CAMINANDO PARA DIOS DEL LIBRO RACIONALISMO CRISTIANO

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CAMINANDO PARA DIOS El gran objetivo de la vida del hombre es crecer para Dios, todos caminamos en dirección a Él, porque el fin primordial es alcanzar la perfección, para poder comulgar con las altas esferas, la sede del Padre. Es necesario conseguir un criterio concluyente acerca de la necesidad que todos tenemos establecernos en la Tierra con fundamentos en solidas bases racionales de entendimiento cristiano. Siempre se dice y se repite, que vivir todos vivimos, más que es muy difícil saber vivir, nos olvidamos que para vivir bien, existe la necesidad de que instauremos en la vida normas y principios. Principios de intachable conducta


que no siempre son introducidos en las relaciones diarias, y que no permiten el que le demos un cuño macizo de imperiosa cristalización. Acontece que por haber infringido la moral cristiana, muchos se sienten desacreditados para asumir, más tarde, actitudes de mayor responsabilidad. Para desviarse del camino de las sombras, en el que se sumergieron, para seguir el camino con paso firme en el amplio camino de la iluminada vida, pues siempre hay tiempo. Otros en cambio por estar sumergidos en la sociedad, en grupos profanos, se habituaron a la frívola convivencia, a las conversaciones vanas, a las diversiones perniciosas, y se dejan arrastrar por el curso de la vida, sin protestar, sin reaccionar, por el mero comodismo. Entre esos, hay almas que podrían sacudir el polvo de la indolente resignación, para dar a la propia conciencia la satisfacción, que ella espera, de la compenetración al buen uso que deberían hacer de sus reservas morales. Tal vez, lo que les falta es el estimulo, una palabra amiga, una expresión inspirada para que caigan en sí, desarrollando fuerzas adormecidas, a favor de una alborada redentora. Para que surja el esclarecimiento, los libros Racionalistas Cristianos claman, en sus enseñanzas, por la utilización del raciocinio, por la investigación apasionada, por la sinceridad en la apreciación de los hechos y argumentos. La espiritualidad es la fuente emanante de la verdad en la que se reflejan la ciencia y la sabiduría, sabido cómo es que sin la presencia de esos dos atributos espirituales en la composición de la vida terrena, la espiritualidad no se manifestaría. En estas condiciones, nadie, se exima de procurar la Verdad para con ella afirmarse, retener la sabiduría y, aun con ella, penetrar en el dominio de la ciencia. En el sector de la filosofía, procurar el racionalismo cristiano haciendo prevalecer la Verdad sobre todos los embustes en los que se ve envuelta la humanidad explorada. Esta es una de las conclusiones a que deberían haber llegado los estudios, pues cada cual deberá seguir el camino que más le agrade, sin recelo de que pueda haber condenación eterna.


Todo mensaje que la Doctrina dirige al lector amigo es de fraternidad, de amor cristiano, y es ofrecido sin segundas intenciones, sin intención de egoísmo, todo volcado para el bien al prójimo, para la felicidad del ser afín, co-participante de la evolución universal. En este lenguaje franco y simple, en que se reconoce la igualdad de todos, no puede haber lugar para un sentimiento que no sea envolvente y de confraternización. Reconocida la ley de las encarnaciones, no se puede, ante ella, menospreciar la posición desfavorable de nadie en el mundo, porque todos los que en el se encuentran hoy, en mejor estado, ya estuvieron, en vidas progresivas, en la misma o peor situación, y podrán, aun, volver aquella misma o aun peor condición, si no se pusieran sintonizados con las realidades espirituales. Así entendido, pueden quedar seguros los lectores novatos en estos asuntos, de que las lecciones absorbidas del Racionalismo Cristiano, llevan a la criatura a considerar, respetuosamente, a todos los seres en sus variadas experiencias. La Doctrina Racionalista Cristiana está representada con muchas obras, por cierto, en cada una de ellas, nuevos escenarios son revelados al estudioso. Es necesario comprender que puede una fracción de los conceptos generales presentados en una coletanea como esta, no abrazar todo cuanto el lama sedienta de conocimientos procura, y, en este caso, el consejo que se podrá dar es el de proseguir en la investigación, en el estudio, hasta alcanzar la satisfacción ansiada. Es incontestable que aquellos que hoy forman parte de la comunidad Racionalista Cristiana, encontraran en aquel ambiente la única explicación para sus antiguas dudas e incertezas, y una vez aclaradas y eliminadas, se pondrán en buenas condiciones para rectificar el camino de la vida, satisfaciendo sus exigencias. Esta es una recompensa que no tiene precio y puede ser expuesta, con seguridad, como testimonio de la verdad. Muchos de los que acuden a las Casas Racionalistas Cristianas, afectados por el dolor, por la desgracia, por la desesperación y por la no creencia, fueron esclarecidos por el estudio atento de las obras divulgadas por la institución, y son hoy criaturas valerosas y dignas, útiles a la colectividad y a la familia, por el conocimiento que obtuvieron , el cual les abrió un nuevo panorama de


confianza en el futuro y les posibilitó dar al presente una orientación racional y activa, recolectora de ponderables beneficios. Ojala, pues, haya encontrado el lector atento en estos escritos medios de formular una conclusión satisfactoria, en el sentido de pulverizar alguna imagen que, eventualmente, le haya dificultado la comprensión de lo que se ve exteriorizado. Si no hubiese una convicción bien nítida de que la humanidad precisa raciocinar por el racionalismo Cristiano para su recuperación moral, no valdría la pena perder tiempo y trabajo en editar tantas obras que, al final no son escritas para producir lucros monetarios. Los esclarecimientos que se alcanzan con estos estudios llevan al individuo, cualquiera que sea el, a no guardar solo para si lo que aprendió, y por eso cumple el deber cristiano de transmitirlo al semejante, con la buena voluntad, aquello que se puede decir verdadero, útil e ignorado para que la luz se haga en todos los espíritus. Este es un postulado del cristianismo puro. La Biblia fue escrita en una época en la que la evolución general en el planeta era considerablemente menor, y en aquel tiempo ciertas cosas podían ser dichas y merecer crédito, más que hoy cae en el ridículo quien pretendiera sustentar la mayoría de sus proposiciones. Más allá de eso, el velo que separa a la humanidad de este para el otro lado de la vida, no había sido aun roto, razón por la cual la imaginación había de trabajar sola y componer imágenes fantasiosas que en los días presentes no se pueden sustentar más. Nadie pretende que crean piamente en todo, más si que investiguen, estudien y concluyan a la luz de La razón, del buen sentido y de la lógica. La sentencia del “Cree o muere” es hoy una farsa sin expresión. Todos tienen el deber de raciocinar, de deducir, de sacar lecciones concluyentes, y bien fundamentadas. No hay sabiduría en los religiosos que creen en Dios, solo porque los otros dicen que existe; creer en la Inteligencia Universal es sentirla en la Naturaleza, es sentirlo en uno mismo, es encontrar la razón de su existencia en las pruebas de su acción. Todo cuanto en el racionalismo Cristiano se escribe tiene un único fin, que es el de llevar al prójimo el conocimiento adquirido a la cara real de la vida. Nada se quiere imponer, contrariando creencias arraigadas. La naturaleza no da saltos, y el fruto solo maduro a su debido tiempo; luego, no se va a forzar a una


madurez que ha de venir con el tiempo oportuno, ni se pretende que el individuo que no está maduro para cierto aprendizaje, esté dispuesto a recibirla. Por eso, la cuestión espiritual es tratada con máxima amplitud y condescendencia, no habiendo, se repite, la menor intención de desviar a los creyentes de sus creencias. Estos escritos son destinados a aquellos que pueden ya esposar otras ideas con un sentido más dilatado, en los campos de las investigaciones espirituales. Los que así se muestran preparados, han de sacar el competente provecho y servirse de este vehículo, de aprendizaje, para ascender a planos más altos. No hay privilegios en una marcha ascensional. Todos tomaran parte en ella, apenas con diferencia de tiempo o de épocas. El Racionalismo Cristiano es un alma fraternal que no repudia a nadie por diferencia de raza o por ideas religiosas; el es amigo, indistintamente, de católicos o protestantes, espiritas o ateos, porque lo que vale en el individuo no es, aquello en lo que el cree, más si en la limpieza de su alma, su dignidad personal, la manera de respetar a su semejante y los ejemplos elevados en su vida de relación. Los lectores de las obras Racionalistas Cristianas, pueden, sentirse así cómodos, seguros de que no serán molestados con imprudentes catequesis, como se hace por ahí, cuando se quiere sacar provecho material de incentivos. El individuo que camina forzado se torna un ser inconformista, desambientado, y, en la primera encrucijada, desaparece, dando mal ejemplo. En el Racionalismo Cristiano se pugna por la calidad, y no por la cantidad, sabido cómo es que en la tierra pocos son los que se muestran deseosos e inclinados a participar de las fiestas espirituales; La mayoría camina con los pies en la tierra, preocupado por los manjares suntuosos que regalan a los sentidos. De cualquier forma, las obras Racionalistas Cristianas continúan siendo procuradas, cada vez más, porque mientras unos parten de esta vida, otros vuelven, y cada vez es mayor el interés por las cosas del espíritu. Muchos de los que ascienden a sus mundo, después de la desencarnación, no pueden justificar allí su ignorancia con relación a los Principio espirituales por los cuales no se interesaron cuando estaban encarnados, y harán todo lo


posible para que no les suceda, al volver, lo mismo y ser de nuevo envueltos por las olas de la negligencia y del desanimo. Todas estas advertencias, tienen el aviso de alerta de quienes atravesaron largos caminos por los valles inhóspitos de la experiencia y pueden, hoy, después de sucesivas reencarnaciones, en millares de años recorridos, escribir, con convicción, acerca de las verdades que el Racionalismo cristiano proclama. Por el Racionalismo Cristiano se sabe que las perspectivas no son risueñas para aquellos que se descuidaran en el presente, de la vida futura. De ahí la necesidad de cada uno cuidar mejor de sí, pesando sus responsabilidades y de ellas adquiriendo mayor conciencia. Ese resultado será conseguido con la lectura y meditación, urgiendo no dejar de lado la práctica, que deberá formar parte integrante de la vida. Las obras editadas por el Cristo Redentor, inclusive el “Racionalismo cristiano” deben ser estudiadas diariamente, meditándose mucho sobre las enseñanzas allí contenidas. Innegablemente se trata de criaturas que están ganando terreno en el campo de la evolución. Es de regocijarse con tal hecho, por saberse que tiene una repercusión favorable en los planos más altos de la jerarquía espiritual. El Astral Superior, al lanzar en la Tierra su Doctrina Racionalista Cristiana, lo hizo con el propósito de que ella fuese encontrada por seres madurados para el espiritualismo, y sabia, como sabe, cuáles son esos. Conviene, así, no perder la oportunidad que pasa, pues tal vez no vuelva tan pronto, a notar cada uno que la haya encontrado, sus advertencias, sus esclarecimientos y enseñanzas. Una vez que ese acontecimiento no es producto del acaso, más si tiene sus raíces sumergidas en el pasado y significa el reflejo de procedimientos anteriores, recientes y remotos, entonces es una razón más para que la criatura medite, con seriedad, sobre el asunto. Aquellos que aspiran determinados objetivos que solo pueden ser alcanzados con conocimiento espiritual, no deben extrañar que ese conocimiento les venga al encuentro, para después desarrollarse el escenario objeto de sus ansias, formuladas en alguna ocasión.


Hay épocas en que la aspiración por una elevación mayor del alma se manifiesta más intenso de lo que en otras, como resultado del medio en el que el individuo vive, de los dramas que lo envuelven y de otros factores psicológicos, más con la aspiración elevada, están siempre presentes los deseos de una vida mejor, y esta puede ser conseguida conduciéndose la criatura por el camino de la espiritualidad. Puede ser afianzado, con seguridad, que el estado moral de la criatura que haya procedido en la vida según las reglas de la moral cristiana, difundidas por el Racionalismo Cristiano, cuando llegue a su Mundo de Luz, de los más confortadores, y todos podrán obtener esa conquista para su felicidad, la cual solo podrá ser completa cuando sea practicada y compartida por los demás miembros de su grupo; para eso cada uno de ellos habrá de hacer su parte, decididamente, con la comprensión clara de sus proficuos resultados.

Traducido al Español Por Merchita, extraído del libro “Racionalismo Cristiano”


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