DIVULGADORA DE LA DOCTRINA ESPIRITA. 2021 ARTÍCULO S
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MADRE SOLTERA Amelia Rodríguez/Divaldo Franco Cuando sentiste mi presencia en el útero fuiste dominada por una angustia infinita. No esperabas el hecho natural y no tenías la condición de ejercer la maternidad. Informando la situación aflictiva al compañero de afectividad, dominado por la sorpresa, el rechazo ayudarte, uniéndose a ti por el matrimonio, o por lo menos, ofreciéndote un brazo protector. Sugerido que me abortases como solución inmediata, mas, aterrorizada, le negaste el consentimiento al crimen atroz. Constataste que él no te amaba y te trataba como lo hiciera con otras jóvenes inadvertidas. Experimentaste la reacción doméstica violenta de tus padres que también propusieron el aborto. Te acusaron de haber manchado la honra de la familia y porque me sentías vibrar junto a tu corazón, aceptaste las humillaciones domésticas, la expulsión del hogar y las noches estrelladas para servir de cobertor en la oscuridad de los callejones y bajo viaductos al lado de otros infelices.
¡Eras joven y bella! Incluso embarazada intentaron contaminarte en la esclavitud del sexo. Recusaste todas las ofertas degradantes y luchaste en la miseria hasta mi nacimiento. Después que me embalaste por primera vez, prometiste que viviríamos juntas y seríamos felices, no importaba cuando. No me abandonaste para la adopción por otros corazones y, en los servicios humillantes, encontraste el pan y la ropa para nosotros dos. Fueron años difíciles de hambre, frio y dolor. Yo era estigmatizada como hija de madre soltera, mas no me incomodaba, antes sentía orgullo. ¿Será que el amor materno es diferente cuando se nace bajo la protección de las leyes o fuera de ellas? Nunca sentí diferencia. Muy al contrario. Demostraste la grandeza de tu inmenso afecto de madre soltera y me criaste con dignidad y ternura. Conseguiste, por fin, un trabajo de mejor calidad y me educaste abrazando la fe y el respeto a Jesucristo y a Su Madre Santísima. Conseguiste, por fin, un trabajo de mejor calidad y me educaste abrazando la fe y el respeto a Jesucristo y a Su Madre Santísima.
Ante las decisiones difíciles y en los momentos graves de mi existencia yo sentía que estabas conmigo y murmurabas à mi mente las mejores decisiones a tomar. Triunfe, madrecita, bajo tus bendiciones y ahora, también en la Inmortalidades, exulto de contentamiento, porque tuve la honra de ser tu hija, y de no haber sido asesinada en tu vientre. Dios te bendiga, madre soltera, protegida pela Madre de Jesús, que también ha sido incomprendida. Psicografía de Divaldo Pereira Franco, en reunión mediúmnica el 12 de febrero de 2021, en el Centro Espírita Camino de Redención, en Salvador, Bahía.
SOCIEDADE PARISIENSE DE ESTUDIOS ESPÍRITAS Poco después de la publicación de El libro de los espíritus, de Allan Kardec, el 18 de abril de 1857, en París, el mensaje de la inmortalidad del alma comenzó a despertar un interés inusual. En ese momento, el pensamiento materialista combatía vigorosamente a religiones, como la Ilustración y el Cientificismo, en cuyo período nació el Positivismo, presentado por Auguste Comte. Aunque las religiones sirvieron a la masa humana, gracias al tradicionalismo y al vigor de su filosofía, corrientes de intelectuales y pensadores optaron por el nihilismo. Se acababa de presentar el libro Manifiesto del Partido Comunista, de Karl Marx y del sociólogo, filósofo, economista y teórico político alemán Friedrich Engels, que sentó las bases para el surgimiento del socialismo. Su concepto dialéctico, llamado materialismo dialéctico, proporciona una nueva visión para el análisis científico y social de la historia de la sociedad. En todas partes, las luchas filosóficas crecían, en tentativa de proporcionar mejor discernimiento de las personas en relación a la vida, y, más de lo que eso, de referencia a la muerte. Allan Kardec había ofrecido el resultado de sus investigaciones en torno de la para normalidad de los seres humanos y la comunicación con los denominados muertos, confortando a cuantos tenían oportunidad de tomar conocimiento con el libro lanzado. La correspondencia aumentara expresivamente y todos deseaban saber cómo proceder, a fin de obtener resultados semejantes.
Fue entonces que, el día 1° de abril de 1858, Allan Kardec creo la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, a fin de favorecer a los investigadores con un campo propio para el debate y las experiencias. Esa Sociedad fue la primera surgida hasta entonces, proporcionando a sus miembros el desenvolvimiento del estudio de los factores básicos de la existencia humana y dando a la Humanidad una pauta moral de seguridad para la adquisición de la felicidad. Al mismo tiempo, a través de la Sociedad podían reunirse los espíritas y sus interesados en confraternizar, dirimir dudas, trabajar por la divulgación de los principios y de la Doctrina Espírita, mejorando las masas y ofreciendo recursos morales e intelectuales para que se pueda entender la existencia y su finalidad. ¿Qué importa creer en la existencia de los Espíritus, si esa creencia no hace que aquel que la tiene se torne mejor, más benigno e indulgente para con sus semejantes, más humildes y paciente en la adversidad? – interroga Allan Kardec en los comentarios del texto de presentación de la Sociedad. El coraje y el desteñir del Codificador del Espiritismo eran la dínamo que incentivo la Institución y orientaba para que no apenas acreditasen en la inmortalidad del alma, se perfeccionasen más para vivirla. DIVALDO FRANCO Artículo publicado en el diario La Tarde, Columna de opinión, 1.4.2021.
ENvEjECIMIENTO y En una bella obra, intitulada El Sublime Arte de Envejecer, el psicólogo alemán Anselm Grün ESPIRITUALIDAD afirma que Carl G. Jung asevera: Así se aproximan desde el umbral de la vejez, con aspiraciones y deseos insatisfechos que automáticamente vuelven la mirada al pasado, siendo [...] eternos adolescentes, lastimosos sustitutos de la iluminación del yo, consecuencia inevitable de la ilusión de que la segunda mitad de la vida debe regirse por los principios de la primero. (JUNG, 1967, p. 785/789 apud GRÜN, 2012, p. 9) Envejecer es un fenómeno biológico natural por el cual pasa todo cuanto existe. El animal humano, no en tanto, no sabe envejecer y se engaña a sí mismo como si la juventud fuera de naturaleza eterna. Durante ese período, hay un brillo especial en todo, especialmente en los humanos, el equipo es rico en energía, la visión de la vida es imperfecta, porque la experiencia en sí no se expresó con toda su fuerza, y cuando los primeros signos de desgaste de los órganos y sus funciones, se sorprende y comienza la batalla para negar la realidad o retrasarla, negando su existencia. Los recursos más variados y algunos bastante extravagantes son utilizados para disfrazar el envejecimiento que es odiado como una verdadera desgracia. Si la persona poseyese una visión de la Espiritualidades y se diera cuenta de la bendición que es ese fenómeno, especialmente por las consecuencias de las fases iniciales:
infancia, juventud, madurez, que fueron enriquecedoras, con la certeza de que la muerte no es la etapa final de la vida, antes una puerta especial que se abre en la dirección de nueva realidad . Quien en la vejez descubre el misterio de la vida, la grandeza de los relacionamientos, el júbilo del aprendizaje, se torna bello, con diferente irradiación de felicidad, que lo torna un verdadero sabio, un ser feliz. La persona en esa fase ve todo con profundidad, descubriendo y experimentando los sabores, las delicias del existir. Percibe que todas las oportunidades fruidas, algunas buenas otras no tanto, son valores preciosos que contribuyen para el período menos propicio para las aventuras, las ilusiones, reservándose los placeres que revigorizan y producen especial encantamiento a la jornada dichosa. Podemos afirmar, con el Dr. Grün, que es un sublime arte el envejecer. Es necesario aprender el valor del envejecimiento, su profundo significado, el prolongamiento de sus días físicos en la Tierra y nos entregamos a las Leyes de la Naturaleza, además, no solamente los ancianos, más también los jóvenes y adultos. Con la visión espiritual de la vida, bien envejecer es vivir por anticipación en el paraíso. Divaldo Pereira Franco Artículo publicado en el jornal La Tarde, Columna Opinión, 29.4.2021.
ESCLAvITUD y En todas las LIBERTAD épocas de la Humanidad, el ser humano, manteniendo en predominio su instinto de conservación de la vida, procuro someter al otro, con miedo natural de ser la víctima. Desde antiguas eras, el bruto, el fuerte, el déspota, el astuto ejercieron dominación física y, algunas veces, mental, sobre su prójimo. En el período en que vivía exclusivamente bajo el control de los instintos básicos: comer, dormir y reproducirse, dominado por extraños impulsos, siempre buscó ser superior a sus contemporáneos, luchando con ferocidad por el propio bienestar, mismo que el prejuicio de los demás, que no le merecen consideración. Ese comportamiento fue el generador de las guerras calamitosas, que aún hoy constituyen terrible cáncer en la sociedad. La esclavitud fue uno de los recursos utilizados por los pueblos beligerantes que, al vencer aquellos considerados adversarios, pagaban alto precio para continuar la vida en situaciones indignas y crueles. Algunos pueblos se tornaron víctimas de otros por siglos, como en el caso de los judíos que fueron esclavizados por los egipcios y babilonios, los primeros por cuatrocientos años. En la Edad Media, tuvimos guerras interminables, como la de los Treinta Años, la de los Cien Años y odios que aún permanecen en muchas naciones.
El denominado Colonialismo es herencia espuria de ese sentimiento primario que ha explotado los pueblos sometidos, manteniéndolos en la miseria, mientras son llevados al agotamiento, al aniquilamiento. La esclavitud negra es uno de esos fenómenos históricos más lamentables. Cuando, tras la Revolución Francesa de 1789, el sueño de la libertad, igualmente innato en los seres humanos, tuvo la oportunidad, las leyes del progreso se volvieron hacia estas víctimas y se les concedió la liberación, sin proporcionarles los medios para la supervivencia, manteniendo libres a innumerables personas infelices bajo sus degradantes administraciones. En ese sentido, Brasil fue el último del Occidente a conceder el derecho de vida, a través de la Ley Áurea, la cuarta elaborada y firmada por la Princesa Isabel. La verdad es que aun hoy muchos de los descendentes afro-brasileños no encontraron oportunidad de vivir con la dignidad que las leyes les permiten. Sus antepasados liberados, se quedaron en aglomerados miserables sin trabajo, sin posibilidad de estudiar, estigmatizados y oprimidos. La famosa Madame Roland, gran revolucionaria de Francia, traicionada y condenada a la guillotina, antes de ser asesinada, gritó: ¡Oh! Libertad, libertad, ¡cuántos delitos se cometen en tu nombre! Esta libertad dominada por los poderosos es una vergüenza para la cultura y la civilización que corroen. Divaldo Pereira Franco Artigo publicado no jornal A Tarde,Columna Opinión, el 13.5.2021.