DIVULGADORA DE LA DOCTRINA ESPIRITA. 2021 ARTÍCULO S
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MERCHITA 2021
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Nº 41 meNsajes del libro PRIMERO
SEGUNDO
amar y servir saNT’aNNa,HerNaNi. TERCERO
1 NUMERO
ilUsioNes y realidades Los Espíritus Engañadores, que aun preponderan en las cátedras del mundo, son ágiles en prometer a los que los siguen plétora de beneficios. Emocionados por la previsión de la riqueza fácil, del poder sin responsabilidades y los placeres sin límites, multitudes invigilante que se lanzan audazmente en busca de ventajas personales a toda costa, buscando gozar del máximo de beneficios, aunque sea a expensas de la verdad y la justicia. Persiguen la riqueza y la gloria, el contentamiento y la abundancia, pero, después de todo, cosechan la decepción y el cansancio, la enfermedad y desilusión. Tarde se dan cuenta de que las semillas del odio solo producen flores de sangre, y que los frutos del crimen son inexorablemente de atroz amargura.
Jesús, sin embargo, que solo ofrece a sus discípulos las cruces de la renunciación y del sacrificio personal, para el trabajo en favor de todos, concede permanentemente a sus pupilos las bendiciones de la paz íntima, la asistencia desvelada y cariñosa de sus mensajeros de amor, y la cosecha, a su tiempo, de las más sublimes realizaciones en la vida inmortal. En ese enfrentamiento, entre ilusiones y realidades, corresponde a cada Espíritu tomar la decisión decisiva. La seguridad de la fe o las incertidumbres de la negación. La tranquilidad interior o la frustración del desencanto. La verdadera felicidad, en las alegrías del deber bien hecho, o las cenizas del remordimiento, en la desesperada aflicción de los destrozos sin provechos. No huyas, por tanto, de la cruz. Apóyese en ella, que es tu cayado confiable en el proceso de existencia, porque si prefieres el espejismo de las promesas engañosas del orgullo y la locura, terminarás encontrándote en la ardiente soledad de los desiertos de la mentira. Áureo
aUNQUe y a Pesar Los hechos confirman las profecías. Nuestro mundo es ahora un crisol explosivo de tormentos. La naturaleza maltratada reacciona violentamente en todos los ámbitos. Los volcanes desactivados vuelven a escupir cenizas y fuego. Huracanes devastadores azotan Asia. La sequía destructiva castiga a vastas regiones africanas. Terremotos y los tornados acosan a América del Norte. Maremotos despiadados afligen a Centroamérica. Sequías y las inundaciones azotan a América del Sur. Los inviernos inclementes consternan las llanuras de Eurasia. La violencia humana es, sin embargo, mayor que todo eso. Luchan contra la muerte azerbaiyanos y Armenios, israelíes y palestinos, serbios y croatas. Guerras tribales ensangrientan a África, victimizando poblaciones indefensas y sufrientes. El comercio internacional de drogas aumenta a niveles nunca antes vistos su poder de destruición. La Mafia asesina en Italia, Ira ataca en las Islas Británicas, las milicias vascas golpean en España, el Sendero Luminoso aterroriza Perú. Los niños y los ancianos son masacrados en Bosnia.
Multitudes desamparadas mueren de hambre en Somalia. Abierta la crisis moral multiplica escándalos en respetables instituciones políticas y sociales de pueblos civilizados, propiciando clima fértil a la degeneración de las costumbres y la corrida desenfrenada a las satisfacciones materiales. El sida avanza en todo el mundo, ya infestado de peligrosas epidemias, mientras que la indiferencia de élites privilegiadas reducidas pretende ignorar los focos de pauperismo que estallan en todos los continentes. Pero a pesar de todo, la vida florece victoriosa en todas partes y las luces de la esperanza no se apagan, porque los destinos del planeta quedan bajo el control supremo del Gobierno Crístico del mundo. Los poderes del bien triunfarán sobre toda esta plétora de maldades. Y mientras se procesan los dolorosos indicadores apocalípticos, nuestro pequeño Orbe continúa, imperturbable, en su viaje sideral, rumbo hacia la gloriosa constelación de Hércules, porque nada puede detener la fuerza renovadora en el Universo infinito y fatal evolución. Áureo
sobre los objeTivos de la ley El orden es la base en que se asienta la gran harmonía del Universo. En todos los círculos de la vida predomina la disciplina de la Ley. Mismo las desarmonías, provocadas por la ignorancia y por la insensatez de los espíritus indisciplinados, quedan circunscritas a los planos de su hábitat, contenidas en los límites de sus fronteras magnéticas, hasta que se reajusten en el equilibrio necesario. En eso está la acción inmanente de la Justicia Divina, en los automatismos de la evolución. Si, pues, los planos de manifestación vital se inter penetran, en la suprema unidad de la existencia, no por eso se confunden. Inútilmente los desencarnados del orbe intentaran actuar en la costra planetaria, con el desembarazo y la eficiencia de los espíritus revestidos de organización carnal, del mismo modo que las almas adjunto a la organización somática material no puede tener condiciones normales de actividad en los círculos de la espiritualidad incorpórea.
Así, para la realización de nuestros trabajos en el suelo del mundo, necesitamos del concurso valioso e indispensable de los compañeros que elaboran en el plano físico, únicos capaces de materializar ahí las obras que la Espiritualidad precisa edificar entre los hombres. En las largas fajas de la inconsciencia, la cooperación entre los planos material y espiritual acostumbra a procesarse de manera automática y natural, en vista de las afinidades que facilitan el intercambio de los intereses instintivos, más para las construcciones superiores de los sentimientos sublimados, que se quedan en los imperativos del amor, de la fraternidad y del bien, a través de la renuncia, del trabajo sacrificial y de la superación de los egoísmos, las dificultades se alteran, en el camino áspero de la ascensión ennoblecedora. De ahí el mérito especial de cuantos se dedican, con fidelidad y coraje, las tareas divinas del apostolado con Jesús, enfrentando y superando los obstáculos y dolores de la resistencia inferior, en los círculos de la carne.
Por eso los Cielos se muestran siempre tan pródigos en bendiciones amorosas de estímulo y coraje a los sembradores de amor en el campo del mundo, aunque no puedan prometer a sus alumnos sino la cruz de los testimonios dolorosos, las lágrimas, el sudor y sangre de los esfuerzos que la siembra del bien les pueda imponer. Valdrá, sin embargo, cualquier precio el sacrificio de un día, que pasa deprisa en el refugió reloj de la eternidad porque los que perseveren hasta el fin recibirán la corona de la vida.
Áureo
PlaNeamieNTo diviNo
Nada de realmente valioso y estable se construye en el Mundo sin la silenciosa y decisiva colaboración del tiempo. Al propio Cristianismo le llevo siglos para difundirse en las vastas regiones del planeta, y aun reclama la cooperación de centenas de años para ser realmente comprendido y sentido por las multitudes terrestres.
Todas las ideas nuevas precisaron de tiempo para ser aceptadas, generalmente tras ser combatidas y renegadas por las mayorías conservadoras. La Doctrina Espírita no podría exceptuarse a esa regla, mucho más cuando significa profundas reformulaciones de bellísimos conceptos, firmemente arraigados, en todos los campos del conocimiento científico, filosófico y religioso. Es hasta sorprendente que, en apenas poco más de cien años de codificación, ya haya conquistado lugar de relevo en la opinión general, realizando, a través de considerable legión de adeptos sinceros, un trabajo social digno de nota.
Después de la publicación de las obras básicas de Kardec, millones de libros, de los más variados temas, fueron publicados, leídos y olvidados en el Mundo. Mas la luz del Gran Consolador, a ejemplo de los Evangelios, se torna cada día más viva y clara, admirada e inspiradora. Claro está que todo eso se debe al planeamiento divino, que siempre administró los hechos planetarios. Solamente hace poco tiempo los hombres descubrieron la indispensabilidad del planeamiento, tras milenios de improvisación e individualismo. Actualmente, todos los gobiernos e instituciones planean la ejecución de sus programas y estructura equipos para sus realizaciones, a fin de que los esfuerzos constructivos no se pierdan; más la Sabiduría Celeste siempre actuó así, desde los principios de la Tierra. Es por que los esfuerzos que ahora se desenvuelven en las casas espiritas son de tanta importancia esencial para el futuro del Espiritismo Cristiano en el mundo. Se insertan, con alivio, en la planificación cristiana para el futuro terrestre.
Es importante que os concienciéis de esa realidad, para que se fortalezca vuestro ánimo y se intensifique vuestra labor de cada día. para consumo inmediato, en la siembra de inmensa floresta, que demanda la contribución del tiempo para dar frutos de sustentación a las generaciones por venir. Áureo
solameNTe así “Les dijo el Espíritu Maligno: Conozco a Jesús y se quien es Pablo; mas vosotros, quienes sois?” (Actos, 19:15) La apuntación del evangelista es de capital importancia, porque el discípulo del Evangelio solo conseguirá sensibilizar para el bien a los hermanos rebeldes o sufridores, si pudiera derramar sobre ellos los efluvios poderosos del verdadero amor fraternal. Los seres distanciados de los círculos luminosos de la vida generalmente no creen sus propias posibilidades de salvación, y no se rinden sino a quien les extienda efectivamente recursos libertadores que los guíen en su situación infeliz. Las almas atormentadas no están à procura de quien las esclarezca acerca de sus aflicciones, y si de quien pueda aliviarlas y curarlas. Los prisioneros del desespero no se interesan por discursos, ni estiman exhibiciones de cultura vacía. Inútilmente se intentará rescatarlos à costa de puro verbalismo, filigranas de ingenio o baldes de sabiduría. De hecho, la ignorancia y el sufrimiento merecen respeto y consideración, incluso cuando escasee el amor que ayuda y salva. Si, pues, deseamos ser útiles al Señor, en el socorro a nuestros semejantes, tratemos de acumular en el corazón los valores de entendimiento y compasión, bondad y servicio, humildad y paciencia, porque solo quien sabe amar y servir tiene el poder suficiente para renovar y construir como Cristo Áureo
PaCiFiCadores Se esparcen en la superficie de la Tierra incontable multitud de almas que parecen vivir en permanente estado de guerra abierta... Por todas partes, vastos espinares de angustia y dolor, zurciendo Espíritus ignorantes que la maldad Innumerables multitudes de almas esparcidas por la superficie de la Tierra que parecen vivir en estado permanente de guerra abierta ... En todas partes, grandes montones de angustia y dolor, zumbidos de Espíritus ignorantes que azuza la maldad. La rebeldía y la desesperación arman continuamente brazos homicidas, y renuevan suficientes reservas de hiel en los corazones que no vigilan. La agresión desmedida prevalece, sin freno, cresando amores y calcinando esperanzas, mientras la ilusión de las risas falsas y de los placeres engañosos procura distraer a los confiados jornaleros que se dirigen, sin darse cuenta, a oscuros acantilados. En ese escenario de necesidades cruciales e inmensos desafíos, los adoradores del Espiritismo Evangélico son invitados por Jesús a la tarea de sembrar consolaciones esclarecimiento y paz.
Bienaventurados los pacificadores - proclamó el Divino Maestro. Felices, nos sabemos, los que consiguen, bajo la influencia de los Más Altamente Benefactores, apoyar a la multitud de afligidos, sembrando en los corazones desesperados, confianza en el Padre Supremo, secando las lágrimas, aliviando el dolor, apaciguando rebeldías, direccionando las llagas morales, alentando a los desanimados y restituyendo a los caídos en el camino la dignidad de vivir. Ese es el increíble trabajo de los fieles discípulos del Divino Amigo, de los leales servidores del Evangelio. No pueden sumarse irresponsablemente al coro de los orgullosos rebeldes, ni pueden contribuir con su acción, o su omisión, para amplificar el fuego devastador de las incontinencias. Los generosos Orientadores, que vigilan y protegen sus pasos, esperan encontrar en ellos templanza y equilibrio, la fe vigilante y el amor siempre dispuestos a ayudar y servir, porque ellos son ricos en iluminación y de bendiciones divinas, tesoreros del Supremo Amor, mayordomos de la Gracia Celestial, mayordomo de la misericordia y del buen ánimo. Siervos de Cristo, falangianos del Bien, por tanto, queridos hermanos, como quiere el excelso Maestro, sal en la Tierra y Luz en el mundo. Y descansareis en paz. Áureo