4to ENCUENTRO - Desarrollo Humano Integral

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Curso de Formación Política

o n r e i b o g e d n , “Un pla a n i r t c o d a n ru e n e t e b e d a m l aa g n e t e u q a r al a n p o i c a n a n i r t c ” ya que la do o l b e u p l e d a ctiv e l o c a m l a a r e es la verdad

Jueves 3/3 - 20 hs. Piedras 664



INDICE Introducción al Encuentro

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Crónica del Encuentro

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Bibliografía recomendada

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INTRODUCCIÓN AL ENCUENTRO Para abordar la temática de “Desarrollo Humano Integral” nos centraremos en el análisis del Plan Belgrano, conocido como Plan del Norte, elaborado por el actual gobierno de Mauricio Macri. Este programa, en sus líneas, pretende el desarrollo social, productivo y de infraestructura orientado al crecimiento y la igualdad de condiciones y oportunidades para diez provincias del norte argentino. En primer lugar, se ahondará en las diferencias existentes entre la doctrina peronista pregonada por Néstor y Cristina Kirchner y un plan de gobierno que banaliza la política convirtiéndola en una constante reproducción de conceptos vacíos, marketing electoral, base del actual gobierno neoliberal de Mauricio Macri. La visión estratégica de un gobierno siempre se plantea desde una determinada cosmovisión, desde una doctrina. Podemos hablar, por ejemplo, de los planes quinquenales de Perón que abarcaron a la nación en su conjunto y se proyectaban en coherencia con las tres banderas del Justicialismo: justicia social, soberanía política e independencia económica. Los gobiernos nacionales y populares de Néstor y Cristina tuvieron como política prioritaria la generación de empleo que es el mayor dignificador social y que promueve el bienestar de la población. En relación al Estado, este se erigió como un regulador en el mercado interno bregando por la independencia económica, acompañando con inversión en el sector privado. Bajo la bandera de inclusión social, se buscó acompañar a los sectores más humildes garantizando derechos mediante la implementación de políticas públicas que acompañen a los argentinos desde sus primeros meses de vida hasta la ancianidad. A saber: • Plan federal de viviendas; PROCREAR • Estatización de AFJP, AYSA, Aerolíneas. • Ley de genéricos; Programa remediar; Ampliación de la cobertura del 40 al 70% en los medicamentos necesarios en las enfermedades crónicas más frecuentes, acceso gratuito a métodos anticonceptivos hormonales, Dispositivos intrauterinos(DIU) y preservativos . • Hoy la totalidad de las provincias cuenta con programas de Salud Reproductiva. • el Programa SUMAR, la ampliación del Plan Nacer. • Proyectos de capacitación en DDHH, Sexualidad y prevención VIH/SIDA. • la producción de vacunas nacionales, como es el caso de la vacuna Candid #1, contra la Fiebre Hemorrágica Argentina. El Calendario Nacional de Vacunación de Argentina cuenta con 19 vacunas gratuitas y obligatorias, siendo de los más completos del mundo. • Asignación Universal por Hijo, garantizando la atención sanitaria de los niños y su permanencia escolar. Frente a esto, hoy nos encontramos con un gobierno neoliberal que achica el Estado, que genera desempleo, devalúa la moneda, promueve importaciones en detrimento de fortalecer el mercado interno, quita retenciones, pide el monitoreo del fondo monetario internacional, etc. Nos preguntamos: ¿Cómo puede pensarse el desarrollo humano integral desde un estado reducido y un mercado económico y financiero ampliado como política central de un gobierno? En segundo lugar, nos detendremos en las políticas que se implementan para concretar los objetivos de gobierno. En cuanto al plan Belgrano nos encontramos con la simple enumeración de políticas:

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• 250.000 viviendas (sociales, créditos, subsidios); • Salud: intervención rápida en focos de pobreza extrema; Hospitales: 1400 centros de primera infancia, ampliación de la red de hospitales públicos y médico; • Infraestructura: convertir en autovía ruta 9 y 34; • transporte: subsidio de fletes al puerto para economías regionales, reactivar el tren Belgrano cargas, mitre y Urquiza para llevar la mercadería. El protagonista del Plan es necesariamente la producción agroalimentaria. En este punto se debe decir que el Belgrano cargas ya había sido reactivado por el anterior gobierno kirchnerista. A su vez, el proyecto ferroviario kirchnerista ya estaba en marcha: las políticas principales se orientaban a la intervención tanto en el transporte de carga como en el de pasajeros, es decir, se pensaba el desarrollo productivo por un lado, y por el otro, el desarrollo del bienestar social. Por último, dedicaremos un apartado a pensar la disyuntiva INTEGRACION O DEPENDENCIA, es decir, nos referiremos a “la cosa regional”.El gobierno kircherista se dedicó a fortalecer los lazos regionales. Podemos destacar una política internacional que llevó al fortalecimiento de la unidad latinoamericana y al rechazo de acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, a la alianza del pacífico y posteriormente, al TPP -que es el tratado transpacífico de cooperación económica-. Se trata de un acuerdo que Estados Unidos intenta lograr hace ya 50 años, y que logró concretar en 2015 con los siguientes miembros: Australia, Canadá, chile, Brunéi, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. En cuanto al desarrollo humano integral, y más específicamente, en cuanto a salud, en este tratado Estados Unidos se guarda para si todas las licencias de los medicamentos; lo que quiere decir, en pocas palabras, que únicamente ellos van a ser quienes pueden producir los medicamentos de los países que integran la alianza. Ósea que de forma unilateral EEUU define precios y se queda con el control hegemónico de la industria farmacéutica. ¿Dónde está el desarrollo para los demás países? Absolutamente, nada. Se trata solo de generar la dependencia en un tema tan delicado como es el bienestar de la salud de los pueblos. Estados Unidos lo mismo busca con nuestro país y los hermanos latinoamericanos, para desunir así a la región, terminando con el Mercosur, la CELAC, UNASUR y someternos. El gobierno Macrista se posiciona como la espina medular que permitirá llevar adelante estas políticas. El diseño del Plan Belgrano explica estos objetivos sin demasiado disimulo. Se trata de la puesta en valor de ramales ferroviarios no sólo para el desarrollo interno sino también para el ingreso de mercaderías provenientes de la Alianza del Pacífico y los Estados Unidos. La propia Susana Malcorra señaló que “ALCA no es una mala palabra”. El plan también explicita el objetivo de llegar a la Costa Este de los Estados Unidos en cuanto al transporte aéreo. El ingreso irrestricto de mercaderías de las potencias asiáticas y Estados Unidos desmantelará la producción nacional con apertura de importaciones reemplazando a la Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI) por el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI). Esto nos conduce directamente a la pérdida de empleo y aumento de la pobreza. Lejos queda el genuino interés por el desarrollo regional del norte, lo que se esconde detrás de este plan es el desarrollo de una infraestructura de vinculación con el océano pacifico, iniciativa contraria a la de integración regional suramericana (IIRSA) implementada por el Mercosur. Nuestras exportaciones se reprimarizaran, como sucedió con las exportaciones de los países de la alianza del pacifico. En lo que respecta a nuestro país, ¿cuál es el producto exportable de mayor interés para Washington? El petróleo y gas natural

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de Vaca Muerta. ¿Cuáles serán las empresas encargadas de explotar nuestros recursos? Las empresas del norte, con sus socios europeos, apoyadas por los acuerdos con los fondos buitres y resguardados por estrictas normas de producción comercial y militar basadas en aranceles cero de la alianza del pacifico, la militarización de las fronteras y la lucha contra el narcotráfico. Lamentablemente, este supuesto plan de infraestructura lo que enmascara es volver a esas relaciones patológicas, saquearnos los recursos vía chile y con rumbo al pacifico norte. Nada de que sorprendernos, son los mismos que nos han sometido durante décadas. Se trata de un círculo de depredación colonial, dependencia cultural y destrucción de los pueblos. CRÓNICA DEL ENCUENTRO El cuarto encuentro de formación política, titulado “Desarrollo Humano Integral” estuvo a cargo de los compañeros Mariano Cabral (Responsable de Formación Política – Peronismo Militante) Diego Campolongo y Belén Patrignani, militantes de Megafón UBA. El encuentro comienza haciendo una diferenciación entre “Desarrollo humano integral” y “desarrollismo”. Éste último, es un plan o modelo económico tendiente al desarrollo de las fuerzas productivas. Mientras que el primero presupone que ningún desarrollo es útil o deseable si no tiene el desarrollo del hombre, no como individuo, sino como sociedad, de manera integral. Está guiado por principios filosóficos rectores, y establece que el capital debe de estar al servicio de la economía, y a su vez la economía debe estar al servicio del hombre. Tal premisa es parte de la concepción humanista del Peronismo para el desarrollo humano integral, y podemos observarla en los planes quinquenales que dictó Perón durante sus presidencias. Él mismo, en la presentación del segundo, dijo: “Un plan de gobierno no puede ser la fría enumeración de intenciones a cumplir ni de proyectos a realizar. Eso sería un plan carente de un alma; sería un verdadero muerto, por bonito y bien armado que estuviese. Un plan de gobierno, para que tenga alma, debe tener una doctrina, ya que la doctrina nacional es la verdadera alma colectiva del Pueblo” En una completa contraposición con éstas premisas, el actual gobierno neoliberal macrista, ha presentado un Proyecto Desarrollista denominado “Plan Belgrano”. Se procede entonces, a su análisis, tomando como base tres ejes: 1) La diferencia entre la doctrina peronista y la banalización de la política. 2) Políticas que se implementaron para la realización de los planes de infraestructura en el gobierno nacional y popular y los propuestos por el nuevo gobierno. 3) Cuestión regional: consecuencias de las alianzas en la sociedad. Se comienza recordando y haciendo hincapié en la voluntad del gobierno nacional y popular de Néstor y Cristina Kirchner de lograr la integración latinoamericana, con un desarrollo económico y una integración social, que colisionan con las políticas exclusivas, sectarias y coloniales que se han llevado a cabo en éstos tres meses por parte del gobierno de Mauricio Macri. Luego, se hace foco en el tan aclamado “Plan Belgrano”. Plan que el actual presidente justifica diciendo “el norte le dio mucho a la historia, la historia le ha dado poco al norte”. En ésta simple declaración, deja entrever el carácter liberal de su pensamiento, que reduce el país a la Pampa húmeda. El Plan, supuestamente innovador, tiene una pata de infraestructura (construcción de viviendas) que no viene a continuar lo hecho por el gobierno kirchnerista sino a desmantelarlo, y también prevee un mejoramiento de rutas y aeropuertos. Y es aquí donde debemos prestar especial atención. ¿Cuál es la verdadera finalidad del Plan Belgrano? ¿Cuál es el interés del gobierno Macrista en el Norte Argentino? La ruptura

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del bloque Buenos Aires – Brasilia – Caracas. Las dos regiones más desarrolladas de América del Sur, están orientadas al Atlántico. El estado de San Pablo, por ejemplo, tiene la población y el PBI de la República Argentina, lo que implica que lo más llamativo de América Latina se encuentra ahí. Estados Unidos controla los Puertos del Pacífico a través de las conocidas Alianza del Pacífico y Alianza del Transpacífico. Y si miramos con atención el mapa, ¿qué se encuentra entre éstos puertos y el puerto de Brasilia? Paraguay, Bolivia, y el norte Argentino. Justamente por eso, es que el Plan Belgrano está orientado a las provincias que están alineadas entre esos puntos estratégicos. Como dijimos anteriormente, las propuestas habitacionales y sociales que se hacen para ésta región, parten de la falacia de que el kirchnerismo no ha hecho nada en ese sector del país durante sus doce años de gobierno. Desconociendo por ende, entre otras cosas, la gran labor de Milagro Salas en la región. Otra cosa que se plantea es la reprimarización de la región. Es decir, volver a convertirnos en meros productores de materias primas (al más bajo costo, por supuesto) en vez que seguir por el camino de la industrialización que ha sido eje del anterior gobierno nacional y popular. Para mostrarlo más gráficamente, se podría decir que el Plan Belgrano, y el pensamiento liberal del gobierno macrista en general, levantan las banderas de la polémica y vapuleada “Teoría del derrame”. Mientras que Néstor y Cristina han luchado y avanzado a lo largo de sus gobiernos sobre el concepto de “irrigación”. ¿Qué significa esto? Que mientras los primeros sostienen que los grandes conglomerados económicos deben recibir los recursos para que se produzca su crecimiento y éste se derrame en los sectores más vulnerables de la sociedad, el kirchnerismo trabaja sobre la irrigación que supone aumentar la demanda agregada porque esto aumenta el consumo popular y fortalece la industria nacional. Otra arista importante de éste plan es el desarrollo de los medios de transporte. El Belgrano cargas, por ejemplo, está pensando no como desarrollo de la región, como el gobierno quiere aparentar, sino como el medio más efectivo para sacar del país la producción y destinarla a los países pertenecientes a la Alianza del Pacífico. Lo mismo sucede con la cuestión aeroportuaria, que en clara consonancia con la Ley de Derribo buscará militarizar las fronteras del país. En síntesis, el Plan Belgrano y el supuesto desarrollo integral que propone el gobierno del PRO es una muestra más del avance neoliberal que está sufriendo el país desde el diez de diciembre del año pasado. Una vez más, los Estados Unidos plantaron bandera en la Casa Rosada y están al comando de todas las decisiones políticas y económicas implementadas. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1.http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-120484-2009-02-25.html

Desarrollismo y moral popular

Por Horacio González Una palabra, desarrollismo, cierta vez se impuso. Quedó. Significaba o quería significar un fuerte cambio conceptual en la apreciación de los fenómenos políticos argentinos. Una mutación brusca del sujeto. No es que antes no hubiera una mística sobre las obras públicas, la energía, las fuerzas productivas y los cimientos materiales de la sociedad, como explicación de sus formas culturales y jurídicas. Pero fue con Frondizi que todos estos elementos quedaron consagrados en una suerte de doctrina, en un rango de sortilegio suscitado por la propia palabra: desarrollismo. Perón pudo haber sido un desarrollista. Pero todo su verbo

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partía de una suerte de conmoción moral, una promesa educacionista y fuertes imágenes, como la del rescate, la caída, el exilio o la conducción (esto es, las cuñas del caos en el orden). Había un lado de Frondizi contenido en Perón, pero casi nada de Perón en Frondizi. A su vez, un escrito tan extraño, a medio camino entre el manual de ingeniería y un sumario marxismo de leyes –Petróleo y política, firmado por Frondizi en 1954–, no podría nunca haberlo escrito Perón, poseedor de una mirada de cronista plutarquiano y sentencioso, amante de panoramas mentales orgánicos, leyendas laicas sobre la soledad del mando y adagios afirmados a veces con aire de chacota, a veces con tonos deliberadamente caricaturescos. El desarrollismo, que interesó a hombres como Scalabrini Ortiz y Jauretche, venía a suplir las vetas que para Perón se expresaban en consignas sobre el hombre político clásico, con sus tan mentadas etapas, las “preparatorias”, las “ideológicas”, las “institucionales”, las de la “actualización doctrinaria”. Formaban parte de otra clase de desarrollo, el del ser colectivo integrado a guías estatales, productivas, no superiores a las asignaciones morales. El desencuentro entre el peronismo y el desarrollismo no fue aún muy estudiado, en lo que tiene de axiomático y trágico. Las dos corrientes tenían amplias semejanzas, que de entrada no podían ni debían cuajar en nada. Desde luego, Perón llegó a afirmar que, aun teniendo fuerzas militares superiores en el ’55, abandonaba el poder ante el peligro que corrían las destilerías de La Plata y Mar del Plata, amenazadas por los buques de la Marina. Luego, en Panamá escribió artículos donde defendía las inversiones petrolíferas de las compañías norteamericanas, las que en aquel mismo año habían sido criticadas por buena parte de su propio movimiento y por un amplio conjunto de fuerzas políticas. Estos argumentos de “destilería e infraestructura” les serían caros a Frondizi y ya los había empleado Haya de la Torre en Perú: sin capitales extranjeros no había horizonte técnico, maquinístico y financiero disponible para una escala mayor de producción nacional. Pero, como es sabido, el peronismo era otra cosa. Su lenguaje no era economicista sino de resarcimiento, júbilo y nostalgia activa. Eran las notas de un sujeto colectivo que emanaba de antiguos refraneros intransigentes, de la parábola de los días maravillosos, de los encuentros predestinados, pero también de los credos sociales modernos. Con todo ese conjunto retomaba programas de justicia redistributiva, amparados en un Estado con toques de nacionalismo social y de desagravio a los desheredados. Folletín popular y programática económica estatista iban de la mano. La política económica parecía ser una forma interna de la moral popular, de su apología y vindicta. Al mismo tiempo, en la idea de que en las obras públicas reside un caso eminente de “distribución de la renta”, ay un eco básico del desarrollismo, que a veces pudo ser llamado “keynesianismo” pero corresponde, en verdad, a un tipo de promoción social por la vía del financiamiento estatal del empleo, en una obvia y clásica cadena multiplicadora que han tratado todas las doctrinas económicas. Ahora falta la ansiedad que en esta misma cuestión motivaba que el frondizismo pronunciase expresiones como “industria pesada”, área en la que siempre dirigía su sagitario hacia el capital extranjero. Hoy, el incierto panorama económico internacional y los aprestos de restauración conservadora que se perciben en la Argentina introducen premura e improvisación en el lenguaje en que se realiza la lucha política. Pero es posible identificar en el Gobierno una estela neodesarrollista, evidente en la creación del Ministerio de Ciencia, en los reiterados axiomas tecnoproductivistas o en el álgido diccionario oficial para encarar réplicas e ironías hacia los neoembutidos provenientes de derechas viscerales y remozadas. Son diseños de una rápida lengua de combate, más allá de evidencias realizativas que no pueden negarse. Tienen urgencia, improvisación, señales de haber sido bocetadas en impromtus. No se le pueden dejar de hacer algunas observaciones y apostillas. El Gobierno se ha destacado en políticas de restitución espiritual colectiva, lo que no puede ser apenas una política del Estado –aunque desde luego éste actúe en posición de garante–, sino una interpretación del tejido último del ser de la historia, sin el cual y más allá del cual no hay vida en común. No es una proposición económica, sino que atiende a lo que las viejas

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filosofías llamaron “las fuerzas morales”, o, de otra manera, la eticidad como forma irreversible de la sociedad. En otros temas –energía, minería, tecnologías, etc.– su aspecto desarrollista lo lleva a definir el conflicto actual con trazos pragmáticos que muchas veces pueden calificarse como limitantes. Es justo que se reclamen cloacas y, junto a ello, todos entendemos que no yace ahí una definición del pueblo como sujeto social, sino apenas una de las dimensiones de dignidad que es preciso atender. A mi juicio, sería necesario que se mencionen estas obras –ya que se señala la expectativa de mejora vital de los sectores rezagados de la población– no desde la matriz desarrollista de la satisfacción de necesidades fácticas, sino desde algo superador que también la contiene. Se trata de la tradición emancipatoria, de la autovalorización de la aptitud popular y su potestad histórica. La imposibilidad de separar emancipación de facticidad es lo que define el resurgimiento de una subjetividad capaz de realizaciones en común. El conflicto social que vivimos no es entre lo “abstracto” del reclamo de los ricos y lo “concreto” del reclamo de los pobres, sino por redefinir la autoconciencia popular y sus facultades autónomas, a las que es preciso dirigirse con la lengua de las generosas aventuras colectivas. Es un conflicto que debe ser historizado, hablado con el lenguaje de las grandes jornadas de cambio social. Pero las evidencias de este estilo no emergen fácilmente, lo que permite la hegemonía visible de una construcción elitista encubierta en la demanda social de nuevos públicos sociales surgidos de una magna operación derechizadora. Nos referimos al ataque restauracionista en curso, que señala que hay una “dignidad republicana” contra el “sangüiche de milanesa” del clientelismo. O que existen “soluciones concretas” (Macri) y “que reina la inseguridad” (De Narváez) para contraponer a lo que se consideran las “máscaras de gobierno”, sean los derechos humanos, sea la “invención de un pasado”, etc. En el primer caso, los restauradores se hacen cargo del ítem moral (Carrió, Morales, Cobos, Juez), en el segundo caso del ítem de lo fáctico (Solá, Reutemann, Macri). Por un lado son espiritualistas, por otro lado son concretistas, teluristas, securitistas, empiristas, etc. Se complementan. Fusionan por derecha la materia y el espíritu. Son empresarios, estancieros, dueños de compañías televisivas y afortunados advenedizos que, en una rara paradoja de la historia, quieren englutir a un movimiento popular del que, como bien saben, sólo quedan emblemas maquinales y desactivación simbólica. Tienen ellos un lenguaje o dicen tenerlo. Son ellos los enmascarados y acusan a los demás de poseer las máscaras. Los hados de la restauración conservadora parecen favorecerlos. En verdad, para ellos, lo crasamente material es lo moral y viceversa. Ahora bien, ¿cómo responder a estos borradores del reaccionarismo calificado, alentado por una notabilísima maraña que proviene de un mester de clerecía comunicacional, que extrae su jerga del set y de la sacristía, de la industria del escándalo y de la admonición a los “gobernantes descastados”? Parece llegado el momento de retomar las grandes consignas que poseyó la Argentina en sus fuerzas populares, y del modo político más alto. Ya no es posible referirse a la autonomía del pueblo argentino como apelación a una cantidad fija de simbolismos depositada en algún banco de insignias –eso no existe, sino como la reconstrucción objetiva y subjetiva de un novedoso vitalismo movilizador. No está de más evocar la historia anterior a los años ’60, la del desarrollismo. Pero es preciso superar el cientificismo y el economicismo, que pueden demorar necesarios replanteos y dar lugar a críticas justas sobre el actual trato con diversas modalidades productivas. Es que habrá mejor ciencia y una economía más justa a través de la redefinición de lo que, para el hombre colectivo, significa saber que su mundo de necesidades es también histórico y que está ahora en peligro. El mundo de ese lenguaje, hasta ahora vacilante, debe ser con urgencia erguido. Es lenguaje de gesta, de entusiasmo y crítica. ¿Reconstruirlo no es también darle otros nombres?

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2.http://www.enorsai.com.ar/economia/17491-el-plan-belgrano--un-relato-que-esconde-la-entrega-al-libre-comercio-c on-estados-unidos.html El “Plan Belgrano”, un relato que esconde la entrega al libre comercio con Estados Unidos

En su primera conferencia de prensa como Presidente electo, Mauricio Macri deslizó casi al pasar que Argentina deberá “converger hacia la Alianza del Pacífico. ¿De qué se trata dicha alianza? Al día de hoy está conformada por cuatro países, México, Colombia, Perú y Chile mientras que Costa Rica y Panamá están próximos a ingresar. El objetivo autoproclamado de la Alianza es “construir, de manera participativa y consensuada, un área de integración profunda para avanzar progresivamente hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales, personas y economía”. Nacida en 2011, buscó ser un contrapeso del Mercosur, integrado, entre otros, por el motor de la región, Brasil y su principal socio Argentina; un binomio que por sus economías, recursos humanos y naturales movió el tablero global. Nuestro gigante vecino incluso integra los BRICS. Entonces ¿por qué la Alianza del pacífico es atractiva para Macri? porque allí el poder desde las sombras loejerce Estados Unidos que posee tratados de libre comercio con todos los países que la integran. El Plan Belgrano no es un proyecto reparador para el norte argentino: es una inversión en infraestructura para exportar productos primarios a la Alianza del Pacífico y a la Costa Este de los Estados Unidos. Quizás esto explique la ignorancia de Macri quien deseó construir un puerto en Santiago del Estero. El diseño del Plan Belgrano, disponible para quien quiera leerlo, explica estos objetivos sin demasiado disimulo: “Se piensa invertir en la reconversión del FC Belgrano, desde un FC nacional a una suma de FC regionales con conectividad intra e intermodal, que alimente a los troncales más importantes de la región: ramales que comenzando al norte, en Salta y Jujuy, conectan con el FC Mitre en Tucumán (cargas industriales, productos de origen agrícola industrializados o semi industrializados, con destino a los grandes centros de consumo y de comercio exterior, que no se transportan como commodities a granel pues usan contenedores, pallets, bolsones u otros modos de empaque) Se trata de la puesta en valor de ramales ferroviarios no sólo para lo explicitado por el plan, sino también para el ingreso de mercaderías provenientes de la Alianza del Pacífico y también los Estados Unidos. La propia Susana Malcorra señaló hoy en declaraciones que “ALCA no es una mala palabra”. Si algo permitió en los últimos 12 años la creación de empleo y el crecimiento de la actividad económica fue el no al ALCA que el bloque le impuso a Estados Unidos en 2005. Viene un cambio. El plan también explicita el objetivo de llegar a la Costa Este de los Estados Unidos cuando se refiere a las inversiones para transporte aéreo: Aeropuerto de Iguazú. Potenciar el turismo y la conectividad del NEA con Brasil, coste Este de EE.UU., Europa y Medio Oriente. Aeropuerto de Resistencia. Potenciar el intercambio de carga aérea y pasajeros entre Brasil, costa Este de EE.UU. y Europa. Aeropuerto de Salta. Destinado a desarrollar el turismo regional, la carga aérea y la conectividad de pasajeros con la costa oeste del Océano Pacífico, México y EE.UU. con conexión al Lejano Oriente. Aeropuerto de Tucumán. Destinado a desarrollar alternativas de exportación de carga perecedera, sensible y/o con gran valor agregado, con la posibilidad de conexión de carga aérea proveniente de los aeropuertos de Neuquén y/o General Roca”

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El plan estará en marcha ni bien asuma Mauricio Macri el 10 de diciembre. Converger hacia la Alianza del Pacífico y la construcción de un relato para la firma de tratados de libre comercio con los Estados Unidos. El dato relevante es que cualquier firma en este sentido será irreversible y el ingreso irrestricto de mercaderías de las potencias asiáticas y Estados Unidos desmantelarán la producción nacional con el consecuente impacto de la pérdida de empleo y aumento de la pobreza. 3.http://nodaleconomia.am/lo-que-se-viene-en-argentina-destruccion-del-mercosur-plan-belgrano-y-alianza-del-pacifico-p or-federico-bernal/ Lo que se viene en Argentina: Destrucción del Mercosur, Plan Belgrano y Alianza del Pacífico. Por Federico Bernal Escudado en la opereta “cláusula democrática contra Venezuela”, el macrismo retoma la mejor tradición de la política exterior mitrista y se dispone a avanzar en aquello que Andrés Oppenheimer sintetizó el día después de las elecciones a través de su cuenta de Twitter: “Se rompe el eje Buenos Aires-Brasilia-Caracas”. En efecto, ya en su nota del martes 17 de noviembre Oppenheimer -a la sazón agente del Departamento de Estado y furioso lobbista del terrorismo financiero y especulador estadounidense- adelantaba que de ganar Macri “… se viene un gran cambio en el mapa político de América Latina: Macri ha prometido tomar distancia del régimen populista radical de Venezuela, y acercarse al bloque de la Alianza del Pacífico, integrado por México, Colombia, Perú y Chile” (El Nuevo Herald – 17/11/2015). La orden de Washington es contundente: romper el eje Buenos Aires-Brasilia-Caracas. En otras palabras, quebrar el Consenso de Mar del Plata nacido en la Cumbre de las Américas, en noviembre de 2005. El objetivo supremo: terminar de engullirse a América del Sur desde la supremacía absoluta de la Alianza del Pacífico. 21 de diciembre: suspensión de Venezuela del Mercosur Macri dijo que si es electo propondrá la suspensión de Venezuela del Mercosur… por no cumplir con la cláusula democrática de ese organismo. Esta requiere que los países miembros respeten principios democráticos”. Se habrá dado entonces el primer paso para someter al Mercosur y, de esta forma, avanzar para la incorporación plena de la Argentina a la Alianza del Pacífico o, lo que es más o menos lo mismo, suscribir un acuerdo entre ambos bloques con un Mercosur totalmente debilitado al estar Venezuela suspendida y la Argentina en poder de la Sociedad Rural y el Departamento de Estado. Orígenes de la Alianza del Pacífico (AP) El antecedente de la AP -iniciativa librecambista impulsada por las oligarquías nativas y los sectores industrialistas de EE.UU.fue la Comunidad Andina de Naciones (CAN), fundada en 1988 por Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y México (observador, junto a Panamá). Pero el año en el que se incorporaba Chile al bloque, esto es, 2006, Venezuela lo abandonaba. El Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre Colombia y EE.UU. fue el factor detonante. Como sea, desde la salida de Venezuela y, paralelamente, el fortalecimiento de la Alianza Bolivariana para América Latina y el Caribe (ALBA), la CAN quedó reducida virtualmente a TLCs bilaterales entre los países residuales y EE.UU., o bilaterales entre ellos o con terceros países de la región. Las fuerzas librecambistas se replegaron ante la derrota propinada por los “gobiernos parecidos a sus pueblos”. El crecimiento exponencial del Mercosur bajo el paraguas del Consenso de Mar del Plata (lo que Oppenheimer denomina el eje Buenos Aires-Brasilia-Caracas), la creación de la CELAC (febrero de 2010) y la intención de Venezuela de sumarse al Mercosur derivaron

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en la creación de la Alianza del Pacífico. La AP como envase de un TLC con EE.UU La Alianza del Pacífico comenzó a funcionar a comienzos de 2012. Sus miembros son: Chile, Colombia, México y Perú. Está constituido por 216 millones de personas y representa el 38% del PIB latinoamericano y caribeño. Hasta el momento, la AP alcanzó una desgravación de más del 90% de los productos comercializados internamente, aunque carece de arancel externo para las importaciones desde EE.UU. como consecuencia indirecta de los TLC suscriptos entre este último y la totalidad de sus integrantes. Se comprende así que la potencia norteamericana sea el principal socio de la AP, penetrando fuertemente gracias a México y el TLCAN de 1994. Cuando se examina miembro por miembro, se comprende aún más la hegemonía estadounidense: primer socio comercial de México y Colombia, y segundo de Chile y Perú. El portal oficial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia no nos deja mentir: la estructura de las exportaciones del bloque en 2014 fueron explicadas por EE.UU. “… con una participación del 63,7%”, seguida muy de lejos por China (6,9%), Canadá (2,8%), Japón (2,2%), España (2,2%) y Brasil (2,2%). En cuanto al origen de las importaciones tenemos: “Estados Unidos (41,4%), China (17,8%), Japón (3,9%), Alemania (3,6%), Corea del Sur (3,3%) y Brasil (2,5%)”. ¿Por qué no ha penetrado EE.UU. en el Mercosur? Porque el Consenso de Mar del Plata así no lo quiso. ¿Y por qué? Por la escasísima complementariedad de las economías de los países del Mercosur con EE.UU., característica que no es igual para los países de la AP. Finalmente, es importante agregar que el Mercosur duplica a la AP en su comercio con la Unión Europea y mantienen el mismo volumen con la región Asia-Pacífico. El Plan Belgrano, Malvinas y narcotráfico La destrucción del eje Buenos Aires-Brasilia-Caracas es fundamental al plan estadounidense de sometimiento regional. Y la administración macrista es su pieza medular. De hecho, sus principales propuestas están en sintonía fina con los postulados de los países firmantes de la AP y los reclamos del Congreso de EE.UU. hacia América del Sur. Veamos. En primer lugar, el ya anunciado ataque contra Venezuela. En segundo lugar, el “plan de infraestructura” más promocionado por Macri y supuestamente el más importante de sus cuatro años. Hablamos del denominado Plan Belgrano, plan destinado al norte del país. ¿Genuino interés por el desenvolvimiento regional? Lejos de eso, tiene que ver con el desarrollo de una infraestructura de vinculación con la AP y el Océano Pacífico, infraestructura contraria a la Iniciativa de Integración Regional Suramericana (IIRSA) implementada por el Mercosur. En tercer lugar, la cuestión Malvinas. Nuevamente e impulsado por EE.UU., la posición de Macri se encuentra en las antípodas de lo avanzado desde el Mercosur, Unasur y la CELAC. Claramente a la OTAN no le interesan amenazas políticas que puedan hacer tambalear su base militar más poderosa en suelo latinoamericano. En cuarto y último lugar, la “lucha” contra el narcotráfico, tan presente en el discurso de Macri. ¿Por qué? Porque es una demanda del sector industrial y corporativo estadounidense que lo utiliza como mecanismo de protección indiscriminada de sus inversiones, activos y operaciones de lobby. Aquí debemos remitirnos al TLCAN, que si bien se trata de un TLC signado por el Congreso mexicano, implícita y explícitamente está regido por la Alianza de Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN). El círculo vicioso de la depredación colonial La suspensión de Venezuela y su eventual expulsión del Mercosur, sumados a la destrucción del aparato industrial y productivo argentino como consecuencia de la administración neoliberal macrista insertará a la Argentina de lleno en la AP, lo cual en definitiva y en razón de lo expuesto será equivalente a suscribir informalmente un TLC entre nuestro país y EE.UU. Las manufacturas estadounidenses nos lloverán a través de Chile, Perú, México y Colombia. Nuestras exportaciones se primarizarán, como sucedió con las exportaciones de la AP (el principal producto de exportación es el petróleo), como con México desde la

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firma del TLCAN (analizado oportunamente) y Colombia en años recientes. Efectivamente, a sus socios de la AP, Colombia les vende carbón (17%) en primer lugar, e importa Maquinaria y equipo (24,6%), Automotor (20,8%) y Metalurgia (11,7%). Yendo al caso argentino: ¿Nuestro producto exportable de mayor interés para Washington? El petróleo y el gas natural de Vaca Muerta. ¿Las empresas encargadas? Las multinacionales del país del norte, con sus socias europeas, apuntaladas jurídicamente por el acuerdo con los fondos buitre y resguardados por estrictas normas de protección comercial y militar basadas en aranceles cero de la Alianza del Pacífico, la militarización de las fronteras y la lucha contra el narcotráfico. La infraestructura del Plan Belgrano, financiado por las mismas empresas involucradas, garantizará el saqueo de nuestros recursos vía Chile y con rumbo al Pacífico norte. En verdad nada nuevo, sino el histórico círculo vicioso de la depredación colonial. 4.http://tiempoargentino.com/nota/198349 El Plan Lamadrid para el Norte argentino José Cano, encargado de implementar el Plan Belgrano (en adelante, Plan Lamadrid), no tiene la más pálida idea de lo que sucedió con el NOA y el NEA en estos 12 años. Reconocer el histórico progreso de ambas regiones contradice la censura mediática neoliberal que pesa sobre la Argentina del Bicentenario, a la vez que borra de un plumazo el elevadísimo punto de partida que su gestión debería superar. En igual sentido, al presidente electo Mauricio Macri hablar de la magnífica evolución del norte argentino desde Néstor Kirchner a esta parte le interesa poco y nada. El mutismo y la mentira tienen su lógica: no vienen a continuar el plan de infraestructura más ambicioso y federal jamás realizado desde 1810, sino a desmantelarlo; no vienen a profundizar la inclusión del norte al resto del país sino a planificar su ordenamiento territorial y productivo en función de una Argentina dependiente, agroexportadora e inserta en la dinámica de los tratados de libre comercio con eje en el Pacífico (estrategia estadounidense). Regresan sobrecargados de su histórica y tradicional barbarie el centralismo y unitarismo porteños. Los fundamentos políticos con los que nos quieren introducir el Plan Lamadrid -analizados al final- no nos dejan mentir. Empecemos por recordarle al neoliberalismo el progreso inédito que el norte de la República viene registrando desde mayo de 2003. Noroeste Argentino (NOA) 2003-2014 La región del NOA comprende las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero. Sobra decir cómo se encontraban en 2003. En los últimos 12 años (a enero de 2015), esta región se expandió económicamente un 127% (promedio nacional: 106%), con Tucumán y Catamarca registrando los dos primeros mayores incrementos a nivel nacional. Todos los indicadores socioeconómicos mejoraron ostensiblemente: el desempleo se redujo del 20% al 5,8%, el aumento salarial creció 1277%, los hogares con gas natural y electricidad un 44 y 54%, respectivamente. Por su parte y consecuencia de la interconexión eléctrica del país y la renacionalización del gas en marzo de 2004 (comienzo del fin del saqueo gasífero a través de la reducción de las exportaciones a Chile), la demanda eléctrica saltó un 100% (promedio nacional: 91%) mientras que un 94% la de gas natural (promedio nacional: 93%). Santiago del Estero, la provincia recientemente agredida por el próximo ministro de Hacienda, protagonizó los máximos incrementos a nivel NOA en ambos sectores: 128 y 158% respectivamente. Por último y entre infinidad de mejoras, no podemos dejar de mencionar el espectacular incremento en el consumo de cemento, en el parque automotor y en la cantidad de empresas, entre otros, verdaderos indicadores de desarrollo genuino: 179% en el primero, 174% en el segundo y 70,5% en el tercero. En los tres casos, siempre por encima de la media nacional (cabe destacar que el crecimiento demográfico promedio del NOA fue del 14,6%). Nordeste Argentino (NEA) 2003-2014

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La región del NEA está conformada por Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones. En el período analizado, las cuatro provincias experimentaron un incremento promedio del PBG del orden del 124%, teniendo el menor desempleo promedio por región: 3,3 por ciento. Destaca el NEA por haber registrado el incremento más importante en cuanto a demanda eléctrica a nivel nacional, con las provincias de Chacho y Formosa a la cabeza de las 23 provincias y 24 jurisdicciones: 132 y 130%, respectivamente. Consecuencia de ello, el servicio de electricidad en hogares saltó un 58% entre 2003 y 2014. En cuanto a la demanda de gas natural, cabe aclarar que dichas provincias carecen de servicio de gas natural por redes, privación que ha comenzado a revertirse gracias a la construcción del Gasoducto del NEA. Nunca antes desde la construcción del Gasoducto Comodoro-Rivadavia-Capital Federal (1949) que un gobierno nacional invierte tanto en esta materia. La continuidad histórica entre las grandes obras y el espíritu federal de los planes quinquenales con el plan de obra pública ejecutado por el kirchnerismo es mucho más que simple coincidencia. Volviendo al NEA, entre los indicadores de desarrollo que más evolucionaron al comparar entre distintas regiones figura el sector de la construcción (madre de industrias), con un consumo de cemento que en promedio se ha expandido un notable 250% (promedio nacional: 171%). Finalmente, debemos citar que el parque automotor se expandió entre 2003 y 2015 un 142%, y el número de empresas un 60 por ciento. Irrigación vs derrame Motorizado por el plan de infraestructura más importante que recuerde la historia, el norte argentino registró un progreso sin parangón desde la Revolución de Mayo. A diferencia del "derrame" neoliberal que prometía inversiones siempre y cuando la demanda lo justificara, desde 2003 el proyecto nacional en la Casa Rosada ha implementado la lógica de la "irrigación" (estratégico concepto cuyo autor es el ministro Julio De Vido): las inversiones, apuntaladas por el sector público, antecediendo la demanda y generando las condiciones para un desarrollo genuino y sostenible. Es así que, por ejemplo, los 24.500 millones de dólares invertidos en el Plan Energético Nacional permitieron llevar mucho más que luz y electricidad a las regiones y provincias antes postergadas: "irrigaron" obras, empleo, industrias, producción y calidad de vida. Ahora, con el Plan Lamadrid, el neoliberalismo promete una inversión de 16 mil millones de dólares para el norte argentino en diez años. La cifra es miserable, no sólo por su monto, sino porque a la misma debe restarse la eliminación del Fondo Federal Solidario (en 2015 distribuyó cerca 22 mil millones de pesos, como es sabido, claves en obras de infraestructura). Sin embargo, más que las cifras nos importa la política y la ideología detrás del Plan Lamadrid. La lección del civilizado Quiroga Gregorio Aráoz de Lamadrid nació en 1795, en Tucumán -como José Cano-. De actuación destacada en las campañas libertadoras, se volcó luego al Partido Unitario, siendo uno de los preferidos de Bernardino Rivadavia. En nombre de la burguesía comercial porteña participó en las aventuras del "Presidente de la ciudad de Buenos Aires" -como se mofaba el federalismo cordobés-. Con base en Tucumán y después de hacerse de la provincia golpe de Estado mediante -como infructuosamente pretendió Cano-, se enfrentó en sendas batallas con Facundo Quiroga durante las guerras civiles que la fracción porteña fabricó para doblegar al país autóctono y que culminaron décadas más tarde con la derrota de Francisco Solano López y la masacre del Paraguay. Lamadrid fue un elemento clave en el control de la Argentina profunda sublevada al libre comercio y la dependencia. Bárbaro y cobarde como otros de su calaña, paseaba a la madre de Quiroga cargada de cadenas por las calles de la capital de La Rioja, luego de una efímera victoria militar. A la contrarrevolución, revolución La barbarie rivadaviana y mitrista están presentes en todos y cada uno de los nombres que forman parte del neoliberalismo

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triunfante. Y más presente que nunca en los fundamentos del Plan Lamadrid elaborado, como ya hemos explicado en notas anteriores, para convertir al norte argentino en almacén y ruta de tránsito de una Argentina semicolonial inserta en la Alianza del Pacífico: "... El norte nos dio historia, cultura y naturaleza al resto de los argentinos. Nos dio identidad. Cuando pensamos qué quiere decir ser argentino, muchas veces pensamos en paisajes que vienen del norte, canciones que vienen del norte, recuerdos que vienen del norte. El norte le dio y le sigue dando mucho a la Argentina. ¿Qué le dio la Argentina a cambio? No mucho. Mucho menos de lo que el norte y su gente se merecían". Una verguenza para lo cual no existen palabras. La Argentina y el norte escindidas; la Argentina reducida a la pampa húmeda, como dejó en claro el bárbaro macrista Oscar Aguad, en declaraciones públicas días después del balotaje: "El centro del país votó favorablemente a Mauricio Macri, y el resto votó al peronismo. El centro de Argentina es el país que produce, el norte y el sur viven del clientelismo popular". Vicente López y Planes denominó a la era rivadaviana (1811-1827) como un período contrarrevolucionario, período de inmenso "progreso" para el proyecto político semicolonial, es decir, la felicidad y realización de las clases dominantes de Buenos Aires y Gran Bretaña. Contrarrevolución es lo que intentará arrasar con la Argentina del Bicentenario. El Plan Lamadrid constituye uno de sus pilares. No habrá manera de sostener las conquistas sin la regeneración de un gran y revolucionario frente nacional, que desde el Frente para la Victoria organice al pueblo para responder los golpes del nefasto unitarismo en su versión contemporánea, pro-estadounidense, pro-buitre, profundamente anti-popular y suramericano.

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Curso de Formación Política

CRONOGRAMA

er 1 Encuentro 04-02: DERECHO Y JUSTICIA "Hay que volver a vincular justicia con igualdad" (Cristina Fernández de Kirchner) 2 do Encuentro 11-02 : ARGENTINA EN EL TABLERO DEL PODER MUNDIAL " La verdadera política es la política internacional" (Juan Domingo Perón) er

3 Encuentro 25-02: ECONOMÍA Y POLÍTICA "El pago de la deuda nos permitió implementar en la Argentina el modelo de desarrollo productivo y competitivo con inclusión social." (Néstor Carlos Kirchner) 4to Encuentro 03-03: DESARROLLO HUMANO INTEGRAL "Un plan de gobierno para que tenga alma debe tener una doctrina, ya que la doctrina nacional es la verdadera alma colectiva del pueblo" (Juan Domingo Perón) 5to Encuentro 18-03: EDUCACIÓN Y BATALLA CULTURAL "La igualdad educativa es, para nosotros un principio irrenunciable, no solo como actitud ética sino esencialmente como responsabilidad institucional" (Néstor

Carlos Kirchner)

Jueves -20 hs. Piedras 664


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