Perfecciona tu matrimonio, haz correctivos - Pst. Parrish Jacome H.

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Mensaje Dominical

Julio 17/ 2016

Perfecciona Matrimonio,

tu

Haz correctivos Pst. Parrish Jácome Hernández

Texto: Efesios 5: 33

El Gran Panorama

Un reciente informe sobre los matrimonios en nuestro país reveló el crecimiento exponencial que los divorcios han alcanzado en esta última década. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos INEC compartió que los divorcios entre el 2006 hasta el 2015, se incrementaron en el 119,1%. El crecimiento registrado contrasta con la reducción de matrimonios en el país, hace 10 años se registraron 74.036 ceremonias civiles, el año pasado 60.636. La información continúa proporcionando información fundamental para entender el desafío que los matrimonios enfrentan en la actualidad. Según el INEC la tasa de divorcios por cada 10.000 habitantes se duplicó, en el año 2005 era de 8,55, el año pasado subió a 15,78, siendo las provincias donde mayor cantidad de divorcios se presentan, Pichincha, Guayas, Azuay, Manabí. Las causales para el término de la relación conyugal, permiten conocer los factores que están alcanzando mayor incidencia entre la pareja para llevarlos al término de su matrimonio. El registro alcanzado por un centro terapéutico familiar muestra que el 20% se divorcia por falta de comunicación, 20% por infidelidad, 30% por problemas económicos y el 30% por enfriamiento de la relación o apatía. El terapeuta familiar Edgar Reina asegura: "El matrimonio ha perdido fuerza en la sociedad como institución. Esa es una de las causales de los divorcios en la actualidad" Al seguir esta afirmación enfrentaríamos un doble problema, manifiesto en el número creciente de divorcios y el descenso significativo de matrimonios. Quienes están casados consideran con mayor fuerza el divorcio y quienes están solteros, procuran unirse con su pareja y no casarse. Reafirmar el consejo de la palabra sobre el matrimonio es urgente, vital, indispensable, confrontando aquellas tesis que alejadas del propósito y esencia de la unión conyugal, consideran el divorcio como la mejor salida. Recibir con humildad la instrucción del Eterno es ganancia, bendición a quienes enfrentando momentos difíciles en su matrimonio, buscan dirección para decisiones sabias.


El Texto No es un Pretexto Las recomendaciones del Apóstol Pablo a la iglesia de Éfeso, abordan los aspectos de la vida cotidiana, mostrando que la fe en Cristo no puede ser entendida como una expresión meramente religiosa, que afecta los ámbitos litúrgicos relacionados con los ritos y tradiciones, sin influir en los del diario vivir. Esta concepción es determinante para distinguirse de otras expresiones de fe, donde el ambiente sacro se establece por las normas y relaciones en esa esfera, dejando de lado aquellos aspectos donde la incidencia de los valores cristianos dejan huellas profundas, para quienes observan el cambio operado, en aquellos discípulos de Jesús. La conducta, manifiesta en la forma de actuar, es confrontada, al punto de presentar aquellas vivencias que en un pasado sin Cristo, pueden tornarse familiares, aceptables, por un sistema donde el estándar ético y moral cada vez va descendiendo en sus demandas, sin que esto implique que debe ser la medida para los creyentes en el Mesías. El ámbito de las palabras es profundamente abordado, al considerar que las palabras son un instrumento para evidenciar la transformación operada por Jesús, mantener frases sugestivas, provocativas, en doble sentido, oscurecen el accionar de la Palabra de Dios como instrumento educativo y purificador. Claramente se presenta el desafío de usar palabras que demuestren la gracia del Señor, siendo siempre agradecidos, impartiendo alegría, regocijo, paz, a todos aquellos con quienes, interactuando, son afectados por un proceder que no deja duda de la presencia del Espíritu Santo, en su interior. Una consideración importante en estas recomendaciones tiene la familia, proporcionando consejos e instrucciones para cada uno de sus integrantes, mostrando que la tarea de los padres, expresada en sus responsabilidades individuales y conjuntas, al igual que la de los hijos, deben estar claramente establecidas. El principio de esta relación comienza con el indicador, termómetro, regulador de toda interacción en el hogar, donde el temor al Señor, determina aquellos aspectos que deben y no deben llevarse a cabo, evitando ese desbalance o irrespeto que en función de normas no escriturales, se practican por la influencia cultural. El temor de Dios en las relaciones familiares, permitirá que siempre se evite la palabra impropia, el accionar deshonesto, la reprensión inadecuada, recordando que todos dentro del hogar son llamados a ser bendición, unos a otros, acompañándose y complementándose en los oficios y responsabilidades. La instrucción puntual llega, compartiendo la conducta esperada, de mujeres temerosas de Dios, donde el relacionamiento con su esposo, tiene una medida, que lejos de menoscabarla, busca siempre establecer el parámetro, donde hombre y mujer están dispuestos a someterse al Señor. Una relación clave para mantener ese principio de igualdad, levantado desde la misma creación, donde la pareja es investida de autoridad, al recibir el encargo de administrar y señorear sobre todo lo existente. Una realidad afectada por el pecado, pero restaurada por la obra de Jesús en la cruz, donde todo en él, regresa a ese sentido original de bueno y edificante. @iglesiaisraelec


La posición reclamada al hombre como cabeza, entendida clásicamente como autoridad sobre la mujer, no compagina con el accionar de Jesús, quien restituye sus derechos, mostrando que en su reino es posible una convivencia igualitaria. La expresión cabeza, en el sentido original, reconoce al hombre como creación primera, no superior, ni de dominio, sobre la mujer. Esta interpretación se respalda, en el símbolo que usa Pablo, donde la relación de Cristo y la Iglesia, se establece en función de un principio, reconocido e incuestionable: es el maestro quien origina y da germen a su cuerpo, la Iglesia, como es el hombre, quien fue el principio del cual se desprende la mujer. Es allí donde se puede entender lo que Pablo, en el nombre del Señor, le pide al hombre: amar a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia. De otra forma, está demanda carece de fuerza, al estar sometida a la perspectiva del tiempo, circunstancias, culturas, modas, donde esta demanda se desvanecería. El hombre que conoce al Señor, tiene claro la clase de amor mostrado por el maestro, aquel amor que no hizo distingo, preferencias, exclusiones, sino se manifestó de forma natural y espontánea a toda la humanidad, estando dispuesto a experimentar todo tipo de sacrificio, sin reserva alguna. Este amor se goza de todo accionar realizado, no lo ve como impropio, fuera de lugar, aprendiendo a disfrutar de todo aquello que embellece, haciendo crecer y desarrollar a quien siempre consideró como lo más preciado. Una elevada medida que no puede diluirse con esquemas pragmáticos y funcionalistas. Amar a este nivel y en esa dimensión de entrega, es la responsabilidad que se le encarga al varón, mostrando de esa forma que esta unión llegó a fusionarse como una sola carne, donde el deseo de superación, progreso, bienestar, es en la misma medida esperada para su esposa, como parte de su propia vida. La responsabilidad de la mujer se retoma, uniendo la sujeción solicitada en el Señor, con un elemento fundamental para no distorsionarlo, esto es el respeto, la consideración que debe guardarle al compañero, amigo, sacerdote, reconociendo su papel y lugar dado por el Señor, para cuidar y preservar el orden familiar. La instrucción se integra al presentar una edificación familiar, donde el amor y el respeto, son elementos indiscutibles de un hogar, que proyecta mediante estos valores el fundamento cierto, seguro, para que los hijos puedan recibir la formación y corrección, que se necesita en su proceso. La necesidad de correctivos son incuestionables, en las relaciones vamos permitiendo que diversos factores oscurezcan el amor y el respeto, valores determinantes para un matrimonio saludable. Reconocer las falencias, transparentarlas, trabajar con determinación en superarlas, producirá un nuevo entorno donde el hogar se tornará atractivo. Perder la esperanza de un cambio destruye, niega la oportunidad que en el matrimonio siempre debemos brindarnos, pensar que la situación es insalvable, aparta del cuadro al Eterno, a quien las parejas cristianas entregaron y encomendaron su relación. Enfrentar con valentía las adversidades, aceptando la necesidad de perfeccionarnos como pareja de forma continua, es el camino válido a quienes pensaron que no existe salida. IglesiaIsraelEC


Define el Enfoque El matrimonio es perfectible, reconocerlo permitirá que los sinsabores, dificultades, desavenencias, no sean entendidas como insalvables, precipitando a la pareja a una decisión que traerá consecuencias irreparables. Mirarse frente al espejo de la palabra permitirá que cada uno acepte su parte, reconociendo las áreas que deben ser confrontadas, permitiendo que el consejo de la palabra alcance su propósito, moldear y tallar nuestras actitudes. Arrojar la toalla es un símbolo de darse por vencido, entregándose a sentimientos nocivos, incapaces de edificar, al estar afectados por circunstancias o experiencias donde la inmadurez de la pareja fue evidente. Buscar el consejo del Señor es determinante, reconocer que todo matrimonio necesita seguir perfeccionándose es vital, abriendo espacio a esa necesaria ministración, donde el corazón humilde y dispuesto será fundamental para que la palabra vaya provocando los cambios. El perfeccionamiento del matrimonio es posible, toda pareja debe considerarlo, aquellas que están pasando por un tiempo saludable, al igual, que las que estaban enfrentando hostilidad, enfriamiento y desánimo. Acercarnos como pareja al Maestro, enfrentando el desafío de seguirle cotidianamente, permitirá que las diferencias, discrepancias, sinsabores y dolores, encuentren respuestas en el camino, allí donde hemos sido derrotados seremos restaurados y levantados, como el testimonio poderoso de una familia que cree y honra los principios de la fe cristiana.

Tu Rol en el Cuadro Considere las siguientes preguntas, reflexione en cada una de ellas y responda con honestidad.

Ante tantos fracasos conyugales; ¿Es el matrimonio una institución vigente para nuestros días? En virtud de lo manifestado por la palabra; ¿Cuál es el fundamento para que un matrimonio permanezca firme en el tiempo? En tu criterio, si el amor y el respeto es lo que se le pide a la pareja; ¿Cuáles son las formas de expresarlos en una relación que sufre desgaste y adversidades?

Acción a Realizar

Lucha por tu matrimonio, haz cambios.

www.iglesiaisrael.ec


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