Huellas enero marzo nº 97

HERMANAS DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN

Hoja informativa sobre la Espiritualidad de Santa María Rosa Molas y Vallvé N°97

Enero - Marzo

2016

Tener el corazón de Jesús…

Iniciamos un nuevo año.

Año 2016, año del Jubileo de la misericordia.

La invitación que nos hace el Papa Francisco para vivir este tiempo supera la lógica de toda celebración. “La misericordia, más que un sentimiento pasajero, es la esencia de la buena noticia”.

Se nos invita pues, a volver el corazón a Dios y dejarnos empapar de su amor.

Atravesar la puerta santa, supone más que un gesto físico. Atravesamos la puerta, que es el mismo Jesús, y nos encontramos con un amor que nos reconoce, nos acoge, nos perdona y nos capacita para perdonar.

Somos privilegiadas como familia consolación de poder vivir este año. Porque la misericordia, es parte integral de nuestro carisma.

La madre, mujer con entrañas de misericordia, supo encarnar en su vida los sentimientos de Cristo, y conmoverse desde dentro, compartir el dolor y el sufrimiento de los más pobres y hacer una opción preferencial por ellos.

La misericordia nos acompañará en todas nuestras ediciones de este año. Nos acercaremos a la palabra de Dios, como fuente de misericordia y a Jesús como el rostro de la misericordia del Padre.

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Nos dejaremos impactar por la audacia de una mujer que supo, en su tiempo y en sus circunstancias concretas, ser cauce de misericordia con sus gestos, palabras y actitudes. Y es que la misericordia tanto ayer, como hoy y siempre tiene necesidad de corazones creativos, arriesgados, que caminen contra corriente, que mirando a Jesús, encuentren en él, la fuerza y la luz para obrar según su querer.

En el evangelio de Lucas, capitulo 15, podemos encontrar tres imágenes que expresan la misericordia de Dios. Gestos, palabras, silencios, música, alegría… Y es que la misericordia de Dios cobra vida en Jesús. La misericordia como el abrazo del Padre, la misericordia como el corazón del buen pastor, la misericordia que se alegra cuando regresa o se encuentra el que estaba distanciado o perdido.

“Misericordia, que es la deuda del amor” como lo recordaba el Papa Francisco en su mensaje de fin de navidad a la curia romana.

Aquel que ha experimentado el amor incondicional de Dios, sólo puede responder con gestos de misericordia.

Pero también la misericordia se traduce en obras. Aquel que la ha experimentado no puede dejar de comunicarla y practicarla.

Feliz inicio de año, y que la misericordia de Dios empape nuestros corazones y los impulse a vivir siempre en el amor.

“CONSOLAD A MI PUEBLO DICE EL SEÑOR; HABLAD AL CORAZóN DEL HOMBRE” (Is. 40) Esta es una frase que retumbó en mi corazón desde que era una adolescente, cuando apenas tenía quince años y comencé a conocer a Santa María Rosa Molas a través de las hermanas de “La Consolación” de la parroquia El Valle. Mi nombre es Diana Alexandra Domínguez y hoy quiero contarles lo afortunada que soy porque Dios puso en mi camino a las hermanas y por medio de ellas el carisma de nuestra querida Madre.

A lo largo de todo este tiempo, las experiencias vividas y compartidas me he dado cuenta de la necesidad que tiene el mundo entero, la escasez de amor y de fe. He visto el rostro de Dios pidiendo consuelo a través de los más necesitados y de los más pequeños, aquellos que buscan una palabra de aliento, una sonrisa o una demostración de afecto. Toda esta necesidad la pude ver a través de Santa María Rosa Molas, porque es por ella que puede abrir mis ojos y mirar la realidad, pude dejar de pensar solo en mí y aprendí a pensar en la necesidad del otro. María Rosa ha dejado una huella imborrable en mi vida, me ha hecho partícipe de su carisma y ha confiado en mí, desde lo que soy para llevar adelante su obra consoladora.

Han pasado ya catorce años desde que mi vida dio un vuelco total, y me he preguntado muchas veces ¿Qué habría sido de mí si nunca hubiera conocido a María Rosa Molas?; pues quizás no habría conocido el consuelo y amor de Dios que es el centro de todo, quizás sería una persona fría y vacía, quizás mi vida no tendría sentido. Por eso agradezco a Dios por haber pensado en mí, y por regalarme tan grande bendición.

Actualmente tengo 29 años, pertenezco a los “Laicos Consolación”, tengo una linda familia y soy maestra en la escuela “La Consolación” de la parroquia El Valle; a través de mi vocación quiero seguir sirviendo a Dios y compartiendo con los niños y jóvenes en las aulas de clase la alegría del amor y el consuelo, quiero que así como yo ellos también conozcan a María Rosa Molas, una mujer entregada al servicio de los demás, sencilla, humilde y de oración; para que de esta manera ellos también sigan su ejemplo y sean transmisores del carisma que nos une como la gran familia de “La Consolación”.

Diana Alexandra Domínguez Panamá Laico de la Consolación - El Valle –Ecuador.

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Congreso MRM 200 - Reus del 14 al 15 de noviembre La Familia Consolación se reunió en Reus el pasado 14 de noviembre para celebrar el día del Carisma en el año del Bicentenario, en un congreso donde pudimos hablar, escuchar y compartir la vida de Santa María Rosa Molas.

El Equipo de Animación del Festival Vocacional Samuel, un grupo de jóvenes del movimiento en el que a través de la música y el baile, fuimos convocados para hacer presente el espíritu de la madre en el congreso a través de actuaciones, canciones y bailes; con distintos momentos de animación.

Como equipo de animación del congreso tuvimos el objetivo de presentar cada uno de los «nacimientos» que a lo largo de su vida vivió la Madre. Al principio fue un gran reto, ya que se trataba de algo que no habíamos hecho antes. En el Festival Samuel disfrutamos cantando, bailando y animando a la gente a participar; en cambio, lo que para el congreso se nos pedía, era algo más: transmitir el espíritu de nuestra Madre en los distintos momentos de su vida, para ponernos en situación, a través del Arte.

Al principio resultó ser algo más difícil de lo que habíamos pensado, se trataba de un gran reto. Tuvimos que empaparnos de la vida de nuestra fundadora, mirar en lo más profundo de su persona, de lo que trasmitía, vivía y era. Miles de ideas, locuras y sueños que luego había que ponerlos en marcha, un baile, una canción nueva, un pequeño teatro... Poco a poco fuimos construyendo el pequeño guión de los distintos nacimientos. Después había que ponerse manos a la obra y hacer realidad todos los proyectos, preparando los bailes, los juegos de luces, estudiando los pequeños papeles, y ensayando.

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Han sido unos momentos muy emocionantes los que hemos vivido; el poder preparar y hacer presente la vida de María Rosa, algo que llevaremos guardado en nuestro interior durante mucho tiempo.

Durante el Congreso quisimos hacer un paralelo entre la vida de la Madre y la Familia Consolación con la vida de un gran Árbol, por eso todas nuestra actuaciones giraron en torno a esa idea. Todo ello fue acompañado con un personaje muy especial, un Labrador. Ese día salió a visitar sus terrenos reencontrándose con pequeñas semillas, plantas, árboles y como no, se topa con el Árbol de María Rosa Molas. Es él quien nos fue contando todo lo que sentía el pequeño árbol desde su nacimiento, la infancia, el crecimiento de sus ramas, hasta llegar a todos los sabores que dieron sus frutos. Fue este pequeño personaje quien nos introducía en los pensamientos y sentimientos de la madre, en sus grandes elecciones, quien nos preparaba para disponer a aprender más sobre su vida, a escuchar las charlas y disfrutar de toda la experiencia del congreso.

equipo de animación del festival vocaconal samuel El primer nacimiento, el nacimiento de Doloretes en Reus, fue el que más nos llenó realizar a todo el equipo, ya que no fue fácil montarlo. A través de pequeños testimonios, frases de sus padres, e imágenes del Reus de la época quisimos contar aquello que formó a la pequeña Doloretes: su primera comunión, su devoción por la virgen de los Dolores, sus ganas de ayudar y regalar vida, sus sueños...

Ha sido alto muy significativo de trasmitir a través de la música, las representaciones y sobretodo en la canción final, escrita para la ocasión, a través de la música de “Frozen”, con la que queríamos hacer presente su vida con gestos, luces y sobretodo el espíritu tan presente entre nosotros. Y es que la madre puede “Vivir hoy” en todos estos momentos.

Otros de los momentos que todos disfrutamos fue el nacimiento de la nueva Congregación, las Hermanas de la consolación. Buceamos en los propios sentimientos de la Madre Molas y las dudas que le acompañaban en ese momento; el poder seguir ayudando a tantas personas, seguir dándose a los demás, el formar parte de la iglesia... Una gran decisión que hizo brotar una nueva semilla y crear un gran tronco fuerte y esbelto, el tronco de la Consolación.

Para finalizar el ambiente de fiesta e ilusión por todo lo que vivimos en el Congreso, terminamos con la guinda del pastel haciendo presente a María Rosa Molas siendo nosotros mismo Frutos de consolación. Con las canciones sobre nuestro ser consolación y sobre la Madre descubrimos su retrato pintado con las manos de todos, su mirada que trasmite paz y consuelo, y su gran sonrisa llena de alegría.

Nosotros somos los frutos de ese inmenso árbol tallado por las manos de Dios, que sembró una pequeña semilla en el lecho de una humilde familia en Reus, cuyas raíces son fuente de consolación y en cuyo tronco crecen todas estas ramas que conforman nuestra Familia. Todo esto fue lo que quisimos trasmitir, pequeños frutos, que poniendo en común nuestros talentos, dejamos nacer algo grande, hecho desde el corazón... Nos dejamos hacer como Instrumentos, para hacer vida su Consolación.

Ricardo Campos - España

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Movido por la misericordia, lo abrazó... (Lc 15, 20) Hablar de la misericordia, es hablar de una realidad dinámica.

La misericordia nos moviliza, nos invita a salir al encuentro del otro, de sus necesidades, del perdón.

Jesús, se detiene delante de un grupo de publicanos y pecadores, y también en presencia de aquellos que murmuraban en su contra y les cuenta una hermosa parábola. Una imagen escandalosa para aquel momento. Un Padre, dos hijos, una misma herencia. Una historia de búsquedas de amor y libertad entretejida por luces y sombras, distancias y cercanía, presencia y ausencia, conciencia e inconsciencia. Una historia llena de contradicciones, porque aquel hijo que permanece en casa paradójicamente es quien más vive alejado del Padre. Y aquel que se aleja es capaz de vivir una necesidad profunda de cercanía al Padre, porque es en la distancia donde toma conciencia de su profunda identidad de hijo.

La misericordia es el hilo que teje la historia y teje las relaciones entre los hermanos con el Padre y entre ellos mismos.

La misericordia del Padre es capaz de distinguir a lo lejos al hijo que regresa y sale a su encuentro, lo abraza y lo besa. Le devuelve su dignidad de hijo al revestirlo.

La misericordia del Padre es capaz de reconocer los sentimientos del Hijo mayor, haciéndole ver que TODO lo que tiene el Padre también le pertenece al hijo. Que los une un profundo vínculo de amor que va más allá del cumplimiento.

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Así, con el corazón del Padre, podemos contemplar a María Rosa.

La madre supo encarnar la misericordia de Dios y abrazar a todos aquellos que buscaban alivio a sus penas, consuelo a sus dolores. La madre entretejió su historia con el hilo de la misericordia. Y de este tejido todas somos partícipes.

Recordamos las palabras del Papa Juan Pablo II en la homilía de su canonización: “María Rosa contempla las tristezas y angustias de su pueblo, y hace propias sus esperanzas, anunciando con el testimonio de su vida que Dios es Padre, el Padre de la misericordia y el Dios de toda consolación (2Co 1,3). En efecto, el mundo de los hombres puede hacerse cada vez más humano, únicamente si introducimos en el ámbito pluriforme de las relaciones humanas y sociales, junto con la justicia, el amor misericordioso que constituye el mensaje mesiánico del evangelio”

Acojamos la invitación que la vida de la madre nos hace. Tejamos nuestro mundo de relaciones humanas con el hilo de la misericordia. Salgamos al encuentro del hombre que sufre, aquel que busca aliento, ánimo, perdón, consuelo.

Levantemos la mirada al horizonte, allí donde seguramente se encuentran muchos “hijos pródigos” queriendo regresar a la casa del padre y no encuentran el camino.

Levantemos la mirada y abracemos al hermano que tenemos muy cerca pero que quizás se siente el más lejano.

Que la misericordia sea el distintivo que nos distinga en medio de un mundo cargado de indiferencia.

Que la madre nos enseñe a poner por obra aquello que experimentamos en el corazón como regalo de Dios: su misericordia infinita.

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Impremta Querol, SL

DEJANDO HUELLA….

Dicen que “una imagen vale más que mil palabras”, por ello no podíamos dejar pasar la celebración del bicentenario sin hacer presente la imagen de Mª Rosa. A ella la hemos tenido muy presente en muchos momentos, a través de diversas actividades, pero queríamos hacer su imagen más palpable y visible en nuestro colegio. Así los alumnos de 4º de ESO con ilusión y esfuerzo han plasmado su imagen en el centro del patio. Con este gesto hemos querido expresarle a la madre que la queremos, que la tenemos presente en nuestra vida y que ella nos ayuda a ser consuelo.

Pero esto no ha quedado aquí, sino que los alumnos y profesores del colegio hemos querido acompañar su imagen, que exclama consolación, dejando nuestras propias huellas, dejando la marca de nuestras manos cerca de ella. Huellas de diversos tamaños y colores, que simbolizan la vida que cada día se recrea en nuestro colegio, huellas que hacen eco de nuestro deseo de ser consuelo para quienes nos rodean, huellas que se traducen en gestos concretos de consolación, de alegría, de amor, de escucha, de compasión… huellas que nos recuerdan que aunque a veces la vida sea dura, nuestra misión continúa, y queremos seguir dejando huellas de consolación en nuestra realidad concreta. ¡Mira madre tu obra desde el cielo, contigo queremos ser profetas de la consolación!

Colegio de Madrid

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HH. Ntra. Sra. de la Consolación Santa María Rosa Molas, 2 • 43590 Jesús-Tortosa (Tarragona)