Revista Edificando Familias 42

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Edificando familias xlii Revista del movimiento de Encuentros conyugales de El salvador Del 12 al 25 de diciembre 2013

Prepar茅monos para la Navidad con la oraci贸n, la caridad y la alabanza: con un coraz贸n abierto a dejarse encontrar por el Se帽or que todo renueva

12 de diciembre fiesta de la Virgen de guadalupe



Contenido >> Editorial >>1 La Navidad >>2 ¿Qué nos enseña la Navidad? >>3 El Árbol de la Navidad >>4 Fiesta de la Virgen de Guadalupe >>5 Oración del Papa Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe >>6 La Voz del Papa y Luz de la Iglesia >>7 ¿Cómo está tu Familia en la Fe? >>8 Catecismo y Consejo Familiar >>9 Matrimonio y Sexualidad >>10 Defiende tu Fe >>11 Economía Familiar >>12 Actualidad Familiar >>13 Educación de los Hijos >>14 Servicios >>15 Movimiento en Movimiento >>17 Avisos


Editorial La fiesta de Navidad es la fiesta de la apertura. Dios se hace hombre abriendo las puertas a la redención del género humano. Abre la puerta del perdón para que todos aprendamos a perdonar. Abre las puertas de la misericordia para que todos seamos magnánimos con los que se han equivocado. Abre las puertas de la reconciliación para que todos aprendamos a ser hermanos. Contemplemos el Nacimiento de Jesucristo. La Virgen María, la primera que abrió las puertas de su corazón y su seno para ser la madre del Hijo de Dios. San José, esposo fiel de María, que abrió su vida a lo desconocido para cuidar del niño y de la madre, para educarlo y amarlo hasta el final. Los pastores que abren las puertas de su fe para reconocer en el pobre niño del establo al Señor de la Historia. Los reyes que abren las puertas de las culturas y las naciones a la estrella de Belén. Esto fue la primera Navidad. Navidad es tiempo de apertura. Navidad es la puerta por donde entró la Bondad, la Verdad y el Amor de Dios para derramarse en todo corazón y cultura que se abra a la redención. Navidad es momento de abrir las puertas de nuestras conciencias a lo que todavía no puede asumir en la verdad. Es abrir las puertas de nuestros corazones para sanar todo lo que está herido, lo que está seco de sentimientos, lo que pudiera haber de cerrazón. Navidad es abrir las puertas de nuestra voluntad para ofrecer ahora la bondad, la verdad y el amor necesarios para que lo que está cerrado se abra y lo que está dormido despierte, para que lo inmovilizado se mueva y lo que retrocede, avance. Eso debe ser Navidad.


La Navidad La Iglesia en su misión de ir por el mundo llevando la Buena Nueva ha querido dedicar un tiempo a profundizar, contemplar y asimilar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios; a este tiempo lo conocemos como Navidad. Cerca de la antigua fiesta judía de las luces y buscando dar un sentido cristiano a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, la Iglesia aprovechó el momento para celebrar la Navidad. En este tiempo los cristianos por medio del Adviento se preparan para recibir a Cristo, "luz del mundo" (Jn 8, 12) en sus almas, rectificando sus vidas y renovando el compromiso de seguirlo. Durante el Tiempo de Navidad al igual que en el Triduo Pascual de la semana Santa celebramos la redención del hombre gracias a la presencia y entrega de Dios; pero a diferencia del Triduo Pascual en el que recordamos la pasión y muerte del Salvador, en la Navidad recordamos que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros. Así como el sol despeja las tinieblas durante el alba, la presencia de Cristo irrumpe en las tinieblas del pecado, el mundo, el demonio y de la carne para mostrarnos el camino a seguir. Con su luz nos muestra la verdad de nuestra existencia. Cristo mismo es la vida que renueva la naturaleza caída del hombre y de la naturaleza. La Navidad celebra esa presencia renovadora de Cristo que viene a salvar al mundo. La Iglesia en su papel de madre y maestra por medio de una serie de fiestas busca concientizar al hombre de este hecho tan importante para la salvación de sus hijos. Por ello, es necesario que todos los feligreses vivamos con recto sentido la riqueza de la vivencia real y profunda de la Navidad. Por último, es necesario recordar que durante la Navidad celebramos en tres días consecutivos, 26, 27 y 28 de diciembre, tres fiestas que nos hacen presente la entrega total al Señor:  San Esteban, mártir que representa a aquellos que murieron por Cristo voluntariamente.  San Juan Evangelista, que representa aquellos que estuvieron dispuestos a morir por Cristo pero no los mataron. San Juan fue el único Apóstol que se arriesgó a estar con La Virgen al pie de la cruz.  Los Santos Inocentes que representan a aquellos que murieron por Cristo sin saberlo.

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¿Qué nos enseña la Navidad? La Navidad es una de las fiestas más importantes de la Iglesia porque en ella celebramos que el Hijo de Dios se hizo hombre para abrirnos las puertas del Cielo, para enseñarnos el camino para la vida eterna. La Navidad, a pesar de ser una fiesta cristiana, se ha popularizado en todo el mundo. Efectivamente, hasta los no creyentes celebran "las fiestas de diciembre", como se les dicen. Los regalos, los pinos adornados y los Santa Claus abundan en esta época y el gasto familiar se eleva a las nubes. Por desgracia, el verdadero sentido de celebrar el nacimiento de Cristo se ha transformado en un mero intercambio de regalos, tal como lo hacían los paganos griegos y romanos para las fiestas de la Saturnalia, es decir, el inicio del invierno. Un poco de historia Emmanuel significa Dios con nosotros. La celebración de la Navidad nos recuerda que Dios no está lejos, sino muy cerca de nosotros. En Navidad, celebramos al Niño Jesús que es Hijo de Dios. En Él, Dios nos mostró su rostro humano, para salvarnos y amarnos desde la tierra. Jesús es el Hijo unigénito de Dios, imagen perfecta del Padre, lleno de gracia y de verdad.

¿Qué nos enseña la Navidad? La celebración de la Navidad es un momento privilegiado para meditar en el texto evangélico de San Lucas 2, 1-20, en donde se narra con detalle el Nacimiento de Cristo. Podemos reflexionar las virtudes que encontramos en los diferentes personajes involucrados y luego, aplicarlas a nuestra vida: María nos enseña a ser humildes, a aceptar la voluntad de Dios, a vivir cerca de Dios por medio de la oración, a obedecer a Dios y a creer en Dios. José nos enseña a escuchar a Dios y hacer lo que Él nos diga en nuestra vida, aunque no lo entendamos y a confiar en Dios. Jesús nos enseña la sencillez. A Dios le gusta que seamos sencillos, que no nos importen tanto las cosas materiales. Jesús, a pesar de ser el Salvador del mundo, nació en la pobreza. Los pastores nos enseñan que la verdadera alegría es la que viene de Dios. Ellos tenían un corazón que supo alegrarse con el gran acontecimiento del nacimiento de Cristo. El 25 de diciembre se celebra la Navidad. Dios se hizo hombre para abrirnos las puertas del Cielo y enseñarnos el camino para la vida eterna. Jesucristo es luz, amor, perdón y alegría para todos los hombres y mujeres de buena voluntad. La Sagrada Familia nos da ejemplo de la aceptación de la Voluntad de Dios, viviendo con sencillez, humildad y alegría el nacimiento de Jesús en el Portal de Belén.

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El Arbol de la Navidad Existen muchas tradiciones y costumbres que se celebran en el tiempo de Adviento y de la Navidad, una de ellas es, el árbol de Navidad. Los antiguos germanos creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el “divino Idrasil” o el “dios Odín”. En cada solsticio de invierno, cuando suponían que se renovaba la vida, le rendían un culto especial. La celebración de ese día consistía en adornar un árbol de encino con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol. En torno a este árbol, bailaban y cantaban adorando a su dios. Cuentan que San Bonifacio, evangelizador de Alemania e Inglaterra, derribó el árbol que representaba al dios Odín, y en el mismo lugar plantó un pino, símbolo del amor perenne de Dios y lo adornó con manzanas y velas, dándole un simbolismo cristiano: las manzanas representaban las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las velas representaban a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como Salvador. Esta costumbre se difundió por toda Europa en la Edad Media y con las conquistas y migraciones, llegó a América. Poco a poco, la tradición fue evolucionando: se cambiaron las manzanas por esferas y las velas por focos que representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al mundo. Las esferas y sus colores, actualmente simbolizan las oraciones que hacemos durante el periodo de Adviento:  Azules simbolizan oraciones de arrepentimiento  Plateadas, de agradecimiento  Doradas, de alabanza  Rojas, de petición Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino que representa la fe que debe guiar nuestras vidas. También se suele adornar con diversas figuras el árbol de Navidad. Éstos representan las buenas acciones y sacrificios, los “regalos” que le daremos a Jesús en la Navidad. Para aprovechar la tradición: Adornar el árbol de Navidad a lo largo de todo el Adviento, explicando a los niños cada simbolismo. Los niños pueden elaborar sus propias esferas (24 a 28, dependiendo de los días que tenga el Adviento) con una oración o un propósito en cada una. Conforme pasen los días, las van colgando en el árbol de Navidad hasta Nochebuena.

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Fiesta de la Virgen de Guadalupe Un sábado 9 de diciembre, el indio Juan Diego, recién convertido a la fe católica, se dirigió al templo para oír Misa. Al pie de un cerro pequeño llamado Tepeyac vio una nube blanca y resplandeciente y oyó que lo llamaban por su nombre. Vio a una hermosa Señora quien le dijo ser "la siempre Virgen María Madre de Dios" y le pidió que fuera donde el Obispo para pedirle que en aquel lugar se le construyera un templo. Juan Diego se dirigió a la casa del obispo Fray Juan de Zumárraga y le contó todo lo que había sucedido. El obispo oyó con admiración el relato del indio y le hizo muchas preguntas, pero al final no le creyó. De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oír a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo. De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo. Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio. Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".

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Oración del Papa Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro. Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores. Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra. Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena felicidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa. Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas. Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios. Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos. Esperanza nuestra, míranos con compasión, enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver e El, mediante la confesión de nuestras culpas y pecados en el Sacramento de la Penitencia, que trae sosiego al alma. Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra. Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos, Amén.

Su Santidad Juan Pablo II México, enero de 1979.

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La Voz del Papa Queridos hermanos y hermanas: Concluyendo ya las catequesis sobre el Credo, hoy quisiera detenerme en la "resurrección de la carne", y hablarles del sentido cristiano de la muerte y de la importancia de prepararnos bien para morir en Cristo. Para quien vive como si Dios no existiese, la muerte es una amenaza constante, porque supone el final de todo en el horizonte cerrado del mundo presente. Por eso, muchos la ocultan, la niegan o la banalizan para vivir sin aprensión la vida de cada día. Sin embargo, hay un deseo de vida dentro de nosotros, más fuerte incluso que el miedo a la muerte, que nos dice que no es posible que todo se quede en nada. La respuesta cierta a esta sed de vida es la esperanza en la resurrección futura. La victoria de Cristo sobre la muerte no sólo nos da la serena certeza de que no moriremos para siempre, sino que también ilumina el misterio de la muerte personal y nos ayuda a afrontarla con esperanza. Para ser capaces de aceptar el momento último de la existencia con confianza, como abandono total en las manos del Padre, necesitamos prepararnos. Y la vigilancia cristiana consiste en la perseverancia en la caridad. Así, pues, la mejor forma de disponernos a una buena muerte es mirar cara a cara las llagas corporales y espirituales de Cristo en los más débiles y necesitados, con los que Él se identificó, para mantener vivo y ardiente el deseo de ver un día cara a cara las llagas transfiguradas del Señor resucitado. PAPA FRANCISCO AUDIENCIA GENERAL Plaza de San Pedro Miércoles 27 de noviembre de 2013

Luz de la Iglesia “¡Velad!”. Este es el llamamiento de Jesús en el Evangelio de hoy. Lo dirige no sólo a sus discípulos, sino a todos: “¡Velad!” (Mt 13,37). Es una llamada saludable a recordar que la vida no tiene sólo la dimensión terrena, sino que es proyectada hacia un “más allá”, como una plantita que germina de la tierra y se abre hacia el cielo. Una plantita pensante, el hombre, dotada de libertad y responsabilidad, por lo que cada uno de nosotros será llamado a rendir cuentas de cómo ha vivido, de cómo ha usado las propias capacidades: si las ha conservado para sí o las ha hecho fructificar también para el bien de los hermanos.

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¿Cómo está tu Familia en la Fe? La familia deja una huella imborrable en el corazón de los hijos. Basta conocer a los padres para comprender, muchas veces, por qué un chico es sano y jovial, o por qué es incapaz de estar cinco minutos tranquilo en una silla delante del profesor de matemáticas. De todos modos, para un cristiano la cosa más importante, la más grande, la que cuenta de veras, es enseñar la fe a los hijos. Si creemos que Cristo es Dios, si creemos que el Evangelio es el Libro de la vida, si creemos que existe un cielo, y si creemos que son felices los pobres, los mansos, los pacíficos, los puros de corazón y los misericordiosos, entonces los padres sentirán la urgencia de enseñar y transmitir la fe a los que más aman, a sus hijos. ¿Y cómo se transmite la fe en familia? Hay que partir de un principio elemental: “nadie da lo que no tiene”. Es decir: si la fe de los padres es débil o está llena de agujeros, poco podrán enseñar a sus hijos. Si papá y mamá llevan a los niños para que se preparen a la primera comunión, y no van los domingos a misa; si les enseñan a rezar el “Jesusito de mi vida”, y luego nunca se les ve a ellos en unos momentos de oración; si les piden que perdonen al hermanito, pero luego, cuando papá y mamá discuten entre sí, nunca se piden perdón... Es claro que el mal ejemplo deja una huella triste y confusa en los hijos. Y no es que los padres no sean creyentes. Pero su fe no llega a lo concreto, no es vivida en profundidad. De este modo, el ejemplo de una fe débil puede neutralizar o debilitar hasta los mejores discursos sobre la doctrina cristiana. Por eso hay que tener siempre presente una ley fundamental de la educación: las palabras vuelan, el ejemplo arrastra. Vale más la oración del padre y de la madre que no el preguntar todas las noches a Francisco: ¿ya has hecho tus oraciones? Francisco no necesitará que le recuerden algo si lo aprendió de rodillas, junto a sus padres (a los dos, pues a veces pensamos que sólo la madre es la catequista de casa). Francisco no necesitará que le digan que hay que leer la Biblia, si la leía varias veces por semana en familia. El paso siguiente es natural. Sabemos que la fe cristiana no se limita a oraciones, a catecismo, a ir a misa, a “cumplir”. Creer en Cristo es todo un modo de pensar y de vivir. O, para ser más precisos, es un modo de amar. Amar a los amigos y a los enemigos, amar a los de lejos y a los de cerca. Lo importante es ese aire cristiano que se difunde desde los padres hacia los hijos cuando la fe, de verdad, es lo más importante en casa. Si los padres se preocupan mucho por el dinero, o por las vacaciones, o por el club para el descanso, o por las películas que van a ver, es claro que los hijos serán, en una mayor o menor escala, reflejo de esos intereses. Si, en cambio, los padres buscan ser fieles a su matrimonio, tienen detalles de cariño y de amor para con Jesucristo y con la Virgen, saben perdonar (y perdonarse) y no dejan pasar ocasión para ayudar a alguien (empezando por el hijo que no sabe cómo resolver un problema de matemáticas), es muy natural que la fe pase, fluya, llegue, al corazón de los hijos.

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¿Cómo está tu Familia en la Fe? Algunos hemos tenido ocasión de encontrar padres desesperados, porque sus hijos son borrachos, o drogadictos, o simplemente perezosos de primera división. Pero también hemos conocido padres que viven con una paz especial, pues creen en Dios y han sabido, con sencillez, sin presiones, con alegría, comunicar esa fe entre los pequeños de casa. Los hijos, cuando crecen, miran con una gratitud infinita a quienes les han dado algo mucho más valioso que el oro o que la diversión: el amor a Dios y la pertenencia a la Iglesia católica que Cristo fundó para salvarnos y para compartir la alegría que sólo Él nos puede dar.

Catecismo 526 "Hacerse niño" con relación a Dios es la condición para entrar en el Reino (Cf. Mt 18,3-4); para eso es necesario abajarse (Cf. Mt 23, 12), hacerse pequeño; más todavía: es necesario "nacer de lo alto" (Jn 3,7), "nacer de Dios" (Jn 1, 13) para "hacerse hijos de Dios" (Jn 1, 12). El Misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo "toma forma" en nosotros (Ga 4, 19).

Consejo para la Familia Hacer una oración en familia, diariamente, frente al pesebre; subrayando que esperamos a Jesús y cómo debemos preparar el corazón para recibirlo. Puede ser algo muy simple pero muy valioso.

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Matrimonio y Sexualidad Para entender lo que está permitido en las relaciones conyugales es necesario primero apreciar que estas relaciones se ubican dentro de un gran y amoroso plan de Dios. El plan de Dios sigue vigente aunque pocos lo obedezcan. Es posible vivirlo porque Dios da la gracia. Al entender y respetar el valor cristiano de la sexualidad, el matrimonio es capaz de expresar un amor auténtico que les llevará a la deseada felicidad. Las relaciones conyugales tienen dos fines: El amor unitivo del matrimonio y la procreación de los hijos (apertura a la vida). El amor requiere del matrimonio fidelidad y permanencia. Las relaciones sexuales constituyen un lenguaje con el que la pareja se dice mutuamente: "yo te amo incondicionalmente, fielmente, para siempre y con todo mi ser. Estoy comprometido/a a formar contigo una familia". En ese contexto, es normal y bueno que dentro de la relación conyugal hayan muestras del amor que los une y les hace felices de estar juntos. Estas muestras de amor son muy diversas e íntimas, son un don de Dios y del cónyuge. Pero lamentablemente nuestra cultura le da más valor al placer sexual que a los compromisos del amor conyugal. Esto provoca que muchos se crean fantasías y obsesiones sexuales y buscan a su conyugue para satisfacerlas. Entonces falta la honestidad y la pureza de intención. Ya no es en verdad una expresión de amor sino que se utiliza al cónyuge grosera y egoístamente. En vez de relacionarse como esposos que se aman, se busca al otro como objeto de placer. Entonces, si no se produce el placer anticipado se aumenta la explotación... se utilizan videos, libros eróticos, artefactos... También hay quienes recurren a fantasías en las que se quiere incluir a otras personas en la intimidad matrimonial. Sea en la forma que sea, aunque de pensamiento, si es consentido, constituye una forma de adulterio que es un grave pecado contra Dios y contra el amor conyugal cristiano. Nadie tiene derecho de imponer semejantes aberraciones a su cónyuge. Son denigrantes e indignas de personas que se aman. Estos comportamientos no se deben jamás aceptar. Si se permite una vez o en alguna forma, se abre el camino para que se arraigue el vicio y después será más difícil detenerlo. Para evitar estas cosas es necesario continuamente cultivar y proteger la visión cristiana del matrimonio y evitar las tentaciones que el ambiente presenta. Se debe de aclarar que no es el placer lo que es malo sino el anteponerlo al amor. Como la carne tiende fuertemente a irse tras el placer, esta tendencia solo se vence cuando se entrena el corazón, renunciando las impurezas y dedicándose al servicio generoso. De lo contrario, los apetitos carnales van tomando fuerza y se imponen. La capacidad de amar se va reduciendo proporcionalmente. Se necesita además redescubrir el amor hacia su esposa. Un amor que se exprese en todo momento, no solo cuando se la desea. El amor se fundamenta en Cristo. Hay que olvidarse de sí mismo para darse y servir. El Señor se encargará de llenarlos a los dos de felicidad en esa entrega.

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Defiende tu Fe ¿Por qué el católico se hace la señal de la cruz en su frente y pecho? La señal de la cruz es un signo, un sacramental, por el cual manifestamos nuestra fe en Cristo que nos redimió por Su Cruz. Como todo signo, vale en cuanto se hace como expresión auténtica del corazón. El Catecismo dice en su #2157: "El cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la cruz, 'en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén'. El bautizado consagra la jornada a la gloria de Dios e invoca la gracia del Señor que le permite actuar en el Espíritu como hijo del Padre. La señal de la cruz nos fortalece en las tentaciones y en las dificultades." Los cristianos, con frecuencia hacemos con la mano la señal de la cruz sobre nuestras personas. O nos la hacen otros, como en el caso del bautismo o de las bendiciones. Al principio parece que era costumbre hacerla sólo sobre la frente. Luego se extendió poco a poco a lo que hoy conocemos a hacer la gran cruz sobre nosotros mismos (desde la frente al pecho y desde el hombro izquierdo al derecho) o bien la triple cruz pequeña, en la frente, en la boca y el pecho, como en el caso de la proclamación del Evangelio. Esta señal de la cruz es una verdadera confesión de nuestra fe: Dios nos ha salvado en la Cruz de Cristo. Es un signo de pertenencia, de posesión: al hacerla sobre nuestra persona es como si dijéramos: "estoy bautizado, pertenezco a Cristo, Él es mi Salvador, la Cruz de Cristo es el origen y la razón de ser de mi existencia cristiana..." La señal de la cruz en nosotros tiene dos significados, uno es cuando estamos recordando que Cristo nos redimió, por medio de su muerte en la cruz. Es decir por la victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y el demonio. En segundo lugar, al pronunciar las palabras: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, estamos profesando nuestra fe en la Santísima Trinidad, el misterio central de nuestra fe. Todo gesto simbólico, todo signo, puede ayudarnos por una parte a entrar en comunión con lo que simboliza y significa, que es lo importante. Es fácil hacer distraídamente la señal de la Cruz en los momentos que estamos acostumbrados. Lo que es difícil es escuchar y asimilar el mensaje que nos transmite este símbolo: -Un mensaje de salvación y esperanza, de muerte y de resurrección. Eso es la cruz para los cristianos. Los cristianos tenemos que reconocer a la Cruz todo su contenido, para que no sea un símbolo vacío. Si entendemos la Cruz, y si nuestro pequeño gesto de la señal de la cruz es consciente, estaremos continuamente reorientando nuestra vida en buena dirección: Un mensaje de salvación y esperanza, de muerte y de resurrección. Eso es la cruz para los cristianos. Y como dijo san Pablo, ya no soy quien vivo, sino es Cristo que vive en mí.

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Economía Familiar ¿Tienes contemplado el cuidado de tus padres? Cuando somos niños nuestros padres nos cuidan en todas las formas posibles. Ahora que eres adulto, ¿has pensado en qué cuidados le darás a tus padres cuando envejezcan? Como en todas las situaciones, lo mejor es planear con anticipación para proyectar a futuro. A continuación encontrarás algunas recomendaciones para que puedas cuidar adecuadamente de tus padres cuando sean adultos mayores. Fondos de inversión Una buena idea es abrir un fondo de inversión especialmente para tus padres. Si ellos aún trabajan o tienen alguna pensión, pueden reunir una cantidad mayor en conjunto. Ustedes decidirán si invierten una cantidad fija que producirá rendimientos o si incrementan el capital mensualmente para que los intereses que reciban sean mayores. El objetivo es que este dinero lo utilizarán hasta el retiro o, en el mejor de los casos, será una cantidad de respaldo para imprevistos si ellos aún tienen ciertos ingresos. Actualmente existen muchos productos financieros para este fin; un ejemplo son los Cetes y los Planes de Ahorro Voluntario, que puedes contratar en la institución bancaria de tu preferencia. Seguro Médico Recuerda que los seguros médicos son para las personas sanas. Esto quiere decir que debes contratar un seguro médico para tus padres cuando se encuentran bien de salud, ya que si contratas el seguro cuando han contraído alguna enfermedad, esta quedará excluida del mismo y no cubrirá su tratamiento. Asimismo, toma en cuenta su edad, ya que muchas aseguradoras cuentan con un límite de años para cubrir a una persona. Si tienes un seguro, estarás más tranquilo en caso de una emergencia, ya que no desequilibrarás tus finanzas ni tendrás que preocuparte por no poder pagarles servicios médicos extras. Vivienda Si tus padres tienen una propiedad, puedes ayudarles contratando un seguro para casa, remodelándola o haciendo las adecuaciones que requiera su condición, como barandales o rampas. Procura que siempre tengan lo necesario para que su casa esté en óptimas condiciones, de manera que sea un espacio cómodo y seguro para ellos. Cuidados especiales Si alguno de tus padres padece alguna enfermedad crónica o delicada en la cual necesite de constante atención, considera la contratación de alguna enfermera o de alguna persona que pueda cuidarlos. Asimismo, platiquen sobre las ventajas y desventajas de entrar a una residencia para adultos mayores, ya que, a veces, los hijos no pueden hacerse cargo de los padres de tiempo completo y así podrás estar tranquilo de que están recibiendo lo que necesitan para prolongar su bienestar. Esparcimiento Esta es una parte importante en la vida de todos los humanos. No olvides procurarles momentos de entretenimiento, ya sea en reuniones familiares, viajes, salidas o incluso en actividades de su gusto personal. Esta inclusión los hará sentir apreciados y queridos. Esperamos que estos consejos te ayuden a planear de qué manera ayudarás a tus padres cuando lleguen a la tercera edad. Recuerda que la planificación puede ser tu aliada al cuidar tus finanzas y las de tus padres.

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Actualidad Familiar En esta época compartir las tradiciones en familia y transmitir la importancia de dar y recibir amor, de ser solidarios, de alimentar el espíritu y de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, se convierten en el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros seres queridos. Es un tiempo para renovar la fe en Dios, amar a los demás, y poner en alto el amor y paz. Para ello es fundamental compartir con los hijos los valores y enseñarles que la felicidad no solo está en los obsequios y en los regalos materiales. Lo primordial es disfrutar con alegría y espiritualidad. Transmita a sus hijos el mensaje de renovación de fe y la alegría que acompaña las tradiciones navideñas. Estas son maneras de cultivar el espíritu y encontrar felicidad en el interior de cada uno. Reflexionar y orar juntos, hablar sobre el significado de la Navidad en las distintas tradiciones religiosas, contar anécdotas sobre la celebración de estas tradiciones en la familia, son una manera de fortalecer el espíritu navideño. Además, es momento para compartir con las personas queridas y para dar, no solo para recibir. La Navidad es tiempo de costumbres que invitan a participar de un mensaje de amor y de entrega. Motive a sus hijos a pensar en los demás sin limitarse a sus amigos cercanos o conocidos. Enséñeles a compartir con aquellos que lo necesiten, a ser solidarios y a estar dispuestos a dar desinteresadamente. No obsesionarse con la lista de regalos. Aquello que pedimos desde nuestro corazón tiene un gran valor. Por ejemplo la salud de un familiar el bienestar de los amigos o vivir en armonía. Adicionalmente no todos los obsequios que se hacen en navidad deben ser comprados. Puede regalar una tarjeta o hacer una invitación a comer. Ante los cambios del mundo moderno, muchas de estas tradiciones se han ido perdiendo. En efecto, muchos niños parecen ajenos a los rituales familiares de antaño. Estas celebraciones en familia crean vínculos emocionales de amor y la alegría. Así que aproveche para rescatar, con sus hijos, tradiciones como cantar villancicos, hacer recetas e intercambiarlas con los vecinos, contar historias de navidad, hacer manualidades o jugar aguinaldos. Ante todo una actitud amorosa, generosa y alegre es lo mejor para trasmitirle a los niños.

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Educación de los Hijos ¿Qué pensar de estos argumentos? Aún sin entrar en consideraciones de carácter religioso, hay razones válidas para todos -y que se deben dar a los hijos- que llevan a rechazar las experiencias sexuales prematrimoniales: 1. Las relaciones sexuales prematrimoniales conducen a decisiones equivocadas. Para que dos experiencias sean comparables, han de realizarse en circunstancias semejantes. Ahora bien: si se consulta a los esposos sobre su vida sexual matrimonial, indicarán que han necesitado varios años, en la mayoría de los casos, para ir conociéndose y acoplándose; incluso que sólo han conocido una perfecta compenetración después de la llegada de los hijos. Hablarán de la influencia de aspectos de tipo psíquico y de la importancia de su paz y del sosiego para que el acto sexual se realice a plena satisfacción de ambos. Compárense esas situaciones con las de los novios que quieren conocerse sexualmente: la tensión emocional derivada de la circunstancia de que aún no están casados, la posibilidad de que ella quede embarazada, el peligro de ser descubiertos, el temor de que puedan defraudarse mutuamente, etc., les conduce a experimentar, en mayor o menor grado, sentimientos de ansiedad y de culpa. Por ello es fácil que la chica se muestre frígida y el muchacho parcialmente impotente. Esto supuesto, si como consecuencia de ese fracaso renuncian a unirse en matrimonio, ¿no están exponiéndose -a causa de esas relaciones- a una decisión equivocada?, ¿quién les dice que pasado cierto tiempo -como en tantos matrimonios ocurre- no iban a tener una vida sexual perfectamente lograda?

Pero supóngase que la experiencia fue positiva. ¿Quiere eso decir que ya pueden ir tranquilos al matrimonio? En modo alguno. No pocos cónyuges comienzan bien su vida íntima y después -a consecuencia de problemas de carácter, desconocimiento de las peculiaridades del otro sexo, dificultades originadas por la vida familiar o profesional, etc.- desembocan en una verdadera inadaptación sexual. Se ve, pues, que ni en caso de ruptura ni en caso de continuar el noviazgo, es conveniente tomar como dato fiable lo que ocurre en la experiencia prematrimonial.

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Educación de los Hijos 2. Las relaciones sexuales prematrimoniales darían el amor. Los jóvenes que ya consiguen en el noviazgo lo que beberían alcanzar en el matrimonio, no tendrán el afán de llegar a una boda que, en este aspecto, nada nuevo les va a dar. Y si llegan a casarse, ¿lo harán con la ilusión de quienes, habiéndose respetado en el noviazgo, esperan la gran revelación, el completo conocimiento y total entrega atados ya por un lazo que sólo la muerte podrá romper? Es claro que no. Por otra parte, el saber que no fueron capaces de esperar hasta el matrimonio, ¿no les llevará a dudar después el uno del otro? Porque también, una vez casados, se presentarán ocasiones en que hayan de dominarse por fidelidad al cónyuge, y el precedente que tienen el uno y el otro no es precisamente positivo. 3. Las relaciones sexuales prematrimoniales perjudican al hijo que puede llegar. Porque esa posibilidad siempre existe. Y acaso los novios no están preparados para poder atenderle. Aparte de que la angustia en que viven los meses anteriores al nacimiento no es el mejor ambiente para recibir al niño, y puede dejar en él una triste huella. Todo esto, en el supuesto de que no se inclinen por la fácil solución del aborto con todo el trauma que supone para una mujer joven el haber destruido a su primer hijo. Las relaciones sexuales prematrimoniales conducen pues, a decisiones equivocadas, dañan el amor y perjudican al hijo qué puede llegar. Sin embargo, difícilmente se les pondrá freno mientras la obsesión por lo sexual y la crisis de la familia continúen siendo el pan nuestro de cada día en esta sociedad que ha olvidado los valores morales fundamentales.

Servicios del 12 al 25 de Diciembre del 2013 Asamblea Dic-17

EN TUS MANOS SEÑOR

229

Dic-17

DISCIPULOS A LOS PIES DE CRISTO

236

Dic-17

LIBERADOS POR CRISTO

242

Misa Dic-14

ALEGRES EN LA ESPERANZA

235

Dic-14

SAGRADA FAMILIA

243

Dic-14

LAS HUELLAS DEL SENOR

245

Dic-21

INFANTO JUVENIL

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El Movimiento en Movimiento El día martes 3 de Diciembre, se realizó con la inspiración del Espíritu Santo, la elección de los Nuevos Secretarios Generales Nacionales de nuestro querido Movimiento de Encuentros Conyugales, para el período 2014 - 2015, siendo los elegidos nuestros hermanos CARLOS ROBERTO Y NATALIA MERCADO. Oramos al Señor para que el Espíritu Santo sea derramado sobre ellos, les guie y les fortalezca como nuevos guías de este rebaño. ¡¡FELICIDADES Y ABUNDANTES BENDICIONES!!

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El Movimiento en Movimiento El Movimiento de Encuentros Conyugales, recibe con los brazos abiertos a los hermanos que realiza -ron su Encuentro (No. 246) los días 7 y 8 de Diciembre y les motiva a seguir perseverando y creciendo en el Amor de Cristo, bajo el amparo de nuestra Santa Madre la Virgen María y su esposo San José. "No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá." Juan 15, 16

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Avisos

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¡Estamos en la Web! Visítanos en la dirección: http://www.encuentrosconyugales.org Y en redes sociales

Encuentros Conyugales

@MEC_SV


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