Rutas de ceniza medusa Editorial
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Rutas de ceniza
andaluz
Este poemario obtuvo el segundo Premio Interuniversitario de Poesía de la ciudad de Puebla, México, en 2004. El jurado estuvo integrado por Frank Loveland, José Prats y David Huerta.
Ilustraciones de Gustavo Mora. © Medusa Editorial © Miguel Ángel Andrade Primera edición: junio de 2011 Impreso en México. Designed in Mexico.
Rutas de ceniza Miguel テ]gel Andrade
medusa Editorial
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i De ti me sostengo tu claridad habito permanezco siempre en tu busca a orillas de tu tacto
cómo escriturar tu aliento a nombre de quién llamar la muerte
Toco tu cuerpo como quien inventa flores en venganza
esta tarde prefiero la mediana destrucción de lugares alejados dejar tirada la baba de las épocas el pretexto inútil de las edades acerquémonos
en brisa
con el andar secreto de los cuerpos
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nosotros deteníamos el impulso la llamada de ciertas sensaciones éramos tímidos mirábamos la línea recta de los mares
el humo de tus deseos giraba en mi cabeza en los páneles que aún no recuerda la memoria
pero de aquella claridad nada queda nada quedó de aquel recinto donde la luz ocultaba sus mentiras.
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ii Hay temores presencias nunca compartidas cerramos los pĂĄrpados el alma la mudez del alboroto
estamos en la fila equivocada a un vacĂo de la navaja en vela
el presente nombra ambas orillas se desangran y nuestro tiempo no tiene veracidad para elevarse
Hay que cuestionar llenar de signos la transparencia cuando el ĂŠxodo comienza el dolor se desprovee de regiones
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sĂłlo tengo un instante para plagar de luz la eternidad de mi memoria.
iii Trataba de recordarte en verano y era un viento favorable lo que oía adivinaba en mí las exclamaciones del incendio las historias fatales y la noche era un gesto de envenenamiento
Memorizaba rostros, siluetas inhóspitas miradas lascivas para enmendarte la mirada Y los dedos se me torcían como vampiros
Doblé las altas máquinas de la tormenta para escuchar tu regreso celebré caídas y estrellas hasta pintar de madera el árbol pero las luces amanecieron rotas y nadie supo decirme cuál era tu color cuando llegaste.
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iv Aceptamos la rosa de los designios
quema
voluntad
los dedos del azar que nos señala
puedes llorar si tienes un secreto formidable permito tu silencio en el silencio testigo soy en el deshielo de tus manos
se incrementan las amapolas en el aire propongo cambiar las invasiones por lentos despertares
podría
en círculos de niebla
modificar tus enseñanzas
extendí las manos en el parque las pesadas nubes del adiós
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y aunque pudiĂŠramos conservar esta amargura preferimos el lecho de la probabilidad
tĂş reduces el Ămpetu de los jazmines yo transito por tu imagen por los reductos que la sal del sueĂąo va dejando
a flote me mantengo agarrado a tus palabras como un oficial en la escena del naufragio.
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v Y despu茅s de ingresar en largos lagos amargos persiste el rumor de tus manos en mi sue帽o la dislocada caricia la terrible espuma de tu pelo me recubre
hay quien avanza por la 贸rbita exuberante del milagro por la plaza solar de una mujer nocturna por la puerta de vidrio antes mencionada
fui llamado por una suavidad no requerida por un intento de nostalgia en los arroyos
no lo digas
lo he pensado
a veces
s贸lo a veces
he deseado hundirme
en tu claridad de piedra consonante.
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vi Si caminara en esta página si alguna coma dejara en sus dominios sería tu presa debo cuidar mis intenciones los artilugios que nunca tuve
estoy atado a la felina maternal “ara del cielo”
llama formidable
si tan sólo cambiáramos el curso de las divagaciones sería posible el enlace de secretos
cómo navegar en la nieve
nube
perentoria cómo decir tu nombre en esta hora de líquidas venganzas
mira el frío
las penitencias
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cambia el ángulo de los espejos cotidianos fragmenta tus huesos
tus encantos
las miradas del sonido
ahora todo es informal todo se persigue en sentido contrario luna solar la nieve como nieve con la misma velocidad de una avalancha pero de pronto soy indecente todo persigue su propio sentido sol lunar (bajo qué signo escondemos las manos)
“por qué escribo por qué escribo que escribo por qué escribo que escribo que escribo” sólo quería escribir tocar tus manos con mis sílabas
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y me alejo tres versos cada beso cada vez que te miro mirando una palabra se ofende una frase me sitúa en sus propiedades esclavo
caballero
en torre negra me convierto perdí mi camino en estas circunstancias ahora de contacto me sostengo quiero irme quiero dejar este poema confundido habrá de perdonarme
en esta ocasión
la poesía
una mujer toma mi mano espera que termine promueve el nudo de la cuerda en mi garganta
(¿habrá poheta que desprecie mujer por poesía?)
disculpe usted lector
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estoy siendo cobarde estoy evitando decir lo que me corresponde
debería tocarte debería emprender los besos olvidados esta noche la furia está de luto me llama la sonrisa de tu piel el ancla de tu nave me detiene no debería escribirlo tengo que decirlo para que la palabra tenga todas sus consecuencias
busco lo que miro miro lo que quiero quiero lo que busco y todo es círculo inventado
aunque la noche deje todas sus emociones en el día
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aunque no compruebe mi nombre en tu memoria y el espacio se reduzca sin motivo ahora que el azar ha designado tu presencia en este juego puedo dejar secando la tinta herรกldica en los renglones de tu cuerpo.
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vii No el agua es el cĂĄliz perfecto de tus mutaciones lo que necesito La montaĂąa rabiosa el volcĂĄn concentrado en las formas de la nieve: la hora oportuna en esta lamentable calidad de reo.
No me toques cuando te mire: un augurio de campanas nos vigila
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viii Quiero tus palabras sin la influencia del alcohol o las temperaturas sin el temor de un derrumbamiento de una precipitación en los globos oculares
la caída es parte de un mecanismo para los refugios del dolor
concurro a tus reflejos yo decido entre tu risa
y los gestos de la tarde
buscaba tu rastro en las divagaciones del humo buscaba saber lo que sabía antes de tocarte
antes
mucho antes de tender las ramas frías de la intuición
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te lo repito he venido para tocar todos tus tactos para invadir los recesos de la nieve
dame tu nombre en una nube o si quieres dame tu boca y callaremos
est谩 herida la victoria tu manto de reina tiene varios orificios
esta reversi贸n este abandono de lo oscuro quiere resarcir los intersticios poblar de sombras la ruta del sol arrodillado en tus alhajas.
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ix Para encontrarme para sentir mi verso hay que seguir los pasos del delirio alzar la estrella menos elocuente beber el alba nunca saturada
no me busques si no sabes qu茅 dolor te corresponde mejor trabaja busca hombre de tibias tentaciones
voy a beber todos los frutos
vida
de tu imperio luminoso voy a morder tu teta oscura tu voz y sus labios catastr贸ficos.
No me respondas c贸mo pasa el tiempo has de saber que la luna ha parido los engendros nauseabundos de mi celo.
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x No vamos a desperdiciar la madrugada y el café no tocaremos finitud mientras existan las señales
de los dientes del delfín que no maté crecieron sirenas pájaros capaces de enturbiar cualquier refugio de felinos
finalmente todo era espacio y se desarrollaba en el más flexible sentido del placer el humo requería del silencio para quebrarse
¿cómo coordinar un taller de fantasmas? así como se necesita del invierno así como la arena teje en su interior un ramaje de abejas pecadoras como se evitan las secreciones sentimentales en un cine de guerreros
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se contrajo el sitio que elegí para explicar la luna se terminó el racimo de danzones que había guardado para llamarte.
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xi Caímos en la trampa de creer en el azar de las conjugaciones en las rutas de ceniza que había trazado nuestra conciencia
aceptamos el placer de la culpa mentimos al afirmar que la eternidad no nos preocupaba
(quién corre
quién huye
quién yace ahora en el tálamo de la certidumbre)
y todo valió la separación de ciertas horas colocar en la mesa nuestros arrebatos participamos en la invasión del tacto en las prácticas del verso en la boca
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hablamos sí pero cada palabra estaba envuelta de una linfa lujuriosa cuando “amor” se pronunciaba lo tildábamos de un excéntrico deseo
las noches pasaban los encuentros repentinos eran unión de sombra y fuego no había opciones ni remedio eras la vocación perfecta de mis manos el solar donde mi sombra podía rendir un culto de vuelos nocturnales
creíste
caí en la trampa de pensar
que tú y yo sería el nosotros que los amantes perfectos utilizan.
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Rutas de ceniza
de Miguel Ángel Andrade, producido por Medusa Editorial se terminó de diseñar en abril de 2011 en la barroquísima ciudad Puebla. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Ángel Torres.