CHAMANES
La ciencia
nacional J. Lorenzo Díaz Cruz
D
esde la escuela primaria aprendemos que la población mexicana está formada por indios, mestizos y criollos, todos conviviendo de forma armónica. Sin embargo, la realidad nos enseña que en el México contemporáneo, como en la colonia, uno de estos sectores es privilegiado y ocupa la parte más alta de la pirámide social. Casi todas las actividades mejor remuneradas las realizan los criollos, ciudadanos blancos, de origen europeo, y esto incluye la posesión de las empresas más poderosas, así como los liderazgos políticos y culturales. Este patrón discriminatorio se nota también en los medios de comunicación, como la televisión y el cine. La evidencia se torna dramática cuando vemos una película o un programa de televisión de la India, en cuyo caso no nos queda duda de que los actores son de ese país. No sucede lo mismo cuando tratamos con películas o programas de la televisión de México, donde los actores tienden en su mayoría a ser más parecidos a los blancos europeos, que a los indios o mestizos que forman la mayoría del pueblo de México. Es interesante analizar lo anterior en el caso de los científicos que trabajan en México. Aunque podría pensarse que la ciencia es universal y que no importa el origen de quien la realiza, es interesante conocer las características sociales o étnicas de quienes realizan la actividad científica en nuestro país. Esto nos podría responder dos aspectos que valdría la pena conocer. En primer lugar, podríamos saber si existe alguna correlación entre la composición social del país y el perfil étnico de los investigadores, esto es, si los científicos simplemente obedecen el mismo patrón de la desigualdad social, o si es posible que la ciencia pueda ser un canal de movilidad social. También puede ser interesante indagar sobre las características de la forma de hacer ciencia en México y cómo se reflejan en ella algunos aspectos de nuestra idiosincrasia. No teniendo una fuente de datos extensos, exploraré solamente el caso de las ciencias exactas y naturales, por ser mi área de trabajo.
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No es el propósito de estas líneas proponer una pelea o un ajuste de cuentas entre los diversos sectores o instituciones que se dedican a la ciencia en México. Pero si consideramos importante que se reconozca la situación actual, para entender mejor el papel de la ciencia en nuestra sociedad es necesario contemplar los siguientes aspectos: I) Ciencia y movilidad social De una manera muy esquemática, podría decirse que la ciencia moderna en México se ha desarrollado alrededor de dos polos que a veces compiten entre sí y otras veces se complementan. Por una parte tenemos a la unam, con un sistema de investigación formado principalmente por sus institutos tanto en el df como en las sedes que tienen en varios estados del país. Por otra parte, tenemos al cinvestav del ipn que también cuenta con diversas sucursales en algunos estados, así como a las universidades estatales que se han enriquecido con sus egresados. Si se revisa el perfil de los investigadores del Instituto de Física o del Instituto de Ciencias Nucleares, es notorio que una buena parte de ellos son extranjeros o provienen de la clase media a media alta, incluyendo familias de funcionarios, académicos, artistas, lo cual nos permite proponer como hipótesis que la unam da cabida a un sector científico que representa a los criollos del país. Por otra parte, al echar el mismo vistazo, por ejemplo, a la planta del Departamento de Física del cinvestav, se encuentra un perfil más popular, los profesores provienen de las clases media o media baja, sobre todo de provincia. Para estos profesores las becas han sido fundamentales para poder incorporarse a la actividad científica. Muchos pudieron viajar al extranjero por primera vez gracias a los congresos y otros eventos de ese tipo. Así pues, podríamos afirmar que esta institución representa al sector mestizo del aparato científico de México. Si lo anterior es correcto, entonces podemos afirmar que la ciencia en México ha jugado un papel de agente de movilidad social. Al dedicarse con ahínco y esfuerzo a la ciencia, los jóvenes de clase media baja pueden hacer una carrera cienjunio 2010
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