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TERCERO 1 NUMERO
DIVULGADORA DE LA DOCTRINA ESPIRITA. 2021 ARTÍCULO S
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MERCHITA 2021
MENSAJE S
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ANTE LA VERDAD La mayoría de los Espíritus encarnados en la Tierra no perciben a tiempo la llegada de la muerte. Muchos ni siquiera se dan cuenta fácilmente de que se han trasladado a otro plano. Y casi todo el mundo se sorprende con la brevedad de la vida que vivió en la faz del planeta. En eso, todos tienen razón, porque el tiempo de una encarnación humana, en nuestro orbe, pasa tan vertiginosamente que de esta realidad rara la perciben. Por tanto, es una locura sobrestimar los placeres fugaces del cuerpo y de la vestimenta, de la abundante mesa y del harto cuerpo, de la cartera bien repleta y del predominio provisional en eminencias sociales.
Los incautos amantes de las falsas apariencias se esfuerzan, trabajan, conspiran, sueñan, atacan y engañan, todo haciendo por menos que poco, o incluso por nada, acaparando como el premio de esa lucha engañosa sólo un pequeño puñado de ilusiones. Felices los que conocen el ABC de la inmortalidad y conocen las grandes realidades de la vida. Y más feliz aun es quien consigue aprovechar la dadiva de las horas para erigir en la fraternidad y en el bien la felicidad suprema para detenerse en la luz.
EL DON DE LA FE Las almas infieles, que viajan aventureros por todo el mundo, son víctimas fáciles de las garras de la desesperación. Sin el apoyo de la confianza filial en la providencia de Dios, difícilmente pueden soportar, sin perturbarse, los más suaves golpes de los vientos de la prueba. La enfermedad destruye su buen humor, las decepciones desaniman sus sueños, el dolor les lastima la razón. Desequilibrados en cualquier derrota, se confían a la ira que los ciegan, al desánimo que atrofia, a la rebeldía que desorienta, al odio que enloquece.
Son como barcos sin rumbo, balanceaá ndose peligrosamente en mares tormentosos, o como paá jaros lejos del nido, sorprendido por la tormenta. Entregado a sus propias fuerzas, la criatura humana tiene pocas reservas de comprensioá n y paciencia, humildad y coraje, para superar, sin peá rdidas graves, los desafíáos de la vida. Solo el don de la fe es capaz de proteger las flores de la esperanza indemnes en el clima, con la certeza de la victoria final del amor y la justicia. Por eso, el Divino Maestro recomendoá la fe que mueve montanñ as, como garantíáa suprema del buen aá nimo y de la paz.
NOTICIAS Las noticias del mundo son angustiosas. Los medios de comunicación divulgan diariamente informes angustiosos. Son catástrofes terribles, crímenes atroces, injusticias espantosas, epidemias implacables, conflictos inquietantes, hambre, miseria, derroche... No te dejes envenenar por esta devastadora avalancha de desequilibrios. No alimentes tu espíritu con estos oscuros e inquietantes miasmas. En medio de tantas malas noticias que se están esparciendo por el mundo, Jesús nos ofrece su Buena Nueva, la Buena Nueva Noticias del Reino Divino del Amor y la Paz. Bañe su corazón en esa sublime fuente de fuerza y belleza. Devuelve tu alma al contacto de esta linfa de grandes esperanzas. Ábrase a la reconfortante claridad de ese mensaje de resurrección y vida.
Y cuando sientas las espléndidas flores de la alegría floreciendo en tu jardín interior, y experimentes los dulces frutos de la fe que mueve montañas, extiende tus brazos compasivos a tus hermanos dando comprensión y ayuda, fuerza y buen ánimo. Difunde por todas partes el renovador aroma de tu optimismo, la energía de tu confianza constructiva, la luz del sol de tu comprensión verdaderamente iridiscente. Sé, hijo mío, sembrador de buen ánimo y embajador de la fraternidad, en nombre del Altísimo, encendiendo la antorcha de la salvación en las tinieblas del mundo. Verás que la luz vence y disipa las tinieblas, y que el poder triunfante del Bien redime y salva siempre. Leticia
ILUSIONES Y REALIDADES Los Espíritus Engañadores, que aun preponderan en las cátedras del mundo, son ángeles que prometen para quienes los siguen, una plétora de beneficios. Agitados por la previsión de la riqueza fácil, el poder sin responsabilidades y los placeres sin límites, vigilando a multitudes que se lanzan audazmente en busca de ventajas personales a toda costa, buscando disfrutar del máximo beneficio, aunque sea a expensas de la verdad y la justicia. Persiguen la riqueza y la gloria, contentamiento y abundancia, pero, después de todo, cosechan la decepción y cansancio, enfermedad y desilusión.
Tarde perciben que las semillas del odio solo producen flores de sangre, y que los frutos del crimen son inexorablemente de atroz amargura. Jesús, sin embargo, que solo ofrece a sus discípulos las cruces de la renuncia y el sacrificio personal, para trabajar en nombre de todos, concede permanentemente a sus alumnos las bendiciones de la paz íntima, la desvelada y amorosa asistencia de sus mensajeros de amor, y la cosecha, a su debido tiempo, de lo más sublime logros en la vida inmortal. En ese enfrentamiento, entre ilusiones y realidades, corresponde a cada Espíritu tomar la elección decisiva. La seguridad de la fe o las incertidumbres de la negación. La tranquilidad interior o la frustración del desencanto. La verdadera felicidad, en las alegrías del deber bien hecho, o las cenizas del remordimiento, en la desesperada aflicción por los destrozos sin provecho. No huyas, por tanto, de la cruz. Ampárate en ella, que es tu carga personal confiable en el proceso de tu existencia, porque si prefieres el espejismo de las promesas engañosas del orgullo y la locura, terminarás encontrándote en la ardiente soledad de los desiertos de la mentira.
ÁÁ ureo
EN LOS ARCANOS DEL Hijo, una y otra vez la Luna se pasea por el cielo, y el TIEMPO Sol sale y se esconde en los bordes del horizonte, hasta que deja que la pequeña semilla se convierta en un árbol frondoso. Innumerables evos se han inclinado, en el inmenso abultamiento de las edades, para que tu espíritu palpitara y en él estallase la luz de la conciencia. Son preciosas miríadas de siglos para que nazca una estrella, y milenios de milenios para que la gloria cristiana corone a un ángel en los Cielos. Somos aun modestos hijos de Dios en crecimiento, desenvolviendo los poderes de la inteligencia y de la memoria, acrisolando sensaciones y sentimientos.
La experiencia es nuestra maestra en la escuela de la vida, donde el progreso forja, en las oficinas del tiempo, nuestro temperamento moral. No te inquietes, pues, si el fulgor de las virtudes que ansias cueste hasta revelarse. Agradece, reconocido, los pálidos reverberos que ya te clarean los pasos en el camino de la existencia, y sigue hacia adelante, valeroso y confiado. Ten paciencia contigo, hijo amado, como nuestro Padre Eterno tiene paciencia con nosotros. No te aflijas en vano. Deja que el tiempo y el trabajo, el dolor y la lucha, tanto como las confortantes alegrías de tu cotidiano, moldean y gravan en tu alma la excelsa grandeza con la que sueñas. Considera, hijo mío, que en tu actual pequeñez, y en tú pobreza de ahora, tienes la riqueza infinita del amor del Divino Padre, el cariño sublimado de tus Numes Celestiales y el beso maternal que no te negaré. Leticia 12º MENSAJES DEL LIBRO AMAR Y SERVIR SANT’ANNA, Hernani. A