Invitación A LOS ESPIRITAS Diversos Espiritas/Divaldo Franco LIBRO: Terapéutica de Emergencia En el momento en el que las aflicciones alcanzan los más expresivos índices de alucinación y delincuencia, consecuencia natural del estado de transición socio moral por el que pasa la humanidad; en el instante en que las más expresivas cifras de necesidades demuestran la inevitable falencia de las doctrinas utilitaristas, que esperaban comandar las mentes humanas; cuando el hombre presenta el cerebro enriquecido de fórmulas que equipararon algunos de los complejos fenómenos de la Naturaleza y de la vida, aunque trazando inevitables conflictos del sentimiento y de la propia razón; ante los mapeos de las regiones cerebrales, que facultan el entendimiento de innumerables problemas del comportamiento, a pesar de abrirse otras áreas inexploradas; ante el sufrimiento que gana las calles de las ciudades famosas del
mundo, exhibiendo las heridas morales y espirituales de la civilización, no pueden quedar indiferentes aquellos que encontraron, en la Doctrina Espírita, las respuestas hábiles y claras para los múltiples cuestiones de la realidad existencial del hombre. Identificando, en el espíritu, las matrices de todas las ocurrencias del ser inteligente y, en su comportamiento, las génesis de las voluminosas como perturbadoras distonías de los grupos, sabe, el espirita, que cualquier actitud para facultar los resultados que serían de desear, debe tener su acción en su realidad inmortal, modificándole la visión y el entendimiento sobre la vida, de modo a ser generadas nuevas razones que, a corto, medio o largo plazo influenciaran a la sociedad, tras trasformar al propio individuo. Cualquier solución que no penetre en el amago de la vida espiritual, no pasará de paliativo para la coyuntura hodierna, como sucedió, en el pasado, en el que se procuró amputar los efectos o corregirlos sin actuar en los nacientes donde se originaron. El Espiritismo, en su perfecta síntesis de conocimiento e información, penetra sus observaciones en los factores predisponentes y preponderantes de los fenómenos humanos, poseyendo, de ese modo, las llaves interpretativas para sus incógnitas. El avance del conocimiento y el cambio de los paisajes sociopolíticoreligiosos ocurridos en el mundo, facultaran una mejor oportunidad para la vigencia y la experiencia espírita, alterando los mecanismos de la antigua persecución para una casi tácita aceptación del contenido Doctrinario del pensamiento Kardeciano, al tiempo en que una aureola de respeto pasó a envolver a los especuladores de la Tercera Revelación... Como consecuencia, parece haber habido una disminución de motivo, fervor e interés en muchos campamentos del movimiento espirita, en el que se alojan adeptos y militantes, en una falsa ubicación de que todo está bien y no se debe hacer nada, no siendo mas necesario el antiguo ardor ni el antiguo espíritu de servicio. Es obvio que se multiplican, bendecidas, las excepciones. Aunque la vigencia de los estatutos legales modernos más coherente con las necesidades humanas y con las perspectivas de
mejoras, ya no aparecen - dicen los más acomodados - necesarios el sacrificio y la dedicación evangélica como en los días apostólicos del cristianismo o en los años posteriores a la Codificación del Espiritismo, en que había un entusiasmo y labor saludable, creciente, que produjo apóstoles y mártires como sucede con todos los ideales de ennoblecimiento de la Humanidad Aparecen aun mismo, en estos días paradojas — de cultura e ignorancia — personas desinformadas o presuntamente esclarecidas que propugnan por un revisionismo doctrinario, apuntando errores e imponiendo nuevas reglas, en un total desconocimiento de profundidad, a respecto del Mensaje Espírita, que permanece inexplorada, aguardando estudiosos y aplicadores que se resuelvan por apresurar el período de renovación social, previsto y anunciado por el preclaro maestro de Lyon. Posiblemente, las circunstancias socioeconómicas, los factores apretados tiempos de lucha tiránica han distraído a los Espiritistas, con mayor dedicación a la práctica y estudio del Espiritismo, logrando conseguir simpatizantes de la Causa y pocos verdaderos espiritistas para la vivencia de la Doctrina. Su estudio metódico, su divulgación a través de los recursos propios a la mentalidad moderna, la vivencia honesta de sus enseñanzas, a través de la Caridad, constituyen desafíos que aguardan a los interesados, a fin de que se resucite el espíritu misionero, que lentamente cede lugar al fenómeno de la acomodación de la indiferencia o a la reacción de la injustificable agresividad. Personas que antes se dedicaban, motivadas por el combate sistemático contra este u aquel credo religioso o filosófico, no aprenderán a actuar a favor del Bien, sin el hábito de enfrentar adversarios, valorizando, como debía, la acción del progreso y de la educación de las masas, a través de la información positiva y de la terapia preventiva contra los errores y gravámenes, del que el Espiritismo es rico en contribución. En la falta, por tanto, de los enemigos tradicionales, que generaran conflictos en todas las áreas del progreso humano, los combatientes se vuelve, ahora, para apuntar errores en el Movimiento, evadiéndose de la tarea de enseñar por el ejemplo, blandiendo las armas del trabajo eficiente en lugar de la catilinaria
verbalista o las páginas que encienden corazones y aturden mentes ... Campo de debate, donde cada uno es independiente para actuar y asumir el deber de la opción asumida, el Espiritismo es la Doctrina de la libertad, sin que, en este contexto, nadie pueda eximirse de la responsabilidad consecuente por los hechos. Es indispensable que todos nos concienticemos — desencarnados y encarnados — de los compromisos ante la siembra del bien, en la mies del Señor, y sin medir esfuerzos partamos para la tarea de realización, porque, nunca, como ahora ocurre, hubo tanta necesidad del conocimiento, de la vivencia y de la lección espírita, modeladores de un hombre feliz y de un mundo mejor. En todo lugar donde nos encontremos, envidemos esfuerzos para la verdadera lucha del amor contra la brutalidad y de la educación contra la ignorancia, ofreciendo la cuota de luz que todos poseemos, en la certeza de que este es un deber nuestro — de espíritas — que no podemos postergar o transferir para otro. Nuestra oportunidad dichosa surge y luego pasa. Utilicémosla con la sabiduría de quien examina antiguas pasiones con la tranquilidad del tiempo que las venció, aplicando los resultados para el propio y el bien general. Yérganse los trabajadores del Evangelio Restaurado y entréguense a la faena desafiadora que señalará la Era Nueva que se anuncia en el momento de los grandes dolores que caracterizan la transición del “mundo de pruebas y expiaciones” para el “mundo de regeneración'’. ARISTIDES SPÍNOLA