El agua inmóvil

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MERODEO ediciones

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El agua inmรณvil Pierre Froidevaux

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1 Una belleza exprimida hasta el desastre puede desembocar en un espeluznante océano de sabores en cuyas profundidades el entusiasmo sensorial se contorsiona hasta volver carnaval el sexo Y la acidez con pinta de pena no madura aún —¡pero ya dorada la píldora!— urde, aunque sea los contornos de aquella para evolucionar hasta la sazón adecuada del disfrute en un cruce de magnitud continua que usualmente se adhiere a la piel generando secreciones analógicas

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Con el tiempo, ya perforada la corteza, habrá roído el tejido hasta reemplazar los poros por cráteres violáceos Habíamos convenido: deglutirlos podía ser tarea pobre porque no siempre es necesario esconder lo que se teme Pero, pongamos por caso, a veces le temo al Sol y sin embargo al alcanzarse la horizontalidad majestuosa del cenit me he encontrado con la necesidad de la ceguera.

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2 Habíamos quedado en que sólo de símbolos vivimos En eso un calor interrumpe el consenso y libera ácidos lácticos en la espalda —claro, una galaxia— y carbura el humo del recinto A raíz de ese accidente pienso en vos, —nunca pasa— no pasaba últimamente

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El calor general me ordena las prioridades, y pienso: ¡cómo verbo está compresión del aire! me da miedo que si me tiro en el pasto, y miro el cielo la constelación desaparezca y con ella se vaya eso que revuelve el tórax y que tiene que ver con nosotros. Habíamos dicho: no hay drama con distanciarnos —pero el recuerdo— como la conquista del silencio no fue nada más que un símbolo: la abnegada gana de perdurar.

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3 En impulsivo embate contra ideas abordadas un poco desde el espanto y otro poco desde la sobria gana del goce, surge de improvisto un anhelo como un sueĂąo: adorar la noche anunciada de a bocados desabridos y de a luces como la oportunidad de encontrar en lo poco que queda de oscuridad la amable cara del reposo.

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4 Comprometidos como un océano que se evapora para arriba y deambula haciendo como un ruido de gas y emoción hasta volver a ser por los desvaríos circulares del ciclo del agua otra vez océano Así de comprometidos trazamos los bordes que delimitarían nuestras palabras hasta lograr entendernos El instrumento que me brindaste para lograr mi cometido es el lenguaje Mi infinitud discreta favorita la tuya, obviamente, el genoma Pero entre las palabras y la vida yo elijo las palabras. 11


5 I The Golden Age of Aquarius The second coming of the glorious Love, love, never get enough And if you don’t love hey, hey, hey too tough Nina Hagen

Cruzar el río apurado puede costarme un ejército —otros ganaron terreno entendiendo— —la estrategia es producto del tiempo— la obsesión trazó las líneas que dividen los frentes y es en la urgencia de mojarse las botas que generales sacrifican tropas Sentado aguardo entonces y miro cómo un mito se erige ante mí: una victoria

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Ese río hoy es un mar que se ensancha y donde hubo troncos ahora hay monstruos; quimeras, pienso pero sólo veo fantasías —lo mismo para un corazón de piedra— Tu dolor es mi dolor y al final eso es lo único que importa si en la franja, eso, una franja que nos divide hay distancia, quiero acariciarla y despacio, domesticarla; así, mansita, así distancia volverte horizonte y desgajar cada paso hasta divisar la tierra

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—Acá, en el mar abierto todo es posibilidad, si nos hundimos, decime para qué nos aventuramos en primera instancia— Si la debilidad nos hermana a todos las líneas de la madrugada siempre anuncian un lamento: Hubiera sido más valiente sumergirse y explorar —desmayados— el Agua Inmóvil El vaivén del viento hecho oleaje se parece, en el mareo, a esa náusea que al despertar se respira, y el trauma de pretender que alguien registre que nosotros cruzamos a nado El río que nos pareció más turbio no es más que una pretensión descartable

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Ă nimo, nuestro reino no peligra y si lo hiciera me le planto de manos a cualquiera que interceda entre tu recuerdo y mi insistencia: Âżya lo ves? eso mismo: una disculpa.

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II Llueve gorda la mañana, henchida de tanta espera desbordante de humedad y vaho infiltrada de niebla y temblorosa del destino de rocío de plaza y de tinglado y es sabido que siempre la cantidad de palabras en el aire está íntimamente relacionada con la cantidad de agua que pareciera caer Llueve la gota y arroja el denso oleaje de su aliento sobre cada hora que pasa —En un rato va a salir el sol— y la gota única, hecha pedazos, nos hace hablar y los poetas escriben y convierten cada cosa que no desean conservar en su miserable interior en una línea mentirosa o verso.

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Pero quedémonos acostados —hoy no quiero trabajar— y si me llaman apurados o enojados les voy a decir que es motivo suficiente para quedarse en casa escribiendo, que es motivo suficiente en lugar de resignar el corazón y sudarle la gota gorda al capital ajeno Les voy a decir que llueve.

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0 Baile en espiral Este es tu vestido girando como una corriente heliosférica Juan Francisco Moretti

—Ahí está muy bien— qué calor, ¿no? es la vergüenza, caíste muy de pronto y te la pegaste contra lo que te quedaba de dignidad y eso que tampoco ensayaste, pongamos por caso, un arabesque aunque algunos saltos me sorprendieron, si bien cualquier omisión del espacio adyacente es algo seductor, —¿no es cierto?— Pero esta vez intentaste elevar tu estándar usualmente insignificante con una serie de gambetas entusiastas que bien podrías haber evitado

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Ahora te sentís como si te hubieras atragantado una sopa de asado, te vieron toser hasta que las venas se volvieron acueductos gordos —si me permitís— como si tu garganta se pareciera de pronto a un tronco enfermo ese repiqueteo insalubre que te sacude los años es una de las cosas más normales del mundo, aunque no debería estar sucediendo ahora y para colmo, te enganchaste el expansor en un clavo y al caer te golpeaste la espalda con un aspersor y el simétrico jardín se llenó todo de sangre y aunque no quisiera inquietarte, lo más grave fue que interrumpiste la espiral de agua que engalanaba la noche ¿y todo para qué? Ya sé, para mostrarle al mundo tu endemoniada rotación

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¿Sentís la exaltación lumbar de tu cadera? esa compresión, al borde de estallar es un dolor y se confunde, en el mapa de tu semana con la tristeza Sin embargo quedate recostado. En este momento imitar coreografías no es un atrevimiento que valga la pena No te lo digo yo, te lo dice tu cuerpo y el campo magnético de quien por alguna razón te sacó a bailar.

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Diagramado en la Ciudad Aútonoma de

Buenos Aires

bajo la curaduría de

Merodeo Ediciones impreso en los talleres de

Derrames Editoras

—primera edición— primavera del año 2017

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