escena nacional
Periódico Medellín en Escena
La fantasmagoría del espíritu humano Por Diana Acosta Rippe Fantasmágora traduce ágora de fantasmas, reunión de espectros, «junta de sombras» para citar las palabras del maestro Alfonso Reyes. Una fantasmagoría es la representación de figuras por medio de ilusiones ópticas… ¿Y qué es ello sino el teatro? Fantasmágora Teatro nació en 2018 con dos obras tituladas Fantasmágora, un fantasma revisitado y Sofrito, un diálogo espectral. La primera es una puesta en escena que conjuga la salsa de Mongo Santamaría con la elaboración y funcionamiento de un biómetro (cámara que fotografía las almas de los muertos, inventada por Hippolyte Baraduc); y la segunda retrata los fragmentos de cartas entregadas entre mi padre y yo, narrando mi búsqueda de ese padre muerto a través de las palabras que lo nombran y nunca lo consiguen. Así, con esos primeros acontecimientos presentados en el Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia –como tesis de grado de la maestría interdisciplinar en Teatro y Artes Vivas de la misma institución– Fantasmágora nació y brotó de lo aparentemente muerto pues, desde su inicio, nuestra búsqueda se remite a unir el teatro y la poesía, a tratar de representar aquella belleza que también se encuentra en lo sórdido, a llevar a la escena lo hermoso y tantas veces despreciado del ser humano por el ser humano; eso que entreteje vidas y personajes naturalizados y obviados por la insensibilidad del
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mundo; esos personajes que cargan la verdad de la belleza y que también «han tenido sus lecturas», como bien diría Beckett. Somos una agrupación teatral hija del Colectivo Teatral Matacandelas, de Medellín, pues este ha sido durante décadas una de mis más grandes admiraciones –junto con la poesía de Pessoa y Dante– y es el grupo del que Nicolás fue integrante por casi diez años. Somos, al mismo tiempo, hermanos de Zéphyros Teatro, proyecto que fundé y dirigí durante siete años en la Pontificia Universidad Javeriana, dentro de la Facultad de Ciencias Sociales, y que logró llevar a la escena tragedias griegas, textos poéticos de Ovidio, y otras creaciones mesoamericanas y latinoamericanas. Una vez nacimos, empezamos, como todo fantasma, a mudar de piel, a cambiar de hospedería y a elegir, poco a poco, a nuestros integrantes, algunos de los cuales siguen estando presentes e itinerantes: como una mesa de médiums donde la voz del teatro va escogiendo a través de qué cuerpo se manifiesta. Hoy, el grupo tiene dos integrantes que somos, al mismo tiempo, directores y actores: Diana Acosta Rippe (quien les escribe) y Nicolás Muñoz Díaz. Sin embargo, los elencos fluctúan según la obra, pues el ágora es así: a veces en ella se encuentran mercaderes con poetas; y otras, filósofos con políticos.
Así, en Fantasmágora, un fantasma revisitado actuamos Mauricio Ibáñez, John Jairo Nonsoque, Yuly Rojas, Laura Garzón y yo. Mientras que en Sofrito, un diálogo espectral estuvimos solo Mauricio y yo. Por su parte, el elenco de Puente colgante –una obra poética de Luis Gruss, adaptada a lectura dramática y con cantos de la abuela Daira Quiñones, del Pacífico colombiano– estuvo conformado por Mauricio Ibáñez, Aura Balanta, Nicolás Muñoz y el mismo Gruss, quien se ocultó de este mundo el 10 de mayo de 2021, pero pervive en su maravillosa literatura y en nuestro montaje. Este tipo de obras, de lecturas dramáticas, de presencias más en voz que en carne, han hecho posible la persistencia y mejor aún, la resistencia del teatro en medio de la restricción de vida que ha representado una pandemia. En radioteatro creamos Así pensáis hasta que llueva, una adaptación que combina fragmentos de «Primero sueño», de Sor Juana Inés de la Cruz, y «La bruja», de Jules Michelet. Esta obra comprende un elenco distinto y construido, además, donde fue grabada: las hermosas instalaciones del Instituto Caro y Cuervo, de Bogotá, en las que Santiago Cortés, productor general de la emisora CyC Radio, y Víctor Ogliastri, director de la emisora del Instituto, la hicieron posible junto con una maravillosa jovencita española de trece años llamada Paula González Reyes, quien desde México participó con su voz.