Nº 50 MENSAJES DE HERNANI SANTANA

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DIVULGADORA DE LA DOCTRINA ESPIRITA. 2021 ARTÍCULO S

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MERCHITA 2021

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COSECHA

SANT’ANNA, Hernani. Libro: Amar e Servir

PRIMERO

SEGUNDO

TERCERO 1 NUMERO

La paja es una mala hierba, tan parecida al trigo, que cuando brota y crece junto a ella, difícilmente se puede identificar de pronto. A ese respecto, Jesús contó una parábola significativa, en la que algunos obreros dedicados fueron a decirle a su amo que su campo estaba infestado de cizaña y se ofrecieron a cortarlo de inmediato. "¡No! - le dijo el maestro. Que el trigo y la paja crezcan juntos, no sea que suceda que, arrancando la paja, arranques el trigo con ella. Cuando llegue la temporada de cosecha, les diré: arrancad ahora primero la cizaña y átala en manojos para quemarla. Luego recoge el trigo en mi granero”.


También es así en el mundo. Al lado de las sublimes y prometedoras plantaciones de amor y verdad, prolifera la paja de la maldad y del odio, del egoísmo y de la violencia, asfixiando los corazones de los espíritus indecisos desprevenidos e imponiendo, no pocas veces, el predominio de la iniquidad y de la injusticia. Ante este triste cuadro de angustiosas realidades, hay muchos que incluso dudan del Poder Celeste, por no poder entender por qué Dios permite esta aparente victoria del mal en casi todas partes. Sin embargo, ha llegado el momento de la gran cosecha, y la paja del mundo ya ha comenzado a ser arrancada y atados en manojos. Tan escandalosamente aberrante y desvergonzado es ahora el rostro de la perversión, que ya no existe el menor riesgo de confundirlo con la virtud o el bien, por muy seductores que sean sus disfraces.


Y es necesario que esta paja se muestre al aire libre, para que los ángeles segadores puedan librarlo de este sufrido planeta, y que venga en su lugar la Nueva Jerusalén de la Nueva Era. También pasa lo mismo con cada uno de nosotros, porque todavía guardamos celosamente en nuestro corazón sentimientos venenosos, apreciados durante mucho tiempo a través del tiempo, que prosperan junto a nuestros ideales hermosos y luminosos. También es hora de cosechar, porque hemos madurado lo suficiente en la experiencia y conocimiento, y no podemos permanecer indefinidos y sin elección frente a la Vida Superior. Es hora, por tanto, de la separación definitiva, también en nosotros, del trigo y la paja. Si por nosotros mismos no realizamos, en términos de renuncia efectiva, el expurgue de las plantas dañinas que aún se enraízan en nuestra alma, los segadores del Señor se encargarán de arrancarlas, para librarnos el Espíritu para la gloria y para la felicidad de nuestro propio, mañana. Áureo


LIQUIDACIÓN DE CUENTAS Hermanos: A pesar de los preciosos esclarecimientos que nos felicitan, numerosos operarios del Espiritismo Cristiano aún se muestran inconformados cuando son enfrentados por aflictivas pruebas, normalmente cuando les hieren las fibras más sensibles del sentimiento. Algunos llegan aun mismo a sentirse herido por los mandatos del camino, precisamente cuando más se empeñaban en la extensión de la luz y en el socorro a los que sufren. Es que los choques de retorno de nuestras desafortunadas cosechas casi nunca nos cosechan de inmediato e integralmente, aplastando nuestros corazones. Si la justicia de la ley es precisa en su indefectible reacción, no actúa sin los beneficios salvadores de la misericordia.


La Bondad Suprema generalmente espera pacientemente, a veces durante siglos al hijo, que los agobiados deudores se fortalezcan lo suficiente y acumulen suficientes recursos para quitarse con sus obligaciones, aplazando y fraccionando los pagos, para que nadie se encuentre en condiciones insoportables para progresar y ascender por el camino de la vida eterna. Es natural, por eso mismo, que la Divina Justicia solo exija liquidación de deudas pendientes, en la ocasión adecuada, cuando cada Espíritu tenga realmente condiciones para pagarlas. Es la renuncia de la insensatez lo que a menudo agrava la situación de los rebeldes, anticipando dolorosos procesos cármicos, cuando, aun así, no escasean recursos de auxilio a los invigilante para aliviar padecimientos merecidos y buscados. Sin embargo, si alguien ya tiene luces espirituales de gran entendimiento y guarda consigo grandes sumas de fe viva y de amor sublime, las viejas deudas naturalmente se enfrentan a él, para ser liquidadas sin mayores agravios y problemas.


La aceptación tranquila y filial del alma probada te dará la fuerzas para levantarle el ánimo y liberarse de pesadas cadenas que le impiden elevarse a las más altas paramos de la vida superior, apresándole las maravillosas conquistas de felicidad inmortal. Si, entonces, queridos hermanos, los palos del dolor los atacan, hiriendo su cuerpo o su alma, y cubriendo el firmamento de tus ideales con nubes de lluvia, no te dejes abrumar ni perturbar demasiado. Agradece al Padre de Amor por considerarte capaz de avanzar más rápidamente en la dirección de las Cimas, donde te espera un amor exquisito y te esperan los amaneceres sublimes de la felicidad y la paz. Áureo


CORRECCIONES

Preocupados con la ventura de sus hijos, los padres terrenos no dudan en darles correcciones, siempre que el comete errores o desvíos susceptibles de comprometer su felicidad. Si es así, sería ilógico suponer que nuestro Padre Celestial actuaría con menos sabiduría, vigilante y amorosamente para con sus criaturas. En verdad, la Divina Providencia sigue con cuidado y amor todos nuestros pasos y actúa a nuestro favor en todo momento, con silenciosa eficacia. Naturalmente, cada corrector duele, avergüenza y desagrada, tanto más, cuanto menos es comprendido y aceptado. No obstante, siempre será el remedio o preventivo imprescindible, para remediar o prevenir males reales, de los que generalmente no tenemos ningún aviso.


Muchas de nuestras dificultades, frustraciones y desilusiones, en el camino de la vida, son verdaderos actos de la benevolencia del Cielo para nuestro beneficio, aunque casi nunca nos damos cuenta de ello. El Doctor de Tarso, antes de su encuentro personal con Jesús, sufrió grandes angustias y decepciones, hasta el punto de sentir, en plena juventud, los mejores y más bellos anhelos de tu corazón. El Señor, sin embargo, al mostrarse a él en el camino de Damasco, lo advirtió para que no recalcitrase contra los aguijones, como para esclarecerle que los llamamientos de lo Alto no siempre son amenos y dulces, fáciles de olvidar. “El Señor corrige a los que son suyos” – dicen las Escrituras. Y el Maestro Divino reitero, diversas veces, a sus apóstolos, que en el mundo tendrían tribulaciones. A los aprendices del Espiritismo evangélico esa realidad toca de muy cerca, porque su natural sintonía con los amigos espirituales que los asisten importa en intervenciones de orientación y socorro, no siempre bien entendidas por los invigilante tutelados.


Operarios voluntarios y conscientes, en servicio en esta Casa de Ismael, debemos, todos nosotros, encarnados y desencarnados, estar atentos a eso, porque nuestros Mayores del Altiplano no nos dejaran errar sin aviso, ni comprometer los frutos de nuestro trabajo, si no ante nuestra implacable terquedad . Mismo así, seremos aun, en la peor de las hipótesis, ovejas perdidas del redil, candidatas a la condición de los hijos pródigos de la Misericordia de los Cielos. Sin embargo, nunca abandonados u olvidados, porque el verdadero amor no ascenderá solo a ningún paraíso de felicidad, sin antes rescatar a los que amas, incluso si, para eso, tienes que sumergirte en profundidades infernales. Áureo


COMPAÑEROS Hermanos: Muchos aspirarían, como ideal de existencia, a vivir exclusivamente, si esto fuera posible, con Espíritus afines, unidos en la misma gama de sentimientos y preferencias. Imaginan que eso les daría perfecto equilibrio psicológico y satisfacción permanente, sin entrechoques, animosidades y desavenencias. Los que así piensan olvidan que la propia naturaleza multifaria del Universo y de la Vida constituye base fundamental para el progreso evolucionario de todos los seres, en todos los cuadrantes, en la conformidad de la divina ley del amor.


La fraternidad es imperativo parte ineludible de la ley de cooperación, por la cual los ancianos deben instruir al más joven, el más fuerte debe conducir al más débil, y el más sabio debe apoyar a los más inconscientes. Además de eso, rarísimos de nosotros, jornaleros de este planeta de pruebas y expiaciones, traemos en nuestro bagaje conciencial apenas sementeras y floraciones de afectos. Casi todos guardamos en el alma, como débitos aun no resueltos, graves y dolorosas responsabilidades por lesiones provocadas en intereses y sentimientos ajenos. Es necesario, pues, que hombreemos, en nuestros peregrinajes por la Costra, con afectos y desafectos, en la recolección obligatoria de nuestra propia siembra, para acaparar los bienes reales de la vida, colaborando, a su vez, con la felicidad general.


Jesús, nuestro Divino Maestro, que es siempre, para nosotros, el gran modelo a ser considerado, no dudo en convivir amorosamente con los Espíritus sublimados que lo amaban, sino también con discípulos ingratos e infieles, y con adversarios gratuitos y virulentos, que no se cansaban de perseguirlo y rechazarlo, hasta llevarlo a supremas humillaciones en la prisión y en el Calvario. Tolero, con inalterable dignidad, escribas y fariseos hipócritas; disculpó conterráneos envidiosos y reveladores; perdono a los verdugos infelices y aceptó ser levantado en una cruz ignominiosa, entre dos ladrones. No seríamos nosotros merecedores de mejor situación, presumiéndonos dignos de convivir, desde ahora, con los Ángeles del Cielo. Agradezcamos, por tanto, al Eterno Padre, por la bendición de las compañías que tenemos, especialmente por la de los Benefactores que nos atienden y nos honran; y nosotros nos esforzamos por seguir hasta el fin en nuestro camino, atesorando las riquezas de la comprensión y del amor. Áureo




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