Nº 93 MENSAJES DE DIVALDO FRANCO

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DIVULGADORA DE LA DOCTRINA ESPIRITA. 2021 ARTÍCULO S

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MERCHITA 2021

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PRIMERO

SEGUNDO

TERCERO 1 NUMERO


GRATITUD Mami, traigo mis manos cubiertas de flores recogidas en el bosque de mis sueños más bellos, para alfombrar el camino por donde seguirán tus pasos. Rompí mis pies con brezos y cardos, buscando rosas inmaculadas para coronar tu cabello nevado. No las encontré sin embargo... solo recogí el ligero perfume de la mañana y lo guardé en el corazón para impregnarte los días de la vejez con él como un tesoro de mi gratitud. Abrí el tabernáculo de mi alma en busca del oblato para tu corazón y retiré, además del pan, las preciosas gemas del amor y respeto y vitalizarlo, tomándolo como la Eucaristía de reconocimiento... Ay mami, todos los sacrificios de tus noches sin descanso y las lágrimas que nunca se secaron en tu benditos ojos, forman, entre las santas mujeres del Huerto Divino, la corona sublime con la que la maternidad victoriosa del mundo ceñirá la Santísima Reina de todas las mujeres y Madre del Divino Crucificado. A semejanza de ellas, tus dolores construirán la escalera luminosa por la cual ascendiste a la Comuna del Amor sin lágrimas... Arrodillada a tus pies, ángel de mi pobre vida, veo la juventud dorada que los años han cambiado en tu rostro, haciéndote acreedora de las bellezas intangibles de la santidad.


Mi vida se ennoblece con el recuerdo de tus acciones. La visión de tu sonrisa es la noble gloria de mis horas de evocación. El amor que me honra es la honra que tú amor me ofreció como premio que no llegué, siquiera, a merecer... * Canta la naturaleza bañada en luz alimentando la semilla y Transformando el pantano, poblando la tierra de felicidad, y yo También me regocijo de gratitud por el recuerdo de tu existencia, Reina. De mis días, adornando con bellezas, hoy, la fortaleza en el cielo, donde se preparan los hijos para la tierra del mañana... ¡Bendita seas siempre, madre! ANALY FRANCO


LA SÚPLICA DEL ¡Mami, siento hoy inmensa añoranza de usted! HUÉRFANO El día se vuelve dorado y las flores estallan en perfume, cantando una sinfonía de colores y música que me invade el propio corazón. ¡Pero no puedo encontrarte, mami! La casa de mi alma se cubre de tristeza, porque tu voz no canta más, melodiosa, en mis oídos... ¡Me dijeron que te fuiste, dejándome tan pequeño y solo!... ¿Por qué se fue usted, mami? Me informaron que Nuestro Señor recoge a las madres pequeñas en la Tierra, para convertirlas en estrellas en el cielo. ¡No lo creí! Sin embargo, cuando la noche de la soledad me envolvió en la oscuridad, vi dos estrellas brillando a mi lado... ¿Serían sus ojos fulgurantes, clareando mis torpes pasos? Oh! ¡Madrecita, escucho alrededor otros niños que gritan y abrazan en transportes de júbilo el corazón bendecido maternal! ¡Solamente yo no la tengo a usted más!... Soy una débil planta que no encuentra alfombra para envolverse ni siquiera un tronco robusto para apoyarse...


Todavía, yo sé que usted partió, aunque yo la sienta conmigo, pues es que, frecuentemente, me pareció oír su voz, cantando bajito a los oídos de mi corazón una dulce canción de nana, cuando yo no consigo dormir… ¡Mientras las casas se iluminan y la Tierra entera se viste de alegría para homenajear a las madres, déjeme decirle a mí también junto con las otras criaturas: ‘Dios te bendiga madre!... *** Y, si le fuese permitido, solamente hoy, cuando yo me valla a descansar, vuelve a mi cuna otra vez, y repítelo muy bajito, para que solo yo pueda escuchar: "Duerme, duerme, mi pequeño, para que los ángeles del cielo vengan a buscarlo... " ANÁLIA FRANCO


ROGATIVA Corazón, soy la débil manifestación de la vida que te suplica ayuda y compasión. No me dejes sucumbir. Originado en un momento de encanto, te pido piedad y oportunidad de éxito. Similar al rocío cristalino, me poso en los pétalos de la rosa desde la infancia, sacudida por los infrecuentes vientos que me amenazan. En las horas ardientes del día, el sol de las pasiones me roba la vitalidad y, en el silencio de las noches sufro el guante del frio que sopla, impiedoso, segando la vara que me sostiene, usurpando mi estabilidad. Ayúdeme ahora, mientras yo soy una esperanza. Después, talvez, sea demasiado tarde. Aun conservo la pureza sin mácula, guardando luminosidad interior. Cayendo al suelo, me confundiré con el polvo, transformándome en vil lodo. No me oculte su mano socorrista ni se haga sordo a mi pedido. Mientras sus hijos duermen en lindos lechos, cariñosamente cuidados, yo soy como el ave abandonada en el nido deshecho, que se quedó sin abrigo… Ellos receben sus besos caliente en las mejillas enrojecidas, al tiempo en que mi palidez se humedece de sudor, después de la fiebre que me indica la presencia pertinaz de la burlesca enfermedad.


Mirando sus amores, joyas preciosas con las que el Padre Celeste coronó a su amor, recuérdame, amenazada y sola, sin manos para calentarme y sin corazón para recibirme. No me rechace la oportunidad de vivir. No tardes en recibirme. Transfórmese en techo de santificación que me guarde y, por amor, extiéndame sus brazos. Usted me encontrará fácilmente. Soy ese cuerpo infantil que mira fijamente la migaja de compasión que usted aun no quiso ofrecer... Usted discute la forma como ayudarme, y yo sufro la impiedad de unos, la persecución de otros, contagiándome con los males de muchos... Usted debate la mejor pedagogía para aplicar en favor de mi esclarecimiento, y la Escuela de la Vida, con el descuido de tantas almas, se desintegra, con las herramientas del pesimismo y el desencanto, mis posibilidades, desperdiciando mis recursos todavía intactos, en el cofre del sentimiento. Levántese, corazón maternal, y venga a salvarme por amor a sus propios hijos. Abandonado, podre tornarme amenaza activa y continuada para la felicidad de ellos... Y recuerde que, si usted hubiese partido para la Mansión de los Bienaventurados dejando, en la Tierra a sus hijitos, usted bendeciría a aquellas otras madres que los acogiesen en su pecho, defendiéndolos y guiándolos. También yo, en el Reino de la Inefable Ventura, tengo un ángel en forma de madre, rogando a Jesús para que usted me recoja en el hogar de amor donde vibra su bendecido corazón. ANÁLIA FRANCO



INVITACIÓN A LOS ESPIRITAS En el momento en el que las aflicciones alcanzan los más expresivos índices de alucinación y delincuencia, proveniente natural del estado de transición social moral por el que pasa la Humanidad; en el instante en el que las más expresivas cifras de necesidades demuestran la inevitable falencia de las doctrinas utilitaristas, que esperaban comandar las mentes humanas; cuando el hombre presenta el cerebro enriquecido de fórmulas que igualaron algunos de los complejos fenómenos de la Naturaleza y de la vida, aunque trayendo conflictos inevitables de sentimiento y de la propia razón; delante de las asignaciones de las regiones cerebrales, que proporcionan el entendimiento de innumerables problemas del comportamiento, a pesar de abrirse otras áreas inexploradas; ante el sufrimiento que gana las calles de las ciudades famosas del mundo, mostrando las heridas morales de la civilización, no pueden quedar indiferentes aquellos que encontraron, en la a Doctrina Espírita, las respuestas hábiles y claras para los múltiples requisitos de la realidad existencial del hombre. Identificando, en el espíritu, las matrices de todas las ocurrencias del ser inteligente y, en su comportamiento, las génesis de las voluminosos como inquietantes distonías grupales, sabe, el Espirita, que cualquier actitud para brindar los resultados que serían de desear, debe tener su acción en su realidad inmortal, modificando su visión y comprensión de la vida, para ser generada nuevas razones que, a corto, medio o largo plazo, influirán en la sociedad, después de transformar al propio individuo.


Cualquier solución que no penetre en el corazón de la vida espiritual, no pasará de paliativo para la situación actual, en cuanto sucedió, en el pasado, cuando se intentó amputar los efectos o corregirlos sin actuar sobre los manantiales donde se originaron. El Espiritismo, en su perfecta síntesis de conocimiento e información, penetra sus observaciones en los factores predisponentes y preponderantes de los fenómenos humanos, poseyendo, de ese modo, las llaves interpretativas para su incógnita. El avance del conocimiento y el cambio de los paisajes sociopolítico-religiosos ocurridos en el mundo, facultaran una mejor oportunidad para la vigencia y la experiencia espírita, alterando los mecanismos de la antigua persecución para una casi tácita aceptación del contenido Doctrinario del pensamiento Kardeciano, al tiempo en que una aureola de respeto pasó a envolver los especuladores de la Tercera Revelación… Como consecuencia, parece haber habido una disminución de motivo, fervor e interés en muchos campamentos del movimiento espiritista, en el que se alojan simpatizantes y militantes, en una falsa ubicación de que todo está bien y no se debe hacer nada, no siendo más necesario el antiguo ardor ni el antiguo espíritu de servicio. Es obvio que se multiplican, bendecidas, las excepciones Aunque la vigencia de los modernos Estatutos legales más conducentes con las necesidades humanas y con las perspectivas de mejorar, ya no se figuran – afirman los más acomodados necesarios el sacrificio y la dedicación evangélica como en los días apostólicos del Cristianismo


o en los años que sucedieron la Codificación del Espiritismo, en que había un entusiasmo y labor sanos, creciente, que produjeron apóstoles y mártires como sucede con todos los ideales de ennoblecimiento de la Humanidad. Aparecen mismo, en estos días paradoxales — de cultura e ignorancia — personas desinformadas o presuntamente esclarecidas que propugnan por un revisionismo doctrinario, apuntando errores e imponiendo reglas nuevas, en un total desconocimiento de profundidad, a respecto del Mensaje Espírita, que permanece inexplorado, aguardando estudiosos y aplicadores que se decidan por apresurar el período de renovación social, previsto y anunciado por el ilustre maestro de Lyon. Posiblemente, las circunstancias socioeconómicas, los factores que presionan en los tiempos de lucha tiranizante han distraído a los espíritas, de mayor dedicación a la práctica y al estudio del Espiritismo, siendo logrado conseguir simpatizantes para la Causa y pocos verdaderos espiritas para la vivencia de la Doctrina. Su estudio metódico, su divulgación a través de los recursos propios para la mentalidad moderna, la vivencia honesta de sus enseñanzas, a través de la Caridad, constituyen desafíos que aguardan a los interesados, a fin de que resucite el espíritu misionario, que lentamente cede lugar al fenómeno acomodaticio de la indiferencia o a la reacción de la agresividad injustificable.


Personas que antes se dedicaban, motivadas por el combate sistemático contra este o aquel credo religioso o filosófico, no aprendieran a actuar a favor del Bien, sin el hábito de enfrentar adversarios, valorizando, cuanto debía, la acción del progreso y de la educación de las masas, a través de la información positiva y de la terapia preventiva contra los errores y gravamen, de que el Espiritismo es rico en contribución. En la falta, por tanto, de los enemigos tradicionales, que generaron conflictos en todas las áreas del progreso humano, los combatientes se vuelven, ahora, para apuntar errores en el Movimiento, evadiéndose de la tarea de enseñar por el ejemplo, blandiendo las armas del trabajo eficiente en lugar de la catilinaria verbalista o las páginas que encienden corazones y aturden mentes ... Campo de debates, donde cada cual es independiente para actuar y asumir el deber de la opción asumida, el Espiritismo es la Doctrina de libertad, sin que, en este contexto, nadie pueda eximirse de la responsabilidad consecuente por los hechos. Es esencial que todos seamos conscientes: desencarnados y encarnados - de los compromisos ante la bondad, en la mies del Señor, y sin medir esfuerzos vayamos al cultivo de la realización, porque, nunca, como es ahora, había tal necesidad del conocimiento, de la vivencia y la lección espírita, modeladores de un hombre feliz y de un mundo mejor. En todo lugar donde nos encontremos, enviemos esfuerzos para la verdadera lucha del amor contra la brutalidad y de la educación contra la ignorancia, ofreciendo la cuota de luz que todos poseemos, en la certeza de que este es un deber nuestro — de espíritas — que no podemos


postergar o transferir para otro. Nuestra oportunidad dichosa surge y luego pasa. Utilicémosla con la sabiduría de quien examina antiguas pasiones con la tranquilidad del tiempo que las venció, aplicando los resultados para el propio y el bien general. Yérganse los trabajadores del Evangelio Restaurado y entréguense a la faena desafiadora que señalará la Nueva Era que se anuncia en el momento de los grandes dolores que caracterizan la transición del “mundo de pruebas y expiaciones” para el “mundo de regeneración'’. ARISTIDES SPÍNOLA



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