`
LOS MEDIOS NO JUSTIFICAN LOS FINES José Batista de Carvalho Relaciones Los medios no justifican los fines ¿Qué dijo realmente Maquiavelo? En esta época en la que el relativismo moral se ha convertido en una práctica común, ya nada es asombroso. En todas partes, observamos cada vez más la práctica de justificar cualquier tipo de comportamiento, siempre que pueda causar algún beneficio, incluso si se utilizan dispositivos poco éticos para lograr el resultado. Sin embargo, los medios no justifican los fines. A pesar de atribuirse a Maquiavelo la famosa expresión de que “el fin justifica los medios”, en ningún lugar del texto de “El Príncipe” encontramos esta frase. Según Wikipedia, lo que dice Maquiavelo es: "que el gobernante debe actuar según la ética siempre que sea
posible, basándose en el concepto de razón de Estado, necesaria para el mantenimiento del poder". Sin embargo, dentro de esa argumentación, se entendió que la orientación es que, para la conquista y mantenimiento del poder, todo es aceptable y justificable. El inframundo de los pecados capitales. Aunque censurable, hoy en día el ejercicio de este precepto está muy extendido y practicado por muchas personas. No importa el entorno o la institución. La búsqueda obsesiva por la consecución de objetivos, ya sean estos materiales o posiciones en escalas jerárquicas, está incontrolablemente pasando por encima de todo y de todos. Las personas que se aferran a esta práctica, en su engaño conquistador, actúan de manera desmedida en un intento de materializar aquello que desean. Y para eso incorporan la ambición, la vanidad, la falsedad y cualquier pecado capital que sea necesario. En sus mentes, la única forma que tienen de ascender es concentrarse en su objetivo, sin preocuparse por lo que pisen en su camino. De manera subrepticia, se adentran en el inframundo de las necesidades existenciales, recogiendo debilidades e inseguridades que explotarán cuando sea necesario para cometer sus acciones. La psicología del adulador no comprende que los medios no justifican los fines. Exploran las vanidades, alimentando a los engreídos con elogios premeditados; a través de prontas cortesías, encantan con la prontitud de las falsas bondades. Se acercan a quienes pueden formar un grupo fiel que les servirá como fuente reproductora de sus opiniones. Y adulan a quienes se conectan con personas que pueden abrir las puertas al paraíso de su voluntad. Lo que dices hoy puede que no sea coherente con la opinión de mañana, después de todo, los vientos pueden cambiar, y la coherencia, porque la navegación es necesaria.
Los maestros en confeccionar y llevar las máscaras que se adapten a sus propósitos, siempre son alegres y participativos, aunque su cordialidad solo está al servicio de lo que puedan obtener a cambio. Siempre hacen uso de la adulación hacia quienes pueden serles útiles, demostrando compañerismo, solicitud y lealtad. Esto, por supuesto, solo hasta el momento en que logren derribarlos para ocupar el lugar que desean. Para aquellos que viven ingenuamente en este mundo, una advertencia: tengan cuidado con aquellos que son útiles y compañeros. Porque pueden estar espiando en la ocasión más propicia para usar en tú contra todo lo que hiciste o no hiciste, lo que dijiste y, sobre todo, las confidencias que en determinados momentos se hacen en la confianza del llamado oído amigo. Así que no te sorprendas si, en un momento inesperado, el mundo se pone patas arriba y te das cuenta de que la verdad ya no es aquello que pasó. Más si es una versión creada para llenar los vacíos que no pueden ser reveladas. En estos momentos, solo la comprensión de que los medios no justifican los fines puede calmar el espíritu y asegurar la paz y la tranquilidad, lo que servirá de almohada acogedora para la conciencia en sus noches de descanso.