Edificando familias Numero 39
Revista del movimiento de Encuentros conyugales de El salvador Del 31 de octubre al 13 de noviembre de 2013
Familia, vive la alegrĂa de la fe
1 DE NOVIEMBRE DIA DE TODOS LOS SANTOS
Contenido >> Editorial >>1 Familia, Vive la Alegría de la Fe >>2 Día de Todos los Santos >>3 Los Católicos y Halloween >>4 La Voz del Papa >>6 ¿Cómo está tu Familia en Comunicación? >>7 Salud Espiritual >>8 Matrimonio y Sexualidad >>9 Educación de los Hijos >>11 Consejo Para la Familia >>12 Defiende tu Fe >>13 Actualidad Familiar >>15 Economía Familiar >>17 Servicios, Catecismo y Luz de la Iglesia >>18 Próximas Actividades >>19 Requisitos de Elección Para Secretarios Generales
Editorial El próximo 2 de noviembre estaremos conmemorando la comunión de los santos. Por tal razón reproducimos la catequesis dictada por el Papa Francisco: Hoy quisiera hablar de una realidad muy bella de nuestra fe, es decir de la “comunión de los santos”. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que con esta expresión se entienden dos realidades: la comunión en las cosas santas y la comunión entre las personas santas (n.948). Me detengo en el segundo significado: se trata de una verdad de las más consoladoras de nuestra fe, ya que nos recuerda que no estamos solos sino que existe una comunión de vida entre todos los que pertenecen a Cristo. Una comunión que nace de la fe; de hecho, el término “santos” se refiere a los que creen en el Señor Jesús y se han incorporado a Él en la Iglesia mediante el Bautismo. Por Hcht 9,13.32.41; Rm 8,27; 1 Cor 6,1). 1. El Evangelio de Juan testifica que, antes de su Pasión, Jesús rezó al Padre por la comunión entre los discípulos, con estas palabras: “Para que todos sean una sola cosa; como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, estén también ellos en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (17,21). La Iglesia, en su verdad más profunda, está en comunión con Dios, comunión de amor con Cristo y con el Padre en el Espíritu Santo, que se prolonga en una comunión fraterna. Esta relación entre Jesús y el Padre es la “matriz” del vínculo entre nosotros los cristianos: si estamos íntimamente insertos en esta matriz, en este horno de amor ardiente que es la Trinidad, entonces podemos convertirnos verdaderamente en un solo corazón y una sola alma entre nosotros, porque el amor de Dios destruye nuestros egoísmos, nuestros prejuicios, nuestras divisiones internas y externas. 2. Si existe este enraizarnos en la fuente del Amor, que es Dios, entonces se verifica también el movimiento recíproco: de los hermanos a Dios; la experiencia de la comunión fraterna me conduce a la comunión con Dios. Este es el segundo aspecto de la comunión de los santos que quisiera destacar: nuestra fe necesita del apoyo de los demás, especialmente en los momentos difíciles. ¡Qué bello es sostenernos los unos a los otros en la aventura maravillosa de la fe! Digo esto, porque la tendencia de encerrarnos en lo privado ha influido también el ámbito religioso, así que muchas veces nos cuesta pedir ayuda espiritual de los que comparten con nosotros la experiencia cristiana. ¿Quién de nosotros no ha experimentado inseguridades, se ha perdido o ha tenido dudas en el camino de la fe? Todo esto no debe sorprendernos, porque somos seres humanos, marcados por la fragilidad y los límites. Sin embargo, en estos momentos difíciles es necesario confiar en la ayuda de Dios, mediante la oración filial y, al mismo tiempo, es importante encontrar el coraje y la humildad de abrirse a los demás. En la comunión de los santos somos una gran familia donde todos los componentes se ayudan y se apoyan entre ellos. Preguntémonos: ¿sabemos compartir con los demás, especialmente con los que forman parte de nuestra parroquia, asociación, movimiento o grupos, las experiencias de nuestro itinerario de fe, buscando la ayuda fraterna de la oración y del consuelo espiritual? Y por otro lado ¿estamos disponibles para escuchar y ayudar a los que se dirigen a nosotros?
Editorial 3. Y vamos con otro aspecto: la comunión de los santos va más allá de la vida terrena, va más allá de la muerte y dura para siempre. La comunión espiritual que nace del Bautismo no se destruye con la muerte, sino que, gracias a la Resurrección de Cristo, está destinada a encontrar la plenitud en la vida eterna. Hay un vínculo profundo e indisoluble entre los que todavía son peregrinos en este mundo y los que han cruzado el umbral de la muerte para entrar en la eternidad. Todos los bautizados aquí en la tierra, las almas que son purificadas en el Purgatorio y los beatos que ya están en el Paraíso forman una única gran familia. Esta comunión entre la tierra y el cielo se da especialmente en la oración de la intercesión que es la más alta forma de solidaridad y que es la base de la celebración litúrgica de Todos los Santos y de la Conmemoración de los fieles difuntos que viviremos en los próximos días. La memoria de los difuntos es muy sentida, pero deberíamos preguntarnos: ¿la vivimos de forma cristiana o pagana? ¿Se basa sobre la fe en un Cristo muerto y resucitado? ¿O en una mezcla de creencia y de miedo que poco tiene que ver con el Evangelio? ¿Confiamos a nuestros familiares, amigos y conocidos difuntos en la oración? ¿Los sentimos cercanos en la gran compañía espiritual de la Iglesia especialmente mediante la Eucaristía? Queridos amigos, ¡redescubramos la belleza de la fe en la comunión de los santos! Una realidad que nos afecta mientras somos peregrinos en el tiempo, en la cual, con la gracia de Dios, viviremos para siempre.
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Familia, Vive la Alegría de la Fe Unas 150.000 personas miembros de familias católicas llegadas de 75 países se reunieron en la Plaza de San Pedro y aledaños para la peregrinación a la Tumba de San Pedro en el Año de la Fe bajo el lema "¡Familia, vive la alegría de la fe!" y encontrarse con el papa Francisco. Según la organización del acto, convocado por el Consejo Pontificio de las Familias, entre los miles de personas hay numerosos niños y ancianos "para destacar la sucesión generacional que tiene lugar en la familia". En la fiesta, en la que la muchedumbre se protegió del sol con paraguas, están convocadas reflexiones, música, narración de cuentos a los niños y testimonios hasta la llegada del papa Francisco, así como una profesión de fe. Se ha celebrado el concurso llamado "Talentos de Familia" en el que se presentó un total de 19 canciones, de las que tres han sido seleccionadas y se escucharon durante la fiesta de las familias, la primera de ellas interpretada por un joven de Turín, la segunda por un peruano y la tercera por un congolés. Otro de los actos organizados por el Consejo Pontificio ha sido el concurso "Presenta tu familia al papa Francisco", para ello han sido enviados más de 4.000 dibujos elaborados por niños de todo el mundo. Francisco afirmó que la familia es "el lugar en el que se aprende a amar, el centro natural de la vida humana" y en ella "la persona toma consciencia de la propia dignidad y, especialmente si la educación es cristiana, reconoce la dignidad de cada una de las personas, particularmente de los enfermos, débiles y marginados". En cuanto al matrimonio, el papa subrayó que "a través de un acto de amor libre y fiel, los esposos cristianos ofrecen el testimonio de que el matrimonio, en cuanto sacramento, es la base en la que se funda la familia y hace más sólida la unión de los cónyuges y su entrega recíproca". De la vejez y la infancia dijo que "representan los dos polos de la vida y también a los más vulnerables, a menudo olvidados". "Cada vez que un niño es abandonado y un anciano marginado, se cumple no solo un acto de injusticia, sino que se marca también el fracaso de esa sociedad", añadió. Después, el pontífice invitó a todos a acercarse "con atención y afecto a las familias en dificultades, a las que se ven obligadas a dejar su tierra, que están rotas, que no tienen casa o trabajo, o, por diferentes motivos, sufren; a los cónyuges en crisis y a los que se han separado. Queremos estar cerca de todas".
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1 de Noviembre, Día de Todos los Santos Este don de la santidad, regalo del Padre amoroso desde el día en que renacimos por el agua y el Espíritu Santo, obra en nosotros con impulso misterioso para que todas nuestras acciones, como las oscilaciones de la aguja magnética, tiendan al primer origen y a nuestra última meta. Así, cada uno de nosotros está llamado y ha sido elegido para la santidad, que debe ser el cumplimiento normal de toda vida cristiana. Al honrar a los santos, la Iglesia en verdad alaba la bondad de Dios, que les concedió el torrente de su gracia y, al invocarlos, su clamor no se detiene en un intercesor milagroso, sino que llega hasta el mismo Cristo, a quien estos bienaventurados están ligados íntimamente en la unidad de su cuerpo místico. Nosotros también los amamos y veneramos porque la plenitud de la vida de Cristo se manifiesta en ellos. La gloria de Cristo brilla en ellos y mueve nuestros corazones para seguirlos e imitarlos en su lucha por el bien. Santidad es gracia, pero santidad también incluye cooperación humana valiente, máximo esfuerzo y heroísmo sin par, pues la gracia no anula la naturaleza ni las consecuencias del pe-cado original. Por eso, el rostro de todo santo ostenta las huellas de la lucha y del sufrimiento. Ningún ángel les apartó las piedras del camino. Cada uno de ellos soportó, con dificultades, la maldición de Adán, cada uno tenía sus tareas y problemas especiales, ninguno se ganó el premio sin haber cargado con su cruz. No fueron fugitivos del mundo, como los pinta la opinión común. Aun retirados en la soledad del desierto o la paz del convento, las tentaciones los acompañaron; pero ellos lograron vencerlas. Muchos cayeron y volvieron a levantarse y destacaron por su penitencia; otros se distinguieron por la inocencia de su corazón. Su voz nos habla en muchos idiomas. Su ropaje y su vida son tan multifacéticos como la naturaleza inagotable. No hay opinión más tonta que pensar que, plantados y podados por el jardinero celestial, todos son iguales, ¡Qué diferencia entre san Pablo y un san Juan de la Cruz, entre Catalina de Sena y la pequeña Teresa del Niño Jesús! La Iglesia no conoce a todos sus hijos e hijas de virtud heroica y sólo eleva a algunos al honor de los altares. Muchos de aquéllos, sobre cuyas tumbas prendemos en este día las velas del recuerdo devoto, ya fueron aceptados por Dios en su gloria y siguen al Cordero a donde quiera que vaya. Nadie conoce sus nombres; tal vez en la tierra fueron insignificantes y des-preciados; entregados a la voluntad de Dios, sufrieron el martirio de las obligaciones de todos los días. También a esos santos anónimos se honra en la fiesta de este día. Los saludamos desde la miseria y a estrechez de nuestra propia existencia; alabamos al creador y le agradecemos la gracia de su elección; les rogamos que intercedan por nosotros para que sigamos valientemente sus pasos. No busquemos milagros y visiones; meditemos sobre la base original de su virtud y la unidad interna de su vida. San Agustín. el hijo descarriado y más tarde santo, nos lo inter-preta: "Aunque todos se armen con la señal de la cruz; aunque todos digan Amén y canten el Aleluya; aunque todos se bauticen, visiten iglesias y construyan catedrales; los hijos de Dios y los hijos del diablo sólo se diferencian por el amor".
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Los Católicos y Halloween Ante todos estos elementos que componen hoy el Halloween, vale la pena reflexionar y hacerse las siguientes preguntas: ¿Es que, con tal que se diviertan, podemos aceptar que los niños al visitar las casas de los vecinos, exijan dulces a cambio de no hacerles un daño (estropear muros, romper huevos en las puertas, etc.)? Respecto de la conducta de los demás se puede leer el criterio de Nuestro Señor Jesucristo en Lc 6,31. ¿Qué experiencia (moral o religiosa) queda en el niño que para "divertirse" ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la sana moral, a la fe y a los valores del Evangelio.? Veamos qué dice Nuestro Señor Jesucristo del mal y lo malo en Mt. 7,17. Mt. 6,13. La Palabra de Dios nos habla de esto también en 1ª Pe. 3, 8-12. ¿Cómo podemos justificar como padres de una familia cristiana que nuestros hijos, el día de Halloween hagan daño a las propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que, por lo menos, una vez al año se puede hacer el mal al prójimo? ¡Qué nos enseña Nuestro Señor Jesucristo sobre el prójimo? Leamos Mt. 22, 37 -40 Con los disfraces y la identificación que existe con los personajes del cine ... ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías, un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan? La Palabra de Dios afirma la existencia del diablo, del enemigo de Dios en St. 4,7 1ª Pe 5,18 Ef. 6,11 Lc. 4,2 Lc. 25, 41 ¿Qué experiencia religiosa o moral queda después de la fiesta del halloween? ¿No es Halloween otra forma de relativismo religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida cristianas se vean debilitadas?
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Los Católicos y Halloween Si aceptamos todas estas ideas y las tomamos a la ligera en "aras de la diversión de los niños" ¿Qué diremos a los jóvenes (a quienes durante su infancia les permitimos jugar al Halloween) cuando acudan a los brujos, hechiceros, médiums, y los que leen las cartas y todas esas actividades contrarias a lo que nos enseña la Biblia? Es que nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor, la justicia, portadores de la luz para el mundo ¿podemos identificarnos con una actividad en donde todos sus elementos hablan de temor, injusticia, miedo y oscuridad? Sobre el tema de la paz podemos leer Fil. 4,9 Gál. 5,22. Ver qué dice Jesús sobre esto en Mt. 5,14 Jn. 8,12 Si somos sinceros con nosotros mismos y buscamos ser fieles a los valores de la Iglesia Católica, llegaremos a la conclusión de que el Halloween no tiene nada que ver con nuestro recuerdo cristiano de los Fieles Difuntos, y que todas sus connotaciones son nocivas y contrarias a los principios elementales de nuestra fe.
La Voz del Papa Lo que han de ser las familias cristianas, según el Papa Francisco Las familias cristianas se reconocen por la fidelidad, por el testimonio y la apertura a la vida, afirmó el Papa Francisco en la audiencia al Pontificio Consejo para la Familia, en ocasión de la Asamblea Plenaria del dicasterio. El Pontífice puso el acento sobre la dimensión comunitaria de la familia, que va valorizada en un tiempo, como el nuestro, donde prevalecen los derechos individuales. Una “comunidad” donde “se aprende a amar”, hecha de rostros y de personas “que dialogan, se sacrifican por los otros y defienden la vida”, en especial “aquella más frágil”. De este modo, el Papa Francisco diseñó la unicidad de la familia que podría definirse “sin exagerar” -dijo- el “motor del mundo y de la historia”. La familia, ha continuado, es el lugar donde “la persona toma conciencia de la propia dignidad” y, “si la educación es cristiana”, reconoce “la dignidad de cada persona, en modo particular de aquella enferma, débil, marginada”.
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La Voz del Papa “Todo esto es la comunidad-familia, que pide ser reconocida como tal, sobre todo hoy, cuando prevalece la tutela de los derechos individuales. Tenemos que defender el derecho de esta comunidad: ¡La familia! Por eso han hecho bien en poner particular atención a la Carta de los Derechos de la Familia, presentada justamente hace 30 años, el 22 de octubre de 1983”. La familia, ha proseguido el Papa, se funda sobre el matrimonio. Y ha subrayado que “los esposos cristianos testimonian que el matrimonio, en cuanto sacramento, es la base sobre la cual se funda la familia”: “El matrimonio es como si fuera un primer sacramento del ser humano, donde la persona se descubre a sí misma, se auto-comprende, en relación con los otros y en relación con el amor que es capaz de dar y recibir. El amor esponsal y familiar revela también claramente la vocación de la persona a amar en modo único y para siempre, y que las pruebas, sacrificios y las crisis de la pareja como de la misma familia, representan pasos para crecer en el bien, en la caridad y en la belleza.” En el matrimonio, observó el Obispo de Roma, los esposos se donan completamente sin cálculos ni reservas, compartiéndolo todo, dones y renuncias”, siempre confiando en la Providencia de Dios. Es ésta, ha dicho, la experiencia que “los jóvenes pueden aprender de los padres y de los abuelos”. Se trata, añadió, de “una experiencia de fe en Dios y de confianza recíproca” pero también de santidad, porque “la santidad supone el donarse con fidelidad y sacrificio cada día de la vida”. Luego, el Papa, puso el acento sobre dos fases de la vida familiar: “la infancia y la vejez”. “Una sociedad que abandona los niños y que margina los ancianos, -afirmó- corta sus raíces y oscurece su futuro”. “Ustedes hagan evalúen nuestra cultura de hoy, con esto: cada vez que se abandona a un niño, y se margina a un anciano, se cumple no sólo un acto de injusticia, sino que también se sanciona el fracaso de la sociedad. El cuidado de los pequeños y de los ancianos es una opción de civilización”. La Iglesia que cuida a los niños y a los ancianos “se transforma en madre de las generaciones de creyentes” y al mismo tiempo “sirve a la sociedad humana”, ayudándola a “redescubrir la paternidad y la maternidad de Dios”. La “buena noticia” de la familia, señaló el Santo Padre, “es una parte muy importante de la evangelización, que los cristianos pueden comunicar a todos”. Comunicarlo, sobre todo “a través del testimonio de la vida” especialmente “en las sociedades secularizadas”. “Las familias verdaderamente cristianas -observó finalmente- se reconocen por la fidelidad, la paciencia, la apertura a la vida, y el respeto a los ancianos”.
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¿Cómo está tu familia en Comunicación? La base para conocerse, entenderse y ayudarse dentro de una familia es la comunicación entre todos los miembros que la componen. Es necesario dedicarse tiempo, escucharse y transmitirse mutuamente cómo nos sentimos, qué hemos hecho, qué nos gustaría hacer… Pero esta comunicación no debe ser unidireccional, es decir, los padres preguntan y los hijos responden, sino que también los padres deben transmitir cómo se sienten. A los hijos les gusta saber de sus padres y tienen que conocerles. Además, los padres enseñan a los hijos a comunicarse al transmitir sus experiencias y sentimientos, puesto que la comunicación familiar también se trabaja y se educa. La comunicación es una ciencia y un arte. Una ciencia porque se puede aprender a comunicarnos mejor, y un arte porque todos, en casa, somos diferentes y cada uno necesitará que se le hable de forma personal. Es importante conocernos bien y conocer bien a nuestros hijos. Las diferencias enriquecen, no son obstáculos para entenderse bien. El cariño es el principal factor que facilita la comunicación, y el gran obstáculo suele ser la falta de tiempo. ¿Quiénes son los ladrones de nuestro tiempo? ¿El trabajo? ¿Las aficiones? ¿Será que no sabemos organizar nuestras agendas? ¿Cuáles son de verdad nuestras prioridades? Otro obstáculo podría ser el ruido: televisión, radio, música a tope, gritos… Es necesario buscar tiempos de tranquilidad. Tener “tiempos familiares” planificados, porque corremos el riesgo de no encontrarlos de forma habitual. Para que se dé una buena comunicación es necesario: Respeto mutuo, Acogida hacia el otro, Amistad, Sinceridad, Naturalidad, Sencillez, Generosidad. Existen ciertos aspectos que pueden facilitar la comunicación familiar: Superar el egoísmo. Estar atento a las necesidades ajenas. Elogiar las cosas bien hechas. Pedir las explicaciones siempre con cariño. Tener a mano una solución positiva ante los problemas. Conviene evitar: Estar siempre ocupados. Caras largas. Rencores. Televisión sin límites, incluso durante las comidas. Uso incorrecto de ordenadores, móviles, videojuegos... Comparar a los hijos. Dar indicaciones a nuestros hijos mientras están distraídos en otra cosa. Pero lo más importante para que la Comunicación en la Familia sea vínculo de unidad, es mantener la presencia de Dios en nuestro Hogar, poniendo a Jesús como modelo de humildad y amor para que en nuestras familia reine siempre la paz.
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Salud Espiritual EL ABUSO VERBAL DAÑA EMOCIONALMENTE A TUS HIJOS Los gritos, los insultos y las malas palabras son armas que algunos padres de familia usan cuando se trata de disciplinar a sus hijos adolescentes. Creen que con usando las palabras de esa manera van a lograr controlar el comportamiento de sus hijos, pero lo que logran es hacerles más daño. Un estudio reciente encontró que el abuso verbal de los padres hacia hijos fomenta la desobediencia y aumenta los conflictos en la casa. Educar y convivir con un adolescente puede resultar un reto para muchos padres de familia. En el afán por impartirles disciplina y evitar su desobediencia, muchos han optado por el abuso verbal: gritos, insultos, adjetivos hirientes y malas palabras abundan en muchos hogares. Pero piensa antes de hacerlo. Es muy cierto aquello de que “las palabras matan”. Haz memoria: ¿cuántas veces le has dicho a tu hijo(a) tonto(a) o vago(a)? Si crees que usar estos adjetivos es inofensivo y has agudizado tus castigos con formas más severas de abuso verbal como maldecirlos e insultarlos, estás cometiendo un grave error. Le estás causando a tus hijos(as) un daño emocional grave que sólo se traducirá en más rebeldía, enojo, irritabilidad y terquedad entre los jóvenes. Un estudio publicado recientemente en la revista Child Development y realizado por especialistas en psicología de la Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Michigan encontró que la disciplina verbal severa (gritos, malas palabras, insultos) es muy perjudicial para el bienestar emocional de los adolescentes. Además de ser dañina, este tipo de disciplina, no resulta efectiva. Aunque muchos padres creen que no importan que tan fuerte griten, sus hijos no los escuchan, están equivocados. Este estudio encontró que los jóvenes sufren un dolor emocional profundo debido a los ataques verbales. Esto aumenta su enojo y produce un incremento de mentiras, engaños y peleas, que son los comportamientos que los padres precisamente buscan evitar.
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Salud Espiritual Perder el control cuando se trata de disciplinar a un adolescente, siempre es nocivo. Es normal que en ocasiones los padres alcen la voz. Pero una cosa es elevar la voz y otra muy diferente, abusar verbalmente con insultos y vulgaridades. No se les puede pedir a los hijos que respeten a los padres si los padres no los respetan a ellos. Entender de dónde viene el comportamiento de los jóvenes es fundamental. Por eso, te recomiendo que hables frecuentemente con tus hijos(as) y te mantengas al tanto de lo que hacen diariamente, te involucres en su vida y les des el apoyo emocional que necesitan.
De esa manera, estarás abriendo la puerta a que ellos confíen en ti, te respeten y te quieran por el ejemplo que les das, en lugar de crear una relación de miedo y conflicto en la que las palabras hieren y matan. Si crees que la situación en cuanto a disciplinar a tus hijos adolescentes está fuera de control, considera consultar con un psicólogo o con otro especialista en el tema. Un profesional calificado puede ayudarte a que lo manejes para que haya más armonía y menos conflictos en el hogar. Y sobre todo, para evitar que por querer imponer disciplina, termines por dañar emocionalmente a tus hijos. Recuerda que todas las personas, no importa la edad, responden mejor al amor. La violencia, en ninguna de sus formas, es la respuesta.
Matrimonio y Sexualidad LAS REGLAS DE LA RELACIÓN SEXUAL 1. La entrega u obligación básica El deseo de los esposos no puede ser sólo pensar en sí mismo, buscar el propio placer, desear al otro sólo para el goce personal. Si el encuentro es realmente por amor, con madurez, con entrega total, será para buscar el bien del otro. Ambos, marido y mujer, se ofrecerán, se entregarán generosamente para la felicidad del otro.
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Matrimonio y Sexualidad Podemos ver con claridad las dos posturas. La primera intenta aprisionar al cónyuge, convertirlo en cosa propia, servirse de él. Es la negación del amor y la culminación de la egolatría. La segunda, por el contrario, se centra en el otro, quiere darse al amado, ofrecerse a él, ir a su encuentro con el propósito de que en la unión, pueda encontrar la alegría y, en la paz de su carne, logre la paz en su corazón. Salir al encuentro del otro. Buscarlo para entregarse a él. Buscar su bien, su felicidad. 2. El dominio de sí Recordemos que la tendencia sexual del hombre ha de ser gobernada por su inteligencia y por su voluntad. Debe estar sometida al servicio del hombre y no esté al servicio de la primera. El hombre dueño de sí mismo, amo y señor de todo su ser. Por tanto, la sexualidad y el placer inherente a la misma no han de ofuscar a la inteligencia y no han de descarriarse lejos de la voluntad. Recordemos que amar es, ante todo, un acto de la voluntad. El encuentro sexual es una entrega generosa al otro. La pareja no se perderá en el egoísmo, únicamente cuando ambos sean dueños de sí mismos. La disciplina interior de cada uno se impone aquí, so pena del fracaso más lamentable. De esta forma, la regla se podrá establecer así: Para tratar al cónyuge con justicia y con amor, se debe adquirir un sólido dominio de sí mismo, puesto que sólo este dominio hace posible la unión generosa y de entrega mutua.
Educación de los Hijos en la Infancia En la infancia se ha de responder a tres preguntas que el pequeño, a medida que crece, se va planteando: ¿de dónde vienen los niños?, ¿cómo nacen?, ¿cómo llegan al vientre de la madre? He aquí una posible fórmula: Entre los 4 y los 6 ó 7 años, la madre, aprovechando una pregunta del niño, el embarazo de una señora, el nacimiento de un hermanito, etc., le coge cariñosamente y le dice más o menos:
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Educación de los Hijos en la Infancia “Tú sabes que todos los niños tienen una mamá. Sin mamá no puede nacer ninguno. Dios ha puesto como un nidito en el lugar más hermoso del mundo, dentro de la misma madre, para que el niñito esté seguro y protegido. Tú también has estado aquí dentro. Primero eras tan pequeño que apenas se te notaba, pero luego te fuiste haciendo mayor y papá y yo nos alegramos mucho porque podíamos sentir las palpitaciones de tu corazón y notar los movimientos de tus piernas y brazos. Y así fueron pasando los nueve primeros meses de tu vida desde que tú eras tan diminuto como la cabeza de un alfiler hasta que te hiciste un bebé que ya podía nacer. Ahora comprendes por qué cuando una señora va a tener un hijo tiene el vientre abultado: es que allí dentro está creciendo un niñito hasta ser suficientemente grande para poder nacer”. Se ha apaciguado el primer afán de conocimiento del niño. Pero acaso ya en aquella primera conversación -o bien algunos días más tarde- el pequeño ha vuelto a pensar sobre todo esto, se pregunta por dónde y cómo pueden salir los bebés del vientre de la madre. En otras palabras: ¿cómo nacen? Y esto es conveniente aclarárselo, porque entre ellos suelen circular las ideas más peregrinas: unos piensan que los niños nacen por el ano, otros por el ombligo, otros que operando a la madre... La conversación, en el mismo ambiente de intimidad, puede continuar así: “Después de estar nueve meses dentro de la madre, los niños son ya suficientemente fuertes como para nacer. ¿Y sabes cómo nacen, por dónde salen del vientre de la mamá? Es muy sencillo, fíjate: tú sabes que los niños tienen una colita que les sirve para orinar y las niñas orinan por un agujerito. Pues bien: al lado de ese agujerito tienen las niñas como una rendijita que se puede ir haciendo cada vez más grande. Cuando una niña se hace mayor es ya una señora y va a nacer su hijito, esa rendija se hace más grande, más grande, estirándose como si fuera de goma, y el chiquitín nace por ahí. Casi siempre sale primero la cabeza para que el bebé pueda respirar enseguida dentro respiraba la madre por los dos después salen los hombros, los bracitos y al fin las piernas. Y entonces se vuelve a cerrar poco a poco la rendija. ¿Ves? Así nacen los niños; así naciste tú. Puedes imaginar la alegría que papá y mamá tuvimos ese día. Hablábamos de lo guapo que eras, del nombre que te íbamos a poner... Y dábamos a Dios gracias porque nos había hecho el gran bien de que estuvieras ya con nosotros y fueras nuestro hijo”. Ya sabe el hijo de dónde vienen los niños y cómo nacen. Pero entre los 7 y los 9 ó 10 años el niño se plantea, o se la plantean los padres, una pregunta que hasta entonces estaba como latente y dormida en él. Se quedó tranquilo al saber que los niños están dentro de la madre y que cuando ya pueden vivir solos, nacen.
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Educación de los Hijos en la Infancia Pero más pronto o más tarde surge una nueva cuestión: ¿Y cómo entran en el vientre de la madre? El haber tenido con ellos la anterior iniciación hará ya muy fácil el camino para esta tercera etapa: “Ya sabes que cuando el niño es muy pequeñín tiene un rinconcito resguardado en el vientre de su madre pero alguna vez te habrás preguntado cómo llegó hasta allí”. Hoy te lo voy a explicar. En el padre hay como un poder especial que puede hacer surgir en la madre un nuevo niño. Habrás visto que los chicos y los hombres tienen junto a la colita por donde orinan como una bolsa pequeña. Dentro de esa bolsa hay unas semillas semen. Al unirse estas semillas del padre con un pequeño huevecito óvulo que produce la madre, dan origen a un nuevo niño. Cuando papá y mamá se quieren, duermen juntos y se abrazan, el semen del padre puede penetrar a través de su colita en el vientre de la madre, juntarse con el óvulo y así comenzar a existir un niño. ¿Ves? Ia colita de los hombres -pene es su verdadero nombre- además de servir para orinar, sirve cuando son papás- para acercar el semen al óvulo y que un nuevo niño comience a vivir. El pene entra en el vientre de la madre por aquella misma rendijita, ¿recuerdas? por la que después nace el niño. ¿Ves ahora por qué tienes que querer mucho a papá? ¡Sin él nunca hubieras existido! Así concluye esta primera iniciación, fundamental y decisiva sobre los dos grandes enigmas que preocupan al niño: papel de la madre y papel del padre en la procreación. Obsérvese que todos estos conocimientos, fieles a la verdad aunque adaptados a su mentalidad, el niño los va a poseer antes de los 10 años es decir, bastante antes de la época en que las pasiones se despierten en él. Su adolescencia no se verá, pues, perturbada por el deseo de saber lo que ignora, porque no ignora nada de lo que en su día -y según lo que pedían sus años- le fue dado a conocer.
Consejo para la Familia Antes que dar órdenes o instrucciones, es bien importante que sepas escuchar. Si se trata de un niño pequeño, inclínate o colócate a su altura con su rostro dirigido hacia el tuyo. Es crucial que con cualquier miembro de tu familia se miren a los ojos, asientas de manera verbal o corporal (inclinando la cabeza, por ejemplo) y parafrasees lo que te han dicho para indicarle que has entendido lo que te ha comunicado. Cuando se da una adecuada comunicación entre los miembros de la familia, hay un mejor entendimiento y más se fortalece.
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Defiende tu Fe Dicen nuestros hermanos separados que la creencia en el Purgatorio no tiene fundamento alguno en la Biblia. La Doctrina de la Iglesia con respecto al purgatorio está realmente contenida en la Biblia. Es cierto que la palabra “purgatorio” no se encuentra en la Biblia pero el texto del segundo libro de los Macabeos está claro, y que nos el derecho a afirmar que además de un estado de castigos eternos para los malos y de eterno descanso de explicación temporal destinado a aquellos que han muerto en pecado venial, o sin haber satisfecho enteramente a la justicia divina por los pecados ya perdonados. El segundo libro de los Macabeos es un libro inspirado por Dios y en él leemos: “Judas Macabeo recogió entre sus hombres dos mil monedas de plata, y las envió al templo de Jerusalén para que ofrecieran sacrificios por los muertos, para que fueran liberados de sus pecados, y ésta fue una obra muy sana y muy noble. (2 Mac 12,43). Con estas palabras la Biblia nos da a entender que en la otra vida a algunos si se les libera de sus pecados. ¿Dónde? No en el cielo. “Porque nada manchado entra allí” (Apoca. 21,27). Tampoco en el infierno porque allí ya no hay perdón. Luego tiene que ser en el purgatorio. Allí si serán liberados de sus pecados aquellos de los que habla el segundo libro de los Macabeos. Jesús dijo: “Al que hable contra el Espíritu Santo no le será perdonado ni en esta vida ni en la otra” (Mt 12,32). Esto quiere decir que en la otra vida hay pecados que si se perdonan y otros que no se perdonan. Estos pecados que se perdonan en la otra vida, ¿Dónde se perdonan? ¿en el infierno? No puede ser, porque en el infierno no hay redención. En el cielo tampoco, porque allá no entra nada manchado. Luego tiene que haber algo en la otra vida donde si se perdonan los pecados. Eso es el purgatorio. Este dogma es consolador, pues, nos pone en comunicación con nuestros amados difuntos y nos da segura garantía de demostrarles nuestro amor aún más allá de la tumba, ayudándoles con nuestra oración. Aún en los hermanos protestantes, hay bastantes que sienten la necesidad de rogar por sus difuntos, no obstante la negación del purgatorio, porque ni los consideran bastante malos para merecer el infierno, ni tan buenos parar ir al cielo inmediatamente después de la muerte.
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Actualidad Familiar Después de una larga jornada de trabajo… Si, te creo, estás cansado… Tu, padre de familia, que te despiertas todavía sin sol para rápidamente arreglarte, medio desayunar y salir de volada porque te espera un día lleno de tráfico, pendientes por resolver, nuevas problemáticas que surgen al día, una entrevista, una reunión, miles de llamadas por contestar, otras cuantas por realizar y un escritorio con más de un fólder lleno de papeles. Después de una larga jornada de trabajo… Si, te creo, estás cansada… Tu, madre de familia, que te despiertas y casi ni tiempo de arreglarte porque hay tantas cosas que hacer, arreglar a los niños, cambiar el pañal del más chico, prepararles un almuerzo, llevarlos al colegio, regresar, organizar y hacer la limpieza de la casa, tener lista la ropa, una deliciosa comida y talvez otro trabajo fuera de casa, con sus propios pormenores; para regresar después y revisar tareas, bañar niños, en fin. Sin embargo, para hablar de padres también hay que hablar de los niños, sus hijos y son ellos los que están más cansados ¿¡Maaaaaaaaás?! Si estoy segura que así lo pronunciaste! Parecería increíble, ¿Ellos cansados? ¿Pero de qué? Me dirás ¿De estudiar? Si es su única obligación… ¿De jugar? ¿De ver televisión? ¿De navegar en Internet? ¿De salir a pasear? Si, talvez, pero sobretodo de jugar solos, de ver televisión solos, de navegar en Internet solos, de salir a la calle solos, de ser niños sin padre ni madre, porque pareciera que no están cuando debieran estar… Que trabajar es necesario, que es la única manera de mantener a la familia ¡Si! ¡Así es! No es reclamo, ni mucho menos, entiendo que los hijos necesitan muchas, muchísimas cosas, escuela, libros, vacunas, comida, un techo, ropa, juguetes… solo es que los hijos, tus hijos te necesitan a ti papá y a ti mamá nada más. Necesitan tu persona, tu presencia, el ruido que haces en casa, necesitan tus abrazos, tus besos, tu voz, tu aroma, necesitan tu mirada, tu compañía, tus palabras, necesitan tus enseñanzas, tus límites, tu aceptación y amor incondicional…
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Actualidad Familiar No prives a tus hijos de ti Ellos te aceptan como eres, aceptan el regalo de tu persona y no solo eso sino que también te aman infinitamente desde siempre, para siempre. Si estás cansado… exhausto, no te derrumbes en el sofá, no te acuestes a dormir, no leas el periódico, no veas televisión, no te sumerjas en la computadora… Cuando llegues a casa exhausto mira a tu alrededor, haces falta… mira a tus hijos… te extrañaron todo el día y te garantizo que si no están dormidos querrán estar contigo, si ya están soñando seguro sueñan contigo. Haz que sus sueños se hagan realidad Míralos fijamente a los ojos, no les digas “Ahora no” “Después” “Al rato” “Otro día”, menos les digas “Cállate” “No molestes” “Déjame en paz” “Ve tu solo” Piensas que exigen demasiado… Que comprendan, que entiendan y si no pues peor para ellos ¡NO! Te repito: TE NECESITAN A TI Míralos a los ojos, toma su manita, abrázalos y tómate el tiempo para hablarles con cariño y contarles lo que hiciste en el día, diles como te sientes, diles que los necesitas, que los extrañaste, que ya te urgía verlos ¿Qué tal? Juega con ellos ¿A qué? Deja que ellos escojan, imaginación no les falta te lo apuesto o cuéntales un cuento, cenen juntos y cuando sea la hora de dormir… recen, pidan, ofrezcan y sonrían… Empieza con 15 o 20 minutos al día o en la noche si es que no hay otra hora, te aseguro que ellos no se enojarán si los despiertas para decirles cuánto los amas. Una historia feliz Los frutos de tu esfuerzo heroico diario: Crear las condiciones para que tus hijos no solo se sepan amados, se sientan queridos, sean alegres, seguros de sí, con un ordenado amor a sí mismos y a los demás, cariñosos, comprensivos; con tu presencia, con la convivencia con tus hijos construyes los cimientos para una vida sana y feliz de todos y cada uno de los que integran tu familia, incluyéndote. ¿Crees poder lograrlo? O estás muy cansado…
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Economía Familiar Equilibrio entre consumo, ahorro e inversión La economía familiar se encuentra sustentada en tres actividades principales: el consumo, el ahorro y la inversión. Para lograr unas finanzas sanas es necesario saber llevar un balance entre estos tres aspectos, de suerte que gastemos lo adecuado y guardemos fondos para planear el futuro. El consumo y la utilidad El consumo es la actividad en la que los individuos y sociedades adquieren productos y servicios para satisfacer sus necesidades y deseos. Consumir no sólo se refiere a las cosas que compramos como ropa, alimentos, muebles e inmuebles, también existe el consumo denominado -intangible-, en donde se incluyen servicios básicos (electricidad, agua, gas, teléfono) y todo tipo de actividades como: educación, entretenimiento, comunicaciones, etcétera. En términos financieros, se habla de utilidad para describir el nivel de satisfacción que se logra por medio del consumo. Se trata de un valor subjetivo que depende por completo de las costumbres y expectativas de cada consumidor, ya que algunos pueden sentir gran utilidad (satisfacción) al adquirir una cantidad pequeña de ciertos productos, mientras que otros necesitarán comprar más para llegar al mismo resultado. Lo anterior es muy importante para planear nuestras compras y organizar nuestro presupuesto, puesto que nos hace notar que no hay un nivel estandarizado o adecuado- de consumo para sentirnos bien, sino que éste dependerá de nosotros mismos. De este modo será conveniente detenernos a hacer un análisis sobre qué consumimos, con qué frecuencia lo hacemos y qué satisfacción obtenemos: quizá descubramos que algunas cosas no tan costosas nos dan el mismo nivel de bienestar que otras de mayor precio. Recordemos que para tener éxito financiero siempre es buena idea estar conscientes de lo que gastamos, cuándo, cómo y con qué propósito lo hacemos.
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Economía Familiar Ahorrar e invertir Ahora bien, como mencionamos al inicio de este artículo, para tener salud financiera, el presupuesto debe mostrar un balance entre consumo, ahorro e inversión. Esto quiere decir que lo más conveniente es planear el consumo para poder reservar un ahorro que posteriormente se invierta y genere ganancias. El ahorro debiera ser considerado parte de nuestro consumo, de tal forma que destinemos una cantidad constante a ahorrar y que éste no se genere del sobrante del presupuesto. La cantidad dependerá de cada persona, pero es importante ser constantes y considerar el ahorro como un pago más en el cual no podemos atrasarnos. Ahorrar es un excelente hábito financiero puesto que nos permite tener un fondo para emergencias, para invertir y no -vivir al día-. Sin embargo, este último por sí sólo no es suficiente para hacer crecer nuestro dinero; si el objetivo es aumentar el patrimonio entonces es necesaria la inversión que es el paso siguiente al ahorro, es decir, hay que poner a trabajar el dinero guardado con la finalidad de que no se deprecie y a mediano y largo plazo se multiplique. Para invertir hay un sin fin de opciones disponibles: algunos invierten en productos elaborados y respaldados por bancos y/o sociedades de inversión; otros deciden probar suerte y habilidades en el mercado de valores; hay quienes compran divisas o metales; otros más optan por comprar terrenos, locales comerciales o inmuebles; mientras que algunos prefieren iniciar o expandir un negocio propio, comprar una franquicia, etcétera. Estrictamente hablando, no se puede decir que exista una buena o mala inversión; simplemente se trata de lo que le funciona a cada individuo, ya que de manera importante dependerá de la capacidad de ahorro, los recursos disponibles y el nivel de riesgo que esté dispuesto a correr, lo cual dependerá de la etapa de vida en la que se encuentre y las expectativas personales. Como conclusión, es importante destacar que las finanzas se mantienen sanas y tienden a ser cada vez mejores cuando se consume con atención, se ahorra con eficacia y se invierte con cuidado.
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Servicios del 31 de Octubre al 13 de Noviembre Asamblea Nov-05
SEMANA ESPIRITUALIDAD
Nov-12
JESUS NUESTRO AMIGO
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Nov-12
ALEGRES EN LA ESPERANZA
235
Nov-12
LAS HUELLAS DEL SENOR
245
Guardería Nov-05
ENAMORADOS DE JESUS Y MARIA
239
Nov-12
SAGRADA FAMILIA
243
Misa Nov-02
SECRETARIA
Nov-09
JESUS CONFIO EN TI
222
Nov-09
EN MANOS DEL ALFARERO
238
Nov-09
LIBERADOS POR CRISTO
242
Catecismo 3 Quienes con la ayuda de Dios han acogido el llamamiento de Cristo y han respondido libremente a ella, se sienten por su parte urgidos por el amor de Cristo a anunciar por todas partes en el mundo la Buena Nueva. Este tesoro recibido de los apóstoles ha sido guardado fielmente por sus sucesores. Todos los fieles de Cristo son llamados a transmitirlo de generación en generación, anunciando la fe, viviéndola en la comunión fraterna y celebrándola en la liturgia y en la oración (Cf. Hch 2,42).
Luz de la Iglesia Otro ámbito crucial de nuestro tiempo, que requiere una urgente atención y oración, es el de la familia, célula de la sociedad, amenazada cada vez más por fuerzas disgregadoras, tanto de índole ideológica como práctica, que hacen temer por el futuro de esta fundamental e irrenunciable institución y, con ella, por el destino de toda la sociedad. En el marco de una pastoral familiar más amplia, fomentar el Rosario en las familias cristianas es una ayuda eficaz para contrastar los efectos desoladores de esta crisis actual. (CARTA APOSTÓLICA ROSARIUM VIRGINIS MARIAE, Numeral 6, DEL SUMO PONTÍFICE JUAN PABLO II AL EPISCOPADO, AL CLERO Y A LOS FIELES SOBRE EL SANTO ROSARIO)
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