Revista Edificando Familias 85

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EDITORIAL LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR Nuestra vida es un camino hacia el Cielo. Pero es una vía que pasa a través de la Cruz y del sacrificio. Hasta el último momento habremos de luchar contra corriente, y es posible que también llegue a nosotros la tentación de querer hacer compatible la entrega que nos pide el Señor con una vida fácil, como la de tantos que viven con el pensamiento puesto exclusivamente en las cosas materiales... “¡Pero no es así! El cristianismo no puede dispensarse de la cruz: la vida cristiana no es posible sin el peso fuerte y grande del deber... si tratásemos de quitarle ésto a nuestra vida, nos crearíamos ilusiones y debilitaríamos el cristianismo; lo habríamos transformado en una interpretación muelle y cómoda de la vida” (Pablo VI, Alocución 8-IV-1966). No es esa la senda que indicó el Señor. Los discípulos quedarían profundamente desconcertados al presenciar los hechos de la Pasión. Por eso, el Señor condujo a tres de ellos, precisamente a los que debían acompañarle en su agonía de Getsemaní, a la cima del monte Tabor para que contemplaran su gloria. Allí se mostró “en la claridad soberana que quiso fuese visible para estos tres hombres, reflejando lo espiritual de una manera adecuada a la naturaleza humana. Pues, rodeados todavía de la carne mortal, era imposible que pudieran ver ni contemplar aquella inefable e inaccesible visión de la misma divinidad, que está reservada en la vida eterna para los limpios de corazón” (San León Magno, Homilía sobre la transfiguración), la que nos aguarda si procuramos ser fieles cada día. También a nosotros quiere el Señor confortarnos con la esperanza del Cielo que nos aguarda, especialmente si alguna vez el camino se hace costoso y asoma el desaliento. Pensar en lo que nos aguarda nos ayudará a ser fuertes y a perseverar. No dejemos de traer a nuestra memoria el lugar que nuestro Padre Dios nos tiene preparado y al que nos encaminamos. Cada día que pasa nos acerca un poco más. El paso del tiempo para el cristiano no es, en modo alguno, una tragedia; acorta, por el contrario, el camino que hemos de recorrer para el abrazo definitivo con Dios: el encuentro tanto tiempo esperado. Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó a un monte alto, y se transfiguró ante ellos , de modo que su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestidos blancos como la luz. En esto se le aparecieron Moisés y Elías hablando con Él (Mt 17, 1-3). Esta visión produjo en los Apóstoles una felicidad incontenible; Pedro la expresa con estas palabras: Señor, ¡qué bien estamos aquí!; si quieres

haré aquí tres tiendas: una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías (Mt 17, 4). Estaba tan contento que ni siquiera pensaba en sí mismo, ni en Santiago y Juan que le acompañaban. Todavía estaba hablando cuando una nube resplandeciente los cubrió con y una voz desde la nube dijo: Éste es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias: escuchadle (Mt 17, 5). El recuerdo de aquellos momentos junto al Señor en el Tabor fueron sin duda de gran ayuda en tantas circunstancias difíciles y dolorosas de la vida de los tres discípulos. El Señor, momentáneamente, dejó entrever su divinidad, y los discípulos quedaron fuera de sí, llenos de una inmensa dicha, que llevarían en su alma toda la vida. “La transfiguración les revela a un Cristo que no se descubría en la vida de cada día. Está ante ellos como Alguien en quien se cumple la Alianza Antigua, y, sobre todo, como el Hijo elegido del Eterno Padre al que es preciso prestar fe absoluta y obediencia total” (Juan Pablo II, Homilía 27-II-1983), al que debemos buscar todos los días de nuestra existencia aquí en la tierra.


HABLANDO DE MONSEÑOR ROMERO EL DIVINO SALVADOR, PAN QUE BAJA DEL CIELO Y DA LA VIDA AL MUNDO Quisiera trasladar esta frase de Cristo: “el pan que baja”, para darle un sentido litúrgico y evangélico a la tradicional Bajada de esta tarde: No asistamos únicamente por una costumbre, por más piadosa que parezca. Démosle el sentido de una profunda reflexión: “la Bajada”. Podía explicarla Cristo en el evangelio de hoy: “Yo soy el pan que baja del cielo para la vida del mundo”. Por eso, hermanos, Cristo dice: no basta el pan de la tierra para ser libres, es necesario descubrir en el pan lo que Dios te quiere dar y de lo cual el pan no es más que un signo.

a) Yo soy... El signo del pan, del que hoy se habla en el santo evangelio, termina revelándose cuando Cristo dice: “Yo soy”. Fíjense como suena esta palabra, como cuando Dios le habla a Moisés en la zarza ardiente: “Yo soy el que soy”. Cristo es, sólo él es la liberación. “Yo soy el pan que baja del cielo para la vida -Creer en él es nuestro trabajo Lo ha dicho el evangelio de hoy cuando los judíos le preguntaron: “¿Cuál es, pues, nuestro trabajo para tener ese pan?” Cristo dijo: “Este es el trabajo: que creáis en Aquel que es el único que puede dar la salvación”. Nadie puede construir con fuerzas de la tierra una liberación que llegue hasta la cumbre de situarlo en comunión con Dios. Los hombres podrán hacer aquí más fácil el cambio de estructuras, botar gobiernos, dar de comer, romper rejas, todo eso hay que hacerlo, pero ¡no basta! Lo que Cristo puede hacer, no lo pueden hacer los hombres todo eso y elevarlos hasta Dios. El Divino Salvador del Mundo, tal como lo veremos esta tarde en la imagen tradicional, es una invitación a elevarnos de las necesidades de la tierra a comprenderlo a él como única solución que baja del cielo, aprehenderlo por la esperanza, por la oración, por el amor. No para esperarlo todo de él; hay que trabajar como si todo dependiera de nosotros, pero hay que esperar de Cristo como si todo dependiera de él. Ese es el equilibrio del verdadero desarrollo. Y por eso Cristo termina, pues, su evangelio con esa confesión: “Yo soy”. ¡El es! Hermanos, ¡que bella oportunidad nos ofrece el evangelio para conocer más de cerca al Divino Salvador! ¿Que nos dará como fruto esta aprehensión de Cristo para hacerlo nuestro? Lo tenemos en la segunda lectura de hoy. San Pablo nos describe la situación del hombre esclavizado todavía en el paganismo. Lo llama el hombre viejo, el hombre del odio, el hombre de la violencia, el hombre del robo, el hombre de las intrigas, el hombre de los asesinatos y de los secuestros, el hombre rudo, el hombre bruto. Eso que está causando tanta peste entre nosotros: hombres sin razón, hombres animales, hombres lobos para el lobo... “Esto fuisteis...” dice San Pablo, a los que ya se convirtieron de esa vida; y en este 5 de agosto, yo quisiera decirles también a los que se han manchado de sangre; sobre todo las manos con sangre de sacerdotes y con sangre de hombre, cualquiera que sea, ¡que se conviertan! A los que quieran mantener situaciones injustas y pagan para matar a los que quieren cambiarlas, ¡que se conviertan! Y a todos los que luchan por esos cambios: que se eleven a esta altura que nos ofrece hoy la segunda lectura, cuando dice: “Vosotros no es así como habéis aprendido a Cristo”. Cristo os ha enseñado a abandonar el anterior modo de venir del hombre viejo corrompido por los deseos del placer, el hombre viejo que no es el Espíritu. Renovaos en el Espíritu, dejad que el Espíritu renueve vuestra mentalidad, vestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios, justicia y santidad. Este es el hombre nuevo. De nada servirían, dice Medellín, los cambios de estructuras nuevas, si no tenemos hombres nuevos. El continente de América será nuevo, gracias a este Cristo que renovará a hombres, revistiéndolos de su justicia y de santidad. Por eso, queridos hermanos cristianos, ustedes, los que han creído en Cristo y de veras quieren seguirlo, ustedes son la verdadera esperanza de la liberación en El Salvador... Por eso termino invitándonos a que celebremos las fiestas del Divino Salvador, sobre todo esta tarde y mañana, con este verdadero anhelo: Señor, yo no quiero ser un hombre viejo, yo no quiero ser rémora en el progreso de mi patria. Señor, lejos de mí pertenecer a las bandas de los asesinos salvadoreños. Señor, ten misericordia de tantos criminales intelectuales y materiales. Señor, cambia el corazón de los que gobiernan y de los gobernados, cambia, Señor, el corazón de la patria, renuévalos dentro con la justicia y la santidad. A los que les has dado la valentía de luchar por una patria nueva y se esfuerzan en las reivindicaciones del pueblo hazles comprender que no gasten sus energías solamente en el pan que llena el estómago sino que se elevan a luchar y morir, porque cuando uno muere como han muerto los sacerdotes con ideas del reino de los cielos, como está tendido hoy, el querido Padre Macías, allá en San Esteban Catarina, uno piensa: Estos son los caminos que hay que seguir. Mueren pero siguen viviendo...


LA VOZ DEL PAPA ESCUCHEN A JESÚS LEYENDO EL EVANGELIO TODOS LOS DÍAS Rezo del Ángelus 16 de marzo de 2014

Hoy, el Evangelio nos presenta el evento de la Transfiguración. Es la segunda etapa del camino cuaresmal: la primera, las tentaciones en el desierto, el domingo pasado, y la segunda: la Transfiguración. Jesús «tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado». La montaña, en la Biblia, representa el lugar de la cercanía con Dios y del encuentro íntimo con Él; el lugar de la oración, donde estar ante la presencia del Señor. Allá arriba, en la montaña, Jesús se presenta a los tres discípulos transfigurado, luminoso, bellísimo; y luego aparecen Moisés y Elías, que conversan con Él. Su rostro es tan resplandeciente y sus vestiduras tan blancas, que Pedro queda deslumbrado, hasta querer quedarse allí, casi como para detener ese momento. Enseguida resuena desde lo alto la voz del Padre que proclama a Jesús como su Hijo predilecto, diciendo: «Escúchenlo». Esta palabra es importante ¡eh! Nuestro Padre que dijo a estos apóstoles, y dice también a nosotros, escuchen a Jesús, porque es mi hijo predilecto. Tengamos esta semana, esta palabra, en la cabeza y en el corazón. Escuchen a Jesús. Y esto no lo dice el Papa, lo dice Dios Padre, a todos, a mí, a ustedes, a todos, a todos. Es como una ayuda para ir adelante por el camino de la Cuaresma. Escuchen a Jesús. No lo olviden. Es muy importante esta invitación del Padre. Nosotros, discípulos de Jesús, estamos llamados a ser personas que escuchan su voz y se toman en serio sus palabras. Para escuchar a Jesús, es necesario estar cerca de Él, seguirlo, como hacían las multitudes del Evangelio, que lo reconocían por las calles de Palestina. Jesús no tenía una cátedra o un púlpito fijo, sino que era un maestro itinerante, que proponía sus enseñanzas, que eran las enseñanzas que le había dado el Padre, a lo largo de las calles, recorriendo distancias no siempre previsibles y, a veces algo incómodas. Seguir a Jesús para escucharlo.

Pero también escuchamos a Jesús en su palabra escrita, en el Evangelio. Les hago una pregunta, ¿ustedes leen todos los días un pasaje del Evangelio? Sí, no, sí, no, mitad y mitad. Algunos sí, algunos no. Pero es importante, ¡eh! ¿Ustedes leen el Evangelio? Es algo bueno, es una cosa buena, tener un pequeño Evangelio, pequeño. Y llevarlo con nosotros en el bolsillo, en la cartera, y leer un pequeño pasaje en cualquier momento de la jornada. En cualquier momento de la jornada yo tomo del bolsillo el Evangelio y leo algo, un pequeño pasaje, y ahí es Jesús que nos habla, en el Evangelio. Piensen esto. No es difícil, ni siquiera necesario que sean los cuatro, uno de los Evangelios, pequeñito, con nosotros. Siempre el Evangelio con nosotros. Porque es la palabra de Jesús. Para poder escucharlo.


LA VOZ DEL PAPA ESCUCHEN A JESÚS LEYENDO EL EVANGELIO TODOS LOS DÍAS De este episodio de la Transfiguración, quisiera señalar dos elementos significativos, que sintetizo en dos palabras: subida y bajada. Tenemos necesidad de apartarnos en un espacio de silencio - de subir a la montaña - para reencontrarnos con nosotros mismos y percibir mejor la voz del Señor. Esto lo hacemos en la oración. No podemos permanecer siempre allí. El encuentro con Dios en la oración nos impulsa nuevamente a «bajar de la montaña» y a volver hacia abajo, a la llanura, donde nos encontramos con muchos hermanos abrumados por fatigas, enfermedades, injusticias, ignorancia, pobreza material y espiritual.

A estos hermanos nuestros que están en dificultad, estamos llamados a brindarles los frutos de la experiencia que hemos vivido con Dios, compartiendo con ellos la gracia recibida. Y esto es curioso. Cuando nosotros sentimos la palabra de Jesús, escuchamos la palabra de Jesús, y la tenemos en el corazón, ¡eh!, esa palabra crece. ¿Y saben cómo crece? Dándola al otro. La palabra de Cristo en nosotros crece cuando la proclamamos, cuando nosotros la damos a los demás. Y esta es la vida cristiana. Es una misión para toda la Iglesia. Para todos los bautizados, para todos nosotros. Escuchar a Jesús y ofrecerlo a los demás. No se olviden esta semana. Escuchen a Jesús. Y piensen lo del Evangelio. ¿Lo harán? ¿Harán eso? ¿Eh? Después, el próximo domingo me dirán si han hecho esto de tener un pequeño Evangelio en el bolsillo o en la cartera para leer un pequeño pasaje en la jornada. Y ahora dirijámonos a nuestra Madre María, y encomendémonos a su guía para proseguir con fe y generosidad este itinerario de la Cuaresma, aprendiendo un poco más a «subir» con la oración y a escuchar a Jesús, y a «bajar» con la caridad fraterna, anunciando a Jesús.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA 555 Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en su gloria" (Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. Moisés y Elías habían visto la gloria de Dios en la Montaña; la Ley y los profetas habían anunciado los sufrimientos del Mesías (Cf. Lc 24, 27). La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios (Cf. Is 42, 1). La nube indica la presencia del Espíritu Santo: "Tota Trinitas apparuit: Pater in voce; Filius in homine, Spiritus in nube clara" ("Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa" (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2):

Tú te has transfigurado en la montaña, y, en la medida en que ellos eran capaces, tus discípulos han contemplado Tu Gloria, oh Cristo Dios, a fin de que cuando te vieran crucificado comprendiesen que Tu Pasiónera voluntaria y anunciasen al mundo que Tú eres verdaderamente la irradiación del Padre (Liturgia bizantina, Kontakion de la Fiesta de la Transfiguración)


FESTIVIDADES DE LA IGLESIA SAN LORENZO DIÁCONO Y MARTIR 10 DE AGOSTO Era San Lorenzo uno de los siete diáconos de la Iglesia de Roma, cargo que gran responsabilidad, ya que consistía en el cuidado de los bienes de la Iglesia y la distribución de limosnas a los pobres. El año 257, el emperador Valeriano publicó el edicto de persecución contra los cristianos y, al año siguiente, fue arrestado y decapitado el Papa san Sixto II, San Lorenzo le siguió en el martirio cuatro días después. Según las tradiciones cuando el Papa San Sixto se dirigía al sitio de la ejecución, San Lorenzo iba junto a él y lloraba. "¿A dónde vas sin tu diácono, padre mío? ", le preguntaba. El Pontífice respondió: "No pienses que te abandono, hijo mío, pues dentro de tres días me seguirás". San Agustín dice que el gran deseo que tenía San Lorenzo de unirse a Cristo, le hizo olvidar las exigencias de la tortura. También afirma que Dios obró muchos milagros en Roma por intercesión de San Lorenzo. Este santo ha sido, desde el siglo IV, uno de los mártires más venerados y su nombre aparece en el canon de la misa. Fue sepultado en el cementerio de Ciriaca, en Agro Verano, sobre la Vía Tiburtina. Constantino erigió la primera capilla en el sitio que ocupa actualmente la iglesia de San Lorenzo extra muros, que es la quinta basílica patriarcal de Roma.

ASUNCION DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA 15 DE AGOSTO La fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María, se celebra en toda la Iglesia el 15 de agosto. Esta fiesta tiene un doble objetivo: La feliz partida de María de esta vida y la asunción de su cuerpo al cielo. “En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con él, sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada día, incluso en los momentos en que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas. María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios”. Homilía de Benedicto XVI (2010)


JOVEN ATRÉVETE A SER DIFERENTE JOVEN REFLEJO DE LA IMAGEN DE CRISTO ¡Joven atrévete a ser diferente!, qué bonito pensamiento para dar inicio a este maravilloso artículo sobre el ejemplo de vida que Cristo nos da.

Ser diferentes, estar en el

mundo pero no ser del mundo. Pero, tal vez se estén preguntando, ¿Joven? Muchos pueden creer que me estoy refiriendo solo a jóvenes, a adolescentes, preadolescentes, pero en realidad un joven puede estar dentro de una persona adulta, la juventud es la que nunca se debe de perder, podemos tener una avanzada edad pero tener ese espíritu joven. Recordemos que Jesús nos dijo “Sean como niños”, pero ¿Por qué ser como niños?, regresemos a aquel momento

donde nuestras almas estaban completamente puras, no tenían mayores preocupaciones, no cometíamos pecados fuertes y sobre todo éramos más fáciles de dirigir, más fáciles de ser moldeados por nuestros padres es por eso que Jesús siempre nos invita a tener esa alma de niño, a poseer esa alma pura con esas aspiraciones de llegar a la santidad. Y en esta oportunidad cito el evangelio según San Mateo: “Seis días después, tomo Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, los llevó a una montaña muy alta a solas y se transfiguró en su presencia, su rostro

brillaba como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Jesús. Pedro tomo la palabra y dijo a Jesús: Señor ¡qué bien estamos aquí! Si quieres hago tres tiendas una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Aún estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió, y una voz desde la nube decía, este es mi hijo amado, en quien me complazco, escúchenlo. Al oír esto los discípulos cayeron rostro a tierra llenos de miedo, Jesús se acercó, los tocó y les dijo: levántense, no tengan miedo. Al levantar la vista no vieron a nadie más que a Jesús.” (Mt. 17, 1-8). Una forma especial en que Jesús nos invita a ser su reflejo

vivo, es esa, cuando se transforma, aquí Jesús nos está demostrando que podemos llegar a la Santidad. Llegar a la Santidad significa, imitar a Jesús en sus obras, y siendo siempre ejemplos para las personas que nos rodean. Algo que Jesús siempre nos ha dicho desde hace más de dos mil años es que debemos de amar sin medida, entregándolo todo por el prójimo, esto significa desde dedicarle tiempo de escucha y consejo a una persona, hasta tener la capacidad suficiente para perdonar. ¿Cuántas veces nos ha costado perdonar a nuestro prójimo? a esa persona que te dijo algo y pudo bajarte la autoestima, o que te puso en mal con tu maestro/a en el

colegio o la universidad, con tu Jefe en el trabajo; es cierto las palabras duelen y permanecen en nuestras vidas más que un golpe o una herida física, pero Jesús nos invita a perdonar 70 veces 7. Él una vez más vuelve a utilizar el número 7 el cual significa “Perfección”. Esa perfección que nos lleva a la Santidad.


JOVEN ATRÉVETE A SER DIFERENTE JOVEN REFLEJO DE LA IMAGEN DE CRISTO Ahora bien, tal vez nos sigamos preguntando, ¿Cómo podemos llegar a ser reflejos de Cristo? Y ¡Es simple! pero ¿qué pasa?, nosotros como seres humanos nos da miedo cuando Jesús se nos presenta y nos invita a servir, cuando somos llamados a ser santos, a predicar su palabra, a visitar enfermos, a compartir con niños huérfanos, etc. Y me gustaría que nos hiciéramos ciertas preguntas, por ejemplo, ¿Cuántas veces nos ha costado decirle un sí, a Cristo, cuando nos llaman a servir? Y preferimos irnos de fiesta, irnos a la playa, cuando solo vamos a misa un

viernes santo, o incluso, solo cuando nos invitan a fiestas de 15 años o bodas. Entonces, ¿Cómo queremos ser reflejo de Cristo? Recuerdo que hace unos meses, un fin de semana nos tocaba servicio en misa Lumen que se transmite por televisión el día domingo. Ese día, varios estábamos cansados porque un día antes habíamos tenido una actividad fuerte en nuestra parroquia, yo me sentía cansado, pero así como Jesús nos ha dicho “Encárguense de mis cosas, que yo me encargare de las suyas”. Por lo tanto Él está dispuesto a devolverte ese Sacrificio en múltiples

bendiciones y sobre todo promete darte gozo en el alma. Bueno, para no hacer tan larga la historia, estaba con dos personas que aprecio mucho y me preguntaron: ¿Estas cansado?; A lo que yo respondí: Sí, estoy cansado pero en las cosas de Dios aunque me desvele, aunque me sienta cansado, estoy dispuesto a dar todo de mí, a Jesús.

Ellos con una mirada entre risa, que por cierto me molestó un poco, dijeron: No te creemos, hay que aceptarlo, estamos cansados. O nos vas a decir que te sentís descansado. En ese mismo instante me quede en silencio, y le dije ¡Señor te entrego mi servicio, tómalo con el corazón! Ahí, Santísima Trinidad, la Virgen María, San José y todos los ángeles en el cielo me regalaron la bellísima oportunidad de servir.

Llegó el encargado de la misa Lumen y me dijo que si podía monitorear, creo que como todos, yo me puse nervioso pero recordemos, no somos nosotros quienes actuamos, sino que es el Espíritu Santo quien actúa a través de nosotros, así que acepte, y Gloria a Dios todo salió súper bien. ¿A qué quiero llegar con esto? Y ya para ir concluyendo, en la vida vas a encontrar muchos tropiezos, obstáculos, problemas, o incluso personas que se burlen de ti, que te digan “no puedes”, que te hagan tropezar; pero trae a tu mente lo que hizo Jesús con sus discípulos. “Jesús se acercó, los tocó y les dijo: levántense, no tengan miedo.” Eso

mismo te dice Jesús, vamos levántate, sigue adelante; obstáculos, miedos, problemas siempre van a haber, pero el secreto de la vida para ser feliz y sobre todo ser reflejo de la imagen de Cristo, está en AMAR, SERVIR y DAR sin medida. Rafael Funes – Secretaria Infanto Juvenil


ACTUALIDAD FAMILIAR FAMILIA CATÓLICA AL SERVICIO DE LA SOCIEDAD La familia es un don tan precioso porque forma parte del plan de Dios para que todas las personas puedan nacer y desarrollarse en una comunidad de amor, ser buenos hijos de Dios en este mundo y participar en la vida futura del Reino de los Cielos: Dios ha querido que los hombres, formando la familia, colaboren con Él en esa tarea, es decir, aporten a la sociedad, desde esta perspectiva. Los planes de Dios para con el matrimonio y la familia , se revelan en la Sagrada Escritura

-la Biblia-, se narra la creación del primer hombre y de la primera mujer: Dios los creó a su imagen y semejanza; los hizo varón y mujer, los bendijo y les mandó crecer y multiplicarse para poblar la tierra (cf. Gen 1,27). Y para que esto fuera posible de un modo verdaderamente humano, Dios mandó que el hombre y la mujer se unieran para formar la comunidad de vida y amor que es el matrimonio (cf. Gn 2,19-24). Cuando las familias se forman según la voluntad de Dios, son fuertes, sanas y felices; hacen posible la promoción

humana y espiritual de sus miembros contribuyendo a la renovación de toda la sociedad y de la misma Iglesia. Es por ello que las familias católicas así formadas tienen la misión de modo especial, de comprender y dar testimonio de las enseñanzas de Jesucristo en la sociedad, y sólo se logra cumplir satisfactoriamente con la permanencia y la adhesión, a la Vid que es Cristo, la participación amorosa de los sacramentos y la oración; que es lo que permite a las familias vivir verdaderamente el Evangelio. ¿Por qué a veces parece tan difícil de cumplir la voluntad de Dios sobre el matrimonio y la familia? Adán y Eva pecaron desobedeciendo a Dios y desde entonces todos los hombres nacen con el pecado original. Este pecado y los que comete cada persona hacen difícil conocer y cumplir la voluntad de Dios sobre el matrimonio. Por eso Jesucristo quiso venir al mundo: para redimirnos del pecado y para que pudiéramos vivir como hijos de Dios en esta vida y alcanzar el Cielo. Hace falta la luz del Evangelio y la gracia de Cristo para devolverle al hombre, y también al matrimonio y a la familia, su bondad y belleza originales.

Las consecuencias que tiene para toda la sociedad no cumplir el plan de Dios sobre la familia y el matrimonio, son la infidelidad, el egoísmo y la irresponsabilidad de los padres respecto a los hijos son las normas de conducta, toda la sociedad se ve afectada por la corrupción, por la deshonestidad de costumbres y por la violencia.


ACTUALIDAD FAMILIAR FAMILIA CATÓLICA AL SERVICIO DE LA SOCIEDAD Dificultades para que la familia transmita los valores humanos y cristianos; creciente número de divorcios y de uniones no matrimoniales; el recurso fácil a la esterilización, al aborto y la extensión de una mentalidad antinatalista muy difundida entre los matrimonios; condiciones morales de miseria, inseguridad y materialismo; la emergencia silenciosa de gran número de niños de la calle fruto de la irresponsabilidad o de la incapacidad educativa de sus padres; gran cantidad de personas abandonadas por falta de familia estable y solidaria. Estas consecuencias, paradójicamente y lastimosamente son las causas de que ahora en El Salvador vivamos un clima de intensa violencia, irrespeto, intolerancia y deshumanización. ¿Qué podemos hacer para que los signos negativos no prevalezcan?

La única solución verdaderamente eficaz es que cada hombre y cada mujer se esfuerce por vivir en sus familias las enseñanzas del Evangelio, con autenticidad. El sentido cristiano de la vida hará que siempre prevalezcan los signos positivos sobre los negativos, aunque éstos nunca falten. Cuáles son los aspectos positivos que se notan en una familia católica, realmente practicante. El trato amoroso del trato entre sus miembros, reflejo del amor de Dios presente en ellos; la actitud más atenta a la

paternidad y maternidad responsables; un mayor cuidado a la educación los hijos; una mayor preocupación de las familias para relacionarse y ayudarse entre sí. También observamos aspectos positivos cuando los padres dan ejemplo con naturalidad de cómo vivir la vida y las tradiciones cristianas. Los hijos saben de esta forma que sus padres tratan a Dios todos los días, que procuran recibir los sacramentos con frecuencia y asisten a la Santa Misa los domingos y otras fiestas. Que respetan al Papa y a la jerarquía de la Iglesia, veneran a la Virgen y evangelizan con su ejemplo y su palabra, transmitiendo los

valores humanos y cristianos: el amor al trabajo, el sentido de responsabilidad, el respeto a los mayores y al buen nombre de los demás; el amor a la verdad, la sinceridad, la vida sencilla, austera y limpia; el saber compartir con los demás los bienes que tenemos, el ser agradecidos con Dios por todo, etc.: porque todas esas virtudes las vivió Jesucristo, en el Seno de su Sagrada Familia Por tanto las familias del MEC, como familias católicas estamos llamadas a edificar el Reino de Dios; a participar activamente en la vida y misión de la Iglesia dentro de la sociedad, ha ser testimonio y fermento de vida cristiana en la sociedad, en un clima de amor y generosidad cristiana para prestar ayuda espiritual o material a otras familias que lo necesiten. También hacerse presentes en las actividades propias de la pastoral evangelizadora de la Iglesia y de nuestro Movimiento.


GOTITAS DE FE ESTAMOS SEPARADOS Por desgracia, no estamos completamente unidos. El pecado nos ha dividido. Hemos desgarrado el Cuerpo de Cristo. El está roto por nuestra culpa y la culpa de nuestros mayores. El adversario nos ha ganado.

En lugar de luchar juntos para mejorar la Iglesia, cada uno

ha querido hacerlo a su modo, apartándose del hermano. El sueño de Cristo, expresado con tanta insistencia la vigilia de su pasión y muerte, se ha esfumado.

“Que todos sean uno, como Tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Sean también ellos uno en nosotros: así el mundo creerá que Tú me has enviado” (San Jn 17, 21).

A causa de nuestras divisiones, muchos llegan a rechazar a Cristo y hasta odiar cualquier religión, privándose de una riqueza tan enorme. Y todo esto, ¡por nuestra culpa!

¡Qué grande responsabilidad tenemos frente al mundo, a causa de nuestras divisiones! "Así el mundo creerá que Tú me has enviado" (Jn 17,21), dijo Jesús. Al estar nosotros divididos, muchos no creen en Cristo. Así que, en lugar de ser un signo de que Cristo es el enviado de Dios, mediante nuestra división representamos una piedra de tropiezo para los que quisieran acercarse a El.

Muchos piensan: "Quiero buscar a Dios; tal vez el cristianismo me da la clave. Pero... si los mismos cristianos están divididos entre sí y se odian... Mejor que busque por otro lado".

Y tal vez llegan a perderse para siempre, decepcionados de todo y de todos.


SERVICIOS

ASAMBLEAS 11/08/15

DISCIPULOS DE EMAUS

250

11/08/15

CORAZÓN DE MARÍA

250

11/08/15

FE Y LUZ EN CRISTO

250

18/08/15

SIERVOS DE JESUS

250

18/08/15

RENACIENDO CON ROMERO

251

18/08/15

KAIROS

251

ESCUELITA 11/08/15 18/08/15

LAS HUELLAS DEL SEÑOR

245

OVEJAS DEL MAESTRO

247

MISA DEL ENCUENTRISTA 08/08/15 08/08/15 08/08/15

UNIDOS POR CRISTO

246

RENACER CON JESÚS

246

RENACIENDO CON CRISTO

247

IMAGEN DE LA SAGRADA FAMILIA 11/08/15

FÉ, ESPERANZA Y CARIDAD

250

18/08/15

RENACIENDO CON ROMERO

251


PRÓXIMAS ACTIVIDADES


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