DIVULGADORA DE LA DOCTRINA ESPIRITA. 2021 ARTÍCULO S
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MERCHITA 2021
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SILENCIOSO Bien sabemos, amados compañeros, como es difícil y repleta de tropiezos la jornada humana en los caminos del mundo. Nunca es fácil el trato con los problemas existenciales, HEROÍSMO normalmente cara a las enfermedades, a la penuria financiera, en las inaptitudes físicas, a los preconceptos sociales, a las injusticias, en los enfrentamientos, con las traiciones afectivas, en las amenazas letales. Natural nos parece, por eso, que el entendimiento común tolere como inevitables y hasta justas las más desastrosas reacciones de las personas ante las adversidades o las frustraciones, aun mismo cuando sean agresivas, peligrosas o mortales. Hay, por esa razón, quien no solo disculpe como aplauda las explosiones de odio o de venganza, los ataques de cólera incontenida, las represalias morales, el engaño de la astucia, la desesperación, el desánimo, la huida al deber, deserción a las responsabilidades más sagradas, autodestrucción ... A los discípulos del Evangelio, a la luz del Espiritismo, es enteramente negado ese pretendido derecho a reacciones egoístas y violentas, fuera de los patrones de la conciencia esclarecida. Es mucho más grande, en relación a ellos, la exigencia de un comportamiento irreprensiblemente cristiano en el fragor de las lides humanas, el deber siempre bien cumplido, la resignación en
el sufrimiento, el perdón incondicional de las ofensas recibidas, el trabajo desinteresado e ininterrumpido por el bien general. Es en esa forja de heroísmo anónimo que se acrisolan los seguidores sinceros de Jesús, arrastrando muchas veces, además de sus propio enigmas y de sus propios dolores, la incomprensión de cuantos les malinterpretan la conducta inusual. Es por que os acompañamos con tan acrisolado cariño y afecto tan especial. Avance, amigos, en vuestra marcha silenciosa, a lo largo de vuestros días y de vuestras noches, ciertos de que el Padre Celeste, que ve donde la vista humana no alcanza, os sigue con divino desvelo y os bendice con Su supremo amor. Josélia
IMPREVISTOS
Esperabas un amanecer de espléndida belleza, más el día surgió nublado y triste. Decepcionado, esperaste una noche fría y lluviosa, pero una dulce luz de luna llenó el cielo de luz. Ansiaste el cariño de corazones bendecidos, más ellos, entretenidos, te olvidaron. Entonces imaginaste un refugio solitario, más afectos deslumbrados te derramaron en el alma, caricias inesperadas. En los desajustes del camino te engañó tu razón, pero no tu sentimiento. Aprende, pues, a esperar y a confiar en la suprema sabiduría de la vida y en la providencia paternal de Dios, más allá de los sentidos engañosos y las apariencias falaces. Trabaja en tu jardín y las flores se abrirán a un ritmo que desconoces. Riega tranquilo tú huerta, y cosecharás frutos sazonados, cuando menos te parezca. No te inquietes, ni permitas que los imprevistos te perturben. Dice Jesús que a cada día basta su trabajo. No insistas en la procura donde nada puedas encontrar. El Sol brillará sin que lo pidas, y las estrellas se encenderán sin tocarlas, porque en todo, hijo mío, palpita vivo y sublime el Espíritu de Dios. Leticia
SIN RESERVAS Convenciones sociales te impelen, en el mundo, al tratamiento ceremonioso con personas desconocidas o de elevada condición jerárquica. Es justo y natural que sea así. La intimidad legítima solo puede florecer en la confianza que emana del mutuo conocimiento y de las probadas buenas intenciones. Cuando, sin embargo, te refugiares en la oración, y alzaras el pensamiento y el corazón en dirección de las cimas, no te reserves ni te atemorices. En los viejos tiempos de la historia humana, el trato con las divinidades se regía por el temor y por la inquietud, en la inseguridad en cuanto al humor de las potestades. Jesús, sin embargo, nos reveló la Paternidad Divina, abriendo nuestro entendimiento el camino de la espontaneidad en las relaciones filiales con el Creador. Desde entonces, ya no nos sentimos siervos desamparados, bajo el guante de los terribles déspotas, más si hermanos unos de los otros, en el gran hogar universal, en presencia de Aquel que nos creó y nos ama.
Abre, pues, tú alma, sin recelo y sin disfraces, cuando sientas la necesidad de pedir o agradecer las dádivas del Cielo, cierto de que el Supremo Señor te conoce personal y profundamente, mucho mejor de lo que te conoces a ti mismo. Haciéndolo así, la oración te hará más tranquilo y más fuerte, en la comunión con el Infinito. Bien por eso, el Maestro Excelso recomendó que, cuando orásemos, nos recogiésemos dentro de nosotros mismos, y, en la simplicidad y con la dulzura de las criaturas, conversemos con Dios, llamándolo Padre. Nina
RESuRRECCIóN Dijo Marta a Jesús: - “Señor, si aquí hubieses estado, mi hermano no habría muerto.” Dijo Jesús a Marta: - “Si crees, verás la gloria de Dios.” Antes de haberse aproximado al sepulcro donde pusieran Lázaro, el Divino Maestro sintió, la distancia, la angustia del querido amigo, se conmovió y lloró. También nosotros vertemos llanto amargo en las horas cruciales de nuestras más crudas pruebas, o ante el dolor que se abata sobre algún ente muy amado. El Divino Poder es, todavía, también infalible en su misericordia, y muchas veces nuestras lágrimas más puras, iluminadas por el Sol de Gracia, reverberan fulgurantes rayos de sublimada esperanza. Al llamamiento del Señor, Lázaro se levantó, liberado de las ataduras que lo cerceaban, pudo nuevamente caminar con sus propios pies. Será eso, Alabado sea el cielo, lo que se repite aquí ahora. Sin embargo, sea cual sea el futuro contingencias, recordemos que Jesús es y será siempre la resurrección y la vida, y quien crea en él, sí está muerto, vivirá. Leticia
HORA ESTELAR No solo los individuos y los grupos aislados reciben del Señor de la Viña misiones importantes a desempeñar en la gran siembra del mundo. También los pueblos son convocados a expresivas tareas de orden planetario, algunas veces de relevo excepcional. Más, igualmente ahí, funciona plenamente el libre arbitrio colectivo, a determinar el éxito o el fracaso de las naciones misionarias. En la historia recenté de la civilización occidental, encontramos al pueblo hebreo para recibir el llamamiento directo de Jesús para la tarea de liderazgo espiritual de la Humanidad, armado con el mensaje evangélico, que le fue entregado de primera mano. El pueblo hebreo no supo entender su hora estelar. Rechazó la dádiva sublime y se sumergió en la noche milenaria de los dolores más crueles de su propia dispersión.
Cristo apelo entonces para el pueblo romano, cuya fuerza de dominación se propagaba, soberana, por las plagas del Occidente. Y Roma, desavisada y orgullosa, también se declaró en quiebra. Llegó a su vez el Sacro Imperio. Y nuevamente la ambición desenfrenada y la irresponsabilidad criminal echaron todo a perder. El Gobierno espiritual movilizo, tras eso, los preciosos potenciales de Francia. Y la vanidad, el nepotismo, la codicia y la violencia, atentando contra las leyes de la hermandad y la justicia, han sumergido a Europa en el negativismo y en la incontinencia, despreciando hasta mismo las luces del Consolador, que en ella se encendieran. El Divino Pastor transfirió, à vista de eso, el árbol de sus esperanzas para las tierras ubres de América, poniendo el estandarte de Ismael en manos del pueblo brasileño. ¿Qué hará este pueblo elegido con el don divino con el que fue laureado?
La misión no es imposición. Es un título de confianza y esperanza, una inversión de excelente expectativas, una siembra que sólo puede germinar, florecer y dar frutos si obtiene de sus depositantes el cuidado que merece. Pidamos al Padre Celestial que este Corazón del Mundo no se enferme. Qué singular y tembloroso en el diapasón de su momento, que vibra, solemnemente, en el gran reloj del destino. Un emisario de Ismael