Cuentos…que pudieran no serlo…
Elena se desempeñaba como trabajadora social en las oficinas del gobierno donde asistían las personas mas necesitadas del área. Le gustaba su trabajo, había estudiado Sicología y era la rama que mas le había atraído. Ambos coincidían en un mismo punto – ayudarRing…ring…ya habían pasado los 10 minutos que regalaba cada mañana. Estiró sus músculos y fue al baño, tomó una ducha caliente, tal vez demasiado caliente, casi hasta doler la piel, le gustaba –en unos segundos pasara- pensó. Efectivamente, su piel se adaptó casi de inmediato, disfrutaba sentir correr el agua caliente por su cuerpo, se relajaba, casi meditaba, cerro los ojos sin percatarse del tiempo. Al final, siempre tenía que correr. Dejo preparado el desayuno para sus hijos, que aun en casa, no se alistaban para asistir al “college” y a la universidad respectivamente. Para ella, echó café con leche en una taza que se llevó consigo al carro. Era su desayuno. José Fernando estaba de turno, o sea comería en el hospital. Transcurrió aquel día de Mayo sin muchos tropiezos, más bien fue un día tranquilo, nada para contar. 17