, cit., 2. a ed., págs. 44-45. 95 J. p. Blom y J. J. Gumperz, «Social Meaning in Linguistic Structures: Codeswitching in Norway», en J. Gumperz y D. Hymes (eds.), págs. 407-434. 96 w. Labov, P. Cohen, C. Robins y J. Lewis, A Study of the Non-standard English of Negro and Puerto Rican Speakers in New York City, informe final del Cooperative Research Project 3288, 2 vols., Philadelphia, Regional Survey, 1968. 9° 91
Si se ha hablado de que no es requisito indispensable que el explorador sea sociolingüista, se debe a que las investigaciones suelen necesitar el concurso de varios de ellos, dependiendo del tama87
Véase Shuy, Wolfram y Riley, Field Techniques ... , cit., págs. 29-38. Como es lógico, en otras ramas de la sociolingüística han trabajado también sociólogos, psicólogos, antropólogos, etc. 89 Shuy, Wolfram y Riley entrenaron a los exploradores durante una semana, de forma intensiva (pág. 30). 88
73
74
Metodología sociolingüística
nes entienden el concepto de red de un modo mucho más laxo, en el que el propio explorador n6 ocupa un lugar definido dentro de la red. 2.3.3.
ORIGEN DEL INVESTIGADOR
Recogida de materiales
función de cara a los informantes; con un explorador que se integre en el grupo y que participe activamente en interacciones cara a cara (observación participativa). Maurice Sevigny 98 ha combinado las caract~rísticas de ambas clases de exploración y ha ofrecido la siguiente tipología: -
¿Explorador perteneciente a la comunidad estudiada o de un origen ajeno a ella? Se trata exactamente de la misma pregunta que se han hecho los dialectólogos, aunque hay que añadir nuevos matices. Un explorador inserto en una comunidad o grupo puede tener, presumiblemente, un más fácil acceso a los discursos casuales de los informantes, ya que su presencia podría suponer un obstáculo menor para la desinhibición. Sin embargo, al explorador «de dentro» le puede ser difícil acceder a ciertos registros formales. Por eso, algunos de los más importantes estudiosos han preferido utilizar exploradores combinados: unos pertenecen a la comunidad o al grupo, otros son ajenos a ella. Labov, en su estudio sobre Harlem, consiguió materiales de una gran parte del espectro estilístico gracias a la colaboración de dos exploradores negros (Clarence Robins y John Lewis), cuyas labores se coordinaban con las de dos blancos (Paul Cohen y el mismo Labov) 97 • La consecuencia que de ello se deriva es que convendrá utilizar uno u otro tipo de exploradores según el interés concreto de la investigación. 2.3.4.
PARTICIPACIÓN DEL EXPLORADOR
A grandes rasgos, puede hablarse de dos formas de enfocar la recogida de datos: con un explorador que desempeñe esa misma 97 En este sentido son muy interesantes las experiencias de U. Edwards (Lan-
guage in a Black Community, véase nota 142) y de E. Douglas-Cowie, «Linguistic Codeswitching in a Northern Irish Village: Social Interaction and Social Ambition», en P. Trudgill (ed.), págs. 37-51.
75
-
Participante. Participante como observador oculto. Observador como participante. Observador.
En cualquier caso, su caracterización juega con los rasgos que poseen las clases extremas. En general, la figura del observador participante ha sido muy utilizada en las investigaciones encuadradas dentro de la etnografía de la comunicación, mientras que el observador no participante ha tenido una mayor acogida en la sociolingüística cuantitativ~. La adopción de uno u otro recurso proporciona beneficios y limitaciones. Los más importantes han sido señalados por Milroy de forma bastante objetiva, a pesar de ser parte interesada en la polémica. La observación participativa tiene las siguientes ventajas 99 : l. a) Proporciona datos de gran calidad que suelen constituir una buena muestra del lenguaje en su registro más familiar. 2. a) Es capaz de dar cuenta de las normas comunicativas y sociales de una comunidad. 3. a) Permite describir y explicar con mayor fiabilidad las posiciones que ocupan los hablantes dentro de su grupo 100 • Las desventajas, que coinciden con la oferta de la técnica no participativa, pueden resumirse de la siguiente forma: 98
«Triangulated Inquiry-A Methodology for the Analysis of Classroom Interaction», en J. Oreen y C. Wallat (eds.), Ethnography and Language in Educational Settings, Norwood, N. J., Ablex, 1981, págs. 65-85. 99 Observing... , págs. 78-79. 100 Ventaja ya señalada por Labov, «Field Methods ... », cit., págs. 27-29.
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Metodología sociolingüística
l. a) Se accede a muy pocos contextos sociolingüísticos. 2. a) Requieren un esfuerzó y una concentración constantes del explorador. Un relajamiento inoportuno puede echar por la borda muchos meses de trabajo. Además, al estudiarse interacciones largas Y continuadas, el informante puede llegar a sentirse incómodo . con la presencia constante del magnetófono. 3. a) Se recoge una gran cantidad de material que no es útil en absoluto, con lo que parte de la inversión económica no consigue un rendimiento. 4. a) Ya que la observación participativa sólo es factible si se realiza en grupos o redes reducidos, es difícil conseguir una representatividad mínima y una aceptable variedad de factores sociológicos: no siempre se _encuentra el mismo número de mujeres que de hombres, de adultos que de adolescentes, de personas instruidas que de personas no instruidas, etc. 5. a) Las actitudes que despierte el explorador no tienen por qué ser las mismas en todos los individuos; por otra parte, a ese explorador le es difícil medir tales actitudes de forma objetiva, con lo que las ventajas de su participación, como un miembro más del grupo, se ven en parte contrarrestadas. Los aspectos positivos son considerables, los negativos no pueden ser ignorados. Siempre estará en el objetivo final de la investigación la piedra de toque para decantarse por alguna de las posibilidades existentes. 2.3.5.
CARACTERIZACIÓN DEL INVESTIGADOR
Las sesudas cavilaciones sobre si el explorador debe ser lingüista o no, si debe ser único o múltiple, si debe ser nativo o no, o sobre si es mejor o peor que participe en las interacciones dejan de dar su fruto si a la hora de redactar el trabajo no se le caracteriza minuciosa y co?cienzudamente. Al lector de trabajos de investigación se le deben proporcionar informaciones suficientes para que
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Recogida de materiales
él mismo pueda emitir un JUICIO sobre la calidad de los análisis y de la interpretación que ha hecho el autor. Por eso es importante dar a conocer, junto a las características de los datos lingüísticos y de los informantes, los rasgos sociológicos de los exploradores, las circunstancias que los rodearon en la campaña y la naturaleza de la relación que establecieron con los otros hablantes. Resumamos en unos pocos puntos los · datos de más interés que deberían ser revelados:
Rasgos sociológicos - Formación (lingüista o no). - Sexo. -Edad. -Raza. b) Relación con informantes (especialmente en la observación participativa) - Forma de acceder al grupo. - Función dentro o de cara al grupo. - Actitudes del grupo hacia él o ella. - Relación de-poder-solidaridad cqn los miembros del grupo. - Tipos de interacciones en que ha participado. - Tiempo de contacto con el grupo.
a)
Rasgos lingüísticos más destacados. d) Circunstancias especiales.
e)
En cualquier caso, los exploradores siempre han de ser bien caracterizados, práctica que no ha sido demasiado frecuente en sociolingüística, aunque sí en geografía lingüística.
2.4.
INFORMANTES
Una de las fases más complicadas e interesantes de la recogida de datos sociolingüísticos, aunque, en realidad, previa a la cosecha
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Metodología sociolingüística
en sí, es la selección, cualitativa y cuantitativa, de los informantes 101 • La elección· de los infoq:nantes tiene que ir siempre acorde con el objetivo de la investig~ción: hay que valorar el grado de representatividad de que gozarán los datos, el tipo de análisis a que van a ser sometidos, los sectores sociales que se pretende estudiar, las variables lingüísticas sobre las que se va a trabajar, los contextos comunicativos que se tendrán en cuenta y las clases de hipótesis que se han de comprobar, entre otros muchos factores · que escapan a la rigidez de un listado y a la inconcreción que supone el hablar en términos generales. Al sopesar todos estos hechos, el investigador debe ser consciente de que, si da más importancia a unos, va a sacrificar la precisión e incluso la presencia de otros. La selección de informantes en sociolingüística es un proceso a lo largo del cual al investigador se le irán presentando diversas opciones. La decisión que habrá de tomarse en cada caso supondrá una reflexión sobre aspectos teóricos (concepto de clase social, status, prestigio, etc.) y sobre aspectos metodológicos (grado de representatividad, tipos de muestras, significación estadística, etc.). Intentaremos aislar, en la medida de lo posible, los componentes más graves de este proceso, aunque en la práctica suelan calibrarse de forma conjunta. El punto de partida está en delimitar la población que se tendrá en cuenta para el estudio, es decir, en describir e identificar «el conjunto de todos los casos que concuerdan con una serie determinada de especificaciones» 102 • Aquí también encontramos diferencias entre lo que ha sido habitual en la etnografía de la comunicación y en el variacionismo. La etnografía ha trabajado normalmente con grupos muy reducidos de informantes (alumnos de un aula, amigos reunidos con cualquier propósito, comunidades muy peque101 Véase W. Wolck, «Community Profiles: an Alternative Approach to Unguistic Informant Selection», International Journal of the Sociology oj Language, 9 (1976), págs. 43-47. 102 Véase l. Chein, «Introducción al muestreo», en C. Selltiz et al., pág. 682.
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ñas, etc.) 103 • El variacionismo se ha centrado en grupos de población de mayor entidad. 'Pueden constituir una población todos los individuos residentes en una comunidad rural, en un barrio urbano, aquellos que están escolarizados en Enseñanza Primaria, los que tengan una edad comprendida entre un máximo y un mínimo establecidos de antemano o, en fin, cualquier grupo que responda a una determinada especificación 104 • Si hacemos una división interna de cada población, hablaremos de estratos o subpoblaciones para cada uno de los sectores que la compongan. Esto, que aparentemente es sencillo, puede presentar al sociolingüista algunos problemas de importancia. Supongamos que nos hallamos en disposición de hacer un estudio sociolingüístico sobre Alcalá de Henares (Madrid). En principio, nuestra «población» estaría formada por todas las personas residentes en esta localidad española. Pero, al trabajar con datos lingüísticos, debemos tener en cuenta ciertas circunstancias, porque ¿podría ·considerarse como hablante típicamente complutense a una mujer de 55 años llegada a la localidad cuando contaba con 47, procedente de una región tan marcada lingüísticamente como la Andalucía occidental? La respuesta ha de ser negativa. Si atendemos al hecho de que Alcalá ha pasado de 59.783 habitantes en 1970 a 142.862 en 1981 (1390Jo de crecimiento) y que estos «nuevos residentes» tienen su origen, en muchos casos, en regiones bien diferenciadas lingüísticamente de la de Madrid, ¿qué población deberá tomarse en cuenta?, ¿habrá que excluir de ella a los que no son nativos de Alcalá? Por otro lado, el valor del concepto de «nativo» en sociolingüística es relativo, como ha señalado P. Trudgill 105 , ya que hay personas que, habiendo nacido en un sitio, conservan, por causas diversas (v. g. ser hijo de emigrantes), unos rasgos lingüísticos de origen Véase F. Moreno, Sociolingüística en EE.UU., cit., cap. l. Véase G. Sankoff, «A Quantitative Paradigm for the Study of Communicative Competence», en R. Bauman y J. Sherzer, cit., págs. 18-49. 105 On Dialect, cit., pág. 10. 103
104
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Metodología sociolingüística
geográfico-social muy diferente. Pero, continuando en la suposición, puede darse el caso de que una proporción importante de nuestra «población» (86,8% ep. el caso de Alcalá en 1981) no sea originaria de allí 106 • ¿Podemos hablar entonces de representatividad en un análisis que prescinda nada menos que de las tres cuartas partes de los habitantes reales de una localidad? Labov se enfrentó/ a esta decisión en su estudio sobre Nueva York y, al excluir a los no nacidos en esta capital, vio su muestra reducida en un 350Jo (ad-. viértase que la exclusión no se hizo desde la «población», sino desde la muestra, aunque creemos que es un caso perfectamente extrapolable para nuestros fines inmediatos). Las críticas que esta postura ha levantado no deben echarse en saco roto 107 . Una solución podría ser la exclusión, siempre que los inmigrantes no constituyan, por ejemplo, una proporción superior al 10% de la población total; en caso contrario, se atendería a los no nativos que respondan a otro tipo de especificaciones, como la de llevar una serie de años residiendo en la localidad, haber criado allí a los hijos, no tener un origen muy distinto lingüísticamente del habla de la nueva residencia y todas· aquellas que se consideren oportunas. Pero los problemas no han hecho más que empezar. Naturalmente, el investigador, cuando delimita una población, parte de la idea de que va a tener un acceso hipotético a prácticamente todos los individuos que la componen, pero puede darse el caso de que no sea posible entrar en contacto con ciertos estratos de esa población, por tratarse de grupos marginales o automarginados o por cualquier otro motivo, como, sencillamente, que se nieguen a colaborar. Prescindir de ellos desfiguraría la realidad y la investigación perdería gran parte de su fiabilidad. Estos inconvenientes surgieron, por ejemplo, ante Labov en Nueva York o ante los expertos
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británicos que llevaron a cabo el «Proyecto sobre Minorías Lingüísticas» (Linguistic Minorities Project) 108 • Una herramienta para poder acceder a toda la «población» prestablecida son los censos, en los que quedan recontados todos sus integrantes. Sin embargo, puede ser difícil obtener una relación exhaustiva de los individuos que poseen una determinada característica en común. Si se desea hacer un estudio sobre el comportamiento de ciertas variables léxicas entre la población que consume con regularidad cualquier tipo de droga, el sociolingüista difícilmente encontrará una relación donde se detallen los datos personales de estos informantes potenciales; procederá por cálculos aproximativos o estimaciones, pero probablemente nunca podrá cubrir toda la población de forma adecuada. Pongámonos ahora en el caso de tener delimitada una «población» que no ofrece dificultades para acceder a ninguno de sus estratos y de la que disponemos de un censo completo. Normalmente no es posible recoger materiales de todos los componentes de la población, tarea por otra parte innecesaria: gracias al desarrollo de la estadística. Lo habitual es trabajar sólo con una parte de esos componentes, que son- seleccionados de entre el total, del que constituyen una muestra. Pero para ello es preciso saber cómo seleccionar a los individuos que se transformarán en informantes, en otras palabras, deben conocerse las técnicas del muestreo. Hay diversas formas de preparar una muestra. En general, la sociolingüística trabaja sobre técnicas ya experimentadas por la sociología, que pueden ser de dos tipos, muestreo de probabilidad y muestreo de no probabilidad, aunque cada una de ellas admite diversas posibilidades.
106
Inmigración entre 1970 y 1981. Sobre población de Alcalá, véase M. A. Díaz Muñoz, El espacio social en la ciudad de Alcalá de Henares, tesis doctoral inédita, Madrid, Univ. Complutense, 1987. 107 Véase S. Romaine, «A Critica! Overview ... », cit., pág. 167.
108
Los investigadores fueron G. Smith, C. A. Moser y G. Kalton. Véase C. A. Moser y G. Kalton, Survey Methods in Social Investigation, London, Heinemann, 1971. SOCIOLINGÜÍSTICA. -
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82 2.4.1.
MUESTREO DE PROB~BILIDAD 1
1
En este muestreo se parte del principio de que todos y cada uno de los componentes de la población tienen alguna probabilidad de ser seleccionados para formar parte de la muestra; por tanto, es posible establecer con exactitud su grado de representatividadi En Ciencias Sociales se distinguen tres clases de muestreo de probabilidad: muestreo simple al azar, muestreo estratificado al azar y muestreo en racimo o agrupado. A pesa~ del elevado coste que supone llevar a cabo cualquiera de los dos primeros, éstos han sido muy utilizados por la sociolingüística. Isidor Chein define el muestreo simple al azar de esta manera: Es el esquema básico de muestreo de probabilidad; se halla incorporado en todos los esquemas más complejos de muestreo de probabilidad. Una muestra simple de azar se selecciona mediante un proceso que no solamente da a cada elemento de la población una oportunidad igual de ser incluido en la muestra, sino que también hace la selección de cualquier combinación posible del número deseado de casos igualmente semejantes 109 •
Ahora bien, elaborar una muestra considerando todas las posibles combinaciones de todos los componentes de la población se convertiría en una tarea más penosa que lo que supone el resto de la investigación sociolingüística. No puede concebirse meter en un. bombo de lotería, por ejemplo, bolas en que aparezcan todas las combinaciones posibles entre los individuos que residen en Londres, si es que éste es el caso. La alternativa es seleccionar los destinados a formar parte de la muestra, utilizando una lista de números al azar 110 . Sólo habrá que numerar los individuos de nuestra población y seleccionarlos siguiendo las indicaciones de la citada lista.
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El muestreo al azar ha sido puesto en práctica por numerosos lingüistas, entre los que ·podemos destacar a W. Labov y a P. Trudgill, aunque también sería digno de cita el estudio que Charles L. Houck hizo sobre la ciudad de Leeds 111 • En este caso, la selección al azar se realizó sobre un mapa de la ciudad a escala 1:2500. El mapa fue cuadriculado en 236 unidades de un cuarto de kilómetro (sólo se estimaban zonas habitadas); sobre las cuadrículas se trazaron cinco anillos concéntricos desde el centro de la ciudad hasta las afueras; finalmente, se seleccionaron 118 cuadrículas, que representaban proporcionalmente a todos los anillos marcados sobre el mapa. Como se ve, no es imprescindible utilizar el sistema de la lista de números, siempre que el azar esté garantizado y que todos los individuos de la población tengan alguna probabilidad de ser elegidos. Labov utilizó, por ejemplo, guías telefónicas sobre las que se llevó a cabo una selección aleatoria. Sin embargo, como han hecho notar Milroy y Romaine 112 , el uso de las guías o de relaciones como los censos electorales o las listas de contribuyentes municipales pueden hacer que la muestra resulte inadecuada: en los listines sólo aparecen las personas que tienen teléfono, lo que ya supone una distorsión de la población; en los censos electorales no aparecen los menores de una edad determinada; en las listas de contribuyentes sólo encontramos a los que poseen cierto poder adquisitivo. También puede hacer dudar de la aleatoriedad de la muestra la forma de sustituir a aquellos elegidos que, por cualquier causa, no llegan a colaborar con la aportación de sus datos: si de un bloque de viviendas se ha seleccionado a un vecino del último piso, podría representar un sesgo, el que, al fallar éste, se eligiera a un vecino que vive en el primero, porque suele haber diferencias entre los 111
109
Chein, l., «Introducción al muestreo», cit., págs. 694-695. 110 Por ejemplo, en A. Woods et al., Statistics in Language Studies, Cambridge, CUP, 1986, pág. 297.
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Houck, Ch., «Methodology of an Urban Speech Survey», Leeds Studies in English, N. S. II, 1968, págs. 115-128. Obsérvese la proximidad entre esta técnica y la que utiliza la geografía lingüística para seleccionar los puntos de encuesta. 112 L. Milroy, Observing ... , pág. 19; «A Critica! Overview ... », cit., pág. 167.
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precios de las viviendas de plantas distintas (el poder adquisitivo de los dueños no sería el mismo probablemente). Chein caracteriza el muestreo estratificado al azar con estas palabras: En el muestreo estratificado al azar (... ) la población se divide primeramente en dos o más estratos (... ) Los estratos pueden estar basados en un criterio único (por ej., sexo, dando paso a los dos estratos de varones y hembras), o en una combinación de dos o más criterios (por ej., edad y sexo, adoptando estratos tales como varones menores de 21 años, varones de 21 y más años, hembras menores de 21 años, hembras de 21 y más años). En el muestreo estratificado, una muestra simple es lo que se toma de cada estrato, 113 y las submuestras se unen entonces para formar la muestra tota1 .
El muestreo estratificado es conveniente cuando se sospecha que los estratos pueden presentar diferencias importantes y que dentro de cada uno se observará un mínimo de homogeneidad. Ello supone que el investigador ha de emitir previamente una serie de juicios, basados por lo general en los resultados del estudio exploratorio, pero sin tener todos los datos ante sus ojos. La inclusión de estratos como sexo, edad o raza no suele presentar inconvenientes graves ni para los análisis ni para su interpretación. Los problemas pueden surgir, por un lado, de las subpoblaciones que no se han tenido en cuenta y, por otro, de aquellos factores que se valoran indebidamente. Dentro de estos últimos, es el concepto de clase social el que más tropiezos puede ocasionar. La moderna sociología aún no ha logrado caracterizar el ente denominado «clase social», ni siquiera puede dar pruebas irrebatibles de su existencia. La sociolingüística no lo ha intentado, pero el concepto ha sido usado ininterrumpidamente desde las primeras obras de Labov hasta la actualidad. En principio, una «clase social» está formada por una serie de personas que se ajustan a determinados niveles de ciertos 113
Cf. págs. 700-701.
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factores sociales. Las clases sociales suelen ordenarse de baja a alta en estadios escalonados, cuyo número varía. ·Para fijar los niveles de estratificación se recurre a uno o más factores sociales, tales como la educación, los ingresos económicos y la ocupación. Labov en Nueva York atendió a estos tres 114 • Trudgill utilizó, para crear su escala estratificada, los factores «profesión, ingresos, educación, vivienda, localidad y profesión del padre 115 ». Si se piensa que estos factores no tendrán idéntica incidencia sobre los hechos lingüísticos, se multiplican por coeficientes proporcionales a la importancia que se les atribuya. Ahora bien, a priori no puede especificarse cuáles son los factores que funcionan en todas las sociedades· para distinguir clases sociales, porque ni siquiera se puede afirmar que todas las sociedades estén estratificadas de esta manera. Aquí es donde aparecen los obstáculos para el sociolingüista: ¿cómo descubrir esos factores suponiendo que funcionen con este fin? Si para preparar una muestra estratificada se opta por distinguir clases sociales (cuando haya pruebas que lo aconsejen), el investigador ha de arriesgarse a establecer previamenté los factores sobre los que se construyen. Si no acierta, el resultado de su trabajo será sencillamente inútil. Pero en caso de. descubrirlos, lo más seguro es que se encuentre con un continuum sobre el que tendrá que determinar dónde acaba un(l clase y empieza otra. Vayamos ahora al otro extremo, el que afecta a subpoblaciones que no se tienen en cuenta. Cuando esto ocurre, obtenemos una imagen desfigurada de la realidad, no sólo porque nunca podrá conocerse en su plenitud, sino porque de este modo es fácil que se ponga el énfasisQen aspectos que no lo merecen 116 . Una de las 114
Véase Modelos ... , pág. 353. The Social Differentiation oj English in Norwich, Cambridge, CUP, 1974, págs. 30 y sigs. 116 Hay factores que no se valoran tanto como el sexo, la edad, la raza, la profesión, la ocupación y el nivel de ingresos, que pueden ser muy importantes. Romaine («A Critica! Overview ... », cit., págs. 174-175) «reivindica la importancia de la 'ocupación del padre', sobre todo para el estudio de adolescentes». 115
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Metodología sociolingüística
pocas formas que hasta ahora se ,han propuesto para evitarlo, dentro de la sociolingüística que se ~ecanta claramente por la cuantificación, ha nacido de un proyecto para el estudio de Tyneside (Tyneside Linguistic Survey), en Newcastle upon-Tyne, Gran Bretaña. Este proyecto tuvo una etapa en los años 60, cuyo representante más significativo fue B. Strang 117 , en la que no se utilizó muestreo al azar. Unos años más tarde, John Pellowe y sus colaboradores comenzaron a elaborar estudios en los que la selección de informantes se hacía sobre el Registro Electoral y en los que,. por otra parte, las variables lingüísticas y sociológicas se identificaban matemáticamente a partir de datos referidos a decenas de factores 118 . Quedaba minimizada, pues, la subjetividad que pudiera suponer el que las variables fueran seleccionadas sólo por el juicio, bueno o malo, del investigador. Entre las tesis doctorales nacidas en el seno de la TLS, merece ser destacada la de Valerie M. Jorres 119 • Allí se critica la forma, demasiado restrictiva, en que Labov y Trudgill seleccionan las variables y el tratamiento atomístico que se da a esas mismas variables una vez seleccionadas. Para evitar caer en estas limitaciones, Jorres pasa revista y analiza automáticamente 48 variables sociológicas entre las que se incluyen actitudes, contextos, etc. Aunque caiga algo fuera del interés de este epígrafe, añadiremos que las variables lingüísticas también fueron seleccionadas automáticamente: se incluyeron datos de 51 variables cuya importancia y complejidad fueron discernidas por procedimientos matemáticos. Debe tenerse en cuenta que estos artificios metodológicos se pusieron en marcha después de recogidos los datos. La cosecha en sí consistió en acumular una inmensa cantidad de información lingüística y sociológica de procedencia muy diversa, sin necesidad de
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buscar variables o factores concretos, porque éstos serían identificados a posteriori y automáticamente. Con este procedimiento, al contrario de lo que ocurre en otras investigaciones, la fase de análisis adquiere una gran sofisticación, mientras que se simplifica la de recogida de datos. Chein distingue un tercer tipo de muestreo de probabilidad, la muestra en racimo o agrupada 120 • Se utiliza principalmente cuando se trata de estudios que abarcan poblaciones muy amplias y consiste en partir de elementos que presenten algún tipo de agrupación. Si se quiere estudiar la «clase obrera» de una determinada ciudad, no es necesario trabajar en principio con una relación de cada uno de los obreros; se puede conseguir una lista de las fábricas o empresas y seleccionar algunas de ellas al azar (muestreo simple o estratificado). El estudio se realizará entonces sólo sobre los obreros de las fábricas seleccionadas 121 previamente. La técnica del agrupamiento puede permitir poner en marcha otros procedimientos complementarios, como el de «bola de nieve», para poder llegar a individuos concretos de. otras características sociológicas 122 • 2.4.2.
° Cf.
págs. 707-710. Shuy, W olfram y Riley partieron de un muestreo sobre niños en edad escolar y de las escuelas en que estudiaban (Field Techniques ... , págs. 4-19). 122 Sobre este procedimiento, véase E. Noelle, Encuestas en la sociedad de masas, Madrid, Alianza, 1970, págs. 177-179; puesto en práctica dentro de la sociolingüística por F. M. Martínez Martín, Fonética y socio/ingüística en la ciudad de Burgos, Madrid, CSIC, 1983, págs. 60-62. 121
«The Tyneside Linguistic Survey», en L. E. Schmidt (ed.), págs. 788-795. J. Pellowe et al., «A Dynarríic Modelling of Linguistic Variation: the Urban (Tyneside) Linguistic Survey», Lingua, 30 (1972), págs. 1-30. 119 Trabajó con datos de 150 informantes. Sorne Problems in the Computation oj Socio/inguistic Data, tesis doctoral inédita, Newcastle upon-Tyne, 1978. 118
MUESTREO DE NO PROBABILIDAD
Este tipo de muestreo está adquiriendo una aceptación cada vez mayor, porque es menos complicado, supone menos gastos y comparativamente no ofrece unos resultados tan distantes de los de probabilidad. Tres son las variedades principales del muestreo de no probabilidad: muestreo accidental, muestreo por cuotas y muestreo intencionado. 12
117
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El primero no suele utilizarse en sociolingüística: se trata simplemente de atender a los info11mantes que se cruzan en el camino del investigador hasta que éste /considera que su muestra es suficientemente grande. No hay forma de saber exactamente cuál es la desviación de este tipo de muestras, hasta que se comparan con otras más elaboradas. El muestreo por cuotas es el correlato de la muestra estratificada al azar en la no probabilidad. Consiste en dividir la población en subpoblaciones y en procurar que se atienda a informantes de todas ellas. El problema, al margen de la misma no probabilidad, está en la bondad del criterio utilizado para establecer las subpoblaciones, y en conseguir que todos los estratos estén representados por un número suficiente de informantes. El hecho de que las proporciones de individuos sean diferentes no es tan importante, si se conoce la proporción real del estrato en la población, y si éste está representado por un número suficiente de casos, porque los desequilibrios pueden corregirse fácilmente mediante operaciones ma. . t ema't"1cas 123 . N o creemos que estos limitados apuntes sean el lugar adecuado para especificar detalles matemáticos y estadísticos sobre este asunto, que, por otra parte, pueden consultarse en las ya abundantes publicaciones sobre lingüística matemática y estadística lingüística 124 • Como ejemplo de muestreo por cuotas, puede verse el que hemos llevado a cabo para el estudio del prestigio (§ 4.4.4) 125 • Finalmente, el muestreo intencionado se basa en el juicio del investigador para seleccionar los individuos que deben aparecer en la muestra. Esta clase de muestras ha tenido un eco notable: pode-
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mos destacar entre sus cultivadores a Romaine, Reid o Macaulay 126 . El único requisito que se exige es que el juicio personal del que elabora la muestra sea «razonable». En verdad, aparte de la diferencia en el número de informantes seleccionados, muy poco separa a esta técnica, científicamente, de la que suele utilizarse en geolingüística, · aunque los cultivadores de la primera se hayan ensañado en la crítica contra la segunda. Los tipos de muestreo (de probabilidad y de no probabilidad) que acabamos de comentar rara vez aparecen en su «estado puro». Es habitual que se combinen, yuxtapongan, y que se creen variantes menores, con el fin de adecuarlos a los objetivos de cada investigación. Como conclusión, antes de entrar en otros aspectos, podemos añadir que, después de un cuarto de siglo de experimentación en sociolingüística, se ha demostrado que ninguno de los sistemas de muestreo utilizados por ella (incluimos los de probabilidad) es técnicamente perfecto, o lo que es lo mismo, ninguno puede asegurar una representatividad idónea. Ello también depende en gran parte del desarrollo .de otras disciplinas, como la estadística y la misma sociología, lo que revela que la nuestra está, y probablemente siempre estará, en un estado de dependencia constante. Hemos de detenernos en un punto más: el número de informantes necesario para llevar a cabo una investigación sociolingüística, en otras palabras, el tamaño de la muestra. William Labov ha concluido, a raíz de sus estudios 127 , que la socio lingüística no requiere manejar un gran número de informantes, porque la conducta lingüística, como ya apuntamos, es bastante homogénea. Gillien Sankoff ha llegado a afirmar que, incluso para las comunidades más complejas, sería suficiente manejar los datos de 150 informantes 128 .
123
Lo mismo ocurre en la muestra estratificada al azar (l. Chein, op. cit., págs. 703-705). En cada cuota no deberían aparecer menos de cuatro o cinco individuos. 124 Véase A. Woods et al., op. cit.; Ch. Muller, Estadística lingüística, Madrid, Gredos, 1973; C. Butler, Statistics in Linguistics, Oxford, Blackwell, 1985. 125 Véase también el muestreo realizado por M. Alvar en Las Palmas (Niveles socio-culturales en el habla de Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas, Excmo. Cabildo Insular, 1972).
126 S. Romaine, A Sociolinguistic Investigation, cit.; E. Reid, «Social and Stylistic Variation ... », art. cit.; R. K. S. Macaulay, Language, Social Class and Education .. ., cit. 127 The Social Stratijication ... , pág. 638. Bastaría el 0.025 de la población. 128 «A Quantitative Paradigm ... », en G. Sankoff, The Social Lije oj Language, Philadelphia, PUP, 1980, págs. 47-49.
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Metodología sociolingüística
Dar cifras siempre es un asunto arriesgado. Nuestra experiencia tanto en dialectología como en socioliQgüística nos hace apoyar el principio de la «homogeneidad lingüfstica», pero entre eso y proporcionar cifras de presumible validez universal media un buen trecho. La homogeneidad existe, pero es muy difícil cuantificarla y mucho más ofrecer patrones polivalentes para su uso antes de la recogida de datos. Porque, como bien apunta Romaine 129 , Labov habló de homogeneidad después de haber trabajado con muchos informantes, no antes. ¿Merece la pena arriesgarse a presentar una imagen excesivamente simplificada de una comunidad, cuando, además, la reducción del número de informantes puede suponer una disminución en la significación teórica de la representatividad de nuestros datos? Depende de los recursos con que se cuente para llevar a cabo la investigación y de sus objetivos, pero también hay que valorar que, en el número de hablantes estudiados, existe un umbral de significación: antes de él· se obtienen datos significativos, después de él las conductas comienzan a ser redundantes. El estudio idóneo contará con un número de informantes que ronde ese umbral.
2.5.
TÉCNICAS DE RECOGIDA DE DATOS
El principio que debe guiar la aplicación de cualquier técnica de recogida de datos es el que apareció en la Regla 4. a: «Los hechos han de ser observados utilizando la técnica más adecuada a cada caso». Creemos que ésta es la única forma de evitar el enfrentamiento, famoso ya en la bibliografía sociológica 130 , entre los defensores de la «cuantificación» y los partidarios de la «cualificación», en parte reproducido, dentro de la sociolingüística, entre la escuela de Labov y los seguidores de Gumperz y Hymes. Es obvio que las posibilidades de cualquiera de ellos ponen de relieve las 129 130
«A Critica! Overview ... », cit., pág. 172. Véase W. Filstead (ed.), op. cit., especialmente págs. 103-154.
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limitaciones del otro, pero también es palmar que no todas las investigaciones parten de 'unos presupuestos teóricos idénticos ni tienen las mismas finalidades, los mismos objetos de estudio, los mismos recursos económicos, ni el mismo personal. Antes de adentrarnos en la descripción de las técnicas en sí, conviene hacer dos anotaciones: l. a) el resultado de la recogida de materiales será un cúmulo. de datos que normalmente se conservará bien en cintas magnetofónicas, bien en cuestionarios, sin que haya inconveniente para que se utilicen ambos medios; 2. a) la sofisticación de las técnicas de recogida de datos y la complejidad de los procedimientos de análisis suelen ser inversamente proporcionales. Como ya se adelantó en el primer capítulo, las técnicas o estrategias para conseguir datos sociolingüísticos, siguiendo la división hecha por Willems, se clasifican a lo largo de un continuum que representa los grados de estructuración que el investigador aplica a cada una de ellas. Cuando se usa una técnica de estructuración escasa o nula, los datos aparecerán sin seleccionar, con lo que se exige mayor complejidad a la fase analítica. Si la estrategia está muy estructurada, los datos aparecerán ya adscritos a unas variables concretas, por lo que el análisis será notablemente menos complicado. Entre ambos extremos se abre una infinitud de grados en los que podremos ir situando las estrategias que aquí describamos. Aunque probablemente no sea éste el mejor modo de hacer una presentación sistemática de ellas, preferimos, en principio, dividir las técnicas en dos grupos: a uno lo llamaremos «técnicas de observación» y al otro «técnicas de encuesta». Cada uno de ellos ofrece varias posibilidades con distinto grado de estructuración. Revisaremos solamente aquellas que han tenido una más amplia acogida dentro de la sociolingüística. 2.5.1.
TÉCNICAS DE OBSERVACIÓN
La finalidad de estas técnicas es recoger datos sobre la conducta sociolingüística de un grupo de informantes tal y como se produce
92
Metodología sociolingüística
en sus contextos naturales. Entre las «técnicas de observación» las hay más y menos estructuradas./ Las más estructuradas son aquellas en las que el investigador dispone de un guión donde va recogiendo informaciones específicas conforme van apareciendo. Son muy útiles, por ejemplo, para anotar las reacciones (generalmente previstas) que surgen ante determinados estímulos o para recoger ordena-r damente conductas kinésicas. Sin embargo, la sociolingüística, por lo general, ha hecho uso de «técnicas de observación>> relativamente poco estructuradas. De ellas destaca la observación participativa, a la que aludimos en epígrafes anteriores. Este tipo de observación nos proporciona numerosísimos datos que pueden explicar el porqué de determinadas conductas sociales o lingüísticas, en otras palabras, ayuda a comprender los hechos sociolingüísticos en su contexto inmediato. Es importantísimo que el investigador decida en qué va a consistir su participación dentro de una situación y, una vez inserto en el grupo que ha de ser estudiado, esté atento a recoger todo dato que pueda tener un valor explicativo. Como ha especificado Leonard Bickman 131 , los elementos comunes a una gran parte de situaciones sociales, a los que se debe prestar una especial atención, son los siguientes: 1) Los participantes. Hay que describir quiénes son y qué tipo de relación los une. 2) El ambiente. Hay que recoger datos de sus características y de cómo influyen o pueden influir en los participantes. 3) El objetivo. Se trata de observar el fin que reúne a los participantes en cada contexto. 4) La conducta. El investigador debe recoger el comportamiento lingüístico de los participantes. Para ello se servirá normalmente de un magnetófono, pero deberá anotar también aquellos hechos que no sean audibles.
Recogida de materiales
5) Frecuencia y duración de_ los encuentros entre los partidpantes. La «observación participativa» fue la técnica utilizada por Labov y sus colaboradores 132 para estudiar el inglés de los negros de Nueva York en discursos casuales. Su interés se centró en los adolescentes, con los que se convivió y se realizaron sesiones de grupo. También hicieron uso de esta técnica Blom Y Gumperz en su estudio de la comunidad noruega de Hemnesberget, en la que 133 se producen importantes problemas de dialectos en contacto • Pero al margen de estos trabajos y de la gran experiencia acumulada p;r la «etnografía de la comunicación» en conj~nto, 1~ investigación más digna de reseñarse es la que Lesley Mllroy h1zo en tres barrios de Belfast. El mérito de Milroy, desde nuestro punto de vista está en haber elevado el prestigio de la «observación participati;a» en sociolingüística. Tarea difícil, dado que la cor~iente .1~ boviana siempre ha puesto por encima otros intereses. La 1ntenc10n de Milroy fue comprobar el peso específico que el concepto de «red social» puede tener. Para ello, se introdujo como «amiga de un.a amiga 0 de un amigo>-> en tres redes de la ciudad de Belfast; ~ocah 3 zadas en los barrios de Ballymacarrett, Hammer y Clonard . Entabló relación paulatinamente con los miembros que las componían hasta que consiguió «ser vista como» un elemento más de la red. Ello le supuso adquirir una serie de compromisos personales que hicieron difícil la observación, pero, como contrapartida, consiguió acceder minimizando el problema de la «paradoja del observador», a num:rosos discursos casuales y ofrecer una perfecta descripción de la función desempeñada por el observador en todo momento. La comprensión de los hechos sociolingüísticos, tal y como son en su contexto natural, quedó asegurada.
132 131
«Recogida de datos. I. Métodos de observación», en C. Selltiz et al., págs. 372-378.
93
133 134
p. Cohen, C. Robins y J. Lewis. «Social Meaning in Linguistic Structures ... », art. cit. Descripción en L. Milroy, Language and Social Networks, 2. a ed., págs. 70-79.
Metodología sociolingüística
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2.5.2.
TÉCNICAS DE ENCUESTA
Las técniCas de encuesta normalmente permiten reunir gran cantidad de datos de un gran número de informantes con un esfuerzo mucho menor que el que exige la «observación participativa». Por medio de ellas, se recogen datos que son proporcionados voluntariamente (aunque hay excepciones, como veremos) por los propios informantes a petición del investigador, es decir, se cuenta con la colaboración del informante para satisfacer determinadas «curiosidades». No hay que esperar, pues, a que el hecho se produzca, simplemente se piden noticias de él. El esquema básico de las técnicas de encuesta es «pregunta-respuesta», aunque su aplicación práctica puede presentar distintos grados de complejidad. Podemos distinguir dos clases de «técnicas de encuesta»: encuestas directas y encuestas indirectas. En la encuesta directa, el informante proporciona consciente y voluntariamente el dato que interesa al investigador, mientras que en la encuesta indirecta el dato interesante es proporcionado de forma inconsciente al responder el informante, por su propia voluntad, a una pregunta formulada con tal fin. Dentro de las técnicas directas, destacan dos estrategias, que, a su vez, ofrecerán posibilidades alternativas: la entrevista y el cuestionario. Tanto una como otra requieren que el investigador presente ciertos estímulos (normalmente preguntas) ante los que pueda responder el informante. La principal diferencia entre cuestionario y entrevista estriba en que el cuestionario necesita que haya una serie de preguntas establecidas previamente y que deben ser presentadas en idéntica forma a todos los individuos. La ausencia de esta condición no es imprescindible en la entrevista. Por otro lado, el cuestionario no exige la interacción directa entre la persona del informante y la persona del investigador, porque es posible enviarlo por correo o distribuirlo de mil maneras, mientras que la entrevista sí lo requiere. Sin embargo, hay técnicas que hacen que no sea totalmente válida esta división, o mejor, que demuestran que no hay
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una distancia tan grande entre ambas, como tampoco la hay, en determinados casos, entre entrevista y observación. De igual forma que las «técnicas de observación» presentaban ciertas ventajas sobre las «técnicas de encuesta», y viceversa, el uso bien de entrevistas, bien de cuestionarios, también ofrece beneficios y limitaciones. A ellos haremos referencia cuando hablemos de cada. técnica específica. 135 Centrémonos, en primer lugar, en las entrevistas . Los grados de estructuración que el investigador puede inferirles son infinitos. Ahora bien, esto no nos va a impedir hacer una separación clara entre los extremos de la escala, a los que denominaremos entrevistas poco estructuradas y entrevistas muy estructuradas. Sobre ambos han trabajado los sociolingüistas, aunque también podrían darse ejemplos de grados intermedios, si es que no están en ellos algunas de las técnicas que vamos a comentar. Las entrevistas no estructuradas pueden ser útiles para recoger datos de cualquier nivel lingüístico, aunque la sintaxis, por sus propias características, presenta unas dificultades que ya hicimos notar en su momento. En líneas generales, una entrevista nada o poco estructurada consiste en una conversación entre investigador e informante, que trate de cualquier tema excepto -del lenguaje y de los hechos lingüísticos que van a ser analizados. Los discursos de ambos interlocutores son grabados en magnetófono, si bien conviene que los del primero sean cuantitativamente muy inferiores. Admitiendo siempre la existencia de posibilidades intermedias, este tipo de entrevistas posee dos variantes: la conversación dirigida y la conversación no dirigida. De ellas, la menos estructurada, obviamente, es la segunda. En una conversación dirigida el entrevistador intenta asegurarse de que son tratados ciertos temas o de que salen a la luz ciertos hechos que son de su interés, así como de que se va a conceder más tiempo de coloquio a unos temas que a otros. 135 Sobre las entrevistas en las Ciencias Sociales, véanse C. Selltiz et al., págs. 399-452; y W. Filstead (ed.), págs. 132-154.
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Metodología sociolingüística
Las conversaciones dirigidas por lo general presentan discursos formales o semiformales, aunque,/ si tienen una longitud adecuada, es posible incluso acceder a dis~ursos casuales. Se ha llegado a afir- " mar que este estilo puede presentarse después de una hora de conversación 136 • Establecer límites cronológicos para la «confianza» humana parece excesivo: hay informantes capaces de pasar a un registro informal. después de 15 minutos de charla, como-los hay que no pueden salir de la formalidad en dos horas. Del problema de la obtención del registro informal en una situación de entrevista ha dado fe la dialectología desde hace años, porque gran parte de las encuestas geolingüísticas se cubrecoh conversaciones de este tipo. William Labov, sin embargo, ha propuesto algunas estrategias que suelen hacer más corta la búsqueda del discurso casual. Una de ellas es preguntar: ¿Se ha encontrado usted en alguna ocasión en la .que pensaba hallarse en serio peligro de muerte, en la que ha llegado a pensar: esta vez ya está? 13 7 • 1
La respuesta, de ser afirmativa, suele ir acompañada de discursos en los que, debido a la vivencia emocional de lo narrado, aparecen numerosos hechos pertenecientes al registro menos formal. Pero el tema del «peligro de muerte» no siempre funciona con esta finalidad. Según Milroy 138 , el relato, por parte de una tercera persona, acerca de un muchacho de 19 años cuyo barco había naufragado en el Báltico, a causa del ataque de un buque ruso, que había sobrevivido a un tiroteo en Belfast, que había sido arrestado por razones políticas y herido de bala en las piernas, no alteró en forma grave ni el discurso del narrador ni el de su informante, que escuchó el relato. Puede concluirse de todo ello que cada comunidad
Recogida de materiales
es sensible a unos temas que el investigador deberá conocer y sacar en la conversación cuando convenga. Las conversaciones no dirigidas permiten generalmente una aparición más temprana de los discursos casuales, puesto que no se pone ningún tipo de limitación ni a los temas tratados ni a la duración que· se concede a los mismos. Teóricamente, el informante ha de sentirse más cómodo, puesto que en él puede recaer gran parte de la iniciativa 139 • La función del sociolingüista será conseguir que el coloquio no decaiga, animando al informante, dándole la razón en muchos puntos, aunque con cuidado 140 , preguntándole el porqué de lo explicado o sencillamente mostrando interés por ello. Las conversaciones no dirigidas pueden presentar, no obstante, algunas variantes que también permiten el paso de un registro formal a otro informal. Labov prestó atención a tres tipos de contextos 141: 1) Discursos exteriores a la entrevista formal. Suelen ser interacciones cortas que rompen el ritmo de una entrevista formal y que van acompañadas de un cambio de registro. Otras interacciones pueden surgir espontáneamente o bien pueden ser provocadas por el propio investigador haciendo referencia a aspectos triviales del contexto inmediato 142 • 2) Discursos con terceras personas. También suelen ser interacciones cortas, provocadas en este caso por la súbita aparición de terceras personas conocidas por el informante. En estas circunstancias, es frecuente el cambio de un ·registro formal por otro informal. 139
Véase C. Selltiz et al., pág. 440. Sería igualmente peligroso que el informante llegara a sentirse mal al ver asentir constantemente al investigador. 141 Modelos ... , págs. 125-130. 142 Labov no hace una clara diferencia entre ·1 y 2, porque admite en 1 la interrupción por parte de una tercera persona. Aquí procuramos separarlo. 140
136 137 138
Véase L. Milroy, Observing... , pág. 39. W. Labov, Modelos ... , pág. 125. L. Milroy, Observing ... , pág. 40.
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SOCIOLINGÜÍSTICA. -
7
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Metodología sociolingüística 3) Discursos que no corresponden a las preguntas. Aparecen también con frecueqcia en las conversaciones dirigidas. Son explicaciones circunstanciales, a veces de gran longitud, que el infon:hante da por creerlo necesario a propósito de una pregunta, aunque la relación con ella sea remota, o simplemente por encontrarse más cómodo haciéndolo.
Estos tipos de discursos o de conversaciones l:?reves, no dirigidas, suelen aportar datos interesantísimos: el investigador debe estar atento a ellos. Bien se ha de guardar el sociolingüista de describirlos conjuntamente con los discursos casuales conseguidos por otros medios (por ej., la observación participativa) sin mencionar su origen, porque las diferencias nacidas de la diversidad de situaciones son importantísimas en nuestra disciplina. Las entrevistas estructuradas rara vez son útiles para el estudio de la sintaxis, pero son especialmente valiosas para la fonética y el léxico. De hecho, las encuestas dialectales son entrevistas estructuradas, aunque en ellas quepa la no estructuración, como también ocurre para la sociolingüística. La entrevista estructurada es una técnica muy cercana al cuestionario, porque en ambos casos deben presentarse a los informantes exactamente los mismos estímulos y en el mismo orden; es decir, las preguntas deben ser hechas de igual forma a todos los individuos, para así asegurar que todos han respondido a unos mismos condicionantes lingüísticos. El registro que suele obtenerse con esta clase de entrevistas, igual que con el cuestionario, es formal. Existen varias maneras de llevar a cabo entrevistas estructuradas. Destacaremos cuatro, las más usadas por la sociolingüística actual: la lectura, la encuesta rápida, la encuesta de puerta en puerta y la entrevista telefónica. La técnica de las lecturas proporciona materiales pertenecientes a un estilo formal, cuyo valor se limita al ámbito de la fonología y de la fonética. Han sido utilizadas continuadamente desde 1966, siguiendo los cánones que estableció Labov, según los cuales con
Recogida de materiales
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ellas es posible obtener datos que respondan a un distinto grado de formalidad 143 . Las' tácticas que permiten conseguirlo son las que siguen: 1) · Lectura 144 • Se pide al informante que lea dos textos redactados en forma coloquial. El primero de ellos agrupa elementos de las variables estudiadas en párrafos sucesivos. En el segundo, se sitúan muy próximos pares de palabras fonéticamente cercanas. Por ejemplo, «And what's the source of your information, Joseph?» She used her sweet-and-sour tone of voice, like ketchup mixed with tomato sauce. «Are they running submarines to the Jersey shore?» 145 •
2) Listas de palabras. Se solicita del informante que lea listas de palabras o que recite series que conozca de memoria (por ej., los meses del año). La forma exterior o la organización que pueden tener las listas de palabras son muy variadas y normalmente están condicionadas por los fenómenos fonéticos que se estudian. 3) Pares mínimos. En este caso, se pide al informante que pronuncie parejas de palabras muy próximas fonéticamente (pueden ser las mismas del punto 1, pero sacadas de su contexto) y que explique cuál es la diferencia que él aprecia. Como ya vimos (§ 2.2.2.), se supone que el registro que se obtiene con la lectura, siendo formal, lo es menos que el que se obtiene con las listas, y el de éstas, menos aún que el que se consigue con los pares mínimos. La encuesta rápida, la encuesta de puerta en puerta y la encuesta telefónica 146 tienen varios rasgos en común: todas ellas suelen 143
W. Labov, The Social Stratification ... , cap. 4; Modelos ... , cap. 3. La misma técnica fue utilizada en Detroit. por Shuy, Wolfram y Riley (Field Techniques ... , págs. 39-44). 145 Modelos ... , pág. 119. 146 W. Labov, Field Methods ... , págs. 24-27; L. Milroy, Observing... , págs. 68 y sigs. 144
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Metodología sociolingüística
ser estrategias fuertemente estructuradas; son escasamente útiles para la sintaxis; bien organizadas, jtonstituyen un sistema rápido, económico y eficaz de recoger dato's lingüísticos. La forma de llevarlas a cabo es sencilla: simplemente hay que formular de un modo concreto una breve serie de preguntas. Lo complicado realmente es redactar las preguntas, tanto por el contenido como por su forma: es necesario que no contengan ambigüedades ni las provoquen. La organización interna de estos tipos de entrevista, como en los cuestionarios, suele consistir en el enunciado de las preguntas y un espacio para recoger las respuestas. Éstas habitualmente son de dos clases: de alternativas fijas o de final abierto. En el primer caso, el informante debe ceñirse a las posibilidades que se le ofrecen, entre las que se incluye el «no sabe 1 no contesta», aunque en determinadas preguntas se deja lugar para una respuesta abierta. En el segundo, el informante responde libremente y el explorador debe recoger con fidelidad lo que se le dice. Ha de tenerse en cuenta, a la hora del análisis, si se admiten una o varias respuestas, tanto si son fijas como abiertas. Existen unos modelos de cuestionarios de alternativas fijas que pueden ser de una extraordinaria utilidad para el estudio de las actitudes lingüísticas y que suelen denominarse escalas. Cuando se estudia la actitud, lo habitual es encontrar no solamente opiniones contrarias, sino otras que pueden ser ordenadas gradualmente entre dos extremos. Las escalas suelen hacer muy cómodo el análisis de los datos, puesto que se construyen teniendo en cuenta argumentos matemáticos 147 . Un cuestionario en escala o una entrevista en la que se ofrecen posibles respuestas escalonadas buscan que el informante elija, al responder a una cuestión, entre los distintos grados que se le presentan, a los que previamente el investigador ha atribuido un valor numérico que servirá para conseguir una interpretación cuantitativa de lo analizado (¿Qué le parece X? Respuestas:
147
Véase C. Selltiz et al., op. cit., págs. 558 y sigs.
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1. Desastroso; 2. Mal; 3. Bastante mal; 4. Regular; 5. Bastante bien; 6. Bien; 7. Extraordinario). Otro tipo de escala, bien conocido, es el que Rensis Likert expuso en 1932, que consiste en presentar al informante una serie de afirmaciones acerca de las cuales 148 debe mostrar su acuerdo o desacuerdo • Lógicamente estas técnicas tienen limitaciones: lo medido no debe ser ambiguo en absoluto (problema difícil de solucionar a la hora de tratar asuntos de lengua). También poseen, por supuesto, las limitaciones que nacen del hecho mismo de tratarse de cuestionarios. Acerca del registro que se obtiene en los discursos de los informantes con las entrevistas estructuradas en general, es difícil hacer valoraciones precisas. En muchos casos estas estrategias no se ven afectadas por la «paradoja del observador» 149 , pero no puede generalizarse. En nuestra opinión, es más fácil conseguir estilos no formales en la encuesta rápida que en la telefónica o en la encuesta de puerta en puerta, pero no necesariamente. El investigador ha de describir lo ocurrido en la aplicación de su encuesta y extraer sus conclusiones. Las características principales de los cuestionarios las hemos ido exponiendo aquí y allá al hilo de los comentarios sobre las entrevistas. Precisemos:
1)
No es imprescindible la interacción directa entre investigador e informante. 2) Exigen la formulación de preguntas previamente establecidas. 3) Pueden ser de final abierto o de alternativas fijas. 4) El registro obtenido es formal.
148
Lo difícil realmente es redactar y preparar las afirmaciones. William Labov (Modelos ... , págs. 100-104) preguntó en grandes almacenes dónde podía encontrarse un determinado producto. Los informantes respondían con un natural jourth floor. Después el investigador fingía no haber entendido, para obtener una respuesta 1nás cuidada. 149
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Metodología sociolingüística
Los cuestionarios pueden ser muy útiles para recoger datos. sintácticos, léxicos y semánticos. :Ua fonética y la morfonología quedan relegadas en ellos en un último plano, puesto que los materiales se obtienen por escrito, excepto en el caso de que las respuestas se recojan en transcripción fonética. Pero, a pesar de sus limitaciones, el cuestionario ha demostrado ser muy útil, por ejemplo para el estudio de actos de habla. Así lo hemos comprobado en nuestro análisis de mensajes coloquiales en Quintanar de la Orden 150 • Necesitamos utilizar dos cuestionarios: uno de finales abiertos, para el estudio exploratorio, y otro de alternativas fijas, el definitivo. La ventaja de trabajar con alternativas fijas está en que es más fácil dar a los materiales un tratamiento cuantitativo. Como es de suponer, a todos los informantes se hacía exactamente las mismas preguntas, en el mismo orden y con el mismo enunciado. El estudio exploratorio nos permitió obtener una relación de los actos de habla más utilizados con distintas finalidades y funciones. Éstos pasaron a constituir las alternativas fijas del cuestionario definitivo. Véase como ejemplo el Cuadro 3. Haremos finalmente referencia a las técnicas indirectas de encuesta. Como ya se ha apuntado, el objetivo de estas técnicas es conseguir datos que sean proporcionados por el informante inconscientemente. También puede hablarse de técnicas indirectas más y menos estructuradas. Las menos estructuradas, que en Ciencias Sociales reciben la denominación de «métodos proyectivos» 151 , están encaminadas a estudiar aspectos profundos de la personalidad: percepción del mundo, reacciones emocionales ante determinados estímulos, etc.; por eso han sido ampliamente cultivadas por psicólogos y psiquiatras. Los objetivos de la sociolingüística han hecho que en esta disciplina sea más adecuado el uso de técnicas estructuradas, más conocidas como tests. Entre ellas destaca el test de «in-
150 151
«Análisis sociolingüístico de actos de habla coloquiales», art. cit. C. Selltiz et al., op. cit., pág. 455.
Recogida de materiales
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Pregunta 9. -Vd. ha.hecho un favor a otra persona. Ella le dice: «Oracias, muchísimas gracias». ¿Vd. qué contestaría, si esa persona es un ...
Policía des- Policía amigo Desconocido o familiar conocido de joven unos 40 años de unos 40 años
Amigo o familiar joven
1 No hay de qué
2 Pudiéndolo ha-
cer, lo que necesite ;
3 De nada
4 Muchas veces
5 No tiene im-
portancia 6 No tiene por
qué darlas 7 Siempre que lo
necesites, melo
dí-
CUADRO
3
seguridad lingüística» utilizado también por William Labov 152 • Se trata de obtener índices sobre las diferencias existentes entre lo que
152
Véase Modelos ... , págs. 178-179.
104
Metodología sociolingüística
el hablante cree correcto y lo que realmente dice. López Morales hizo esta descripción en su estudiQ sobre San Juan de Puerto Rico 153 : Los informantes oyeron textos con cada una de las realizaciones apuntadas, señalando de inmediato las que consideraban correctas; una vez terminada esta operación, oyeron de nuevo los textos que, aunque grabados por la misma voz, ofrecían una ordenación diferente: en este caso, el informante indicaba cuál era la forma usada por él regularmente 154 •
Estas técnicas tienen su origen en la denominada matched guise («pares falsos») propuesta por W. Lambert en 1967 155 • Su objetivo es analizar las actitudes lingüísticas y reacciones subjetivas de los informantes respecto a determinadas variedades lingüísticas y sus usuarios. El informante emite un juicio sobre grabaciones en las que se usan variedades distintas por parte de un mismo hablante, aunque el sujeto no debe conocer este último hecho. Un claro ejemplo de su aplicación, aunque existen decenas 156 , es el que realizó Labov a propósito de la hipercorrección en la clase media 157 . Por ultimo, destacaremos el «test de disponibilidad léxica», utilizado por López Morales con informantes de la capital puertorriqueña 158 . Su finalidad es cuantificar las diferencias existentes, en cuanto al léxico disponible, entre distintos estratos socioeconómicos de San Juan. El test es de carácter asociativo y consiste en presentar al informante unos estímulos, unos temas o «centros de interés», a propósito de los cuales el sujeto va enunciando unidades léxicas relacionadas semántica o referencialmente. 153
«Índices de inseguridad lingüística en San Juam>, en Dialectología y sociolingüística. Temas puertorriqueños, Madrid, Hispanova de ediciones, 1979, pág. 167. 154 «Índices ... », cit., pág. 167. 155 «The Social Psychology of Bilingualism», Journal of Social Issues, 23 (1967), págs. 91-109. 156 Véase F. Moreno, Sociolingüística en EE.UU., cap. 3, nota 49. 157 Modelos ... , pág. 192. 158 «Disponibilidad léxica y estratificación socioeconómica», en Dialectología y Sociolingüística. Temas puertorriqueños, págs. 173-181.
105
Recogida de materiales
En líneas generales, las técnicas indirectas estructuradas permiten el estudio de cualquier aspecto sociolingüístico en cualquiera de los niveles del lenguaje, pero es aconsejable, si se persigue la descripción de un grupo o una comunidad, hacerlas complementarias de otras estrategias de las que aquí se han descrito. Presentamos un .esquema, a modo de resumen, en el que aparecen todas ellas (Cuadro 4). A.
Técnicas de observación
Observación participativa B.
Técnicas de encuesta B.l. Técnicas directas B .1.1. Entrevistas a) No estructuradas Conv.ersación dirigida Conversación no dirigida b) Estructuradas Encuesta rápida Encuesta de puerta en puerta Entrevista telefónica B.l.2.
B.2.
Cuestionarios de alternativas fijas (escalas) de final abierto
Técnicas indirectas (tests) Test de inseguridad lingüística Test de «pares falsos» Test de disponibilidad léxica
CUADRO
4
Técnicas de recogida de datos en sociolingüística
CAPÍTULO
III
ANÁLISIS DE LOS MATERIALES SOCIOLI,NGÜÍSTICOS
3.1.
3 .1.1.
EL ANÁLISIS COMO PROBLEMA METODOLÓGICO
PROBLEMAS GENERALES
A la hora de revisar los estudios ya publicados, se echa de menos en ellos más información sobre el proceso de análisis. Dando por supuesta la calidad de un estudio, no es algo cot~diano encontrar datos suficientes para experimentar por uno mismo si la aplicación de una técnica ha sido correcta o si ha sido conveniente de acuerdo con sus propias limitaciones y con la naturaleza de los materiales. Estas comprobaciones resultan prácticamente imposibles si los datos recopilados se presentan -en la publicación- en un estado de elaboración muy avanzado. Lo ideal sería situar al lector en unas condiciones similares a las que tuvo el autor en su momento, ofreciendo los datos poco o nada elaborados, explicando las tareas que se han realizado sobre ellos y describiendo minuciosamente las técnicas con que se han analizado. En líneas generales, una vez recogidos los datos, el análisis consiste en identificar, agrupar, ordenar y comparar esos datos. Esta «estrategia», por descontado, es la que se aplica en cualquier estudio lingüístico de corte empírico. Por tanto, en principio, los análi-
108
Metodología sociolingüística
sis sociolingüísticos no tienen por qué diferir técnicamente de los de otras ramas, como la lingüís~ica histórica o la dialectología, por hablar de las consideradas «tradicionales». Lo que ocurre es que, dentro de los conceptos de «ordenar» y «comparar», la sociolingüística incluye técnicas que no suelen ser empleadas (aunque sin duda lo serán) en otras disciplinas. Actualmente existe una oferta de técnicas que cualquier especialidad puede utilizar (¿no se está desarrollando la dialectometría?) 1 y que la sociolingüística está sabiendo adaptar a sus necesidades tanto teóricas como metodológicas. Evidentemente, no se debe olvidar que estamos refiriéndonos a un paso concreto de la investigación: el análisis de los datos. Una de las dificultades con las que se encuentra el investigador de cara al análisis es elegir entre las muchas posibilidades que se le ofrecen. Cuando seleccione un sistema de análisis, el sociolingüista habrá de procurar que en todo caso la técnica sea adecuada a la naturaleza de los datos que han de ser analizados y que vaya acorde con la finalidad del estudio. Algo tan sencillo en apariencia puede volverse tercamente difícil, por cuanto la naturaleza de los datos no es menos variada que los posibles objetivos de la investigación. Habrá que valorar si se está ante datos fonéticos, sintácticos, coloquiales, formales, numerosos, escasos, eté., en qué circunstancias comunicativas se han recogido, de qué tipo de muestras, Y las características de los miembros que las componen, entre otros factores, así como si se pretende hacer una descripción, comprobar una hipótesis o llegar a algún tipo especial de averiguación, para seleccionar las técnicas de análisis más convenientes en cada caso. 1
Véase H. Goebl, Dialektometris_che Studien, Tübingen, Niemeyer, 1984 (3 tomos). H. Loffler, Probleme der Dialektologie. Eine Einführung, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1980. H. Niebaum, Dialektol¿gie, Tübingen, Niemeyer, 1983. Referencias en P. García Mouton, «El estudio del léxico en los mapas lingüísticos», en F. Moreno (ed.). Véase también W. Viereck, «The Computerization and Quantification of Linguistic Data: Dialectometrical Methods», en A. R. Thomas, Methods in Dia/ectology, Clevedon, Multilingual Matters, 1988, págs. 524-550.
Análisis de los materiales sociolingüísticos 3 .1.2.
109
CUANTIFICACIÓN Y NO CUANTIFICACIÓN
Analizar es básicamente descomponer (etimológicamente «desatar»). Un análisis consiste, por tanto, en separar las partes de un todo hasta dar con cada uno de los elementos que lo componen. En general, hay dos formas de realizar un análisis: identificando simplemente las partes de ese todo o identificando esos elementos y averiguando en qué cantidad aparece cada uno de ellos. A la primera posibilidad se la denomina anqlisis cualitativo; a la segunda, análisis cuantitativo. Dentro de la lingüística podemos encontrar ejemplos de uno y otro tipo: los análisis gramaticales, tal y como se vienen realizando hasta el momento, sea en la escuela que sea, son típicamente cualitativos 2 , de igual forma que lo son los que se han realizado dentro de la corriente sociolingüística denominada «etnografía de la comunicación» 3 • En la sociolingüística de Labov, dedicada principalmente al estudio del lenguaje en su contexto social, existe ya una clara tradición de análisis cuantitativo. Esto se debe a que, especificando las cantidades que corresponden a cada elemento (por ej., las probabilidades que encierra una variable), es más fácil obtener conclusiones acerca de cómo puede evolucionar ese todo. Identificando los elementos cualitativamente, se consigue una visión estática del conjunto. Pero, de esta forma, estamos adentrándonos en un terreno que, si no pertenece exclusiva~ mente al ámbito de la teoría, sí permite un comentario más extenso a propósito de la interpretación. Parece claro que la sociolingüística estricta se ha inclinado por el estudio de datos cuantificados. Los problemas surgen cuando la cuantificación presenta insuficiencias para trabajar con ciertos da2
Aunque cada vez se .cultiva más la cuantificación. Véase J. De Kock, Gramática española. Enseñanza e investigación, t. 2a y b, 3. a ed. experimental, Lovaina, 1986. 3 Véase M. Saville-Troike, The Ethnography oj Communication, Oxford, Blackwell, 1982.
110
Metodología sociolingüística
tos, bien por defecto propio, bien por dificultades intrínsecas a los datos. Señalan Selltiz et al. 4 , para las Ciencias Sociales, que ante los datos no cuantificados se ,han adoptado dos posturas: a) Actitud positivista. Se /parte de la idea de que todos los datos pueden medirse, por lo que una de las tareas del investigador debe ser. la de refinarlos hasta poder someterlos a la cuantificación. Se argumenta que aun los datos en un estado precuantitativo o preclasificado pueden resultar útiles, por ejemplo, para ilustrar una clase de observaciones o para sugerir un nuevo concepto. b) Actitud fenomenológica. Desde este punto de vista, los datos individuales son significativos por derecho propio, al margen de que admitan ser organizados en escalas o agrupaciones de índole diversa. En sociolingüística, la actitud más frecuente ha sido la de dar preferencia a los datos cuantificados. De hecho, había (y hay) tanto que hacer dentro de la cuantificación que no ha importado posponer el enfrentamiento con otros casos. Labov ha trabajado casi exclusivamente dentro de la cuantificación. Pero, cuando se ha decidido experimentar desde la no cuantificación, lo habitual ha sido adoptar una actitud iositivista. El ejemplo más claro lo tenemos en los estudios sociolingüísticos sobre sintaxis. Ya hemos comentado las dificultades que nacen de los corpora de datos sintácticos. Desde la perspectiva de la variación surge además el problema de considerar las variantes sintácticas como totalmente equivalentes o no desde un punto de vista semántico y pragmático. Este último es un aspecto que ya ha sido tratado detenidamente por Lesley Milroy en su Observing and Analyzing Natural Language, así que, de momento, no merece la pena insistir 5 • Volviendo a la actitud positivista, ésta también se adopta en estudios sobre conversaciones en
Análisis de los materiales sociolingüísticos
111
las que participan pocos interlocutores. Cuando no se obtienen datos en el número suficiente y en la proporción adecuada para poder trabajar con ellos desde el modelo cuantitativo, el investigador puede adoptar otras técnicas de recogida de datos que le permitan hacer recuentos sobre aspectos concretos. Al preparar estas otras técnicas (entrevistas estructuradas o cuestionarios), el investigador debe jugar con conocimientos adquiridos por él previamente sobre el fenómeno que será analizado. Otros investigadores, aun trabajando dentro de la cuantificación, prefieren, en determinados momentos, intentar ver sus datos cuantificados desde una perspectiva cualitativa. Es el caso de Mats Thelander en su estudio sobre la variación entre 1d::>mm/ y 1demml, 'ellos' en la comunidad sueca de Burtdisk 6 • Para Thelander, los datos sociolingüísticos no deben ser sobrecuantificados. Esto puede evitarse manipulándolos sin pasar por alto los aspectos cualitativos que en ellos se muestran. El investigador sueco distingue dos tipos de variación a propósito del cambio de código: la micro-variación y la macro-variación. La micro-variación suele venir determinada por factores contextuales intra y extralingüísticas (la caída o no de -r implosiva en inglés obedece, por un lado, a las características del propio contexto lingüístico y, por otro, a los sexos y edades de los hablantes). La macro-variación suele verse afectada exclusivamente por factores extralingüísticas (por ej.,. la alternancia de lenguas o dialectos supone el cambio de situación lingüística). La microvariación suele ser analizada cuantitativamente; la macro-variación debe ser estudiada desde la cualificación. Aunque Thelander presenta sus conclusiones desde un campo que en principio dejamos fuera de nuestros intereses (lenguas en contacto), creemos que puede ser un ejemplo ilustrativo de un tipo de solución ante la alternativa cuantificación/ cualificación: combinar ambas posibilidades.
4
C. Selltiz, et al., Métodos de investigación en las relaciones sociales, 3. a ed., Madrid, Rialp, 1980, pág. 617. 5 Asunto tratado también por H. López Morales, Sociolingüística, Madrid, Oredos, 1989, págs. 91 y sigs.
6 «A Qualitative Approach to the Quantitative Data of Speech Variation», en S. Romaine (ed.), Sociolinguistic Variation in Speech Communities, London, E. Arnold, 1982, págs. 65-83.
112
Metodología sociolingüística
Dedicaremos lo que queda d~ capítulo casi exclusivamente a los análisis sociolingüísticos cuantitativos, aunque no por ello dejaremos de hacer comentarios de¡ alcance más general.
3.2.
3 .2.1.
CONSTRUCCIÓN DE CLASES
LAS REGLAS Y SU APLICACIÓN
Tanto los análisis cuantitativos como los cualitativos tienen entre sus objetivos el de establecer clases de elementos. Ahora bien, la tarea se hace más complicada, o al menos exige técnicas más complejas, cuando se pretende clasificar cuantificando. En el capítulo 1, tuvimos la oportunidad de presentar tres reglas (3. a' 4. a' 5. a del análisis) que afectaban a la construcción de tipos o clases. Como puede suponerse, estas reglas están dictadas para que tengan validez en los análisis cuantitativos y cualitativos. En el momento de aplicarlas, nos vamos a encontrar principalmente con tres dificultades: en primer lugar, seleccionar criterios que han de llevar al cumplimiento de la Regla 3. a y d~cidir el momento en que se va a realizar la selección; en segundo lugar, valorar la naturaleza de los datos (lingüísticos y extralingüísticas) que van a ser analizados, es decir, que serán repartidos en clases; por último, si se trabaja desde la cuantificación, seleccionar las técnicas estadísticas de análisis que ayudarán a hacer la clasificación. 3.2.1.1.
Análisis de los materiales sociolingüísticos
113
y cada variable, lingüística y extralingüística, refleja un determina-
do número de variantes que deben ser cuantificadas. Acabamos de referirnos a dos conceptos cuya separación es de singular importancia para el análisis: variable y variantes. Ambos se utilizan como criterios para hacer clasificaciones. Variable es un rasgo que puede manifestarse de formas distintas, a las que se denomina variantes. Así, por ejemplo, el fonema /s/, cuando va en posición implosiva final de palabra, en numerosos puntos del mundo hispánico, puede presentar distintas variantes en su realización: [s], [h], 0, etc. De igual forma, la variable «edad», como elemento sociológico, es un rasgo que encierra tantas variantes como años pueden contar las personas en su vida. Los análisis cuantifican tanto las variables como las variantes. Las variables y variantes que se van a manejar en el análisis suelen ser seleccionadas y establecidas por el investigador antes, incluso, de efectuar la recogida de datos, aunque no siempre es así, constituyendo el núcleo de las hipótesis. Como puede suponerse, cuando los criterios se seleccionan tempranamente es porque el investigador está en condiciones de hacerlo, es decir, porque se ha realizado algún estudio exploratorio serio sobre cuyos resultados se han planteado hipótesis de trabajo. Comentamos en el capítulo II que cuanto más sofisticada es la recogida de datos, tanta más sencillez presenta el análisis. La función «identificadora» de elementos será más importante en el análisis de aquellos datos que hayan sido recogidos de una forma poco elaborada. En este último caso, suele necesitarse una mayor cantidad de material.
Selección de criterios y momento de su aplicación
La selección de los criterios que han de determinar las clasificaciones está directamente relacionada con la forma en que los datos han sido recogidos y la finalidad del estudio. Un estudio típicamente etnolingüístico analiza los datos recogidos discerniendo los elementos que llevan al establecimiento de clases. Cuando el análisis es cuantitativo, las clasificaciones suelen realizarse sobre variables
3 .2.1.2.
Otra vez sobre la naturaleza de los datos
Si decimos que el análisis consiste básicamente en identificar las partes que componen un todo, en apariencia se da por cierto que la realidad sociolingüística está organizada en clases o tipos. No es así exactamente. El análisis es un artificio mediante el cual parcelamos una realidad de naturaleza continua para llegar a conocerla SOCIOLINGÜÍSTICA. -
8
114
Metodología sociolingüística
Análisis de los materiales sociolingüísticos
mejor. Nos referimos naturalmente a la realidad lingüística y a la realidad social. No existen razortes absolutas que obliguen a distinguir cuatro clases de edad en los :informantes ( - 20; 21 - 35; 36 - 50; 51 - ) . Lo mismo podríamos decir de la naturaleza de los datos lingüísticos y su clasificación. ¿Por qué distinguir cuatro segmentos estilísticos y no más? ¿Por qué para clasificar los registros hemos de fijarnos sólo en la atención que el hablante presta a su discurso o a las características de los oyentes, como propone Bell 7 ? ¿Por qué distinguir sólo dos variaciones en la realización fonética del sufijo ing ([in], [iiJ])? ¿Acaso la realidad no ofrece infinitas posibilidades intermedias? 8 • La naturaleza de los datos (lingüísticos y no lingüísticos) es tan compleja que el investigador, especialmente si desea hacer cuantificación, se ve obligado a vestirla de límites clasificadores. El problema no está tanto en parcelar la realidad o no, cuanto en parcelaria de forma razonable o justificada de acuerdo con los objetivos de la investigación y el costo que supondría cumplirlos. 3.2.2.
7
Véase § 2.2.2. Véase P. Trudgill, The Social Differentiation of English in Norwich, Cambridge, CUP, 1974, pág. 92. 9 K. R. Scherer y H. Giles, Social Markers in Speech, Cambridge, CUP, 1979. 8
como unidades puramente etnográficas y psicológico-sociales. Nos detendremos especialmente en las variables vistas desde la cuantificación. La importancia de la recogida de datos para el análisis es enorme, porque en ella se pondrán en contacto estas clases sociológicas con variables lingüísticas. Si las ordenaciones preparadas de antemano no son correctas, el análisis será completamente infructuoso. Sin embargo, no es necesario hacer mallas cosas para topar con limitaciones. Hudson comenta que la sociolingüística cuantitativa se ha visto obligada, en parte, a trabajar con grupos de hablantes, no con individuos 10 • Un inconveniente de este sistema es que la variación que pueda darse dentro de cada grupo queda oculta, a menos que contemos con datos sufi?ientes como para calcular la «desviación típica o estándar» (§ 3.3.2.). Pero el problema más grave está en que el análisis de grupos no permite distinciones para la gente que pertenece a los grupos en distintos grados; y cuando las puntuaciones individuales se han fundido en promedios de grupo, no hay forma de indicar si ello debía o no haber sido tomado en cuenta 11 • '
LAS VARIABLES SOCIALES
Las variables sociológicas con las que más ha trabajado la lingüística cuantitativa han sido: sexo, edad, raza, posición socioeconómica y educación 9 • Cada estudio otorga mayor relevancia a aquellas variables que van a dar un mejor rendimiento de acuerdo con un fin último. La etnografía de la comunicación, por su parte, incluye entre sus parámetros (además de los indicados) otros directamente relacionados con la interacción cara a cara: elementos paralingüísticos y kinésicos, tipos de oyentes, detalles contextuales, así
115
Esto nos lleva a otro asunto que fue levemente esbozado en el capítulo anterior: la organización interna de los entes sociales. La sociolingüística de Labov divide las comunidades en estratos socioeconómicos y, por tanto, los análisis que se realizan son estratificacionales. Esta concepción ha funcionado en ciudades como Detroit 12 , Nueva York, Norwich, San Juan de Puerto Rico, Las Palmas de Gran Canaria, etc., pero parece claro que no tiene una validez universal. Por eso han surgido alternativas, como el concepto - de «mercado lingüístico» o el de «red social», sin contar con las
l
w Hudson, R. A., La sociolingüística, Barcelona, Anagrama, 1981, págs. 176-177. Ibid.; La sociolingüística, ,cit., pág. 179. 12 R. Shuy, W. Wolfram y W. K. Riley, A Study of Social Dialects in Detroit, Washington, D. C., Office for Education, 1967. 11
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Metodología sociolingüística 13
posiciones defendidas por la etnografía de la comunicación • Tanto la «red» como el «mercada>>, tienden a interpretar la variación sociolingüística, no en función de estratos (supuestos o reales), sino de grupos de actividad comunicativa. En el concepto de «mercado lingüístico» subyace el principio marxista según el cual la conducta lingüística, y por tanto sus variaciones, viene determinada por la relación de los hablantes con los medios de producción. Un mercado, tal y como lo entienden David Sankoff y Susan Laberge, reflejaría conductas dependientes de las actividades socioeconómicas de los individuos 14 • El concepto de «red social» nació por un deseo de trabajar con unidades menos abstractas que el estrato social. La definición de «red social» ya quedó apuntada, pero hay otros muchos aspectos que merecen comentario. Si consideramos que una~~. está formada por las relaciones que un individuo establece con otros, estamos obviamente ante un priiidpio de validez universal, como ha afirmado Lesley Milroy. De lo que no estamos tan seguros es de que la metodología empleada por Milroy para estudiar esas redes tenga un alcance tan amplio, especialmente en lo que se refiere a la recogida de..,datos 15 • Desde el punto de vista del análisis de los factores sociológicos que determinan la existencia de las redes, es importante destacar que éstas. poseen distintos grados de densidad y de multiplicidad, según el número de individuos que las forman y la fuerza de los vínculos que unen a sus componentes. Cada uno de los miembros recibe un índice numérico que refleja la estructura de
13 Véase F. Moreno, Sociolingüfstica en EE. UU (1975-1985), Málaga, Ágora, 1988, Cap. l. 14 «The Linguistic Market and the Statistical Explanation of Variability», en D. Sankoff (ed.), Linguistic Variation: Mode/s and Methods, New York, Academic Press, 1978, págs. 239-250. 15 Por ejemplo, tenemos nuestras dudas sobre el hecho de que todo el mundo concediera el mismo grado de confianza si el investigador se presentara como «amigo de una amiga de un amigo», al menos en España.
Análisis de los materiales sociolingüísticos
117
su red, de acuerdo con los principios de densidad y multiplicidad. Según resume la propia Milroy 16 : La medida usada en [... ] Belfast para examinar la relación entre la variación lingüística y la estructura de la red fue una escala de seis puntos que medía los índices de los hablantes sobre cinco indicadores de multiplicidad y densidad (vecindad, parentesco, trabajo en el mismo lugar que otros vecinos, trabajo en el mismo lugar que otros vecinos del mismo sexo y amistad) .. Estos indicadores fueron interpretados como requisitos que, si se cumplían, sugerían la existencia de una red personal relativamente densa y múltiple. A cada individuo se le asignaba un punto por cada requisito que cumplía, de tal forma que el grado de fuerza de la red era la suma de los índices de los indicadores individuales.
Una vez que las redes y los elementos de su estructura están cuantificados, es fácil poner en relación, o mejor en correlación (§ 3.3.3), estos factores sociales con las variables lingüísticas. Sin embargo, la cuantificación de la red tiene algunos problemas a los que no es ajena la creadora del método. Los problemas principales son dos: a) la medida y cuantificación de la red; b) el estudio de la red débil. a) Medida y cuantificación de la red. Los individuos que forman una red están integrados en 'ella en grados diferentes, que son medidos a través de indicadores. Milroy señala que estos indicadores pueden variar de una comunidad a otra, es decir, el procedimiento de medición propuesto debería reelaborarse para cada comunidad que se desee estudiar. En Belfast funcionaron perfectamente como indicadores el parentesco, el trabajo y las amistades desarrolladas dentro de un entorno geográfico-urbano concretos; sin embargo, estos indicadores pueden ser perfectamente inútiles para otras comunidades. A ello hay que añadir que los indicadores 16 L. Milroy, Observing and Analyzing Natural Language, Oxford, Blackwell, 1987, pág. 106.
Metodología sociolingüística
118
siempre deben ser susceptibles de recibir un tratamiento cuantitativo, detalle que, de no producirse, podría añadir nuevas dificultades. b) El estudio de la red qebil. Una red débil está compuesta por unos miembros con una movilidad geográfica y social grande y que, por lo tanto, no consolidan lazos de unión suficientemente sólidos. La dificultad de su estudio nace de la diversidad de relaciones que esos miembros móviles pueden llegar a establecer. Esta diversidad impide comparar en igualdad de condiciones a los miembros que forman la red y a diversas redes débiles entre sí. El método de las redes de Milroy evita numerosos puntos oscuros, como los que presenta la estratificación, al centrarse en una entidad social pegada a la realidad, pero, para aplicarlo, la investigadora británica tuvo que reducir sus intereses a tres ámbitos de la clase trabajadora. No se ofrece, pues, un panorama general de una comunidad, sino precisiones sobre algunos de los grupos que la componen. Ahora bien, desde la posición del análisis sociolingüístico estrictamente, el método ofrece suficientes garantías para obtener unos resultados coherentes con la realidad. 3.2.3.
LAS VARIABLES LINGÜÍSTICAS
Cuando se abre un libro en el que se estudia sociolingüísticamente una comunidad, un grupo o un ente social de cualquier dimensión, el lector suele encontrarse analizadas alrededor de una decena de variables lingüísticas elegidas desde un primer momento de acuerdo con los resultados de los estudios exploratorios. Así, por ejemplo, Trudgill estudió en Norwich 16 variables, casi todas ellas (13) vocálicas 17 ; Milroy atendió a 8 variables (7 vocálicas y 1 consonántica); L. Williams, en su investigación sobre Valladolid, ha publicado datos de dos variables, una vocálica y otra consonán17
Véase P. Trudgill, The Social Differentiation ... , cit.
Análisis de los materiales sociolingüísticos
119
tica 18 ; en nuestro estudio sobre el habla de Quintanar de la Orden estudiamos un total de 11 variables 19 • Son menos frecuentes análisis como el de Valerie M. Jones 20 , para el que se tuvieron en cuenta 51 variables lingüísticas, si bien ello se debió a que sus técnicas le permitieron trabajar con gran cantidad de datos poco elaborados (el tratamiento informático fue imprescindible). Muchas más variables manejaron J. Pellowe y sus colaboradores, dentro también del proyecto Tyneside Linguistic Survey. En total, fueron manipuladas 21 303 variables lingüísticas de carácter cualitativo y. cuantitativo • En el análisis sociolingüístico es importantísima la fase de identificación de las variantes de cada variable, aunque éstas fueran recogidas en las hipótesis de partida, etapa cuyo éxito depende exclusivamente de la preparación del investigador y de los medios materiales con que cuente para hacerlo. Es en el nivel fonético donde la identificación se hace más complicada, aunque el auxilio de un espectrograma (en el estudio de Labov, Yaeger y Steiner sobre Nueva York (1972) 22 ), o de un análisis de señales digitalizadas (en el 23 estudio del mismo Labov y sus colaboradores en Filadelfia ), puede disipar cualquier duda. Sin embargo, en esta última circunstan- . cia, el socio lingüista puede encontrarse con realizaciones· cuya adscripción a una variante u otra es sumamente dificultosa, teniendo en cuenta que las variantes son consideradas como unidades discre18
L. Williams, «Two Features of Working-Class Phonology in Valladolid», Orbis, 3 (1983), págs. 72-84. 19 F. Moreno, «Análisis sociolingüístico de actos de habla coloquiales», Español Actual, 51 (1989), págs. 5-51. 20 J. Pellowe, et al., «Sorne Problems in the Computation of Sociolinguistic Data», tesis doctoral inédita, Newcastle upon-Tyne, 1978. 21 «A Dynamic Modelling of Linguistic Variation: the Urban (Tyneside) Unguistic Survey», Lingua, 30 (1972), págs. 1-30. 22 W. Labov, et al., A Quantitative Study oj Sound Change in Progress, informe final de la National Science Foundation, Philadelphia, Regional Survey, 1972. 23 Véase W. Labov, Locating Language in Time and Space, New York, Academic Press, 1980.
Metodología sociolingüística
120
tas. Es el propio investigador el que objetivamente establece los márgenes entre variantes, y en ~u mano está el que dentro de un segmento acústico los márgene~ estén más o menos cercanos unos de otros. Este difícil paso no suele presentarse cuando se trata de analizar datos sintácticos, léxicos o de una naturaleza similar, lo que no quiere decir, ni mucho menos, que sea un camino despejado. Al analizar actos de habla coloquiales en una. comunidad toledana, las variables lingüísticas nos obligaron a tomar a lo largo del proceso metodológico algunas decisiones subjetivas. Las variables que tuvimos en cuenta fueron actividades comunicativas del coloquio, como «expresiones vocativas», «excusas», «disculpas», «ofrecimientos», «invitaciones», «ruegos», «saludos», «despedidas», etc. En cada una de esas variables se admitieron alrededor de una decena de variantes (actos de h~bla concretos). Pero ¿por qué esas variables y. no otras?, ¿por ·qué ese número de variaciones y no otro superior? La finalidad general del estudio fue probar una metodología esencialmente cuantitativa sobre unos datos que hasta ese momento se habían analizado solamente desde un punto de vista cualitativo. En nuestra opinión, los resultados obtenidos fueron interesantes en algunos p~ntos y dejaron en evidencia las limitaciones del método en otros. La primera limitación, aunque con compensaciones evidentes, estuvo en la utilización del cuestionario como técnica de recogida de datos: el cuestionario aleja al informante de un registro informal. El segundo inconveniente estuvo en que sólo pudo atenderse a aquellas variables que permitían una más fácil cuantificación: las estrategias coloquiales más complicadas en los niveles sintáctico, semántico y pragmático no pudieron ser sometidas a nuestro esquema metodológico; además, no convenía hacerlo. De esta forma, quedaron marginados numerosos e interesantes aspectos del coloquio. Para decidir las variantes que iban a ser analizadas, se realizó una encuesta previa con un cuestionario de final abierto. Las respuestas obtenidas (variantes), especialmente en la sintaxis, no así semánticamente, fueron muy numerosas, contando 1
Análisis de los materiales sociolingüísticos
121
con que se impusieron fuertes restricciones pragmáticas (tercera limitación), para asegurar que a todos los informantes se les ofrecía exactamente las mismas situaciones comunicativas (comprensión). Para la pregunta relativa al «ofrecimiento de la casa», de 50 informantes encuestados, se recogieron varias decenas de variantes que diferían entre sí, en muchos casos, por pequeños matices sintácticos 0 textuales. Lógicamente, si se hubieran analizado tal cual estos datos, difícilmente se habrían obtenido conclusiones clasificadoras. De ahí que decidiéramos agrupar las variantes menos evidentes desde la perspectiva de su funcionamiento como actos de habla: nuestro interés estaba más en este factor que en el puramente sintáctico. El resultado fue la elección de nueve actos de habla, sobre los que se realizó la encuesta definitiva con un cuestionario de alternativas fijas. El análisis cuantitativo de las variables lingüísticas consiste normalmente, por una parte, en descubrir las cantidades de datos que se han recogido de cada variable y variante, si es que éstas fueron determinadas de antemano (en caso contrario habría que identificar previamente las variantes); por otra parte, en relacionar y comparar matemáticamente las cuantificaciones hechas sobre cada variable y variante de naturaleza lingüística y sobre cada variable y variante de naturaleza extralingüística. La sociolingüística variacionista exige dar cuenta de todas las apariciones de una variable y de todas las no apariciones de variantes en contextos significativos. En todo ello la estadística desempeña un papel de suma importancia multiplicando las posibilidades analíticas, especialmente si se realiza con procedimientos informáticos, por la velocidad, capacidad y fiabilidad que ofrecen, aparte de que permiten utilizar técnicas muy elaboradas, cuya aplicación manual sería impensable.
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Metodología sociolingüística
3.3.
3. 3.1.
EL ANÁ~ISIS ESTADÍSTICO
GENERALIDADES
Las posibilidades de aplicación de la estadística sobre materiales sociolingüísticos podrían calcularse multiplicando unos por otros los objetivos generales de las investigaciones, los objetivos de los análisis, los posibles objetos de estudio y las naturalezas de los datos recopilados. El resultado de esta operación sería una casuística de difícil abarcadura. Teniendo esto en cuenta, mostraremos especial interés por las técnicas estadísticas más ampliamente utilizadas. No entraremos en explicar la forma en que las aplicaciones de unas y otras técnicas pueden combinarse, ni se ofrecerá una descripción exhaustiva y pormenorizada de los procedimientos que efectivamente se traten. El lector podrá satisfacer su curiosidad sobre todo esto en los manuales de estadística lingüística más al uso 24 • Es verdad que las técnicas que aquí vamos a comentar también aparecen tratadas en esos manuales, pero, si aún así y a pesar de no ser estadísticos, hemos decidido incluirlo es porque en esos libros no se ejemplifica preferentemente con datos sociolingüísticos: 24
En relación con la lingüística, es aconsejable A. Woods, P. Fletcher y A. Hughes, Statistics in Language Studies, Cambridge, CUP, 1986. Las explicaciones suelen construirse sobre sencillos ejemplos no lingüísticos, aunque en todos los capítulos se aducen análisis, más complejos, sobre aspectos de lengua o de actividades relacionadas con la enseñanza de lenguas. Algo simple, en relación con los problemas que plantea la sociolingüística, es el libro de Ch. Muller, Estadística lingüística, Madrid, Gredas, 1973. Para técnicas avanzadas de estadística, véase D. Hoaglin, M. Mosteller y J. Tukey (eds.), Exploring Data Tables, Trends and Shapes, New York, Wiley, 1985. También es útil, aunque no tan actual, J. Tukey, Exploratory Data Analysis, Reading, Mass., Addison Wesley, 1977. Sobre estadística en Ciencias Sociales, véase A. Lovie, New Deve/opments in Statistics jor Psycho/ogy and the Social Sciences, London, British Psychological Society and Methuen, 1985.
Análisis de los materiales sociolingüísticos
123
nosotros sí lo haremos. No obstante, la intención es que estas notas despejen el camino hacia unas obras especializadas que en más de una ocasión se levantan como muros infranqueables para los lingüistas. En el capítulo 1, formulamos dos reglas relacionadas con el uso de la estadística en el estudio de la lengua y la sociedad. La primera apuntaba que el análisis estadístico debe cumplir dos fines: a) describir y resumir los datos; y b) hacer estimaciones de fiabilidad. Los contenidos que aparecen en la regla serán desarrollados a lo largo de los siguientes epígrafes. Sin embargo, nos darán pie ahora para hablar de los tipos de estadística. La regla posee dos partes que responden a dos finalidades que perfectamente podrían reflejar dos subgrupos dentro del conjunto de la disciplina estadística. Pero esta división no es la única que se ha propuesto hasta el momento. Insistimos en que nos estamos ciñendo a lo que se ha hecho dentro de los ámbitos más cercanos a la socio lingüística. J ohn Tukey en 1977 25 distinguió entre estadística exploratoria y estadística confirmatoria: la primera acoge un conjunto de técnicas fáciles y seguras que permiten describir datos descubriendo las líneas maestras de su estructura interna; la segunda permite confirmar hipótesis que se han planteado a raíz de las descripciones hechas por la anterior. Como puede observarse, no existen notables discrepancias entre la subdivisión que presentamos en primer lugar y la de Tukey, si obviamos el hecho de que Tukey propone algunas formas particulares de hacer estadística exploratoria 26 • Criterios diferentes se siguen al distinguir entre estadística descriptiva y estadística de inferencias: una descripción consiste simplemente en cuantificar estadísticamente un conjunto de datos; con la inferencia también se cuantifican unos datos, pero a través de ella podemos aplicar de forma válida las conclusiones de esos análi-
25 26
J. Tukey, Exploratory Data Analysis, cit. Véase comentario en L. Milroy, Observing ... , págs. 138-139.
124
Metodología sociolingüística
sis a conjuntos de datos. de mayor' entidad y de mayor número que no han sido realmente analizados en su totalidad. También se hacen inferencias sobre cómo debe ser el conjunto de elementos que van a representar a una población. La estadística de injerencias ha tenido una gran importancia en el desarrollo de la sociolingüística, por cuanto se ha podido afrontar el estudio del habla de centenares de hablantes partiendo de los ·datos recogidos en sólo unos pocos, sin que el principio de la representatividad quedara gravemente en entredicho. Aunque no lo hiciéramos explícito, lo comentado más arriba a propósito de los muestreos y de la selección de informantes cae directamente dentro de la esfera de la estadística de inferencias. Sirvan aquellas páginas como introducción al mues27 treo , aunque ello no será óbice para que retomemos algunos aspectos inmediatamente. Para Ralph Fasold, en la mayoría de los usos de la estadística en sociolingüística subyacen cuatro conceptos: población, característica, cuantificación y distribución 28 • Probablemente valga la pena detenernos en ellos, en parte como resumen, en parte como marco general de referencia, antes de dar inicio a puntos más concretos. Población. Todo estudio estadístico necesita de una población para poder realizarse. Unas líneas más arriba nos referíamos a la población de informantes; como puede suponerse, la estadística puede aplicarse sobre cualquier conjunto de elementos. Estas poblaciones pueden estudiarse bien en su totalidad, generalmente cuando están compuestas de pocos elementos, bien a través de muestras. En el caso de la sociolingüística, como es patente, las poblaciones que se manejan están compuestas de elementos lingüísticos (variables lingüísticas) y de elementos sociales (variables sociales). Característica. Se llaman «características» a las variables propiamente dichas. Generalmente algunas de estas variables son de27 28
Puede completarse con los capítulos 4-7 de A. Woods et al. R. Fasold, The Sociolinguistics of Society, Oxford, Blackwell, 1984, págs. 86-91.
Análisis de los materiales sociolingüísticos
125
pendientes y otras independientes: las dependientes suelen constituir el objeto de estudio primordial de la investigación; las independientes se valoran en cuanto que están relacionadas o influyen sobre las dependientes. En el caso de la socio lingüística laboviana, las variables dependientes son las lingüísticas y las sociales las independientes, puesto que su objetivo casi fundacional es el estudio del lenguaje en su contexto social. Ahora bien, el trato que los investigadores den a unas y otras no tienen por qué ser siempre el mismo. Cuantificación. Las cuantificaciones se realizan sobre las características o variables. Desde esta perspectiva, existen dos tipos de variables: variables cualitativas 29 y variables cuantitativas. Unas y otras, para la cuantificación, son analizadas sobre escalas. Las cualitativas son organizadas en escalas nominales u ordinales. En las primeras, los elementos simplemente reciben una etiqueta o un número, sin que ello implique un orden determinado; en las segundas, Escala nominal
Escala ordinal
Variable cualitativa: «profesión»
Variable cualitativa: «edad»
l. 2. 3. 4.
l. 2. 3. 4.
Agricultor Comerciante Camarero Empleado de la construcción CuADRO
-20 21- 35 36- 50 50-
5
se establece un orden, pero los intervalos entre los grados no son regulares (ver Cuadro 5). Podría servir como ejemplo de variable cualitativa, sujeta a una escala nominal, la de «profesión» (se enumerarían las profesiones, sin que ello implicara que el agricultor 29 No se confunda el concepto de cualificación (vs. cuantificación) en un plano metodológico general, con el de cualificación dentro de la cuantificación.
126
Metodología sociolingüística
fuera anterior, en cualquier sentido, al comerciante). La escala ordinal se encuentra a medio camino ~ntre la cuantificación enumerativa y la mensural. Podríamos ejemplificarla con la variable edad: cada grado es superior al que le antecede (- 20 < 21- 35 < 36- 50< 51-). Las . variables cuantitativas admiten medición interna, para la que se utilizan dos tipos de escalas: «escala de intervalos» (interval) y «escala proporciona~» (ratio scale). En ellas los elementos se ordenan en diferentes niveles y a distancias iguales siguiendo la definición de Shavelson 30 , aunque, en la primera, los límites de la escala los marca el investigador arbitrariamente y en la segunda, de acuerdo con unos criterios objetivos. Podríamos aplicar una escala de cuantificación mensura! a la abertura de las vocales finales tras la caída de la implosiva final en andaluz oriental, por ejemplo, distinguiendo intervalos equidistantes. Desde un punto de vista sociolingüístico, tiene poca trascendencia el hecho de que los límites de las escalas sean fijados arbitrariamente o no. Distribución. La «distribución» consiste en establecer el número de elementos de una variable que aparece en cada grado de las escalas. Es relativamente frecuente encontrar una mayor cantidad de estos elementos en los intervalos centrales, pero dependerá siempre de qué variable se estudia, de qué elementos la componen y de cómo se ha construido la escala.
3.3.2.
LA DESCRIPCIÓN ESTADÍSTICA: CONCEPTOS BÁSICOS
Cuando los datos han sido localizados y contados, e incluso han sido ordenados 31 , aunque sea parcialmente, en escalas, esto 30 R. Shavelson, Statistical Reasoning of the Behavioral Sciences, Boston, Allyn and Bacon, 1981, pág. 17. 31 Según el criterio de cada investigador.
Análisis de los materiales sociolingüísticos
127
es, cuando los datos ya han sido codificados y tabulados, se está en condiciones de iniciar el análisis estadístico en sí. Para éste hemos distinguido dos finalidades: describir y resumir los datos y hacer estimaciones de significación y fiabilidad. Los conceptos estadístiCos básicos mediante los cuales se describen y resumen los datos son los siguientes: frecuencia, media, mediana, desviación típica (o desviación estándar) y varianza. 3.3.2.1.
La frecuencia
El concepto de frecuencia es bien conocido por todos: el número de veces que aparece un elemento dado en una unidad concreta. La sociolingüística trabaja constantemente con frecuencias: el número de veces que se ha producido la caída de -d- intervocálica en la terminación -ado de los participios, en los textos recogidos 32 del discurso informal de hablantes de una clase social concreta ; el número de elementos léxicos de la· industria textil (en español) que han sido tomados de la lengua inglesa sin una adaptación fonomorfológica 33 , etc. Las frecuencias suelen presentarse de dos formas: bien como frecuencias absolutas (el número real de veces que aparece un elemento), bien como frecuencias relativas, llamadas también proporciones o porcentajes (la proporción de casos respecto de un· total en que aparece un elemento). Aunque en sociolingüística se trabaja con ambos tipos, en más de una ocasión se presentan solamente las frecuencias relativas. Es conveniente dar cuenta simultáneamente de ambas para poder comprobar la significación real de las proporciones: no es lo mismo obtener una frecuencia de 450Jo desde
L. Williams, «Two Features of Working-Class Phonology in Valladolid», cit., págs. 72-75. 33 H. López Morales, «En torno al léxico textil de Puerto Rico», en Dialectología y sociolingüística. Temas puertorriqueños, Madrid, Hispanova de ediciones, 1979, pág. 67. 32
Metodología sociolingüística
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una frecuencia absoluta de 4 datos, que desde una de 300 datos. Esto resulta especialmente importante cuando se trata de comparar porcentajes paralelos: puede n<;) tener el mismo valor una frecuencia del lOo/o obtenida de una /absoluta de 1 sobre un total de 10 casos, que una frecuencia del 10% desde una absoluta de 100 sobre un total de l. 000 casos. Si en la recogida de datos no se ha podido evitar que las variables estén representadas por un número similar de elementos, el análisis debe incluir, junto a las frecuencias relativas, las frecuencias absolutas, de las que se han extraído las primeras. La frecuencia que aparece más veces repetida recibe el nombre de «moda». 3.3.2.2.
Media y mediana
Los conceptos de media, mediana, desviación típica y varianza pertenecen al ámbito de .la «distribución de los datos». Son los instrumentos encargados de dar cuenta de la ~distribución de las frecuencias en las escalas establecidas. La media también llamada media aritmética OÓ es un promedio que se halla sumando las frecuencias de una serie de elementos y dividiendo el resultado por el número de elementos estudiados. Aunque la media puede ser un valor descriptivo importante con vistas a la interpretación del estudio sociolingüístico, requiere ir acompañada de otras indicaciones estadísticas, como la desviación típica o la varianza, para asegurar que no se obtiene una imagen deformada de la realidad. La distribución que suelen presentar los datos a lo largo de una escala frecuentemente forma una figura simétrica, representada por medio de una curva que recibe el nombre de curva normal y que muestra claramente una acumulación de elementos en los estadios intermedios 34 • 34
Sobre la curva normal o de Gauss, véase A. Woods et al., Statistics ... , págs. 87-88. El estudio de la distribución normal requiere el manejo de tablas.
Análisis de los materiales sociolingüísticos
129
La mediana es el punto intermedio de una escala de intervalos. Su cálculo puede ser muy útil para la interpretación de los análisis, porque da un punto de referencia o un «dato típico» para valorar más correctamente el comportamiento cuantitativo de un grupo de elementos. Como puede suponerse, media y mediana no han de coincidir necesariamente. Pongamos un ejemplo elaborado sobre algunos de los datos que aparecen en un trabajo de Humberto Ló35 pez Morales sobre el léxico de la industria textil • En este estudio 36 se presenta la lista de unidades léxicas en las que aparecen en competición 76 términos del español y otros tantos del inglés para designar 76 referentes distintos («caja de la bobina» 1 bobine cage; «tendedor» 1 spreader; etc.). Las frecuencias absolutas de las unidades mayoritarias en cada una de las «competiciones» van desde 1 hasta 32; las frecuencias de las minoritarias van desde 1 hasta 12. La media aritmética de las primeras es de 8.5, frente a 2.5 de las minoritarias; sin embargo, la mediana en las mayoritarias es de 16, mientras que en las segundas es de 6. Habría que contar con estos últimos puntos de referencia para saber que de las 76 parejas en competición, sólo 11 están por encima de la mediana, entre los términos mayoritarios, y sólo lo consiguen 9 entre los minoritarios; dicho de otra manera, de las parejas analizadas, sólo en 11 se observan importantes diferencias en cuanto a la frecuencia de uno de los términos alternativos. 3.3.2.3. Varianza y desviación típica Aunque dos poblaciones o muestras presenten una media idéntica respecto de una variable determinada, puede haber entre ellas importantes diferencias: una de las poblaciones puede ser muy homogénea, es decir, los elementos que la componen pueden ser muy similares entre sí, mientras que es posible que la otra sea muy heterogénea. En el primer caso, la variabilidad interna sería peque35 36
Véase n. 33. Cf. págs. 74-76.
SOCIOLINGÜÍSTICA. -
9
130
Metodología sociolingüística
ña y en el segundo, grande, o, di9ho de otra forma, en la heterogénea existiría una mayor dispersi9n que en la homogénea. Vayamos a una ejemplificación. Supongamos que tenemos dos muestras de diez hablantes, una de hombres y otra de mujeres, sobre las que hemos recogido el número de aspiraciones de -s en posición implosiva (final de sílaba y de palabra) que aparecen al leer un texto. Podemos encontrarnos con que la media de aspiraciones de -s es de 5 en cada una de ,las muestras. Esta coincidencia podría dar lugar a interpretaciones engañosas si no valoramos qué dispersión tiene el fenómeno entre hombre~ y mujeres. En la primera columna de los Cuadros 6 y 7 aparecen las frecuencias absolutas de aspiraHombres
Mujeres
X
d
d2
3 6 12 4 8 7 6 2
-2
4
7 -1 3 2
49 1 9 4 1 9 16 16
-3 -4 -4
:Ex=50 x=5
:Ed=O :Ed2 = 110
CUADRO
6
X
18 22 1 2 2
:Ex=50 x=5
d
d2
-4
16 169 289 16 9 16 9 16 16 16
13
17 -4 -3 -4 -3 -4 -4 -4
:Ed=O :Ed2 =572
CUADRO
7
ción en los individuos de cada muestra, así como la suma total de aspiraciones (:Ex) y la media (:X). Los mecanismos que la estadística pone a nuestra disposición para calcular la dispersión a la que antes nos referíamos son la
Análisis de los materiales sociolingüísticos
131
varianza (v) y la desviación típica (s). Ambas técnicas nos proporcionan información acerca de cómo se distribuyen los elementos alrededor de la media. De hecho, se trata de cuantificar cuánta es la variación de los datos y cuánto se desvían los elementos analizados respecto de la media. El cálculo de la varianza, en un ejemplo como el que estamos tratando, consta principalmente de tres etapas:
Ver la diferencia (d) de cada frecuencia respecto de la media, para lo cual se realiza sencillamente una resta (Xi-X). Una vez que se han restado todas las frecuencias de la muestra, para comprobar que los cálculos están bien hechos, se suman los resultados entre sí (L,d): siempre debe obtenerse O (ver la segunda columna de los Cuadros 6 y 7). 2. a) Calcular el cuadrado de la diferencia obtenida en cada resta (d2) y sumar los resultados (L,d2) (columna tercera de cada cuadro). ~ 3. a) Dividir L,d2 entre el número de x ··analizadas (n; en este caso diez) menos uno. Así se obtendrá la varianza l. a)
V
n-1
En la muestra de los hombres, la .varianza es 12.2; en la de las mujeres, 63.6. Al comparar las varianzas queda claro que la homogeneidad de las muestras es muy diferente. La fase interpretativa del método se encargará de señalar los porqués, aunque previamente puedan aplicarse otras técnicas estadísticas que hagan más fácil la interpretación final. El cálculo de la desviación típica sólo requiere aplicar la fórmulas= VV; en nuestro ejemplo, la desviación de la muestra de hombres es de 3.5, mientras que en las mujeres es de 8.0. Queda clara la mayor homogeneidad de la primera respecto de la segunda 37 • 37
Véase A. Woods et al., Statistics ... , págs. 40-43.
132
Metodología sociolingüística
3.3.2.4.
Probabilidad
El estudio de las probabilidades tiene como fin cuantificar el tipo de relación que existe entr~ las características de una muestra Y la población de la que se ~xtrajo esta última. No está dentro de nuestro alcance comentar, ni aun con brevedad, los aspectos más relevantes del cálculo de probabilidades: para ello necesitaríamos manejar operaciones matemáticas que son tangenciales a los intereses de estas páginas. Pero sí es necesario comentar aquellos puntos de la sociolingüística en los que más se ha dejado sentir el influjo de las probabilidades. En ellos destaca con luz propia el «modelo de la regla variable», auténtico núcleo teóricometodológico de la socio lingüística de William Labov. El variacionismo pretende incorporar un elemento probabilístico en la competencia lingüística que. concibió Chomsky 38 , sustituyendo las tradicionales .«reglas opcionales», en las que subyace el concepto de variación libre, por «reglas variables». Cada «regla variable» incluye un coeficiente específico que cuantifica la probabilidad de que una regla se aplique de acuerdo con una serie de constricciones de naturaleza lingüística y social 39 • Los coeficientes probabilísticos se calculan a partir de las frecuencias de materiales recogidos en trabajo de campo, ya que, de hecho, una «probabilidad» no es más que una frecuencia relativa esperada. El modelo de «regla variable», o de cálculo de los coeficientes de pro habilidad de una regla, más reciente fue propuesto por David Sankoff y Pascale Rousseau en 1978 40 • Su nombre es <<modelo lógico» y responde a la siguiente representación matemática:
(__p_\= (~)x ~~)x ~x................. x(__J?!:__\ \ 1-p 38
J
\1-po¡
\I -pa
~ -pb}
\1-pnJ
N.' Chomsky, Aspectos de la teoría de la sintaxis' Madrid , Aguilar , 1970 • Vease W. Labov, «Contraction, Deletion, and Inherent Variability of the English C.opula», Language, 45 (1969), págs. 715-762. También H. López Morales, «Estudio de la competencia sociolingüística: los modelos probabilísticos», Revista Española de Lingüística, 11 (1981), págs. 247-268. 40 «Advances in Variable Rule Methodology», en D. Sankoff (ed.), págs. 57-69. 39
Análisis de los materiales sociolingüísticos
133
donde p es probabilidad, po es la probabilidad de que la regla se aplique en el contexto más favorable y a~ b, ... , n son cada uno de los rasgos del contexto en que puede darse la regla. La aplicación del «modelo lógico» sobre materiales reales se lleva a cabo a través de un programa de ordenador denominado VARBRUL. Tanto el modelo como el programa pertenecen al ámbito de la estadística del análisis multivariable, al que más adelante nos referiremos. 3.3.2.5.
Presentación de datos en gráficos
Concluiremos estas páginas dedicadas a la descripción estadística comentando una faceta de singular importancia para lograr describir y reunir los datos de una forma eficaz: la elaboración de gráficos y tablas. La finalidad de las tablas suele ser ordenar una serie de elementos (datos sociológicos, contextuales o lingüísticos) en clases o categorías mutuamente excluyentes. Los datos que habitualmente aparecen en las tablas son frecuencias relativas y absolutas (recordemos la conveniencia de dar cuenta de ambas). La complejidad de una tabla será mayor cuantos más sean los grupos de datos (variables) admitidos dentro de ella; por ejemplo, puede considerarse una tabla medianamente compleja la que da cuenta de las frecuencias de un hecho lingüístico en individuos divididos en las categorías de sexo, edad y profesión. Sobre los datos proporcionados por tablas como la que se reproduce en el Cuadro 8, se pueden construir gráficos y diagramas que, a la vez de reproducir estos mismos datos, los presentan de una forma eficiente. Son varios los tipos de gráficos que se utilizan en sociolingüística. Entre e1los destacan los diagramas de barras, las curvas y los histogramas. Todos permiten comparar de un rápido vistazo frecuencias pertenecientes a cate~orías distintas, pues son al menos dos los parámetros que se ofrecen: uno se representa verticalmente y el otro en horizontal.
135
Análisis de los materiales sociolingüísticos 1
2
3
varón mujer 10-25
4 26-
1 1
1 varón 2 mujer 3 10-25 4 265. estudiante 6 no-estudiante 1 arquitecta 2 catedrática 3 científica 4 crítica 5 diplomática 6 física 7 ingeniera 8 médica 9 ministra 10 pilota 11 química 12 asistenta 13 comedianta 14 comercianta 15 dependienta 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26
estudianta presidenta veterinaria perita concejala decana diputada escribienta sirvienta naveganta licenciada
1
5
6
es tu- no-es tudiante diante
42
o
23 19 20 22
39 20 19 20 19
8 26 24 17 32 23 16 16 19 2 29 40 29 18 40
10 28 26 22 31 24 14 18 26 3 21 38 24 17 37
8 30 32 4 28 17 37 16 41 3 42
35 26 5 22 16 31 12 37 5 36
CuADRO
8
11
43
o 38 5 10 30 25 20 33 25 18 14 21 1 25 41 26 14 40
38 2 36 8 24 25 19 30 22 12 20 24 4 25 37 27 21 37
5 32 33 4 24 17 38 13 43 3 42
14 33 25 5 26 16 30 15 35 5 36
40
o
41
8 27 24 21 31 24 17 12 20 2 25 37 21
10 27 26 18 32 23 13
37
22 25 3 25 41 32 24 40
4 30 29 3 21 12 33 12 39 3 39
15 35 29 6 29 21 35 16 39 5 39
11
Frecuencia de uso de sustantivos con morfema {-a} para profesiones desempeñadas por mujeres 41 41
F. Moreno Y H. Ueda, «El género en los sustantivos del español: sobre su naturaleza gramatical», Boletín de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, XIV (1986), pág. 108.
Los diagramas de barras y las gráficas de curvas (muy utilizadas por Labov) frecuentemente tienen el mismo valor y la misma significación estadística. La elección de uno u otro sistema en esos casos viene determinada por la calidad plástica y su capacidad para hacer los datos más fácilmente aprehensibles de cara al lector. En nuestro estudio sobre el uso de tú y usted en una comunidad rural española utilizamos una gráfica de curvas para representar la frecuencia de usted en hombres y mujeres menores de 20 años según el tipo de 42 interlocutor hacia el que fuera dirigido el tratamiento (Cuadro 9). Frecuencia aproximada de uso de «usted» lOOOJo
"'
f1 "\
1 1 1
800Jo
---Hombres ------- Mujeres
1 1 1
60% 40%
1 1 1 1
1 1
1 1
1
20%
Desconocidos
Personas de mayor edad
Personas «de respeto» CUADRO
Personas Interlocutores con carrera
9
Sin embargo, también contamos con la alternativa de haber presentado un diagrama de barras como el que se muestra en el Cuadro 10. Los histogramas, por su parte, suelen utilizarse cuando los dos parámetros son escalas graduales cuantitativas (Cuadro 11). Los grados de las escalas (intervalos) deben estar dispuestos de tal manera 42 F. Moreno, «Sociolingüística de los tratamientos. Estudio sobre una comunidad rural», Anuario de Letras, XXIV (1986), págs. 87-120.
136
Metodología sociolingüística
137
Análisis de los materiales sociolingüísticos
43
nómico (Bajo, Obrero y Medio) y sus grados escolares (1, 3, 5) . En el Cuadro 12 aparecen barras para dar los datos sobre cada nivel y cada grado, y una curva que indica la media de disponibilidad en cada grado escolar.
Frecuencia aproximada de uso de «usted» lOO OJo
~Hombres
80%
~Mujeres
60%
80.8
75.5
r----------
40%
1
20% nos
nocidos
«respeto» CUADRO
mayor edad
Pers. con carrera
Interlocutores
:
52.8 --------
_j
68.4
74.1
72.9
69.7
B
o
64.4
10
que su valor cuantitativo sea inferior al de los grados anteriores y superior al de los grados posteriores. A su vez, es posible representar por medio de curvas los contenidos de los histogramas, y viceversa.
B
o
M
B
o
M
5
3 CUADRO
Parámetro A
M
12
35 30
-
3.3.3.
25 20 15
-
10 5
-
1
10
20
30
50
40
CUADRO
60
Parámetro B
11
También pueden presentarse los datos combinando diversas técnicas gráficás: por ejemplo, curvas y diagramas de barras, como hizo Humberto López Morales para representar los índices de disponibilidad léxica de los alumnos de la escuela pública de la zona metropolitana de San Juan de Puerto Rico según su nivel socioeco-
PRUEBAS ESTADÍSTICAS
El segundo fin del análisis estadístico es el de hacer estimaciones de significación y de fiabilidad. Cuando los datos han sido descritos y se ha conseguido de ellos valores estadísticos importantes, como pueden ser las medias y las desviaciones típicas, se está en condiciones, partiendo por lo general de las frecuencias, de ir más allá en el análisis. Este ir más allá consiste en plantear un conjunto de hipótesis que los datos deben aceptar o rechazar ofreciendo unas probabilidades de error lo más bajas posibles 44 • Las hipótesis pue43 H. López Morales, «Disponibilidad léxica y estratificación socioeconómica», en Dialectología y sociolingüística. Temas puertorriqueños, cit., pág. 179. 44 La fiabilidad depende de esto. R. Fasold, The Sociolinguistic of Society, cit.,
pág. 93.
138
Metodología sociolingüística
den referirse a la vinculación existente entre diversas variables y pueden ser planteadas de forma' positiva o de forma negativa. La forma negativa, hacia la que están orientadas muchas de las pruebas estadísticas (varianza, t, x 2 , etc.), consiste en presentar una hipótesis que debe ser rechazada al aplicar la estadística sobre los datos, de tal manera que quede comprobada su contraria: recibe el nombre de «hipótesis nula» (null hypothesis). Existen dos aspectos de singular importancia a la hora de plantear y comprobar hipótesis: la preparación y los tipos de datos sobre los que se va a comprobar. Al redactar una hipótesis debe dejarse a un lado cualquier tipo de ambigüedad que impida el éxito del análisis. No sería adecuada una hipótesis que dijera: «La corrección en los usos lingüísticos de un hablante está directamente relacionada con su calidad de vida», porque no se especifica qué factores explican el nivel de «calidad de vida» ni qué se entiende por «corrección». Sí sería válida una hipótesis como ésta: «La aspiración de -s implosiva final de palabra en Madrid disminuye conforme los ingresos económicos de los hablantes aumentan». En cuanto a los tipos de datos, hay que tener en cuenta si éstos aparecen ordenados en escalas de intervalos o en escalas nominales u ordinales, es decir, si las variables con las que se va a trabajar son cuantitativas o cualitativas. Cuando se estudian escalas de intervalos se aplican técnicas estadísticas paramétricas; en el caso de escalas nominales, técnicas no paramétricas. En el capítulo que Ralph Fasold dedica a la estadística en su The Sociolinguistics of Society, se presentan cuatro pruebas estadísticas como las más usadas entre los sociolingüistas: análisis de varianza (ANOVA), la prueba t, ji cuadrado (x2) y correlación 45 .
Análisis de los materiales sociolingüísticos 3.3.3.1.
!bid., págs. 94 y sigs.
46
y prueba t
El análisis de varianza (ANovA) se aplica cuando las variables dependientes están organizadas en escalas de intervalos. Su finalidad, como quedó apuntado más arriba, es comparar las medias y la forma en que los datos se distribuyen alrededor de esas medias. Pueden distinguirse básicamente dos tipos de ANOVA: el análisis simple y el análisis compuesto. El primero consiste en comprobar si muestras diferentes de una misma variable tienen comportamientos distintos respecto de otra variable; el segundo permite hacer lo mismo, pero atendiendo a más de una variable. Para comprender el ANOVA debemos apuntar algunas nociones generales s_obre la prueba t. Ésta también es paramétrica y: sus fines prácticamente coinciden con los de la variedad de ANOVÁ que hemos llamado análisis simple. Para aplicar la prueba t necesitamos contar con dos variables: por ejemplo, el sexo y la abertura de la vocal final tras producirse la .caída de una consonante implosiva final (andaluz oriental). Como se puede observar, la primera es de las que se cuantifican enumerativamente, mientras que la segunda admite una cuantificación mensural: el sexo sería la variable independiente y la abertura vocálica la variable dependiente. Aplicando la prueba t averiguaríamos si la conducta de hombres y mujeres es significativamente distinta en lo que se refiere a la abertura de las vocales finales. Decimos significativamente porque las diferencias entre las muestras, es decir, la similitud o disimilitud de las desviaciones típicas respecto de las medias, nos vienen dadas por el cálculo de F (F ratio), dividiendo la varianza más grande entre la varianza más pequeña. La prueba t nos dice si la diferencia presentada por F es significativa o no, es decir, cuál es la probabilidad de que esa diferencia se deba al azar. Para calcular el valor de t sobre muestras independientes es necesario aplicar la fórmula: 46
45
Análisis de varianza
139
Excelente presentación del análisis de varianza, en A. Woods et al., Statistics ... , cap. 12.
140
Metodología sociolingüfstica t=
X1-
xz
donde n es el tamaño de cadamuestra (1 y 2), s la desviación típica y x la media 47 • La diferencia principal entre la prueb'a t y el análisis simple está en que t sólo puede trabajar con dos muestras (en nuestro ejemplo, una de hombres y otra de mujeres), mientras que ANOVA simple puede trabajar con más, siempre que sean estados distintos de una misma variable (por ej., edad: -20, 21- 35, 36- 50, 51-). La gran ventaja del análisis compuesto de la varianza es que permite manejar más de una variable (por ej., sexo y edad) 48 , dentro de las cuales se distinguen varios niveles, con los cuales se trabaja realmente. 3.3.3.2.
l. 0 ) 2. 0 ) 3. 0 )
Calcular los valores esperados. Calcular los grados de libertad. Consultar la tabla de distribución de x 2 •
l. 0 ) Cálculo de· los valores esperados. La prueba se aplica sobre tablas de frecuencias observadas donde los datos se ordenan en líneas y columnas, como en el Cuadro 13. Col.
e
Col. A
Col. B
Línea 1
62
58
60
180
Línea 2
108
96
102
306
Línea 3
46
31
49
126
Línea 4
33
Total
27
37
97
248
709
·---
Total
212
249
Ji cuadrado (x 2)
CUADRO 13
La prueba de x 2 es de carácter no paramétrico y tiene como objeto comprobar si la distribución de dos variables es independiente o interdependiente. Su cálculo trabaja con unos valores observados (o) y con unos valores esperados teóricamente (e). La fórmula general de la prueba de x 2 es la siguiente: (o-e) 2
Los valores esperados de las frecuencias de cada columna se obtienen por medio de una sencilla regla de tres aplicada sobre los totales:
Esta prueba puede aplicarse sobre cualquier número de variables Y trabaja con frecuencias absolutas. Una correcta utilización de ella implica realizar tres tareas, aparte de las operaciones derivadas de la fórmula: Véase L. Milroy, Language and Social Networks, 2. a ed., Oxford, Blackwell, 1987, págs. 122 y sigs. 48 Véase A. Woods et al., Statistics ... , págs. 200-212.
Total Línea 1 ( 180) (e) Lín. 1, Col. A
Total absoluto (709) Total Col. A (249)
e
47
141
Análisis de los materiales sociolingü{sticos
e
249x 180 709
=63.2
Así pues, al valor observado 62 (Lín. 1, Col. A) le corresponde un valor teórico o esperado de 63.2. 2. 0 ) Cálculo de los grados de libertad. Esta operación nos permitirá llevar a cabo la consulta de la tabla de distribución. Para saber con cuántos grados de libertad se está operando (v), hay que
142
Metodología sociolingüística
multiplicar el número de columnas de datos menos uno, por el número de líneas menos uno V= (~-l)(L-1)
En la tabla encontramos 4 líneas y 3 columnas; contamos, pues, con 6 grados de libertad. 3. 0 ) Consulta de la tabla de distribución de x 2 • Una vez que se ha calculado la dist~ibución de x 2 , y sabiendo el número de grados de libertad de la operación, ha de consultarse la tabla de la prueba. En ella comprobaremos si nuestro x 2 es significativo o no. Para cada posible grado de libertad se da la probabilidad (p) de que el valor de x 2 dado por la tabla fuera el mismo o no en caso de que la distribución fuera aleatoria. La interpretación de los resultados de la prueba ha de pasar necesariamente por 'la cons~lta de esta tabla. Tanto un mal cálculo de los grados de libertad como una verificación errónea sobre la tabla, pueden falsear e inutilizar los resultados de la prueba. La aplicación de la prueba de x 2 no es incompatible con el uso de otras técnicas estadísticas, es más, el investigador puede ver muy beneficiada su interpretación si distintos extremos de sus hipótesis son confirmados por medio de cálculos y pruebas diversas. Éste fue nuestro interés al analizar la fuerza de la relación que podía existir entre longitud de los actos de habla (número de fonemas) Y cortesía en el habla de Quintanar de la Orden 49 • Sobre una hipótesis de trabajo, pusimos en práctica varias pruebas estadísticas:
Hipótesis nula. No hay relación entre el número de fonemas de una fórmula lingüística y la aparición en ella del tratamiento Vd. Comprobación. Seleccionamos 24 fórmulas corteses y 24 no corteses con el siguiente criterio: consideramos fórmulas lingüísticas corteses aquellas que son más utilizadas cuando el tratamiento que 49
F. Moreno, «Estudio sobre el habla de Quintanar de la Orden mediante ordenadores», tesis doctoral, Madrid, Univ. Complutense, 1984, págs. 592-596.
143
Análisis de los materiales sociolingüísticos
se da al interlocutor es de usted; consideramos fórmulas lingüísticas no corteses a las que aparecen cuando el tratamiento que" se da al interlocutor es de tú. Trabajamos con 48 fórmulas o actos de habla coloquiales. Cada fórmula lingüística recibió una puntuación (longitud) igual al número de fonemas que la componían. Teniendo en cuenta la cantidad de fórmulas que tenían la misma puntuación, se elaboró la tabla 14: Fórmulas no corteses
N.
o
de fórmulas
Fórmulas corteses
N. o de fonemas
N. o ·de fórmulas
4 5 6 7 8 9 10
2
2 4 2
2
3 2 2
1 3 1 4
N. o de fonemas 5 6 7 8
9 10
14 16
12 18 21 22
1 2
2
24 26
19 21 22 23
24 30
32 36 CuADRO
14
A partir de los datos presentados en la tabla, pudimos calcular las medias y la desviación típica. Los resultados fueron los siguientes (Cuadro 15):
144
Metodología sociolingüística
No· cortese~ N= X=
S=
24 9.96 7.015
. CUADRO
Análisis de los materiales sociolingüísticos
145
De 1 a 9 fonemas
De 1O o más fonemas
8
16
Corteses N=
x= S=
24 15.83 8.956
24 (JOOo/o)
Corteses
15
Observamos, pues, que la media de las fórmulas corteses es mayor que la media de las fórmulas no corteses. Las primeras muestran también una mayor diversidad en el número de fonemas, como queda indicado por el valor de la desviación típica. La tarea siguiente es comprobar si la diferencia entre las medias está dentro de lo aleatorio, esto es, de lo esperable, si en cada grupo hubiéramos incluÍdo 24 fórmulas escogidas al azar, prescindiendo de su calidad de corteses o no corteses. Estimamos que la diferencia no es aleatoria, sino que refleja una diferencia cuya probabilidad de que se diera por azar es igual o inferior al 50Jo (p ~ 0.05). Para verificar esta hipótesis, realizamos el cálculo de la t de Student. Sobre su resultado averiguamos la probabilidad de que la diferencia sea aleatoria. El resultado obtenido es 2.475. Según las tablas estadísticas correspondientes, cuando el valor de t es de 2.014 (con un N= 48), las probabilidades de que la diferencia sea puramente aleatoria son del 5%. Nuestro cálculo nos proporciona un resultado superior a 2.014, por lo que podemos afirmar que ambos tipos de fórmulas proceden, estadísticamente hablando, de poblaciones o universos distintos, con una probabilidad real de error que oscila ente el 1 y el 2.5%. A pesar de la claridad del resultado, estimamos oportuno, como nueva comprobación, realizar la prueba de x 2 (Cuadro 16).
(330Jo)
a
b
(66%)
15
e
d
9
24 (JOOo/o)
No corteses (62.5%)
(37.5%)
23
25 CUADRO
16
Aplicando la fórmula del x 2 , obtenemos el siguiente resultado: (ad-bc)2
. N
x2 = - - - - - - - - - - - - =4.09 (a+c) (b+d) (a+b) (c+d)
Para comprobar la falsedad de la «hipótesis nula» nos hubiera bastado alcanzar para x 2 un valor de 3.84, que también se ha superado. Puede afirmarse, por lo tanto, que el número de fonemas que posee una fórmula lingüística está íntimamente relacionado con el hecho de que la fórmula sea cortés o no cortés, con una probabilidad de error inferior al 5%. Dicho de otra manera, si la longitud de las fórmulas no hubiera tenido nada que ver con que fueran corteses o no lo fueran, la distribución de frecuencias del cuadro anterior se habría dado aleatoriamente menos de 5 veces de cada 100: demasiado poco como para sostener que ha sido una casualidad. El resultado de x 2 es coherente con el obtenido mediante el cálculo de la t de Student 50 • · 50 En el año 1978, Guy Fielding y Colin Fraser comprobaron una hipótesis similar a la nuestra: conforme crece la familiaridad, el hablante reduce la duración de su discurso («Language and Interpersonal Relations», en Markova (ed.), The Social Context oj Language, New York, John Wiley, 1978, págs. 217-232). SOCJOLINGÜÍSTICA.-
10
Metodología sociolingüística
146
La prueba de x 2 ha demostrad<;> ser útil cuando los datos pueden aparecer en tablas como las del/Cuadro 16 (2 x 2). Sin embargo, Lawrence M. Davis ha señalado .1la necesidad de corregir los resultados de esta técnica con el fin dd que sea mucho más fiable 51 • Siempre que sea posible la aplicación de tests paramétricos (por ejemplo, t), . ésta se preferirá a la de x 2 • 3.3.3.3.
Correlaciones, covarianza y regresión
En estadística es posible llegar a medir el grado de interdependencia que poseen dos variables, esto es, averiguar hasta qué punto dos variables están relacionadas en una determinada población. Dependiendo del tipo de variables de que se disponga y, por supuesto, de los objetivos del análisis, la sociolingüística puede verse muy beneficiada con la utilización de cuatro cálculos: covarianza, coeficiente de correlación, correlación de rangos y regresión lineal. a) Covarianza (cov). -La covarianza es el grado de relación lineal que establecen dos variables. Si tomamos como punto de referencia el Cuadro 8,. donde se recogen las frecuencias de uso de nombres con morfema [-a] para profesiones desempeñadas por mujeres, podremos calcular la relación que existe entre los datos que aparecen en las columnas 1 y 2 (las llamaremos x e Y, respectivamente), correspondientes a los usos de los hombres y mujeres. La covarianza es una medida basada en la dependencia que existe entre las escalas. La fórmula que nos da cuenta de ella es ésta: cov (x, Y ) = - - - - I: (x-x) (Y-Y) n-1
La covarianza de x e Y es igual a 1 dividido por el número total de variaciones (26) menos 1, por sumatorio de x menos la 51
Por ejemplo, con la corrección de Yates o con la prueba de Mann-Whitney. Véase L. M. Davis, «The Limits of Chi Square», en A. R. Thomas, cit., págs. 225-240.
Análisis de los materiales sociolingüísticos
147
media de x, por Y menos la media de Y. Sobre x e Y del cuadro citado obtendríamos una covarianza de 122.22. Al encontrarnos que el resultado es positivo y que además se trata de una cifra bastante abultada, podemos afirmar que x e Y tienden a comportarse de una manera idéntica: cuando x es más grande que su media, Y también lo es; si x es menor que su media, la frecuencia de Y también es más baja. b) Coeficiente de correlación. - El coeficiente de correlación, también conocido como «coeficiente de correlación lineal de Pearson» (r), se calcula sobre escalas de intervalos que no son medidas de la misma forma, es decir, que presentan medidas independientes, sin que ello afecte al producto de la correlación. Este coeficiente ofrece valores entre 1 y -1, y su fórmula es ésta: COV (X, Y)
r (x, Y ) = - - - - - SX
SY
donde cov es la covarianza y s la desviación típica. La dificultad que presenta el coeficiente de correlación en sociolingüística está en que no es mvy frecuente comparar dos escalas de intervalos, sino trabajar al menos con una escala ordinal. e) Correlación de rangos. - Mediante el cálculo de la correlación de rangos, diseñado por Spearman, podemos hallar la relación de interdependencia existente entre dos series lineales, de las cuales al menos una aparece presentada en una escala ordinal. Hay que advertir que, aunque ésta es la principal diferencia que separa la correlación de Spearman de la de Pearson, cuando se trabaja con gran cantidad de datos, los resultados son muy similares 52 • Lesley 52 Es algo menos complicado de aplicar, no obstante, el coeficiente de Pearson. Así lo hicimos en «lntercorrelaciones lingüísticas en una comunidad rural», Revista Española de Lingüística Aplicada, 2 (1986), págs. 87-107. Los resultados fueron satisfactorios, aunque, de haber contado con los medios necesarios, habríamos aplicado el test de Spearman.
148
Metodología sociolingüística Rx
Ry
(Rx- Ry)
4.5 J5 14 9.5 20.5 13 7 7
4 19 16 12.5 20.5 14.6 7 10 17.5 1 11 26 14.5 9 24.5 5 22 175 2.5 12.5 8 20.5 6 24.5 2.5 23
0.5 -4 -2 -3
12 17.5 23,5 17.5 11 23.5 4.5 17 20.5 3 16 9.5 22 7 25 2 26
CuADRO
o 1.6
o -3 -5.5
o 6.5 -2.5 3 2 -1 -0.5 -3 3 0.5 3.5 1.5 2.5 1 0.5 0.5 3 17
Milroy utilizó la correlación de Spearman para analizar las diferencias existentes entre «red social» y «variables lingüísticas» 53 • Pero 53
L. Milroy, Language and Social Networks, págs. 153 y sigs.
Análisis de los materiales sociolingüísticos
149
seguiremos trabajando sobre los datos del Cuadro 8, ya utilizados al hablar de la covarianza. Como se ha dicho, el cálculo de Spearman se realiza sobre escalas ordinales. Sería,. pues, necesario atribuir un número de orden a cada una de las frecuencias que aparecen en x e Y (i. e. columnas 1 y 2): la menor recibirá el número 1 y la mayor el número 26 (si dos frecuencias son iguales, se les atribuye el promedio de los órdenes que les correspondería ocupar). La fórmula de Spearman es: 6. L(Rx-Ry) 2
fs=1----~-..:.;__-
n
(n2-1)
donde Rx y Ry son los valores ordinales atribuidos a las frecuencias que aparecían en x e Y. Estos valores son los que presentamos en el Cuadro 17. El resultado del coeficiente de Spearman sobre nuestros datos es 0.9375. Teniendo en cuenta que los resultados de una correlación aparecen entre -1 y 1, podemos afirmar que la interdependencia entre los usos de los hombres y de las mujeres es muy fuerte. Cuando se han analizado por· parejas las correlaciones de diversas variables, éstas suelen ser presentadas en matrices de correlación. Se trata de tablas en cuyos ejes aparecen los mismos valores. La diagonal las divide en dos partes simétricas, por lo que sólo se reproducen los datos de la mitad inferior. Los valores que aparecen en esa diagonal son constantes, puesto que se dan en la intersección de las coordenadas de una misma variable (Cuadro 18). d) Regresión lineal. - Junto a la posibilidad de medir el grado de relación entre dos variables, está también la de poder conocer qué variaciones presenta una variable difícil de medir, a través de una variable bien conocida y medida; en otras palabras, predecir lo que puede ocurrir en una variable dependiente partiendo del comportamiento de otra u otras independientes. El análisis que cumple este objetivo es el de regresión lineal: si se trabaja con una variable
150
Metodología sociolingüística 2
1 2 3 4 5 6
1.000 0.287 0.966 0.895 0.776 0.678
3¡
1.000 0.437 0.569 0.810 0.402
4
5
6
1.000 0.379 1.000 0.123 0.962 1.000 0.896 0.314 0.835 1.000
CUADRO
18
Matriz de correlación hipotética
independiente se aplica la regresión lineal simple, si se trabaja con más de una variable independiente utilizamos la regresión múltiple. El cálculo de la regresión descansa en la covarianza de dos variables y en la desviación típica de las variantes dentro de cada variable .. Con estos datos simplemente, puede apreciarse que las variables tienen un comportamiento coordinado (por ej., que la longitud de las oraciones (Y) aumenta conforme aumenta la edad de un niño (x) 54 ). Pero, si queremos saber exactamente el grado de covafiación en una progresión lineal, deberemos acudir a un cálculo de regresión. Para averiguar el promedio de cada variación de la variable dependiente (Y¡, Yj ... ), por ejemplo, el promedio de la longitud de las oraciones en cada grupo de edad (xi, Xj, ... ), deberá aplicarse la fórmula general:
Análisis de los materiales sociolingüísticos
151
Los valores de Yi, Yj . . . calculados nos cuantifican la progresión lineal de esa variable respecto de la variable x en sus distintos estadios (x¡, Xj ... ). La regresión múltiple se usa cuando existe más de una variable independiente (x1, x2 ... ) y se calcula mediante la fórmula Y (X¡, X2)=a+b1 X1+b2 X2
Los valores de a y b se obtienen con el mismo procedimiento que en la regresión ·lineal simple. Como ocurre con otras pruebas estadísticas, los resultados de la regresión pueden tener distintos grados de significación, que se miden con la prueba t y que pueden ofrecer diferentes intervalos de confianza, que han de ser precisados 55 • La representación gráfica de datos que covarían linealmente suele realizarse por medio de diagramas de dispersión en los que se da la posición relativa de cada individuo o grupo respecto de la de los demás, según las variables analizadas (Cuadro 19). 4
Variable Y (dependiente)
3 2
10
20
30
40
Variable X (independiente)
donde
cov (x, Y) b=-----..:...._s~
a=Y-b
x
CuADRO
19
Diagrama de dispersión hipotético
La línea recta sería producto del cálculo de regresión lineal simple. 54
J. Miller y R. Chapman, «The Relation between Age and Mean Length of Utterance in Morphemes», Journal of Speech and Hearing Research, 24 (1981), páginas 154-161.
55
A. Woods et
ai~; Statistics ... ,
§§ 13.4 y 13.5.
Metodología sociolingüística
152 3.3.4.
ANÁLISIS MULTIVARIA.BLE
La. estadística que hasta mediados de los años setenta fue más uiilizada por los sociolingüistas consistía en descripciones basadas principalmente en la obtención y comparación de frecuencias. Conforme los estudiosos se fueron familiari~ando con los recovecos de la disciplina matemática, se incorporaron nuevas técnicas (varianzas, correlaciones, etc.). En la última década han ido adquiriendo más aceptación artificios estadísticos que permiten trabajar con muchas variables simultáneamente. Este tipo de técnicas recibe la denominación genérica de análisis multivariable, que tiene como finalidad la de descubrir o confirmar la existencia de agrupaciones, semejanzas o relaciones de diversa índole entre los datos de las variables observadas 56 • Dentro del análisis multivariable existen numerosísimas posibilidades analíticas, todas ellas de una respetable complejidad matemática. No estamos en condiciones de presentar estas posibilidades, entre otras razones, porque de forma constante aparecen nuevas propuestas técnicas que perfeccionan, muchas veces en cuestiones de detalle, las anteriores. La realización de análisis multivariables, debido a la complejidad matemática a que nos hemos referido, así como al volumen de datos que se maneja y a la cantidad defactores que se valoran estadísticamente, requiere, por lo general, el auxilio de los ordenadores electrónicos. En no pocos casos, la elección de una técnica multivariable u otra puede depender del potencial informático de que se disponga. Teniendo en cuenta estas consideraciones, y dado que nuestro interés está puesto en hacer una elemental introducción a la estadística sociolingüística que dé cuenta de algunas de sus múltiples utilidades y que sirva de acicate para su estudio en los manuales especializados, nos limitaremos a presentar 56
Véase A. E. Maxwell, Multivariate Ana/ysis in Behavioral Research, London, Chapman & Hall, 1977.
Análisis de los materiales sociolingüísticos
153
una de las muchas posibilidades de análisis multivariable. Pero, para la aplicación de ella o de cualquier otra, es imprescindible presentar los datos a los analistas y programadores del centro de cálculo donde se vayan a realizar los análisis, para que, en colaboración con el sociolingüista, puedan practicar los ajustes necesarios con vistas al tratamiento automático. Muchos de los problemas que en esta etapa surgen pueden evitarse si la consulta a los informáticos se hace en los preliminares de la investigación, cuando se decide cuál es su objetivo, qué variables y variantes se van a manejar y qué técnica de recolección de datos se piensa utilizar. Pasemos ya a nuestro análisis multivariable. Se trata de un modelo diseñado por Hiroto Ueda y que nosotros mismos tuvimos oportunidad de llevar a la práctica en nuestro estudio sobre actos de habla coloquiales en Quintanar de la Orden 57 • Hiroto Ueda, en colaboración con Antonio Ruiz Tinaco 58 , lo experimentó para comparar el uso de 10 formas vocativas del español y 17 del japonés, sobre 48 contextos situacionales determinados por las características del interlocutor 59 • El. análisis multivariable pretende trabajar con las relaciones internas que establecen estos datos entre sí sin que deje de valorarse conjuntamente ninguno de ellos. En primer lugar, se calculó automáticamente un coeficiente de asociación o correlación 60 entre las variables lingüísticas y las variables sociales tanto del hablante (informante), como del interlocutor. Sobre 57 Véase F. Moreno, Análisis sociolingüístico de actos de habla coloquiales (en prensa). 58 H. Ueda, y A. Ruiz Tinoco, «Estudio comparativo de las formas vocativas del español y el japonés. Atributos del hablante, del interlocutor y sus relaciones», Area and Culture Studies, XXXII (1982), págs. 71-86. 59 En realidad, son 24 posibles tipos de interlocutor, pero se analizan los contextos en ambas lenguas; por eso son 48. 60 Véase Chikio Hayashi, «Multidimensional Quantification with the Applications to Analysis of Social Phenomena», Annals oj the Institute oj Statistical Mathematics, 5 (1954), págs. 121-143. Ueda calculó la medida de asociación de Goodman y Kruskal.
2
1
3
N
N
N
o
o
o
M
M
M
~
R
R
4
9 10 6
7
N
S
D
o A
BBB R
5 A
M
A
A
LB D
L
R
R
O
*
N
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F
F
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A
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D
D
A
D
B
1
R
M
E
E
1
R
D
E
V
V
O
A
A
A
5 25 26 27 29 31 2 28 41
VARÓN, JOVEN,
]\STU., MENOR, MUY CONOC.
VARÓN, JOVEN,
ESTU., IGUAL,
:MUJ.ER,
NADA, MENOR, MUY CONOC.
NIÑO,
MUJER,
NIÑO,
NADA, MENOR, DESCONOCI.
JOVEN,
ESTU., MENOR, MUY CONOC.
MUJER,
JOVEN,
ESTU., IGUAL,
MUJER,
JOVEN,
ESTU., MAYOR, MUY CONOC.
II1
9 11 32 13 34 21 37 19 43 45
MUY CONOC.
VARÓN, NIÑO,
NADA, MENOR, DESCONOCI.
MUJER,
JOVEN,
ESTU., MENOR, DESCONOCI.
MUJER,
ADULT., DOCT., IGUAL,
4 VARÓN. JOVEN,
7 J7 . Il 6 8 15 30 39 33 35
MUY CONOC.
MUJER,
VARÓN, JOVEN,
MUY CONOC.
ESTU., MENOR, DESCONOCI.
*' * * * *
ESTU., MAYOR, MUY CONOC.
VARÓN, ADULT., DOCT., IGUAL,
MUY CONOC •
VARÓN, JOVEN,
ESTU., IGUAL,
DESCONOCI.
VARÓN, JOVEN,
ESTU., MAYOR, DESCONOCI.
VARÓN, ADULT., DOCT., MENOR, MUY CONOC. MUJER,
JOVEN,
MUJER,
ADULT., DOCT., MENOR, MUY CONOC.
ESTU., IGUAL,
DESCONO,CI.
MUJER,
ADULT., SERV., MENOR, MUY CONOC.
MUJER,
ADULT., SERV., IGUAL,
MUY CONOC.
VARÓN, ADULT., ·SERV., MENOR, MUY CONOC. VARÓN, ADUlT., SERV., IGUAL,
MUY CONOC.
MUJER,
JOVEN,
MUJER,
ADULT., SERV., MENOR, DESCONOCI.
ESTU., MAYOR, DESCONOCI. VARÓN, ADULT., SERV., MAYOR, MUY CONOC. VARÓN, ANClA., SERV., MAYOR, MUY CONOC.
MUJER,
ADULT., SERV., MAYOR, MUY CONOC.
VARÓN, ADULT., DOCT., MAYOR, MUY CONOC. MUJER,
ADULT., DOCT., MAYOR, MUY CONOC.
MUJER,
ANClA., SERV., MAYOR, MUY CONOC.
10 VARÓN, ADULT., SERV., MENOR, DESCONOCI.
12
IV
V
36 47 22 38 23 14
VARÓN, ADULT., SERV., IGUAL,
DESCONOCI.
MUJER,
DESCONOCI.
ADULT., SERV., IGUAL,
?
u D
V
NADA, MENOR, MUY CONOC.
MUJER, ANClA., DOCT., MAYOR, MUY CONOC. VARÓN, ANClA., SERY., MAYOR, DESCONOCI. MUJER, ADULT., SERV., MAYOR, DESCONOCI.
B
E
E
VARÓN, NIÑO,
O M L
V
M M M
este cálculo se aplicó el programa QuANTIFICATION III que agrupó aquellas formas que eran utilizadas en condiciones más similares (por ej., formas vocativas que son usadas por hombres para dirigirse a mujeres adultas, doctoras, poco conocidas por el hablante). El programa proporciona unas tablas (patrones) donde las fórmulas vocativas y las características de los interlocutores se ordenan según las condiciones en que son elegidas y el uso que se hace de ellas. Los patrones reflejaron por separado los usos en japonés y en español. (Presentamos sólo el correspondiente al español, Cuadro 20.) También sobre los cálculos de asociación pudo elaborarse una gráfica tridimensional (Cuadro 21) donde quedaron ordenadas de forma conjunta las fórmulas japonesas y españolas, según las condiciones de su uso: la edad relativa de los interlocutores y el grado de conocimiento entre ellos parecen ser los rasgos que determinan la aparición de estas fórmulas en circunstancias concretas. Al margen de la técnica que acabamos de comentar y de los procesos, también multivariables, de elaboración de la regla variable, en los últimos años se han utilizado con frecuencia el análisis factorial 61 y los modelos de logaritmos lineales. Estas técnicas permiten reducir las dimensiones de los factores analizados para hacerlos más fácilmente comparables y descubrir entre qué variables, de las muchas que pueden combinarse, se da una mayor interacción. Dittmar, Schlobinski y Wachs ofrecen un análisis logarítmico lineal de una variable fonológica del habJa berlinesa: 1g/. Las variables manejadas fueron las siguientes:
Variable A: realización de /g/ en posición inicial A= 1 [g] A=2 (j]
VARÓN, ANClA., DOCT., MAYOR, MUY CONOC. VARÓN, ADULT., SERV., MAYOR, DESCONOCI.
40
MUJER,
24 42 18 44 16 46 20 48
VARÓN, ANClA., DOCT., MAYOR, DESCONOCI. MUJER,
ADULT., DOCT., MENOR, DESCONOCI. ADULT., DOCT., IGUAL,
DESCONOCI.
VARÓN, ADULT., DOCT., IGUAL,
DESCONOCI.
MUJER,
ADULT., DOCT., MAYOR, DESCONOCI.
VARÓN, ADULT., DOCT., MENOR, DESCONOCI. MUJER,
ANClA., SERV., MAYOR, DESCONOCI.
VARÓN,
ADULT., DOCT., MAYOR, DESCONOCI.
MUJER,
ANClA., DOCT., MAYOR, DESCONOCI.
CUADRO
20
Patronización (español)
155
Análisis de los materiales sociolingüísticos
N
.
61
.
Véase S. Bennett y D. Bowers, Multivariate Techniques for Social and Behavioural Sciences, London, Macmillan, 1976. El análisis factorial fue utilizado por J. R. Gómez Molina en su estudio sobre Sagunto (Estudio sociolingü(stico de la comunidad de habla de Sagunto, Valencia, Institució Valenciana d'Estudis i Investigació, 1986).
156
Metodología sociolingüística
t
B = 1 # (límite de palabra) B = 2 + (límite de morfema) . IraQsyarundesuka? . IkareruN desuka?
,
Variable C: contexto siguiente C=1 C=2 C=3 C=4 C=5
. Docirae/
,/
1 1 1
. Don Francisco ---,---------- +.5 _____________ /¡__ _ ,4¿va Ud.? ¿va?
A/ Samada-seNse . Sense:
Sr. Pérez
/.
/.
-.5
Francisco
/. /•
¿~as?.
Yamada Yukio.
/
••
Ikuno? Yukio-cyaN
Grado de proximid.
----- -----------+----
. Yamada-kuN Yukio-kuN
21
AC=21, 0.651 BC= 11, 0.461
ABC=211, 0.264 ABC = 2210, 0.319.
1 1 1
El grado de interacción entre estas variables lingüísticas aparece con toda claridad. De los cálculos puede deducirse que el elemento del «contexto siguiente» que más influye en la aparición de la variante [j] es !:JI; el que menos, /r/. También se aprecia que la interacción más significativa es aquella en que [j] aparece precedida de # y seguida de 1:JI 62 • En el desarrollo de la aplicacióq de estas técnicas a la sociolingüística está teniendo una importancia grande la informática. El mercado pone hoy a nuestra disposición muchos programas que facilitan al máximo los cálculos estadísticos, desde los más elementales a los más sofisticados. Para ordenadores personales son espe62
CUADRO
C=6 /u:/ C=7 /u/ C=8 /i/ C=9 /Y/ C=lO Ir/.
+.5
~
Yuki-cyaNI /
C=1, 2.686 e= 10, -0.916
/Yukio-·saN . Dokoe
•
h/ le/ /e:/ /a/ /a:/
Los cálculos de los logaritmos de cada combinación de variables revelaron, entre otras, las siguientes cifras:
. Yamada-saN
/
n!~C}.~~-_:_Paquj!_o__-. 5 -
/
Ikundesuka? . Pérez Paco
157
Variable B: contexto precedente
Edad relativa
1
Análisis de los materiales sociolingüísticos
Véase D. Girard y P. Larmouth; «Log-linear Statistic Models: Explaining the Dynamics of Dialect Diffusion», en A. R. Thomas, op. cit., págs. 251-277. Para los detalles técnicos que no podemos ofrecer aquí, véanse S. Fienberg, The Analysis oj Cross-C/assijied Categorical Data, 2. a ed., Boston, MIT Press, 1980; L. Goodman, Analyzing Qualitative!Categorical Data, Cambridge, Abt Books, 1978. El proyecto de Tyneside Linguistic Surve~ propone uno de los análisis multivariables más ambiciosos.
158
Metodología sociolingüística
cialmente útiles los programas SYMPHOI~Y (hoja de cálculo y gráficos), STATGRAPHICS (de fácil mé;mejo) y SPss (más completo). Las facilidades que ofrece la informática permiten prever que el cultivo de las técnicas estadísticas irá en aumento: cada día será más fácil aplicarlas y cada vez se podrá trabajar con mayor número y variedad de datos y con resultados más fiables 63 • CAPÍTULO
IV
63
Véase M. García Ferrlmdo, J. Ibáñez y F. Alvira (comp.), El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de investigación, 2. a ed., Madrid, Alianza, 1989, págs. 457-488.
INTERPRETACIÓN DE LOS ANÁLISIS E IMPLICACIONES TEÓRICAS
4.1.
DESPUÉS DEL ANÁLISIS
Un buen análisis estadístico, por complicado que sea, puede convertirse en algo totalmente inútil si sus resultados no se interpretan de forma adecuada. La interpretación de los análisis, última fase importante del proceso metodológico, permitirá al investigador hacer sus aportaciones más personales y dar sentido a lo analizado dentro de un ámbito teórico de alcances más generales. Precisamente por tratarse de la etapa en que lo personal adquiere un mayor peso específico, se hace más difícil dar indicaciones sobre el modo exacto en que debe afrentarse: las posibilidades interpretativas son ilimitadas. No obstante, es posible formular algunas directrices que aseguren el fruto de las tareas de recogida de datos y de análisis. Entre ellas están las que propusimos en el primer capítulo. El cumplimiento de estas elementalísimas reglas asegura la coherencia de la interpretación respecto de las etapas anteriores del método, y de todo el estudio respecto de los trabajos realizados por otros investigadores. Este último aspecto tiene una singular importancia para el desarrollo de una disciplina. No olvidemos que la etnografía de la comunicación, una de las más cultivadas ramas de la sociolin-
160
Metodología sociolingüística
güística en los años sesenta y setenta, tiene como principal punto débil, al margen de as·pectos e~pecíficos de método, que pueden ser discutibles, el que los análisrs que le han dado cuerpo no pueden ser comparados fácilmente. No ha ocurrido lo mismo con la sociolingüística variacionista, de ahí probablemente que, después de un cuarto de siglo de andadura, siga siendo la tendencia más pujante de la microsociolingüística y de ahí que. esté en condiciones de seguir dando unos frutos de indudable interés para el conjunto de la ciencia del lenguaje. Como desarrollo de la Regla l. a, podría añadirse que es en la interpretación donde se decide si las hipótesis nulas son rechazadas, y por tanto aceptadas las hipótesis positivas, o cuál es la significación teórica (no estadística) que poseen los resultados de los análisis. También en esta etapa debe valorarse la calidad de las técnicas utilizadas tanto para la recogida de datos como para el análisis y el grado de eficacia que ·se ha obtenido al poner en correspondencia unas y otras. Consecuencia de ello puede ser el reconocer las limitaciones que se hayan observado y apuntar las formas de solucionarlas. Por otro lado, si se han utilizado en el análisis diversas técnicas, es en la fase interpretativa donde deben relacionarse sus resultados. La Regla 2. a exige dar cuenta de los antecedentes que tengan una orientación similar a la del estudio en cuestión, bien por referencia teórica, bien por objeto de estudio, bien por metodología. El investigador debe ser consciente de qué lugar ocupa su trabajo en la trayectoria de la sociolingüística y debe aprovechar las experiencias acumuladas, con el fin de comparar resultados, perfeccionar un modelo o con cualquier otro objetivo que esté encaminado a cumplir la Regla 3. a: establecer conceptos aclaratorios. La fase interpretativa es también el momento adecuado para determinar la relación causal entre variables, siempre y cuando el análisis o al menos parte de él se haya planteado con esta finalidad. Es sabido que en Ciencias Sociales los hechos no se producen por causas únicas. A menudo, la aparición de un fenómeno se localiza
Interpretación de los análisis
161
en una coyuntura en la que conviven aspectos de muy diversa naturaleza (históricos, psicológicos, sociales, culturales, etc.). Pero las posibilidades de la investigación en esta rama del saber son limitadas. Avanzar en el conocimiento de algo generalmente supone limitar el análisis a una serie corta de parámetros: las variables. En el caso de la sociolingüística, como hemos visto, las variables dependientes con las que se trabaja son las lingüísticas y las variables independientes, las sociales. Sobre todas ellas el método impone la ley de formular hipótesis, siendo conscientes de aquello que queda fuera de las variables, se ignora o se desprecia por poco significativo o _POCO rentable. El ámbito teórico ha de ser un punto de referencia constante a la hora de utilizar, proponer o perfeccionar un método, de igual form·a que una teoría ha de estar respaldada por un método complementario. Por eso, no podemos dar fin a estas páginas sin recoger los aspectos teóricos fundamentales que se corresponden con la metodología sociolingüística que hemos presentado. Como se indicó en la introducción, el método que ha recibido una mayor atención ha sido el de William Labov. Es lógico, por tanto, que las implicaciones teóricas que a partir de aquí se comenten provengan en gran parte del sociolingüista estadounidense, puesto que una de sus mayores preocupaciones, aparte del establecimiento de un método sólido, también ha sido la de hacer de cada avance un puntal de una concepción teórica que tiene sus miras puestas, más que en la estricta sociolingüística, en la lingüística general. La concepción teórica a la que aludimos tiene la ambición de dar cuenta de la variación y del cambio lingüísticos. Una y otro forman parte de la base de un mismo fenómeno: la actuación lingüística. Pero en ésta también concurren aspectos de origen geográfico y de origen pragmático que deben ser valorados.
SOCIOLINGÜÍSTJCA. -
11
Metodología sociolingüística
162
4.2.
LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA
Todo el complejo teórico-metodológico levantado por William Labov descansa sobre la idea de que los avances en el conocimiento de los hechos lingüísticos han de producirse sobre fundamentos empíricos. Aunque, en principio, el modelo de Labov se acoge al marco general de la lingüística generativo-transformacional, hay puntos de fricción que los chomskyanos no están dispuestos a limar. Entre ellos sobresalen el de la concepción del hablante-oyente ideal y el de las reglas opcionales. Construir una teoría lingüística sobre el hablante ideal y sobre las reglas opcionales viene a ser lo contrario de estudiar el lenguaje desde fundamentos empíricos, porque supone cerrar los ojos a los conceptos de «heterogeneidad normal» y de «comunidad lingüística». El primero asume que la heterogeneidad de variantes, registros, dialectps, etc., es el estado «normal» de cualquier comunidad de habla. Esto contrasta vivamente con la homogeneidad de la que parte Chomsky para elaborar la gramática generativa de una lengua. Pero hablar de heterogeneidad de variantes no es algo nuevo en lingüística. Larga tradición posee ya el concepto de variación libre, asumido posteriormente en el de regla opcional por los generati vistas. La cuestión está en considerar la heterogeneidad como un punto de partida o como un punto de llegada, sin que eso equivalga a decir que no se reconoce la existencia de elementos invariables u homogéneos (las reglas categóricas son un hecho). Para unos, estructuralistas y generativistas ortodoxos, la variación libre y la regla opcional (lejos estamos de considerarlas totalmente equivalentes) son el material sobrante de la descripción de lo homogéneo, que constituye su punto de partida; para otros, sociolingüistas, son el inicio de un proceso investigador, que las asume desde un primer momento y que tiene el objetivo de explicar el cómo y el porqué de esa variación, llenando de contenido los adjetivos «libre» y «opcional»: la heterogeneidad es algo «normal», no «residual».
Interpretación de los análisis
163
El concepto de «comunidad de habla» de Labov es la otra cara de la moneda de la heterogeneidad. Si la comunidad viene delimitada por el hecho de que sus componentes interpretan y juzgan unos hechos de una misma forma, hay que pensar en ella como algo con cierto grado de homogeneidad. Aquí nace una de las paradojas en la· caracterización de la actuación lingüística: la producción de actos de habla es heterogénea, mientras que la interpretación de esos mismos actos es homogénea. En 1982 \ Labov hizo una presentación general de los aspectos más destacados del estudio de la variación y del cambio lingüístico sobre fundamentos empíricos y pasó revista a las investigaciones que se habían desarrollado en este mismo sentido. El denominador común de todas ellas 2 lo explicó Labov en estos tres puntos metodológicos: a) Los hablantes cuya lengua se estudia son localizados en el contexto social de una comunidad de habla, de tal forma que puede valorarse el grado en que representan a esa comunidad de habla. b) Los datos de habla proceden de grabaciones de interacciones en las que el hecho lingüístico estudiado no es el principal foco de atención, ni el lenguaje, el tema de conversación. 3 e) Los datos recogidos siguen el principio de la contabilidad : en la porción de habla examinada, se recogen todas las apariciones de una variante dada y, donde ha sido posible la variable como 1 W. Labov, «Building on Empirical Foundations», en W. P. Lehmann y Y. Makiel (eds.), Perspectives on Historical Linguistics, Amsterdam, Benjamins, 1982, págs. 17-92. 2 Labov recoge, aparte de las suyas, las siguientes investigaciones (véase bibliografía para la referencia completa; no se recogen las tesis doctorales inéditas): Shuy, Wolfram y Riley (1966); W. Wolfram (1969); P. Trudgill (1974); R. Macaulay (1977); L. Milroy (1980); C. Feagin (1979); H. Cedergren y D. Sankoff (1974); H. Cedergren (1973), en este caso se trata de una tesis; L. Brink y J. Lund (1975); M. Fontanella de Weinberg (1974). 3 Contabilidad: acepción n. 0 1 del Diccionario de la Lengua Española, 20. a ed., Real Academia Española, Madrid, Espasa Calpe, 1984.
164
Metodología sociolingüística
un conjunto limitado de variantes, todas las no apariciones de la variante en los contextos relev/antes. Las propuestas más actuales de explicación del cambio lingüístico son deudoras en gran parte' de los logros a los que se ha llegado en el estudio de la variabilidad inherente. Esto no quiere decir que variación y cambio deban considerarse como fenómenos independientes o vinculados por una relación causal. Según Labov, el cambio implica variación; el cambio es variación 4 • En la admisión de estos presupuestos coinciden, como es evidente, los que siguen la línea de Labov sin desviarse un ápice, pero también muchos otros, como Suzanne Ro maine 5 y Lesley Milroy 6 , que se han manifestado críticas con numerosos aspectos de la metodología de Labov y que tienen sus propias ideas sobre la forma en que nacen y evolucionan los cambios lingüísticos. El punto de arranque y núcleo central de la teoría de la variación de William Labov es el concepto de «regla variable», llamada a sustituir a la «regla opcional». La recogida sistemática de datos, la tabulación de las frecuencias de esos datos, el análisis de las variables contextuales y lingüísticas y el cálculo de la probabilidad de aplicación h(lcen de la «regla variable» una potentísima arma de descripción lingüística. Las variables independientes (constricciones contextuales) son las que determinan la presencia de una u otra variante de la variable dependiente (lingüística). Pero no todos los estudios que asumen como principio la variabilidad inherente del lenguaje tienen como fin la formulación de
4 «Building ... », pág. 20. Véase S. Romaine, «The Status of variable Rules in Sociolinguistic Theory», Journal of Linguistics, 17 (1981), págs. 93-119. 5 S. Romaine, Socio-historical Linguistic: its Status and Methodology, Cambridge, CUP, 1982. 6 J. Milroy y L. Milroy, «Linguistic Change, Social Network, and Speaker Innovation», Journal oj Linguistics, 21 (1985), págs. 339-384. Gran parte de las ideas expuestas en este artículo se incorporan a la 2. a ed., de L. Milroy, Language and Social Networks, Oxford, Blackwell, 1987, especialmente en el cap. 7.
Interpretación de los análisis
165
reglas variables, dicho de otro modo, no siempre se ha pasado «de la frecuencia a la probabilidad». Numerosísimas investigaciones han dado cuenta de la variación aplicando sobre las frecuencias las más diversas técnicas de comprobación de hipótesis. Sobre variables fundamentadas en el concepto de red social, no de estratificación, Milroy realizó análisis de varianza y correlaciones de Spearman que le permitieron comprobar cuantitativamente que, incluso cuando las variables «edad», «sexo» y «clase social» permanecen como constantes, la fuerza de los vínculos entre los individuos que forman una red social hace que su lenguaje se sitúe más cercano a normas adquiridas en sus años adolescentes (vernaculares) 7 • Los cálculos de correlación tal y como fueron realizados por la profesora de la universidad de Newcastle permitieron llegar a un coto casi vedado para la sociolingüística laboviana: la comparación de datos lingüísticos cuantificados con datos de individuos cuantificados sobre las redes. En este caso, no sólo se trata de partir de principios teóricos distintos (red/ estrato social), sino de darles un desarrollo metodológico diferente. En el estudio de la comunidad de Quintanar _de la Orden 8 , se incorporó de forma sistemática la variable «interlocutor», cuyas variantes fueron localizadas respecto de los emisores de los mensajes y respecto de los actos lingüísticos coloquiales gracias a un análisis multivariable y a los patrones proporcionados por el programa QuANTIFICATION III de Hiroto Ueda 9 • Este tipo de análisis abre una de las muchas posibilidades existentes para explorar los terrenos intermedios entre la sociolingüística y la pragmática.
Ibid., Language and Social Networks, cit., págs. 121-134 y 149-166. Véase «Hacia una sociolingüística automatizada del coloquio», en F. Fernández (ed.), págs. 353-362. 9 H. Ueda y A. Ruiz Tinaco, «Estudio comparativo de las formas vocativas del español y el japonés. Atributos del hablante, del interlocutor y sus relaciones», Area and Culture Studies, XXXII (1982), págs. 71-86. 7
8
166
Metodología sociolingüfstica
4.3.
/
.. ,
Interpretación de los análisis 4.3.1.
167
WILLIAM LABOV
EL CAMBIO LINGUISTICO
El cambio lingüístico es un complejísimo proceso que implica factores de muy diferentes signos: sociales, geográficos, psicológicos, pragmáticos, etc. En 1968, Weinreich, Labov y Herzog señalaron los cinco principales problemas con los que ha de enfrentarse el estudio del cambio 10 : a) Las constricciones. Determinar los factores que hacen posibles unos cambios e imposibles otros y que marcan su dirección, cuando pueden producirse. b) La transición. Explicar cómo se produce el cambio lingüístico. Afrontar este problema supone dar cuenta de cómo es y cómo se produce la variabilidad de la lengua en una comunidad concreta. e) La adaptación. Determinar cómo un cambio en marcha se adapta al sistema que lo rodea. d) La actitud. Descubrir qué actitudes despierta entre los hablantes el cambio lingüístico y de qué manera influye tal actitud en el desarrollo ulterior del cambio. e) La consumación. Explicar por qué un cambio lingüístico se ha producido en unas coordenadas espacio-temporales concretas. De todos estos problemas, el que presenta más dificultades para su resolución es, sin duda alguna, el de la consumación. Hemos comenzado diciendo que en el cambio están implicados muchos factores. Por razones obvias, el punto de vista al que nos referiremos será el sociolingüístico. Dentro de esta especialidad, las aportaciones e innovaciones más interesantes, según nuestra opinión, han sido hechas por W. Labov, L. Milroy y D. Bickerton.
Aunque el cambio lingüístico siempre ha sido un tema que ha preocupado a Labov, su estudio como un proceso en marcha fue directamente observado dentro del «Proyecto sobre cambio y variación lingüísticos en Filadelfia» (1972-1978). Las conclusiones a las 11 que se llegó quedaron resumidas de la siguiente forma : a) Los cambios lingüísticos tienen su origen en grupos sociales intermedios: generalmente en los segmentos superiores de la clase trabajadora o en los inferiores de la clase media. b) Dentro de estos grupos, los innovadores suelen ser personas con el más alto status, que desempeñan una función importante en los asuntos de la comunidad. e) El estudio de redes de comunicación demuestra que los innovadores tienen el más alto grado de densidad de interacción social y la más alta proporción de contactos fuera del vecindario. d) Para la mayoría de los cambios lingüísticos, las mujeres van por delante de los hombres, normalmente en el grado de una generación. e) Los grupos étnicos nuevos que entran a formar parte de una comunidad de habla participan de .los cambios lingüísticos en marcha solamente cuando comienzan a adquirir derechos Y privilegios, como puestos de trabajo, residencias y acceso a la estructura social. Estas conclusiones complementan la descripción del mecanismo de cambio lingüístico que Labov presentó primeramente. con W einreich y Herzog (1968) 12 y después, en s?litario, en su Sociolinguis-
10
«Empirical Foundations for a Theory of Language Change», en W. P. Lehmann y Y. Malkiel (eds.), Directions jor Historical Linguistics, Austin, Univ. of Texas Press, 1968, págs. 95-195.
11
12
Véase W. Labov, «Building ... », págs. 77-78. Véase nota 10.
168
Metodología sociolingüística 13
tic Patterns , sobre datos recogidos en Martha's Vineyard 14 y en Nueva York. Allí se habla de que1 el inicio de un cambio suele darse en un subgrupo cuando acusa aVgún tipo de presión. En un primer momento, la difusión se realiza de forma inconsciente dentro del subgrupo Y la variable lingüística se transforma en un indicador, una característica de grupo no sometida a variación estilística. Cuando esa variable pasa a otras generacione,s y éstas la llevan más allá de lo que lo habían hecho los innovadores, se habla de hipercorrección desde abajo 15 • Si la difusión del cambio llega a ser tan amplia que afecta a toda la comunidad, el hecho se transforma en un marcador que pasa a ser incorporado a la variación estilística y que produce reajustes estructurales que, a su vez, pueden d(;lr origen a nuevos cambios. Las consecuencias últimas de este proceso de cambio varían dependiendo del status del subgrupo que lo inició. Según Labov, si el sub grupo es el de mayor status, el cambio llega a ser un «modelo de prestigio»; si el subgrupo es de bajo status, los individuos del status superior pueden rechazarlo e intentar corregirlo. Es en este momento cuando puede surgir la hipercorrección desde arriba: los status más bajos, principalmente la clase media (alta o baja), en un intento de ajustarse al modelo prestigioso, sobrepasan los usos del grupo más prestigiado. -En estos casos, el cambio original puede convertirse en un rasgo estigmatizado: un estereotipo. En las propuestas más recientes de Labov (1980) 16 , se observa un gran interés por la interacción comunicativa, que hasta entonces
13
W. Labov, «El mecanismo del cambio lingüístico», en Modelos sociolingüísticos, Madrid, Cátedra, 1983, págs. 209-234. 14 !bid., «The Social Motivation of a Sound Change», Word, 19 (1963), págs. 273 y 309; recogido en Modelos ... , págs. 29-74. 15 En Modelos ... (pág. 229, nota 16) se define la hipercorrección como «desplazamiento de toda una clase más allá de la meta fijada por el modelo de prestigio». 16 W. Labov, Locating Language in Time and Space, New York, Academic Press, 1980.
Interpretación de los análisis
169
sólo había ocupado un plano secundario. De sobra se conoce que en 1968, junto a P. Cohen, C. Robins y 1. Lewis, Labov había experimentado el estudio de estas interacciones a través de la observación participativa 17 , pero, en nuestra opinión, hasta finales de los años 70, principios de los 80 (Language and Social Networks de Milroy apareció en 1980) no les concedió un lugar notable dentro de sus formulaciones. De hecho, la conclusión e, que antes hemos expuesto, va en una línea similar a la que Milroy siguió para su aportación a la teoría del cambio, aunque las conclusiones definitivas son diferentes. Por otro lado, observamos que, a pesar del paso de los años, el concepto de prestigio nunca ha sido sometido a perfeccionamiento, ni ha sido tratado a fondo por parte de Labov, cuando en realidad, tal y como se presenta el mecanismo del cambio, posee una notable trascendencia. La adjudicación automática del «modelo de prestigio» a los status más altos y el modo en que ese modelo de prestigio condiciona las actitudes de los demás status son fenómenos que merecen ser revisados con sumo detenimiento. 4.3.2.
LESLEY MILROY
Para ser justos, junto al de Lesley debería figurar, al frente de este epígrafe, el nombre de 1ames Milroy. El trabajo donde 1ames y Lesley Milroy han tratado más a fondo el problema del cambio ha sido «Linguistic Change, Social Network and Speaker Innovation» 18 • El objetivo primordial de los Milroy es intentar aclarar cuáles son las condiciones sociales en las que más frecuentemente
17
W. Labov, A Study of the Non-standard English of Negro and Puerto Rican Speakers in New York City, informe final del Cooperative Research Project 3288, Philadelphia, Regional Survey, 1968. 18 J. Milroy y L. Milroy, «Linguistic Change, Social Network and Speaker Innovatiom>, art. cit.
Metodología sociolingüística
170
se producen y difunden los cambios. Se ha podido comprobar que la difusión de una innovación dada de un grupo a otro se produce a través de individuos unidos /por lazos débiles. En este aspecto, las comprobaciones de los Miltoy no coinciden con las de Labov 19 • Los Milroy rechazan la visión de Labov con dos argumentos: primero, los vínculos débiles, al menos en las redes de individuos móviles, son más numerosos que los fuertes; segundo, se puede llegar a más individuos teniendo lazos débiles que teniendo vínculos fuertes. Los individuos móviles contraen muchos más lazos débiles que los sedentarios y, por tanto, suelen ser elementos periféricos de cualquier grupo, de ahí su capacidad de difundir innovaciones. Hay que tener en cuenta que tales consideraciones están hechas sobre los avances de este campo producidos desde 1968. No se trata, pues, de un cuerpo teórico sólido, sino complementario de lo propuesto por Weinreich, Herzog y Labov, aunque sus observaciones empíricas perfeccionen algunos puntos. En cuanto al concepto de prestigio, los Milroy critican el hecho de que se considere motor de los cambios desde arriba (status altos) hacia abajo, no sólo porque su modelo está basado en criterios distintos a los de Labov (redes débiles e individuos móviles), sino porque algunos cambios se dan en sentido contrario 20 • Sin embargo, James y Lesley Milroy tampoco se han decidido a dar el paso de tratar en profundidad el concepto de prestigio. 4.3.3.
DEREK BICKERTON
No sería totalmente adecuado convertir al criollista Bickerton en protagonista único de otra de las concepciones del cambio lin19
Locating... , pág. 261. Véase J. Milroy, «Sorne Connections between Galloway and Ulster Speech», Scottish Language 1 (1982). Número de invierno. También J. Harris, «Linguistic Change .and Nonstandard Dialect. Phonological studies in the History of English in Ireland», tesis doctoral inédita, Univ. of Edinburg, 1983. 20
Interpretación de los análisis
171
güístico, tal vez la más claramente enfrentada a la forma en que Labov concibe la variación lingüística y los cambios. Junto a Bicker22 ton 21 hay que destacar, en este sentido, las figuras de D. De Camp y Ch.-J. Bailey 23 • Entre los tres construyeron un «rriodelo dinámico» alternativo al «modelo cuantitativo o de regla variable», propuesto por Labov. El «modelo dinámico» parte de la idea, de larga tradición, de que no pueden establecerse divisiones tajantes entre variedades lingüísticas. Sus primeros asertos se realizaron específicamente sobre variedades dialectales, a propósito de las lenguas criollas, aunque paulatinamente han ido extendiéndose al ámbito de la sociolingüística. Una de las acusaciones que se lanzaron contra Labov fue que, al establecerse grupos (sociales, económicos, de edad, etc.), se disimula la existencia de un continuum de variedades, evidente cuando se atiende a los individuos. La existencia de los dialectos y, por tanto, de los «lectos» socio lingüísticos quedó negada al proponer que las variedades establecen unas con otras relaciones de implicación que se miden en escalas y que cada una de esas variedades es simplemente una gramática individual. Esta visión de la variabilidad del lenguaje se complementa con la «teoría de la onda» propuesta por Bailey sobre el modelo decimonónico de Schmidt 24 •
21 D. Bickerton, The Dynamics of a Creo/e System, London, CUP, 1975; «Quantitative versus Dynamic Paradigms: the Case of Montreal 'que'», en Ch.-J. N. Bailey y R. W. Shuy (eds.), New Ways oj Analyzing Variation, Washington, Georgetown U. P., 1973, págs. 23-43. 22 D. De Camp, «Toward a Generative Analysis of a Post-Creole Continuum», en D. Hymes (ed.), Pidginization and Creolization oj Languages, Cambridge, CUP, 1971, págs. 349-370; «What do lmplicational Scales lmply?», en Ch.-J. N. Bailey y R. W. Shuy (eds.), op. cit., págs. 141-148; «lmplicational Scales and Sociolinguistic Linearity», Linguistics, 71 (1971), págs. 30-43. 23 Ch.-J. N. Bailey, Variation and Linguistic Theory, Arlington, Center for Applied Linguistics, 1973. 24 J. Schmidt, Die Verwandtschajtsverhii/tnisse der indogermanischen Sprachen, Weimar, Bohlan, 1872.
172
Metodología sociolingüística
Es importante destacar que, si para los de la «regla variable» la variación (parte esencial en er proceso del cambio) no siempre implica cambio en marcha, parqilos del «modelo dinámico» es una etapa del cambio lingüístico: si se analiza el uso de cualquier variable por los hablantes se obtiene una gráfica en forma de S que representaría en sí misma el proceso de cambio (Cuadro 22).
lOO 90 %de uso
80 70 60 50
173
Interpretación de los análisis
2. 0 ) Los estudios que se han realizado son muy parciales, porque atienden a pocas variables lingüísticas. 3. 0 ) Al trabajar con «individuos», no se hace una separación clara para el estudio de los distintos niveles lingüísticos. 4. 0 ) No se ha atendido a la variación estilística en cada uno de los individuos. 5. 0 ) No se puede hacer equivalente la situación dialectal que pueda surgir del contacto de lenguas distintas, con la que tiene su origen en la relación entre dialectos de una misma lengua. 6. 0 ) Su metodología aún no está suficientemente desarrollada. En cualquier caso, mírese desde la perspectiva que se mire, podemos concluir que el estudio del cambio lingüístico, en otras palabras, la lingüística histórica, tiene en la sociolingüística un complejo teórico y metodológico que le será en adelante de gran utilidad 27 •
40 30
20 4.4.
10 hablantes CUADRO
22
Entre los muchos in.:onvenientes que podrían ponerse al «modelo dinámico» 25 , seña:aremos los siguientes:
LENGUA Y PRESTIGIO
28
Antes nos hemos referido al escasísimo tratamiento que ha recibido el concepto de prestigio. En este epígrafe, pretendemos reflexionar sobre las relaciones que se establecen entre él y la lengua. A ello nos ha movido principalmente el comprobar cómo ese concepto citado por todos no ha sido estudiado en profundidad por
0
l. ) Sólo ha dernostrado su posible viabilidad sobre lenguas pidgin o criollas 26 • 25
Véase R. Fasold, «The Bailey Wave Model: A Dynamic Quantitative Paradigm», en R. Fasold y R. W. Shuy (eds.), Analyzing Variation in Language, Washington, Georgetown U. P., 1975, págs. 27-58. También T. Bynon, Historical Linguistics, Cambridge, CUP, 1977, págs. 256-261. 26 Petyt trabajó sobre Yorkshire, «Secondary Contraction in West Yorkshire Negatives», en P. Trudgill (ed.), Sociolinguistic Patterns in British English, London, E. Arnold, 1978, págs. 91-100.
27 Véanse, además, W. Bright, «Social Dialect and Linguistic History», en D. Hymes (ed.), Language in Culture and Society, New York, Harper and Row, 1964, págs. 469-472; J. Harris, Phonological Variation and Change, Cambridge, CUP, 1985; R. D. King, Historical Linguistics and Generative Grammar, Englewood Cliffs, Prentice-Hall, 1969; R. Anttila, An Introduction to Historical and Comparative Linguistics, New York, Macmillan, 1972; C. Pomphrey, Language Varieties and Change, Cambridge, CUP, 1985. 28 Este capítulo es la adaptación de una conferencia que pronunciamos en Málaga (1987), dentro del ciclo «Sociolingüística». Las conferencias formaron parte del Curso Superior de Filología Española (C.S.I.C.).
174
Metodología sociolingüística
casi nadie o sólo lo ha sido parcialmente, aunque, a su vez, ha servido de explicación para infin~dad de procesos lingüísticos. Henry Kahane en un estudio sobre ~<A Typology of the Prestige Language», otorga «prestigio» a una serie de lenguas sin definir previamente lo que es 29 • Eso le permite con toda libertad hablar de provenzal antiguo, italiano renacentista o francés del xvm y no dedicar una sola palabra al español del Siglo de Oro, por ejemplo. Gaetano Berutto, cuando habla ,de prestigio, lo hace equivalente a algo tan inconcreto como «peso socio-cultural» 30 • Cuando Ninyoles escribe >deJI conflicto entre catalán y castellano, hace alusión al prestigio y le dedica varias páginas, pero sólo atiende a una cara del concepto, la que está relacionada con el «poder», como si ambos aspectos sociológicos, por otra parte, fueran siempre intercambiables 31 • Por último, gran parte de lo que hoy se sabe del prestigio en sociología del lenguaje se debe a los estudios sobre actitudes de hablantes inmersos en situaciones de bilingüismo o que utilizan una variedad dialectal 32 ; pero ¿cómo funciona el prestigio en comunidades ex29 Ibid., Language, 62 (1986), págs. 495-508. El trabajo habla de la diacronía de diversas lenguas consideradas como prestigiosas y su influencia sobre otras de menor importancia. 30 G. Berutto, La sociolingüística, México, Nueva Imagen, 1979, págs. 97 y 118. La edición italiana es de 1974. 31 R.· Ninyoles, Idioma y poder social, Madrid, Tecnos, 1972. Especialmente, págs. 103 y sigs. 32 Véase para el mundo hispánico, por ejemplo, M. Alvar, «Actitud del hablante y sociolingüística», en Teoría linguística de las regiones, Barcelona, Planeta, 1975, págs. 93-114; «Español, castellano, lenguas indígenas. Actitudes lingüísticas en Guatemala sudoccidental», Lagos semantikos. Studia Linguistica in honorem Eugenio Coseriu, V, Madrid, Gredos, 1982, págs. 393-406; «Reacciones de unos hablantes cubanos ante diversas variedades del español», Lingüística Española Actual, VI (1984), 229-265; H. López Morales, «Velarización de /RR/ en el español de Puerto Rico: índices de actitud y creencias», Dialectología y sociolingüística. Temas puertorriqueños, Madrid, Hispanova de Ediciones, 1979, págs. 107-130; A. Quilis, «Actitud de los ecuatoguineanos ante la lengua española», Lingüística Española Actual, I (1983), págs. 269-275.
Interpretación de los análisis
175
clusivamente monoling}ies y en hablantes de una variedad no estigmatizada? Lo cierto es que alrededor del prestigio giran cuatro disciplinas (la sociología, la lingüística, la sociolingüística y la psicología social) y diversos conceptos (poder, status, ocupación, clase social, estigma, norma, corrección, uso lingüístico, aceptabilidad gramatical). Con ello hay que responder a preguntas como éstas: ¿qué es el prestigio?, ¿el prestigio se concede o se ostenta?, ¿quién concede el prestigio?, ¿qué consecuencias tiene la concesión de prestigio?, ¿el prestigio lo posee quien a su vez tiene. dinero?, ¿quien tiene poder?, ¿quien ocupa altos cargos?, ¿quien pertenece a una determinada clase social?, ¿quien reúne todos estos atributos? En cuestiones lingüísticas, ¿dónde radica el prestigio? Son tantas las preguntas, que nos vemos incapaces de dar respuesta ni siquiera a una pequeña parte; pero vale la pena, al menos, pararse a pensar: la importancia de la relación entre lengua y prestigio lo merece. Como se ha apuntado, esta relación implica factores sociales (y psicosociales) 33 , factores lingüísticos y factores sociolingüísticos. Veamos, pues, lo que puede aportarse desde cada uno de estos ámbitos. 4.4.1.
EL PRESTIGIO DESDE LA SOCIOLOGÍA
No cabe duda ninguna de que lo que hoy se conoce del prestigio se lo debemos principalmente a los sociólogos. Ahora bien, a las cosas sólo hay que darles el valor que tienen. El estudio del prestigio en sí casi nunca ha sido considerado por la sociología como un objeto de investigación prioritario. Si los sociólogos lo han estudiado, e incluso han propuesto fórmulas para su medición, h~ sido porque les resultaba imprescindible para analizar y especular sobre 34 un objeto de mayores dimensiones: la estratificación social ·• 33 Sobre psicología social, véanse H. Giles y R. N. St. Clair, Language and Social Psychology, Oxford, Blackwell, 1979; C. Fraser y K. R. Scherer, Advances in the Social Psychology oj Language, Cambridge, CUP, 1982. 34 Sirvan como referencia los manuales de M. Spencer, Foundations of Modern
176
Metodología sociolingüística
Entre los sociólogos parece clara la idea de que los grandes padres de la teoría de la· estratifiitación social han sido Karl Marx Y Max Weber. Permítasenos d~jar las formulaciones de Marx en la mera cita: aunque muchos ilo vean posible, no creemos que el nivel de producción o el grado de concentración del control de los medios de producción entre los miembros de una comunidad, factores que para Marx constituyen los principios de la estratificación, puedan ser, de momento, suficientemente eficaces para explicar la relación entre lengua y prestigio 35 • Mayor provecho, en cambio, pueden suponer los principios manejados por Max Weber 36 • El economista alemán concibió la estratificación como un fenómeno multidimensional en el que actúan tres factores: la clase, el status y el poder. La interacción de estos principios determina los conflictos de clases, conflictos que tienen su expresión en la pérdida de la legitimidad de las clases superiores y en la organización política de las clases subord!nadas. Es en la pérdida de la legitimidad de las clases superiores donde el prestigio salta a escena, porque se erige, en correlación con el poder y la riqueza material, en uno de los principales agentes de la movilidad social y del establecimiento de jerarquías. Prescindamos de más detalles sobre la estratificación. Lo importante es que Weber ha distinguido y marcado diferencias entre conceptos como poder, riqueza, status, prestigio. No pocos lo han acusado de ser más que un teórico un simple tipólogo, un taxonoSociology, 3. a ed., Englewood Cliffs, N. J., Prentice-Hall, 1982, págs. 209-241, o de B. Philips, Sociology. From Concepts to Practice, New York, McGraw-Hill, 1979, págs. 149-173. 35
Véase K. Marx, El capital. Crítica de la economía política, Tomo 1, La Babana, Ed. Nac. de Cuba, 1962. Trad. de Wenceslao Roces. Véase también R. P. Applebaum, «Marx's Theory of de Falling Rate of Profit: Towards a Dialectical Analysis of ~~ruc~ural Social Change», American Sociological Review, 43 (1978), págs. 75-84. Vease Economía y sociedad, México, FCE, 1974. Un análisis y crítica de la estratificación weberiana se hace en J. H. Turner y L. Beeghley, The Emergence oj Sociological Theory, Homewood, 111, Dorsey Press, 1981.
Interpretación de los análisis
177
mista 37 • Pero eso no quiere decir que evite elaborar una teoría conjunta de la estratificación; hasta tal punto es así que, a pesar de la separación de conceptos, Weber no los describe y analiza de forma aislada, sino dentro de un todo, en estrecha implicación. Más cerca de nuestros días, los sociólogos Hans Gerth y Charles Wright Mills han aprovechado las formulaciones de Weber para poner el acento en las características peculiares de cada factor y no en la visión de conjunto de ellos 38 • Para Gerth y Mills la formación y persistencia de los estratos sociales tienen cuatro claves, llamadas «dimensiones de la estratificación». Estas cuatro dimensiones son la ocupación, la clase, el status y el poder. Pasemos revista rápidamente a los contenidos de estas claves: La ocupación es el conjunto de actividades realizadas de forma más o menos regular, como fuente principal de ingresos económicos. El concepto de clase tiene también que ver con la cantidad y la fuente de ingresos, pero en tanto en cuanto estos ingresos permiten obtener otros objetos. El status está relacionado con la obtención de respeto. Finalmente, el poder consiste en la capacidad de realización de la voluntad de uno, aun a costa de la voluntad de los demás 39 • Existe una relación evidente entre algunas de estas dimensiones: por ejemplo, ocupación y clase son factores complementarios en la esfera de la economía. Sin embargo, la relación es perfectamente posible entre cada una y el resto de las dimensiones. De ellas, la que tiene una vinculación más directa con el concepto de prestigio es la del status. Esta obtención de respeto, para Gerth y Mills, no es más que una obtención, o al menos pretensión, de prestigio. La forma de conseguirlo está determinada por la presencia, en un grado aceptable, de las demás dimensiones, que desgranadas nos lleva37
J. H. Turner y L. Beeghley, op. cit., págs. 250 y sigs. Véase Carácter y estructura social, Buenos Aires, Paidós, 1968. Especialmente, cap. XI. 39 !bid., pág. 289. 38
SOCIOLINGÜÍSTICA. -
12
178
Metodología sociolingüística
rán a factores como el origen s<;>cial, la educación, los ingresos o incluso el mismo aspecto físico ;del individuo. Ahora bien, la presencia simultánea de todos ellos no es condición sine qua non para la obtención de un status determinado. Muy polémica fue en su momento la teoría de la estratificación que defendieron Kingsley Davis y Wilbert Moore, más conocida como hipótesis Davis-Moore 40 • Sus planteamientos teóricos están dentro de la línea de investigación llamada «funcionalismo». En esencia, sus ideas eran las siguientes: un estrato o una posición social vienen determinados por su importancia funcional en correlación con el número de personas que son capaces de ocuparlo. De ahí nace la desigualdad en la distribución de prestigio: sólo los que desempeñan satisfactoriamente una función, para la que deben estar perfectamente capacitados y preparados, estarán en disposición de adquirir un prestigio que irá aumentando conforme más importante sea la función social. Estamos ante un punto de vista distinto del de Gerth y Milis: sus ideas parecen llevar a un «tanto tienes, tanto vales», mientras que las de Davis-Moore se aproximan más a un «tanto funcionas,. tanto vales». Pero creemos que los planteamientos no son contrarios, sino complementarios, porque conseguir y mantener una ocupación, por mucho que ésta se defina por la remuneración que comporta, supone cumplir una función social y cumplirla bien. A mejor preparación individual, más importante función social y, por tanto, mejor ocupación, aunque esta cadena no se establece de. forma indefectible, por lo que se hace necesario separar para su análisis unas nociones de otras. Tan sólo nos detendremos en una teoría de la estratificación más: la presentada por Jonathan Turner 41 . Su forma de ver las 40
«Sorne principies of Stratification», American Sociological Review, 10 (1945), págs. 242-249. 41 J. Turner, Societal Stratification. A Theoretical Analysis, New York, Columbia U. P., 1984. Especialmente, en cap. 4 y sigs. Turner comparte muchos puntos con K. Hope («A Liberal Theory of Prestige», American Journal oj Sociology, 87 (1982), págs. 1911-1931).
179
Interpretación de los análisis
cosas no se enfrenta a las teorizaciones que le preceden en el tiempo, antes bien, parte de ellas e intenta perfeccionarlas (especialmente la de Max Weber). Según Turner, la estratificación comprende tres procesos genéricos que pueden ser aislados para su estudio: la distribución de los recursos de valor, la formación de grupos de población y la categoría de esos grupos 42 • El proceso que más nos interesa en estos momentos es el .de la «distribución de los recursos de valor» 43 , porque entre ellos, junto a la «riqueza material» y al «poden>, está el «prestigio». La opinión .de Turner sobre el prestigio es muy clara: en los sistemas sociales adquieren prestigio aquellas posiciones en las que se aprecia la existencia de poder, habilidad, importancia funcional y riqueza material, todo ello puesto en relación con el número de miembros que componen esa sociedad .. La ecuación que representa esta teoría es la siguiente (Cuadro 23):
CPR
= f(N) . g(Po) . h(Ha) . i(IF) . j(RM)
CuADRO
23
donde CPR =«concentración de prestigio»; N= «numero de miembros»; Po= «poden>; Ha= «habilidad»; IF = «importancia funcional»; RM = «riqueza material»; teniendo en cuenta que el poder es el elemento cuantitativa y cualitativamente de más peso, seguido de la habilidad, de la importancia funcional y, por último, de la riqueza material. 42 43
/bid., págs. 57-69. Véase cap. 7.
180
Metodología sociolingüística
Hay que añadir que el prestigip puede aparecer aun cuando no se den los cuatro factores reunidos en un estrato o en un individuo. No obstante, se hace impresciqdible la concurrencia de al menos dos de los factores: difícilmente/ puede obtener prestigio alguien que solamente tenga poder, es decir, capacidad de imponer su voluntad, por ejemplo 44 • De este manojo de ideas sobre el prestigio en las teorías de la estratificación social, podemos sacar algunas conclusiones que probablemente sean útiles para hablar de sociolingüística. De ellas, tal vez merezca la pena destacar que el prestigio es un concepto que debe ponerse en relación con otros principios como el de poder, el de función o el de clase, pero tratados de forma independiente, aunque luego se compruebe que están relacionados, porque esa relación no es necesaria ni constante. Tal discriminación no caracteriza precisamente a las investigaciones socio lingüísticas. Ya nos hemos referido, por ejemplo, a la estrecha vinculación que establece Ninyoles entre prestigio y poder, sin aportar ningún elemento realmente diferenciador entre ambos 45 • Sin embargo, llama la atención cómo se han hecho precisiones, que no hemos observado en estu44
n +{F [(~)-explxF f(+)-exp n
Turner propone como ecuación más precisa la siguiente:
CpR
~ F, [ {
2
-log ( - ; - - )
jF X
4 [
(
R: ) -exp
3
donde F es «factor». 45 Lo pe Blanch («El concepto de prestigio y la norma lingüística del español», Anuario de Letras, X (1972), págs. 29-46) afirma, con acierto, que los factores extraidiomáticos que determinan el prestigio de cualquier norma lingüística pueden englobarse en las siguientes categorías: políticos, demográficos, económicos, históricos y culturales. Al leer el artículo se echan de menos muchas precisiones teóricas.
Interpretación de los análisis
181
dios considerados como la vanguardia de la sociolingüística, a propósito de la vulgarización del latín, uno de los procesos sociolingüísticos más apasionantes para su estudio de los que se han dado en las lenguas occidentales, pero que difícilmente podremos conocer en profundidad por la falta de datos. Hablar de la vulgarización del latín es hacer referencia a tres agentes principales: el cristianismo, las invasiones bárbaras y la ruptura de las tres aristocracias (la de la sangre, la del poder y la del dinero) 46 . Este último agente surgió con la dinastía Julio-Claudia. Hasta los últimos tiempos de la República, debió de ser relativamente fácil saber dónde se concentraba el prestigio social y el prestigio lingüístico, pero cuando el dinero dejó de ir sólo a los poderosos, cuando los nobles dejaron de ser los más ricos, cuando la cultura dejó de ser patrimonio exclusivo de nobles y pudientes, el prestigio dejó de ser un monopolio. Sólo la consideración parcial de cada uno de estos factores so'" ciológicos puede dar alguna luz sobre la sociolingüística del latín, especialmente a partir de Nerón 47 • Muchas sociedades actuales también muestran un reparto irregular de estas aristocracias; no tiene sentido, pues, seguir considerándolas como una sola cuando se trata de hacer investigación. Sería de ingen:uos pensar que, en la sociedad occidental actual, sólo los ricos o los que ostentan el poder tienen prestigio en cuantía suficiente como para orientar la dirección de los principales cambios lingüísticos. 4.4.2.
EL PRESTIGIO DESDE LA LINGÜÍSTICA
A las dificultades que presenta la caracterización del prestigio desde la sociología hay que añadir los problemas que nacen desde 46
Así nos lo hicieron saber las enseñanzas, directas o indirectas, de Sebastián Mariner. 47 Entre los escasísimos estudios en los que se hace referencia a aspectos sociolingüísticos del latín destaca el de Antonio Alvar, «Para una sociolingüística del latín>>, Philologica Hispaniensia in honorem Manuel Alvar. l. Dialectología, Madrid, Gredos, 1983, págs. 57-68.
182
Metodología sociolingüística
la misma lingüística. De igual forma que hay individuos, grupos o clases prestigiosas, existen usos lingüísticos prestigiosos, al margen de los hablantes de los que/procedan. Pero, desde este punto de vista, ¿qué es lo que hace prestigioso un uso lingüístico? No cabe duda de que si de algo se ha hablado, y se seguirá hablando, en lingüística ha sido de la corrección, de la norma, de la aceptabilidad gramatical y de la adecuación de los enunciados a los contex48 tos • Todas estas nociones están interrelacionadas, pero, excepción hecha de «corrección» y «norma», también han sido tratadas de forma total o parcialmente independiente. Sobre «norma» y «corrección», después de lo escrito por Eugenio Coseriu 49 y por Manuel Alvar 50 , no queda demasiado que añadir. Tan sólo recordar la distinción entre norma general, «conjunto de hábitos lingüísticos considerados como correctos por una amplia comunidad» 51 , y normas particulares, «cada una de las que existen minoritariamente y que son realizaciones del sistema reducidas a grupos limitados» 52 • Pero, de esta forma, «corrección» se queda sin precisar, de ahí que Alvar acuda a principios estéticos, éticos y culturales, mientras otros siguen concibiendo la corrección como el respeto escrupuloso a la normativa académica correspondiente 53 • Partiendo de la distinción entre norma general y normas particulares, podríamos afirmar, por un lado, que son usos prestigiosos aquellos que se ajustan a la norma y, por otro, que hay normas particulares más prestigio-
Interpretación de los análisis
183
sas que otras, eso sí, en términos relativos, porque entre determinados grupos sociales puede ser prestigiosa la norma particular que se .separe sistemáticamente de la norma general. En cuanto a la aceptabilidad y a la adecuación, diremos que se trata de una leña que aviva más, si cabe, un fuego que de por sí tiene grandes dimensiones. Para algunos lingüistas, la aceptabilidad gramatical sigue siendo un juego que consiste en poner uno, dos o más signos de interrogación delante de las oraciones. El único criterio que determina la decisión de usar o no estos signos suele ser el resultado de la introspección del propio lingüista. Pero no es asunto que merezca ser tratado ligeramente, por eso se han levantado voces reclamando estudios sociolingüísticos que hagan legítimos los signos de interrogación: así lo hizo Eagleson en el año 1977 54 • Éste es un aspecto importante a la hora de analizar el prestigio de los usos lingüísticos. Como lo es la adecuación de los enunciados a las situaciones comunicativas, hasta tal punto que una frase dicha en el lugar oportuno y ante los interlocutores precisos puede ser «bien vista», aunque en ella haya incorrecciones proscritas por las academias: los interlocutores pueden determinar los usos lingüísticos de un hablante. De hecho, para Havranek la norma no es más que la obligación que el hablante tiene de ajustarse a un modelo aceptado por el grupo social en que se desenvuelve 55 • De no hacerlo así, corre el peligro de que sus usos sean sancionados, o dicho de otra forma, de que no gocen de prestigio lingüístico.
48
Sobre diversos aspectos relacionados con la norma, véase de L. F. Lara, El concepto de norma en lingüística, México, El Colegio de México, 1976. Atención especial merece el capítulo titulado «La norma lingüística como modelo de corrección>>, págs. 85-103. 49 E. Coseriu, «Sistema, norma y habla», en Teoría del lenguaje y lingüística general, 3.a ed., Madrid, Gredos, 1973, págs. 11-113. 50 M. Alvar, «La norma lingüística», en La lengua como libertad, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1982, págs. 37-55. 51 !bid., «La norma lingüística», art. cit., pág. 54. 52 !bid., pág. 55. 53 !bid., pág. 54.
54
R. D. Eagleson, «Sociolinguistic Reflections on Acceptability», en Sidney Greenbaum (ed.), Acceptability in Language, The Hague, Mouton, 1977, págs. 63-71. Pero téngase en cuenta que este problema ya fue tratado implícitamente por Labov cuando formuló su «regla variable» («Contraction, Deletion, and Inherent Variability of the English Copula», Language, 45 (1969), págs. 715-762). 55 B. Havranek, «Zum Problem der Norm in der heutigen Sprachwissenschaft und Sprachkultur», Actes du 4eme. Congres International de Linguistes, Kobenhaun, 1936, págs. 151-156. Sus ideas son manejadas por L. F. Lara, op. cit., páginas 92 y sigs.
184
Metodología sociolingüística
Visto todo esto, nos volvemos a preguntar ¿qué criterio debemos utilizar para definir el prestjgio lingüístico? Tal vez la suma de todos ellos, tal vez algún otro que se nos ha quedado fuera.
4.4.3.
EL PRESTIGIO DESDE LA SOCIOLINGÜÍSTICA
Revisaremos ahora un conjunto de trabajos más próximos a nuestros intereses actuales: aquellos que, procedentes de la sociolingüística, han prestado atención a la noción de prestigio. Así se ha hecho en los estudios de actitudes lingüísticas, a los que se hará referencia más adelante. Al margen de las interesantes aportaciones de la psicología so56 cial , los mentores del prestigio en socio lingüística son, en nuestra opinión, Charles Fergusqn 57 , William Labov 58 y Peter Trudgill 59 , aunque hay que advertir. que ninguno de ellos lo ha tratado de forma sistemática y profunda. 56
Véanse los artículos recogidos en J. R. Torregrosa y E. Crespo (eds.), Estudios básicos de psicología social, Barcelona, Hora, 1982, especialmente los de D. Katz («El enfoque funcional en el estudio de las actitudes», págs. 261-280), M. Sherif, («Las influencias del grupo en la formación de normas y actitudes», págs. 333-350), H. Kelman («La influencia social y los nexos entre el individuo y el sistema social; más sobre los procesos de sumisión, identificación e internalizacióm>, págs. 383-420) y J. R. P. French, Jr. y B. Raven («Las bases del poder social», págs. 607-622). Véase también M. Wolf, Sociologías de la vida cotidiana, Madrid, Cátedra, 1982, Y R. Lambert, «Autoridad e influencia social», en Psicología social, P. Fraise y J. Piaget (eds.), Buenos Aires, Paidós, 1972. (Tratado de psicología experimental, núm. 9.) 57 Ch. Ferguson, «Diglossia», Word, 15 (1959), págs. 325-340. 58 W. Lavob, Modelos ... , op. cit. Véase, Language in the Inner City, Philadelphia, Pennsylvania U. P., 1972. 59 P. Trudgill, «Sex, Covert Prestige, and Linguistic Change in the Urban British English of Norwich», Language in Society, 1 (1972), págs. 179-195. Está recogido en On Dialect. Social and Geographical Perspectives, New York, New York U. P., 1982, págs. 169-185. Citaremos por esta edición.
Interpretación de los análisis
185
Ferguson concibió el prestigio en 1959 como una de las nueve rúbricas que dan cuenta del renombrado concepto de diglosia. El prestigio lo posee la lengua o variedad alta, la superior, la más elegante y más lógica, y se le niega a la variedad baja, cuya existencia en muchos casos· ni siquiera es admitida. Ferguson no hizo más precisiones, pero al menos puso en primer plano un principio que sirvió de modelo para elaboraciones posteriores. Algo similar significa la aportación de Labov. Aunque en su obra el prestigio es traído y llevado constantemente, Labov nunca ha organizado en un papel sus ideas sobre el prestigio sociolingüístico. Sin embargo, hay afirmaciones, hechas de forma esporádica, que pueden ser interesantes si se aprovechan adecuadamente 60 • La pena es que esa falta de organización obliga en muchos casos a leer entre líneas. Por ejemplo, su trabajo sobre «La hipercorrección en la clase media baja como factor del cambio lingüístico» 61 hace ver, aunque no se diga de forma explícita, que el prestigio es algo que se posee, pero también es algo que se concede. En su estudio sobre «La base social del cambio lingüístico» 62 , Labov ofreció la fórmula para la definición del prestigio: «la noción de prestigio puede ser definida en los términos y en las situaciones en que la gente la utiliza; esto es, sacándola del área de la especulación y convirtiéndola en centro de investigación empírica» 63 • El problema está en que la investigación empírica, tal y como la propone Labov, nos lleva a conocer los usos prestigiosos, pero no el prestigio sociolingüístico en sí, lo que, por nuestra parte, no supone restar un ápice a la conven.iencia de llevar a cabo tales investigaciones. Por otro lado, de todos es conocida la oposición que establece el mismo Labov entre status y estigma. En ella «status» se concibe como la posición a la que la comunidad lingüística atribuye prestigio; es60 61
62 63
Atiéndase especialmente a las págs. 81, 184, 270 y 273. Op. cit., págs. 167-188. Op. cit., págs. 325-400. Op. cit., pág. 380.
186
Metodología sociolingüística
tigma, la posición a la que se atribuye desprestigio 64 • Las investigaciones de Labov parten del pre,supuesto de que los individuos y los usos lingüísticos que poseen/prestigio son los de las clases altas. Concretamente, el prestigio es adjudicado de forma automática alos hombres blancos de status más altos, lo que ha dado origen a una dura crítica por parte de la lingüística feminista 65 ' tanto desde un punto de vista ideológico, como puramente sociolingüístico. Labov asocia poder, dinero y clase social con status y. prestigio. La asociación puede ser correcta, pero si se realizara un estudio empírico sobre un solo grupo de las clases bajas, por ejemplo, encontraríamos, con toda seguridad, que dentro de él y sin referencia al exterior también funcionan las categorías de, status y de prestigio. El lingüista británico Peter Trudgill tiene el mérito, entre otros muchos, de haber desarrollado la noción de «prestigio encubierto», aunque el término ya había aparecido en la obra de Labov 66 . El «prestigio encubierto» puede definirse como el conjunto de valores ocultos que se asocian a usos lingüísticos que no se ajustan a la norma, o que pertenecen a una variedad no estándar, como prefiere decirse en la socio lingüística anglosajona 67 • La noción de «prestigio encubierto» presenta una dificultad: la de detectarlo y medirlo, precisamente por tratarse de valores que los hablantes no suelen reconocer abiertamente. Peter Trudgill fue capaz de cuantificar este tipo de prestigio; lo hizo en su estudio sobre Norwich a propósito de las diferencias de ciertas variables lingüísticas, entre el habla de hombres y mujeres. La importancia de todo esto, desde nuestro punto de vista, radica no sólo en el hallazgo metodológico, sino
64 Véase H. López Morales, Sociolingüística, Unidades 4 y 5 de Lengua Española JI (Para Filosofía y C. de la Educación), Madrid, UNED, 1977, tema XXIV. 65 Véase D. Cameron, Feminism and Linguistic Theory, Hampshire, Macmillan, 1985, págs. 45-46. 66 Véase también de E. B. Ryan, «Why do Low-Prestige Language Varieties Persist?», en H. Giles y R. St. Clair (eds.), págs. 145-157. 67 P. Trudgill, art. cit., págs. 172, 177, 184 y 185.
Interpretación de los análisis
187
también en que se puede demostrar el funcionamiento de valores de prestigio en usos lingüísticos que no son considerados tradicionalmente como correctos o como normativos. En resumen, podemos afirmar que la investigación sociolingüística, ·excepción hecha de los estudios sobre actitudes, también realizados por Labov 68 , no ha tratado el concepto de prestigio de forma sistemática, o lo que es lo mismo, no ha sabido aprovechar los conocimientos ofrecidos desde la sociología, de igual forma que no ha analizado los matices que ofrece el prestigio. desde una perspectiva puramente lingüística. 4.4.4.
PRECISIONES AL CONCEPTO DE PRESTIGIO EN SOCIOLINGÜÍS-
TICA
A)
El descubrimiento y la medida del prestigio
El prestigio puede ser considerado bien como una conducta, bien como una actitud, es decir, el prestigio es algo que se tiene, pero también que se concede. Podemos definir el prestigio como un proceso de concesión de estima y respeto hacia individuos o grupos que reúnen ciertas características y que lleva a la imitación de las conductas y creencias de esos individuos o grupos. A la hora de medir el prestigio, es importante tomar una posición clara acerca de la perspectiva que se va a adoptar: la de la conducta o la de la actitud. La mayor parte de los sociólogos han analizado el prestigio como actitud, mientras que los antropólogos lo han estudiado como conducta. Los sociolingüistas, por su parte, tambien han preferido profundizar en la perspectiva de la actitud, en otras palabras, han preferido detenerse en averiguar lo que es considerado como prestigioso y no en descubrir, sobre los individuos y grupos prestigiosos, cuáles son las características que los
68
Labov, W., Modelos .... caps. 5 Y 6.
188
Metodología sociolingüística
convierten en tales. El punto de vista que puede ofrecer análisis más ajustados a la realidad es el de la actitud, porque profundizar en el prestigio como conducta presupone que el prestigio ya ha sido concedido por otros individuos. Ciertamente, el estudio del prestigio como conducta puede proporcionarnos datos interesantísimos, pero rara vez va a permitir descubrir nuevas normas de prestigio: este descubrimiento sólo sería posible si ~e analizara como actitud. La sociolingüística, insistimos, se ha ceñido a las actitudes. Pero en casos concretos, como el de la socio lingüística laboviana, se ha atendido más a los usos sociolingüísticos prestigiosos que a las normas de prestigio en su conjunto. Este último objetivo no se ha logrado porque los análisis se han hecho sobre aspectos lingüísticos muy parciales, normalmente pertenecientes a la fonología y la fonética. Como se puede suponer, el estudio de una docena de usos lingüísticos no puede dar mucho de sí para obtener conclusiones generalizadoras, pero pÓr algo hay que empezar. Las técnicas que hasta ahora se han mostrado más útiles para el descubrimiento de usos lingüísticos prestigiosos han sido la del reconocimiento de atributos sociales sobre textos grabados (ahí están los trabajos de Alvar, Quilis o López Morales) 69 y el Test de Autoevaluación, puesto en práctica para el estudio de la «inseguridad» 70 • Para el estudio del prestigio hay que suponer que lo que el hablante cree correcto es, a su vez, lo que también considera más prestigioso, pero debemos matizar que lo que es considerado como correcto no tiene por qué ajustarse a lo que, desde un criterio normativo, se juzga como correcto. De ahí la dificultad que implica el concepto de corrección, como ya comentamos en su momento. Estas formas de medir y detectar el prestigio están dando unos resultados admirables y de gran fiabilidad, sobre todo en situado69
Véase nota 4. Véase, por ejemplo, h. López Morales, «Índices de inseguridad lingüística en San Juan>>, en Dialectología y sociolingüística. Temas puertorriqueños, cit., páginas 165-181. Labov, Modelos ... , cap. 5. 70
Interpretación de los análisis
189
nes de bilingüismo, ya que la información se recoge de una forma indirecta. Sin embargo, creemos que debe concederse más importancia de la que hoy tienen a las técnicas directas, que permiten al hablante dar su opinión abiertamente sobre lo que considera prestigioso. Desde esta· perspectiva y para una situación de monolingüismo, redactamos un brevísimo cuestionario en el que se hacía a los informantes las siguientes preguntas: l. a) En la sociedad española en que vivimos, ¿quién cree Vd. que se expresa mejor, es decir, qué personas o tipo de personas hablan mejor según su criterio? 2. a) ¿En qué nota Vd. que habla mejor el tipo de personas que ha señalado en la pregunta anterior? 3. a) ¿Le gustaría hablar como ese tipo de personas? 4. a) ¿Qué es para Vd. el prestigio? 5. a) ¿Qué tipo de personas tiene para Vd. más prestigio?
Al redactar el cuestionario, partimos de la idea de que los resultados de la encuesta nos proporcionarían unas nociones generales sobre las normas de prestigio que actúan en cada grupo social. Decidimos trabajar sobre tres muestras diferentes. Una muestra representativa de un grupo social concreto, el formado por estudiantes universitarios de filología, de ambos sexos y con edades comprendidas entre los 20 y los 27 años. Una muestra estratificada por cuotas de una comunidad rural (Quintanar de la Orden, Toledo), en la que se manejaron las variables sexo y edad ( - 20; 21 - 35; 36 - 50; 51 -) y para la que se manejaron 40 informantes (5 por cuota). Finalmente, otra muestra por cuotas que, dentro de una comunidad urbana, no representara a ningún grupo en especial~ para la que se utilizaron informantes escogidos aleatoriamente en la Puerta del Sol de Madrid (lugar de tránsito por donde concurren personas pertenecientes a muy distintos niveles socioculturales), si bien se aten-
190
Metodología sociolingüística
dió a las variables sexo y edad. Los informantes se eligieron equilibradamente de acuerdo con estas ;variables (21 hombres y 21 mujeres, cada sexo tiene 8 representa11'tes de una edad inferior a 25 años, 9 entre 25 y 50 y 4 mayores- de 50 años) 71 • Para el estudio del grupo universitario se encuestó a 30 informantes (15 hombres y 15 mujeres). Nuestro estudio es simplemente exploratorio. Pretendemos descubrir cuáles son las variables que conforman las normas de prestigio en cada grupo para realizar sobre ellas un análisis precuantitativo. Se utilizó un cuestionario de final abierto, cuyo contenido ya hemos detallado. Las conclusiones que se obtienen de las encuestas pueden tener cierto interés. Pasamos a comentarlas brevemente. Las respuestas más frecuentes a la pregunta «¿Qué personas o tipo de personas hablan mejor, según su criterio?» nos remiten a aquellos individuos que poseen una mayor cultura, que están insertos en el mundo de la intelectualidad o que poseen estudios medios o superiores. Las diferencias entre la muestra universitaria y la muestra general, en este punto concreto, no son muy grandes: el 650Jo de las respuestas de lo_s estudiantes apuntaban a las personas cultas, mientras que en este sentido iba el 60.7% de las respuestas obtenidas en la muestra general. El factor «cultura» también es el que más aparece en la comunidad rural, pero su frecuencia relativa tan sólo es del 45%. La muestra rural y la urbana coinciden en señalar a los políticos como modelo de buen hablar con unas proporciones cercanas al 10% (9% en la rural -en los hombres 15%- y 11.1% en la urbana), mientras que este factor no aparece en la muestra universitaria. Por último, los universitarios admiten la validez de la variable «hábitat» como indicador de prestigio, concretamente se refieren al hecho de desenvolverse en una comunidad urbana
71
Las encuestas en la Puerta del Sol fueron realizadas por las sociólogas Juliana Moreno Fernández y Montserrat Navarrete Lorenzo, a quienes agradecemos su colaboración y profesionalidad.
191
Interpretación de los análisis
(12.5%), pero ni la muestra de la calle, ni la rural atienden a este factor 72 • La segunda pregunta, «¿En qué nota Vd. que habla mejor el tipo de personas que ha señalado en la pregunta anterior?», ofrece 72
Los resultados fueron los siguientes:
UNIVERSITARIOS:
Hombres
Mujeres
66.60Jo 22.2% 11.1%
63.6% 22.7% 13.6%
Hombres
Mujeres
57.1% 4.7% 14.2% 19% 4.7%
62.5% 20.8% 8.3% 8.3%
Factor «cultura» Factor «edad» Factor «hábitat»
65% 22.5% 12.5%
* ** ***
* Los más cultos. ** Los más jóvenes. *** Zonas urbanas. C. URBANA:
Factor «cultura» Factor «edad» Políticos Otros NS/NC
* **
59.8% 13.3% 11.1% 13.3% 2.2%
* **
Los más cultos. Opiniones diversas, según la edad del propio encuestado.
C. RURAL:
Hombres
Mujeres
Factor «cultura» 45% 20% Factor «edad» Políticos 15% Periodistas Otros 20% NS/NC * Según edad del encuestado.
41.6% 20.8% 4.1% 8.3% 20.8% 4.1%
43.1% 20.4% 9% 4.5% 20.4% 2.2%
*
192
Metodología sociolingüística
un abanico de respuestas más amplio 73
73
•
Se hacía alusión, en las
Los resultados obtenidos en la ségunda pregunta fueron los siguientes: /
UNrvERSITARIOS:
Corrección Vocabulario «Expresión» Facilidad Fonética Sintaxis Otros
Hombres
Mujeres
9.50fo
31.5 o/o 1,5.7% 21% 15.7% 5.2% 10.5%
19% 9.5% 9.5% 19% 9.5% 23.8%
C. URBANA:
Hombres Vocabulario «Expresión» Fluidez Claridad Fonética Corrección Otros NS/NC
Mujeres
20.8% 12.5% 12.5% 4.1% 8.3% 4.1% 25 % 12.5%
29.6% 22.2%
Hombres
Mujeres
29.1% 12.5% 4.2% 4.2%
45.4% 9% 9% 4.5% 4.5% 4.5%
7.4% 3.7% 3.7% 14.8% 18.5%
x 20%. 17.5% 15% 12.5% 12.5% 10% 12.5%
x 25.40Jo
17.6% 5.8% 5.8% 5.8% 3.9% 19.6% 15.6%
C. RURAL:
«Expresión» Contenido Vocabulario Claridad Corrección Facilidad Fonética Sintaxis Otros NS/NC
4.2% 4.2% 20.8% 20.8%
9% 13.6%
x 36.9% 10.8% 6.5% 4.3% 2.1% 2.1% 2.1% 2.1% 15.2% 17.3%
Compárense nuestros resultados con los que ofrece López Morales (Sociolingüística, Madrid, Gredos, 1989, págs. 205-222).
Interpretación de los análisis
193
tres muestras, al vocabulario, a la fonética, a la corrección normativa y a la facilidad de palabra, entre otros factores; pero hubo discrepancias significativas: el 25 .4 OJo de las respuestas de la gente de la calle considera el léxico, el vocabulario, como el índice más significativo de buen hablar, mientras que, para los estudiantes de filología, la respuesta más frecuente se refería a la corrección de los usos lingüísticos (20%), aunque le seguía en importancia cuantitativa el léxico. En la muestra rural, el léxico tiene una frecuencia tan sólo del 6.5%. Llama la atención la aparición en los tres tipos de informantes de una respuesta vaga y ambigua desde un punto de vista lingüístico: «se nota que se habla mejor en la forma de expresarse». Dentro de la lógica está que en la muestra urbana sea la segunda respuesta más frecuente (17. 6%) y que sea la más frecuente en la rural (29.1 %); menos lógico es que ocupe la tercera posición entre los estudiantes de filología con un 15 OJo y detrás del vocabulario y de la corrección. Hay que apuntar, no obstante, que entre los universitarios se atiende por ejemplo a la sintaxis, factor que no es citado entre la gente de la calle, aunque sí en la comunidad rural (2.1 OJo), y que es esta última la única que da cierta importancia (10.8%) a elementos de contenido. A la pregunta «¿Le gustaría hablar como ese tipo de personas?» se respondió afirmativamente con toda contundencia, especialmente por parte de los estudiantes (86.6%). También es importante el sí de la muestra urbana (69.7%) y de la rural (72.5%), pero mientras en éstas aparece un 9.3% y un 12.5%, respectivamente, de respuestas negativas, en la universitaria el no es inexistente 74 • Tan74
Los datos completos son éstos: UNIVERSITARIOS:
Sí No Indiferente Depende NS/NC SOCIOLINGÜÍSTICA. -
13
Hombres
Mujeres
x
80%
93.3%
86.6%
6.6%
3.3% 3.3% 6.6%
6.6% 13.3%
194
Metodología sociolingüística
to en la calle como en la muestra rural, los noes proceden especialmente de los hombres. La cuarta pregunta, «¿Qué eslpara Vd. el prestigio?», nos aporta algunos datos muy reveladores 75 • El prestigio fue definido prin.C. URBANA:
Sí No Ya lo hace Depende Indiferente NS/NC
Hombres
Mujeres
52.3o/o 14.2% 14.2% 9.5% 4.7% 4.7%
86.3% 4.5% 4.5%
Hombres
Mujeres
65%
80%
20% 10%
5%
5%
15%
4.5%
.X
69.7% 9.3% 9.3o/o 4.6% 2.3% 4.6%
cipalmente por medio de atributos personales, pero también es relevante la frecuencia de las respuestas que apuntaban que el prestigio es algo que debe ser reconocido por alguien ajeno al individuo al que se le concede. El 40.90Jo de las respuestas de la muestra de la calle señala que el prestigio se debe a un reconocimiento ajeno. Entre los estudiantes, la frecuencia relativa de esta respuesta es del 200Jo, la mitad, y en la comunidad rural la proporción es bajísima (2.5%). La cualidad que los universitarios consideran más importante para adquirir prestigio es la de la cultura (20% ); la gente de la calle C. URBANA:
Reconocimiento ajeno
C. RURAL:
Sí No Ya lo hace Depende 75
Buenas cualidades
.X
72.5% 12.5%
Otros NS/NC
*
Mujeres
x
45.4%
36.3%
40.9%
4.5%
9%
6.8%
40.9% 9%
45.4% 9%
43.1% 9%
*
Todos atributos personales o de conducta.
C. RURAL:
UNIVERSITARIOS:
Hombres
Mujeres
x
Cultura Reconocimiento ajeno
22.2% 22.2%
17.6% 17.6%
20% 20%
Dinero Categoría social
16.6%
5.8% 11.7%
11.4% 5.7o/o
5.5%
5.8% 11.7% 11.7% 17.6%
5.7% 5.7% 11.4% 20%
11.1% 22.2%
Hombres
5% 10%
Los datos generales son los siguientes:
Saber estar Éxito Otros NS/NC
195
Interpretación de los análisis
«Algo grande11 Buenas cualida des Cultura Saber estar Éxito Una tontería Rec. ajeno Cat. social Otros NS/NC
Hombres
Mujeres
x
20% 15%
20% 5%
20% 10%
5%
15%
10%
5% 5%
5% 5%
5% 5% 5%
10%
5% 5% 25% 10%
5% 40%
2.5% 2.5% 15% 25%
Metodología sociolingüística
196
apenas se acuerda de la cultura con este fin específico: da mayor importancia al hecho de tener cier;ta categoría social o éxito profesional. Aquí se comprueba que u:ri grupo como el de los estudiantes de filología posee· unas normas de prestigio que difieren de las de otros hablantes, y téngase en cuenta que no estamos en una situación de bilingüismo ni de diglosia. En la muestra rural, encontramos una gran dispersión en las respuestas, aunque puede destacarse la vaguedad de las más frecuentes («Algo grande, algo importante», 200Jo) y la relativa importancia (10%) que se concede a las cualidades morales, especialmente entre las mujeres. Por fin, la última pregunta no hace más que complementar a la cuarta: «¿Qué tipo de personas tiene para Vd. más prestigio?» 76 • 76
Presentamos los resultados completos: UNIVERSITARIOS:
Cultos Sobresalientes Conducta adec. Ricos Otros NS/NC
Hombres
Mujeres
x
62.50Jo
62.5% 12.5% 12.5%
62.5% 6.2% 6.2% 3.1 OJo 15.6% 6.2%
6.2% 25% 6.2%
6.2% 6.2%
197
Interpretación de los análisis
La primera diferencia significativa que se aprecia entre las muestras es la dispersión de respuestas de la general y de la rural, frente a la concentración de la universitaria, en la que las personas del mundo de la cultura son las consideradas como más prestigiosas con diferencia (las respuestas alcanzaron el 62.5%). También la cultura es factor notable en las muestras rural (21.4%) y urbana (21.4% ), pero parejo a ella anda el reconocimiento de cualidades morales («gente buena»): 14.2% en Quintanar, 190Jo en Madrid. Salvo en los aspectos señalados, y en el hecho de que la cultura parece tener un mayor peso específico entre los jóvenes de las muestras rural y urbana, las variables sexo y edad no muestran un comportamiento muy dispar. La proporción media que se ha obtenido en el apartado «Otros» es del 16.5% y en el no sabe/no contesta del 9.9%. Sobre los datos que acabamos de comentar y los que aparecen en las tablas, podemos obtener las siguientes conclusiones generales: a) Grupo universitario. Los jóvenes universitarios, en su concepción del prestigio, se muestran especialmente sensibles a la variable «cultura», con todos los matices que encierra. En ellos también se observa un mayor grado de conciencia sobre los usos lingüísticos y una especia,l preocupación por la corrección.
C. RURAL:
Hombres
C. URBANA:
Cultos Buenos Conducta adec. Otros NS/NC
*
Hombres
Mujeres
x
14.2% 33.3 OJo
28.5% 4.7% 28.5% 23.8% 14.2%
21.4% 19% 14.2%
42.8% 9.5%
Respuestas muy variadas que no se repiten.
33.3% 11.9%
*
Cultos Buenos Todos Ricos Políticos Conducta adec. Otros NS/NC
18% 4.5% 4.5% 9.1 OJo 9.1 OJo 40.9% 13.6%
Mujeres 25% 25% 10%
10% 10% 20%
x 21.4% 14.2% 7.2% 4.6% 4.6% 5% 26.1 OJo 16.8%
Metodología sociolingüística
198
b) Muestra urbana. Los informantes urbanos poseen nociones conscientes poco claras de lo que les el prestigio. En ellos la cultura ocupa un lugar secundario y adquiere mayor importancia la categoría social y el éxito profesionaL El prestigio para los individuos de esta muestra depende en gran parte del reconocimiento ajeno. Para los hombres no siempre son adecuados los usos lingüísticos considerados como prestigiosos y correctos. e) Muestra rural. •En la comunidad rural se observa un grado menor de reflexión sobre el concepto de prestigio y una menor consciencia de él tal y como se entiende convencionalmente. Entre los informantes rurales parece no tener tanta importancia la «calidad formal» de los usos lingüísticos como la efectividad en la comunicación y la ordenación de los contenidos. Las cualidades morales y éticas son consideradas como prestigiosas, especialmente por parte de las mujeres. A la vista de los resultados de nuestro estudio exploratorio, creemos necesario afirmar que las normas de prestigio han de buscarse en el interés de cada grupo social y que sólo después de esto podrán buscarse los intereses- comunes a varios grupos hasta llegar a una formulación general de las normas que rigen el prestigio en una sociedad determinada. B)
Tipos de prestigio
El análisis del prestigio exige, finalmente, establecer cuatro dicotomías que se desprenden de todo lo dicho anteriormente: l. Prestigio de la ocupación 1 Prestigio del individuo Existe un prestigio como atributo de la reputación de las personas y un prestigio como atributo formal de determinados puestos sociales 77 • El primero es fruto de la interacción social entre miem-
77
Véase F. Parkin, Orden político y desigualdades de clase, Madrid, Debate, 1978. Especialmente, págs. 49-57. Parkin, en gran parte, sigue las ideas de Weber.
Interpretación de los análisis
199
bros de un mismo grupo 78 , el segundo es fruto de la interacción entre miembros de distintos grupos. Creemos que ambos tipos de prestigio pueden ser capaces de determinar la dirección de un cambio lingüístico. La psicología social y la socio lingüística que se está 79 preocupando del estudio de la conversación en grupos reducidos tienen mucho que decir a propósito del prestigio individual. 2. Prestigio como actitud 1 Prestigio como conducta Son las dos caras de una misma moneda, pero sólo una de ellas, la de la actitud, nos puede llevar al conocimiento de formas de prestigio desconocidas. Una vez descubiertas, se hace imprescindible detenerse en la otra cara y desarrollar investigaciones complementarias. Por ahora, los mejores resultados, desde un punto de vista sociolingüístico, los ha proporcionado el estudio de la actitud, principalmente con técnicas indirectas, aunque deben también tenerse en cuenta las directas. 3. Prestigio vertical 1 Prestigio horizontal El estudio del prestigio y de los fenómenos sociolingüísticos en los que se ve implicado no puede seguir haciéndose tomando como paradigmas exclusivos la riqueza, la clase o el poder, y mucho menos si estas dimensiones sociales las barajamos indiscriminadamente. El prestigio es un proceso que funciona, con un grado mayor o menor de consciencia, entre clases sociales diferentes, entre los individuos que tienen poder y los que no lo tienen, entre las gentes que pertenecen a ciertos status y las que no participan de ellos, 78 Véase D. Treiman, Occupational Prestige in Comparative Perspective, New York, Academic Press, 1977. Se analiza el prestigio de la ocupación en los sistemas industriales y desde el punto de vista de la actitud. También es interesante, ya que sigue las teorías de Turner, el trabajo de B. Barber, «lnequality and Occupational Prestige: Theory, Research, and Social Policy», Sociological Inquiry, 48 (1978), páginas 75-88. 79 Sirvan como muestra las obras de Ch. Goodwin (Conversational Organization. Interaction between Speakers and Hearers, New York, Academic Press, 1981), y de J. Schenkein (ed.) (Studies in the Organization oj Conversational Interaction, New York, Academic Press, 1978).
200
Metodología sociolingüística
pero también funciona entre individuos que pertenecen a una misma clase, que participan del mismo grado de poder o de competencia y que pertenecen a un mismo/ status, ya sea éste elevado o no lo sea. Por eso, es necesario distinguir entre un prestigio vertical o externo y un prestigio horizontal o interno. El prestigio externo funciona entre clase y clase, entre grupo social y grupo social: es lo que justifica la imitación de las condl)ctas de las clases altas por parte de las clases medias, tal y como ha estudiado William Labov. El prestigio interno funciona en el interior de cada clase y en el interior de cada grupo y puede afirmarse que para la difusión o propagación entre los hablantes de un cambio lingüístico posee una mayor trascendencia, desde el punto de vista práctico, que el prestigio externo. En cualquier caso, ambos deberían ser objeto de estudio de las investigaciones sociolingüísticas (Cuadro 24). 4. Prestigio sociol<J.gico 1 Prestigio lingüístico Las dificultades que presenta la interpretación, definición y análisis del prestigio, nacen de las interferencias que se producen entre el prestigio sociológico y el prestigio lingüístico. Sólo aislándolos podremos saber posteriormente qué peso ejercen por separado y conjuntamente en los fenómenos sociolingüísticos. Estamos convencidos de que, desarrollando estas nociones aceréa del prestigio, el conocimiento del mecanismo de la variación y del cambio lingüístico po~ría salvar muchas de las limitaciones que posee en este momento.
GRUPO A
• 1
t
t GRUPO B
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GRUPO C ·
1
CLASE A
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EXTERNO
GRUPO A
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GRUPO B
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GRUPO C
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VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA Y VARIACIÓN GEOLINGÜÍSTICA ·
Los epígrafes anteriores dan fe de las numerosas implicaciones que se producen entre sociolingüística y lingüística histórica, implicaciones que afectan no sólo a cuestiones metodológicas, sino también teóricas. Por otro lado, son evidentes los lazos de unión que existen entre las epistemologías sociolingüística y geolingüística. El
~
ll
PRESTIGIO
• 4.5.
201
Interpretación de los análisis
PRESTIGIO INTERNO CuADRO
24
202
Metodología socio,lingüística
estudio de la variación geolingüística ha sido competencia desde hace más de un siglo de la dialectología, a la que paulatinamente se han ido incorporando los avances más notables de la lingüística general: en los años 50 quedó Clara la posibilidad de llevar a cabo una dialectología estructuralista (Weinreich), de igual forma que en los 70 se vieron abiertas las puertas de una. dialectología generativista (López Morales). En principio, nadie' niega la existencia de un juego de influencias mutuas entre los hechos sociolingüísticos y los geolingüísticos, pero no parece muy claro qué vía metodológica hay que seguir para el estudio de la imbricación de unos y otros. Dado que es posible hacer descripciones dialectales desde el modelo generativista y que la sociolingüística, al menos la de Labov, también parte de él, podría estar ahí el primer acercamiento; sin embargo, el terreno está aún virgen. Se piensa que Peter Trudgill 80 está siendo el encargado de guiar la aproximación entre ambas disciplinas, pero no acabamos de ver con nitidez que se esté haciendo algo distinto a combinar «detalles» dialectales con «detalles» sociolingüísticos. Más parece una yuxtaposición de resultados obtenidos con métodos distintos que la creación de una metodología específica. Bien útiles podrían ser los planteamientos realizados por Pedro Rona 81 , pero tampoco han sido llevados suficientemente a la práctica 82 • Con el fin de acercar ambas disciplinas, somos partidarios, por ejemplo, de incluir la sociolingüística en los atlas 83 , pero compren80 Véase W. Labov, «Building ... », pág~. 42-46. De P. Trudgill, Dialects in Contact, Oxford, Blackwell, 1986; J. K. Chamber y P. Trudgill, Dialectology, Cambridge, CUP, 1980. 81 J. P. Rona, «The Social Dimension of Dialectology», International Journal oj the Sociology oj Language, 9 (1976), págs. 7-22. 82 Exceptuamos las propias investigaciones del profesor de la Universidad de Ottawa. 83 P. García Mouton y F. Moreno, «Proyecto de un Atlas Lingüístico (y etnográfico) de Castilla-La Mancha», Actas del I Congreso de Historia de la Lengua Española, Madrid, Arco-Libros, 1988, págs. 1461-1480.
Interpretación de los análisis
203
demos que estará en inferioridad frente a la necesidad de recoger datos comparables de grandes extensiones de terreno. La puesta en práctica del método sociolingüístico en el estudio de comunidades aisladas o de variaciones geosociolingüísticas en territorios no muy extensos es, hoy por hoy, inexcusable. Por eso sería conveniente explorar dentro del modelo de Ro na y por eso están surgiendo, dentro de la dialectología, corrientes como la «dialectología social» y la «dialectología comunicativa» 84 •· Definitivamente, la dialectología tradicional ha perdido parte de sus poderes teóricos y metodológicos sobre el estudio de las hablas locales. Rona llegó a proponer una sociodialectología. Peter Trudgill ha llegado a hablar de una «nueva dialectología» (frente a la «dialectología tradicional») que tendría dos vertientes: una geolingüística y otra socio lingüística 85 • Es verdad que los límites entre una y otra son imprecisos, pero entre eso y hablar de una nueva disciplina cuyas unidades mínimas serían el geolecto y el sociolecto hay una gran distancia teórica, porque ambas unidades habrían de tener un fundamento común que no se ha proporcionado. Si definir el concepto de dialecto ha sido difícil, sin que se haya conseguido la unanimidad en la propuesta 86 , y aún está por definir desde la socio lingüística lo que es un sociolecto 87 , lograr la conjunción de 84
Véase en E. Halbband (ed.), Dialektologie... (Berlin, Walter de Gruyter, 1982, vol. 1.1), el cap. XIII, dedicado a trabajos sobre dialectología comunicativa. También, H. Niebaum, Dialektologie, Tübingen, 1983. 85 Véase J. K. Chambers y P. Trudgill, passim, especialmente págs. 15-36; W. N. Francis, Dialectology, London, Longman, 1983. Sobre relación entre dialectología y socio lingüística, véanse J. P. Rona, «U na visión estructural de la sociolingüística», Santiago, 7 (1972), págs. 22-36; J. M. Lope Blanch, «La sociolingüística y la dialectología hispánica», en F. Aid, M. Resnick y B. Saciuk (eds.), 1975 Colloquium on Hispanic Linguistics, Washington, Georgetown U. P., 1976, págs. 67-90; Y. Malkiel, «From Romance Philology Through Dialect Geography to Sociolinguistics», lnternational Journal oj the Sociology of Language, 9 (1976), págs. 59-84. 86 Véase M. Alvar, «Hacia los conceptos de lengua, dialecto y hablas», Nueva Revista de Filología Hispánica, XV (1961), págs. 51-60. 87 Se han dado definiciones poco útiles. Por ejemplo, McDavid, «Differences
204
Metodología sociolingüística
dos «materias inconcretas» es una tarea a la que no vemos un fin fácil e inmediato, en parte porque creemos que se están confundiendo elementos de categoría diferente: por un lado está el objeto de estudio y por otro el modo de analizarlo. Es obvio que cualquier acto lingüístico tiene, entre otras, una dimensión geográfica y una dimensión social y que ambas son inseparables. Pero la lingüística trabaja, recordemos, con «modelos idealizados de una porción de lengua». De igual forma que existen modelos sociolingüísticos, existen modelos de descripción geolingüística y pueden existir aisladamente porque son simples artificios de investigación. ¿Acaso puede separarse la dimensión sociológica de la dimensión psicológica de un individuo? Sin embargo, existen disciplinas (sociología y psicología) que las estudian de forma independiente.
4.6.
EL PROCESO COMUNICATIVO
Acabamos de mencionar que los actos lingüísticos tienen, entre otras, una dimensión geográfica y una dimensión social. Al decir «otras» pensamos en la dimensión histórica, ya comentada, y en la dimensión pragmática, y todas ellas son inseparables. No cabe duda de que la pragmática de la lengua hablada está haciendo sus propuestas peculiares 88 , incorporando valiosos avances de la filosofía del lenguaje (pensamos especialmente en Austin 89) y de la psicolingüística. Las implicaciones entre sociolingüística y pragmática son evidentes, aunque el acercamiento entre ambas entidades, como modelos de descripción o artificios de investigación, sólo se han producido de soslayo. En esta línea han ido los estudios de Hiroto Ueda sobre los tratamientos en español y japonés 90 •
Interpretación de los análisis
Desde esta perspectiva podría incorporarse la descripción sistemática de actos paralingüísticos y kinésicos que tan importante función cumplen en el proceso comunicativo 91 .
4.7.
LINGÜÍSTICA DEL HABLA
Los actos lingüísticos son multidimensionales, pero la dificultad de analizarlos como tales exige acogerse a disciplinas distintas que se preocupan por cada una de esas dimensiones. Podríamos hablar de «disciplinas de compromiso», como esa «nueva dialectología» a la que se refiere Trudgill, pero uno de los problemas, aparte de los que ya hemos planteado, está en que, si el solapamiento entre geolingüística y sociolingüística es evidente, no menos obvios son los existentes entre sociolingüística y pragmática, geolingüística y lingüística histórica, sociolingüística y lingüística histórica, pragmática y geolingüística. Al ser así, ¿debería crearse una «dialectología» que incluyera todo tipo de variación (diacrónica, diatópica, diastrática, diafásica)? Nuestro punto de vista es otro. Creemos que todas estas variaciones, todas las dimensiones del acto lingüístico, están acogidas bajo un mismo seno, que no es otro que el de la lingüística del habla, de la actuación, diferenciada de la lingüística de la lengua, de la competencia 92 , aunque ambas están estrechamente unidas. El método de descripción de los hechos recogidos en esa lingüística no estaría predeterminado. Ahora bien, la descripción puramente lingüística de unos hechos de habla podría incorporar diversos sistemas teórico-metodológicos, dependiendo de que el investigador quisiera poner el acento en alguna dimensión especial del acto (geográfica, social, comunicativa 93 o his!órica). Aunque cualquier variación lingüística se produce en un contexto
in an Urban Society>>, en W. Bright, Sociolinguistics, The Hague, Mouton, 1966, págs. 74~80. 88 89
90
V;,'ease S . i L evmson, . Pragmatics, Cambridge, CUP, 1983. . . Austm, J. L., How todo Things with Words, London, Oxford U. P., 1962.
Cf. nota 9.
205
91
92 93
Véase L. Milroy, Language and Social Networks, cit., págs. 84-94. No hacemos sinónimos «lengua» y «competencia». Incluimos lo psicológico y psicolingüístico.
206
Metodología socif:!lingüística
social concreto, sale de boca de una persona en una situación concreta, en un momento histórico qeterminado y de acuerdo con ciertos condicionantes geográficos, /en la investigación es posible desmembrar la realidad con el fin· de llegar a un mejor conocimiento de ella. Por eso pueden estudiarse los hechos de habla exclusiva(G) Geografía Lingüística
Sociolingüística (S)
Lingüística del habla
(H) Lingüística Histórica
Pragmática (P)
CUADRO
25
mente en su contexto social, enfrentándolos a los que tienen orígenes geográficos diferentes, orígenes diacrónicos distintos o encuadrándolos en la psicología de los individuos que los han emitido y en sus situaciones inmediatas. De ahí que esa lingüística del habla tenga, según nuestro criterio, cuatro vértices unidos entre sí: lingüística geográfica, lingüística histórica, pragmática y sociolingüística (Cuadro 25). Pero, así como puede estudiarse el objeto desde cada uno de los vértices, puede analizarse desde infinitas posiciones intermedias, que representamos en forma de flechas reversibles. Algunos puntos intermedios de estas flechas ya han sido ensayados: en la que une
Interpretación de los análisis
207
S y H se está cultivando la sociolingüística histórica 94 y la sociolingüística preocupada por los cambios en marcha 95 • De la relación entre G y H se ha dado fe constantemente desde el siglo XIX 96 • La historia de la lengua literaria ha ocupado algunos tramos de la flecha que une H y P. La «dialectología comunicativa» pretende 97 ocupar la línea G-P 98 • La relación entre G y S llevó a Rona a hablar de socio-dialectología, pero si una y otra están en esquinas distintas es porque les hemos atribuido unos rasgos diferenciadores: la sociolingüística se encarga de la lengua en su contexto social (normalmente hablas locales 99), y la geografía lingüística, del estudio de las variedades habladas en un territorio, generalmente por medio de los atlas lingüísticos. En nuestra propuesta se reconoce la variación conjunta de factores de distinta naturaleza, pero se admite la posibilidad de estudiar cada uno de esos factores minimizando los demás. Por eso carece de sentido la propuesta de una «nueva dialectología», que daría cuenta de las variaciones geosociolingüísticas. No se pueden despreciar las variaciones que nacen de factores distintos a la geografía y la sociología. Podría hablarse de «dialectología» en vez de «lingüística del habla». Pero todo el problema sería terminológico, porque en ella habría que incluir igualmente cualquier tipo de variación. Creemos que un modelo que pretenda restringirse a lo diatópico y a lo diastrático es demasiado pobre. El modelo debe acoger otras fuentes de variación y no debe impedir cultivar aislada o conjunta94
S. Romaine, Socio-historical Linguistic... , cit. Encabezada por W. Labov, «Building ... », art. cit. 96 Véase P. García Mouton, «El estudio del léxico en los mapas lingüísticos», en F. Moreno (ed,), págs. 27-75. 97 Decimos «pretende» porque en la mayor parte de los casos sólo se hace pragmática. 98 Véase M. Deuchar, «Sociolinguistics», en J. Lyons (ed.), New Horizons in Linguistics 2, Harmondsworth, Penguin Books, 1987, págs. 296-310. 99 Comunidades, estratos, grupos, etc. 95
208
Metodología socio/ingüística
mente, en grado diverso, la geolingüística, la sociolingüística, la lingüística histórica y la pragmátici 100 . La sociolingüística se está apoderando legítimamente de una parte de lo que antes era competencia/ de la dialectología (el estudio monográfico de hablas locales), pero ha creado un nuevo status metodológico, distinto del status de la geolingüística, vástagos ambos de la lingüística del habla, como lo son los métodos de la lingüística histórica y de la pragmática, aunque todos ellos estén íntimamente relacionados por ocuparse de dimensiones que concurren en un mismo objeto de estudio. 100 Véase E. Coseriu, «Los conceptos de 'dialecto', 'nivel' y 'estilo de lengua' y el sentido propio de la dialectología», Lingüística Española Actual, III (1981),
págs. 1-30.
CONCLUSIÓN
Estas páginas han pretendido presentar las líneas maestras de la metodología sociolingüística, señalando etapa por etapa (recogida de datos, análisis, interpretaCión) las reglas que la guían y los obstáculos que ha de salvar. Ha quedado patente la dificultad de separar unos procesos de otros en el devenir metodológico. Los comentarios que se han realizado no son válidos para afrontar cualquier tipo de investigación sociolingüística. Nuestro interés se ha centrado especialmente en una sociolingüística epistemológicamente vinculada a la lingüística, cuyo interés por el estudio del lengu'aje en su contexto social, aunque admita el concurso de aspectos etnográficos, psicosociales o pragmáticos, la caracteriza suficientemente y la distingue de otras disciplinas (especialmente de la sociología del lenguaje), con las que coincide de un modo parcial. Se ha trabajado, por tanto, con el concepto más estricto de sociolingüística. Hemos puesto especial atención a la hora de tratar la relación existente entre sociolingüística y otras disciplinas también interesadas por el habla, por el complejo de la actuación y de la variación lingüísticas. Consideramos interesante concebir la lingüística del habla como una red de relaciones interdisciplinares cuyos núcleos estén constituidos por la sociolingüística, la geolingüística, la pragmática y la lingüística histórica. Todas ellas están vinculadas: en cierta medida comparten el objeto de estudio y, por lo tanto, se enfrentan a problemas teóricos y metodológicos similares. De estas relaciones, SOCIOLINGÜÍSTICA.-
14
Metodología
210
soci~lingüística
nos ha parecido especialmente interesante la que la sociolingüística establece con la geolingüística, por¡que, si bien es verdad que trabajan sobre dimensiones de unos ;mismos hechos, no menos cierta es la posibilidad de que cada una de ellas conserve su propio status teórico-metodológico. Si la confluencia de estas disciplinas fuera inevitable, como quiere hacerse ver, también sería inevitable la confluencia de ambas, ya unidas, con otras formas de hacer lingüística que, como la pragmática o la lingüística histórica, se ocupan de otras dimensiones parciales de los hechos lingüísticos. El primer capítulo lo hemos dedicado a fijar un conjunto de reglas elementales que puedan ser útiles para afrontar cualquier investigación sociolingüística, dentro de los límites marcados más arriba. El corpus de reglas es el siguiente: A)
REGLAS DE RECOGIDA DE DATOS
1. a) 2. a)
3. a) 4. a) B)
El investigador debe dejar a un lado cualquier noción previa. El objeto de la investigación deben constituirlo fenómenos definidos por unos caracteres comunes, exteriores y constantes. Los hechos sociolingüísticos no deben ser confundidos con sus manifestaciones individuales. Los hechos han de ser observados utilizando la técnica más adecuada a cada caso.
REGLAS DE ANÁLISIS
1. a)
2. a) 3. a) 4. a)
El análisis estadístico debe cumplir, entre otros, dos fines: a) describir y resumir los datos; y b) hacer estimaciones de significación y de fiabilidad. La estadística debe ser considerada como un mero instrumento, nunca como un fin en sí mismo. El conjunto de tipos o categorías sociolingüísticas . se ajustará a unos mismos principios o criterios. Los tipos o categorías de cada conjunto serán mutuamente excluyentes.
Interpretación de los análisis 5. a) C)
211
El conjunto de tipos será exhaustivo, esto es, cada elemento deberá encuadrarse en uno de los tipos.
REGLAS DE INTERPRETACIÓN
l. a) 2. a)
3. a)
La interpretación estará en correspondencia con la finalidad del estudio y el análisis de los datos. Mediante la interpretación hay que establecer la continuidad en el proceso investigador general, poniendo en relación los resultados del estudio con los de otros. La interpretación debe establecer conceptos aclaratorios.
El sentido pleno de estas reglas nace, por un lado, de la delimitación de los conceptos de «método» y «técnica» y, por otro, de complementar adecuadamente «método» y «teoría». La puesta en marcha de una investigación exige al sociolingüista tratar con detenimiento el ámbito teórico en el que se va a mover, el método que va a dotar a la teoría de capacidad explicativa y la técnica que conviene en coherencia con los límites metodológicos y la naturaleza de los datos. El proceso pre-empírico requiere, por tanto, considerar el encadenamiento teoría --+- método --+- técnica, en esta misma dirección. Cuando el estudio empírico haya sido concluido, la interpretación de los resultados necesitará dar cuenta de la eficacia de la correspondencia entre un eslabón y otro en la dirección contraria. Nuestras «reglas del método sociolingüístico» están pensadas especialmente para la etapa empírica de la investigación y se han preparado sobre las Reglas del método sociológico propuestas por Émile Durkheim en 1895. Esa etapa empírica, núcleo de la metodología, responde a cómo hacer la investigación, pero requiere que antes se conteste a un qué hacer y para qué hacerlo, lo que incluye el planteamiento de hipótesis de trabajo. El capítulo segundo ha tratado de la recogida de materiales lingüísticos. Desde este punto de vista, la metodología sociolingüística supone un avance más para la lingüística que tradicionalmente vie-
212
Metodología sociolingüística
ne trabajando sobre corpora de datos, sin que ello invalide por completo prácticas de o~igen más H~~jano. Los más notables antecedentes del eonjunto de métodos sociolingüísticos están en la dialectología y en la lingüística de corte' antropológico. De hecho, en gran medida, la sociolingüística actual pretende superar las deficiencias que los estudios dialectales han presentado para el estudio de la variación lingüística. El modo de conseg1:1irlo tiene una palabra clave: cuantificación. Sin embargo, partiendo de la idea de que el estudio cuantitativo del lenguaje en su contexto social está dando unos resultados excelentes, no parece claro que las propuestas metodológicas de la sociolingüística, especialmente en lo que se refiere a la recogida de datos, hayan ido siempre en el sentido opuesto al del método dialectal. El porqué es sencillo de explicar. Tanto la dialectología como la sociolingüística han de enfrentarse a unos problemas comunes cuyas soluciones han de ser, por fuerza, similares: preparación de los instrumentos para la recogida de datos (cuestionarios, entrevistas, etc.), formación de los exploradores, acceso a los hablantes. Qué duda cabe de que una y otra disciplina adoptan posturas dispares en numerosos puntos, pero el desarrollo de la sociolingüística deja entrever que muchos de los criterios geolingüísticos no son tan descabellados como se ha dicho. El principio de la «homogeneidad en la conducta lingüística», propuesto por Labov, está justificando algunas prácticas de los dialectólogos (v. g. trabajar con pocos informantes). Además, es obvio que la cuantificación en sí misma, a pesar de su importancia, no agota las posibilidades metodológicas y que las aproximaciones cualitativas no deben despreciarse en absoluto. Lejos estamos de pensar que las metodologías sociolingüística y dialectal son en el fondo una misma cosa: los límites teóricos en los que una y otra se mueven están bien trazados, por eso separamos, en la lingüística del habla, la geolingüística de la sociolingüística. Habrá quien prefiera llamar «dialectología» a la lingüística del habla. Es un simple problema de nombre, que tendría como consecuencia la desvinculación parcial de los conceptos ,de «geografía lingüística» y «dialectología»,
Interpretación de los análisis
213
por cuanto, dentro de esta última, también tendrían que ser incluidas la lingüística histórica y la pragmática, además de la sociolingüística. Es importante resaltar que la sociolingüística trabaja con modelos idealizados de porciones de lengua. Aquí encontramos algunas de sus limitaciones, pero también la razón de su efectividad analítica. El nivel en que· esta efectividad se ha hecho más patente es el de la fonética y la fonología, si bien no por ello hay que echar en saco roto los avances en los niveles sintáctico y léxico. A la hora de recoger los datos, el registro que más ha preocupado a los sociolingüistas es el casual, en parte por el atractivo que ofrece para conocer cómo funciona la comunicación cotidiana, en parte por el reto científico de acceder a tal tipo de discursos.· Puede decirse que en este aspecto se ha llegado a logros importantes. También ha sido beneficiosa, para la lingüística en general y en concreto para la sociolingüística, la incorporación de técnicas de muestreo orientadas a la selección de informantes, aunque en este sentido siempre se irá detrás de la pauta marcada por matemáticos, estadistas e informáticos. Por otro lado, la sociología y la psicología han prestado una especial ayuda para poner en marcha nuevas técnicas de recogida de datos. Actualmente emitamos con una gama de posibilidades suficientemente amplia para satisfacer numerosos propósitos, teniendo en cuenta que las técnicas pueden combinarse unas con otras para multiplicar su potencialidad y llegar a resultados de un mayor alcance. Las técnicas de recogida de datos poseen distintos grados de estructuración. Nuestra clasificación, que no es ni mucho menos exhaustiva, distingue entre técnicas de observación y técnicas de encuesta. Las primeras sirven para recoger datos tal y como se producen en sus contextos naturales; con las segundas, los datos que se recogen surgen a petición del investigador, contando lógicamente con el consentimiento y la colaboración de los informantes. Dentro de las técnicas de encuesta, hemos tratado separadamente las directas de las indirectas. Las técnicas directas de encuesta recogen datos
214
Metodología sociolingüística
que son proporcionados consciente y voluntariamente por el informante; las técnicas indirectas solicitan de él una información con valores subliminales que son los q~e realmente interesan al investigador y que el informante facilita de forma inconsciente. Las técnicas directas más utilizadas son la entrevista y el cuestionario, cada una de las cuales ofrece una gran variedad de alternativas con distinto grado de estructuración. Las técnicas indirectas son conocidas habitualmente como te~ts (inseguridad lingüística, pares falsos, etc.). La regla que habla de utilizar la técnica más adecuada a cada caso, siempre debe tenerse en cuenta, sopesando las ventajas e inconvenientes que presenta cada técnica y el efecto de combinarlas entre sí. El capítulo tercero de estas páginas se ha centrado en el análisis de los materiales sociolingüísticos. N o es frecuente que a la hora de presentar los resultados de las investigaciones sociolingüísticas se dé detallada cuenta de cada uno de los pasos seguidos en la etapa del análisis. En nuestra opinión, es importante situar al lector en unas condiciones similares a las del investigador, para poder comprobar la conveniencia de las técnicas empleadas o incluso plantear otras soluciones analíticas. Normalmente la cantidad de datos recogidos en sociolingüística es tal que no parece razonable limitar su interpretación a un solo punto de vista. Los análisis que nos han preocupado de forma casi exclusiva en este capítulo han sido los cuantitativos. En ellos cobra especial trascendencia la aplicación de técnicas estadísticas. Siguiendo el planteamiento de Ralph Fasold, hemos considerado como subyacentes al uso de la estadística en sociolingüística, aunque válidos para otros campos, los conceptos de población, característica, cuantificación y distribución. La sociolingüística, a grandes rasgos, trabaja con dos tipos de variables: lingüísticas y sociales. Siguiendo el criterio de que la sociolingüística debe preocuparse ante todo por el lenguaje, las variables lingüísticas se manejan como variables dependientes, mientras que las sociales se consideran como variables independientes. Cada una de ellas presenta en su seno una serie, más o menos extensa,
Interpretación de los análisis
215
de variaciones cuya cuantificación exige disponerlas en escalas de diversos tipos dependiendo de si se trata de hechos cualitativos (sexo, profesión, raza, ... )o cuantitativos (grado de abertura vocálica, grado de relajación de -d-, ... ). La aplicación de la estadística a materiales sociolingüísticos se ha ido transformando a lo largo de los años, aunque no con mucha rapidez. En los años sesenta y primeros de la década de los setenta se utilizaron técnicas que aquí hemos llamado descriptivas. A partir de ese momento, hasta la actualidad, ha sido cada yez más frecuente la utilización de técnicas multivariables, que permiten trabajar con materiales muy diversos y en grandes cantidades. Para ello ha sido decisiva la incorporación de las máquinas electrónicas como una herramienta más de trabajo. Entre los cálculos estadísticos, han tenido una especial utilidad para analizar materiales sociolingüísticos la varianza, la desviación típica, las pruebas de t y x 2 , el estudio de las correlaciones, de la covarianza, de las regresiones lineales y las técnicas multivariables. La probabilística, por su lado, ha hecho posible la formulación de reglas variables, dentro de la sociolingüística laboviana, por medio de las cuales se ha podido llegar a una nueva concepción de la competencia lingüística. La estrecha vinculación que existe entre método y teoría encuentra en este campo uno de sus más logrados exponentes. Nuestro último capítulo ha puesto su atención en la interpretación de los resultados de los análisis y en las implicaciones teóricas que surgen en la propia interpretación y respecto de todo el proceso metodológico. Interpretar no sólo es dar sentido a los resultados obtenidos de los análisis, determinando, por ejemplo, la relación causal entre variables, sino examinar si las distintas partes de la metodología se han ensamblado de forma apropiada, hacer ver lo que el estudio supone respecto de investigaciones anteriores, para lo cual se habrá necesitado facilitar la comparabilidad, y determinar lo que el expe-
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rimento aporta a la teoría, revisando alguna de sus facetas, profundizando en ellas o haciendo nuevéts aportaciones. La consideración de la variació/n sociolingüística como algo inherente a la lengua, sin que se rechace la existencia de elementos que no varían, implica directamente fenómenos como el cambio lingüístico, la actuación lingüística en los procesos comunicativos y los contrastes en el eje diatópico. Parti9ularmente, la sociolingüística de William Labov ha mostrado una especial preocupación por los cambios lingüísticos en marcha, asunto de indudable interés para la lingüística en general y para la lingüística histórica en particular. En el desarrollo de· un cambio tiene especial protagonismo el reconocimiento de pautas prestigiosas, pero curiosamente el concepto de prestigio es uno de los menos perfilados. En nuestra .opinión, es necesario estudiar el prestigio de una forma más analítica de lo que se ha hecho hasta el momento, distinguiendo el prestigio como atributo de la repútación de las personas (individual) del prestigio como atributo de determinadas posiciones sociales (de ocupación); el prestigio como actitud, del prestigio como conducta; el prestigio interno, del externo; y, por último, el funcionamiento .del prestigio en la esfera sociológica y su incidencia en la lingüística. Metodológicamente sería interesante combinar las técnicas indirectas de análisis del prestigio que se han utilizado hasta el momento, con técnicas directas que ayuden a descubrir las normas que funcionan dentro de cada grupo. Añadiremos, como conclusión final, que la metodología sociolingüística, cuyas directrices vienen siendo marcadas especialmente desde Estados Unidos y Gran Bretaña, es aún una obra inacabada. En estas páginas sólo se han mostrado algunos de sus aspectos más interesantes, pero confiamos en que hayan sido los suficientes para apreciar que el método sociolingüístico está destinado a absorber la atención de numerosos lingüistas en la recta final del siglo xx.
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Navarrete, M., 190 n. 71. Navarro Tomás, T., 59 n. 45.
Metodología sociolingüística Nerón, 181. Niebaum, H., 108 n. 1, 203 n. 84. :Ninyoles, R., 174, 180. Noelle, E., 122. Orton, H., 44 n. 10. Parkin, F., 198 n. 77. Pellowe, J., 86, 119. Petyt, K. M., 43 n. 8, 172 n. 26. Philips, B., 176 n. 34. Piaget, J., 184 n. 56. Pickford, G. R., 44 n. 11. Pisani, A., 26 n. 21, 46 n. 15. Pomphrey, C., 173 n. 27. Pop, S., 48 n. 21. Popper, K., 47 n. 18. Pride, J. B., 26 n. 18, 53 n. 32.
Quilis, A., 174 n. 32, 188. Raush, L., 30 n. 27. Raven, B., 184 n. 56. Reid, E., 65 n. 69, 89. Resnick, M., 203 n. 85. Riley, W., 24 n. 14, 45 n. 13, 58 n. 45, 72 n. 87, 73 n. 90, 87 n. 121, 93, 99, 115 n. 12, 163 n. 2. Robins, C., 73 · n. 96, 74, 169. Robinson, W. P., 60 n. 51, 67 n. 78. Roces, W., 176 n. 35. Romaine, S., 51 n. 27, 52, 54, 59 n. 47, 65 n. 69, 70 n. 83, 71 n. 85, 80 n. 107, 83, 85 n. 116, 89, 90, 111 n. 6, 164, 207 n. 94.
Índice de autores Rona, J. P., 54 n. 35, 202, 203, 207. Rousseau, P., 132. Ruiz Tinoco, A., 153, 165 n. 9.
Saciuk, B., 203 n. 85. Salvador, G., 44 n. 9. Samarin, W. J., 45 n. 14. Sankoff, D., 26 n. 22, 116, 132, 163 n. 2. Sankoff, G., 79 n. 104, 89. Sapir, E., 17. Saussure, F. de, 22, 26. Saville-Tr~ike, M., 52 n. 29, 109 n.
3. Schenkein, J., 199 n. 79. Scherer, K. R., 114 n. 9, 175 n. 33. Schlobinski, P., 46, 155. Schmidt, A., 73. Schmidt, J., 171. Schmidt, L. E., 86 n. 117. Searle, J., 60 n. 53. Selltiz, C., 33 n. 34, 34, 36, 37, 69 n. 81, 92 n. 131, 95 n. 135, 97 n. 139, 100 n. 147, 102 n. 151, 110. Sevigny, M., 75. Shavelson, R., 126. Sherif, M., 184 n. 56. Sherzer, J., 23 n. 10, 79 n. 104. Sheuermeier, P., 43. Shuy, R., 24, 32 n. 31, 45 n. 13, 58 n. 45, 59 n. 47, 72 n. 87, 73 n. 90, 87 n. 121, 93, 99, 115 n. 12, 163 n. 2, 171 n. 21, 172 n. 25. Silva-Corvalán, C., 20·, 61 n. 55. Smith, G., 81 n. 108. SOCIOLINGÜÍSTICA. -
16
241 Spencer, M., 175 n. 34. St. Clair, R. N., 175 n. 33, 186 n. 66. Steiner, R., 119. Strang, B., 86.
Thelander, M., 51, 111. Thomas, A. R., 43 n. 6, 53 n. 34, 108 n. 1, 146 n. 51, 157 n. 62. Torregrosa, J. R., 184 n. 56. Treiman, D., 199 n. 78. Trevelyan, G., 65. Trudgill, P., 11 n. 8, 44 n. 10, 58, 65 n. 69, 74 n. 97, 83, 86, 118, 163 n. 2, 172 n. 26, 184, 186-187, 202, 203, 205. Tuaillon, G., 45 n. 13. Tukey, J., 122 n. 24, 123. Turner, J. H., 176 n. 36, 177 n. 37, 178-179, 180 n. 44, 199 n. 78.
Ueda, H., 134 n. 41, 153-156, 165, 204. Ure, J., 61, 62. Uribe Villegas, 0., 61 n. 56.
Vaquero, M., 54 n. 35. Viereck, W., 108 n. l. Villena Ponsoda, J. A., 24 n. 13.
Wachs, 1., 46, 155. Wallat, C., 75 n. 98. Weber, M., 176-179, 198 n. 77.
242 Weinreich, U., 166, 167, 170, 202. Whorf, B. L., 17. Willems, E. P., 30, 91. Willia~s, L., 118, 119 n. 18, 127 n. 32. Wolck, W., 78 n. 101. Wolf, M., 184 n. 56. Wolfram, W., 24 n. 14, 45 n. 13, 58 n. 45, 72 n. 87, 73 n. 90, 87
Metodología sociolingüística n. 121, 93, 99, 115 n. 12, 163 n; 2. Woods, A., 82 n. 110, 88 n. 124, 122 n. 34, 124 n. 27, 128 n. 34, 131 n. 37, 139 n. 46, 140 n. 48, 151 n. 55. Wright, J. T., 44 n. 11. Wrightsman, L. S., 33 n. 34.
ÍNDICE DE MATERIAS Yaeger, M., 119.
actitud lingüística, 32, 53, 86, 100, 104, 166, 174, 184, 199. actitud social, 53, 76, 77, 187, 188. acto de habla, 60 n. 53, 102, 120, 121, 142, 165. actuación lingüÍstica, 209. adecuación de los enunciados, 182183. adolescentes, 67, 93, 165. adquisición de lenguas, 14, 15. alfabeto fonético, 58 n. 45. análisis de consonantes, 29, 56, 56 n. 40, 58, 111, 113, 114, 118-119, 126, 127' 130, 138, 139. análisis de la conversación, 60, 110, 199. análisis cualitativo, 30, 44, 51, 68, 90, 109-112. análisis cuantitativo, 31, 44, 51, 68, 86, 90, 109-112, 212. análisis factorial, 23, 155. análisis multivariable, 133, 152-158, 165, 215. análisis de señales digitalizadas, 119. análisis sociolingüístico, 18, 19, 23, 32-36, 37, 39, 71, 77, 78, 87,
102-158, 160, 164, 209, 210, 214-215. analisis de varianza (ANOVA), 33, 138, 139-140, 165. análisis de vocales, 58, 118-119, 126, 139, 155-156, 215. antropología, 14, 17, 22. asociación de Goodman y Kruskal, 153 n. 60. atlas lingüístico, 41, 43, 44 n. 9, 58, 202, 207. bilingüismo, 15, 174, 189, 196. «bola de nieve», 87. cálculo de F, 139. cambio de código, 15, 111. cambio de lengua, 15. cambio lingüístico, 19, 32, 57, 161, 163, 164, 166-173, 200, 216. cantidad de datos, 69-71. característica, 124-125, 214. censo electoral, 83, 86. censo de población, 81. ciencias exactas, 47. ciencias naturales, 28, 47.
244 ciencias sociales, 28, 47, 69, 82, 102, 122 n. 24, 110, 160. clase social, 26, 78, 84-85, 165, 175, 176, 177, 180, 186, 199. clase alta, 85, 169, 170, 176, 186. . clase baja (obrera), 42, 85, 87, 118, 167' 176. clase media, 167, 168. codificación, 33. competencia comunicativa, 26. competencia lingüística, 50, 205, 215. comunidad de habla, 26, 48, 52, 54-55, 118, 162, 163. comunidad rural, 189-198. comunidad urbana, 189-198. conducta social, 187. conflicto lingüístico, 174. contexto lingüístico, 66, 111. contexto situacional, 17, 61, 76, 78, 92, 114, 153. contexto social, 15, 26,_29, 35, 109, 163, 207, 209, 212. continuum estilístico, 66. conversación dirigida, 95-97, 105. conversación no dirigida, 97-98, 105. corrección, 32, 175, 182, 187, 188, 193, 197. corrección de Yates, 146 n. 51. correlación, 33, 117, 138, 146-151, 152, 215. correlación lineal (Pearson), 23, 147. correlación de rangos (Spearman), 147-148, 165. cortesía, 142-144. covarianza, 146-147, 215. cuantificación, 125-126, 214. cuantificación de la red, 117-118.
Metodología sociolingüística cuestionario, 31, 35, 45, 91, 94, 100-105, 120, 212, 214. cuestionario de alternativas fijas, 100, 101, 102, 105, 121. cuestionario de final abierto, 100, 101, 102, 105, 120, 190. curva normal (de Gauss), 128. densidad de la red, 116-118. despedidas, 25, 120. desviación típica (estándar), 115, 127, 129-131, 137, 215. diagrama de barras, 133-137. diagrama de dispersión, 151. dialecto, 15, 19, 162, 171, 173, 174. dialecto auténtico (real dialect), 42, 43. dialectología, 19, 22, 41-45, 47, 58, 90, 96, 108, 202, 207-208, 212. dialectología comunicativa, 203, 207. dialectología estructuralista, 202. dialectología generativista, 202. dialectología social, 203, 207. dialectometría, 108. dialectos en contacto, 93. diglosia, 185, 196. dinámica de grupos, 40. disculpas, 120. discurso casual, 63-68, 74, 93, 96, 97, 98. discurso espontáneo, 63. distribución, 124, 126, 214. edad, 33, 42, 77, 84, 85, 111, 113, 114, 125, 133, 135, 140, 155, 165, 189, 197. educación, 15, 26.
Índice de materias encuesta dialectal, 18, 44, 45, 72, 98. encuesta de puerta en puerta, 98, 99-100, 105. encuesta rápida, 98, 99-100, 105. enseñanza de lenguas, 122 n. 24. entidad social, 52-55 . entrevista, 31, 64-67, 94-98, 105, 212-214. entrevista estructurada, 95, 98, 105. entrevista no estructurada, 95, 105. entrevista telefónica, 98, 99-100, 105. escala de implicación, 52, 171-173. escala de intervalos, 126, 147. escala de Likert, 100, 105. escala nominal, 125, 138. escala ordinal, 125-126, 138, 147, 148. escala proporcional (ratio sea/e), 126. espectrograma, 119. estadística, 19, 33, 40, 81, 88, 89, 121' 122-158, 159, 210, 214-215. estadística confirmatoria, 123. estadística descriptiva, 123-, 215. estadística exploratoria, 123. estadística de inferencias, 123-124. estadística lingüística, 88, 122. estereotipo, 168. estigma, 175, 185-186. estratificación social, 40, 118, 165, 175, 176, 177, 180. estratificación socio lingüística, 35, 36. estrato social, 15, 116, 165. estructura lingüística, 26, 35. estructura de la red, 116-117. estructura social, 26, 35.
245 estructuración de los datos, 30, 31. estructuralismo, 162. estudio exploratorio, 36, 55-57, 71, 84, 118, 190. ética de la investigación, 69. etnografía, 14, 17, 22, 115, 209. etnografía de la comunicación, 17, 23 n. 10, 48, 52, 66, 67, 68, 73, 75, 78, 93, 109, 112, 116. etnología, 14. excusas, 120. explorador, 30, 31, 71-77, 212. explorador dialectal, 72, 74. fiabilidad, 44, 80, 123, 137. filosofía, 47. filosofía del lenguaje, 204. fórmulas vocativas, 153-156. frecuencia, 127-128, 137. frecuencia absoluta, 127-128, 133, 140. frecuencia relativa (proporción, porcentaje), 127-128, 132, 133. función social, 178-180. geografía lingüística, 18, 41-45, 52, 70, 71, 73, 77, 83 n. 111, 89, 200-208, 209, 212. geolecto, 203-204. grabación secreta, 69. gráfica de curvas, 133-137. gramática generativa, 31, 46, 162, 202. gramática individual, 171. gramáticas en contacto, 60 n. 48. gramaticalidad, 31, 175, 182, 183.
246 grupo social, 30, 48, 52-55, 115, 118, 167, 171, 179, 189, 226. guía telefónica, 83. habla local, 41. hablante nativo, 79-80. hablante-oyente ideal, 46, 162. hecho lingüístico, 26. hecho social, 15, 25, 26, 30. hecho sociolingüístico, 25, 28, 36, 39, 55, 92. hipercorreción, 168. hipótesis, 33, 34, 35, 36, 39, 56, 59, 78, 113, 119, 137-138, 165, 211. hipótesis Davis-Moore, 178. hipótesis nula, 138, 142, 145, 160. histogramas, 133, 135-137 . . homogeneidad de la conducta lingüística, 70, 212. indicador, 35, 117, 168. individualismo metodológico, 52. individuo, 14, 15, 25, 26, 29, 30, 48, 50, 52, 54, 55, 165, 171-173. informante, 44, 50 n. 25, 77-90. informática, 19, 43 n. 6, 119, 121, 157-158, 213. interacción, 168, 204-205. interlocutor, 67-68, 111, 153, 165. interpretación socio lingüística, 19, 24, 36-38, 56, 71, 77, 109, 159-208, 209, 211, 215-216. introspección, 22, 50 n. 25, 183. invitaciones, 120. isoglosa, 41. kinésica, 92, 114, 205.
Metodología sociolingüística lectura, 64, 98, 99. lengua criolla, 171, 172. lengua escrita, 65. lengua hablada, 62, 65, 204. lengua pidgin, 172. lenguas en contacto, 15, 16, 111, 173. lingüística feminista, 186. lingüística general, 16, 19, 31, 40, 161, 202, 216. lingüística del habla, 205, 212. lingüística histórica, 19, 47, 108, 173, 200, 205-208, 209, 210, 213, 216. lingüística de la lengua, 22, 205. lingüística matemática, 88. listas de contribuyentes, 83. listas de números al azar, 82. listas de palabras, 64, 99. logaritmo lineal, 155-156. macro-variación, 111. magnetófono, 57, 58, 68-69, 76, 91, 92, 95, 163.mantenimiento de lengua, 15. marcador, 35, 168. matriz de correlación, 149-150. media aritmética, 128-129, 137, 139. mediana, 128-129. medida de la red, 117-118. mercado lingüístico, 115-116. método analítico, 50 n. 25. método deductivo, 49. método experimental, 50. método inductivo, '49. micro-variación, 111. moda, 128. modelo dinámico, 171-173.
Índice de materias modelo idealizado, 48, 49. modelo lógico (variacionismo), 133. movilidad geográfica, 118. movilidad social, 118, 176. muestra, 44, 73, 78, .81, 108, 124, 131, 189, 213. muestreo accidental, 87-88. muestreo por cuotas, 87-88. muestreo estratificado al azar, 82, 84-87' 88. muestreo estratificado por cuotas, 189. muestreo intencionado, 87-89. muestreo de no probabilidad, 81, 87-90. muestreo de probabilidad, 81-87. muestreo en racimo o agrupado, 82, 87. muestreo simple al azar, 82-84. multiplicidad de la red, 116-118. nivel fonético-fonológico, 20, 25, 57-61, 98, 108, 120, 188, 193, 213. nivelde instrucción, 33, 85, 114, 137, 178. nivel léxico-semántico, 25, 60, 81, 98, 102, 120-121, 127, ·129, 193, 213. nivel morfológico, 25, 57, 134. nivel de producción, 176. nivel sintáctico, 20, 59-60, 98, 100, 102, 108, 110, 120, 213. nivel sociocultural, 85. nivel socioeconómico, 42, 114, 136137. niveles lingüísticos, 16, 48, 57-71, 118-121.
247 noción previa, 27, 56. norma general, 182. norma lingüística, 31, 175, 180, 182. norma particular, 182. observación participativa, 75, 92-93, 95, 98, 105, 169. ocupación, 17 5, 177. ofrecimientos, 120, 121. ordenador, 58, 152, 215. oyente, 35, 66, 114. paradoja acumulativa, 49. paradoja del observador, 29, 49, 67, 68, 93, 101. paradoja saussuriana, 29, 48. paralingüística, 114, 205. pares mínimos, 64, 99. «peligro de muerte», 96. planificación lingüística, 15. población, 79-90, 124~ 214. poder, 68, 77, 174-200. posición social (véase «nivel socioeconómico», «clase social»). pragmática, 19, 60-61, 120, 121, 165, 204-208, 209, 210, 213. preguntas por la salud, 25. prestigio, 67, 78, 168, 169, 173-200, 216. prestigio encubierto, 186. probabilidad, 37, 109, 132-133, 137, 142, 144, 164, 215. profesión, 85, 125-126, 133, 215. profesión del padre, 85. prueba de Mann-Whitney, 146 n: 51. prueba t (Student), 33, 71, 138, 139-140, 144, 151, 215.
Metodología
248 pruebas estadísticas, 137-151. psicolingüística, 204. psicología, 14, 23, 213. psicología social, 14, 23, 60, 115, 175, 184, 199, 209. público, 35. puntos de encuesta, 83 n. 111. 1
QUANTIFICATION
111, 153-155, 165.
raza, 77, 84, 85, 114, 215. recogida de datos, 18, 19, 23-32, 39-105, 115, 116, 160, 164, 209, 210, 211, 213. red social, 20, 52, 53, 55, 115, 116-118, 165, 170. registro coloquial (informal), 34, 60, 61, 75, 96, 97, 101, 108, 120-121, 162, 165, 213. registro formal, 61, 64; 74, 96, 97, 98, 101, 108. registros, 19, 61-69, 168, 173. regla categórica, 162. regla opcional, 132, 162, 164. regla variable, 16, 17, 24, 46, 132, 164, 171, 172. regresión lineal, 149-151, 215. regresión múltiple, 23. relación causal, 37, 1.60. representatividad, 40, 44, 50, 51, 69, 70, 76, 78, 82, 89, 124, 189. riqueza material, 85, 176, 177, 178, 179, 186, 199. ruegos, 120. saludos, 25, 120.
soc~olingüística
selección de informantes, 78, 124 /(véase «Muestra»). sesión de grupo, 93. sexo, 33, 77, 84, 85, 111, 114, 130, 133, 135, 139, 165, 167' 186, 189, 191-197,215. significación estadística, 71, 78, 137, 193. significado, 60, 139, 193. sistémica, 46. situación comunicativa, 183. sociedad monolingüe, 15. sociedad multilingüe, 14, 15. sociolecto, 203-204. socio lingüística histórica, 207. sociología, 14, 15, 19, 21, 22, 26, 31, 40, 53, 72, 81, 89, 187, 213. sociología del lenguaje, 15, 22, 174, 209. solidaridad, 68, 77. sonógrafo, 58. SPSS, 158. STATGRAPHICS, 158. status, 78, 167, 168, 175, 176, 177, 185-186, 199-200. subpoblación, 79-90. SYMPHONY, 158.
tabulación de los datos, 33, 164. técnicas directas, 94, 105. técnicas de encuesta, 94-105, 213-214. técnicas estadísticas no paramétricas, 138, 140. técnicas estadísticas paramétricas, 138, 146.
Índice de materias técnicas indirectas (método proyectivo), 31, 94, 102-105. técnicas de observación, 30, 31, 33, 91-93, 105, 213-214. teoría lingüística, 45-52. teoría de la onda, 171. test de autoevaluación, 188. test de disponibilidad léxica, 104105. test de inseguridad lingüística, 102105, 214. test de pares falsos (matched guise), 104-105, 214. transcripción fonética, 72, 102. tratamiento, 135, 142-144. 133. variabilidad inherente, 16, 17, 164. variable, 109, 113, 121, 163-164. variable cualitativa, 125-126, 138. variable cuantitativa, 125-126, 138. VARBRUL,
249 variable dependiente, 125, 139, 161, 164, 214. variable independiente, 125, 139, 161, 164, 214. variable lingüística, 33, 56, 59, 78, 86, 117, 118-122, 124, 153, 209, 212. variable sociológica, 33, 56, 59, 8(5, 114-118, 124, 153. variación libre, ·17, 132, 162. variación sociolingüística, 19, 20, 32, 33, 34, 35, 116, 161, 162-165, 200. variacionismo, 16, 46, 60,67, 78-79, 121, 132, 160. variante, 113, 120, 121, 162, 164. varianza, 16, 127, 129-131, 138, 152, 215. vernáculo, 66. vulgarización del latín, 181.
x2 , 33, 71, 138, 140-146, 215.
ÍNDICE GENERAL
Págs.
7
PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11
• . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
13
¿Qué sociolingüística? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Qué metodología? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
14 16
AGRADECIMIENTOS INTRODUCCIÓN
l.
Il.
. . . . . . . .
21
1.1.
Reglas de recogida de datos .. -- ..........
27
1.2.
Reglas de análisis .......................
32
1.3.
Reglas de interpretación ................
36
LAS REGLAS DEL MÉTODO SOCIOLINGÜÍSTICO
LA RECOGIDA DE MATERIALES
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2.1. Conceptos y problemas previos . . . . . . . . . . 2.1.1. Dialectología y materiales sociolingüísticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.1.2. Teoría y método . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.1.3. La entidad social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.1.4. El estudio exploratorio . . . . . . . . . . . . . .
Naturaleza de los datos . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.1. Nivel lingüístico . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2.2.
39 41 41 45 52 55 57 57
252
Metodología sociolingüística
Índice general
253
Págs.
2.2.2. 2.2.3.
III. .1
Los registros ..................... . Cantidad de datos ................. .
61 69
2.3. Exploradores ......................... . 2.3.1. Formación del investigador ........ . 2.3.2. Número de exploradores .......... . 2. 3. 3. Origen del investigador ............ . 2.3.4. Participación del explorador ........ . 2.3.5. Caracterización del investigador .... .
71 72 72 74 74 76
2.4. Informantes .......................... . 2.4.1. Muestreo de probabilidad ......... . 2.4.2. Muestreo de no probabilidad ...... .
77 8.2 87
2.5. Técnicas de recogida de datos ......... . 2.5.1. Técnicas de observación ........... . 2.5.2. Técnicas de encuesta .............. .
90 91 94
....
107
3 .1. El análisis como problema metodológico . 3 .l. l. Problemas generales .............. . 3.1.2. Cuantificación y no cuantificación .. 3 .2. Construcción de clases ................. . 3.2.1. Las reglas y su aplicación ........ .
107 107 109 112 112
ANÁLISIS DE LOS MATERIALES SOCIOLINGÜÍSTICOS
3.2.1.1. Selección de criterios y momento de su aplicación, 112. - 3 .2.1.2. Otra vez sobre la naturaleza de los datos, 113.
3.2.2. 3.2.3.
Las variables sociales ............. . Las variables lingüísticas .......... .
114 118
3. 3. El análisis estadístico .................. . 3. 3.1. Generalidades .................... . 3. 3.2. La descripción estadística: conceptos básicos ....................... .
122 122 126
Págs. 3.3.2.1.
La frecuencia, 127. - 3.3.2.2. Media 3.3.2.3. Varianza y desviación típica, 129. - 3.3.2.4. Probabilidad, 132. - 3.3.2.5. Presentación de datos en gráficos, 133. y mediana, 128. -
3.3.3.
Pruebas estadísticas . . . . . . . . . . . . . . . .
137
3.3.3.1. Análisis de varianza y prueba t, 139. 3.3.~.2. Ji cuadrado (x2 ), 140. - 3.3.3.3. Correlaciones, covarianza y regresión, 146.
3.3.4. IV.
Análisis multivariable . . . . . . . . . . . . . .
INTERPRETACIÓN
DE
LOS
ANÁLISIS
E
152
IMPLICACIONES
................................... .
159
4.1.
Después del análisis ................... .
159
4.2.
La variación sociolingüística ........... .
162
4.3. El cambio lingüístico .................. . 4.3.1. William Labov ................... . 4.3.2. Lesley Milroy .................... . 4.3.3. -Derek Bickerton .................. .
166 167 169 170
4.4. Lengua y prestigio .................... . 4.4.1. El prestigio desde la sociología ..... · 4.4.2. El prestigio desde la lingüística .... . 4.4.3. El prestigio desde la sociolingüística. 4.4.4. Precisiones al concepto de prestigio en sociolingüística ................ .
173 175 181 184
TEÓRICAS
187
A) El descubrimiento y la medida del prestigio, 187.- B) Tipos de prestigio, 198.
Variación sociolingüística y variación geolingüística ........................... .
200
4.6.
El proceso comunicativo ............... .
204
4. 7.
Lingüística del habla .................. .
205
4.5.
254
Metodología sociolingüística Págs.
CONCLUSIÓN
209
BIBLIOGRAFÍA
217
ÍNDICE DE AUTORES ÍNDICE DE MATERIAS
................................. .
237
................................ .
243