EL AUXILIO SIEMPRE LLEGA PARA QUIEN CONFÍA EN JESÚS

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EL AUXILIO SIEMPRE LLEGA PARA QUIEN CONFIA EN JESÚS Noemi C. Carvalho Confía en Jesús Una mano se extiende cuando confiamos y tenemos fe. No son pocas las dificultades que surgen en la vida, y ellas algunas veces toman proporciones asustadoras. Más el auxilio siempre viene para quien confía en Jesús de manera sincera y verdadera. Una mano se extiende, muchas veces a personas desconocidas. Una solución surge, por caminos que nunca imaginaríamos. Lo fundamental es la confianza plena y, además de eso, la disposición y la voluntad firme para querer cambiar la situación en que nos encontramos. Naturalmente, precisamos también tener en mente que los problemas generalmente son pruebas que precisamos superar, que piden una reforma interior para que avancemos en nuestra jornada espiritual.


Por eso, además de la fe y de la disposición firme, también tenemos que aguardar el tiempo, que será el tiempo preciso para que todo transcurra de la mejor forma, pues “todo tiene su tiempo determinado, y hay tiempo para todo el propósito bajo el cielo. " (Eclesiastés 3) Recordemos las lecciones aprendidas. Estaba leyendo un cuento de Hilario Silva¹ que ilustra eso muy bien. Él cuenta que un instructor espiritual, hablando a través del médium a una pequeña asamblea que se reunía regularmente, decía así a los oyentes: – Una buena palabra auxilia siempre. Algunas veces, nos sentimos solos y proferimos inconveniencias. Desayudamos cuando podíamos ayudar. Es preciso aprovechar las oportunidades. Hablar es un don de Dios. Si abrimos la boca para decir algo, sepamos decir lo mejor. – No adelanta repetir frases inútiles. Y es siempre falta grave conferir prominencia al mal. Comentemos el bien. Destaquemos el bien. Todos los presentes oían atentamente las enseñanzas, y entre ellos estaba Belmiro Arruda que, de la misma forma, escuchaba compenetrado y en silencio. Después de algunos días, Arruda, estaba en su trabajo de jefe de albañil, orientando la construcción de un gran recinto. El enorme salón estaba casi listo, con un acabado impecable, una pintura exquisita. Y para hacer la verificación de la acústica del local, el ingeniero dijo a Belmiro: – Grite algo. Belmiro, acordándose de las lecciones de la última palestra, gritó, entonces, a plenos pulmones: – ¡Confía en Jesús!… Confía en Jesús! Un hecho inesperado durante la inspección de la obra. El sonido estaba admirablemente distribuido, y el ingeniero dio las órdenes en cuanto a las providencias que aún faltaban. Los


operarios continuaban su trabajo, cuando entró un hombre muy triste, de cabellos desgreñados, el semblante trastornado. – ¿Quien mando confiar en Jesús? – el preguntó. Alguien señala a Belmiro, para quien él se dirige, abriendo los brazos y exclamando. – ¡Obligado, amigo! En seguida, mostrando un revólver, continúo: - Iba a ponerme el cañón en la oreja, sin embargo, escuché su llamada y sostuve el disparo... Quería morir en el páramo del edificio, pero su voz me despertó... Hace tiempo que estoy en paro, y soy padre de ocho hijos… ¡Jesús, sí! ¡Confiaré en Jesús! ... Belmiro lo abrazó, con los ojos húmedos. El caso fue conducido al conocimiento del director del servicio que, visiblemente emocionado, extendió la mano al desconocido y dijo: – Venga mañana. Puede venir a trabajar mañana. Las situaciones que forman los hilos de la corriente del bien. Vea cuantas pequeñas actitudes construirán el camino de la esperanza, para que ella llegase aquel hombre que no tenía más fuerzas para continuar. Él fue al lugar donde estaba la construcción, y justamente en aquel momento el ingeniero resuelve hacer la prueba de sonido, pidiendo a Belmiro que grite. Este último, inspirado por las enseñanzas escuchadas, emite luego las palabras salvadoras, que también resuenan en el corazón de la persona que podría ayudar al hombre necesitado, el trabajo que brindaría apoyo a su familia. Vemos, por tanto, que muchas fuerzas se mueven para traernos los recursos que precisamos. Mas precisamos estar atentos, confiaren el amor que Dios y Jesús tienen por nosotros, así como en la presencia de los benefactores espirituales que inspiran las acciones que forman los hilos de la corriente del bien.


Referencia 1 – Basado en el texto del libro “La Vida Escribe”, de Hilario Silva, psicografiado por Chico Xavier y Waldo Vieira. Hilario Silva, en pequeños cuentos de situaciones de lo cotidiano, procura llevar los pensamientos de la Doctrina Espírita para que las informaciones del Plano Espiritual lleguen con facilidad al entendimiento común. Así, en la simplicidad de sus mensajes, el hace un convite para la reflexión, como explica Emmanuel, en el prefacio del libro “La Vida Escribe”.


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