Nº 70 MENSAJES DE CHICO XAVIER

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DIVULGADORA DE LA DOCTRINA ESPIRITA. 2021 ARTÍCULO S

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MERCHITA 2021

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PRIMERO

SEGUNDO

TERCERO 1 NUMERO


EL ÁNGEL CENICIENTO Para que el hombre adquiriese confianza en Su Bondad Infinita, determinó el Señor que varios Ángeles lo amparasen en la Tierra, amorosamente... En razón de eso, cuando mal salía de su cuna se le acercó un Ángel Lirial que, aprovechando los labios de aquella se había constituido en una adorable mamita, le enseñó a repetir: - Dios... Padre Celestial... Padre del Cielo... Era el Ángel de la Pureza. Posteriormente, deletreando el alfabeto, entre las paredes de la escuela, se le acercó un Ángel de Luz Verde que, a través de la maestra, lo ayudó a pronunciar con voz firme: - Dios, nuestro Padre Celestial, es el Creador de todos los seres y de todas las cosas... Era el Ángel de la Esperanza. Sus días se alargaron, hasta que ingresó a una casa de educación superior, bajo cuyo venerable techo fue visitado por un Ángel Dorado de la Luz que, a través de educadores eméritos, le habló de la gloria y magnificencia del Eterno, utilizando el lenguaje de la filosofía y de la ciencia. Fue el Ángel de la Sabiduría. El hombre estudiaba los libros y consultaba a las autoridades, deseando la más directa comunión con el Señor y volviéndose caprichoso y exigente.


Olvidando los derechos de sus semejantes, propuso ganarse la atención de Dios solo para él. La Divina Majestad, a su juicio, debe inclinarse ante las peticiones, respondiendo a sus irrazonables solicitaciones, sin más ni menos; y, debido a que el Creador no estaba dispuesto a personalizarse para satisfacerlo, comenzó a cultivar la espina de la negación y la duda. Cuanto más insistía el Ángel Dorado, rogándole que reverenciara al Señor, obedeciendo sus leyes y designios, más se hundía en la vacilación y la indiferencia. Atormentado, buscó un templo religioso, donde un Ángel Azul lo ayudó, utilizando a un sacerdote para recomendarle la práctica del trabajo y la humildad, con la rectitud de conciencia y la perseverancia en el bien. Fue el Ángel de la Fe. El Hombre registró sus advertencias, pero, sintiendo una enorme dificultad para entregarse a los ejercicios de la virtud, gritó para sus adentros: - “¿Dios? Pero, ¿existe realmente un Dios? ¿Por qué no me ofreces una prueba indiscutible de su poder? Asistiendo al templo para no herir las convenciones sociales, fue ayudado por un Ángel Rosado que llevó su inteligencia a leer libros sagrados, moviendo su corazón y llevando sus sentimientos a la práctica del amor y la renuncia, la benevolencia y el sacrificio, con el fin de abreviar el camino hacia el Encuentro Divino.


Era el Ángel de la Caridad. El testarudo estudiante aprendió que no le sería lícito esperar las alegrías del Cielo sin haberlas ganado por su propia sublimación en la Tierra. Aun así, monólogo indisciplinado: - "Si soy un hijo de Dios y si Dios existe, no justifico tanta formalidad para encontrarme con él ..." Y se quedó sordo a los consejeros angelicales. Se casó, formó una familia, recaudó dinero y se garantizó contra las vicisitudes de la suerte; sin embargo, por mucho que los Ángeles de la Caridad y la Sabiduría, de la Esperanza y de la Fe intentaran alentar su comunión con el Cielo, más repudiaba a los generosos consejeros, exclamando para sí: - “¿Dios? Pero, ¿existe realmente Dios? Con el rostro arrugado y la cabeza orgullosa encanecida, se reunieron los genios amistosos suplicando la compasión del Señor, en beneficio del rebelde tutelado. Fue cuando un Ángel Gris descendió de Gloria Celeste, con semblante triste y discreto. No tomó instrumentos para comunicarse. Él mismo se acercó al rebelde hijo del Altísimo, lo abrazó y sopló en su corazón el mensaje que traía...


Al sentir su presencia, el Hombre se tambaleó, se acostó y empezó a reconocer la precariedad de los bienes del mundo ... Se dio cuenta de lo transitorio que era la posesión del patrimonio terrenal, del cual no era más que un usufructo egoísta ... Observó que Su propia felicidad fugaz era una mera sombra que se desvanecía en el tiempo ... Y, señalando sufrimiento y desequilibrio en lo más profundo de sí mismo, comprendió que todo lo que disfrutaba en la vida era un préstamo divino de la Bondad Eterna ... Meditó ... Meditó ... reconsiderando las actitudes que le eran propias y, entre lágrimas de compulsión sincera y profunda, como si hubiera sido un niño tierno, se dirigió al Todopoderoso por primera vez, con toda su alma. , rogando: - Dios de infinita misericordia, mi Creador y mi Padre, ¡ten piedad de mí! ... El ángel gris era el ángel de la enfermedad.


TELEFONEMA INESPERADO Laurino Matoso se sentía en el auge de la exaltación doctrinaria. Iniciaba los comentarios de una treintena de noches, que serían consagradas a estudios sobre el dinero cara al Cristianismo, y se explicaba, severo. Recordó la historia de los grandes avaros, relató los desastres morales derivados de las finanzas inconvenientes... “El oro, hermanos míos”, pontificó solemnemente, “es el padre de casi todas las calamidades de la tierra. Abre el foso de la prostitución, genera delincuencia, fomenta la locura y corrompe el carácter... Donde aparezca la miseria, procurad, cerca, la fortuna. Es necesario temer la posesión y extinguir la codicia. El dinero destruye el amor y la felicidad, el dinero llena cárceles y manicomios... La asamblea atenta, escuchaba... Sin embargo, el examen del tema permitió un debate fraterno y, debido a que muchos compañeros de razonamiento consensuado no pudieron abrazar plenamente las tesis escuchadas, Matoso pronto se vio atrapado en preguntas directas. “¿Pero no considera que el dinero es un recurso de la vida? - reflexionó Montes, el hermano mayor de la clase. “La dirección es lo que cuenta. El agua gobernada hace la presa, la presa sostiene la planta, la planta crea trabajo y el trabajo es la felicidad de muchas personas.


- ¡Bien, bien! - gritó Laurino, golpeando la mesa - aquí viene, el filósofo espiritualista. - ¿Cómo así? sonrió el servicial anciano. Y Laurino: “Cualquier dinero innecesario para quienes lo poseen es una puerta abierta a la demencia. —Escucha, matoso —intervino doña Clélia—, imagínese, en un catre de prueba recibiendo la protección amonedada de algún amigo. Es imposible que usted maldiga la ayuda espontánea... “La asistencia es una tarea de los gobiernos”, bromeó el orador. “Sí”, coincidió la interlocutora, “pero a veces es difícil llegar a la representación de los gobiernos, aunque respetable, cuesta mucho llegar. “¿Qué pasa con el generoso dinero que puede ayudar con los asuntos familiares? enfatizó doña Zulma. ― Naturalmente, el señor no tiene, como nos acontece, un hijo acusado por un desfalque en el Banco. La cuantía que nos fue prestada, para salvar su nombre, funcionó como bendición. ― Nada de eso ― protesto Laurino, excitado. ― No si no existiese el dinero no existirían las viciaciones. La paga de oro es lo que hace a los estafadores. Estudié la pregunta tanto como pude. En todas las civilizaciones, el dinero es responsable de más de la mitad de los delitos...


La conferencia seguía animada, con ardientes apartes, cuando el teléfono llamó a Laurino en persona. El aviso llegó desde la zona de origen y, por tanto, el monitor no pudo esquivarlo. Al teléfono se procesó el siguiente diálogo: ― ¿Es usted, Laurino? ― Sí, sí. “Mira”, le informó su distante esposa, “acaba de llegar un portaviones... "¿Qué pasa? Matoso preguntó, austero y preocupado. “Mi abuelo murió y nos dejó todos sus bienes... La finca, los depósitos, las pólizas... ¡Ven! ... Tenemos que combinarlo todo. Es un gran problema decidir, pero creo que la herencia nos liberará de todo cuidado material por el resto de nuestras vidas… ― Bien, hija ― y la voz de Matoso se endulzó, inesperadamente, voy para allá ahora mismo... Poco después, algo nervioso, se disculpó, alegando que necesitaba irse. “¿Y el final de la conferencia? - dijo Osvaldo Moura, un amigo que siguió las instrucciones, sosteniendo notas. ― Tenemos el mes entero para discutir el temario ― explicó el orador. ― El dinero es el flagelo de los hombres. Es imperativo combatirlo sin tregua. Continuaré mañana... Los días pasaron y, por más solicitado que era su regreso, Laurino nunca más volvió...


SERvIR MAS Efraín ben Assen, líder de Israel contra el poder romano, había venido a Jerusalén para levantar las fuerzas de la resistencia y, informado de que Jesús, el profeta, había sido recibido festivamente en la ciudad, resolvió buscarlo en la casa de Obed, el pastor de cabras para escucharlo. “Maestro”, dijo el guerrero, “no te busco como alguien que no conoce la justicia de Dios, que corrige los errores del mundo, todos los días... Necesito instrucción para mi conducta personal en ayudar a la gente. ¿Cómo actuar, cuando el orgullo de los demás se impone y se interpone en nuestro camino? ... ¿Cuándo la vanidad ostenta poder y multiplica las lágrimas de los que lloran? ― Es preciso ser más humilde y servir más ― respondió el Señor, fijando en el su mirada traslucida. ― Mas... ¿y cuando la maldad se yergue, asomando por la puerta? ¿Qué hacer, cuando los impíos nos calumnian como verdugos? Y Jesús: ― Es preciso más amor y servir más. ― ¿Señor, y la palabra feroz? ¿Qué medidas tomar para cohibirla? ¿Cómo proceder, cuando la boca del ofensor escupe fuego de violencia, como nube de tempestad, arremansando rayos de muerte? ― Es preciso más dulzura y servir más. “¿Y ante los golpes? Hay criaturas que luchan con crueldad, hiriéndonos hasta haciéndonos sangrar... ¿Cómo llevar nuestro paso, por delante de quienes nos persiguen sin razón y nos odian sin razón?


“Se necesita más paciencia y más servicio. “¿Y el pillaje, Señor? ¿Qué pautas buscar, ante los ladrones, despiadados y poderosos, asegurando su propia impunidad a costa del oro que recogen sobre las lágrimas de sus semejantes? ― É preciso más renuncia y servir más. ― ¿Y con los asesinos? ¿Qué comportamiento adoptar, junto aquellos que incendian campos y hogares, exterminando mujeres y niños? ― Es preciso más perdón y servir más. Exasperado, por no encontrar fundamentos de la reacción política que aspiraba a emprender a mayor escala, preguntó Efraím: ― ¿Maestro, que pretendes decir por servir más? Jesús acaricio a uno de los niños que lo buscaban y le respondió, sin afectación: Convencidos de que la justicia de Dios gobierna la vida, nuestra obligación, en el mundo íntimo, es vivir con rectitud en la práctica del bien, con la certeza de que la ley cuidará de todos. Siendo así, no tenemos otro camino superior si no sirve al bien de nuestros semejantes, cada vez más... El líder israelí, mostrando un inmenso desprecio, salió de la pequeña habitación sin despedirse.


Dos días después, cuando llegaron los esbirros del Sanedrín, con Judas, para arrestar al Mesías, Ephraim ben Assen estaba a la cabeza. Y, sonriendo, mientras le esposaba la muñeca, como si estuviera agarrado a un temible ladrón, preguntó con sarcasmo: ― ¿No reaccionas, galileo? Pero el Cristo volvió a posar sobre él, su mirada tranquila y sólo dijo: “Necesitamos entender y servir más.

MACÁRIO FAGUNDES Cuando el Espíritu de Macario Fagundes batió la puerta de la Esfera Superior, posaba sobre su pecho un elegante volumen de la Biblia. La Biblia había resumido sus preocupaciones y metas en la tierra. Había estudiado religiones. A él le gustaron todos. Sin embargo, se había refugiado en la Biblia, haciendo de ella un argumento de último recurso. Fue a Macario sobre quien un amigo reflexionó una vez con delicadeza: “Fagundes, no tengo dudas sobre el Nuevo Testamento, en el que realmente sentimos la presencia de Cristo, pero en lo que respecta a los profetas antiguos, creo que deberíamos examinar todo con razonamiento y discernimiento.


¿Crees, por ejemplo, en el caso de Jonás, del que informan los cronistas? ¿Aceptas que Jonás fue tragado por una ballena, viajando sano y salvo dentro de ella? “Y Macario había respondido con firmeza: “La letra del Antiguo Testamento no puede fallar. Realmente creo que la ballena se tragó a Jonás para que pudiera cumplir la misión que le fue encomendada, y si estuviese escrito en la Biblia que Jonás se tragó a la ballena, yo aceptaría la información con la misma fe”. Porque era Macario quien estaba ahora en fila, con reverencia, al pie de la Puerta Santa. El mensajero espiritual respondió, listo. Y Fagundes explicó su propia condición. Vino del mundo. Había sido un cristiano fiel. Había perdido su cuerpo de carne en el fenómeno de la muerte y quería un lugar para descansar. Para eso, añadió, había vivido el temor de la Biblia, dedicándose a ella con todo su corazón y alma. - Entretanto, Fagundes, que hizo usted con la Biblia? – indagó el amanuense, calmo. - Pido licencia para alongarme un tanto en la respuesta – rogo el reciénllegado-, pues gaste la existencia analizando enseñamientos y confrontando textos. - Perfectamente. Usted esclarecerá la propia situación como desee. Y Macario pasó a elucidar:


- Adoré la Biblia como siendo la palabra de Dios, en todos mis días. Sé que otros estudiantes poseen apuntamientos más o menos diversos de mi estadística personal, efectuada con largo tiempo de estudio; no en tanto, puedo decir que la Biblia está contenida en 69 libros, siendo 42 en el Viejo Testamento y 27 en el Testamento Nuevo. Y prosiguió: - El Tesoro Eterno, dentro de los libros referidos, está formado de 1.189 capítulos. Los 1.189 capítulos están divididos en 31.138 versículos. Los 31.138 versículos poseen 774.748 palabras. Las 774.748 palabras están articuladas con 3.566.512 letras. El medio de la Biblia queda en el versículo 8, do Salmo 118, en que o profeta dice claramente: “Es mejor confiar en el Señor que confiar en el hombre.” El versículo más largo es el de número 9, del capítulo VIII, del Libro de Ester, que relaciona una orden de Mardoqueo, y el versículo más corto es el del número 35, do capítulo XI, del Evangelio de Juan, que da noticias del llanto de Jesús por Lázaro muerto. Creo sea innecesario alinear anotaciones vulgarmente sabidas, mas es importante apuntar que la Biblia gasto cerca de mil años para ser escrita, y está traducida en más de mil lenguas y dialectos.


Macario silencio. Admitiendo que él había presentado cuanto pretendía, el mensajero replico: - Efectivamente, su cultura del libro sagrado es espantosa, mas hubo un mal-entendido. Deseamos saber lo que usted realizó con la Biblia en el corazón y en las manos... - ¡Ah! – torno Fagundes, repentinamente desapuntado. – Ya le dije lo que conseguí... Mi confianza en la Biblia dice todo... - Si, sus conocimientos son admirables; no en tanto, la Esfera Superior pide obras, obras edificantes... - La Ley determina sea cada uno de nosotros es juzgado por las propias obras... Es preciso que usted relacione los propios hechos... - El apóstol Pablo – adelantó Macario, disculpándose – declara en el versículo 1, do capítulo 5, en la Epístola a los Romanos, que “justificados por la fe tenemos paz con Dios, por Nuestro Señor Jesucristo”.


- Sin duda – atajó el amigo espiritual -, la fe constituye el aliciente de todo trabajo, tanto como el plano es el inicio de cualquier construcción. El apóstol Pablo debe ser atentamente oído, mas no podemos olvidar la palabra del Divino Maestro, en el versículo 34, del capítulo 13, en el Evangelio de Juan: “Amaos unos a los otros como os amé”. No ignoramos que Jesús nos amó en plena renunciación de si mismo para mejor servir. Y Fagundes indagó: -¿Y ahora? ¿Si me dedique completamente a la fe, que hacer ahora? -Es preciso volver a la Tierra y nacer de nuevo para hacer el bien que enseñamos. El propio Cristo no tuvo otro programa, ante Dios, y Pablo de Tarso, que exaltó la fe, no vivió otras directrices ante Cristo... Creer, si, más hacer también. Hacer mucho y siempre lo mejor... Macario murmuro, lloró, se quejó, se disculpo; sin embargo, no tuvo más remedio que aceptar la verdad y nacer de nuevo.


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