RESUMEN ESPIRITA J HERCULANO PIRES

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RESUMEN ESPIRITA J. HERCULANO PIRES Libro: El Sentido de la Vida Allan Kardec escribió una monografía que todos los espíritas debían leer y releer, aun memo aquellos que se dicen “espíritas de 30 años” y los que “nacieron espíritas”: se trata de la obra Que es el Espiritismo, título del cual e padre Negromonte, casi un siglo más tarde, resolvió apropiarse, para una obra de combate al Espiritismo. Esa monografía de Kardec arma a los espíritas de poderosos argumentos contra los adversarios de la doctrina, y mucho más de lo que eso, da a los espíritas una visión general del Espiritismo, incluyendo un resumen de El Libro de los Espíritus y otro de El Libro de los Médiums. En esta época de intensa propagación del Espiritismo, cuando tantas tergiversaciones e interpretaciones personales amenazan la estructura de la doctrina, lo ideal sería que todos los espiritistas buscaran agua, de vez en cuando, en el folleto antes mencionado, sumergiéndose en la lectura y meditación de sus enseñanzas, antes de forjar por cuenta propia las soluciones más fáciles que la imaginación acostumbra dar a todos los problemas humanos.


Espiritismo es Doctrina Muchas personas, atraídas al Espiritismo por la fuerza de los hechos, pero no acostumbrados a leer y estudiar, suelen practicarlo a través de los años como alguien que practica cualquier oficio, aprendido en la práctica, en un pequeño taller en las afueras. Y al hacerlo así, ignoran la estructura doctrinal, forjan para sí mismos una interpretación del Espiritismo y procuran propagarlo como si fuera la suprema verdad. Conozco un ilustre abogado que así procedió y por eso mismo se convirtió en víctima de terribles mistificaciones. Vive atormentado por innumerables problemas que en realidad no existen y acostumbra decir que el Espiritismo es verdadero enredo, donde la mente humana se perderá si quiere escanearlo. Le respondí un día que el Espiritismo es un vaso de agua, transparente y cristalina, sin ningún tipo de complicación u oscuridad, y él me contradijo ardientemente, perdiéndose en las complejidades de tu propia imaginación. Como vimos, sin embargo, en las páginas anteriores, el Espiritismo es una doctrina perfectamente establecida, con una estructura definida, con principios establecidos, y basta ordenemos nuestros conocimientos a su respecto, para que tengamos una visión clara y perfecta de él. Como doctrina, el Espiritismo envuelve tres aspectos fundamentales: es ciencia, filosofía y religión. Muchas personas dicen que bastaría eso para confundir todo en su mente. No entienden la posibilidad de conciliación entre esas diversas ramas y aparentemente contradictorios o antagónicos del conocimiento humano. Si quisiesen, sin embargo, leer y meditar con atención, en breve comprendería que justamente esa fusión de los diferentes aspectos del conocimiento es lo que da al Espiritismo la entereza más completa y la más absoluta coherencia. El no divide ni subdivide la vida, el mundo, el pensamiento, el conocimiento. Reúne, engloba todas las cosas en una concepción única, demostrando la unidad fundamental de todo cuanto existe. El Triángulo de Emmanuel


No vemos aún más bella y perfecta definición del Espiritismo de lo que la hecha por Emmanuel, en la introducción del libro El Consolador, recibido pictográficamente por Chico Xavier. Dice el, en la referida obra: “Podemos tomar el Espiritismo como un triángulo de fuerzas espirituales. La ciencia y la filosofía vinculan a la tierra esa figura simbólica, sin embargo la religión es el ángulo divino, que la liga al cielo.” Ya vimos que la definición de Kardec concuerda plenamente con esta. Dice Kardec que el Espiritismo es ciencia y filosofía, de consecuencias morales. Como ciencia, él se ocupa del origen y destino de los espíritus, y de sus relaciones con nuestro mundo. Como filosofía, interpreta las consecuencias morales, provenientes de la observación científica de los hechos espíritas. Como religión, el resume las últimas consecuencias del estudio científico y de las conclusiones filosóficas, para indicar al hombre el rumbo seguro de su evolución espiritual, en dirección a la perfección y, consecuentemente, a Dios. Negando que el Espiritismo sea religión, algunos espíritas se apegan a las propias declaraciones de Kardec, perentoriamente formuladas en el mismo libro antes citado, de que la doctrina es científica y filosófica, y no religiosa. Debemos comprender, sin embargo, que Kardec defendía el principio de que el Espiritismo debía auxiliar las religiones en la lucha contra el materialismo. No se destinaba a fundar en la tierra una nueva iglesia, más si a fortalecer las iglesias existentes, desde el punto de vista espiritual, ayudándolas a colimar sus fines, a comenzar por la propia reforma de sus principios. Es evidente que al tratar de las consecuencias morales de la doctrina, al estudiar su influencia en la vida del hombre, al escribir El Evangelio y las oraciones, que se siguen al mismo, Kardec no hizo apenas una afirmación por medio de palabras, además demostró, de manera concreta, a través de actos inequívocos, su certeza de que el Espiritismo, no siendo sin embargo una religión organizada, según el sistema clásico, era religión en la más pura, elevada y perfecta acepción del término.


Además, en el propio libro Que es el Espiritismo, en el tercer diálogo, encontramos este pasaje definidor: “El Espiritismo era apenas una doctrina filosófica. Fue la iglesia quien aumentó sus proporciones, presentándolo como enemigo terrible. Fue ella, en fin, quien lo proclamó como nueva religión. Ese fue un golpe inhábil; la pasión no permite el raciocinio.” No vemos, además, como se podrá negar a una doctrina que trata de la inmortalidad del alma, de la existencia de Dios, del culto que el hombre le debe, del destino del espíritu después de la muerte, la naturaleza profundamente religiosa que esos atributos le dan. Las divergencias de opinión se originan, en ese terreno, de una simple incomprensión. El Espiritismo no es una religión en el sentido clásico, dotada de un cuerpo sacerdotal y de un sistema litúrgico especial. Más si es simplemente religión, conteniendo los principios esenciales de que se servirán las religiones para crear su cuerpo exterior y fundar las iglesias. En Brasil, además, todo indica que el Espiritismo está caminando en el sentido de la formación de una verdadera iglesia espírita, con jerarquía y culto, a la manera de como ya lo hicieron, en los Estados Unidos, algunas centenas de espíritas de origen protestante. Solo nos resta, ante los hechos que se precipitan, hacer lo posible para mantener la integridad de la doctrina, su espíritu de libertad, a través de los amplios sistemas, de deliberación colectiva, el principio del voto individual y directo para la elección de los organismos dirigentes. Los Dogmas del Espiritismo Positivada, así, la naturaleza tríplice del Espiritismo, como ciencia, filosofía y religión, debemos apreciar los principios fundamentales de la doctrina, que se resumen en los siguientes dogmas: a) Dios es la inteligencia suprema del Universo, causa primera de todas las cosas; b) El hombre, creado por Dios, debe amarlo sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo; c) Tríplice es la naturaleza del hombre, que se constituye de espíritu, periespíritu y cuerpo material;


d) El espíritu preexiste y sobrevive al cuerpo, que le sirve apenas para la realización de experiencias de naturaleza evolutiva, en el mundo material; e) El periespíritu es un cuerpo espiritual, doble del cuerpo físico, y medio de ligación entre el espíritu y el cuerpo; f) La muerte es el proceso de desencarnación del espíritu, o sea, de su desprendimiento del cuerpo material, tornado deforme por la enfermedad, por la vejez o por un accidente; g) Las encarnaciones del espíritu son sucesivas y progresivas, viniendo de los reinos inferiores de la naturaleza y continuando a través de la evolución moral y espiritual del ser, hasta los más altos estados de la perfección; h) La ley de la reencarnación implica el efecto de las consecuencias o causas de la vida anterior, en la siguiente, de manera que el hombre es hoy el resultado de lo que fue en el pasado, y así en adelante; i) Tríplice es también la naturaleza del Universo, que se constituye de: • Dios – causa primera, • Espíritu – principio inteligente, • Materia – elemento pasivo; j) El elemento espiritual preexiste y sobrevive al material, es su causa inmediata y su inmediato fin, y todo lo que existe en el mundo material proviene del mundo espiritual y a él retorna, en el incesante proceso da evolución de todas las cosas; k) Los espíritus pueblan el elemento espiritual, que circunda e inter penetra el material, viviendo, por tanto, a nuestro alrededor, de manera invisible para el sentido visual común, más perceptible por el mejoramiento de las cualidades propias de que el hombre es dotado, y participan de la vida humana, influenciándola para el mal o para el bien; l) El mundo espiritual presenta una gradación infinita de seres, consecuencia natural de la ley de evolución, que va desde el espíritu que aún se prende a la materia y se juzga encarnado, hasta los más


elevados seres, de los cuales Jesús, el Cristo, es el supremo ejemplo de que el hombre tiene noticia; m) Los espíritus no solo influencian a los hombres, como pueden comunicarse con ellos, a través de las variadas modalidades de mediumnidad: la intuitiva, la de incorporación, la de efectos físicos, la de materialización, la de voz-directa, la auditiva, la vidente, y diversas otras; n) Los hombres ejercen influencia sobre los espíritus que viven en las proximidades de la tierra, pudiendo atraerlos consciente o inconscientemente y orientarlos, esclarecerlos, los adoctrina durante las sesiones prácticas del Espiritismo; o) La oración y la concentración mental con objetivos elevados son medios de vibración que el hombre dispone para atraer o apartar las influencias espirituales y orientar su propio pensamiento; p) Cada hombre está bajo la influencia benéfica de un espíritu protector, o guía espiritual, que es el ángel guardián de las religiones, y bajo el amparo de los espíritus familiares y amigos, que procuran auxiliarlo, así como bajo la influencia maligna de los espíritus inferiores y oponentes y enemigos de la presente o de la pasada existencia; q) Por su conducta y su firmeza en el bien, el hombre se libera de las malas influencias y ayuda a sus enemigos a superarse; r) Las relaciones entre los espíritus y los hombres se basan en las leyes de vibración mental y emocional, siendo inútil y perjudicial el uso de símbolos, gestos, vestimentas propias, quema de ingredientes como incienso y ruda u otros aparatos exteriores, para la práctica de sesiones y de otros medios de apartamiento de los malos espíritus; s) El amor de Dios es extensivo a todas las criaturas, sin cualquier distinción, no habiendo razón de ser para la existencia de sacramentos como el bautismo, el casamiento religioso, la extremaunción y otros; t) La ley de causa y efecto preside a todos los procesos de la vida, tanto en el terreno material como en el moral y espiritual, y la salvación de los hombres está en sus propias manos;


u) La caridad es la ley principal de la evolución del espíritu y se traduce, no en la simples distribución de limosnas, más si en el amor del hombre a su semejante y por todo cuanto existe, por lo que el Espiritismo adopta como lema la siguiente frase: Fuera de la caridad no hay salvación; v) El Universo está infinitamente habitado, y los mundos que rodean el espacio cargan humanidades que no conocemos, más que se ligan a nosotros por la ley de la solidaridad universal; w) Todo el Universo conocido es un proceso único de evolución, que el hombre tiene la posibilidad de integrar de manera consciente, desde que se decida a acelerar la propia evolución. La palabra dogma suscita desconfianza en el medio espírita, en virtud de la campaña provocada por los dogmas de la Iglesia. Debemos recordar que la ciencia también se basa en dogmas, puntos firmados de su doctrina de interpretación del mundo fenoménico. Dogma es todo principio fundamental de un sistema filosófico, científico o religioso. La diferencia entre los dogmas de la Iglesia y los del Espiritismo se funda en la propia naturaleza de unos y de otros. Los dogmas de la Iglesia son fundados en suposiciones e impuestos autoritariamente a la razón. Los dogmas del Espiritismo son, como los de la ciencia, fundados en la observación y en la experiencia, y ofrecidos a la razón como las conclusiones lógicas a que se puede llegar, para la interpretación de los hechos. Como dice Kardec, los dogmas o principios del Espiritismo no son rígidos, pudiendo ser alterados por la demonstración evidente de principios contrarios. Hasta hoy, sin embargo, los dogmas fundamentales de la doctrina, de que dimos antes una interpretación, no sufrirán ninguna contestación científica positiva, más si apenas contradicciones filosóficas. Ahora, como contra los hechos no hay argumentos y los hechos continúan para sustentar esos principios, ellos prevalecen. Podrían decirnos que si los dogmas son susceptibles de revisión, la doctrina no está establecida. Responderíamos que El Espiritismo no pretende convertirse en un sistema osificado, sin plasticidad y, por tanto, incapaz de interpretar la infinita fluidez y plasticidad de la vida. Así como no se puede interpretar, más si apenas figurar,


precariamente, el movimiento, en el marco fijo, tampoco es posible interpretar la vida y el mundo en una doctrina estratificada. Quizás los opositores dirían que el Espiritismo es precario, desde la negación científica de uno de sus dogmas fundamentales, como la independencia del espíritu, derribaría toda la estructura doctrinal. No tengamos ninguna duda al respecto. De hecho, si nos probaran, científicamente, que el espíritu no pasa de efecto y no causa, el Espiritismo estará fallido y lo abandonaremos inmediatamente. Hasta allá, sin embargo, continuaremos con él. Mismo porque, como ya demostramos en las páginas anteriores, consideramos ocurrido justamente lo contrario, o sea, el Espiritismo ya demostró experimentalmente la independencia del espíritu, y con eso derogó uno de los dogmas fundamentales de la ciencia materialista, que subsiste apenas, gracias a la capacidad de terquedad del espíritu humano. Culto Espírita El Espiritismo no posee ni recomienda la práctica de cualquier especie de culto exterior. Por el contrario, condena esas prácticas, en el ámbito de la doctrina, como perjudiciales, por desviar al hombre del único y verdadero culto, que es el interior, el del corazón y de la conciencia. Los Espiritistas que usan altares, que consideran la mesa de sesiones como un objeto sagrado, que utilizan imágenes de santos y otros objetos religiosos para la evocación de espíritus, que visten prendas especiales para los médiums o el presidente de las obras, que se entregan a fumar y quemar incienso, velas, ruda y otros ingredientes en las sesiones están en contradicción con los principios de la doctrina misma que dicen profesar. Así también los que hacen bautizos, bodas e incluso recomendaciones para difuntos. Son personas apegadas a costumbres religiosas que no pertenecen al Espiritismo, que nada tiene que ver con la doctrina y su práctica. El culto espírita es puramente interior. El único elemento material de ese servicio es la oración, que se puede hacer en silencio o en voz alta, sola o junta, sin ningún inconveniente. Fuera de la oración, nada más es perceptivo en el culto Espírita, que se resume en el


cultivo de los sentimientos y de los pensamientos del hombre, con miras a su mejora moral e intelectual. Vida y Muerte sin Sacramentos La vida y la muerte del verdadero espírita transcurren, por tanto, sin cualquier especie de sacramento. El nace por la gracia de Dios, y el simple conocimiento de esa verdad universal lo libera de la obligación religiosa del bautismo. Él vive para aproximarse a Dios y eso le basta para librarlo de las penitencias y otros actos exteriores que no lo ayudan a alcanzar sus objetivos vitales. El muere en la gracia de Dios, terminado el plazo de su encarnación, y vuelve para el mundo de los espíritus, donde recibirá la recompensa natural de sus buenas acciones en la vida física. No precisa de recomendaciones a Dios, pues las leyes de Dios están por encima de las convenciones humanas y no se dejan iludir por el simple uso de prácticas religiosas convencionales. En cuanto al bautismo, alegan algunas personas que es práctica eminentemente cristiana y debía ser, por eso mismo, seguida por los espíritas. Contradecimos esa afirmativa, recordando que Jesús nunca bautizo y que el más ardoroso de sus predicadores, Pablo de Tarso, bautizo apenas una vez, en atención a las adjunciones del momento. Bautismo quiere decir iniciación y en la época de Jesús fue usado apenas como medio de despertar la atención de los hombres de entonces para la realidad de la nueva doctrina que el Mesías traía a la Tierra. Esa práctica fue deturpada por varias iglesias cristianas, que la convertirían en simples interpretación sacramental de dogmas teológicos. El espírita se sujeta apenas a un bautismo, el del espíritu, o sea, el de la comprensión. El propio Juan, el precursor, anuncio que Cristo no bautizaría en agua, más si en fuego y en Espíritu Santo. El fuego del entusiasmo por los nuevos principios, el Espíritu Santo de la comprensión espiritual de la vida y del mundo, son esos apenas los elementos del bautismo espírita, que no puede ser administrado a ninguna creencia aún en fase de inconsciencia, más si solamente a la criatura consciente.


Oraciones de Gratitud Nada impide – y por el contrario, todo recomienda – que los espíritas usen, entretanto, en substitución a los sacramentos de la iglesia, la práctica saludable de la oración. Cuando nace una creencia, el Padre y la madre, en dulce concentración, pueden elevar el pensamiento a Dios, agradeciendo la oportunidad de la nueva encarnación concedida al reencarnado, y la alegría traída al hogar por la presencia del hijo. Por ocasión del casamiento, una persona de la familia, o amiga, puede pronunciar una oración de agradecimiento a Dios por la realización del acto feliz, pidiendo al mismo tiempo la bendición divina y la asistencia de los buenos espíritus para la nueva forma de vida que los novios inician. Cuando muere una persona, es actitud digna y bella el pronunciamiento de una oración, en favor del alma recién-liberada. Todo, sin embargo, hecho según las normas espíritas, sin cualquier sistema especial, con la más absoluta espontaneidad.


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