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I …Cuando cambiaron los conceptos
Elena se desempeñaba como trabajadora social en las oficinas del gobierno donde asistían las personas mas necesitadas del área. Le gustaba su trabajo, había estudiado Sicología y era la rama que mas le había atraído. Ambos coincidían en un mismo punto –ayudarRing…ring…ya habían pasado los 10 minutos que regalaba cada mañana. Estiró sus músculos y fue al baño, tomó una ducha caliente, tal vez demasiado caliente, casi hasta doler la piel, le gustaba –en unos segundos pasara- pensó. Efectivamente, su piel se adaptó casi de inmediato, disfrutaba sentir correr el agua caliente por su cuerpo, se relajaba, casi meditaba, cerro los ojos sin percatarse del tiempo. Al final, siempre tenía que correr. Dejo preparado el desayuno para sus hijos, que aun en casa, no se alistaban para asistir al “college” y a la universidad respectivamente. Para ella, echó café con leche en una taza que se llevó consigo al carro. Era su desayuno. José Fernando estaba de turno, o sea comería en el hospital. Transcurrió aquel día de Mayo sin muchos tropiezos, más bien fue un día tranquilo, nada para contar.
Llegó la noche y como pocas, todos estaban en casa. Cenarían juntos en la mesa. Elena suspiró - ¡le gustaba ver a su familia junta! Se había esmerado en la cocina, se sentía
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feliz, tenía muchos motivos para dar gracias a la vida, gracias a Dios. Ya sentados se contaron las historias que no se habían contado en días. Todo estaba perfecto. Casi perfecto. De pronto, se sintió un fuerte estruendo que no pudieron identificar. Entrenados, corrieron hacia el sótano. Tenían una buena casa que constaba de dos pisos más el “basement” (sótano), el cual estaba hecho con las especificaciones debidas para un refugio. Para que se entienda, en los lugares donde suelen haber tornados, en muchas de las viviendas, existen estos sótanos de refugios.
A continuación un esbozo parecido al refugio de la familia.
Contaban con un plan de emergencia, es por esta razón que al oír el ruido todos instintivamente corrieron hacia el sótano. Elena mantenía todo lo necesario para unos días de emergencia. Siempre fue muy precavida. Ya resguardados, se siguieron oyendo extraños estruendos, muy parecido a un bombardeo, pero tan fuerte que llego a molestarles los oídos. ¿Que estaría pasando? ¿Acaso un ataque nuclear?
Se comenzó a sentir un calor severo, de inmediato olor a quemado, el fuego tendría que estar muy cerca. Estaban los cuatro abrazados, pegados cuerpo con cuerpo, buscando y ofreciéndose protección, ayuda, tal vez consuelo, sabían, sin decirlo que algo muy grave estaba aconteciendo allá afuera. La planta de emergencia había comenzado a funcionar, no había comunicación telefónica, ni siquiera a través de los celulares. El instinto de conservación les decía que no debían salir, al menos no ahora, aunque los estruendos habían ido cesando poco a poco. El calor se hacia sofocante. Elena se acordó del tanque de agua que mantenía, fue corriendo hacia el, pero del mismo modo que la piel de su cuerpo ardía y se había tornado roja, así el agua tenia ya una temperatura muy elevada. Abrió la nevera, el frio molesto, la cerro. José Fernando respiro profundo, miro a su esposa y comenzó a calmarse, trato de obtener sosiego no pensando para que los latidos de su corazón mermaran y así poder ayudar a su familia, lo consiguió en 3 o 4 minutos.
Elena, mis hijos, mírenme, a ver, respiren 10 veces profundamente, exhalen por la boca…uno…dos… tres…10 respiraciones mas… Mientras, comenzó a examinar sus cuerpos. Se había detenido el proceso de quemadura, estos le dio cierto alivio, lo comento. Minutos después, ya se sentían en mejores condiciones para analizar y comenzar a especular, a tratar de adivinar, a realizar un plan. Decidieron esperar un par de horas antes de tomar alguna decisión sobre como, cuando y quienes saldrían del refugio a investigar. El repentino cambio de temperatura les indicaba por lógica que estaban frente a un acontecimiento desconocido, al menos para ellos y que deberían obrar con mucha cautela. El sótano-refugio constaba de dos accesos, uno hacia la casa y el otro al exterior. José Fernando decidió abrir discretamente la portezuela que daba al exterior. Realmente si se trataba de una o varias bombas atómicas, la casa ya estaría con contaminación radiactiva, así que daba lo mismo cualquier salida. En esos momentos obedeció a sus
propios instintos. Alejó a todos de la portezuela, se acerco con mucha expectativa a aquella puerta de hierro, no sin antes sentir el inmenso calor que se desprendía de ella, por suerte, tenia una inmensa manigueta de una solida madera, que hizo posible su manipulación. Fueron unos momentos muy tensos, aunque nunca se hubieran imaginado que seria recordado como el principio de una terrible pesadilla. Poco a poco la abertura se hacia mas grande y mientras esto sucedía, alcanzaron a ver una intensa luz, nada mas lejos que la claridad de un día, ni siguiera se parecía a un atardecer naranja, de esos que tanto habían admirado, la luz que entro por la hendija, era casi roja. Cerro de inmediato, sintió en su cara un fuerte latigazo y en fracciones de segundo se le había formado una franja en el rostro del mismo tamaño que el haz de luz que había penetrado por la hendidura. Era la ausencia total de piel. Sintió dolor, un intenso dolor. Después de los primeros auxilios, ya pasado el peor momento, cuando había aminorado el sufrimiento, todos se miraron, la pregunta era obvia,
la pregunta iba de unos ojos a otros, de una mente a otra: ¿Qué hay afuera? Se encontraban frente a un fenómeno que no sabían manejar, sencillamente por ignorar de qué se trataba. Sintieron sus pensamientos adormecer – primer nuevo reflejo-concepto. Ante un hecho no comprensible por sus cerebros, el pensamiento activo dejo de funcionar. El pensamiento activo gasta energías y sin obtener resultados positivos, la mente decide adormecerse. El cuerpo se alimenta. La mente, para su propio beneficio y el de su cuerpo y ante el vaticinio de un desastre universal, nunca vivido por un ser humano, desarrolló este mecanismo de defensa, era un aislamiento involuntario. Pasado un tiempo determinado, el mismo cerebro comienza a “despertar”, llegando a un nivel normal. Y así les sucedió. Después de sentirse completamente alertas mentalmente, dejaron pasar poco más de 72 horas desde el último estallido que oyeron. Esta vez irían por la salida que comunicaba a la casa. Y aunque ya más preparados, recibieron una enorme impresión
cuando se dieron cuenta que ya lo que había sido su hogar, ya no existía, era todo escombro, cenizas, rincones aun ardiendo. ¡Oh Dios! Se sentía mucho, mucho calor, dolía la piel. Siguieron caminando en un silencio absoluto, se oían cerca y lejos gritos desconsolados -¡ayuda!- se oían lamentos, llantos… Las casas vecinas en su mayoría, se habían quemado, olía a carne quemada, todos coincidieron de que habían sido objeto de un ataque nuclear, no podría ser otra cosa. Siguieron caminando, y ya exhaustos, decidieron regresar a su refugio, con aquellos gritos dentro de sus cabezas, con ese olor que los perseguiría por mucho tiempo, con la impotencia de no poder hacer algo, con la seguridad que ya estaban contaminados con las radiaciones de la supuesta bomba nuclear. Lo que más les había impresionado además de todo lo mencionado, fue ver aquellas personas con los dedos, orejas, pelo, parte del cuerpo desprendiéndose sin un grito de dolor, sin una queja, y es que no dolía, apenas se daban cuenta que se estaban desintegrando.
Parte dos
Pasaron varios días en el refugio alimentándose con mínimas porciones. José Fernando como medico, trato de marcar esquemas de acuerdo a las diferentes manifestaciones de síntomas y efectos – se descartaba totalmente las causas- estas eran ignoradas. Se atrevió a hacer dos grandes divisiones según los síntomas: 1.- los que sentían dolor 2.- los que no tenían dolor y pérdida de partes del cuerpo La familia Alcalá, se sentía afortunada viendo tanto horror, solamente José Fernando tenia la quemadura en su cara. Hicieron un equipo de trabajo. Elena trabajaría con su hijo mayor, mientras que el menor con su padre. Los primeros se dedicaron a dar consuelo a sus vecinos mas necesitados, al mismo tiempo aprovecharon para hacer ciertas preguntas y
lograr una clasificación mas real dentro del esquema que su esposo había elaborado, fue así como llegaron al segundo nuevo reflejo-concepto, la gente deseaba sentir dolor, puesto que si sentía dolor, no se le desprenderían cada parte de sus cuerpos.
<Paréntesis real: en estos días había recibido más de un artículo, a través de un amigo e internet sobre los beneficios del agua de mar, entre ellos un informe muy interesante del doctor René Quinton (1897), y sus trabajos sobre las propiedades del agua marina, Quinton decía “el agua de mar tiene las mismas propiedades que la sangre de los vertebrados superiores”. Otro no menos interesante aporte seria de Otto Warburg, premio Nobel por la respiración celular 1931, “Donde hay oxígeno y alcalinidad no puede haber ninguna clase de enfermedad ni cáncer”>
Los días pasaban y el caos iba creciendo en cada rincón del pueblo, las provisiones comenzaban a agotarse.
Tenían que ser más agresivos en las misiones que se habían impuesto y en las decisiones a tomar. En el transcurso y en el camino de todos estos días, habían logrado formar un importante grupo de vecinos capaces y con un mínimo de afecciones. Es cuando de repente recuerda todas las informaciones que en el momento no le dio importancia y hasta le habían parecido muchas de ellas sin sentido. -¡vayamos hacia la playa!- gritó, no se si con desesperación o con aliento, nunca lo sabría. Se aventuro a seguir exclamando: -llevemos envases, contenedores, todos los que podamos- -que toda la gente que logre movilizarse, todos los que sienten dolor, que nos sigan—que logren llegar a la orilla- su voz se oía como una suplica. Al cabo de unas horas, eran millas y millas de playa repletas de personas desesperadas. Había que dominar todo aquello, porque de lo contrario, se produciría un caos sin control.
Al cabo del tercer día, y aunque los mas incrédulos se resistían, aquellas heridas, aquellas quemaduras, aquel morir de a poco, fue cediendo, inclusive, en muchos casos la cura. La noticia se rego como pólvora por lo que se hizo una obligación planear, organizar y ejecutar un método de control. Los hombres mas fuertes y con lo que iban encontrando a su paso, comenzaron a colocar barricadas, formando accesos, con vigilancia para que cada ser humano pudiera tener contacto con el agua de mar.
Increíblemente, otra vez, la madre tierra, muchas veces maltratada por nosotros mismos, sacaba la mano por su hijos, nos daba nuevamente la oportunidad de vida. Era hermoso ver y sentir la nobleza y desinterés de nuestro planeta cual mascota que nos ofrece su cariño después de ser castigada…ahí estaba, dándoles su amor, devolviendo amor por maltrato, ofreciéndoles el saneamiento que sus cuerpos pedían a gritos, ahí estaba cual madre sacrificada y vehemente, dando alimento a sus hijos, protección a
sus hijos, amparo a sus hijos. Hasta diría que sonreía, si, aquella playa sonreía, sonreía al verlos bajo su falda, protegidos, ansiosos de su abrazo de su abrigo. -dice la leyenda: que la playa sonrió- volvió la esperanza, la fe renació en cada mirada, en cada corazón. Pasado varios días, comenzaron a llegar caravanas de camiones del ejército con carpas, provisiones, todo lo necesario para la asistencia de auxilio en zonas de catástrofe. Una vez cubiertas las primeras necesidades, comenzaron las labores de ubicación y reconstrucción.
Informe: A las 20:00 horas del 21 de Mayo, varias zonas del planeta, sufrieron una terrible catástrofe. Un fenómeno proveniente del cosmos, grandes bolas de fuego o algo parecido al fuego, se introdujeron en la atmosfera como lluvia sobre la superficie
terrestre, provocando la extinción total de muchas poblaciones, considerándose estas mas afortunadas que otros lugares donde en silencio y casi sin percatarse se iban desintegrando sus pobladores. En el mejor de todos los casos, un grupo de supervivientes en los distintos continentes, lograron, por su propias condiciones especiales o condiciones que se dieron en el preciso momento de los hechos, sobrevivir, sufriendo muchos de ellos de lesiones desconocidas por los científicos, afecciones que provocaban un intenso dolor pero que después de haber tenido contacto con el océano, fueron desapareciendo.
Nota importante y transcendental: A partir de este fenómeno, se producen cambios importantes en la tierra y en sus habitantes. Las
enfermedades cambiaron, se erradicaron muchas, se crearon otras, los reflejos y conceptos tuvieron una importante transformación. Léase así para futuros estudios: Nuevos reflejos/conceptos
1.- la entrada inmediata del cuerpo energético en un letargo para su propia carga en respuesta a un factor externo. 2.- el deseo de tener dolor (síntoma de posible recuperación) 3.- el hombre proviene del mar y regresa al mar en una conexión directa.