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C oopera C ión
– ¿Se puede prevenir la enfermedad estructural?
Hay que buscar la manera de que la gente pueda comer. En nuestro hospital tenemos un programa de nutrición infantil. Cocinamos una harina enriquecida que vendemos a las madres por un precio muy barato. Así ayudamos a 5.000 o 10.000 personas al año. ¿Pero qué es esto en una población de 16 millones de habitantes, donde el 70% son niños? La subida de precios de alimentos básicos, los conflictos internos y las crisis climáticas, desfondan el Sahel y la región oriental del Chad.
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ENFERMEDADES quE NO SON NOtICIA
– Las enfermedades ligadas a la pobreza no salen en las noticias, pero siguen matando a cientos de miles de personas cada año.
¿qué enfermedades atienden en su hospital?
y, sin embargo, llevamos siglos con la malaria y todavía no tenemos vacuna.
– El hospital Buen Samaritano se ha convertido en un centro de referencia para la lucha contra la COVID-19 en Chad. ¿Por qué?
– ¿qué es urgente en un país con emergencia alimentaria?
En África tenemos un concepto diferente de la urgencia, pero hay que saber organizarla. Después de la malaria, la desnutrición es la enfermedad que más atendemos en nuestro hospital, pero la mayoría de los casos no están en las estadísticas porque nuestros pacientes solo van al hospital cuando tienen complicaciones derivadas de la desnutrición. Produce más dolor porque son enfermedades evitables.
La enfermedad con mayor prevalencia continua siendo la malaria, seguida de la malnutrición infantil, las neumonías, el sida, la tuberculosis, la fiebre tifoidea, los traumatismos por accidentes (sobre todo, por conducción de motos sin medias de seguridad) y las heridas con armas blancas.
– La vacuna para la malaria parece no llegar nunca, ¿cómo es posible que no se avance más?
Porque la investigación se hace en Occidente y no en África. Hemos visto cómo en menos de un año se ha descubierto la vacuna contra la COVID-19
Gracias al apoyo de Entreculturas y otros benefactores, se construyó el Laboratorio de Grandes Epidemias Tropicales (LAGET), en el que se realizan pruebas médicas como PCR, estudios de seroprevalencia y carga viral, detección de nuevas variantes, etc. Los médicos de nuestro hospital están contribuyendo a entender el comportamiento del virus en el África subsahariana.
– Parece que la pandemia no ha castigado especialmente a áfrica. Es verdad que el Chad se ha visto muy poco afectado por la pandemia y ha contabilizado solo unos cientos de casos mortales, probablemente debido a la juventud de su población y porque estamos más acostumbrados a procesos infecciosos. Pero si tuviera la respuesta a esa pregunta no estaría ahora aquí. Esto es todavía un misterio, pero me alegro de que haya sido así.
– ¿Cómo habéis vivido la pandemia?
Con mucho miedo. Esperábamos que nos castigase duramente, como ya estaba ocurriendo en China y en Europa. Pero no fue así. Al principio pensamos que era porque no se recogían estadísticas, pero realmente los fallecimientos fueron pocos. Hicimos un estudio de prevalencia, cuando ni siquiera teníamos vacunas, y descubrimos que más del 70% de los casos estudiados tenían anticuerpos. Es posible que entre la población africana se haya generado cierta inmunidad cruzada. En el Hospital pude observar que los síntomas de COVID se manifestaban cuando la inmunidad de la malaria era baja.
– ¿Cuántos médicos habéis formado en la facultad de la que eres decano?
En el Chad hay 3 Facultades de Medicina. Solo la nuestra es privada. Desde el 2005 hemos formado a 80 médicos y en estos momentos tenemos 60 estudiantes. En el país hay un total de 1.197 médicos, 3.466 enfermeros, 779 comadronas y 108 farmacéuticos. Las universidades públicas tienen más alumnos, pero nosotros damos una mejor atención, sobre todo a nivel práctico. Antes de que terminen, los hospitales del país quieren contratar a nuestros alumnos. El contacto con los responsables de las universidades navarras va a ser muy provechoso.