DIVULGADORA DE LA DOCTRINA ESPIRITA. 2021 ARTÍCULO S
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MERCHITA 2021
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Allan Kardec (Extracto de los trabajos de la Sociedad Espirita de Paris) Un chaval de veintitrés años, el Sr. A…, De Paris, que se inició en el Espiritismo hace apenas dos meses, captó su alcance con tal rapidez que, sin nada haber visto, lo acepto en todas sus consecuencias morales. Dirán que esto no es de admirar de parte de un joven, y no prueba sino una cosa: la liviandad y un entusiasmo irreflexivo. Sea. Más prosigamos. Ese mozo irreflexivo, como el propio reconoce, tenía un gran número de defectos, de los cuales el más saliente era una irresistible predisposición para la cólera, desde la infancia. Por la menor contrariedad, por las causas más fútiles, cuando entraba en casa y no encontraba inmediatamente lo que quería; si una cosa no estuviese en su lugar habitual; si lo que hubiese pedido no se lo diesen pronto en un minuto, se enfurecía y todo lo rompía. Era a tal punto que un día, en un paroxismo de cólera, expoliando contra a madre, le dijo: “Vete porque, yo te mato!” Después, angustiado por la súper excitación, caía sin consciencia. Se acrecentar que ni los consejos delos padres, ni las exhortaciones de la religión habían podido vencer ese carácter indomable, compensado, además, por una gran inteligencia, una instrucción cuidadosa y los más nobles sentimientos.
Se diría que es el efecto de un temperamento bilioso-sanguíneo-nervioso; resultado del organismo y, por consiguiente, arrastramiento irresistible. Resulta de ese sistema que si, en sus desvaríos, hubiese cometido un asesinato, seria perfectamente disculpable, porque habría sido por un exceso de bilis. Resulta aún que, a menos que modificase el temperamento, que cambiase el estado normal del hígado y de los nervios, ese rapaz estaría predestinado a todas las funestas consecuencias de la cólera. – ¿Conocéis un remedio para tal estado patológico? – No, ninguno, a no ser que, con el tiempo, la edad pueda atenuar la abundancia de secreciones mórbidas. – ¡Pues bien! lo que no puede la Ciencia, el Espiritismo lo hace, no por la acción del tiempo y en consecuencia de un esfuerzo continuo, más si instantáneamente. Bastaron algunos días para hacer de ese joven un ser suave y paciente. La certeza adquirida de la vida futura, el conocimiento del objetivo de la vida terrestre, el sentimiento de la dignidad del hombre, revelada por el libre albedrio, que lo coloca por encima del animal, la responsabilidad de ahí proveniente, el pensamiento de que la mayor parte de los males terrenos son a consecuencia de nuestros actos, todas esas ideas, adquiridas en un estudio serio del Espiritismo, producirán en su cerebro una súbita revolución; le pareció que un velo fue retirado de sus ojos; la vida se le presento bajo otra cara. Entonces, cierto de que tenía en si un ser inteligente, independiente de la materia, dice de sí para sí: “Este ser debe tener una voluntad, al paso que la materia no la tiene; por tanto, puede dominar a la materia.” De ahí este otro raciocinio:
“El resultado de mi cólera es inútil, ya que no estoy más adelantado. Ella me produce mal y ningún bien me da en compensación; más aún: podría impelerme a actos reprensibles, criminales tal vez.” – Él quiso vencer, y venció. Desde entonces, mil ocasiones se presentaran que, antes, lo habrían enfurecido y ante las cuales el quedó impasible e indiferente, para la gran estupefacción de su madre. Sentía la sangre hervir y subir a la cabeza, mas, por su voluntad, él la hacía refluir, forzándola a descender. Un milagro no lo habría hecho mejor. Más el Espiritismo hizo muchos otros, que nuestra revista no bastaría para registrar, si quisiésemos relatar todos los que son de nuestro conocimiento personal, atinentes a reformas morales de los más inveterados hábitos. Citamos este como un ejemplo notable del poder de la voluntad y, también, porque levanta un importante problema, que solo el Espiritismo puede resolver.
O Sr. A… nos preguntaba a respecto de si su Espíritu era responsable por su violencia, o si apenas sufría la influencia de la materia. Esta es nuestra respuesta: Vuestro Espíritu es de tal modo responsable que, cuando lo quisisteis seriamente, controlasteis el movimiento sanguíneo. Siendo así, si lo hubieseis querido antes, los accesos habrían cesado más temprano y no habríais amenazado a vuestra madre. ¿Además de eso, quien es el que se encoleriza? ¿El Cuerpo o el Espíritu? Si los accesos viniesen sin motivo, se podría creer que eran provocados por el flujo sanguíneo; mas, fútiles o no, tenían por causa una contrariedad. Ahora, evidentemente no era el cuerpo el que estaba contrariado, más si el Espíritu, muy susceptible. Contrariado, el Espíritu reaccionaba sobre un sistema orgánico irritable, que no habría sido provocado si hubiese quedado en reposo. Hagamos una comparación. Si tenemos un caballo fogoso; si sabéis gobernarlo, él se somete; si lo maltratares, él se enfurece y os derrumba. De quien es la falta: ¿vuestra o del caballo?
Para mí, es evidente que vuestro Espíritu es naturalmente irascible; mas como cada uno trae consigo su pecado original, esto es, un resto de las antiguas inclinaciones, no es menos evidente que, en vuestra precedente existencia, hubieseis sido un hombre de extrema violencia, y que probablemente habréis pagado muy caro, tal vez con la propia vida. En la erraticidad, vuestras otras buenas cualidades os ayudaran a comprender vuestros errores; tomasteis la resolución de venceros y, para esto, luchar en una nueva existencia. Mas si hubieseis escogido un cuerpo débil e linfático, vuestro Espíritu, no encontrando ninguna dificultad, nada habría ganado, lo que para vos significaría tener que recomenzar. Es por que elegisteis un cuerpo bilioso, a fin de tener el mérito de la lucha. Ahora la Victoria está alcanzada. Vencisteis al enemigo de vuestro reposo y nada pode entrabar el libre ejercicio de vuestras buenas cualidades..
En cuanto a la facilidad con la cual aceptasteis y comprendisteis el Espiritismo, ella se explica por la misma causa: erais espírita hace mucho tiempo; esta creencia era innata en vos y el materialismo fue apenas el resultado de la falsa dirección dada a vuestras ideas. Apagada inicialmente, la idea espírita permaneció en estado latente y bastó una centella para despertarla. Bendecid, pues, a la Providencia que permitió que esta centella llegase en buena hora para detener una inclinación que tal vez os hubiese causado amargos disgustos, al paso que os resta una largo camino por recorrer en la senda del bien Todas las filosofías se chocaron contra esos misterios de la vida humana, que parecían insondables hasta que el Espiritismo les trajo su antorcha. ¿En presencia de tales hechos, aun se puede preguntar para que sirva él? Estamos en el derecho de bien augurar el futuro moral de la Humanidad cuando él sea comprendido y practicado por todo el mundo. Fuente: Allan Kardec. Revista Espírita, julio de 1863.