AGONIA ESPIRITUAL DIVALDO FRANCO

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AGONÍA ESPIRITUAL Divaldo Franco/Amelia Rodríguez Libro: Viviendo con Jesús Mateos, 9:32 y siguientes. Convidando Mateos a seguirlo en clara mañana arrebatadora de luz, los fenómenos producidos por Jesús se sucedían como si una sinfonía de bendiciones alcanzase a las masas sufridoras y desilusionadas de los caminos... ¡Ellos habían esperado tanto por aquel momento! Las noticias procedían de todos lados, traídas por los vientos anunciadores de esperanzas. Hacia tempo que solamente el dolor era oído, en razón directa en que los socorros se tornaban escasos, cuando no llegaban. Las simientes, que fueron arrojadas al suelo de la fe, no conseguirían germinar, conforme sería de esperarse, y


una terrible desolación tomaba cuenta del pueblo abandonado de Israel. Jesús llego, y todas as vistas fueron dirigidas en su rumbo. Desconocido, El paseaba Su misericordia envuelta en compasión y entendimiento. Porque conociese aquel pueblo y sus dolores, usaba de ternura y piedad, ayudándolo a salir del desencanto y de la desconfianza. Peor, algunas veces, que las enfermedades, son los tormentos del alma, la perdida del sentido existencial, la indiferencia ante lo que pueda acontecer. Ese era, pues, el paisaje moral que El vino alterar, ensarmentando el Amor en los corazones e luz en las sombras densas de la ignorancia. Jamás alguien así lo hiciera. Los profetas raramente sentían las angustias del pueblo; antes, lo amenazaron, lo amonestaron, anunciaron tragedias. Bien pocos hubo que trajesen la lluvia de misericordia para sus ardientes inquietudes. El, sin embargo, por donde pasaba dejaba un rastro de estrellas iluminando la noche de los caminos. Cánticos de gratitud y de gloria se levantaban para bendecir sus hechos. (...) Y El seguía, tranquilo y amable, como las nubes garzas empujadas por vientos suaves en el azul del cielo... No hacía mucho el trajo de regreso al torbellino de la vida física la niña considerada por muerta. La catalepsia la condenaba a la sepultura, cuando El percibió que aun vivía y solicitó que todos saliesen del ambiente - músicos, dolientes, familiares y curiosos llamándola para que retornase, lo que aconteció de inmediato. Aun no se habían silenciado las voces de la alegría, cuando El líbero de las tinieblas a los ciegos que se le aproximaron suplicando apoyo. Antes mismo que esos se diesen cuenta de lo ocurrido, les recomendó que no dijesen nada a nadie.


El no necesitaba de propaganda, y mucho menos de reconocimiento humano. El perfume del amor impregna sin aguardar nada a cambio. Y Él era Amor que no sería amado, por más que hiciese en favor de todos cuantos se Le acercasen. Más ellos no Lo entenderían, y su júbilo era tal, que narraban el acontecimiento por todas partes, proclamando Sus hechos poco común, jamás antes acontecido. Era natural que otros infelices le fuesen presentados por el pueblo ávido de fenómenos y poseedor de necesidades poco habituales… De lugar en lugar, se repetían las maravillas, y las multitudes se tornaban más voluminosas, con el fin de Verlo, tocarlo, como lo hizo la mujer que padecía de flujo de sangre, así consiguiendo la cura. Su fe había sido la fe que transporta montañas, y se trataba de una extranjera, más que acreditara en Su poder. Las sinfonías son piezas muy complejas y ricas de melodías que se completan en favor de la harmonía del conjunto. La Suya era una sinfonía incomparable de acciones ininterrumpidas, atendiendo al clímax para luego recomenzar. Asevera el evangelista Mateos que Le trajeron un mudo, que se encontraba dominado por un espíritu perverso, imposibilitándolo de hablar. La obsesión era evidente, y el sufrimiento de la víctima era visible. Sufría esa afasia espiritual, en rescate necesario, cara a los delitos perpetrados anteriormente, cuando hablaba y faltara en sus compromisos morales en existencias pasadas. Penado por la austeridad de la Ley, sufría la angustia de la mudez, ampliada por el asedio del ser infeliz que lo dominaba, disculpándose con lo que antes le fuera impuesto sin cualquier sentimiento de piedad. Jesús observo aquellas dos vidas que se discordaban en la Esfera espiritual, detectando al invasor de aquella existencia, complaciéndose en la prepotencia. En silencio, psíquicamente amonesto al nominado cobrador y lo expulsó de las matrices espirituales de su hospedero. Cesada la causa del mutismo, el enfermo recobró la voz y se puso a hablar con entusiasmo, mientras las lágrimas le escurrían de fiesta por los


ojos desmesuradamente abiertos. Ante la louvaminha de los entusiastas observadores, hambrientos de luz y de paz, Jesús lamentó cuán grande es la siembra y cuan pocos son los segadores! Él sabía que todos aquellos sufrimientos eran justos, en razón de los desmanes de aquellos que los padecían. Reconocía, sin embargo, que los hombres y mujeres encontraban tan envueltos por la ignorancia y por inmediatismo, que se hacía necesario un número muy grande servidores devotados, para que fuesen disminuidas las causas las aflicciones, a través de la renovación moral de las masas...

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Muchas veces, acompañamos referencias bíblicas sobre la Palabra como sinónimo de Dios, del Padre Creador, que eligiera a Jesús por Sus méritos para venir y tener con las criaturas humanas en el proscenio terrestre sombrío y triste. La palabra también constituye donación divina para que las criaturas se comuniquen, se enriquezcan, permuten experiencias, contribuyan en favor del progreso y de la felicidad. Ella ha sido de valor inestimable a través de los tiempos y en todos los pueblos. No en tanto, su uso indebido responde por violencias, injurias, calumnias, agresiones y guerras... Vestida de luz, rompe la oscuridad de los conflictos y abre espacios para la conquista de la plenitud. Traduce la inspiración de lo Alto en cánticos de alabanza y de glorias, inmortalizando los pensamientos y las emociones. Aquel obsesado era mudo. Tenía las cuerdas vocales paralizadas bajo la acción de los fluidos deletéreos de su perseguidor. Intentaba comunicarse y se encontraba en silencio. Jesús le restituyó el verbo, y el proclamó la Glória de Dios. Hay, no en tanto, multitud que hablan y son mudos en relación a los valores eternos del espíritu, sin contacto con Dios. Expresan sus pensamientos, sin embargo, enmudecerían en relación a la vida, victimadas por el materialismo, por las ambiciones desmedidas, por el egoísmo exacerbado. Esa mudez lleva a la locura, porque desestructura el pensamiento y desarmoniza los sentimientos. Son mudas, presuntuosas y abarrotadas de palabras vacías, que no tienen sonido, por cuanto están adstritas a sus pasiones, sin que


puedan alcanzar los niveles superiores de la vida, transformándose en estrellas inapagables en los cielos de otras existencias. Jesús, sin embargo, las aguarda pacientemente por los caminos sombríos por donde siguen, hablando, mas sin palabras de liberación, antes si son portadoras del verbalismo que esclaviza y alucina. Esos habladores mudos para las cuestiones espirituales, forman verdaderas multitudes sin rumbo, que un día encontrarán a Jesús, que los libertará de las auto obsesiones, de las obsesiones producidas por adversarios inclementes que los aturden, de los desórdenes mentales em que se estrepitaron. En aquel día, Le trajeron a un mudo que era atenazado por un espíritu infeliz, y Él lo libertó!... De ahí vendría en el cual los mudosparlantes Lo encontraron y, después de curados, pasaran a hablar sabiamente.


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