NUESTRA CONTRIBUCIÓN Momento Espirita Timothy John Berners-Lee nació en Londres, en Inglaterra. A los sesenta y cinco años de vida continua muy activo profesionalmente. Él es el creador da World Wide Web, un espacio por donde informaciones, textos, imágenes y otros documentos circulan, a través de Internet, que es un sistema de computadores conectados en redes. Nació en una familia, en la cual los padres eran científicos de la computación y trabajaron en la creación del primer computador comercial. Cuando era niño, aprendió sobre la electrónica trabajando en un ferrocarril de juguete. Al ingresar a la Universidad de Oxford para estudiar física, creó una computadora a partir de un televisor usado. En 1976 se licenció en Física y comenzó a construir su carrera trabajando en varias instituciones.
En la década de 1980, trabajó en el Centro Europeo de Investigación Nuclear en Ginebra, una organización de investigación europea que opera el laboratorio de física de partículas más grande del mundo. Fue allí donde presentó su propuesta de compartir textos entre científicos, lo que facilitaría mucho las investigaciones realizadas. En 1990, público el primer site con la descripción de su proyecto. Presentando al mundo su idea, no quiso patentarla, esto es, no quiso tener los derechos exclusivos de uso. Según el, se trataba de una invención de utilidad pública. Él es uno de los responsables por el profundo cambio en el mundo de las comunicaciones. Y continúa trabajando para lanzar programas innovadores para aprovechar la Web como un medio de cambio positivo. Una visión integral y global. Todos nos beneficiamos a diario de su creación, que facilita la investigación, los estudios y el trabajo. La decisión de Tim Berners-Lee de dejar su creación como una utilidad pública, demostró que era consciente de la importancia del conocimiento como instrumento transformador de la sociedad en la que vivimos. Podría haber pensado en ti, en ganar mucho dinero. Pero, pensó en ofrecerlo al mundo. Es difícil imaginarnos, hoy, sin las grandes posibilidades de producción científica, sin acceso a tantas y preciosas informaciones. Él ha ofrecido su legado a la humanidad sin dejar de trabajar para reducir los precios de acceso a Internet. También podemos pensar en nuestro propio legado. En definitiva, todos podemos contribuir a la sociedad si miramos más allá de los intereses individuales y ofrecemos nuestro aporte al entorno en el que nos insertamos.
Podemos compartir lo mejor de nosotros: nuestros buenos sentimientos, nuestras ideas inspiradoras, nuestras acciones constructivas. Una idea que probamos y funcionó. Incluso puede ser algo muy simple, pero es útil para otros. La decisión de usar nuestras habilidades es nuestra. Pero evitemos guardar para nosotros lo que puede ayudar a otros, por pequeña que nos parezca la contribución. Pensemos que alguien, en algún lugar, puede beneficiarse de ello. ¿Quién de nosotros no ha escuchado, por ejemplo, de grupos de madres que se ayudan entre sí, intercambiando experiencias positivas sobre la crianza de los hijos? Contribuir, socializar. Pensemos en ello.