Revista Edificando Familias 47

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NĂšMERO 47

Edificando familias MiĂŠrcoles de Ceniza

Revista del movimiento de Encuentros conyugales de El salvador Del 20 de Febrero al 05 de marzo del 2014


Contenidos 

Editorial

5 de Marzo, Miércoles de Ceniza

Festividades de la Iglesia

La Voz del Papa

Conociendo al MEC

Actualidad Familiar

Catecismo

Gotitas de Fe

Luz Para la Familia

Dejad que los Niños Vengan a Mí

Próximas Actividades

Movimiento en Movimiento


Editorial Todo cristiano católico, debe reconocer en la cuaresma un tiempo litúrgico de conversión y preparación a la gran fiesta de la Pascua, época de arrepentimiento y cambios que nos permitan vivir más cerca de Cristo. La Cuaresma dura 40 días; y comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. La duración de la Cuaresma se basa en la simbología del número cuarenta en la Biblia, el cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades. Es por ello que se habla de: los cuarenta días del diluvio, cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, y de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. Durante la cuaresma Jesús nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos permitan acercarnos al prójimo, sobre todo a los más desvalidos, los pobres materiales y de espíritu; esto implica un despojarnos del Yo para ser un Tú un Nosotros y mirar a nuestros hermanos con los ojos del corazón, tal como nos lo pide el Papa Francisco en su mensaje pronunciado para la cuaresma 2014:-“Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele.” Con este mensaje estamos pues todos invitados a vivir esta vez la cuaresma como una nueva oportunidad de limpiar nuestro interior, para poder obtener la gracia y la fuerza que Dios da para donarnos al prójimo, en nuestra familia, en nuestro grupo, en nuestra comunidad, en nuestro Movimiento, en nuestro trabajo y en los ámbitos y roles que desempeñamos; no es una tarea fácil, porque exige negarnos a nosotros mismos; hacer ayuno no de alimento sino de aquellos vicios y comodidades que muchas veces nos impiden seguir el camino estrecho pero gratificante y bendecido de Cristo.


5 de Marzo, Miércoles de Ceniza La ceniza no es un rito mágico, no nos quita nuestros pecados, para ello tenemos el Sacramento de la Reconciliación. Es un signo de arrepentimiento, de penitencia, pero sobre todo de conversión. Es el inicio del camino de la Cuaresma, para acompañar a Jesús desde su desierto hasta el día de su triunfo que es el Domingo de Resurrección. Debe ser un tiempo de reflexión de nuestra vida, de entender a donde vamos, de analizar como es nuestro comportamiento con nuestra familia y en general con todos los seres que nos rodean. En estos momentos al reflexionar sobre nuestra vida, debemos convertirla de ahora en adelante en un seguimiento a Jesús, profundizando en su mensaje de amor y acercándonos en esta Cuaresma al Sacramento de la Reconciliación (también llamado confesión), que como su nombre mismo nos dice, representa reconciliarnos con Dios y sin reconciliarnos con Dios y convertirnos internamente, no podremos seguirle adecuadamente. Está Reconciliación con Dios está integrada por el Arrepentimiento, la Confesión de nuestros pecados, la Penitencia y finalmente la Conversión. El arrepentimiento debe ser sincero, reconocer que las faltas que hemos cometido (como decimos en el Yo Pecador: en pensamiento, palabra, obra y omisión), no las debimos realizar y que tenemos el firme propósito de no volverlas a cometer. La confesión de nuestros pecados.- el arrepentimiento de nuestras faltas, por sí mismo no las borra, sino que necesitamos para ello la gracia de Dios, la cual llega a nosotros por la absolución de nuestros pecados expresada por el sacerdote en la confesión. La penitencia que debemos cumplir empieza desde luego por la que nos imponga el sacerdote en el Sacramento de la Reconciliación, pero debemos continuar con la oración, que es la comunicación íntima con Dios, con el ayuno, que además del que manda la Iglesia en determinados días, es la renuncia voluntaria a diferentes satisfactores con la intención de agradar a Dios y con la caridad hacia el prójimo. Y finalmente la Conversión que como hemos dicho es ir hacia delante, es el seguimiento a Jesús. Es un tiempo de pedir perdón a Dios y a nuestro prójimo, pero es también un tiempo de perdonar a todos los que de alguna forma nos han ofendido o nos han hecho algún daño. Pero debemos perdonar antes y sin necesidad de que nadie nos pida perdón, recordemos como decimos en el Padre Nuestro, muchas veces repitiéndolo sin meditar en su significado, que debemos pedir perdón a nuestro Padre, pero antes tenemos que haber perdonado sinceramente a los demás. Y terminemos recorriendo al revés nuestra frase inicial, diciendo que debemos escuchar y leer el Evangelio, meditarlo y Creer en él y con ello Convertir nuestra vida, siguiendo las palabras del Evangelio y evangelizando, es decir transmitiendo su mensaje con nuestras acciones y nuestras palabras. La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo. La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón. Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:  “Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”  “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"  “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” El tiempo de la Cuaresma rememora los cuarenta años que el pueblo de Israel pasó en el desierto mientras se encaminaba hacia la tierra prometida, con todo lo que implicó de fatiga, lucha, hambre, sed y cansancio...pero al fin el pueblo elegido gozó de esa tierra maravillosa, que destilaba miel y frutos suculentos (Éxodo 16 y siguientes).

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5 de Marzo, Miércoles de Ceniza También para nosotros, como fue para los israelitas aquella travesía por el desierto, la Cuaresma es el tiempo fuerte del año que nos prepara para la Pascua o Domingo de Resurrección del Señor, cima del año litúrgico, donde celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y el mal, y por lo mismo, la Pascua es la fiesta de alegría porque Dios nos hizo pasar de las tinieblas a la luz, del ayuno a la comida, de la tristeza al gozo profundo, de la muerte a la vida. La Cuaresma ha sido, es y será un tiempo favorable para convertirnos y volver a Dios Padre lleno de misericordia, si es que nos hubiéramos alejado de Él, como aquel hijo pródigo (Lucas 15, 11-32) que se fue de la casa del padre y le ofendió con una vida indigna y desenfrenada. Esta conversión se logra mediante una buena confesión de nuestros pecados. Dios siempre tiene las puertas de casa abiertas de par en par, y su corazón se le rompe en pedazos mientras no comparta con nosotros su amor hecho perdón generoso. ¡Ojalá fueran muchos los pecadores que valientemente volvieran a Dios en esta Cuaresma para que una vez más experimentaran el calor y el cariño de su Padre Dios! Si tenemos la gracia de seguir felices en la casa paterna como hijos y amigos de Dios, la Cuaresma será entonces un tiempo apropiado para purificarnos de nuestras faltas y pecados pasados y presentes que han herido el amor de ese Dios Padre; esta purificación la lograremos mediante unas prácticas recomendadas por nuestra madre Iglesia; así llegaremos preparados y limpios interiormente para vivir espiritualmente la Semana Santa, con todo la profundidad, veneración y respeto que merece. Estas prácticas son el ayuno, la oración y la limosna. Ayuno no sólo de comida y bebida, que también será agradable a Dios, pues nos servirá para templar nuestro cuerpo, a veces tan caprichoso y tan regalado, y hacerlo fuerte y pueda así acompañar al alma en la lucha contra los enemigos de siempre: el mundo, el demonio y nuestras propias pasiones desordenadas. Ayuno y abstinencia, sobre todo, de nuestros egoísmos, vanidades, orgullos, odios, perezas, murmuraciones, deseos malos, venganzas, impurezas, iras, envidias, rencores, injusticias, insensibilidad ante las miserias del prójimo. Ayuno y abstinencia, incluso, de cosas buenas y legítimas para reparar nuestros pecados y ofrecerle a Dios un pequeño sacrificio y un acto de amor; por ejemplo, ayuno de televisión, de diversiones, de cine, de bailes durante este tiempo de cuaresma. Ayuno y abstinencia, también, de muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos; ayuno aquí significará renunciar a todo lo que alimenta nuestra tendencia a la curiosidad, a la sensualidad, a la disipación de los sentidos, a la superficialidad de vida. Este tipo de ayuno es más meritorio a los ojos de Dios y nos requerirá mucho más esfuerzo, más dominio de nosotros mismos, más amor y voluntad de nuestra parte. Limosna, dijimos. No sólo la limosna material, pecuniaria: unas cuantas monedas que damos a un pobre mendigo en la esquina. La limosna tiene que ir más allá: prestar ayuda a quien necesita, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que nos lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisa, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido. La limosna es esa disponibilidad a compartir todo, la prontitud a darse a sí mismos. Significa la actitud de apertura y la caridad hacia el otro. Recordemos aquí a san Pablo: “Si repartiese toda mi hacienda...no teniendo caridad, nada me aprovecha” (1 Corintios 13, 3). También san Agustín es muy elocuente cuando escribe: “Si extiendes la mano para dar, pero no tienes misericordia en el corazón, no has hecho nada; en cambio, si tienes misericordia en el corazón, aún cuando no tuvieses nada que dar con tu mano, Dios acepta tu limosna”. Y, finalmente, oración. Si la limosna era apertura al otro, la oración es apertura a Dios. Sin oración, tanto el ayuno como la limosna no se sostendrían; caerían por su propio peso. En la oración, Dios va cambiando nuestro corazón, lo hace más limpio, más comprensivo, más generoso...en una palabra, va transformando nuestras actitudes negativas y creando en nosotros un corazón nuevo y lleno de caridad. La oración es generadora de amor. La oración me induce a conversión interior. La oración es vigorosa promotora de la acción, es decir, me lleva a hacer obras buenas por Dios y por el prójimo. En la oración recobramos la fuerza para salir victoriosos de las asechanzas y tentaciones del mundo y del demonio. Cuaresma, pues, tiempo fuerte de oración. Miremos mucho a Cristo en esta Cuaresma. Antes de comenzar su misión salvadora se retira al desierto cuarenta días y cuarenta noches. Allí vivió su propia Cuaresma, orando a su Padre, ayunando...y después, salió por nuestro mundo repartiendo su amor, su compasión, su ternura, su perdón. Que Su ejemplo nos estimule y nos lleve a imitarle en esta cuaresma. Consigna: oración, ayuno y limosna. P. Antonio Rivero, L.C. Página 2


Festividades de la Iglesia 22 de febrero: Cátedra del Apóstol San Pedro Fiesta de la cátedra de San Pedro, apóstol, al que el Señor dijo: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. En el día en que los romanos acostumbraban a recordar a sus difuntos, se celebra la sede de aquel apóstol, cuyo sepulcro de conserva en el campo Vaticano y ha sido llamado a presidir en la caridad a toda la Iglesia. El 22 de febrero se celebra la festividad de la Cátedra de San Pedro, una ocasión solemne que se remonta al cuarto siglo y con la que se rinde homenaje y se celebra el primado y la autoridad de San Pedro.

La palabra "cátedra" significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral, la iglesia donde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinónimo de cátedra es también "sede" (asiento o sitial): la "sede" es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la sede del obispo de Roma, el Papa. Hace no muchos años, antes de rezar el Ángelus en este día, el Papa Juan Pablo II recordó que "la festividad litúrgica de la Cátedra de San Pedro subraya el singular ministerio que el Señor confió al jefe de los apóstoles, de confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. En esto consiste el ´ministerium petrinum´, ese servicio peculiar que el obispo de Roma está llamado a rendir a todo el pueblo cristiano. Misión indispensable, que no se basa en prerrogativas humanas, sino en Cristo mismo como piedra angular de la comunidad eclesial". "Recemos -dijo- para que la Iglesia, en la variedad de culturas, lenguas y tradiciones, sea unánime en creer y profesar las verdades de fe y de moral transmitidas por los apóstoles". La cátedra es en realidad el trono que Carlos el Calvo regaló al papa Juan VIII y en el que fue coronado emperador el día de Navidad del año 875. Carlos el Calvo era nieto de Carlomagno. Durante muchos años la silla fue utilizada por el papa y sus sucesores durante las ceremonias litúrgicas, hasta que fue incorporada al Altar de la Cátedra de Bernini en 1666. Tradiciones, leyendas y creencias afirmaron durante muchos años que la silla era doble y que algunas partes se remontaban a los primeros días de la era cristiana e incluso que la utilizó San Pedro en persona. La silla ha sido objeto de numerosos estudios a lo largo de los siglos y la última vez que fue extraída del nicho que ocupa en el altar de Bernini fue durante un período de seis años, entre 1968 y 1974. Los análisis efectuados en aquella ocasión apuntaban a que se trataba de una sola silla cuyas partes mas antiguas eran del siglo VI. Lo que se había tomado por una segunda silla era en realidad una cubierta que servía tanto para proteger el trono como para llevarlo en procesión. Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado todo el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la misa del Capítulo de San Pedro

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La Voz del Papa Queridos hermanos y hermanas: Con ocasión de la Cuaresma os propongo algunas reflexiones, a fin de que os sirvan para el camino personal y comunitario de conversión. Comienzo recordando las palabras de San Pablo: «Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9). El Apóstol se dirige a los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jerusalén que pasan necesidad. ¿Qué nos dicen, a los cristianos de hoy, estas palabras de San Pablo? ¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico?

¡El amor de Cristo no es esto! Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria. Nos sorprende que el Apóstol diga que fuimos liberados no por medio de la riqueza de Cristo, sino por medio de su pobreza. Y, sin embargo, San Pablo conoce bien la «riqueza insondable de Cristo» (Ef 3, 8), «heredero de todo» (Heb 1, 2). ¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino (cfr. Lc 10, 25ss). Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura, que quiere compartir con nosotros.

La pobreza de Cristo que nos enriquece consiste en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras debilidades y nuestros pecados, comunicándonos la misericordia infinita de Dios. La pobreza de Cristo es la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y solamente su volunLa gracia de Cristo tad y su gloria. Es rico como lo es un niño que se siente amaAnte todo, nos dicen cuál es el estilo de Dios. Dios no se reve- do por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su la mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la amor y su ternura. debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por vosotros...». Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, su relay gloria, se hizo pobre; descendió en medio de nosotros, se ción única con el Padre es la prerrogativa soberana de este acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se "vació", para Mesías pobre. Cuando Jesús nos invita a tomar su "yugo lleser en todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15). vadero", nos invita a enriquecernos con esta "rica pobreza" y ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! La razón de todo "pobre riqueza" suyas, a compartir con Él su espíritu filial y esto es el amor divino, un amor que es gracia, generosidad, fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el deseo de proximidad, y que no duda en darse y sacrificarse Hermano Primogénito (cfr Rom 8, 29). por las criaturas a las que ama. Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no ser santos La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado. (L. Bloy); podríamos decir también que hay una única verdaEl amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los mu- dera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Crisros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. Jesús, en to. efecto, «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 22).

La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino --dice San Pablo-- «...para enriqueceros con su pobreza». No se trata de un juego de palabras ni de una expresión para causar sensación. Al contrario, es una síntesis de la lógica de Dios, la lógica del amor, la lógica de la Encarnación y la Cruz. Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. Página 4


Conociendo al MEC (Secretaría de Encuentros) El trabajo de Viveros, el cultivo más hermoso Encomendado por Dios. La puerta de entrada al Movimiento de Encuentros Conyugales, es la unidad de Viveros, lugar por donde hemos pasado todos los que hoy gozamos del privilegio de ser Encuentristas, esta unidad pertenece a la Secretaría de Encuentros. En verdad la unidad de viveros es el lugar donde con amor, cuidamos la nueva semilla que ha de llegar para engrosar las filas del MEC, la función principal consiste en cuidar esa semilla con todo el amor del mundo, con amor de hermanos, así como en casa cuidamos la semilla nueva, regándola, podándola, abonándola, mientras llega el momento de trasplantar la nueva plantita para otros cuidados en un lugar permanente, en Encuentros Conyugales ese momento viene después de realizado el Encuentro Conyugal. En tal sentido la responsabilidad de viveros es de toda la comunidad, todos estamos obligados Cristianamente a llevar parejas al vivero, a fin de nutrirlo y hacer más grande nuestro movimiento, Dios es tan maravilloso que no se deja ganar en misericordia y sabemos que por difícil que sea, para él, no hay imposibles. Si conoces parejas que estén pasando momentos difíciles, que deseen salvar su matrimonio o parejas que deseen tener una familia más cristiana, no dudes en llevarlos los Martes, les esperamos con mucho amor a las 7:30 PM, no esperes a que tu matrimonio esté en peligro.

Foto del Vivero del Encuentro 247 Atilio y Drucy Munguía Secretaría de Encuentros

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Actualidad Familiar ¿Cómo se enseña en la familia? El hogar se realiza y expresa mediante una economía de signos. Las “cosas de la casa”, tareas y tradiciones, son encarnación y autoconciencia de la familia. Aquí precisamente es donde engarza la “iglesia doméstica” con la Iglesia universal, haciendo posible un puente pedagógico entre una y otra. El símbolo es, además, el lenguaje por antonomasia de los niños, y debemos recuperarlo hoy, que tanto se profesa “culto al dato”. El lenguaje simbólico es el encarnado y concreto, se funda en la espiritualidad del cuerpo —o corporeidad del espíritu— que es la primera vivencia del hombre ya en el seno materno. ¿Y qué es el hogar sino la ampliación de ese seno? Después de nacer de la madre todo hombre necesita nacer de nuevo de esa madre grande que es el hogar. Pues en el hogar no sólo se nace sino que se aprende a nacer, a permanecer toda la vida en constante nacimiento. Sócrates empleaba como método pedagógico la mayéutica, que es el arte de la nodriza, porque todo educar (de e-dúcere, sacar fuera) es un cierto engendrar; es hacer que el interlocutor salga de sí y se haga consciente de lo que, en cierto modo, ya sabe. En la familia este hacer-salir de la educación tiene, como decimos, un sentido más radical, pues está ligado al alumbramiento corporal. La verdadera educación es prolongación natural del proceso de dar a luz, y se inserta en la llamada socialización primaria; está en continuidad con la leche materna, los primeros pasos, los cuidados higiénicos, la ropa, etc. Para una mentalidad naturalista, en cambio, la educación no sería más que un “recubrimiento” cultural añadido a un hecho biológico. Lo que engendran los padres, el bebé, en el fondo no sería más que un animal, que sólo se convierte en persona al asumir las diferentes capas de cultura que le impone la sociedad, de modo semejante a la mantequilla sobre la tostada. Evidentemente en una educación así concebida los padres son sustituibles y accesorios; no habría inconveniente en que el Estado ocupara su lugar. Pero este planteamiento es falso porque parte de una antropología dualista, típicamente moderna, que niega al cuerpo su dignidad personal y su espiritualidad. Hay que defender por consiguiente que el verdadero educar es un alumbrar en el doble sentido de la palabra: no sólo darluz sino dar-a-luz. Esta idea adquiere toda su envergadura en el plano sobrenatural: la vida cristiana es un estar naciendo en Cristo, del Padre, por el Espíritu Santo. Recordemos a este propósito la conversación con Nicodemo: “En verdad, en verdad te digo que si uno no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios” (Jn 3, 3).

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Actualidad Familiar Este nacer de nuevo se traduce en la práctica en la conversión personal, en la apertura íntima a la Gracia. Por eso podemos decir que el horizonte de la educación, su cumplimiento más pleno, es la conversión a Cristo: tiende a Alguien, no a algo. El fin del pensar es el amar: en esto radica la belleza de la educación, lo que hace del aprendizaje una aventura ilusionante. Especialmente tratándose de Cristo, cuya Persona fascina, cautiva y enamora, porque es Alfa y el Omega, hombre clave y la clave del hombre. Para provocar tal conversión, sobre todo los padres en sus hijos, el educador cristiano debe convertirse él en primer lugar; sólo así su enseñanza se torna creíble y atractiva. Vale más un testigo que un maestro (sobre todo a los ojos de un adolescente). Este planteamiento se resume en la frase de Felipe a su amigo Natanael: ven y verás (Jn 1, 46), que es muy distinto que decir: “quédate y te explicaré”. El amigo —y más aún el hijo— dice sin palabras: “no me expliques cómo es sino llévame adonde está”. La diferencia entre transmitir datos y conducir personas está justamente aquí, y constituye la clave de la autoridad moral. Los oyentes de Jesús lo captaban de inmediato, aunque no entendieran a fondo sus argumentos: Quedaban admirados de su doctrina, pues les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas (Mc 1, 22). ¿Qué clase hombre se aprende a ser en la familia? Según acabamos de decir, lección y tarea de la familia es la humanidad en cuanto tal. Ahora bien, ¿de qué humanidad se trata? ¿Qué hombre es este? Para empezar es un hombre que se preocupa por ser quien es, que se reconoce inmaduro, incompleto, deficiente, por labrar, por descubrir, por conquistar, que se ve a sí mismo como proyecto posible e ilusionante. No todos los hombres son así, mejor dicho, no todo dentro del hombre es así. En cada uno de nosotros, en efecto, convive este hombre superador y esperanzado con el otro resabiado y derrotista, endurecido en sus juicios, que se da por sobradamente formado. Se trata de los hombres nuevo y viejo de que habla san Pablo (Ef 4, 22-24), expresando de este modo el conflicto entre gracia y pecado que tiene lugar dramáticamente en el corazón de todo hombre.

Catecismo

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Los efectos espirituales del sacramento de la Penitencia son:

 la reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia;    

la reconciliación con la Iglesia; la remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales; la remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado; la paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual; el acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano.

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Gotitas de Fe “La fe es la certeza de lo que se cree, la convicción de lo que no se ve.” Hebreos 11,1 Para vivir nuestra fe no podemos depender de lo que las personas de otras iglesias, grupos o denominaciones creen; por lo tanto, las afirmaciones de ellos, no deben desestabilizarnos; porque ellos creen lo que en su grupo les enseñan. Nosotros los Cristianos Católicos tenemos nuestras propias verdades de fe en las que creemos, en las cuales debemos de profundizar para dar razón de nuestra esperanza. En los grupos de crecimiento hay personas que por tener mucha influencia protestante dudan y contradicen lo que en el grupo se vive en relación a la fe, y un error mayor es que comparan la vivencia que han tenido en otras iglesias donde han participado. En estos casos, los hermanos que han aceptado ser miembros del Movimiento, se les debe recordar que este es un movimiento de la Iglesia Católica y motivarlos a que no pretendan que los miembros del grupo cambien hacia la manera de pensar de ellos, sino que debemos invitarlos a que profundicen en las verdades de fe Cristianas Católicas no solo leyendo la Biblia, sino también el Catecismo de la Iglesia, los Documentos del Concilio Vaticano II y las Encíclicas de los santos Papas, principalmente de los tres más recientes. Debemos de volver a los tiempos de nuestros padres y abuelos quienes con orgullo ostentaban su fe y participaban dignamente en las actividades de la Iglesia. Cuando decimos dignamente, nos referimos al valor que ellos le daban a los actos litúrgicos donde asistían especialmente vestidos, tanto que se llegó a acuñar un dicho: “la ropa de dominguear”, es decir que para el día domingo que es día del Señor se ponían sus mejores ropas para asistir a la Santa Misa. Algunos conservamos todavía este respeto y honor que tributamos al Señor al asistir correctamente vestidos para tener un encuentro con Él, vivo y presente en la Santa Eucaristía. Pero otros nos hemos ido al extremo de llegar en ropas inadecuadas como “Shorts”, “ginas”, “camisetas”, como si a lo que asistimos es cualquier cosa. Desde allí comienza nuestra pérdida de identidad de Cristianos Católicos. Los Cristianos Católicos sabemos que en la Santa Eucaristía, al comulgar recibimos a Cristo vivo que se hace uno con nosotros y hasta la más pequeña partícula de la ostia consagrada es el cuerpo de Cristo. Por eso, desde niños se nos recomendó que no debemos masticar la santa Ostia, sino disolverla en el cielo de la boca para no correr el riesgo de que partículas de ella nos queden en alguna caries dental; porque allí estaríamos dejando alojado el cuerpo de Cristo y al lavarnos los dientes lo arrojaríamos sacrílegamente por el lavamanos. Esas son unas de las cosas que debemos observar para actuar con mayor delicadeza frente a lo sagrado e ir cada vez fortaleciendo nuestra fe al tener la certeza de las cosas en las que creemos.

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Luz Para la Familia

Empecemos por vivirla nosotros: Es muy importante que para transmitir algo a nuestros hijos seamos congruentes y demos ejemplo, así que comencemos por estar bien informados sobre lo que realmente es la Cuaresma y qué nos pide la Iglesia para vivirla bien.

Hablemos de los sacrificios de la Cuaresma: Muéstrales el verdadero significado de éstos, no es el hecho de no comer carne y hacer ayuno sólo porque sí, como padres, guías y formadores, debemos estar bien informados, así que si tienes dudas, acércate a la Iglesia a preguntar, pero bríndales a tus hijos una información certera y real. Invita a tus hijos a hacer un pequeño sacrificio, dependiendo de su edad podrán sugerir alguna acción que tu veas que realmente les cuesta trabajo, pero involúcrate en el seguimiento, que no se quede sólo en intenciones.

Sin presión, ni exigencias: Dejemos de presionar a nuestros hijos con ideas arcaicas que únicamente los alejan de la Iglesia y a veces hasta de Dios. La manera de enseñarles a nuestros hijos amar a Dios, no es con imposiciones y regaños o amenazas, es con nuestro testimonio diario, por eso una vez más les recuerdo la importancia de ser congruentes con lo que pensamos, decimos y actuamos.

Acércalos para que realmente sientan las ganas de vivir la Cuaresma : Ver en familia la película “La Pasión de Cristo”, es una excelente opción para que los hijos revivan o conozcan esa etapa de la vida de Jesús, haz algunas breves intervenciones para explicarles sobre todo a los más pequeños y provocar un poco de empatía en tus hijos . El objetivo de ver la película es porque así tendrán una idea más cercana del sufrimiento de Jesús y por tanto nos será más fácil como padres el acercarlos y lograr un acompañamiento a Jesús en su sufrimiento, para vivir mejor el tiempo de Cuaresma. Horarios y dinámicas adecuadas para las celebraciones: Busca horarios adecuados para las edades de tus hijos, pero sobre todo opciones viables para ellos, es decir, si son pequeños busca celebraciones para niños, donde utilicen un lenguaje sencillo. Si son adolescentes, pregúntales a qué iglesia prefieren ir o hagan entre todos sugerencias para ver qué forma de realizar cada celebración les gusta más

En conclusión: Cuanto más temprano empieces a acercarlos y a amar a Dios, cuanto más fácil te será vivir la Cuaresma, la Navidad y cualquier momento juntos en Dios, Recuerda que la mejor enseñanza será tu testimonio, pero sobre todo pídele a Dios que te guíe en esa importante labor y que jamás permita que se separen de Él. Página 9


Dejad que los Niños Vengan a Mí Comparte con los Niños estas Actividades

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Pr贸ximas Actividades

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Movimiento en Movimiento Este pasado viernes 14 de febrero se celebró el día de los enamorados, la cual contó con todo el apoyo y participación de nuestro Movimiento. Esta fiesta es para mantenernos unidos, mantenernos en familia, y que mejor que celebrar el amor y la amistad, estuvo muy linda, comimos, platicamos, hubo rifas y bailamos con esa orquesta tan buena que Dios nos regaló, esos mariachis que nos cantaron al corazón. Que Dios les siga bendiciendo y animando a permanecer en comunidad, con ese espíritu, y con esa alegría del Señor.

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Movimiento en Movimiento

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Movimiento en Movimiento Este pasado domingo 16 de febrero, a las 5:30 de la tarde se transmitió en vivo la Santa Eucaristía desde la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, siendo ésta la “Parroquia del Mes de Febrero” según programa de Radio San José. En la cual se realizó pega de calcomanías en los vehículos, se hicieron enlaces en vivo y se vendieron promocionales entre otras actividades. Que Dios continúe bendiciendo y animando a los voluntarios de la Radio San José, con ese espíritu y con esa alegría para hacer crecer el reino del Señor.

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Encuentros Conyugales

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