DIVULGADORA DE LA DOCTRINA ESPIRITA. 2021 ARTÍCULO S
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VERDUGO Y VÍCTIMA El rio transbordaba. Aquí y allí, en la cresta espumosa de la corriente pesada, flotaban animales muertos o se deslizaban troncos y ramas. Los reflujos dieron expansión a la creciente capa de masa fangosa. Familias enteras abandonaron chozas bajo la lluvia, cargando aves espantadas, cuando no estaban tirando de un caballo flaco. Quirino, el joven barquero, que había sido completamente endurecido por veintiséis años de sol en el interior, estaba reflexionando sobre un plan siniestro. No muy lejos, en una casita fortificada, vivía Licurgo, conocido usuario del entorno. Todos sabían que era dueño de una pequeña fortuna a la que cuidaba con atención. Nadie, sin embargo, pudo evaluar su alcance, porque él había envejecido solo y solo satisfacía sus propias necesidades. - “El viejo - se dijo Quirino para sí mismo - seguro que será herido. Es la primera vez que aparece una inundación como esta.
Aferrándose a sus propias posesiones, será barrido... Y si las aguas van a acabar con todo, ¿por qué no beneficiarme? El hombre tiene más de setenta... Morirá en cualquier momento. Si no es hoy, será mañana, pasado mañana... ¿Y el dinero ahorrado? ¿No podría servir para mí que soy joven y tengo pleno derecho al futuro? ... " El aguacero caía siempre, en la tarde fría. El niño, vacilante, llamó a la puerta de la cabaña húmeda. - ¡"Señor" Licurgo! ¡“Señor” Licurgo! ... Y, ante el rostro angustiado del anciano que había aparecido en la ventana, dijo: - Si no quiere morir, no se demore. Un poco más de tiempo y llegarán las aguas. Todos los vecinos se han ido... No, no... - refunfuñó el dueño - Hace muchos años que vivo aquí. Confío en Dios y en el río... no me iré. - Vengo a hacerle un favor... - Se lo agradezco, mas no saldré. Tomado de criminoso impulso, el barquero empujó la puerta mal cerrada y avanzo sobre el viejo, que procuró en vano reaccionar. - ¡No me mate asesino! La voz ronca, sin embargo, se calló en los gruesos dedos del joven.
Quirino arrojó su cuerpo desvanecido a un lado como basura inútil, tomó un pequeño manojo de llaves del gran cinturón y luego recortó todos los contenedores... Los cajones abiertos mostraban billetes enmohecidos, monedas antiguas y diamantes, especialmente diamantes. Cegado por la ambición, el joven recoge lo que encuentra. La noche lluviosa se desvela completa... Quirino toma los restos de la víctima sobre una manta y, en breves minutos, el cadáver se precipita al río. Poco después, regresa a la casa despoblada, recompone el entorno y se marcha, finalmente, llevándose su fortuna. Después de un tiempo, el asesino no ve una sombra deslizándose detrás de él. Es el Espíritu de Licurgo, que acompaña su tesoro. Presionado por el remordimiento, el barquero abandona la región y se instala en una gran ciudad, con una pequeña casa comercial, y se casa, tratando de olvidar su propio arrepentimiento, pero recibe al viejo Licurgo, reencarnado, para su primer hijo...
LA ÚNICA DÁDIVA Se cuenta que Simón Pedro estaba cansado, después de veinte días junto al pueblo. Había bañado a los heridos, alimentado a mujeres y niños escuálidos, y en lugar de recibir la aprobación del pueblo, recogía insultos velados, aquí y allá... Después de tres semanas consecutivas de peleas, se había cansado y prefería aislarse entre alcaparreras amistosas. Por eso, en el crepúsculo anillado, estaba solo, frente a las aguas reflectantes... Alguien se acerca, sin embargo... Por mucho que intente esconderse, se siente procurado. Es el mismo Cristo. - ¿Qué estás haciendo Pedro? - dice el Señor. - Pienso Maestro. Y el diálogo continuó. - ¿Estas triste? - Muy triste. - ¿Porque? - Me llaman ladrón.
- Más si tu conciencia no te acusa, ¿Qué pasa por eso? -Me siento infeliz. En nombre del amor que me enseñas, alivio a los enfermos y ayudo a los necesitados. Sin embargo, me insultan. Dicen que robo, que me aprovecho de la confianza de la gente... Ayer mismo distribuí las viejas túnicas que nos dio la casa de Carpo, entre los enfermos que habían venido de Jope... Alguien afirmó, desconsideradamente, que yo robé la mayor parte... Estoy exhausto Maestro. Veinte días con las multitudes pesan mucho más que veinte años de servicio en el barco... - Pedro, ¿Qué le has dado a los necesitados en estos últimos veinte días? - Monedas, túnicas, mantos, ungüentos, trigo, pescado... - - ¿De dónde vienen las monedas? - - De manos de Juana, esposa de Cusa. - - ¿Las túnicas? - - De la casa de Zobalan el curtidor. - - ¿Los mantos? - - De la residencia de Carpo, el romano que decidió apoyarnos. - - ¿Los ungüentos? - - De la casa de Zebedeo, quien los fabrica. - - ¿El trigo?
- De la mies de Zaqueo, que se acuerda de nosotros... - ¿Y el pescado? - De nuestra pesca. - ¿Entonces Peter?
- ¿Qué debo entender señor? - Que apenas entregamos aquello que nos fue ofrecido para distribuir en favor de los que necesitan. La Divina Bondad conjuga las circunstancias nos confía de un modo u de otro los elementos que debemos donar en las obras del bien... Decidiste servir en nombre del amor... - Si Maestro... - Recuerda entonces, que el amor no relaciona calumnias, ni cuenta sarcasmos. El discípulo entre mostrando súbita renovación mental no respondió. Jesús lo abrazó y apenas dijo: - Pedro, todos los bienes de la vida pueden ser transferidos de sitio a sitio y de mano en mano... Nadie puede dar en esencia ese o aquel patrimonio del mundo sino el propio Creador, que nos presta los recursos por El generados en la Creación... Y si algo, podemos dar de nosotros, el amor es la única dádiva que podemos ofrecer, sofriendo y renunciando por amor... - El apóstol comprendió y beso las manos que lo tocaban de leve. - En seguida ambos se pusieron a hablar alegremente sobre las tareas preparadas para el día siguiente.
LA RESPUESTA DEL BENEFACTOR En plena reunión, Venancio el orientador espiritual, dominaba el aparato mediúmnico y hablaba ante la asamblea de ocho personas: - Es el culto del Evangelio amigos míos. Precisamos de compañeros que se dispongan a efectuarlo en el ambiente de nuestro hermano Severino. La familia recurre a nuestros servicios y apelaremos por nuestra vez, para la misericordia del Señor. El Evangelio es nuestra carta de crédito y el cuadro es doloroso. Cinco jóvenes obsesados. Imagínense ustedes en lugar de esos padres de corazón afligido. La palabra de la Buena Nueva, sin embargo transformará el clima doméstico. Con la enseñanza de Jesús, los desencarnados menos felices al mostrarse tocados por el remordimiento y los amigos que nos proponemos socorrer encontrarán fuerzas multiplicadas para la sustentación de la paciencia. Para eso, nosotros los humildes trabajadores espirituales, necesitamos de las voces y de las manos de ustedes. Estimaremos así, oírlos a respecto del asunto. ¿Quién del grupo es capaz de ayudarnos en ese cometimiento? Basta que estemos en la casa de los Severino, dos horas por noche, dos veces por semana... Nadie respondió. Venancio, sin embargo, volvió a la carga, preguntando por nombre: - ¿Qué me dice César?
- ¿Yo mi amigo? Realmente no tengo cualidades. Soy un lobo con piel de cordero. Estoy aquí por casualidad. Tengo un temperamento rudo y violento... me temo que agravare la situación... Y la curiosa pregunta continuó. - ¿Y la señorita Hermana Julia? - Definitivamente soy la última - respondió la referida señora. - Me reconozco incapaz. En casa todo el mundo me dice descontrolada, habladora... - ¿Y usted, hermana Necia? - Bueno, Venancio, tenemos con su presencia el cariño de un padre; sin embargo, su amabilidad comprenderá... soy madre soltera. Sabes que la Doctrina Espírita fue mi salvavidas, por lo que no descendería a tantas locuras. No tengo el coraje para enfrentar... - - ¿Y usted, hermana Claudia? - - Todavía estoy obsesionada. Hay momentos en los que me resulta extremadamente difícil mantenerme a mí mismo. Creo que mi cooperación solo podría empeorar... - - ¿Y nuestro Lauro? - El chico designado balbuceó tristemente: - - Cuando llegué aquí estaba fichado por la policía. Con la bendición de Dios, ahora soy otro hombre. Aun así, temo crear problemas... - - ¿Y la hermana Gina? - - ¿Yo, Venancio? ¿Luego yo? - dijo la señora que había sido nominada - yo tampoco puedo…
Soy un abismo de inferioridades y tentaciones… - ¿Y el hermano Souza? - Mi buena voluntad es grande - dijo el amigo llamado a testificar -; sin embargo, sufrí una fuerte quiebra el año pasado. Desde que cerré mi tienda, tengo letras protestadas... ¿Cómo hablaría en el Evangelio? Doy gracias a Dios de no estar en la cárcel... - ¿Y usted hermano Ciro? Sin embargo, el rapaz invitado a pronunciarse explicó: - Seré franco... No paso de un animal. Sin la protección de nuestra reunión, estaría en la cuneta. El silencio se hizo pesado. Venancio, después de reflexionar unos momentos, retomó la palabra y oró con una inflexión de profunda tristeza, pidiendo a Jesús que lo animara a trabajar. Sin embargo, había tanta amargura en la voz del amigo espiritual que, al final de la petición, el jefe de la casa preguntó inquieto: - ¡Escuche Venancio! ¿Estás enojado con nosotros? - Para nada - respondió el benefactor. Y acrecentó:
- Todos dan lo que tienen. Sé que experimentan grandes obstáculos. , Más si ustedes están aguardando alas de ángeles para poder auxiliar en la Tierra, yo soy un alma humana con necesidad de servicio, con el fin de curar mis propias imperfecciones... Hasta que ustedes lleguen al Cielo, va a pasar mucho tiempo, y yo sinceramente, no puedo esperar... Y antes de que sus amigos, repentinamente despertados a la responsabilidad, pudieran emitir nuevas opiniones, Venancio se despidió.
POSICIONES Hace mucho, mucho tiempo, dos hombres que acababan de llegar de la Tierra aparecieron en la Corte Divina. Uno llevaba el signo de la muleta en la que se había apoyado. Otro mostraba las marcas de la corona que había adornado su cabeza. Mostrarían humildad para volver al mundo o seguir en el más allá... Colocados uno a uno en la balanza, el primero sintió un peso enorme. Todavía era presa fácil de luchas inferiores, luciendo como un globo cautivo. El segundo, sin embargo, reveló una gran ligereza. Podría viajar en demanda de las cimas. Insatisfecho, sin embargo, dijo el primero:
- ¿Dónde está la justicia divina? Yo era un mendigo muy pobre, mientras que él... E indicando al otro: - Mientras él era rey... me morí de hambre, mientras que a menudo lo veía en el espléndido banquete. Estaba pidiendo limosna en la calle, y lo vi en el carruaje. Conocí la desnudez, reparándolo bajo un manto de oro, cuando seguía triunfando... Yo vivía entre los últimos, mientras que él siempre aparecía como el primero entre los primeros... Pero el amigo sereno, que representaba al Señor, habló persuasivamente: -Lo viste en la mesa abundante, pero no entendiste sus sacrificios al comer por obligación. Lo notaste en coche; sin embargo, usted no observó su corazón agonizando de dolor, en vista de los problemas de sus sujetos a los que debía asistencia. Lo has mirado bajo un manto de oro, en los días del regocijo popular; sin embargo, no contemplaste sus heridas de sufrimiento moral, ante cuestiones insolubles... Lo conociste entre los más grandes de la Tierra; sin embargo, no sabes cuántos puñales de hipocresía e ingratitud se le clavó en el pecho, aunque se vio obligado a sonreír ... Además, en la posición de soberano, podía herir y no hirió, humillar y no humillo a nadie. , perjudicar y no hizo daño, desertar y no desertó ... En la situación de mendigo, no fuiste arrojado a problemas similares de tentación ... Frente al triste compañero, el ex monarca recibió un pasaporte para la sublime ascensión. Solo y llorando, el ex mendigo preguntó: - ¿Y ahora?
El ministro angelical lo abrazó sensibilizado e informó: - Ahora, renacerás en la Tierra y también serás rey.
LA LECCIÓN MAYOR
Frente a miles de Espíritus deslumbrados, la conferencia terminó... La asamblea, compuesta en su mayor parte por entidades sufrientes en la Tierra, se había detenido, en suspensión, en el vasto hueco del Espacio. Asombro, alegría, emoción... Así habló el gran cartaginés Aurelio Agustín, venerado en el cristianismo como una de las figuras más importantes de la historia. Inundado con intensa luminosidad, conmovió a la multitud, en la categoría de emisario de la Esfera Superior. Desencarnados de varios países cristianos se reunieron allí para escucharlo. Antiguos maestros de Hipona y Thagaste, Madaura y Milán, experimentados en muchas reencarnaciones, compartieron su séquito. La sublime condición del hablante fue discutida en diferentes grupos. Muchos amigos decían que el gran predicador del Evangelio había trascendido a la Humanidad Terrenal, a lo que otros respondieron que lo conocían en la intimidad de genios soberanos, integrados en la evolución de otros sistemas y otras esferas.
Guerreros cuya mente se fatiga por anular el recuerdo de la espada, ricos empobrecidos de oro y curados con consolación , mujeres cansadas de mentiras y almas numerosas, en doloroso desaliento, habían recibido la palabra de la Buena Nueva, como si fuera néctar divino. Todos los presentes exhibieron una singular metamorfosis, como si la luz interior del corazón estuviera estampada en su rostro transfigurado, mostrando nuevas aspiraciones, dando la idea de quienes sacaron del futuro diferentes energías para la batalla de su propia regeneración, y copiosas lágrimas, aquí y allá, ciertamente destacó votos íntimos, profundos... El orador se estaba preparando para retirarse, cuando recibió el toque de alguien que acababa de llegar de la Tierra. Era un hombre que todavía tenía las marcas de la reciente liberación de su cuerpo físico. Mirando a los ojos del mensajero que lo bendijo, se postró en reverencia y suplicó: - ¡Gran Apóstol de Nuestro Señor Jesucristo! De los sesenta años que he vivido entre los seres humanos, ¡cuarenta los he dedicado al estudio de tu vida! Hace tiempo que te busco con ardiente cariño ... Ahora que te conozco, te pido que recibas el testimonio de mi agradecimiento, y permitas, oh embajador de la Divina Bondad, pedirte algo en mi oración de respetuosa admiración! ... Elevados ahora a la munificencia de Altura, ustedes que disfrutan de la convivencia de los consejeros de Cristo y que acompañan la marcha de quince siglos de cristianismo, marcados desde su conversión al Evangelio, ¿qué mayor revelación tiene hoy para ofrecernos?
Tú que conoces otros mundos en la actualidad, que descubres nuevos secretos cósmicos, que sabes mirar con comprensión y compasión a nuestras almas y que desempeñas, con honor, el papel de heraldo de las verdades eternas, dinos qué lección consideras la más noble en tu viaje triunfal del Espíritu? El antiguo manipulador cartaginés, sensibilizado, acariciando la cabeza temblorosa del compañero interrogador, respondió amablemente: Hijo mío, el mensaje más grande en todas partes, como siempre, es la grandeza de Dios que envuelve al Universo. Las constelaciones remotas extienden su poder. Los soles que nos influyen proclaman de cerca su esplendor. Los mundos que somos capaces de pisar demuestran su paternal solicitud. Flores y gotas de agua son noticia de su amor infinito... Todos los fenómenos de la vida dicen algo de su gloria oculta. Sin embargo, la enseñanza más elevada que he recibido hasta ahora, en el centro de la conciencia, es la de mi propia transformación ... Contada entre los mayores libertinos y criminales de la Tierra, pude entrar, a través de la abnegación de Jesús - Cristo, el fiador de nuestras almas, en mi propia restauración, en el camino del servicio que sigo transitando. El consultante bajó el rostro ante la humildad del mensajero. Y mientras el gran mentor se alejaba, rodeado de amigos, la explicación resonaba, en el inmenso valle de los pecadores desencarnados, como un renovador aliento de alegría y esperanza...