Perfecciónate, en el hogar, vive sabiamente - Pst. Parrish Jacome H.

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Mensaje Dominical

Julio 24/ 2016

Perfecciónate, en el Hogar,

VIVE Sabiamente Pst. Parrish Jácome Hernández

Texto: 1 Pedro 3: 7

El Gran Panorama

El liderazgo familiar del varón en el hogar sigue siendo determinante, su falta de compromiso con los procesos que se enfrentan en casa o su ausencia permanente al romper el vínculo conyugal, ha dejado una alta factura que con dolor, esposas, hijos, nietos, están enfrentando. Suplir esta ausencia no es sencilla, el diseño familiar siempre consideró la figura del esposo y padre, como guía conductor. La figura paterna marca, influye, deja huellas imborrables, modelando los valores que como familia se adoptan para la vida cotidiana, plagada de un sentido de inmediatez donde la búsqueda del placer termina ahogando los intereses comunes. Recuperar el liderazgo del padre es fundamental en una sociedad carente de buenos modelos, donde los antivalores continúan ganando espacio, al punto de procurar imponer sus perspectivas. El diseño original no se equivocó, la necesidad de un padre que eduque, forme, corrija, inspire, modele, es indispensable para los colectivos sociales, donde el matrimonio busca ser remplazado por una convivencia donde no hay compromiso alguno, dejando siempre abierta la puerta, por si esa relación no funciona. Vivir de esta forma no es sabio, deja interrogantes que con el pasar del tiempo se acentúan, generando una sensación de incertidumbre, incapaz de construir un futuro. El liderazgo del varón comienza como esposo, respetando, valorando, dando el lugar que su compañera de vida merece, otorgándolo las seguridades que siempre se necesitan para caminar juntos. Un liderazgo que no rehúya sus responsabilidades, estableciendo las directrices , impartiendo los principios, modelando una conducta que deje claro el rumbo. Reconocer el hogar como un espacio de construcción, donde la figura paterna asume su rol, respaldada por la presencia de una esposa sabia, respetuosa, comprometida con el bienestar de la familia, donde los obstáculos y desafíos se enfrentan, no se rehúyen, formarán familias saludables. Vivir sabiamente siempre será el llamado de la palabra, acercando el consejo del Eterno, proporcionado la instrucción y corrección, a fin de honrar un pacto que en su ejercicio, proporcione gloria y alabanza al creador.


El Texto No es un Pretexto Pedro inserta en el llamado que realiza a los expatriados judíos dispersos por todas las regiones del Asia Menor y otras regiones, la conciencia de que la victoria obtenida por nuestro Señor alcanza los aspectos éticos, morales, conductuales; por cuanto no hay esfera de la vida del creyente que no se nutra de la bendición de Jesucristo presente y activo en cada una de ellas. La preocupación que posee Pedro le lleva a poner de manifiesto las recomendaciones que en el campo matrimonial la pareja necesita recibir, por cuanto es un espacio de real influencia, que se ejerce al actuar en función de los principios divinos y el respeto a las promesas realizadas mutuamente. El apóstol presta atención al campo vinculado con la conducta, con las actitudes, que evidencian el cambio interior que se ha producido en la persona, reflejado en el decoro, vestimenta, forma de arreglarse, que proyectan la belleza interior existente ahora. Es interesante ver los referentes que se utilizan para mostrar que sin importar la época en que se viva, es posible mostrar la gracia transformadora de Dios obedeciendo y sujetándose a los mandatos del Creador. A los esposos se insta a considerar su actitud, que en el relacionamiento diario con su esposa está provocando emociones lastimadas, heridas, grietas, ante las cuales la institución sacerdotal del varón, comienza a desmoronarse, por no considerar la importancia de la misma en los aspectos cotidianos, que acercan o alejan a la pareja, en el cumplimiento de su propósito matrimonial, de su llamado como individuos, de su ministerio como hijos de Dios. Los pequeños detalles construyen las bases sobre las cuales está cimentado el núcleo familiar. Las expresiones que Pedro comparte, sostienen que al igual que las esposas deben mantener un espíritu de mansedumbre, expresado en acciones que demuestran amor hacia su pareja, los esposos son llamados a considerar su comportamiento en la vida doméstica, donde comportamientos impropios no tienen acceso. Romper este principio lesiona profundamente la relación, provocando heridas que al no ser sanadas se manifestaran en diversos momentos de la convivencia. La instrucción revela la realidad del carácter, proceder y conducta, de tal forma que al relacionarse con su pareja se exprese objetivamente el espacio, lugar, valor que se le otorga. La sabiduría es requerida por el apóstol, debido a que su presencia es necesaria en todo el ámbito familiar esto es, a la esposa se le pide sabiduría para edificar la casa, al esposo para vivir con su pareja, a los hijos para alegrar a los padres. Escuchar consejo, desarrollar habilidades, establecer nuevos patrones, los cuales operan en la vida en conjunto, permaneciendo con su pareja, disponiéndose el uno al otro a emprender el proceso de ser moldeado, al reconocer la imposibilidad de una convivencia en la cual no se considere el tacto, discernimiento, prudencia y cortesía, son vitales en la relación. Cultivar la sabiduría divina es clave, por cuanto guarda los mandamientos de Dios, fundamentados en el temor del Señor, principio inobjetable de la sabiduría que viene de lo alto. En la convivencia se requiere cultivar el amor como la fuente sustentable sobre la cual la pareja descansa. El secreto de amar es vivir siendo amado, los creyentes tenemos esa bendición por la cual contamos con el amor del Padre que es poderoso para desarrollar en nosotros la nutrimiento que nos da el poder de amar a otros, como Él nos ama. @iglesiaisraelec


Desarrollar la convivencia bajo los lineamientos de la palabra es fundamental para que el amor exprese una de sus más claras manifestaciones, la paciencia. La Escritura señala que el amor es paciente. La paciencia no es ingenua. No ignora mi mala actitud, solo mantiene la llama de la ira, del enojo, del conflicto, baja. Esto es, espera, escucha, tarda en hervir. Pedro establece que en la relación conyugal el esposo decide de forma contundente honrar, reconocer el valor de la esposa, por cuanto ha sido formada por el Creador para ser la compañera de vida, la ayuda idónea, la otra parte del ser, esto es la proyección de su misma carne. El honor implica acciones, de tal forma que el apóstol busca consolidar en la mente de los creyentes la importancia de utilizar cada espacio, cada momento de la convivencia, para glorificar al SALVADOR, por la bendición de contar con una esposa, como unos regalos que proceden de él. La consideración de colocar a la mujer como a un vaso más frágil nos recuerda, que por ningún motivo podemos afectar esa fragilidad que distingue a la mujer, por cuanto de la boca del hombre debe estar ausente y totalmente alejada toda palabra áspera que lastime y lacere sus emociones. Las palabras de un esposa deben ser para afirmar, animar, desafiar, trayendo siempre consigo esa manifestación de amor que piensa en el otro, buscando siempre lo mejor. Las enseñanzas del apóstol Pedro son congruentes con la instrucción que también Pablo realiza, solicitando que el esposo no se comporte con rudeza, esto es un comportamiento vergonzoso o deplorable. En muchas ocasiones se pierde la perspectiva del trato frágil, por cuanto pesa sobre todo, lo que se considera como los derechos que como esposos se poseen, al centrarse de forma exclusiva en sus propias necesidades, provocando una visión sesgada, personal y egoísta, que busca destruir el principio de ser una sola carde en el matrimonio. El egoísmo es cruel por cuanto logra obsesionar a la persona consigo mismo, sin importar lo que genera su accionar en otros y en especial en los de su núcleo familiar, donde cada acción este impactando, influyendo, dejando huellas imborrables, aquellas que en su momento se repetirán. Dejar atrás estas actitudes contribuye a una convivencia saludable, digna de hijos de Dios, discípulos de Jesucristo. Pedro destaca en este versos uno de los beneficios más significativos que las mujeres reciben en su vinculación con el Salvador, por cuanto la sentencia que Eva recibe, fruto del pecado de desobediencia, introduce el señorío de su marido sobre ella gravitante en el tiempo para deteriorar la dignidad de la mujer, que al sentirse desplazada y marginada, no encuentra realización en la relación conyugal. Considerar que el rol fundamental de la mujer es la procreación y multiplicación, dejando de lado el espacio para el compañerismo y la atención que como vaso frágil requieren las esposas, resquebraja la identidad y propósito que el Eterno les entrega. Con la llegada del Mesías se establece una nueva etapa que restaura el propósito de Dios en medio de la pareja, por cuanto la visión de sometimiento que fue cambiada por una de subyugación, encuentra su término debido a que en el Señor, ni el marido es más que la mujer, ni la mujer más que el marido. La enseñanza bíblica nos recuerda que ambos son considerados dignos de participar en la herencia de gracia que el Salvador comparte, con igual derechos, privilegios y responsabilidades. La sabiduría de lo alto instruye el corazón de cada esposo, recordándole el mandato de honrar a su esposa, cumpliendo el pacto, las promesas realizadas el uno al otro, de tal forma que al considerarla como coheredera juntamente con él, abra espacio para un servicio al Creador, en el cual ambos puedan crecer, desarrollarse y madurar. Caminar bajo estas directrices permitirá desarrollar una firme convicción, identificados y unidos por acuerdos que alcanzan un nivel de influencia y bendición necesaria para sus hijos, iglesia y comunidad. IglesiaIsraelEC


Define el Enfoque El liderazgo del esposo es vital en la relación conyugal, sus palabras, sus acciones, van afirmando la identidad de la esposa como hija de Dios, compañera, ayuda idónea. El acercamiento diario debe conservar ese distintivo, reconociendo el valor de la esposa, aquel que en todo tiempo necesita evidenciarse, dejando atrás patrones de conducta que no contribuyen a las buenas relaciones. La convivencia sana no llega sola, se cultiva, se trabaja, aprendiendo a distinguir lo que fortalece o debilita la relación conyugal. El buen trato es fundamental para caminar juntos con entusiasmo, amando y respetando, reconociendo los roles que cada uno tiene, fortaleciendo los vínculos conyugales, donde los hijos son influenciados por un matrimonio saludable. Convivir sabiamente es un mandato, entregado a los hombres, quienes tienen la responsabilidad de cuidar, orientar, enrumbar el hogar, como sacerdotes y cabezas de familia. Perfeccionarse en las relaciones conyugales permitirá superar las desavenencias, dejando atrás las quejas que con frecuencia esposo o esposa tienen de su cónyuge.

Tu Rol en el Cuadro Considere las siguientes preguntas, reflexione en cada una de ellas y responda con honestidad.

Si el matrimonio es un espacio de construcción; ¿Cómo se construye una convivencia sabia? La paciencia y la cortesía influyen en una convivencia saludable; ¿Cuál es la evidencia de su presencia en tu relación conyugal? Si la palabra nos manda honrar s nuestra pareja; ¿De qué forma la estás honrando? Contribuyes a la realización de tu pareja; ¿Cómo lo estás haciendo?

Acción a Realizar

Convive sabiamente, honra en todo a tu cónyuge.

www.iglesiaisrael.ec


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