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Idea para unas futuras rutas de Patrimonio Desconocido en la Mesa de Ocaña (Toledo)
from Revista de Antropología y Tradiciones Populares Nº3
by Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares
IDEA PARA UNAS FUTURAS RUTAS DE PATRIMONIO DESCONOCIDO EN LA MESA DE OCAÑA (TOLEDO) por Antoni Martín Asperilla
La Mesa de Ocaña, ubicada al noreste de la provincia de Toledo, es una de las comarcas más desconocidas y cautivadoras de Castilla. Su tierra está jalonada de multitud de patrimonio desconocido, incluso para su propia gente.
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Para todos es conocido las famosas rutas del Consorcio de Toledo capital, que aprovecha lugares recientemente descubiertos y restaurados para tejer una red de lugares visitables, en muchos casos subterráneos, de gran aceptación entre todo tipo de público, muchos de los cuales no habían visto la luz en varios siglos. Toledo es conocida mundialmente por su magia y subterráneos, entre otra gran cantidad de patrimonio histórico y por multitud de leyendas e historias entrelazadas entre sí, que dan lugar, posiblemente, a la ciudad más esotérica y mágica del mundo.
A unos 60 kilómetros de Toledo y a otros 60 de Madrid, tenemos nuestra comarca, unida al resto de España por unas vías de comunicación de primer orden que la vertebran perfectamente, y la unen en poco tiempo a todos los puntos más alejados del país. Además la extensión de la Mesa de Ocaña es pequeña, 14 municipios dispuestos en 50 kilómetros a la redonda. Por lo tanto, visitarla en pocos días, es relativamente accesible y fácil de programar.
En esta comarca, como ocurre en Toledo capital, lo mágico y subterráneo ha sido marca idiosincrática desde que tenemos conocimiento, ayuda a ello tanto la geomorfología del terreno, con grandes zonas áridas y margas yesíferas, ideales para la construcción bajo tierra; como la relativa cercanía a las dos capitales históricas del reino de España, lugar discreto para que en sus tierras se acumularan, a lo largo de los siglos, multitud de ejemplos sobresalientes de leyendas, historias y arquitectura muy relacionadas con el esoterismo, como veremos a continuación.
Desde nuestro punto de vista, el suceso de Lucrecia de León y la Cueva de Sopeña, es la historia más representativa y simbólica que tenemos en la comarca.
Felipe II. Sofonisba Anguissola 1573. Museo Nacional del Prado
Corría en España el último tercio del siglo XVI, siendo rey Felipe II. La sociedad española por esta época era tan católica como creyente en supersticiones, la situación económica era terrible y el pueblo pasaba innumerables calamidades. Lucrecia de León era una visionaría que tenía sueños proféticos, vivía en Madrid, y eran muchos los personajes de toda clase y condición que iban a pedirla ayuda y consejo. En la misma época coincidió con Miguel de Piedrola, descendiente y último heredero de los reyes de Navarra, quién tenía sueños proféticos que pronosticaban la caía de España y la desaparición del linaje de la Casa Real Española. Piedrola pronto se pondría en contacto con Alonso de Mendoza y fray Lucas de Allende, personajes un tanto oscuros dentro de la alta sociedad española de su tiempo.
Todos ellos a su vez reclutarían a Lucrecia de León, dejando a fray Lucas de Allende a cargo de su dirección espiritual, además tenía la tarea de ir escribiendo en papel los sueños de Lucrecia. Alonso de Mendoza aprovechó la fama de Lucrecia sobre sus dotes proféticas para servir a sus intereses personales, ocupándose personalmente sobre su manutención. Fue en 1588, después de profetizar el desastre de la Armada Española frente a las costas inglesas cuando Lucrecia de León habló del sueño por el que pasaría a la historia; en el continúa el sueño de Piedrola sobre la pérdida de España y el final de los Habsburgo, dándole una mayor fuerza y viveza al mismo. Según ella "los herejes protestantes entrarían en España por el norte, los turcos por el sur y los ingleses por Portugal. A todo esto, los moriscos, quinta columna de los invasores, se sublevarían desde dentro, facilitando las invasiones. El resultado sería la ruina total, entre sangre y fuego, de toda España. El rey, tras varias batallas en las que sería derrotado, huiría a Toledo y en la Ciudad Imperial moriría. La rama española de los Habsburgo desaparecería y sería sustituida por otra nueva, encabezada por Miguel de Piedrola.
A continuación de esto profetizó que el resto de los supervivientes de la Corte se esconderían en una Cueva llamada de Sopeña, y desde allí se iniciaría una nueva Reconquista de España". Fijémonos en el paralelismo entre esta historia y la de Covadonga en la Reconquista medieval, en ambas tenemos cuevas salvíficas donde regenerar la nación.
La familia Allende tenía propiedades en Villarrubia de Santiago, en una heredad de su propiedad había una cueva denominada "Sopeña", la cual tenía fama de lugar mágico. Ya en el siglo XII existía en la zona un topónimo denominado “la Cova”, muy cercano estaba Alharilla, con su castillo y una ermita consagrada a la Virgen, esta era zona con gran cantidad de sucesos portentosos, supersticiones, etc.
Villarrubia de Santiago. Malopez21
Durante estos años fueron muchos los iluminados y visionarios que veían el final de España por culpa de los excesos de Felipe II, Dios habría de castigarle por sus numerosos pecados. Los sueños y premoniciones de los visionarios eran comentados en las calles, tabernas y púlpitos. Con el paso del tiempo el grupo entra en una auténtica psicosis de sueños, teniendo todos ellos sueños parecidos con el mismo dramático final. Esta misma camarilla creará una extraña hermandad: la Congregación de la Nueva Restauración, que fechó sus capítulos el 19 de Septiembre de 1589.
Fray Lucas de Allende encarga la rehabilitación y acondicionamiento de la Cueva de Sopeña nada menos que a su amigo Juan de Herrera, quién enseguida empieza con el trabajo de las obras. Todo esto terminó como cabía esperar, sobre 1590, harto Felipe II de tanta conspiración, mueve los hilos para que entre en escena la Inquisición, y así comienza un proceso que durará algunos años. Al final del mismo los miembros de la congregación sufren diversa suerte, dispersándose por varios lugares. Lucrecia de León cumplió varios años de servicio en un hospital para tiñosos en Toledo, desapareciendo de la historia después de ello. Se cree que partió hacia Andalucía con una hija.
De la famosa cueva no quedan registros de su ubicación, posiblemente la hizo desaparecer Felipe II, y son muchos los que han intentado buscarla sin suerte hasta el momento. Se ha intentado rastrear por las numerosas minas de lapis specularis romanas que existen en la zona. Esta piedra de yeso traslúcida era utilizada por los romanos principalmente como sistema de acristalamiento montado en bastidores ajustables. Estas minas (y sus productos), las de la Hispania Citerior, fueron descritas por el historiador romano Plinio el Viejo como las de mayor calidad de todo el imperio romano, pudiéndose encontrar actualmente sus láminas de yeso en lugares tan señalados como Pompeya.
Entre 1573-78, Juan de Herrera construyó en la vecina Ocaña la Fuente Grande, apodada por muchos "el Templo de las Aguas", una edificación en la que se utiliza matemática sagrada, una fuente por su monumentalidad extrapolable a un templo clásico, donde el líquido elemento es el protagonista en todos sus rincones, conductos y saltos, a modo de deidad primigenia.
Ocaña Fuente Grande
Si bien la parte superficial es impresionante, no lo es menos la subterránea, con kilómetros de galerías visitables y otras muchas anegadas o tabicadas. Hasta hace poco tiempo se hablaba de la leyenda de que debajo de la fuente existía una sala, entre otras singulares, con suelo tarimado de madera y bancos de ladrillo, dedicada a la reunión de la logia de Juan de Herrera, la Transmiera cántabra. Hoy se sabe que dicha sala existe, pero no es visitable, por lo angosto de su entrada, seguramente a modo defensivo, como por su delicado estado de conservación. He aquí una sala dedicada al esoterismo sin duda alguna, con muchas particularidades por describir. Pero, ¿y si no fuera lo único en su género en estas tierras?
Galerias visitables Ocaña Fuente Grande
Ocaña Fuente Grande Sala Tarimada Ocaña Fuente Grande Sala Tarimada
A pocos kilómetros tenemos en Titulcia (Madrid) la Cueva de la Luna, cuya existencia saltó a la fama en la década de los 80 del siglo pasado, gracias a los programas, entre otros, de Jiménez del Oso. Localizada en un lugar sacro desde tiempos remotos, se cree que es una rehabilitación realizada por el cardenal Cisneros, camino a la conquista de Orán en 1509, sobre una edificación de origen templario. Hoy día solamente es visitable en parte, dado lo precario de su conservación, para ello solo hemos de acudir al restaurante de nombre homónimo y pedir permiso al dueño, este local se sitúa encima de la misma. Recordemos que al emperador Constantino el Grande, en vísperas de su victoria en la batalla de Puente Silvio (año 312), también se le apareció una cruz celeste con el lema In hoc signo vinces – bajo este signo vencerás -. Esta cueva es un clásico dentro del mundo mágico y esotérico, en ella podemos encontrar numerosos indicios de su función. Si en líneas anteriores comentábamos que la cueva de Sopeña se situaba, según legajos de la Inquisición, en tierras de Villarrubia de Santiago, nombraremos otra situada en la plaza de la iglesia de dicho pueblo: se trata de la Cueva de la Yedra.
VillarrubiaCasa Reillo Cueva de la Yedra
De funcionalidad incierta, pues su uso, como en las cuervas anexas, hubo de ser como bodega de vinos o almacén. Sin embargo, reúne una serie de elementos constructivos y ornamentales (increíbles coincidencias), que hace pensar en un posible uso más secreto y ritual.
La cueva, de planta de ojo de cerradura clásico, tiene 11 habitáculos dispuestos de forma que recuerda el dibujo del árbol de la vida, y 11 columnas colocadas en círculo en su “sancta santorum”; además, la Yedra es el mes número 11 en el calendario arbóreo celta, una planta muy relacionada con el mundo oculto.
Su acceso de origen daba a una casona que sigue la línea constructiva – con elementos decorativos - de las casas de la masonería: tres plantas, entrada principal orientada al este, columnas de Jaquin y Boaz, 3 + 3 puntos a ambos lados de las ventanas, una fecha de construcción o rehabilitación – 1922 -, etc. Todo ello supuestamente levantado en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, décadas del romanticismo. ¿Es la Cueva de la Yedra un templo neopagano relacionado con la masonería?, pues no es seguro, pero si a lo anteriormente expuesto añadimos algunos datos de su historia, como es su fecha de construcción, la misma que la gran casa de la Masonería de Tenerife, y sus semejanzas con ésta.
Y seguimos..., y es que nuestra cueva se tabicó justo antes de empezar la Guerra Civil Española (1936-39), el dueño tuvo la precaución de no comentar nada a los suyos sobre este subterráneo, seguramente para mantener la seguridad familiar. Así, el recinto se mantuvo en el olvido hasta la fututa compra, décadas más tarde, por parte de un nuevo dueño, que fue quien abrió la entrada actual- un butrón -, y destinaría la cueva a almacén de productos varios. En fechas de su redescubrimiento, año 2013, los antiguos familiares comentaron no saber nada del recinto, ni de su extraña estructura de piedra, igualmente expusieron que fue un tema del que nunca escucharon hablar a sus antepasados. Increíblemente, una bisnieta del constructor comentó al autor de este artículo que su antiguo familiar era dado a dibujar retratos de sus amigos, pues era un hombre amante de todo tipo de arte, de los cuales conservaba algunos ejemplos. La sorpresa salta cuando en uno de sus dibujos vemos la imagen del Dr. Asuero, con el nombre de éste y fecha de 1929. Este médico fue famoso en España en este tiempo por ser el único en tratar y recuperar dolencias relacionadas con el aparato locomotor y la psique humana, con la manipulación a través de los orificios nasales, del par craneal trigémino, que cuenta con una parte sensitiva y otra motora. Además este médico fue relacionado en su época con el curanderismo y las ciencias ocultas.
También en Villarrubia de Santiago tenemos el Santuario del Castellar, construido sobre las ruinas del castillo del Tormón y un santuario prerromano, visto las tumbas y elementos arqueológicos encontrados.
Santuario de Castellar. Villarrubia
Este lugar comparte con la cueva de la Yedra algunos elementos constructivos de siglos pasados, seguramente reutilizados.
Hemos de fijarnos en la talla de su virgen, de origen medieval pero restaurada, que sostiene una granada en su mano derecha, situada en un camarín sobre una cueva bajo el altar.
En las paredes del gran cortado donde se ubica el santuario tenemos varias ventanas a modo de eremitorios, de muy difícil acceso; en la base del mismo se contaba que había una ermita o lugar rupestre, que fue devorado por la mina moderna actual.
A tener en cuenta son las sales y agua medicinales del Castellar, antaño utilizadas por personas y animales, incluso se llegaron a comercializar; y para finalizar podríamos extrapolar los ritos y actos religiosos de esta virgen con los de la diosa Perséfone en Eleusis (Grecia), muy parecidos en desarrollo y periodo de tiempo anual. Desde el Castellar también divisamos la cueva del barranco del Pilón, donde se han buscado indicios o restos de actividad esotérica, y algunos enclaves prerromanos de la zona.
En la vecina Noblejas tenemos una cripta tabicada debajo del altar de la iglesia. Apenas se conocen datos y documentos de la misma, solo se tienen unas fotos de 1997, cuando se rehabilitó el suelo del templo.
La cripta. Noblejas
En ellas se ve un altar cuyo material ornamental principal son huesos humanos, por lo general cráneos; una cruz muy deteriorada en el altar, y unos ataúdes que dejan ver restos en su interior.
La cripta. Noblejas Las imágenes hablan por sí solas, pero hoy día, como hemos dicho anteriormente, permanece tabicada.
La cripta de la iglesia. Noblejas
En este pueblo también es digno de ver alguna de sus bodegas, muy numerosas en la Mesa de Ocaña, pero no comparables en tamaño. La más espectacular es la que pertenece a la Casa Peral, con un total de 366 tinajas en su interior.
Casa Bodega Peral. Noblejas
La construyó un indiano que parchó a Perú con lo puesto en la primera mitad del siglo XIX, y volvió a su pueblo como hombre rico. Levantó esta casa con todas las comodidades de la época, y la bodega subterránea más grande que conocemos hasta la fecha.
Actualmente es casa cultural del municipio destinada a actividades sociales y culturales. Un gran ejemplo del estilo constructivo de su tiempo.
Casa Bodega Peral. Noblejas
En el pueblo de La Guardia, bajo la ermita de Nuestro Padre Jesús, tenemos una sala de la que se conoce su existencia pero no su uso funcional, es la llamada Sinagoga Subterránea, sala carente de divisiones y obstáculos, con lo que parece una pequeña fuente en uno de los extremos, con lo cual se le ha asociado muchas veces con un mikve judío. Sin embargo, esta hipótesis también ha sido varias veces descartada. Con lo cual tenemos un recinto cuya funcionalidad nos es desconocida de forma oficial. La historiografía del municipio nos cuenta que fue el lugar de encierro del Santo Niño antes de ser ejecutado por los judíos.
La ermita de Nuestro Padre Jesús, La Guarda A la entrada norte del pueblo tenemos el Santuario del Santo Niño, en parte cueva, y situado bajo lo que fue un convento de trinitarios de lo que no queda nada actualmente.
El Santuario del Santo Niño. La Guarda
La historia del Santo Niño nos habla de un chiquillo secuestrado por judíos en una de las puertas de la Catedral de Toledo, para más tarde ser martirizado por estos mediante ritos oscuros, en este pueblo en cuestión. Para muchos historiadores no deja de ser un libelo o calumnia de sangre, aprovechando el feroz antisemitismo de la España de finales del siglo XV.
El Santuario del Santo Niño. La Guarda
Son muchos los lugares subterráneos dentro de ermitas, iglesia, casonas, palacios, fuentes y demás construcciones que tenemos en esta comarca y no hemos nombrado por falta de espacio -que no de ganas-, muchos de gran interés histórico-artístico. A nivel popular destacamos las vivienda-cueva, casa tradicional de la gente pobre de esta zona, muy utilizada por la facilidad de escavar sus tierras, y por la falta de dinero y recursos para construir una casa al uso. Estas gentes eran llamadas "cueveros" y era sinónimo de pobreza.
Vivienda-cueva, La Guarda En Villacañas, pueblo de la Mancha Toledana, anexo a la Mesa de Ocaña por el sur, nos encontramos con los Silos, una variedad de vivienda subterránea que tiene más de parecido a un "hormiguero" que a una propia vivienda-cueva, pues la casa comenzaba con la compra de una parcela, y al no tener recursos para levantarla, se excavaba un agujero vertical que daba origen al comedor y estancia principal, alrededor de esta se disponían el resto de recintos habitacionales, según llegaban los hijos e incluso animales así iba creciendo el silo. Muy peligrosos en época de inundaciones y riadas, pues en el pasado se cobraron bastantes vidas.
Los Silos. Villacañas
No dejaría Villacañas sin visitar la casa-museo de la Tía Sandalia (1902-87). De familia humilde y de fuerte sentimiento religioso, tuvo que vivir en sus carnes los estragos de la guerra y la muerte prematura de un hijo adolescente por suicidio.
El Silo. Villacañas.
Desde aquel momento, corría el año 1950, decidió plasmar en arte todo lo que sentía, dando origen a la colección de arte primitivista más cautivadora que hayamos visto.
Un total de 66 esculturas, 40 relieves y 26 lienzos que configuran un particular mundo religioso repleto de impregnaciones personales, pues ella misma aparece representada como un Cristo nazareno, exteriorización de su dolor. Además moldeaba la cara de su hijo en las figuras de los santos presentes en su casa, para hacer que de alguna forma lo ayudaran en su tránsito a una nueva vida después de la muerte, pues como católica que era, sentía temor por la condición de suicida de su vástago.
Casa-museo de la Tía Sandalia (1902-87). Su casa, trasladada íntegra de su lugar de origen a dependencias municipales para una mejor conservación, es visitable hoy día. De pequeñas dimensiones, da la sensación que nos adentramos en una cueva o cripta de decoración barroca asfixiante, sin apenas lugares vacios, impresionable para personas sensibles, pero imprescindible para los amantes del arte en general.
Si dejamos a un lado las construcciones descritas anteriormente, que no son las únicas, pues en cada pueblo podríamos localizar alguna parecida, eso sí, muy difíciles de visitar, podemos centrarnos ahora en la multitud de historias de corte mágico y esotérico que también encontramos en nuestra comarca. Son historias que pueden tener su parte irreal, de las que apenas tenemos documentación escrita, pues en su mayoría han sido transmitidas entre generaciones de forma verbal. El carácter de estas historias es que una vez contextualizadas, y enmarcadas dentro de los lugares que describen suelen provocar en aquel que las investiga una fuerte impresión, y es que, como dicen, muchas veces la realidad supera ampliamente loa ficción.
Como ejemplo de esto siempre expongo la historia de la “Lengua dentro del frasco de formol”.
A tan bizarro título responde un hecho sucedido en Santa Cruz de la Zarza (Toledo) en el último tercio del siglo XIX, reinando en España el Rey Amadeo I. Dado que lo narrado en las próximas líneas no es ficción y los descendientes de los protagonistas viven en la actualidad en dicho pueblo, evitaremos nombrar en lo posible la casa y la familia en cuestión. La historia narra el asesinato y posteriores sucesos ocurridos a raíz de dicho acontecimiento a través de más de medio siglo. Incidentes explicables, si es que se puede, dentro de la fenomenología poltergeist, es decir, fenómenos extraños o paranormales inexplicables dentro de las leyes de la naturaleza. Todo comenzó con motivo del fallecimiento de una vecina de Santa Cruz llamada B.R., quién en vez de dejar la herencia a su marido decide dejar gran parte de la misma a sus hermanos P.R., R.R. y otra hermana cuyo nombre desconocemos. Así pues, el marido de la viuda, E.M., apodado “El R.”, hombre con tendencia a tener problemas derivados del consumo del alcohol, estalla en una violenta discusión con los hermanos de la fallecida durante el sepelio de ésta amenazándoles de forma violenta.
Pasó algo de tiempo cuando un día P.R., hombre de una talla intelectual y cultural prominente, abogado de profesión y ligado al ayuntamiento de su pueblo, paseaba con su perro por el camino de la Veguilla, cuando salió a su encuentro E.M. a lomos de una burra portando en sus manos una escopeta. Al pasar al lado y sin cruzar palabra, este último descerrajó un disparo a boca jarro al abogado destrozándole por completo la cavidad abdominal, la herida fue mortal de necesidad. Al parecer, el suceso fue advertido por una mujer y su hija que se encontraban trabajando en unos sembrados cercanos, y así lo narraron a las autoridades competentes de la época. R.R., hermano del asesinado y abogado igualmente de profesión, fue el encargado de llevar a juicio al asesino y hacer que recayese sobre el mismo una pena de cárcel bastante importante con un posterior destierro del pueblo.
Dichos hermanos, hombres realmente importantes en su época, tenían unos fuertes sentimientos republicanos y anticlericales, no obstante, fueron los que trajeron los ideales de la República, si se puede decir de esta forma, a su pueblo. Igualmente fundaron un teatro y una banda de música. Se decía que don R.R. se reunía en secreto con una serie de personas afines a su ideología en cuevas y lugares apartados donde poder discutir ideas y propósitos con cierta seguridad. De ahí que en Santa Cruz se escuchase por esta época el siguiente dicho:
“Dónde vas R.R., tan gallardo y tan ufano, a la Cueva de Aldovera, con todos los republicanos.
Hasta este punto todo parece un suceso más de aquellos llamados de la “España negra”, de herencias y ajusticiamientos. Lo raro y lo absurdo sucede cuando en la autopsia del asesinado, según cuentan los ancianos del pueblo, que a su vez lo han escuchado de sus mayores, el hermano decide coger la legua del fallecido e introducirla en un frasco de formol, dejándola posteriormente en el aparador de la biblioteca de la casa. Pasa el tiempo y mueren todos los individuos relacionados con este luctuoso suceso. Que decir cabe que son enterrados, con el resto de la familia, en el cementerio civil de la localidad.
Trascurridos unos años la casa es heredada por una sobrina nieta, la tía C., mujer muy religiosa, hasta tal punto de vestir habitualmente con el hábito de la Virgen del Carmen. Era muy dada a invitar a casa a sacerdotes y personas afines al ideario católico, para comer o charlar de sus temas. He aquí cuando se empiezan a desencadenar una serie de hechos difícilmente explicables: ruidos, movimientos de objetos con cierta violencia, desapariciones de cosas, etc. Llegó a tal punto que los vecinos contaban que algunas veces se había visto salir de la casa a los criados, con la velocidad de quién haya visto al diablo. Los sucesos lejos de remitir se incrementaron con el tiempo, siendo imposibles de aplacar; rezos y misas no surtían efecto.
Al ver lo que sucedía, la tía C., aún siendo católica a ultranza, dejó dicho que a su fallecimiento fuese enterrada en el cementerio civil, al lado de toda su familia. Hecho que acaeció a principios de los años 30 del siglo XX. La casa fue heredada por una hija de ésta, y dándose cuenta que la legua de su antepasado estaba todavía en el frasco de formol en un estante de la biblioteca, hizo enterrarla en la misma casa, ofreciendo rezos y misas por el descanso de don P.R., así desaparecieron los fenómenos y llevaron una vida normalizada.
Dicha familia, buena y querida en el pueblo, todo hay que decirlo, quedó tan marcada por estos acontecimientos que eran dados a visitar lugares de poder con fenomenología parecida siempre que les fuera posible. No obstante, fueron de los primeros en visitar Garabandal (Cantabria), cuando los famosos sucesos de las apariciones marianas, allá por el año 1961.
Para finalizar, hemos de señalar que la casa donde sucedieron estos hechos aún permanece en pie, y las tumbas de los protagonistas se pueden visitar dentro de lo que era el antiguo recinto civil del cementerio. Igualmente se nos ha comentado que de los hechos acaecidos queda algún registro en los archivos parroquiales.
El antiguo rito del Ro-lang, el cadáver que se levanta
Alexandra David-Néel fue una antropóloga y aventurera francesa que viajó al Tíbet a principios del siglo XX. Sus estudios y descubrimientos, muchos de ellos relacionados con el mundo ancestral y mágico, los recogió en su libro Magos y Místicos de Tíbet. En dicho trabajo podemos encontrar un rito descrito por
un hechicero cuyos orígenes se hunden en la bruma de los tiempos, mucho antes de que el budismo se introdujese por estas tierras. En sus páginas se describe el antiguo rito del Ro-lang, que traducido viene a decir "el cadáver que se levanta" .
En resumen, podemos imaginar al viejo hechicero tumbado sobre un cadáver con la boca abierta, recitando una fórmula mágica de boca a boca, al poco tiempo el muerto cobrará vida, y es cuando el hechicero aprovecha para arrancarle la lengua y conservarla como objeto mágico. Pero, ¿por qué la lengua?, puede que sea porque ésta sea un órgano utilizado por el ser humano para articular el lenguaje, y fuese una forma de tener un nexo de unión para el contacto con el más allá. De ahí el querer conservarla, disecada o untada en ungüentos por culturas ancestrales, o en nuestro caso, conservada en formol. Hemos de tener en cuenta que este relato, el de Santa Cruz de la Zarza, transcurre en el siglo XIX, la época del romanticismo y el espiritismo, de la importación a Europa de conocimientos y saberes de lugares lejanos y exóticos. ¿Pudo haberse utilizado este rito en nuestro caso? casi con toda seguridad, no. Pero de ser cierta la historia puede haberse utilizado algo parecido, seguramente para mantener el contacto de alguna forma con el hermano fallecido.
La Cueva de Aldovera
En el relato tenemos una coplilla popular cantada por las gentes de Santa Cruz hasta hace relativamente poco tiempo que hablaba de un lugar de reuniones secretas llamado Cueva de Aldovera, curioso porque no deja de ser la cueva en sí un lugar de adoración y misticismo desde tiempos pretéritos. Curioso es también que en el pueblo ya nadie se acordase de la ubicación de dicho lugar, ni los eruditos del pueblo conocían su paralelo. Fue un pastor de 90 años quién habló a mi persona por primera vez de esta cueva. Resulta que cuando era niño los pastores de Santa Cruz de la Zarza y los pueblos de alrededor solían llevar a sus rebaños al despoblado de Aldovera, situado a pocos kilómetros del pueblo de Illana (nombre que dicen proviene de la diosa romana Juliana), provincia de Guadalajara. En un risco sobre un río estaba enclavada dicha Cueva de Aldovera, que en el pueblo alcarreño la denominan “de la Mora Encantada“. Nombre eminentemente mágico donde los haya; más
La Cueva de Aldovera
si contamos que nuestra cueva es una cavidad artificial de datación imprecisa y varias estancias, con entrada dificultosa por su altura y una curiosa leyenda, pues en las noches especiales como la de San Juan, al reflejarse la luna sobre una de las paredes de la misma se aparece la silueta del rostro de la dama encantada. Si nos detenemos a contemplarla nos daremos cuenta enseguida que más bien parece el rostro de una bestia o un baphomet que el de una dulce doncella. Para terminar con la cueva diremos que está muy cerca y en el camino del Prado de San Isidro, lugar donde acaeció uno de los milagros achacados a este santo, sin olvidar que el hijo del mismo se llamaba San Illán, como el pueblo.
Después de haber leído el artículo es fácil darse cuenta del potencial turístico de la Mesa de Ocaña si los lugares descritos anteriormente, y otros que no hemos tenido la oportunidad de nombrar por espacio, salieran a la luz y pudieran ser visitados por el público en general. En una comarca tan pequeña, tan bien comunicada, y con la mayoría de sus principales monumentos situados en casco urbano y relativamente cerca los unos de los otros, no sería difícil proyectar unas rutas de patrimonio desconocido que para empezar duraran un par de días, un fin de semana.
A casi todos los niveles la idiosincrasia de la comarca se encuentra en el mundo subterráneo, ya sea a nivel religioso, mágico/esotérico, civil o popular; siendo unos ejemplos perfectos de este mundo a nivel nacional, con unas capacidades increíbles para convertirse en unas rutas de primera magnitud. Además en el territorio español es complicado encontrar un patrimonio de estas características, lo que lo hace casi único.
Comprendemos que cuesta mucho esfuerzo y dinero diseñar este tipo de rutas patrimoniales y hacerlas realidad, dado que los dueños de estos recintos son de muy variado origen, cada uno con sus respectivos intereses, y resulta difícil coordinarlos entre sí. De lo que estamos seguros es que dentro de unos años, ya sean 20 o 50, serán una realidad, es una idea que daría tanto prestigio a la comarca, puestos de trabajo y notabilidad que resulta imposible no dejar de intentarlo.