¿Dónde está el templo? - Pst. Tyrone Ibáñez R.

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Mensaje Dominical

Febrero 7/ 2016

¿Dónde está El

Templo?

Pst. Tyrone Ibáñez R.

Texto: 1 Corintios 6:19-20

El Gran Panorama

Históricamente, los cristianos hemos tenido gran admiración por el lugar de reunión llamado templo, el cual es considerado un lugar santo, de oración, donde hay que tener suma reverencia puesto que es la casa de Dios; hay muchas cosas que no se pueden practicar dentro del mismo porque se estaría faltando el respeto a este santo lugar. En el interior encontramos el altar, el cual es otro sitio de extrema importancia, donde no cualquiera puede subir, de hecho, para hacerlo hay que cumplir con cierto perfil, con estándares muy elevados. El templo ha sido un símbolo de adoración, de identidad; en la edad media, siendo el cristianismo la religión oficial del imperio, se construyeron grandes catedrales, estructuras enormes muy hermosas cargadas de adornos y arreglos especiales, eran edificaciones imponentes cuyo objetivo, o al menos uno de ellos, era demostrar justamente el poderío de la iglesia y por ende del cristianismo ante otras religiones y sectas que surgieron entonces. En la actualidad, resulta algo paradójico hablar de iglesia sin templo; de hecho, uno de los sueños de los grupos que se reúnen es poder tener algún día un espacio físico donde congregarse, tener tiempo de oración arrodillados en el altar para clamar, alabar y adorar al único Dios real y verdadero; y cuando se cumple este objetivo, los miembros de aquel grupo, que no es otro que la iglesia, sienten que han agradado a Dios al brindarle una casa, porque el templo es la casa de Dios. El título de esta reflexión pudiera sonar algo fuera de lugar o una pregunta retórica. Si alguien nos preguntará dónde está el templo, inmediatamente diríamos la dirección donde está ubicada la estructura física, el lugar de adoración; verlo de esta manera provoca que este título no tenga tanto sentido, pero al revisar y escudriñar el texto bíblico, nos daremos cuenta que esta pregunta tiene mucha relevancia.


El Texto No es un Pretexto Antes de entrar a la porción bíblica escogida para esta reflexión, será necesario ubicar en contexto la figura del templo en la Biblia. Antes de la existencia del templo, la presencia de Dios habitaba en el tabernáculo, específicamente en el lugar santísimo, era una estructura movible no tan hermosa. La idea de construir un templo para Jehová nace en el rey David al verse a sí mismo viviendo en una casa hermosa y que la presencia habitaba en un simple tabernáculo. Dios no le permite a David construir el templo debido a que había peleado muchas guerras y derramado bastante sangre, este privilegio se lo otorga al hijo de este, Salomón. Fue el primer templo de Israel, la construcción duró siete años y se requirieron más de 330,000 trabajadores, era un proyecto muy costoso pero al final el templo fue hermoso, espectacular. Los detalles de esto y más se encuentran en 1 Reyes capítulos 5 y 6 y en 2 Crónicas capítulos 2 y 3. Este templo duró por casi 400 años y fue destruido por los babilonios que llevó al pueblo judío al exilio. Hubo un segundo templo que se construyó en el siglo IV a.C. por un hombre llamado Zorobabel (Esdras 3), de hecho, esta fue una reconstrucción de la casa de Dios ya que se la hizo en el mismo lugar que el anterior. El rey Herodes, con la intención congraciarse con los judíos, mejora este templo, y durante 46 años (Juan 2:20) estuvo aportando con 10,000 obreros que trabajaban en el mismo; para el lugar del santuario donde sólo podía entrar el sacerdote, Herodes mandó a entrenar a 1,000 de ellos en el arte de la albañilería para los arreglos de esta parte del templo; todo esto lo hacía con la intención de halagar a los judíos, de mantenerlos sujetos y para que su nombre sea recordado. El templo de Herodes fue mucho más fastuoso que el de Salomón, estaba adornado con mármoles y oro, era algo imponente. Ahora, el templo de Jerusalén era el lugar de adoración central a Dios, único, los judíos no podían tener más que un solo templo; existían las sinagogas, pero estas eran escuelas de fe, pero templo había uno sólo, y la adoración a Dios sólo se podía dar allí, de ahí que cuando había una fiesta, por ejemplo “la pascua”, todo los judíos iban a Jerusalén a reunirse en aquel lugar donde estaba la presencia de Dios; era un símbolo de identidad. El detalle estaba que en este templo había mucha corrupción. Allí llegaba gente de todas partes, sobretodo en el tiempo de la pascua, y no sólo judíos, el templo era tan grande y hermoso que venían personas no judías simplemente a admirarlo; de hecho, existía un atrio llamado “el atrio de los gentiles” donde podían permanecer para ver el lugar, no podían ir más allá. Este atrio era muy amplio lo que hoy sería más o menos unas cinco manzanas, y allí había un mercado donde los ayudantes de los sacerdotes vendían sal, aceite, harina, incienso para las ofrendas en tiendas pequeñas, etc.; más adelante había unas tremendas pajareras llenas de palomas y de tórtolas que se vendían para los sacrificios; en otra parte había establos donde estaban las ovejas y los becerros para sacrifi@iglesiaisrael


car. Un historiador de la época, Flavio Josefo, decía que en época de la pascua, que duraba una semana, se sacrificaban 250,000 corderos, y todos esos corderos estaban puestos allí para la venta. Cuando alguien llegaba al templo para adorar a Dios, no podía entrar sino pagaba el medio ciclo del santuario; es decir, había que pagar para entrar, este medio ciclo era el salario de dos días de trabajo; cuando se disponía a pagar, tenía que hacerlo con la moneda del templo no con la de la calle, para conseguir esta moneda, existían lugares de cambio, donde le cobraban el 12%, y si acaso no tuviera el valor justo, pagaba otro 12% para que le den lo que hoy conocemos como el vuelto, ni siquiera había ingresado al templo y ya estaban cobrando un 24% más del dinero que llevaba. Si alguien deseaba presentar un animal como ofrenda a Dios y traía un cordero de su casa, le decían que ese cordero no servía porque tiene que estar sellado por los sacerdotes quienes hacían este trabajo por la noche; estos corderos sellados estaban a la venta, su valor era 5 veces más del costo de afuera. Había mucha corrupción, al ver esto Jesús se enoja porque se estaba comerciando con lo espiritual, con la adoración a Dios; al entrar al templo uno se encontraba con un mercado, con el balido de los animales y todo el ruido que impedía la comunión con el Señor. Lo más sagrado para el judío estaba corrupto, el evangelio de Juan dice: “…y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre mercado” Jn. 2:14-16. (RV 1960) Algo notable de todo esto es que en el templo había guardias, pero ninguno apresó a Jesús porque sabían que su accionar tenía la aprobación del pueblo y temían que la gente se levante en contra de ellos si tocaban a Jesús Toda esta narrativa es necesaria para entender la santidad que debía tener la casa de Dios y por supuesto el enojo de Jesús. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo dice que ahora nuestro cuerpo es el templo de la Presencia de Dios y en el texto escogido habla de la fornicación como elemento de corrupción y nos invita a glorificar a Dios con nuestro cuerpo y espíritu; es decir, dejar de lado todo lo que no glorifica a Dios y corrompe el templo santo del Señor tanto física como espiritualmente. Es interesante notar que en griego hay dos palabras que traducen templo: Hieron, que se usa para referirse a todo el espacio que rodea al santuario; y Naos que se usa para referirse al santuario donde estaba el lugar santo y el lugar santísimo. La palabra que usa el apóstol es Naos, esto significa que en nosotros habita la misma presencia del Dios eterno y nuestro corazón es el altar. Con esto no planteo que hay que descuidar el lugar donde nos reunimos, pero si le damos más cuidado a la estructura física que al templo donde mora Dios, entonces estamos idolatrando la estructura. Nosotros fuimos comprados por precio de sangre, le pertenecemos a Dios, y es necesario cuidar su habitación. Iglesia.b.Israel


Define el Enfoque No podemos seguir pensando que podemos complacer todo lo que nuestro cuerpo o nuestra mente desea porque hemos pensado que nos pertenece y tenemos derecho a hacer lo que queramos con él. La realidad es que al ser hijas e hijos de Dios, le pertenecemos a Él, y nos ha privilegiado con Su Presencia en nosotros, convirtiéndonos en la casa de Dios. Entonces, planteo una vez la pregunta ¿Dónde está el templo?

Tu Rol en el Cuadro Favor responde a las siguientes inquietudes

¿Dónde está el templo de Dios? ¿Cuál es tu evaluación acerca del cuidado que has dado al templo externa e internamente? ¿Qué acciones concretas tomarás para mejorar el cuidado de la casa de Dios?

Acción a Realizar

El templo somos nosotros, cuidémoslo con celo santo.

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