DIVULGADORA DE LA DOCTRINA ESPIRITA. 2021 ARTÍCULO S
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MERCHITA 2021
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EN LA SENDA Amados hermanos: Cuando os vemos caminar en sendas amenas, cubiertas de flores, bajo las claridades de un Sol primaveral, nosotros os bendecimos la sonrisa, pero rezamos a nuestro Padre Divino para que os conserve el mismo animo tranquilo, cuando el paisaje se convierte en inviernos gélidos, porque el viaje a las cimas de la vida debe cumplirse con la misma fe y con la misma esperanza, en las mañanas soleadas y festivas como en las noches tormentosas de prueba y amargura. En el incesante transcurrir de los días que siguen, nuestro cariño no se cansa, por tanto, de velar por vuestros pasos, en la silenciosa constancia de nuestro amor. Conocer y recordar las debilidades y dificultades de la naturaleza humana y revisar los recuerdos de nuestra propia experimentación terrenal, siempre nos estremecimos de cuidados ante el menor capricho que os lastima, celando para que vuestro ánimo no se debilite nunca jamás. Entonces, cada vez que os levantáis en espíritu, valientes y dignos, superando obstáculos y aflicciones, con la confianza inquebrantable de una fe sincera y fuerte, nuestra alma se regocija en el Señor y canta al cielo cánticos de agradecimiento alegre, porque en estas ocasiones felices ganáis la recompensa del estudiante aprobado, del trabajador digno de su salario y del fiel colaborador.
Sabiendo que la bondad celestial nunca los deja huérfanos y que sus amigos de la Eternidad no os pierden nunca de vista, valorizad lo más posible los dolores y obstáculos que tenéis que superar, continuando infaliblemente en la obra que el Señor os ha llamado a realizar. En esta hora dolorosa, el mundo sufre crueldades indescriptibles. La destrucción y la miseria victimizan multitudes y amenazan a toda la Humanidad con peores pesadillas. Entregad al Divino Padre vuestras lágrimas y vuestros sudores, como ofrendas de vuestro corazón, en propiciación por los dolores que siembran la iniquidad. Haced luz en la oscuridad que abunda. Y a pesar de todo lo que os duela, tened paz. Leticia
COSECHA MULTIPLICADA
Queridos hermanos: Me emocionó recibir el permiso de nuestros mentores desinteresados para enviarle este mensaje de fraternidad y aprecio. Sabéis que, tal como os ocurre, yo también tuve, en mi tiempo, la santa oportunidad de vestir, como encarnado, la túnica de los servidores de esta Casa, inscribiéndome en la Falange de Ismael. En la medida de mis posibilidades, traté de realizar, lo mejor que pude, las tareas de que me incumbí, teniendo en mi mente la convicción de haber cumplido, en la medida en que me fue encomendado, mi deber.
Regresando, sin embargo, a la Patria Espiritual, pude sentir cuan raros son aquellos que merecen la condición de siervo completistas, esto es, cooperadores que tuvieron la felicidad de aprovechar integralmente todas las oportunidades de trabajo constructivo que la Providencia Divina les concedió. En verdad, en nuestra condición evolutiva, descendemos a la carne cargando con nosotros pesada carga de atavismos inferiores, que nos dificultan la jornada terrena, con la obligación de transformarla en factores de elevación para la eternidad, mientras realizamos los servicios de auto-renovación espiritual y el ejercicio de la caridad fraternal para con todos los compañeros del camino. Enfrentados con las necesidades de transformar en amigos viejos desafectos del pasado, y de corregir, en legítimo amor cristiano, antiguas viciaciones del sentimiento, no siempre conseguimos superar, con la indispensable eficiencia, los obstáculos que nos surgen dentro de nuestra propia alma. Acicateados por problemas de difícil conducción , en las esferas del hogar y de la profesión, en los círculos sociales y en el ámbito de las cuestiones materiales, casi nunca disponemos del discernimiento y del coraje precisos para solucionar todo, sin prejuicio de nuestras obligaciones íntimas para con nosotros mismos y para con el trabajo evangélico con el que nos comprometimos. Ansiando por las bendiciones de la paz, no encontramos facilidad para entender en el sentido superior las lecciones de Jesús, condescendiendo con frecuencia con nuestros instintos de falsa auto protección, generalmente admitidos por los mundos como naturales y correctos.
Es demasiado tarde, cuando regresamos al Plano de la Verdad, nos damos cuenta de cuánto fallamos en construir, o por imperfectos que sean permitimos que nuestros modestos esfuerzos se conviertan, en oportunidades preciosas desperdiciadas en el tiempo. A pesar de eso, nos espantamos con la multiplicación maravillosa de los frutos que recogemos por minúsculas realizaciones que logramos concluir. Es como si pequeños gestos de sacrificio y de amor, de dedicación y de humildad, se transformasen meticulosamente en flores de luz o magníficos soplos, para nos felicitarnos el corazón, llenándonos de alegrías inesperadas, cuando ni nos acordamos de tales pequeñeces, a las que no dimos importancia. És que todo lo que hacemos en el mundo, de bueno o de malo, se transmuda aquí, como si se agigantase, al término la cosecha multiplicada y vívida. Aprovechad, por tanto, queridos compañeros, lo más y lo mejor que pudierais, los enseñanzas sacrosantas que la Suprema Bondad os faculta, y tapizad con claridad vuestros caminos futuros, es lo que os desea. Carlos Lomba
EN EL CAMINO Extrañas, amigo mío, que la rueda de la fortuna favorezca a tanta gente, a tú ver poco preparada, con los tesoros de la hermosura, da riqueza o del poder, facultando oportunidad o abusos, despropósitos y crímenes. No te ocurre que todos precisamos adquirir, a través de la experiencia constructiva, la sabiduría de ser y de vivir, recibir y donar, usar y repartir. Repara, hermano mío, como son transitorias todas las situaciones humanas, y como son imperativas las leyes de responsabilidad que nos gobiernan los destinos. No hay privilegios en la Ley. Ignoras, además, que secretos inquietantes pueden ocultarse en los escondidos rincones de tu profunda memoria... No juzgues, no condenes. Aprovecha los dones que has acumulado y deja que la hermandad y la compasión pacifiquen tu comprender y dulcifiquen el corazón. Que nuestro Padre de misericordia y justicia los felicite y bendiga. Leticia
TIEMPO DE VIGILAR Potentes vientos de renovación barren todos los cuadrantes del mundo, derruyendo castillos de iniquidad, para que, sobre los destrozos del viejo mundo, se yerga la nueva civilización de la Tierra redimida. Se amplían, por eso, en toda a vastedad del planeta, las tensiones que desbordan de los entrechoques de intereses, amenazando el caos, porque l potencias avasalladoras del obscurantismo, forcejando por mantener su tenebroso dominio sobre las multitudes ignorantes y viciadas, reaccionan con furioso vigor a las providencias crípticas de liberación espiritual de los Espíritus terrícolas. Las abnegadas falanges de Jesús, en su vigilancia amorosa, han amparado permanentemente al género humano en sus perplejidades y probaciones, llevando a todas las almas, encarnadas y desencarnadas, el apelo santo del Divino Maestro, en pro del amor y de la paz, de la fraternidad y del bien. Las oraciones de los santos han obtenido milagros de pacificación, evitando o limitando, en todas partes, la eclosión de sangrientos y perturbadores conflictos. Nobles misionarios devotados han conseguido asumir, con las bendiciones del Altiplano, el liderazgo y la conducción de muchos pueblos, procurando inclinarlo al trabajo constructivo de una sociedad más justa y digna, más pacífica y concienciosa.
Entre tanto, las legiones de las Sombras no cesan de reorganizar la movilización de sus torvos recursos de destruición, insistiendo en su tenebroso afán de desorganizar y crear conflictos en la Tierra. Estos son efectivamente tiempos de renovación, y también, por consiguiente, tiempos de lucha, de entrechoque de ideas y voluntad, de resistencia y de agresión, de vigilancia, testimonio y definición final de opciones, de separaciones y de alianzas, tiempo de juicio. Para nosotros, esto significa necesidad primeramente de atención espiritual, de recogimiento interior y de crecida responsabilidad, tiempo de orar y vigilar. Precisamos ampliar y fortalecer nuestra visión, para nuestra propia defensa y para la preservación del patrimonio sublime de esta Casa y de la Causa a que nos devotamos, de suerte que no seamos sorprendidos, por nuestra propia incuria, en el trato de los deberes que nos fueron adjudicados de lo Más Alto. Nuestro País inicia hoy nueva era, de magna importancia para sus excelsos destinos. Puede ser, para muchos, momento de gloriosa expectativa o de fiesta anticipada. Para nosotros, sin embargo, es instante delicado de ordenación de cuidados y de formulaciones indispensables de trabajo vigilante, para que nuestra fidelidad sea coronada de éxito, en beneficio de las futuras generaciones. José do Patrocinio
SIMPLE ILUSIóN Observaste que el salario de la bondad es siempre la ingratitud, que prevalecen la violencia y la traición en todas partes, que el poder del mal es el señor del mundo. No creas, hijo mío, en esa mentira soez. La mano de la muerte obliga al mentiroso a enfrentarse a la verdad. El orgulloso regreso al polvo de la tierra en la ropa de los marginados sociales. Los estafadores regresan al mundo obligados a devolver cuánto robaron a sus víctimas, incluida la tranquilidad o la riqueza, el honor o la vida. Nadie afrenta la ley con impunidad. Todo triunfo del mal es falaz ilusión que deprisa se esfuma. No temas amar y realizar el bien. El mal, hijo mío, no es señor de nada. Todo, en el infinito Universo, pertenece a Dios. Leticia
TESTIMONIO Amparado por el amoroso poder de abnegados benefactores, torno a esta augusta Casa, y a este benemérito cenáculo de oraciones y estudios, ahora en la condición de penitente reconocido. Vengo a daros mi testimonio de gratitud por el amparo que me extendisteis, cuando aquí vine, traído por vuestros dedicados mentores, para recibir el auxilio de vuestras vibraciones fraternas y la cooperación de vuestra amorosa y cristiana paciente. Como hombre, no fue extraño a los ideales evangélicos, aunque filiados a la siembra de una Iglesia Reformada. También llegue a la costra del mundo munido de una tarea elevada, en el campo de la sembradura de la Buena Nueva, y con mandato pastoral que felizmente no deshonre del todo. Experimenté también, cuando en la carne, el entusiasmo de creer y de servir, y tuve la ventura de plantar simientes de amor, de gratitud y de paz en muchos corazones. Infelizmente, no supe resistir las llamadas de las ventajas materiales y a las tentaciones sensoriales, imaginando que mis desazones íntimos, en la vivencia personal desreglada, en nada pudiesen comprometer mi trabajo de pastor espiritual. De desastre en desastre, en la esfera moral, acabé sorprendido por inesperado regreso al mundo extracorpóreo, después de fulminante enfermedad, y me vi arrastrado al lodazal de zonas purgatorias inferiores, en la compañía de hermanos tan o más infelices de lo que yo.
Desanimado y afligido pase de la decepción y de la angustia para la rebeldía criminosa, y me hundí años al hilo en oscuros tejidos de sombría maldad. En balde el fuego del remordimiento me consumió, ardiendo en el fondo de mi conciencia torturada, porque, a pesar de todo, no pude identificarme, naturalmente y con placer, con la atmósfera vibratoria que me avergonzaba y afligía. Beneficiado por las oraciones intercesoras de generosos Espíritus que siempre me habían amparado, y por los pensamientos reconocidos de aquellos a quien había auxiliado en precarias condiciones de amargura desesperada. Fue entonces que, al contacto de vuestras vibraciones, mucho más de lo que por vuestras palabras, y confortado por la acción magnética de los magnánimos Cireneos de este templo de Jesús, conseguí re erguirme para la luz, a fin de pacificar mis sentimientos y reajustar mis emociones. No os hablo ahora en razón de mi poco valor persal, mas si para reforzar en vosotros la convicción de la excelsitud de vuestro trabajo de caridad cristiana, en esta Casa de Amor, para que no canséis de auxiliar y servir, coadyuvando la acción benemérita de vuestros instructores. Dios os lo pague. Espero un día poder participar de vuestros trabajos y también ser útil aquí. Por ahora, recibid gratitud conmovida de alguien que, por en cuanto, se identifica apenas como vuestro siervo. Miguel