Revista Mexi­cana de Comunicación #132 - Ética en la era digital

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Número 132

oct / dic 2012

Fundador: Miguel Ángel Sánchez de Armas Director: Omar Raúl Martínez Editor: Raúl López Parra Coordinación editorial: Jorge Tirzo Consejo Editorial: Gerardo Arreola, Francisco de Jesús Aceves, Alma Rosa Alva de la Selva, Guillermina Baena, José Luis Becerra, Virgilio Caballero, José Carreño Carlón, José Luis Esquivel, Javier Esteinou, Fátima Fernández Christlieb, Ricardo G. Ocampo, Carmen Gómez Mont, Perla Gómez Gallardo, Javier González Rubio, Miguel Ángel Granados Chapa (), Fernando Gutiérrez, José Luis Gutiérrez Espíndola, Octavio Islas, Felipe López Veneroni, Fernando Mejía Barquera, Humberto Musacchio, Raymundo Riva Palacio, Miguel Ángel Sánchez de Armas, Enrique Sánchez Ruíz, Luis Javier Solana, Beatriz Solís Leree, Gabriel Sosa Plata, Florence Toussaint, Ernesto Villanueva Consejo Editorial Internacional: Rafael Roncagliolo (Perú), José Marques de Melo (Brasil), Miguel de Moragas (España), Joaquín Sánchez (Colombia), Marcelino Bisbal (Venezuela), José Manuel de Pablos (España), Sergio Caletti (Argentina), Armand Mattelart (Bélgica), Benjamín Fernández Bogado (Paraguay), Mariano Cebrián (España), Manuel Martín Serrano (España) Gerente Administrativa: Esperanza Narváez Producción: Clara Narváez, Anay Romero, Israel Navarrete, Andrés Camacho Buendía Ilustraciones y Fotografía: Del Ángel, Antonio Soto, Cuartoscuro, Sari Dennise Diseño de Portada: Iván Alberto Cabrera

S u m a r i o

Año XXIV

Ética en la era digital

12 Jorge Alberto Hidalgo Toledo Las redes sociales como catarsis

17 Perla Gómez Gallardo

La ética del cibermedio

19 Lizy Navarro Zamora

La era de las filtraciones

23 Víctor Roura

La búsqueda del periodismo del siglo XXI

25 Jorge Tirzo

Un nuevo enfoque para las reformas

28 Juan Francisco Escobedo

competitiva en campañas electorales 32 Inteligencia Andrés Valdez Zepeda precursor de las relaciones públicas 35 Un Edgar Yemán García Turincio Valores para la calidad democrática

42 Raúl Armando Canseco Rojano Exploración y comunidad

44 Alejandro Ocampo / Octavio Islas

Presidente Honorario: Miguel Ángel Sánchez de Armas Presidente: Omar Raúl Martínez Vicepresidenta: Esperanza Narváez Perafán Fondo Editorial: Clara Narváez, Abigail Cervantes Internet: Jorge Tirzo, Ozami Jared Zarco Proyectos Especiales: Roberto Barrios Gaxiola, Pilar Ramírez, Alfonso Yáñez, Fabiola Narváez Unidad de Libertad de Expresión: Verónica Trinidad Martínez, Raúl Velázquez Asesores de Producción: Antonio Moreno, Adela Ávila, Hormisdas Cobos () Auxiliar de la Dirección: Jorge Jaramillo La Revista Mexicana de Comunicación es el órgano oficial de la Fundación Manuel Buendía, AC. La revista y la Fundación están integradas como observadoras al Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC), a la Red Mexicana de Protección a Periodistas y Medios de Comunicación y a la Asociación Mexicana de Investiga-dores de la Comunicación (AMIC). Ambas son miembros de la Red Iberoamericana de Revistas de Comunicación y Cultura, de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), de la Asociación Latinoamericana de Investiga-dores de la Comunicación (ALAIC) y del Instituto Interna-cional de Comunicaciones (IIC), y representadas en la Asociación Internacional de Investigadores de Comunica-ción de Masas. Revista Mexicana de Comunicación es una publicación bimestral editada por ECO Información SC. ISSN 0187-8190. Certificado de licitud de título 3390, de contenido 3221 y de reserva de uso de título 72-89. Editor responsable: Omar Raúl Martínez Sánchez. Dirección: Guaymas 8-408, col. Roma, 06700, Del. Cuauhtémoc, México, DF. Tel. 52 08 42 61. Impreso en los Talleres de Reproscán, SA de CV, Antonio Maura núm. 190, col. Moderna, 03510, Del. Benito Juárez, México, DF. Tel. 55 90 99 32. Distribución: En locales cerrados de toda la República CITEM, Taxqueña 1798, México DF, Permiso de SEPOMEX como publicación periódica núm. 048-0689; características 229541 409. No se responde por originales no solicitados. Los artículos firmados no reflejan necesariamente la línea editorial de la revista. Se prohibe la reproducción del contenido salvo citas para reseña.

Fortalecer la Transparencia

47 Sigrid Arzt

Columnas de Apuntes 6 Libreta Libertad de expresión y autorregulación / Omar Raúl Martínez Biblioteca

8 Roura, transparencia, ciberpolítica... / Jorge Tirzo y sociedad 9 Tecnología Ética global / Carmen Gómez Mont Mirador europeo

10 Libertad de información y responsabilidad / Mariano Cebrián


En los tiempos digitales

Libreta Libertad de expresión de deApuntes Apuntes y autorregulación periodística

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Omar Raúl Martínez

n ese sentido, como sostiene Manuel Castells, hemos pasado de “la comunicación de masas a la autocomunicación de masas como dos formas que coexisten y se articulan”. Es decir, de una comunicación “que va de uno a muchos con interactividad inexistente o limitada”, se ha transitado a una comunicación potenciada por la internet “que va de muchos a muchos con interactividad, tiempos y espacios variables, controlados”. En el lustro reciente en México ―dicen Gabriel Sosa Plata y Rodrigo Gómez―, la red ha representado una “herramienta para el activismo”, principalmente de ONG’s, ciudadanos, políticos y líderes sociales que la han aprovechado a fin de hacerse escuchar. Ante este nuevo escenario, los medios de comunicación convencionales se han visto orillados a incluir en su agenda de cobertura ciertos temas que de otra manera no tomarían en cuenta. Este nuevo tipo de comunicación empieza a generar, por tanto, nuevas formas de interrelación social y política, cuyo rasgo distintivo es el diálogo, la deliberación, la vinculación y el intercambio informativo. De alguna forma, la internet y sus canales diversos han comenzado a transformar las dinámicas del consumo cultural y las prácticas políticas. En los últimos años, incluso, con el aumento de usuarios en el mundo, ha venido contribuyendo a fortalecer la libertad de expresión. Sin embargo, a la par, la tentación del poder por controlar o debilitar el entorno digital está latente. Varios gobiernos en el orbe han determinado recurrir a regularlo restrictivamente. La firma del acuerdo comercial contra la falsificación (ACTA), por parte del gobierno mexicano, abre la puerta legal para controlar internet y afectar preceptos constitucionales fundamentales como el derecho a la libertad de expresión, de información, a la privacidad y a la certidumbre jurídica. De hecho, en su reporte 2012 de libertad en la red, Freedom House informa que México aparece en el sitio 19, bajo la categoría de “parcialmente libre”, junto con países como Egipto, Rusia, Libia y Venezuela. En este terreno, la ONU y la CIDH concuerdan en que el marco legal para los medios tradicionales puede aplicarse a contenidos en línea y que no se necesita una regulación especial. Además de que puede significar un

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El desarrollo exponencial de los medios digitales y el uso de redes sociales se vincula, sin duda, con el limitado acceso de los ciudadanos a los medios de comunicación tradicionales. Ante la verticalidad, el soslayo, la parcialidad o la omisión de éstos, numerosos grupos y personas han recurrido no sólo a expresarse en las redes sociales sino también a crear espacios alternativos en internet. Ello ha tendido a generar que prensa, radio y TV ofrezcan cada vez más esa otra cara de la ciudadanía que no se siente atendida. riesgo para inhibir la libertad de expresión, una ley particular para Internet difícilmente generará mejores contenidos, y peor aún: puede dañar los cimientos de la vida democrática. Sin embargo no puede desestimarse en absoluto el tema de la responsabilidad ética y legal de los medios, sean éstos convencionales o digitales. Sin soslayar indispensables normas jurídicas, bien podemos abrevar de los potenciales beneficios que la autorregulación pudiera redituar en favor de la calidad mediática. Y aquí es menester hacer referencia al binomio libertad de expresión-ética periodística, porque a fin de cuentas en éste subyace como beneficiario directo el ciudadano. La libertad de expresión está indisolublemente ligada al ejercicio ético y responsable del periodismo. No podemos ampararnos en la libertad de expresión para mentir, calumniar, distorsionar, manipular, descalificar o injuriar, como diría Jorge Carpizo. No creo, por ello, que la libertad de expresión pueda admitir distingos de acuerdo con el soporte tecnológico utilizado, sea la pantalla de la PC, el radio, el televisor o el impreso. Porque, más allá del implemento tecnológico, es un derecho cuyo fin es ampliar el conocimiento de lo público, el ejercicio de los derechos ciudadanos y la defensa y ampliación de las libertades. Es decir, las reglas que debieran enmarcar las responsabilidades éticas y legales del periodismo en los medios digitales no tendrían por qué ser diferentes de las prevalecientes en los medios convencionales.

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El periodismo –sea en el ámbito digital o en medios convencionales– tiene como función apelar al entendimiento, al registro veraz, al debate racional y al análisis de los asuntos públicos. Límites y responsabilidad La libertad de expresión supone asumir valores éticos, los cuales arraigan lo supremamente valioso para el ser humano en sociedad. La libertad de expresión es una prerrogativa medular, relevante, sí, pero no absoluta. En su ejercicio intervienen principios éticos y linderos jurídicos. Cuando entra en conflicto con otros derechos y libertades de los ciudadanos, es preciso buscar una armonización, considerando determinados límites, sin perder la brújula por el bien común y la dignidad humana. Hablar de límites en sí mismo resulta complejo porque en materia de libertad de expresión se tocan bordes de la ley y la ética o la falta de ésta. Pese a tal complejidad resulta prioritario trazar sus contornos con suma cautela habida cuenta que pueden abrirse las rendijas para justificar acciones censoras. Cuando el límite se convierte en restricción parcial por razones de poder, aparece la sombra de la censura. Pero cuando el llamado límite lleva el tamiz del autocontrol para salvaguardar los derechos de otras personas, entonces estamos hablando de un necesario recurso para promover la responsabilidad social, la convivencia y la dignidad humanas.


Las leyes aparentemente establecen claros límites a la libertad de expresión. El artículo 6o. Constitucional, por ejemplo, refiere que la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, salvo en los casos de que ataque la moral, los derechos de otras personas, provoque algun delito o perturbe el orden público. Respecto de los derechos de otras personas, la Ley de responsabilidad civil para la protección a la vida privada, el honor y la propia imagen en el Distrito Federal, protege estos derechos y por ello limita: a) el acceso y difusión mediática en torno a asuntos privados de las personas; b) la emisión de juicios insultantes por sí mismas en cualquier contexto, que no se requieren para la labor informativa; c) la exposición pública de la imagen de una persona sin razones de interés público y con perjuicio de su reputación. Entre los límites que marcan algunas leyes internacionales (como la Convención Americana de Derechos Humanos), destacan: la prohibición a “toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia”; la reserva a informar sobre determinados episodios, hechos o procesos cuando ponen en peligro la seguridad nacional, el orden público, la salud y la moral pública; la reserva a procesos judiciales sobre casos en litigio para evitar poner en peligro la eficaz administración de la justicia; el respeto a los derechos preferentes de ciertos grupos vulnerables de la población, en particular de los niños; ameritan consideración especial el derecho al dolor y el derecho al luto, aunque no suelen clasificarse como derechos fundamentales. Hay, pues, dos grandes bloques de límites jurídicos a la libertad de expresión: a) lo individual: la intimidad, la honra, la dignidad, la reputación y el buen nombre de los demás; y b) lo colectivo o el bien público: seguridad, salud, moral u orden públicos. En apariencia, pues, los límites son bastante claros, pero no la forma de interpretarlos y de presentar las excepciones. Emergen muchas preguntas. Por ejemplo: ¿cómo entender la invocación del buen nombre o “la honra” de un personaje público que ha estado envuelto en escándalos de corrupción y de lo cual existen suficientes documentos probatorios? ¿Qué se entiende por seguridad nacional y qué tipo de información entra en tal concepto? ¿Seguridad nacional según la Presidencia, el Ejército, los medios o los intelectuales? ¿Cómo debemos entender el orden público? ¿Perturbar el orden público es hacer ruido, alterar la tranquilidad en la vía pública o movilizar a la gente en defensa de sus derechos? ¿Cualquier tipo de manifestación beligerante en las calles es desorden público? ¿Este concepto no podría abrir la puerta de restricción de las libertades públicas? ¿Qué es la moral pública? ¿Qué debemos entender como buenas costumbres

y a quién y para qué deben servir? ¿Quiénes son los vigilantes de la moral pública? Aquí precisamente comienzan las complicaciones porque la ambiguedad encauza el camino a las restricciones o a la interpretación sesgada e interesada. Para no pocos, la ley y los tribunales deben ser la única vía para proteger y estimular la libertad de expresión, trátese de lo que se trate; pero ello tendería a judicializar el periodismo y tal circunstancia en un contexto de transición a la democracia inhibiría el ejercicio de las libertades informativas, baluarte de todo sistema democrático. Por ello se hace necesaria una reflexión y análisis desde la academia y el ámbito profesional para dilucidar caminos posibles que, sin descuidar el derecho de la información, den cauce a una propuesta autorregulatoria. Es indiscutible que la libertad de expresión debe estar garantizada por la ley, y que ésta igualmente tipifique y sancione sus excesos. Ello no obsta para estimular la creación de mecanismos autorregulatorios para evitar precisamente los abusos y apuntalar parámetros de calidad cuyos beneficiarios directos sean los ciudadanos. Y es que el ciudadano ha estado prácticamente ausente de la perspectiva de los medios de comunicación mexicanos. Sólo han existido como consumidores e incluso como tales sus derechos también han sido vulnerados con la connivencia mediática-publicitaria. Sus derechos a expresar demandas, difundir su voz e inquietudes, recoger y promover su participación, no han sido atendidos por los medios masivos. No es gratuito, por ello, que los espacios digitales y las redes sociales hayan ganado gran terreno en los últimos años. En tal sentido, la autorregulación tanto en medios convencionales como en Internet puede empezar a crear espacios donde los grupos sociales se hagan escuchar ―más allá de Twitter o Facebook― y abran resquicios a la participación desde el terreno mediático. La asunción de mecanismos autorregulatorios debe darse independientemente del impulso de normas legales. Es decir: si bien la constitución impone límites al ejercicio de las libertades de expresión e información, lo indiscutible es que existen zonas de ambiguedad donde la norma jurídica no puede aplicarse y en las que el factor decisivo corresponde a la libre determinación de la conciencia ética. En su búsqueda por marcar criterios o parámetros de responsabilidad, ley y ética son aristas complementarias y no excluyentes. porque, como diría Victoria Camps, la función de la ética no es sustituir la ley, sino más bien “ayudar a su justo cumplimiento”. Mecanismos autorregulatorios La autorregulación de los medios de comunicación es el sistema de normas éticas au-

toimpuestas por uno o varios medios a fin de regular las relaciones entre sociedad, Estado y comunicadores y periodistas a través de la asunción de mecanismos cuyo fin sea elevar los criterios de responsabilidad social y la calidad de los contenidos. La autorregulación es resultado de la iniciativa y el compromiso voluntario de tres actores: empresas mediáticas, periodistas y sociedad. Los recursos imprescindibles para instrumentarla son principalmente de dos tipos: a) documentos: códigos deontológicos, estatutos de redacción y libros de estilo; y b) organismos: defensor del público, consejos editoriales y consejos de prensa. Entre dichos mecanismos destacan los códigos deontológicos que constituyen la fuente clásica y más socorrida de la autorregulación, pues abordan las vertientes esenciales del oficio periodístico: resaltan responsabilidades ante la comunidad y definen propósitos y principios de actuación o normas de comportamiento ético-moral ante los actores posibles de la información. Adoptar un código de ética no supone en absoluto la ejecución autorregulatoria: más bien ésta puede aterrizarse mediante recursos –como organismos y documentos, principalmente– que posibiliten el análisis, la crítica, el dictamen y las propuestas de mejora en el mundo de la comunicación. Si bien los códigos carecen de instrumentos para imponerse, pueden contribuir a que los periodistas y los medios tanto digitales como tradicionales definan y ejecuten conductas deseables. En sí mismos, los códigos constituyen una convocatoria para que los ciudadanos escudriñen, critiquen vigilen y propongan. Una forma de proteger y ampliar la libertad que nos posibilitan la internet, las redes sociales y los medios digitales es elevar los estándares de calidad del intercambio, el diálogo, el análisis y el debate a través del impulso de mecanismos autorregulatorios como códigos de ética, defensores o mediadores de la audiencia y consejos o comités editoriales. La autorregulacion mediática abre ―coincidiendo con Villanueva― los cauces para posibilitar el reconocimiento de los derechos de los ciudadanos; formular públicamente normas y valores éticos que guíen la actividad mediática; edificar parametros a fin de elevar la calidad en los contenidos; optimizar el derecho a la información; formar grupos de recepción crítica; estimular el conocimiento y ejercicio del buen periodismo; establecer ámbitos de protección de los derechos de los ciudadanos al informar (réplica, vida privada…); contribuir a la exigencia social de cumplimiento de normas éticas y deontológicas; y reconocer los errores y debilidades de los medios para alentar su mejoría. A página 48.

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Biblioteca Biblioteca

Germán Centro Knight Espino Sánchez de Periodismo

Jorge Tirzo

Víctor Roura

Perla Gómez Gallardo Mitos y realidades de la ciberpolítica mexicana

L 40 años de Víctor Roura

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l periodismo, antes que nada, es una actividad humana. Así lo considera el editor de la sección cultural de El Financiero, al contar cuatro décadas de experiencias periodísticas en el tránsito rumbo a El apogeo de la mezquindad. En este libro no hay buenos ni malos, aunque abunden periodistas y políticos que obran de forma cuestionable. Roura los expone para que la gente “sepa que el orbe de la información es una constelación de nimiedades, voracidades, injurias, codicias, despechos, miserias, egolatrías, envidias: un espejo de la vida”. Un libro-espejo que escudriña, cuestiona y relata. Roura, Victor, El apogeo de la mezquindad: Vivencias y decires en el periodismo, Lectorum, México, 2012, 378 p.p.

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Transparencia universitaria en línea

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nternet ha permitido compartir información de forma casi ilimitada. Ello ha posibilitado paulatinamente que los ciudadanos exijan –y merezcan– una mejor rendición de cuentas. Las universidades son instituciones con vocación de servicio público, pero que aún deben recorrer un largo camino rumbo a la transparencia efectiva en la red. El libro Transparencia universitaria: Retos y oportunidades de Perla Gómez Gallardo, realiza un diagnóstico general de los sitios web de 55 universidades mexicanas. Además, elabora una propuesta esquemática para mejorar dichos sitios pensando en las necesidades de los usuarios y los marcos legales vigentes. Gómez Gallardo, Perla, Transparencia universitaria: retos y oportunidades, Jus, México, 2012, 280 p.p.

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a famosa campaña de 2008 con la que Barack Obama llegó a la presidencia de Estados Unidos es uno de esos ideales que todo mundo quiere imitar, pero muy pocos lo hacen efectivamente. A pesar de que en las últimas elecciones casi todos los políticos se anotaban a las redes sociales, casi ninguno lo hacía para construir comunidad, interactuar y mucho menos para buscar soluciones. Por el contrario, Internet siguió siendo una herramienta usada unilateralmente para perpetuar un modelo propagandístico que en México ya nos huele a viejo. Así lo consigna Germán Espino Sánchez en su libro ¿Cyberrevolución en la política?. Sin embargo, el autor deja muy claro que, por encima del panorama desolador, “la ciberpolítica 2.0 representa una gran esperanza: que la población se empodere y pueda burlar el cerco de los corporativos mediáticos Televisa y TV Azteca”. Así sea. Espino Sánchez, Germán, ¿Cyberrevolución en la política? Mitos y verdades sobre la ciberpolítica 2.0 en México, Fontamara, México, 2012, 302 p.p.

La migración en los medios

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unque todos los días la prensa reporta sobre migrantes (con y sin documentos), son escasas las coberturas integrales sobre este fenómeno internacional y, con principal énfasis, continental. Las informaciones noticiosas no pasan de ser hechos aislados y fragmentarios que poco conectan lo que pasa en distintos lados de las fronteras. El libro Cobertura Periodística de las Migraciones en las Américas es el resultado del Foro de Austin 2011. En él, un gran número de periodistas de todo el continente coincidieron en que deben realizarse colaboraciones estrechas entre medios y periodistas de distintos países. Además, se manifestaron por un periodismo sobre migración que pase de lo noticioso y supere prejuicios sobre un fenómeno siempre cambiante. Centro Knight de Periodismo en las Américas, Cobertura Periodística de las Migraciones en las Américas, Centro Knight de Periodismo en las Américas, Estados Unidos, 2012, 30 p.p. Disponible únicamente de manera electrónica en: http://knightcenter.utexas.edu/es/ebook/ cobertura-periodistica-de-lasmigraciones-en-las-americas-es


Tecnología

y sociedad

Carmen Gómez Mont

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ablar de ética en la era de las redes conlleva cierta complejidad porque se trata de un fenómeno reciente que involucra a individuos, colectivos y países de una gran diversidad de culturas y creencias. Es también uno de los ejes en torno a los cuales gira el concepto de Sociedad del Conocimiento: globalización económica, homogenización de las culturas, pero sobre todo una ciencia y una tecnología cuyos efectos sobre el medio ambiente planetario y personal cada vez son más cuestionados al empezar a sentir sus efectos con una claridad y velocidad implacables. Uno de los temas más candentes y aún sin resolverse se relaciona con los derechos de los ciudadanos a tener acceso a la información, a expresarse en libertad de condiciones, pero al mismo tiempo a demandar a gobiernos, operadores y empresas el resguardo de sus datos personales. El acceso equitativo a la información y sin ningún tipo de fracturas queda ante interrogantes. La brecha digital íntegramente concebida (infraestructura con conexiones y equipos de calidad, generación de contenidos propios, y capacitación permanente) es todavía una quimera en la mayoría de los países emergentes Se enlazan ciudades, áreas rurales, regiones y países con una gran diversidad de reglamentaciones en materia de información y comunicación, donde la Internet ha sido hasta ahora poco regulada. Aún no podemos decir, sin caer en arbitrariedades, si la Internet debe o no regularse; tampoco sabemos cómo defender los derechos de autor, único recurso que podría garantizar a las jóvenes generaciones la pervivencia del cine, de la música, de la cultura y del arte. Si no hay

fondos, los creativos terminarán por desaparecer. En efecto: leyes y reglamentos abundan fundamentalmente en tres terrenos convergentes, pero aún diferentes: el audiovisual, la informática y las telecomunicaciones. Las normativas entre ellos, dentro de un mismo país, pueden ser muy diversas (unas más avanzadas que otras) y las diferencias se acentúan cuando se toca el nivel internacional. Este marco nos deja ver hasta dónde resulta complejo tratar el tema de la ética en la era de las redes. Enumero a continuación algunas de las acciones más significativas por considerar: a) Es fundamental que el acceso a la banda ancha se convierta en un derecho universal. Las altas tarifas alejan las tesis de democracia y participación que caracterizan a las redes sociales. Sólo unos cuántos pueden tener acceso a ellas por los requerimientos técnicos necesarios, pero también porque bajar informaciones de calidad es un asunto relacionado con la política de cada país, los gobiernos y los niveles de libertad de expresión existentes en cada uno de ellos. Hasta hoy más del 60% de la humanidad no cuenta con garantías individuales para navegar libremente por la red, mucho menos para participar de manera abierta y permanente en las redes sociales. b) Gobiernos, operadores y desarrolladores de software deben proteger y resguardar en primera instancia los datos personales de los ciudadanos y dejar de utilizarlos para la venta de perfiles, incluso si es con fines publicitarios. c) Son marcadas las diferencias que hay entre una internet cuyos contenidos son gratuitos y otra internet que implica contenidos (suscripciones) de paga, si se piensa en términos de calidad de informaciones. Por el nivel

En la era de las redes

Ética global

Bien se ha dicho –y cada vez con mayor énfasis– que la ética global será el tema del siglo XXI. A diferencia de siglos anteriores y a partir del año 2000, se demuestra la interconexión de principios, fenómenos, acciones, sociedades a nivel global. Es por esa razón que se habla de una ética global pensada y analizada desde la perspectiva de las redes. En tal sentido Pierre Musso destaca la importancia de saber desarrollar en ellas la solidaridad humana. de crisis que vive el mundo es fundamental que algunas suscripciones a revistas científicas abran su información a los cibernautas, a fin de tener acceso a datos fidedignos que ponen en riesgo el medio ambiente en el cual vivimos, así como la salud de cada uno de nosotros. d) Derivado de lo anterior, las redes sociales deben concentrarse en estudiar de manera profesional los verdaderos riesgos que implica el uso de frecuencias y tecnologías digitales para la salud, con el objetivo de remediar riesgos vinculados a la adquisición de cánceres desde temprana edad. e) Resulta fundamental que el Hemisferio Norte reconozca que la información y el conocimiento también se generan desde el Sur y que no sólo se contemple la necesidad de flujos informativos de Norte a Sur. f) Las redes sociales deberán extender sus acciones para reforzar la comunicación entre pueblos y comunidades

realmente aisladas del mundo y que tienen un gran necesidad de intercomunicarse para sobrevivir, como en el caso de comunidades rurales e indígenas g) Deberán crearse y reforzarse organizaciones sociales solidarias y permanentes en escuelas a fin de orientar a docentes y padres sobre la mejor manera de que hijos y estudiantes no caigan dentro de la fascinación tecnológica. Las redes de pederastas y de pornografía siguen siendo una amenaza mundial para los más jóvenes. h) Estas organizaciones deberán constituirse como un grupo de presión dirigido a reforzar e impulsar el uso inteligente de las TIC dentro y fuera de los centros educativos. Los anteriores puntos podrían extenderse muchísimo más, pero significan sólo una primera propuesta para constituir una verdadera solidaridad en las redes sociales que vaya más allá de la búsqueda de soluciones inmediatas.

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Mirador Mirador europeo europeo Mariano Cebrian Herreros

Libertad de información y

responsabilidad Los derechos de libertad de expresión y de información son fundamentales en toda democracia, pero no son absolutos. Existe otro conjunto de derechos con los que pueden entrar en colisión como los referidos a lo más nuclear del ser humano como es su intimidad o su imagen. También existen, por el contrario, grupos y dirigentes de países especialmente musulmanes y dictatoriales que piensan que por encima de estos derechos, están otros que les permita mantener sus dogmas religiosos y sus controles y abusos políticos o la unión de ambos. Los medios de comunicación se ven implicados a veces en estos enfrentamientos.

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e referiré sólo a dos campos que despiertan mayores tensiones en la actualidad: el ejercicio del derecho de la información que llega a penetrar en la vida íntima de las personas y el ejercicio de libertad de opinión mediante la difusión de vídeos, imágenes y caricaturas que chocan con las creencias de algunos grupos religiosos. En paralelo a la libertad de información se sitúa la responsabilidad de quien la ejerce. La responsabilidad mediática está entroncada con la ética profesional y empresarial. Es una responsabilidad que obliga a indagar y difundir la verdad de los hechos, de las declaraciones y la fundamentación de las opiniones. La difamación, la difusión de noticias falsas y de opiniones sin base argumental no respetan la responsabilidad. Existen medios que se oponen a la aprobación de códigos deontológicos para mantenerse al margen de cualquier obligación.

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Por el contrario, la inmensa mayoría de los medios, especialmente en los países democráticos, se unen y respetan los códigos éticos establecidos por sus profesionales o son los medios los que a su vez crean sus propios documentos deontológicos como empresas de comunicación. Se trata de normas internas que los profesionales y medios se autoimponen ante la sociedad para que, en el caso de contravenirlas, se les pueda señalar como incumplidores de sus propios compromisos. Es una manera de manifestar su responsabilidad ante los demás colegas y, sobre todo, ante la sociedad. Lo medios de comunicación en algunas de sus manifestaciones se sitúan en la zona fronteriza e incluso existen momentos en que la cruzan y se entrometen en otros derechos necesarios de preservar. En el caso de la televisión, por ejemplo, existen algunos programas cuyos contenidos están referidos a la vida íntima de las personas públicas y populares

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o de aquellas que ellos mismos han creado como personajes de fama al exhibirlos con frecuencia en sus informaciones y programas. Se les persigue en todos sus movimientos y conversaciones hasta llegar a lugares protegidos por la ley como es el propio domicilio, al uso de grabaciones con micrófonos y cámaras ocultos o se desvelan con certeza o falsedad algunas intimidades cuyo derecho sólo asiste a la persona perjudicada. La jurisprudencia diferencia entre los derechos de las personas públicas de las que no lo son. Pero el debate en torno a la colisión de los derechos se plantea incluso en relación con los derechos que amparan a las personas públicas cuando dejan de serlo o están en lugares y situaciones totalmente privadas. El fundamento para estas intromisiones es que los periodistas ejercen la libertad de información por ser de interés general y ser hechos o declaraciones veraces y comprobables. Pero no siempre ocurre así. Las cuestiones más debatibles suelen girar en torno a invenciones, rumores e incluso a informaciones falsas. La libertad de información se utiliza para aprovechar el morbo que despiertan esas informaciones y con ello incrementar la audiencia y atraer más publicidad. Sin embargo, cuando desde otro medio o, en la actualidad, desde las redes sociales se entrometen en la vida privada de quienes dan esas informaciones, rápidamente protestan. Es decir, se apoyan en la libertad de información para hablar de los demás, pero cuando los demás hablan de ellas se acogen al derecho de intimidad. Pero el que más se aprovecha de tales situaciones es el propio medio de comunicación. Nadie puede hablar de la vida personal de sus dirigentes y ejecutivos. Abusan de la popularidad de personas ajenas y quieren preservar la propia intimidad. Todo está en función del negocio. Se amparan en un derecho como coartada para conseguir más beneficios. No es el ejercicio de la libertad de información lo que les interesa sino el incremento de ingresos económicos. De hecho, cuando los usuarios se rebelan contra determinados contenidos que ofrecen tales programas mediante el cambio de canal (y, por tanto, se produce una caída de audiencia) y el boicot a las marcas publicitarias que aparecen en ellos y éstas se retiran del programa, apenas se mantiene éste en la antena. Si se actuara sinceramente en función de la libertad de información, se mantendría como defensa de la misma, sin embargo se retira como demostración de que el objetivo real es el lucro. Mayores repercusiones mundiales está teniendo la difusión de informaciones que pueden chocar con otras ideologías. En unos casos, porque son informaciones y propuestas de contenidos que pueden provocar la ira de determinados grupos sociales que se ven sacudidos en sus creencias, en sus principios morales y en su estilo de vida. Y en otros, porque son los poderes políticos que están detrás de tales grupos los que aprovechan cualquier oportunidad mediática para denun-


Contenidos que generan controversias.

ciar un enemigo público, incluso atacar a los países de donde parten las informaciones o a las personas que las han promovido considerándolo como una defensa del país frente a la provocación de los países occidentales. Llevamos unos años que está levantando protestas la representación de Mahoma en dibujos, caricaturas o relatos. Ha ocurrido con un vídeo producido en Estados Unidos y difundido por las redes sociales que algunos grupos religiosos islámicos han considerado como blasfemo, y con las viñetas publicadas en la revista francesa Charlie Hebdo en las que se ridiculiza a Mahoma. Estas protestas han desatado diversas modalidades de violencia e incluso más de cincuenta muertos. De nuevo se ha acudido a la libertad de información como amparo para arremeter contra las creencias de grupos religiosos y éstos tratan de defenderse con la protesta y con la violencia. En ningún caso la libertad de información, e incluso el abuso de tal derecho, puede derivar en confrontaciones violentas y mucho menos en muertes. Existe el derecho de manifestación como principio democrático para protestar contra este ejercicio periodístico, pero de ninguna manera debe servir para dar el salto a otra dimensión como es la violencia. En este caso se plantea también una cuestión de oportunidad de la publicación y de una provocación innecesaria. No se trata de establecer ninguna censura previa, sino de considerar el contexto social, político y de relaciones internacionales en el que se trabaja. También en este caso se ha acusado a los medios de utilizar esta libertad de información no tanto como ofensa a los creyentes sino como recurso para desencadenar la sátira y el humor sobre un tema conflictivo. Lo que se esconde también son razones de incremento de ventas por el escándalo que suscita la publicación y que se supone que se venderá mayor número de ejemplares. Tanto en el caso del vídeo como en el de la revista, una vez que estas imágenes entran en las redes sociales son incontrolables. Lo producido con

Foto: Telediario / Internet

objetivos económicos y amparados en la libertad de información y de opinión se transforma en enfrentamientos sociales y religiosos. Son coartadas que, lejos de ampliar la libertad de información, provocan una autocensura en los profesionales por el miedo que puedan suscitar determinados comentarios e incluso arriesgar su propia vida o que los propietarios y directivos de los medios impongan determinadas mordazas a la línea editorial y a sus profesionales para no provocar la ira de otras personas o ponerse en el punto de disparo de los grupos que se sientan aludidos. Hay un daño para la profesión, para los medios e incluso para la libertad de información. Toda libertad de información lleva consigo una responsabilidad social pública. Una responsabilidad que debe respetar otros derechos humanos y que además tiene que tener en cuenta el ejercicio profesional riguroso de buscar la veracidad en todo cuanto sea posible, argumentar con solidez las opiniones y calibrar el contexto temporal, de debate ideológico o de situaciones de relaciones entre países y grupos sociales. La responsabilidad mediática exige también que se tengan en cuenta los tiempos adecuados e inadecuados, las previsibles consideraciones de provocación y que previsiblemente desencadenen todo tipo de reacciones violentas. La libertad de información no debe usarse para incendiar más las situaciones de confrontaciones violentas, casi bélicas o bélicas plenas. Pero menos aceptable es que haya gobernantes que se aprovechen de estas situaciones para fomentar la violencia, encubrir otras situaciones internas, problemas del país o los abusos dictatoriales que están cometiendo. Es aprovechar la ira de unos para fomentar mayor violencia e incluso beneficios para el propio país, beneficios personales o persecución directa de la libertad de información de los medios de comunicación del país y, en definitiva, reducir al mínimo la democracia interna.

Quienes tienen que analizar y ponderar estas confrontaciones entre derechos no son las personas o grupos particulares para hacer justicia por su cuenta. Son los jueces quienes tienen que examinar el posible delito de promover la violencia, exigir responsabilidades, ponderar y dictaminar el alcance de cada hecho, y cuándo prevalece un derecho sobre otro y las circunstancias que rodean cada situación. Y, por supuesto, juzgar los actos de violencia cometidos como derecho de manifestación. Ni la violencia ni el asesinato deben quedar impunes sino que deben juzgarse conforme a la legislación vigente del país o internacional. La justicia es otro pilar de la democracia que no debe saltarse sin correr el riesgo de que se produzcan mayores males. En suma: más que nunca es imprescindible proteger y ampliar en lo posible la libertad de información como algo esencial de la democracia frente a quienes consideran que sus derechos políticos, económicos y sociales están por encima de ella, especialmente cuando esos derechos se ejercen para coartar más las libertades públicas y el control rígido de los grupos y pueblos. Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Correo electrónico: marceb@ccinf.ucm.es

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Desafíos frente a la comunicación globalizada

Ética en la

era digital La comunicación es un acto referencial dotado de sentido y significación. Permite unirnos semánticamente a los demás seres morales y compartir valores, tradiciones, costumbres e ideas enriqueciendo la experiencia vital. La comunicación es encuentro, es intimidad, es vincularse con el otro, es diálogo, es entrega, es construcción comunitaria, es donación y servicio al otro y por los otros. Ahora bien, ¿qué desafíos presenta la comunicación en la era digital? ¿Cómo entender la descentralización de la persona en su interacción vía chat, o en agregadores de contenido propios de la web 2.0? ¿Qué implica la acción comunicativa o la interacción simbólica establecida con la convergencia tecnológica y los grandes dilemas resultantes de la comunicación mediada por computadoras? Jorge Alberto Hidalgo Toledo

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a comunicación constituye una experiencia trascendental dotada de significado que sobrepasa la gramática de la realidad. Los medios de comunicación tienen como función social dar certeza existencial a las personas; no obstante, los procesos y medios de comunicación actuales han puesto al descubierto una serie de irregularidades que nos llevan a hablar de indigencia comunicativa, ausencias cognoscitivas y pobreza informativa. La ontología de la comunicación Es a través del lenguaje y su carácter comunitario que invocamos, evocamos y se nos “autorrevela el mundo”, de acuerdo con Cassirer. Esta interacción sintáctica y dinámica entre la materia, el

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individuo, la percepción y la inteligencia es la que permite unirnos semánticamente a los demás. De esta forma, la comunicación constituye, no una intención vacía como creía Husserl sino como bien apunta Sastre: “una experiencia trascendental”; una relación de compromiso que sobrepasa la gramática, la realidad y el lenguaje. Y coincidiendo López Quintás, comunicar es “extender la mano”, es encuentro, es intimidad, es vincularse con el otro, es diálogo, es entrega, es darse al otro. La comunicación no es un mero accidente que ocurre entre los hombres; por ello, hoy día, se distingue de informar. Comunicar, por el contrario, es dotar de significado las cosas del mundo; lo que significa: dotar de sentido a la existencia misma. Con ello quiero apuntalar que es la persona el centro y el destino de la acción comunicativa. Lo que debería lle-

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varnos a creer que en cada palabra vertida en Facebook, Twitter, un chat, en cada imagen transmitida en tiempo real por YouTube, en cada sonido descargado de Blip.fm o Limewire debería haber, como afirmaba Gabriel Marcel, una “certeza existencial”. Tal invocación recíproca de encuentros interpersonales es la ontología misma de la comunicación. Quienes buscamos el Ser de la comunicación, en el fondo buscamos al hombre mismo. Siendo la humanidad entera la que se oculta detrás del fenómeno comunicativo, resulta vital analizar la función de los medios y ver si éstos, en verdad, están al servicio del hombre. La interacción simbólica que se ha tendido en la red y la convergencia tecnológica, ha puesto al descubierto la ausencia de un rostro y la desnudez del cuerpo. Por ello se puede hablar de indigencia


comunicativa, de egoísmo simbólico, de extranjeros gramaticales, de ausencias cognoscitivas, de despojo mediático, de soledad significativa, de pobreza informativa, de miseria existencial. Quizá, el problema más grave y evidente de la comunicación en la era digital no sea la brecha informativa, sino la ausencia de una metafísica significativa que permita nuevamente la posesión del mundo y la instauración de una comunidad universal de personas por el don de la comunicación. Devolver el sentido trascendente a la acción comunicativa implica volver los ojos a la centralidad de la persona, al reconocimiento y valoración del otro, a la ética y a los fundamentos de los medios: servir (buscar el bien común), unir (solidaridad) y equilibrar (justicia) a la sociedad. Regresemos al “ser a su morada”, como refiere Heidegger. Registremos la propia existencia y sus condiciones éticas para hablar nuevamente de significación y sentido en la acción humana; para entender nuevamente la comunicación como la mediación ética del mundo. Roger Silverstone afirmaba hace unos años: Los medios están ahora en el centro de la experiencia, en el corazón de nuestra capacidad o incapacidad para encontrarle un sentido al mundo en que vivimos. Las nuevas audiencias Hace poco más de 20 años, los medios de comunicación masiva dieron un giro radical a la cultura y sus aproximaciones hipermediales. El nacimiento de la cadena musical MTV había gestado una generación de usuarios que tenderían a ver el mundo como un videoclip: edición rápida, historias paralelas, pensamiento no lineal, alteración del contexto visual por sobre información, la conjunción de discursos: visuales, auditivos y narrativos y yuxtaposición de texturas y colores. A partir de ahí, los jóvenes consumidores de medios no volvieron a ser los mismos. Una nueva sintaxis estaba definiendo la estructura gramatical del consumo mediático. Posteriormente, las jóvenes audiencias, altamente familiarizadas con el discurso mediático establecido por las computadoras personales, comprendieron que el dominio del código y la programación permitía tomar el mundo por el mando. Con la proliferación de las computadoras, las audiencias dejaron de ser pasivas. El boom de Internet reconfiguró la interacción en un entorno global. En el año 2005, Donald Roberts presentó a la Generación M en el estudio realizado para la Kaiser Family Foundation. Esta Generación altamente mediatizada, en línea y medianamente tolerante a los contenidos publicita-

Nuevas tecnologías de información, nuevos medios, nuevos consumos: ¿implican nuevas dimensiones éticas de los medios? Foto: Adolfo Vladimir / Cuartoscuro.

rios dio paso hacía ver que los jóvenes entre los 13 y los 24 años que nacieron y crecieron con los medios interactivos e inalámbricos era una audiencia totalmente diferente a la que conocíamos. Ahora ellos poseen un gran número de medios portátiles propios; adoptaron como suyas las tecnologías de información móvil e Internet; usan los medios tradicionales únicamente para saber de moda, belleza, celebridades, actitudes a imitar; son multitasking y están altamente acostumbrados al engranaje mediático publicitario. Nuevas industrias, nuevas tecnologías de información, nuevos medios, nuevos consumos, nuevas generaciones, nuevos usos… Ello implica también ¿nuevas dimensiones éticas y antropológicas de los medios? Una nueva revolución simbólica/antropológica se está viviendo; ¿cuáles son los resultados?: cambios profundos en la configuración de la identidad, nuevos modos de interacción, socialización, diálogo y significación. Necesariamente toda nueva sintaxis establece una nueva semántica y, por ende, una nueva pragmática. He ahí donde se teje la reflexión, en el repensar preguntas básicas alrededor de la persona humana y su destino trascendente ante la conjunción de entretenimiento, ocio y tecnologías de información y sus implicaciones éticas. La imagen tradicional con que el hombre se aproximaba a los medios de comunicación está cambiando y ese cambio lleva oculto algo más que una nueva descripción: implica un nuevo pensar, un nuevo explicar y un nuevo captar el valor en sí de la persona.

José Luis Molinuevo apunta en su texto Humanismo y nuevas tecnologías que la deshumanización llega cuando se da la pérdida de identidad para ganar otra nueva. Los medios hoy permiten a los jóvenes: 1) ver si sus ideas son compartidas por otros; 2) les ayudan a entender algo de los problemas que tiene la gente; 3) aprenden nuevos estilos de vida; 4) ven cómo otros resuelven problemas similares a los suyos; 5) exploran la realidad; 6) buscan consejo; 7) tienden redes de sociabilidad; 8) no se quedan fuera de la conversación del grupo de iguales; 9) son un territorio común; 10) fundamentan coherencia interna del grupo y definen las fronteras exteriores; 11) hablan de temas relacionados con identidad, embarazosos y prohibidos; 12) establecen relaciones interpersonales; 13) ejercen la autorreflexión y se implican en debates morales; 14) realizan una interpretación activa con actitud crítica y lectura irónica Los medios e hipermedios, como afirma Roxana Morduchowicz, “ofrecen un modo de posicionarse frente al mundo, frente a los demás y frente a uno mismo. Permiten mirar de otra manera la realidad y pensar en el lugar que cada uno ocupa en ella”. Bajo este matiz, ¿cuáles son las nuevas motivaciones de la Generación hipermedial?: a) vivir un mundo de fantasía; b) ver el mundo con humor; c) ver cómo viven otros; d) saber qué harían en una situación similar; e) dibujar sus emociones; f) encontrar satisfacción emocional; g) implicarse con la vida íntima de las celebridades; s escapar de la realidad. En resumen, estos jóvenes buscan en los medios: contenidos exactos a sus nece-

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La imagen tradicional con que el hombre se aproximaba a los medios de comunicación está cambiando. Foto: Adolfo Vladimir / Cuartoscuro.

sidades informativas para verlos cuando ellos quieran, donde quiera y desde la plataforma o soporte que quieran. Comunicación en el mundo digital ¿Hasta dónde intervienen los medios en la vida de las jóvenes audiencias? En Educación en Medios, David Buckingham señala: Un medio es algo que utilizamos cuando deseamos comunicarnos con las personas indirectamente, es decir, sin que medie contacto personal o los interlocutores se vean cara a cara […]. Los medios no nos ofrecen una ventana transparente sobre el mundo. Ofrecen cauces o conductos a través de los cuales pueden comunicarse de manera indirecta representaciones o imágenes del mundo. Los medios intervienen: no nos ponen en contacto directo con el mundo sino que nos ofrecen versiones selectivas del mismo. Intervención, representación y selección; en pocas palabras: mediación intencionada y velada. Dar cuenta de que en el corazón de la interacción hombre/ medios se encuentra una relación de uso o servicio; es dar cuenta que en medio de esa relación se puede estar cultivando una paradoja que fundamenta al hombre como una cosa más al servicio de un sistema, lo cual genera por ende una crisis de significación de la antropología y la ontología mediática. ¿Qué lectura están haciendo las jóvenes generaciones de los textos mediáticos? ¿Los medios sociales (los wikis, blogs, podcast, mensajeros instantáneos, videocast, skype, radio por Internet, etcétera), los vi-

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deojuegos, la Internet, el cine, la publicidad, la música son con y por los hombres? Con el uso dado, ¿permiten responder las interrogantes de la existencia en una forma participativa, interactiva, personal, como lo dicta la propia ontología de las tecnologías de información? Cual “criatura constantemente en busca de sí misma”, como dice Cassirer, el hombre ha encontrado en las nuevas tecnologías de información y el mundo del entretenimiento, aparentes respuestas a los grandes misterios de su existencia. Paradójicamente, los niños y jóvenes no sólo han aprendido a leer y escribir en los medios mensajes, conocimientos y habilidades; también han aprendido a interpretar y valorar positiva o negativamente su existencia. En el dinamismo del proceso mediático un nuevo orden moral plantea referentes e interrogantes complejas para entender la mutación de nuestra naturaleza o aquello que permite adentrarnos en ella. Los medios y el entretenimiento hacen cada vez más evidente su condición de omnipresentes e inevitables. Sus recursos simbólicos están presentes en todos los momentos de la vida. Si pensamos en el valor cultural que tienen los medios en la vida de la ahora denominada Generación Mi Medio, que los entienden como sinónimo de diversión, tiempo libre, ocio y pasatiempo, se vuelve fundamental estudiarlos y entenderlos para describir la respuesta existencial que están encontrando al involucrarse y empatar simbólicamente con las actitudes y formas de conducta que promueven. Para las nuevas generaciones, los medios juegan un rol fundamental en sus

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vidas. Éstas tienen un mayor compromiso, profundidad y pasión con los nuevos medios. Son poco receptivas a experiencias mediáticas pasivas. Sus principales canales de comunicación son la música, la Internet y los dispositivos móviles. Filtran publicidad aceptando sólo lo que consideran relevante, entretenido y significativo. No pueden vivir sin los nuevos dispositivos tecnológicos. Su principal motivación es la interconexión; es decir, adoptan las tecnologías y formas de entretenimiento que les permiten: desarrollar un sentido de pertenencia (comunidades virtuales); “grafitean el mundo con su voz” y quieren ser valorados por lo que son, sin importar con ello expresarse de modo irreverente y anárquica; y finalmente, dar testimonio simbólico de su identidad. Los medios o vehículos de entretenimiento que mejor les permiten establecer la triada semántica son la música, la Internet y los dispositivos móviles. La Generación My Media, reportada por Bensmiller, está altamente acostumbrada a dos fenómenos particulares: el multitasking (actividades múltiples) y el media meshing (engranaje multimediático), ambos derivados de la necesidad de realizar al mismo tiempo varias acciones por sobrecarga de preocupaciones y presiones, más que por una habilidad de inteligencia mediática. La tecnología para estos jóvenes ocupa un lugar determinante en sus vidas pues ven en ella un modo de mejorar su calidad de vida; les permite mantenerse interconectados con su núcleo fundamental portador de sentido (familia y amigos). Los jóvenes que buscan contenidos exactos para verlos cuando quieren, donde quieren y en la plataforma en la que quieren, nos llevan a repensar en el planteamiento de Nicolás Negroponte en el que insistía que la tecnología habría de transformar no sólo al mundo, a la sociedad sino al hombre mismo. Videos, dispositivos electrónicos, televisión y radio satelital, computadoras personales, Internet, son parte de las transformaciones que han afectado cualquier aspecto de lo que hacemos. Hoy los mercados globales, la economía digital, el dinero electrónico, la comunicación instantánea y electrónica, las transmisiones satelitales se entrelazan como un grito para confrontar el silencio eterno y celebrar la mundialidad. Pensar la globalización nos lleva, como apunta Anthony Giddens, en un ver lo de afuera para sumergirnos en lo de adentro; en un contemplar la transformación que se vive en el interior de los sistemas familiares, los valores humanos y las afectaciones directas e indirectas en la persona hu-


mana. Las presiones hacia arriba y hacia abajo confrontan las identidades. Fluyen nuevas voces ideológicas desde el corazón mismo de las industrias culturales. Una nueva conquista se está llevando a cabo: la conquista de las identidades. La paradoja de la expansión hipermedial está en que la sintaxis con la que está redactando las líneas del mundo, especialmente entre las generaciones jóvenes, produce oraciones y sentencias que no apuntan del todo a llenar los espacios vacíos con que se responden a los grandes problemas de la existencia. Ante este escenario Umberto Eco plantea: El discurso abierto es una llamada a la responsabilidad, a la elección individual, un desafío y un estímulo para el gusto, para la imaginación, para la inteligencia. Reubicación del hombre Hoy día los comunicólogos, antropólogos, sociólogos y politólogos hablan de la necesidad de contar con medios de comunicación libres y responsables para la creación de sistemas democráticos donde prime la libertad de expresión e informativa. Para ello han creado múltiples modelos y teorías de responsabilidad social, códigos de ética, vías de autorregulación y legislación para justificar el buen actuar de los medios ante la sociedad civil. Muchos han sido los estudios dedicados a los efectos de los medios y los intentos para establecer un uso ético de los mismos. Pero, ¿podemos hablar realmente de ética mediática si limitamos los esfuerzos a generar legalismos, normativas y códigos de conducta más que intentos por visualizar a los medios como herramientas colaborativas para devolver el lugar del hombre en el mundo? Esta reubicación humana debe partir necesariamente del entender que los medios están al servicio del hombre. Pero, ¿qué implica este servicio? Cuando hablamos del servicio que prestan los medios de comunicación, nos referimos a su aportación para lograr un factor de crecimiento y progreso humano, progreso de la verdad del hombre, progreso cultural, social y económico. Los medios deben servir para encontrar respuestas verdaderas; para desarrollar las habilidades; para conocer, compartir y comunicar las intenciones, deseos, sentimientos, conocimientos y experiencias; para comprender, actuar con libertad y progresar; para establecer relaciones, solidarizarnos; para enriquecernos intelectual, moral, social y espiritualmente; para promocionar los valores humanos y la vida humana; para realizar un encuentro entre hombres, culturas, ideologías, historias y signos trascendentes.

Cuando los medios e hipermedios pierden este sentido de utilidad, se pierde con ello el sentido de la condición humana y se terminan agrediendo: la dignidad humana, la cultura, los sistemas económicos, políticos y sociales. La comunicación que se sostiene de la experiencia común, solidaria y caritativa –porque ofrece lo mejor del otro– termina construyendo el cuerpo del mundo. El rostro y la identidad que tomará se define como lengua viva, pues serán los hombres los que moldeen el mundo para mejorar su calidad de vida y no los medios los que moldeen sus opiniones y los aspectos fundamentales de su vida. La acción fecunda de los medios es aliviar la indiferencia, eliminar el aislamiento, desbancar el rechazo, derrotar el egoísmo, reconstruir la incomprensión, diluir “la tonalidad grisácea de la existencia”, como dice Serrano. La soledad del hombre tecnológico, es la de aquél que ha visto pisoteada su intimidad por los abusos de la imagen, los vacíos de la palabra, los silencios informativos, la mezquindad de la manipulación, la persuasión de la indecencia, la falta de responsabilidad social y una ética en los medios. Todo esquema formal e informal de control de los medios debe trascender las leyes y reglamentos para contemplar algo más que códigos de conducta. Una ética integral debe contemplar todos los aspectos de la persona humana y su interrelación con el medio. Como bien señala Xavier Zubiri, los medios deben servir para “realizar la vocación humana, ser de verdad hombres”. Y es que al aplicar la ética cada persona pasa a ser un agente moral, un mediador ético de la

realidad. Y es que cada hombre es tanto más hombre cuanto más ha realizado su libertad, cuanto más vive desde la profundidad de sus decisiones axiológicas. Desafíos éticos Ante el uso y abuso de las libertades (expresión, prensa, acceso a la información) es importante revisar algunos temas concretos que atañen a la responsabilidad y la libertad de los medios como lo son la indecencia, la obscenidad, la pornografía, la desregulación, los derechos de autor, la propiedad privada, las barreras entre lo público y lo privado, el hipercomercialismo, la veracidad y honestidad, la privacidad, la confidencialidad, los problemas personales de intereses, la virtualidad y el simulacro, e Internet. Si se aprovecha el carácter interactivo, personalizable, generador de comunidades, así como la condición lúdica de los juegos, se podrían ofrecer herramientas a los niños y jóvenes para que cuenten con el conocimiento y la experiencia necesaria para dotar de valor y sentido su existencia a partir de la mediación que establecen con la tecnología y el entretenimiento. Una alfabetización hipermedial se hace fundamental para dotarles de una conciencia crítica que les permita resolver los grandes misterios de la existencia humana. Y es que una alfabetización medial e hipermedial permite: profundizar en la acción educativa en la familia, la escuela y la sociedad; instruir y guiar a niños y jóvenes; formar juicio crítico en receptores; establecer un diálogo comprometido con los dueños de los medios y los anun-

Los medios y el entretenimiento hacen cada vez más evidente su condición de omnipresentes e inevitables. Foto: Misael Valtierra / Cuartoscuro. octubre-diciembre 2012/REVISTA MEXICANA DE COMUNICACIÓN

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Las tecnologías hipermediales tejen laberintos de sufrimiento, miedo y poca esperanza para quien se pierde en ellas. Foto: Adolfo Vladimir / Cuartoscuro.

ciantes; fomentar un espíritu creativo que promueva la vida como una experiencia significante; impulsar el sentimiento artístico y la conciencia de la propia responsabilidad; dominar las técnicas de difusión que impulsen una educación en medios e hipermedios; promover contenidos que construyan una vida plena de sentido; plantear una comunicación humanizada que dignifique los espacios; insistir en la coparticipación activa de todos los sectores sociales involucrados para dignificar la condición humana; desarrollar prácticas multialfabetizadoras. “Ser digital es poder crecer”, predicaba Negroponte. Tal cual, pareciera que los jóvenes han tomado como suya la sentencia anterior, pues son ahora ellos quienes han decidido tomar el control, buscando contenidos exactos a sus necesidades informativas para ver cuando ellos quieren y donde quieren. Esta traducción del mensaje del mundo digital se encarna de múltiples maneras, pero quizá la más interesante tiene que ver en cómo la sociedad de la mente de Marvin Minsky se construye por el comportamiento inteligente, el aprendizaje, el trabajo colectivo y el poder de la selectividad. La convergencia, la digitalización y la hibridación cultural/mediática, están interconectando códigos y maneras de comunicación. Por un lado descentraliza la información, pero por otro centraliza la incertidumbre y la inseguridad; por una vía su alcance se vuelve universal, pero en el fondo no permite alcanzar la propia existencia; su uso es cada vez más fácil, pero se vuelve más difícil compenetrar en las necesidades del otro; establece anchos

y vastos rangos de horizontalidad entre usuarios activos y participativos, pero le cuesta diagramar rangos verticales con aspectos profundos y elevados como la espiritualidad, la ética y la moralidad. Las tecnologías hipermediales tejen laberintos de sufrimiento, miedo y poca esperanza para quien se pierde en ellos. El ocio también debe permitir al hombre ser lo que se es y llegar, así, a ser más hombre. Si el entretenimiento no ofrece un sentido de la vida, como pudiera en principio hacerlo la interacción constante entre usuarios, se vuelve crítica la situación pues entonces se ha perdido el interés por lo humano y sólo importa el intercambio de información, más no el entretejido de la comunicación. Comunicar permite ser en relación. El dinamismo que ofrecen las tecnologías de información no puede ser una ausencia significativa cargado de intenciones vacías. La comunicación que se establece con los hipermedios debe también apuntar a convertirse en un diálogo íntimo; un encuentro con la propia naturaleza. Ese hablar sobre cosas, es un significarlas. Si la relación que establecemos con el mundo depende en gran medida de las aproximaciones que hacemos vía el lenguaje y la comunicación, es fundamental no contaminar el ocio y el entretenimiento con el vacío. La proliferación de tecnologías hipermediáticas, la comercialización y globalización de los mercados mediáticos, la fragmentación de las audiencias masivas, la aparición de la interactividad, los medios sociales, el código abierto, también pueden fragmentar la individualización.

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Las nuevas generaciones que se muestran más abiertas, democráticas y conscientes del uso tecnológico y el consumo del entretenimiento, deben contar con las herramientas necesarias para poder autogestionar los deseos de expresión, descubrimiento y autodesarrollo impulsados por las tecnologías de información. La dimensión antropológica de los hipermedios radica en que actúen de acuerdo con la naturaleza humana; que el hombre no pierda de vista que es un fin para sí mismo. Si los medios están tomando la esencia de la cultura (ser la forma espiritual de una sociedad), más nos vale que se exprese como un significado patente, como un desafío a la estructura natural que permita a los sujetos a hacer un frente visible a las murallas del vacío y la vida carente de significado. Comunicar y entretener deben ser sinónimos: utensilios para desplazarse por el mundo como seres históricos, trascendentes, libres inteligentes y realizados y no como tierra baldía: noche nublada que absorbe toda la luz del amanecer. Referencias

Bensmiller, K. (2005). Truly, Madly, Deeply Engaged: Global Youth, Media and Technology. Santa Monica, California: Yahoo!, OMD & Summit Series Buckingham, D. (2005). Educación en medios: Alfabetización, aprendizaje y cultura contemporánea. España: Paidós comunicación Cassirer, E. (1985). Filosofía de las formas simbólicas. México: Fondo de Cultura Económica. Cassirer, E. (2000). Antropología filosófica. México: Fondo de Cultura Económica. Umberto, E. (1990) Obra Abierta. Barcelona, España: Ariel Giddens, A. (2005). Un mundo desbocado: Los efectos de la globalización en nuestras vidas. México: Taurus López Quintás, A. (1968). Pensadores cristianos contemporáneos. Madrid: BAC. Molinuevo, J. L. (2004). Humanismo y nuevas tecnologías. España: Alianza Editorial Morduchowicz, R. (2008) La generación multimedia: significados, consumos y prácticas culturales de los jóvenes. España: Paidós Negroponte, N. (1997) El mundo digital. España: Ediciones B. Roberts, D., Foehr, U. & Rideout, V. (2005). Generation M: Media in the lives of 8-18 year-olds. Stanford University: The Henry J. Kaiser Family Foundation. Sartre, J. P. (2000). El ser y la nada. Buenos Aires: Losada. Serrano, J. (1970). La soledad humana. Salamanca: Sígueme. Silverstone, R. (2004). ¿Por qué estudiar los medios? Buenos Aires: Amorrortu Zubiri, X. (1987). Naturaleza, Historia, Dios. Madrid: Alianza Editorial.

Presidente del CONEICC. Maestro en Humanidades por la Universidad Anáhuac. Doctorando en Comunicación Aplicada por la Universidad Anáhuac. Investigador del Centro de Investigación para la Comunicación Aplicada (CICA), de la Escuela de Comunicación de la Universidad Anáhuac.


Las redes sociales como catarsis La suplantación de personalidad es un problema que debe ser castigado

El uso de la imagen falsa a través de la personalidad virtual creada y la ofensa en mensajes de redes sociales se han convertido en una forma de catarsis. Entramos en una zona gris entre la libertad de expresión que se manifiesta por esos canales, el derecho al escrutinio del servicio público y la protección de los derechos de personalidad referentes al honor, la vida privada y la propia imagen. Perla Gómez Gallardo

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as nuevas tecnologías ofrecen la posibilidad de una comunicación más ágil y de fácil acceso. Pese a las tarifas, que en el rango mundial no son las mejores, tenemos los instrumentos para conectarnos desde cualquier sitio y enviar textos, audios e imágenes de todo tipo. Una vertiente de la comunicación es lo que se da en las redes sociales. Aunque nuestro país no rebasa el 30% de usuarios de la Internet concentrados principalmente en las capitales, se manifiesta un tipo de persona que al contar con el acceso puede potencializar su libertad de expresión. El problema inicial se presenta en dos aspectos: el primero, la opción de generar una personalidad difícilmente verificable en las redes que permite todo tipo de abusos; el segundo se relaciona directamente con la primera: el uso del lenguaje que se comunica en esas vías. La tecnología per se no es buena ni mala, es como la mayoría de las cosas que inventa el ser humano: una vía o mecanismo que en función de su uso puede ser para los mejores o peores fines. Se presenta ahora la necesidad de que a una persona desde edad temprana, y de prefe-

rencia antes de acceder a las tecnologías, se le capacite sobre el uso de las mismas. Ello es fundamental pues, habida cuenta el impacto exponencial de éstas, corre varios riesgos si llega a exhibir indebidamente a otra persona o incluso a sí mismo. Lo anterior es lo ideal aunque lamentablemente –como en la mayoría de los casos– hasta que se presentan los primeros abusos o consecuencias adversas, nos ponemos a revisar sus alcances. En tal escenario resulta necesario transmitir la importancia de comportarnos de acuerdo con nuestros patrones de valores aplicados a ese aspecto en particular. Mas para estudios del comportamiento humano, queda la revisión de la necesidad de no ser uno mismo frente a otros. Esa apariencia que se crea como proyección de la personalidad tiene una infinita gama de posibilidades en donde nuestra creatividad, en el sentido positivo o la falta de escrúpulos en el negativo, marca los límites para manifestarnos. Llama la atención, más que en el juego de las proyecciones frente a una comunidad, el uso cobarde que llega a hacerse de los instrumentos tecnológicos. Las conductas que impactan a otros pueden

generar efectos sociales y, en casos determinados por la ley, consecuencias jurídicas. Qué mejor escenario el de asumir conductas por la vía virtual sin tener que asumir las consecuencias. Ahí es donde viene el adjetivo de cobarde. La construcción de una imagen social es un proceso largo y constante que en cualquier momento se puede ver amenazada por la calumnia o el ataque a nuestro honor o reputación. Existen mecanismos para buscar esa enmienda que reivindique cualquier acusación sin fundamento. Incluso, muchas veces el dicho popular de “las cosas de quien vienen” permite identificar las intenciones y dimensionar la credibilidad de quien afirma o sostiene algo. Pero qué pasa cuando el que realiza esa conducta no da la cara o, peor aún, lo hace a través de la simulación de personalidad y a través de mecanismos que –por su rapidez y magnitud– pueden generar un impacto mayor en la imagen de quien sufre el ataque. El uso de la tecnología se manifiesta de una manera eficaz como una forma de escrutinio al gobierno que, al verse amenazado, pretende generar restricciones controvertidas por los alcances potencia-

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La tecnología per se no es buena ni mala.

les. Entramos en una zona gris entre la libertad de expresión que se manifiesta por esos canales, el derecho al escrutinio del servicio público y la protección de los derechos de personalidad referentes al honor, la vida privada y la propia imagen. Debemos plantearnos escenarios para tratar de que concurran estos derechos sin tener que sacrificar su ejercicio, pero también evitando que su protección sea una forma de abuso. Un cuestionamiento necesario de revisar es qué valor tiene el anonimato; en épocas remotas permitió la redacción de literatura crítica y subversiva sin que implicara el acoso, el encarcelamiento o la muerte de quien se atrevía a hacerlo. Ahora, en una extrapolación contemporánea a través de las nuevas tecnologías, se puede realizar algo similar, aunque no tan fácilmente anónimo de quien por descuido deje un rastro fácil de seguir. La suplantación de personalidad en redes es otro problema que debe ser castigado como una afrenta a la vida privada de quien vive esa usurpación. Dejemos este aspecto como uno más que atender en las reflexiones obligadas en la materia. Otro aspecto es el referente al mensaje que se transmite en las redes sociales. Ya decía Giovanni Sartori que estamos en presencia del homo videns y del analfabeta visual al que cada vez se le dificulta la abstracción de las ideas. Ahora es peor: las palabras se ultrajan a un nivel que sorprende la posibilidad de comunicación con su uso. Ese es otro problema que en un futuro tendrá sus consecuencias más adversas en los jóvenes universitarios.

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Foto: Francisco Rodríguez / Cuartoscuro.

El uso del lenguaje ofensivo es un reto al ingenio. Los caracteres que se transmiten por mensaje son limitados de tal suerte que quien pretenda ofender deberá ser creativo en su uso. Basta con ver la cantidad de injurias que se pueden comunicar en tan pocas palabras para reconocer esa necesidad de manifestación rabiosa principalmente en cuestiones políticas. Por el momento, el uso de la imagen falsa a través de la personalidad virtual creada y la ofensa en mensajes de redes sociales se han convertido en una forma de catarsis. Habrá que dar seguimiento como estudiosos de estos temas a su desenvolvimiento. Es interesante la manifestación que permite el uso de la tecnología. En aspectos como el escrutinio al gobernante convendría examinar la expresión pública de todo tipo de groserías. Lamentablemente la ofensa no comunica y su manifestación representa sólo eso: catarsis. Tenemos una herramienta privilegiada para la comunicación contemporánea. En la medida en que le asignemos los valores que potencializa, podremos sacar mejor provecho y practicarla de manera autorregulada sin el riesgo de perderla con mecanismos de restricción jurídica. Sigamos estas reflexiones en diversos niveles y empecemos nosotros mismos por revisar el uso y fin que representa la posibilidad de ser otro y el lenguaje con el que nos expresamos. Profesora e investigadora de la UAM Cuajimalpa. Catedrática del Posgrado en Derrecho por la UNAM.

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La presente obra busca aportar elementos significativos en la construcción de la nueva comunicación periodística que se encauza en las sociedades actuales. Dirigido a los medios informativos y sus profesionales, a los estudiantes y a los usuarios interesados, este libro aborda el tema del ciberperiodismo desde los diferentes elementos básicos de La comunicación. “Lizy Navarro –asegura José Manuel de Pablos–, con tantos años de ser una enamorada de los entresijos de la red, sólo podrá sorprendernos con Elementos de Ciberperiodismo del que, sin duda, se beneficiarán los nativos digitales y los de mayor edad que hayan adquirido esa nueva nacionalidad.”


La ética del El periodista y el usuario en los entornos digitales

cibermedio

Al ciberciudadano no se le exige una ética, pero al ciberperiodista por supuesto sí debe exigírsele. Todos podemos recomendar una medicina, pero no seremos doctores. Todos podemos emitir información en Internet, pero no será información periodística. Es necesario analizar la ética en el ciberperiodismo frente a elementos que, potencialmente, cada vez estarán más desarrollados como la instantaneidad, la globalización, la interactividad del usuario y la posibilidad de que éste genere productos informativos para una empresa mediática. Lizy Navarro Zamora

E

l número impreciso de miles de millones de páginas web con información de actualidad –algunas de ellas construidas por empresas de prestigio periodístico, pero la mayoría con contenidos imprecisos–, nos invita a mirar en torno a un elemento fundamental del periodismo, la ética del ciberperiodismo. Como lo menciona Omar Raúl Martínez en su texto Repensar el Periodismo: La ética periodística es el conjunto de valores o principios de actuación deseables que hace suyos un informador para encarnar los objetivos que a su entender debiera cumplir el periodismo que él valora y respalda. [Tales valores] son el apego a la veracidad, la búsqueda de independencia, la asunción de responsabilidad, el compromiso de integridad profesional, y el afán de servicio a la comunidad.1

En el entorno de la ética periodística y después de 18 años de instalación de los primeros cibermedios en la red Internet, necesitamos continuar con las reflexiones sobre estos espacios en construcción: la empresa del cibermedio, el ciberperiodista y el usuario. Ubicaremos a la ética de los cibermedios como lo menciona el Conjunto de Guías Éticas para hacer Periodismo en la Web, publicado en la Knight Center: Los recursos limitados, la novedad de la publicación online o la carencia de protocolos no pueden llegar a ser una excusa para un trabajo de mala calidad y que cause daño.2 Además, los principios éticos deben aplicarse a través de todas las plataformas existentes y a las que existirán. El deber periodístico conserva su esencia tanto en los espacios digitales como en los analógicos:

Cumplir con el derecho a la información de los ciudadanos y los hechos son sagrados y la opiniones son libres. Habría que enfocar la ética en los grandes emisores de los contenidos: la empresa ciberperiodística, el ciberperiodista, el periodista ciudadano y la interactividad del usuario. La ética del siglo XXI se ha ubicado en actores y en dimensiones distintas al periodismo en los medios analógicos, como la interactividad, la mundialización y las redes sociales. En la empresa de los cibermedios Dentro del amplio campo de actores periodísticos, el cibermedio recobra el mayor protagonismo porque, finalmente, engloba a cientos de periodistas y a millones de usuarios: su actuación repercute en todos los ámbitos. En la ética de los

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ESPACIOS DONDE INTERVIENE LA ÉTICA DEL USUARIO INTERVENCIÓN

DESCRIPCIÓN

Reporte ciudadano

Envío de información que el usuario considera importante

Comentarios

A través de un formulario, de un correo electrónico

Entrevistas on line

Posibilidad de que sea el usuario quien presente las preguntas.

Foros o debates

El usuario comenta o discute sobre los diferentes temas sociales que aquejan a la sociedad.

Chat

Comunicación directa con los ciberperiodistas.

Votaciones, encuestas

Los usuarios expresan sus consideraciones en torno a un tema específico.

Diseño del cibermedio:

El usuario escoge la presentación de la portada de acuerdo con sus intereses.

Valorar

Significa votar a favor de una información u opinión periodística.

Rectificaciones

Indicar algún error ortográfico, rectificar la información del artículo, completar la información del artículo, opinar, otros.

cibermedios se presentan nuevas dimensiones que no se ubican en los medios analógicos. A continuación detallaremos algunas. l La confiabilidad. El cibermedio mantiene una confianza. La importancia en los cibermedios radica en el prestigio que tienen y en la credibilidad que el usuario deposita en ellos. El cibernauta no puede consultar la totalidad de páginas web, ni confiar en la veracidad de la información que proporcionan. Los medios de comunicación ya conocidos son una fuente fidedigna y ética, más que el resto de las páginas. Todavía hoy en día no se puede creer en la integridad de la información si no es en los nombres de marca que han construido un prestigio periodístico a través de la historia. Para los amantes de la precisión en la información periodística, los blogs y las redes sociales no han sustituido lo que el periodismo serio y experto hace. Tampoco podemos confiar en los integradores de informaciones en Internet porque finalmente entran en el proceso comunicativo de interpretación, resumen y combinación, frente a los espacios periodísticos de origen. Hay que tener mucho cuidado de no convertirse en cómplices de la propagación de rumores tan comunes en sitios de Internet como en redes sociales. La clave del periodismo fue, es y será la verificación. Al ciberciudadano que frecuentemente confunde su papel no se le exige tal exigencia, pero al ciberperiodista por supuesto que sí. Aquí radica la vigencia

de los ciberperiodistas y la exigencia de su ética. Es necesario actualizar la información de manera constante y con oportunidad periodística para que se satisfaga el derecho a la información del usuario. Actualmente, las redes sociales lo hacen, sin embargo es el cibermedio el que debe dar el elemento de confiabilidad. Mientras en otros espacios de Internet o en las redes sociales no se hacen reflexiones significativas, en los cibermedios constantemente nos preguntamos si los siguientes son elementos para identificar el periodismo ético: sustento o fines de la información, daños posibles que se causarían, verificación de las fuentes, y contextualización apropiada. Los cibermedios tienen una mayor preocupación por las repercusiones. Por ello en el Conjunto de Guías Éticas para Hacer Periodismo en la Web se indica que las decisiones sobre cuándo editar son tomadas mejor junto a una escala de riesgo/beneficio que incluya consideraciones tales como la naturaleza de la información, a la relativa importancia de la cantidad versus la calidad del material que va a ser publicado, la disponibilidad de recursos y la habilidad, la experiencia y el historial de la persona que produce el contenido. Un medio analógico (prensa, radio y televisión) tiene una cobertura limitada, sobre todo los que son nacionales y locales. Si no cumplen con el derecho a la información de los ciudadanos, si no respetan los principios de veracidad de los hechos, fi-

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nalmente afectarán a un público localizado en un espacio geográfico limitado. Sin embargo, los cibermedios tienen otros espacios: llegan a todos los rincones del planeta. Las repercusiones de incumplir con principios éticos se ven no sólo en una comunidad determinada, sino en espacios globales. Así como los ámbitos se amplían, también se multiplican las repercusiones. En la actualización de los cibermedios no se puede dotar a los nuevos medios de viejos contenidos y antiguas formas de hacer periodismo. Resulta necesario actualizar la información de manera constante, inmediata y con oportunidad periodística. Actualmente, las redes sociales lo hacen, pero es el cibermedio el que debería dar el elemento de confiabilidad. Si aparece en una red social no es confiable la información. Si se presenta en un cibermedio tiene toda nuestra confianza. l La instantaneidad. En la ética de los cibermedios también se presenta el problema de la instantaneidad: las horas de cierre son continuas y no existe el cierre definitivo como se da en el medio impreso, la radio o la televisión. En los medios desarrollados, constructores del nuevo lenguaje, el cierre lo dan las circunstancias locales y globales. No olvidemos que la construcción del ciberperiodismo no es para el horario del lugar físico en el cual se encuentra. En ese sentido, el periodista debe privilegiar la importancia entre la calidad de la información y la rapidez de su transmisión. Ello ejemplificaría la ética subyacente. Antes de emitir información dudosa, el medio debe confirmar la veracidad de los hechos descritos, apelando a la máxima del periodismo: la veracidad. Los ritmos informativos en la actualidad son otros. La información se difunde en tiempo real y es responsabilidad del ciberperiodista enviar reportes al instante. La inmediatez con la cual se presentan informaciones ciberperiodísticas provoca violaciones a los derechos fundamentales de la privacidad de las personas al no tener tiempo para revisar cada uno de los elementos de precisión. De acuerdo al Conjunto de Guías Éticas para Hacer Periodismo en la Web: La velocidad es una ventaja esencial del medio, pero no debería comprometer la exactitud, imparcialidad y otros valores periodísticos.3 No respetar dichos valores sería violar principios éticos fundamentales del periodismo. La famosísima tesis de El perro Guardián sigue siendo importante como una


forma de expresar el impacto que tiene el ejercicio periodístico y los medios en el desarrollo de una sociedad. Es decir: delegar en los medios analógicos como en los cibermedios la responsabilidad de “cuidar” las demandas y problemas de la sociedad. l El financiamiento. Otro de los problemas que ha surgido para la ética del ciberperiodismo es el financiamiento. Pocos han logrado construir un verdadero negocio. La construcción de espacios publicitarios con las propias características del ciberperiodismo constituye un elemento de desarrollo, junto con otros como la incorporación del pago por servicios especializados o el cobro por consulta al medio. Producir información y publicarla en Internet es muy costoso. De hecho aquí es donde se ubica el problema ético: muchas empresas y periodistas están recibiendo recursos de segmentos políticos para realizar sus trabajos lo cual, sin lugar a dudas, influye en los contenidos. Esto limita la libertad. Hasta el momento, la publicidad no ha sido suficiente para financiar a plenitud a los medios digitales. Sobre el nivel de espectacularidad, las noticias sobre guerras o crisis humanitarias internacionales deben competir por encontrar un espacio en los medios con las informaciones sobre deporte, cultura o política nacional. La ética periodística se deja a un lado al privilegiarse el espectáculo en que se ha convertido la información mediática. El ciberperiodista Aun cuando la ética en el ejercicio del ciberperiodista depende parcialmente de la ética del propio cibermedio, las TIC’s han brindado otros espacios que han transformado las comunicaciones como son las redes sociales. Aquí cabe una pregunta: ¿cuándo dejamos de ser periodistas en el trabajo periodístico? El trabajo del periodista es muy importante en la nueva era comunicativa: es el responsable de jerarquizar, organizar y presentar la información que le interese a cada persona según sus necesidades. Por ejemplo, podemos recordar las palabras sobre los principios éticos del periodista en el Manual de Estilo Proceso: Los reporteros de Proceso mantendrán su compromiso de ventilar las prácticas u omisiones que obstaculicen o violen los principios de la democracia, la justicia, los derechos humanos y el estado de derecho….4

El cibermedio recobra el mayor protagonismo.

Para José Luis Martínez Albertos, los periodistas deben trabajar la noticia ri-gurosamente verificada, contextualizar los hechos dentro de un marco de referencias actuales, históricas y de proyección de futuro y distinguir entre hechos y opiniones para no engañar, para ser honrados y honestos respecto a los receptores.5 La calidad de la información sólo puede venir respaldada por profesionales del contenido: los periodistas. Según Javier Díaz: El periodista tiene que seguir siendo también en el ámbito digital un gatekeeper, filtro de las informaciones y rumores que se producen, y advocate, mantener una posición clara y limpia respecto a los acontecimientos de los que informa.6 Sobre si a los periodistas se les debe permitir mantener blogs personales, el Conjunto de Guías Éticas para hacer Periodismo en la Web indica que los ciberperiodistas miembros de las organizaciones periodísticas deberían reconocer ese papel; es decir, la ideología del medio. Los periodistas profesionales no deberían escribir o comentar en otros blogs anónimamente o ser conscientes de administrar sus espacios digitales en congruencia con la ética del cibermedio. Los elementos del ciberperiodista son la sinceridad y la conciencia. Por ello deben rechazar remuneración ilícita ya sea directa o indirectamente, promover intereses al bien común y los derechos humanos, resistirse a las presiones de todo poder, favorecer el derecho a la información de los ciudadanos, respetar a las personas, su vida privada y dignidad.

Foto: Juan Pablo Zamora / Cuartoscuro.

Todos estos son elementos fundamentales para la construcción de la ética en el ciberperiodismo. En estos espacios hay dos grandes retos por enfrentar: la instantaneidad de la información que induce a presentar la información lo más rápido posible, y la mundialización en donde el no ser ético repercute en un ámbito potencialmente internacional. En el año 2009 The Washington Post elaboró una guía para sus periodistas sobre el uso en las redes sociales. Los más importantes puntos que refiere son los siguientes: l Al utilizar estas redes, nada de lo que se hace debe poner en duda la imparcialidad de las noticias. Nunca se deben abandonar las directrices que rigen la separación de la información y de la opinión, la importancia de la realidad y la objetividad, el uso apropiado del lenguaje y el tono, y otros sellos distintivos de la marca del periodismo. l Los periodistas del Post deben abstenerse de escribir, tuitear o postear cualquier cosa que pueda ser percibida como un reflejo de políticas, prejuicios raciales, sexistas, religiosos o de otro tipo o favoritismos que podrían utilizarse para dañar la credibilidad periodística.7 Recordemos aquí el juramento de la escuela más antigua de formación periodística en México, la Escuela de Periodismo Carlos Septién García: Estoy consciente de que el periodismo, como forma social de la verdad, no se explica más que en su dimensión de hacer cada día más libres a los hombres. Entiendo mi responsabilidad ante este hecho,

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pues de no emplear la verdad en beneficio de la libertad social, me estaré haciendo cómplice, en consecuencia, de quienes se empeñan en manipular los hechos para esclavizar al hombre.8 Esta es, en esencial, la importancia del periodista. Ciberusuario Es un actor esencial en relación con la ética en los cibermedios. Los medios analógicos no tienen este problema, pues para ellos el receptor no tiene repercusión. El ciberusuario no espera a enviar una carta por correo porque el contacto es mucho más directo: puede argumentar o reforzar las ideas de manera instantánea. De hecho, en este momento, el ciber-usuario tiene la posibilidad de enviar una información al medio en donde indique los errores cometidos en un cibergénero. Dos son las grandes participaciones que el usuario puede tener: l A través de los espacios específicos de colaboración para la audiencia que ofrecen los cibermedios. Constituyen una forma de abrir el quehacer periodístico a personas que no conocen los principios deontológicos y básicos del ciberperiodismo. l Por medio de la interactividad presentada sin anteponer el derecho a la veracidad y a la privacidad de terceros. Los usuarios de los cibermedios que participan en propuestas de contenido no tienen la formación para determinar principios éticos como veracidad, comprobación de las fuentes, ubicación de los hechos de acuerdo con la agenda setting, es decir: principios éticos significativos

que un ciberperiodista debe considerar en la construcción de las informaciones. Un ejemplo de ello son las redes sociales ante las situaciones de inseguridad que vive México. Estas redes sociales están abiertas a toda la población, pero finalmente se han situado en polos opuestos de comportamiento ético: su utilización para informar de manera cierta lo que sucede porque alguien lo está presenciando; o para informar de lo que se cree y, aunque los usuarios lo hacen con un principio de nobleza, provocan el famoso rumor que jamás será fuente periodística; como consecuencia de tal uso tenemos psicosis colectivas fundamentadas en especulaciones. En una tercera posibilidad está el empleo de las redes sociales con la clara intención de provocar desorganización social. Al ciberciudadano que frecuentemente confunde su papel no se le exige una ética, pero al ciberperiodista por supuesto sí debe exigírsele. Todos podemos recomendar una medicina, pero no seremos doctores. Todos podemos emitir información en Internet, pero no será información periodística. El ser humano no dispone del tiempo ni de la formación suficiente para interpretar la información. No podemos hacerlo todo porque entonces también podemos caer. De hecho ya estamos en esa realidad: en una manipulación por la sobresaturación de contenidos en la red. Tenemos a los ciudadanos reporteros o bloggers: nuevas voces que encuentran espacios dónde informar. Su gran ventaja es que tienen gran imaginación, entusiasmo; sin embargo su inconveniente es que

tienen pocos recursos, no disponen de conocimientos ni de elementos éticos para la construcción informativa. Tras un análisis de la interactividad de los usuarios del cibermedio mexicano El Universal, podemos advertir contenidos en los cuales no se cumplen los principios que propone el cibermedio al publicar difamaciones, acosos, violaciones a ciertos derechos de los demás usuarios, palabras altisonantes, groserías, errores ortográficos, incorrecciones de redacción, etcétera. Es necesario continuar con la discusión y el análisis de la ética en el ciberperio-dismo frente a elementos que, potencial-mente, cada vez estarán más desarrollados como es la instantaneidad, la globalización, la interactividad del usuario y la posibilidad de que éste genere productos informativos para una empresa mediática. Finalmente sólo en los espacios ciberperiodísticos podemos confiar en una cierta ética de la información. Seguiremos en este Observatorio Digital.9 Notas

(Endnotes) 1) Martínez, Omar. Repensar el Periodismo, p. 105. 2) Conjunto de Guías Éticas para Hacer Periodismo en la Web, p.10. 3) Ibidem, pág. 27. 4) Manual de Estilo Proceso, p.15. 5) Martínez Albetos, José Luis. El Ocaso del Periodismo, p. 59. 6) Díaz, Javier y Meso Ayerdi, Koldo. Periodismo en Internet, p.245. 7) Guía para el uso de las redes sociales, 2009, http://www.washingtonpost.com/. 8) Juramente de los Licenciado en Periodismo de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. 9) Apoyado por el Fondo de Apoyo a la Investigación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (FAI-UASLP).

Bibliografía

Conjunto de Guías Éticas para Hacer Periodismo en la Web. Ed. Knight Center, Estados Unidos, 2011, pp. 51. Díaz, Javier y Meso Ayerdi, Koldo. Periodismo en Internet. Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, Bilbao, 1999, pp. 120. El País: Libro de Estilo. Ed. El País, España, 1990, pp. 523. Manual de Estilo Proceso. Ed. Grijalbo, 2009, México, pp.196. Martínez Albetos, José Luis. El Ocaso del Periodismo. Ed. CIMS, España, 1997, p. 339. Navarro Zamora, Lizy. Elementos de Ciberperiodismo. Ed. Fundación Manuél Buendía, 2012, pp. 209. Martínez, Omar Raúl. Repensar el Periodismo. Ed. Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2011, pp 151.

La clave del periodismo en cualquier soporte es la verificación.

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Foto: Arturo Pérez Alfonso / Cuartoscuro.

Doctora en Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid. Profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.


La era de las Las fuentes periodísticas aún no están en la Internet

filtraciones

Si alguien lee sus interconexiones tuiteras, ¿es posible armar un correcto perfil de su personalidad? En lo absoluto: detectaremos sus vanidades, sus ambiciones, sus codicias… pero no a la Paulina Rubio que uno desearía hallar, digamos, en una novela, con todas sus virtudes y defectos, con sus hipocresías y sus astucias, sus corazonadas y sus bondades. Pero no. Como fluctúan las ahora redes sociales no es posible hacer un trabajo a fondo de investigación si no se recurre a otros factores. Víctor Roura

H

e leído, no sin cierto asombro, el texto que Jorge Tirzo escribió sobre mí a falta, según dice, de una comunicación directa conmigo. Lo extraño es que no apunta que, cuando acordamos la plática, esperé su llamado… en vano, porque el teléfono, en efecto, sonó a las 11 en punto pero para ser colgado apenas tomé el auricular. Dos veces seguidas, y ambas sin un interlocutor del otro lado. Probablemente fue una falla técnica, o qué sé yo. Luego me fui de la ciudad a ofrecer un curso de periodismo cuyo fin era hablar de las filtraciones que se deslizan en las redes sociales para crear un alud de atómicas desinformaciones.. Ya nunca más volví a saber de Tirzo, hasta que leo su gentil “perfil” sobre mi persona en el número de la honrosa Revista Mexicana de Comunicación de julio-septiembre de 2012, instado seguramente por su atingente director Omar Raúl Martínez. El “perfil”, que desde luego no lo es, cae en los lugares inasibles del extravío al que conducen las redes sociales, refugio, por lo menos hasta hoy, inapropiado para hacer buen periodismo. ¡Y la muestra, por desgracia, la leo en mi propio “perfil”! Como no pudo conversar conmigo, Tirzo se zambulló en la Internet para

“buscar” a Víctor Roura. ¿No pudo haber ido a la redacción del periódico? Una vez el magnífico Astor Piazzolla hizo el coraje de su vida (bueno, uno más de los corajes de su vida, que han de haber sido muchos, que era de recio carácter el extraordinario bandoneonista) cuando lo llamé a su cuarto de hotel para conversar con él. Me insultó y me pidió que no lo molestara. Moví tierra y cielo con mis contactos, hasta que uno de ellos habló con el argentino, quien, momentos después, me ofreció disculpas por su comportamiento y la entrevista se llevó a cabo con fluidez. No soy como Carlos Monsiváis (no he adquirido aún esa costumbre), que fingía otra voz para decir que quien hablaba no era él, y negarse así ante los impertinentes. No contesto el teléfono en muchas ocasiones, por supuesto. Porque a veces habla gente que no conozco. Y lo ha hecho para insultarme, o amenazarme, o retarme. No es nada grato. En la propia redacción del periódico una vez llamó un señor muy atento preguntando por mí. Dijo que era personal. Y contesté, sólo para oír que me decía que la próxima vez el tiro de plomo me tocaba a mí por hijo de la chingada. Colgué. ¿Hay que contestar todas las llamadas sólo porque alguien te quiere decir algo? Cuando

Jorge Tirzo llamó a la casa, nadie contestó del otro lado. ¿Qué sucedió? No lo sé, pero no me quedé con la suposición de que el muchacho era un grosero. Sin embargo Tirzo, ejerciendo su libertad expresiva, no se quedó con los brazos cruzados: “buscó” en las redes sociales el nombre de “Víctor Roura” y halló, en ese momento, “58,300 resultados” (cifra que no me conmociona porque estoy seguro de que la mayoría era basura, o de plano convergencias inútiles de mí), de donde tomó algunas palabras para tratar de “armar” mi “perfil”: resalta palabras de algunos queridos amigos y unos cuantos odios de gente que ha trabajado conmigo y se ha ido enfadada por razones que, si se hubiera querido, pueden corroborarse. Vamos, es como si se buscara a todas las mujeres que ya no aman a quien quieres denostar para comprobar que es una mala persona. No me imagino qué habría pasado si a Tirzo le hubieran encargado un “perfil”, digamos, de Philip Roth. Al no poder contactarlo se hubiese sumergido en la Wikipedia. Y asunto arreglado. ¿Y qué sucedió recientemente con esta maravilla electrónica? Juan José Flores Nava lo escribió en El Financiero el pasado miércoles 26 de septiembre:

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Atrás quedó ese orgullo que le daba a Wikipedia saberse a la altura de una de las enciclopedias más tradicionales –y tradicionalistas– del mundo, la famosa Enciclopedia Británica (cuya primera edición data de 1768 y que a inicios de 2012 se anunció que dejará de imprimirse para ser sustituida por una versión en línea). Sí, porque Philip Roth le ha dado, a la autollamada ‘enciclopedia libre’, una zarandeada. Resulta que Roth, “en un momento de ocio” a principios de septiembre, “decidió echar un ojo a su entrada” en la Wiki sólo para encontrar un grave error, que quiso enmendar de inmediato: su novela La mancha humana no está inspirada en el literato Anatole Broyard sino en su difunto amigo Melvin Turnin, profesor de literatura en la Princeton. Envió, por medio de su biógrafo oficial, la aclaración pertinente; pero la respuesta de la Wiki fue concisa, inobjetable, inesperada: “Lo sentimos, pero usted no es una fuente creíble…”, lo que causó, por evidentes razones, el desconcierto del escritor neoyorquino: ¿él no es una fuente confiable de su propia obra? ¡Por Dios! Escribió, enfadado, un artículo en The New Yorker hablando sobre este penoso asunto… hasta que los de la Wiki recularon, en un acto vergonzoso que exhibió un argumento lamentable: hay que hacer caso, primero, de los rumores, de lo que se dice por allí, y ya muy luego constatar la veracidad de los chismes. He allí la vacuidad de esos blogs y esas opiniones impulsivas de las personas, incapaces de definir con palabras sus verdaderos sentimientos y derramar con honradez sus conocimientos. ¡Cualquiera puede escribir, pues hagámoslo ahora mis-

mo! Y si yo creo que el maestro Philip Roth se basó en Broyard para escribir un relato, lo voy a afirmar sin necesidad de consultar ninguna fuente, que habrá gente que respalde mi punto de vista. Somos tantos en este mundo que no faltará el que me siga la corriente. O puedo apuntar, porque sí, que Víctor Roura es un pendejo, o un cretino, o un irascible, o un pobre diablo, o un censor, o un irrespetuoso. No faltarán quienes me feliciten por mis agudas apreciaciones. Pues, caray, no todos son Proust o Balzac para detectar con maestría los rasgos ajenos. La buena literatura posee la fortaleza de las que carecen, por el momento, todos estos exabruptos en las redes sociales. Eduardo Lizalde no concede entrevistas. Siempre se niega. No contesta el teléfono. Y está en su derecho. Sólo dice: “Si usted quiere escribir sobre mí, lea mis poemas: en ellos estoy yo”. Y tiene razón. Se puede hacer, incluso, una buena entrevista a partir de sus poemas. No sería posible, o tal vez resultaría inexacto, escribir la personalidad del poeta Lizalde copiando lo que dicen los otros de él… a menos de que uno localizara estas figuraciones en ensayos publicados aquí y allá, lo que ya quitaría tiempo al investigador. ¿No es más fácil “buscar” en la Internet que leer un libro completo sobre la poética de Eduardo Lizalde? Imperfección periodística Con mis artículos, leyendo una buena cantidad de ellos, podría acaso perfilarse algo de mis pensamientos. Pues “buscar” en la Internet cosas para que uno pueda “retratar” a cierta persona no sólo es ocioso, sino improcedente. El propio Tirzo lo supo con esos anómalos hashtags tuiteros

Las redes sociales: ¿el futuro de la humanidad?

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Foto: Rashide Frías / Cuartoscuro.

con mi apellido; no obstante publicó lo que en ellos encontró: pura vacuidad. No me disgustó su “perfil”, ni me incomodó. Sólo me confirmó, y se lo agradezco, que las fuentes periodísticas confiables aún no están en las redes sociales. Que las filtraciones son eso: filtraciones, y uno es el que debe encargarse de otorgarles credibilidad. Me hizo Tirzo, por lo demás, sonreír ante su mapa “biográfico”. Porque precisamente cayó en lo que un profesional nunca debe caer: en la superfluidad de su objeto periodístico. ¿Puede alguien definir cómo es un actor de Hollywood si lee lo que escriben sus más de un millón de seguidores? Todas las tonterías que escribe Paulina Rubio en sus tuits no son más que escalofriantes frialdades de una persona exitosa sin concepciones culturales, inmersa, sólo, en sus oscuridades medievales a causa de una visible formación intelectual. Si alguien lee sus interconexiones tuiteras, ¿es posible armar un correcto perfil de su personalidad? En lo absoluto: detectaremos sus vanidades, sus ambiciones, sus codicias… pero no a la Paulina Rubio que uno desearía hallar, digamos, en una novela, con todas sus virtudes y defectos, con sus hipocresías y sus astucias, sus corazonadas y sus bondades. Pero no. Como fluctúan las ahora redes sociales no es posible hacer un trabajo a fondo de investigación si no se recurre a otros factores. ¿Por qué Jorge Tirzo no buscó a Humberto Musacchio –que habla generosamente de mí– o a Fedro Carlos Guillén –que me desprecia porque cree que lo censuré en la sección cultural que yo edito en El Financiero, pese a que di públicamente los pormenores de ese caso– para completar su “indagación”? Su texto me muestra justamente, acaso sin querer, la imperfección periodística a la que recurrimos si nos atenemos sólo a lo que se desprende de la Internet. Dice Tirzo, en otro momento que me conmovió con hondura (y juro que agradezco con toda el alma su esfuerzo periodístico: ¿qué necesidad tenía si en lugar de ello podía bloguear a gusto con sus amigos?), que cuando me conoció en un curso que di en el Tec de Monterrey, en 2008 –y sí, yo no lo recuerdo, como no recuerdo a todos los participantes en mis talleres–, escribió en su blog, la misma tarde en que me conoció, que Víctor Roura era un “viejito rockero despeinado, buena onda, relax, contraculturoso…” Ja ja. Eso es, en efecto, lo que se hace en las redes sociales: futilidad, inanidad, fruslería, menudencia. ¿Qué significa “contraculturoso”? ¿Qué es relax? Yo no me veo –nunca voy a verme, porque nunca voy a hacerlo: las percep-


Dejar el aburrido monólogo de antaño

La búsqueda del

periodismo del siglo XXI

Víctor Roura.

ciones a priori las más de las veces son ligeras, anodinas, insustanciales, injustas, incoloras– escribiendo un blog acerca de mis primeras impresiones de los participantes en mis cursos: “Niña nalgona con cara de Simone de Beauvoir…”, “Chicuelo con ganas de participar en La Academia para ser expulsado a los tres días…”, “Mala onda del cuatro ojos que se cree Einstein…”, “Ganas de ir a la alcoba con la joven escotada en lugar de estar hablando de Steiner…” ¡Qué horror! Pero los jóvenes están introducidos –involucrados– en las redes sociales (¿quién puede negar esta irrefutable aseveración?) intercambiando textos diminutos (“voy a comer unas patitas de pollo con limón, mmm”, “voy al baño, gatito, cuando salga te escribo…”, “qué flojera el maestro k nos quiere hacer leer a Sicilia y no voy a poder ir a ver a la divina Madonna, k coraje…”). Dicen que es el futuro de la humanidad –las redes sociales, no Madonna–, que los periódicos van a desaparecer, que los libros ya no se van a encuadernar sino a enchufar, que los políticos que no aparezcan en la televisión jamás van a ser postulados para la presidencia. Etcétera. Se dicen tantas cosas... Lo bueno es que yo ya soy un pobre viejito que está a punto de salir de este mundo, inundado de artefactos electrónicos que reducen, cada vez más, las ideas. Porque, a propósito, ¿cuáles serán las mías? ¿Tendré´una, siquiera? (No percibo ninguna en mi “perfil”, lamentablemente). Porque lo actual no es poseer ideas, sino Face. Donde está el futuro. Que pronto nos va a alcanzar. Que está a punto de alcanzarnos. O que ya nos alcanzó y ni cuenta nos hemos dado. Periodista de larga Trayectoria. Editor de la sección de Cultura del periódico El Financiero.

Antes, como los poetas modernistas, los periodistas aporreaban su máquina de escribir desde la comodidad de su redacción-torre-de-marfil. Lo que dijera la audiencia no importaba. Además, lo que dijera la audiencia no valía tanto porque nadie lo publicaba. La sección de “cartas del lector” era más bien un simulacro de participación. Ahora no. Si uno lo desea, hoy incluso pueden escribirse textos retomando las opiniones, imágenes y publicaciones de los lectores. La audiencia es productora y el periodista es audiencia. Jorge Tirzo

E

l periodismo debe volverse una conversación y dejar de ser el aburrido monólogo que era antes. La idea no es mía: la tomo de Francis Pisani y la repito como mantra cada que hace falta. Por eso me alegra que Víctor Roura considere mi último texto sobre él como algo superfluo. No por el adjetivo, sino por el resultado. Tras leerlo, el editor de Cultura de El Financiero se tomó la molestia de escribir varias cuartillas para reflexionar sobre el periodismo y las redes sociales. Él tendrá sus ideas, yo las mías: encuentros y desencuentros. Quien gana es el lector en la conversación. ¿Pero qué hubiera pasado si yo no hubiera publicado el texto en la RMC sino en mi blog personal? ¿Me hubiera contestado? ¿Lo habría leído? Sumo y sigo. La totalidad de las opiniones y citas a las que refiero en el texto, están disponibles en Internet. Ya lo estaban antes de escribirlas. Lo que hice fue “curarlas”. Sí: Internet está lleno de basura. Basura a favor y en contra de Víctor Roura o de otros periodistas. Basura a favor y en contra de casi cualquier tema. Pero también hay cosas interesantes. Es imposible generalizar. Si

lo hiciéramos, la Wikipedia, la Enciclopedia Británica, El Financiero, la RMC y muchas obras mejores estarían en el mismo bote de basura. ¿Quién es periodista? ¿El que produce basura de lujo o el que encuentra cosas interesantes entre los desperdicios? ¿Cuál es la diferencia entre los tacos de la esquina y unos aclamados por la crítica gastronómica? El chef, probablemente. ¿Y la diferencia entre un texto publicado en un blog y uno poseedor de un premio de periodismo? Probablemente también el chef. Todos sabemos que muchas taquerías callejeras son basura, pero también que el canon gastronómico a veces no es justo con rincones a la salida del metro que superan en sazón al Pujol. Acabo de estar en la redacción de El País becado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. El diario llevó a cabo los últimos tres años una transformación radical: dejó atrás la separación digital/impreso e integró sus esfuerzos para hacer el mejor periodismo, así, sin adjetivos. Primero se piensa en digital: las piezas se van actualizando, la información se va construyendo conforme llega y el seguimiento noticioso de última hora brinda

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un servicio que el público demanda. Por la noche, cuando la mayoría de las noticias ya son viejas, se seleccionan las que valen la pena imprimirse, se entretejen las que estaban separadas y se enmiendan los errores para que el impreso sea, en palabras de Lizy Navarro, una “versión más del cibermedio”. Ni es el único ni el último diario en hacerlo, pero merece un reconocimiento sustancial por atreverse al cambio sin perder la brújula que guía al periodismo de calidad. Aun así, la vieja guardia salta horrorizada cada que Juan Luis Cebrián afirma que en unos años se dejará de imprimir El País. A muchos nos tiene sin cuidado. En la redacción siempre hay ejemplares de papel, pero reposan en la mesa como una especie de naturaleza muerta de tinta. Fui a El País para conocer la dinámica de su redacción integrada. Fui elegido por su ex director adjunto, Gumersindo Lafuente, en conjunto con la periodista colombiana Olga Lozano. El primer día que estuve en la redacción, Sindo –mi anfitrión– llegó a despedirse de mí porque acababa de renunciar. Si fuera un divorcio, diríamos que hubo diferencias irreconciliables. Lafuente es un emprendedor digital y algunos sectores de Prisa no lo son. Algunos redactores tampoco lo son y preferirían volver al modelo de antes. Recientemente en la revista Jot Down, Sindo aseguró para una entrevista que “por primera vez en la historia, las audiencias controlan a los periodistas”. Habrá quien saque de contexto la declaración y diga que Lafuente es un vendido que piensa más en el marketing y la publicidad que en el periodismo. Pero yo le creo. Antes, como los poetas modernistas, los periodistas aporreaban su máquina de escribir desde la comodidad de su redacción-torre-de-marfil. Lo que dijera la audiencia no importaba. Además, lo que dijera la audiencia no valía tanto porque nadie lo publicaba, ni en la radio, ni en la televisión, ni en los diarios. La sección de “cartas del lector” era más bien un simulacro de participación. Ahora no. Ahora, si uno lo desea, incluso se pueden escribir textos retomando las opiniones, imágenes y publicaciones de los lectores. La audiencia es productora y el periodista es audiencia. Tiempo de cambios y de experimentación Ahora la redacción de El País gira literalmente en torno a la mesa central de información de última hora. Ahí se actualiza la portada, se monitorean las agencias, se publica la información urgente y

se canaliza la información a las secciones. El corazón del diario tiene un monitor que se actualiza cada cinco minutos con la información de la audiencia. Qué textos son los más leídos, dónde se están leyendo, quién los enlaza en Twitter, qué se dice al respecto. A veces el gran notición de los redactores pasa inadvertido para los lectores y también viceversa. Para tratar de remediarlo, El País tiene un equipo específico que monitorea Twitter, Facebook y Google+ buscando retroalimentación en tiempo real: En qué se equivocaron, qué temas hace falta cubrir, cuáles textos fueron los más leídos. La torre de marfil se vuelve una plaza pública donde todos conversan. Como en cualquier plaza pública, a veces el ruido hace imposible las buenas charlas. ¿Pero qué es un buen periodista si no un “facilitador de conversaciones”, como diría Pisani? El cambio es difícil. Algunos periodistas de antaño no dudan en blasfemar sobre la mesa central. —¡Los de la mesa no saben nada! ¡Me importa un &%?$ç lo que digan los de Internet! Son los mismos que al final del día se sorprenden cuando leen que sus notas tienen unos índices de audiencia muy bajos. Uno conecta con sus lectores cuando los lee, cuando los oye, cuando habla su mismo lenguaje. La Internet y las redes sociales, más que un bote de basura, son un inmenso lenguaje multimedia. Como en todo lenguaje hay blasfemias y barbarismos, pero también

El periodismo debe volverse una conversación. Foto: Moisés Pablo / Cuartoscuro.

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poesía y filosofía. El reto está en aprender el lenguaje, siempre en construcción, y usarlo para decir cosas que valgan la pena. Pero claro, aprender un nuevo lenguaje siempre es difícil. El periodismo del siglo XXI es una revolución, no una sustitución ni una evolución. Como en toda revolución, hay aciertos, errores, huecos, logros y pérdidas. Pero ante todo hay principalmente transformaciones radicales. Quien no se transforma radicalmente se queda atrás, para bien y/o para mal. Mi texto “Resultados de la búsqueda de Víctor Roura” era ante todo un experimento. Ni es mi mejor texto, ni creo que sea el peor. Quería encontrar el rostro digital de un periodista que no hace vida digital. Ante la limitación, opté por la experimentación. Si hubiera hecho una entrevista en persona y escrito un texto de esos que la prensa publica a montones, seguramente hubiera pasado inadvertido hasta para el mismo entrevistado. Si Víctor Roura fuera un asiduo tuitero, buscar en su perfil de Twitter no tendría tanto interés. ¿Pero qué se dice en la red de un periodista que frecuentemente critica a la red? Al menos yo considero que es una pregunta con un interés periodístico válido. Quien nunca haya reporteado en Internet, probablemente creerá que simplemente se trata de entrar a Google y teclear un nombre. Luego seleccionar dos o tres textos, usar los comandos copiar y pegar, retocar un poco y ya está. No es así. O mejor dicho, no tiene por qué ser así. Probablemente muchas personas lo hagan así, pero yo no. Digamos que yo trato de tomarme tan en serio el reporteo digital como el analógico. Uno debe saber hacerlo para cada situación y sacar el mejor provecho. Si algo “me conmovió con hondura” fue leer que reiteradas veces Víctor Roura confunde la palabra Internet con el término (ya de por sí bastante inexacto) “redes sociales”. No son lo mismo, ni se reportean igual. Mientras la Internet es un segmento de la red más o menos estático y público, las “páginas para construir y mantener redes sociales” (como Facebook o Twitter) son bastante más escurridizas. Para reportearlas hace falta usar metabuscadores de la web profunda, como Topsy, para indagar en fechas pasadas o específicas. Así fue como me percaté de que existen dos usuarios de Twitter llamados Víctor Roura. Son usuarios, no hashtags. Lo consigné irónicamente en el texto para remarcar uno de los principales silencios del editor de cultura de El Financiero. ¿Se puede hablar a conciencia


de las redes sociales sin ser partícipe de ellas? Parafraseando a Víctor Roura: Su texto me muestra justamente, acaso sin querer, la imperfección periodística a la que recurrimos si no tomamos en cuenta lo que ocurre en el mundo digital, además del mundo analógico (que ahora ya son uno mismo). Para cuando Víctor Roura me dijo que le hablara por teléfono a su casa, yo ya tenía la idea de que el texto girara en torno a su relación con la red. Si hubiera tenido que escribir sobre Philip Roth, hubiera buscado una estructura narrativa y unas técnicas de investigación acordes a la necesidad de descubrir claroscuros de Philip Roth. Como tenía que escribir sobre Víctor Roura, decidí que tomar prestada la narrativa de las búsquedas de Google y las técnicas de reporteo digital me arrojarían claroscuros sobre él. El día en que acordamos la llamada telefónica, ocurrió uno de esos sucesos inoportunos. El teléfono (un Sony inalámbrico por si hay que culpar a alguien) se quedó trabado. Cuando repetí la llamada, ocurrió exactamente lo mismo. Supuse que la tercera vez era la vencida, así que decidí usar mi iPhone, pero esta vez ya nadie contestó. No sé los motivos, pero la cuarta, la quinta y la sexta vez tampoco fueron contestadas. De cualquier forma yo quería hablar sobre el fantasma de Víctor Roura en la red. Lo mejor de las fantasmagorías son los efectos que producen en la gente, léase a Rulfo. Ahora se me ocurre que un mejor arranque para ese texto hubiera sido: “Vine a Google porque me dijeron que aquí podría encontrar a un tal Víctor Roura”. Y encontré a un periodista sin vida digital, con amigos y enemigos, con obras publicadas y críticas de obras, con premios ganados y perdidos. Un ser humano, vaya. No estoy diciendo que ahí se encuentre todo. Pero tampoco se encuentra todo en ninguna parte. Ni entrevistando presencialmente a todas sus ex amigas o amigos, ni leyendo 58 mil páginas de Internet, ni leyendo su obra completa (ya sea en papel o en un Kindle, juro que no muerden). ¿Mi técnica? Collage polifónico con fuentes digitales reporteadas a través de operadores lógicos en algoritmos de búsqueda. Dicho sea de paso, hasta para buscar en Google se requiere cierta técnica. No es lo mismo buscar Víctor Roura que “Víctor Roura” o Victor+Roura o Víctor NEAR Roura. No es lo mismo una búsqueda “Voy a tener suerte” que filtrar por fechas, idioma o lugar de publicación. Tampoco es lo mismo un tuit tipo “Mala onda del cuatro ojos que se cree Einstein” que la cobertura tuitera de John Lee Anderson en Siria.

Ni generalizar ni menospreciar Un periodista que no está sumergido en las redes sociales se está perdiendo de mucho. Sin ir más lejos, de la lista de participantes del encuentro “Nuevos Cronistas de Indias”, convocado por la FNPI y el Conaculta, puedo encontrar grandes periodistas tuiteros como Martín Caparrós, Hernán Casciari, Guillermo Osorno y Alberto Salcedo Ramos, por poner un ejemplo. Afirmar de un plumazo que “las fuentes periodísticas confiables aún no están en Internet” es ignorar, por ejemplo, que un grupo de jóvenes –menores que yo– organizaron el primer debate presidencial mexicano totalmente en Internet y sin la intervención del IFE. Tampoco es cosa de juventud o vejez. He impartido algunos talleres a alumnos de licenciatura y preparatoria, pero también he sido alumno en talleres junto a periodistas de mayor edad. Es un mito que los jóvenes traigan el famoso chip digital y que los veteranos no puedan comprender Internet. Es una cuestión de práctica del lenguaje multimediático. Igual que aprender chino mandarín o alemán o nahuatl. Quien no es políglota, corre el riesgo de llamar barbaros a todos los que viven fuera de su muralla. Miguel Ángel Bastenier es ejemplo de un periodista que pasó de criticar abiertamente las redes sociales a ser un tuitero empedernido. El columnista de El País incluso cambió el título de su célebre taller “Cómo se escribe un periódico” a “Cómo se escribe en periodismo” para adaptarse al entorno digital, donde él mismo reconoce que los periódicos impresos ya no son indispensables. Me quedo con uno de sus tuits: “Todo el periodismo de letra impresa, todo, es trasladable al soporte digital, que le añade, pero no resta, conocimientos valiosísimos”. Amén. La cosa es atreverse. Recuerdo con alegría el día que tuve que moderar una Twitcam con Leila Guerrero organizada por la FNPI. La cronista argentina, a la que admiro profundamente, no es usuaria de las redes sociales, pero se atrevió a una entrevista en vivo con la comunidad de Twitter. Yo, más que un entrevistador, estaba en un papel de moderador, de “facilitador de conversaciones”. Hay de todo. Desde quienes critican el aspecto físico, hasta los que hacen preguntas dignas de un examen de posgrado. La tuitcam fue bien a pesar de las dificultades técnicas. Al final hasta estuvimos charlando más tiempo del programado y hablamos del futuro de la crónica digital, de la hibridación de géneros y muchas otras cosas. El lector es el que gana más. Sirva este texto para in-

vitar a Víctor Roura a tener una entrevista colectiva con tales características. ¿Que las redes sociales deben tomarse con cautela? Concuerdo con Roura. ¿Qué es más fácil leer un libro completo que buscar en la Internet? No necesariamente, depende de la profundidad de la búsqueda. ¿Qué las fuentes digitales no sustituyen a las análogas? Concuerdo, pero también es válido al revés: lo análogo no es mejor que lo digital. ¿Que Madonna no es el futuro de la humanidad? Concuerdo, quien así lo crea se quedó atrapado en los ochenta. Lo mismo pasa con Internet y las redes sociales. Quien crea que son el futuro, se quedó atrapado en los noventa. Agradezco los comentarios sobre las debilidades de mi texto. Es cierto que puede pecar de parcial al mostrar sólo la cara digital y no la análoga, pero creo que la primera tiene valor por sí misma. Lamento haber dado la impresión de solamente haber hecho una búsqueda superficial en Google, no fue así y dicho sea de paso, al sistema de gestión de contenidos de El Financiero le vendría bien una manita de gato de optimización para buscadores. Son aprendizajes de esos que los jóvenes como yo no nos cansamos de hacer. Tenemos tanto que aprender de los más veteranos, como al revés. Lo que no es bueno para el periodismo es descalificar lo digital simplemente por ser digital. Si Víctor Roura considera que un mejor perfil hubiera sido extraer citas de ensayos o de sus artículos publicados, ¿qué pasa si los busco en Google Scholar y los leo en mi iPad? Tampoco creo que descalificar a priori las técnicas de investigación sea lo más saludable para el periodismo. Sí. Una búsqueda superficial en Google puede tardar unos segundos, pero una a profundidad, no. Si hay una idea de Víctor Roura que recordaré para siempre, es la de darle a cualquier tema o entrevistado la mayor importancia. No menospreciarlo ni considerarlo como algo superfluo. Entrevistar a Paulina Rubio puede dar un texto de la misma valía que charlar con el Dalai Lama. El chef es lo importante. Habría que aplicar la misma idea cuando se habla de Internet y las redes sociales. Ni generalizar, ni menospreciar. Sí. Hay algo de superfluo en ellas (Igual que en Paulina Rubio y en el Dalai Lama). ¿Y? El periodismo debe volverse una conversación y dejar de ser el aburrido monólogo que era antes.

Coordinador editorial de la RMC. Académico del ITESM.

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Las asignaturas pendientes en materia de acceso a la información

Un nuevo enfoque para las reformas El proceso de apertura de los poderes públicos no es lineal: su recorrido no está limpio de obstáculos ni de resistencias. Las acciones diversas que implica tal proceso –a través del cual se busca que la información que se encuentra en posesión de las múltiples estructuras y nodos del Estado y de las organizaciones sociales y políticas consideradas de interés público, se ponga a disposición de la sociedad– van a contracorriente de la tendencia histórica de clausura informativa que prevalecía en el país desde la época colonial, hasta antes de la creación de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública en 2002. Juan Francisco Escobedo

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n la naturaleza del poder y en su ejercicio, se encuentran componentes asociados con el diseño y uso patrimonialista de las funciones públicas. Este sesgo y uso con fines privados ha sido, en lo general, el rasgo distintivo del ejercicio del poder. Esa tendencia patrimonialista profundamente arraigada en la cultura nacional, que suele colonizar a quienes ejercen el poder –independientemente de su tamaño y alcances–, es una de las principales causas que definen el comportamiento de quienes obstaculizan el proceso de apertura de la información pública. El punto de inflexión de este proceso se localiza en la movilización de opinión pública y en el cabildeo político y parlamentario que desplegó el Grupo Oaxaca, para propiciar las condiciones que hicieran posible la creación de la ley federal en la materia en la coyuntura de la alternancia democrática en el año 2000. El reconocimiento del derecho humano de todas las personas a acceder a la información en posesión de los poderes públicos, implicó la creación de un órgano garante con facultades cuasi jurisdiccionales especializadas, así como la difusión de información sin que mediara ninguna solicitud de acceso.

Frente a casi cinco siglos de persistencia de estructuras políticas caracterizadas por el cierre sistemático de la información, el proceso de apertura ha cumplido apenas una década. No obstante su mocedad, es preciso reconocer que entre los claroscuros de su fugaz historia, se registran ya algunos rasgos distintivos de un nuevo paradigma que ha empezado a marcar el diseño y funcionamiento de los poderes públicos y de las estructuras gubernamentales. Piso mínimo Con la creación de la Ley Federal de Transparencia en 2002, y la nueva narrativa del artículo 6º constitucional incorporada con la reforma de 2007, se estableció el marco de referencia básico para rediseñar y reconducir el proceso de apertura informativa de los poderes públicos. Con ello se estableció un piso mínimo en relación con el reconocimiento y tutela con enfoque garantista del derecho de acceso a la información que, por su carácter de derecho humano, trasciende los límites de los derechos políticos y de ciudadanía para situarse en una perspectiva de alcance universal. Ello significa que el derecho de acceso a la información no está limitado a los ciudadanos. Por

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lo tanto, las restricciones políticas a los extranjeros establecidas en el artículo 33 constitucional no son válidas en materia de acceso a la información. Con la nueva narrativa del artículo 6º constitucional, el proceso de apertura informativa tomó distancia prudente del enfoque de modernización administrativa, que coloca a las acciones gubernamentales en materia de acceso a la información y transparencia en el ámbito de las decisiones discrecionales de las autoridades, o en su caso en el campo del diseño e implementación de políticas públicas. El enfoque de modernización administrativa es importante, pero es complementario del enfoque que permite sustentar el derecho de acceso a la información como un derecho humano, y además como fundamento de la democracia. La asunción del enfoque de los derechos humanos como principio fundacional del derecho de acceso y por añadidura de la transparencia, tiene evidentes ventajas sobre el enfoque de modernización administrativa. Bajo el enfoque de los derechos humanos, el reconocimiento y la tutela del derecho de acceso a la información dejó de tener un carácter optativo para los poderes públicos y las estructuras de autoridad, que han sido consignados por la ley


y la Constitución como sujetos obligados. En esa condición tienen que someterse a los procedimientos legales establecidos para atender las solicitudes de acceso. Y en paralelo, todas las personas que ejercen el derecho a solicitar información disponen de las garantías que el órgano responsable de vigilar el cumplimiento de la ley, y la ley misma, les otorgan. En cambio, si el tema sólo tuviese como asidero exclusivo el enfoque de modernización administrativa, los impulsos y los mecanismos para tutelar el ejercicio de este derecho sólo provendrían del lado gubernamental; por lo tanto, los titulares de este derecho humano no dispondrían de ningún mecanismo para hacer exigible ante las autoridades cuasijurisdiccionales –como lo son el IFAI y los órganos garantes locales– la obligación de entregar la información solicitada. Durante los años que mediaron entre la reforma constitucional de 1977 –con la que se incorporó al artículo 6º constitucional el párrafo: “El derecho a la información será garantizado por el Estado”– y el inicio de la vigencia de la ley federal en la materia en 2003, las respuestas de las autoridades a todas las solicitudes de información siempre fueron negativas. El enfoque de los derechos humanos propició el desarrollo en la ley de un capítulo que contiene un listado mínimo de temas que por obligación legal deben ser difundidos. Hasta antes de la existencia de la ley federal en la materia, la entrega y difusión de la información quedaban al arbitrio de la autoridad. Con la aplicación de tal enfoque, también fue posible afirmar el principio de la máxima publicidad y acotar simultáneamente sus excepciones. Esto significa que solo podría considerarse como “información reservada temporalmente”, aquella que cumpla con las hipótesis establecidas en la ley. Cada caso de excepción debe ser fundado y motivado. Y en caso de que se trate de información que afecta la seguridad nacional, deberá demostrarse además que con su difusión se podría provocar un daño, presente y específico. De la Transparencia 1.0 a la 2.0 Algunos aspectos del desarrollo institucional y legal que se ha forjado y puesto en funciones en los últimos años, deberían ser recuperados y preservados. Lo mismo que las experiencias que se han producido en el ejercicio del derecho de acceso, así como la jurisprudencia en ciernes que podría conformarse con el contenido y alcances de las resoluciones relevantes del IFAI. Los aspectos relevantes y recuperables del diseño institucional y legal en la materia, constituyen el punto de partida para relanzar el proceso de apertura infor-

mativa de los poderes públicos en relación con la información y los documentos que se encuentra bajo su resguardo. Esta fase del proceso de apertura informativa podría considerarse como la fase de la Transparencia 1.0, en la que el ejercicio del derecho de acceso se agota en la recepción de la información por parte de quienes la solicitan o en la difusión de información por disposición legal. En una perspectiva de largo aliento, el proyecto de reformas constitucionales presentado por Enrique Peña Nieto, Presidente Electo, dirigidas a fortalecer las capacidades del IFAI con el objeto de tutelar de manera más efectiva el derecho de acceso a la información, debería comprender además, como mínimo, el establecimiento de facultades para sancionar a quienes transgreden la ley, una ampliación de la nómina de los sujetos obligados, así como la unificación de los procedimientos de acceso, para que en efecto el IFAI tenga el carácter de última y definitiva instancia en la materia. De esa manera, se podría consolidar el proceso iniciado hace diez años, para entonces dar paso a una nueva fase, que a nivel internacional se ha denominado como gobierno abierto (open goverment). Bajo el enfoque de gobierno abierto, sería posible acceder no sólo a los documentos en posesión de las autoridades, sino ahora también, y de manera más fácil, dado el uso intensivo de las nuevas tecnologías, a las bases de datos, y con ello a la posibilidad de conjugar la información de archivos informáticos, lo que permitiría disponer de mayores datos sobre el estado que guardan los procesos gu-

bernamentales, así como el desarrollo de las políticas públicas. En caso de dar los pasos necesarios en ese sentido, estaríamos cruzando el umbral de una segunda fase del proceso de apertura informativa, que ya ha empezado a denominarse como Transparencia 2.0. Una nueva estructura de oportunidades se está abriendo para impulsar y realizar las reformas institucionales y legales que permitan consolidar el proceso de apertura informativa relacionado con el reconocimiento y tutela del derecho de acceso a la información. Es necesario reconocer un hecho cierto: en materia de acceso a la información y transparencia en la coyuntura actual no se parte de cero. Del derecho de acceso a la rendición de cuentas En el contexto de la alternancia de gobierno acaecida en el 2000, se hizo posible que desde la sociedad civil (o un segmento de ella) se impulsara la creación de una Ley Federal de Acceso a la Información Pública, que en ese entonces tenía como horizonte el imperativo de abrir la presidencia imperial. Luego, a partir de ese primer impulso, se promovió la apertura de las conchas en las que históricamente se habían convertido los poderes públicos. En los tiempos que corren, sin embargo, las acciones y decisiones políticas relacionadas con el proceso de apertura informativa, con el reconocimiento y tutela cada vez más efectiva del derecho de acceso a la información y la transparencia, y en especial con las reformas institucionales y legales que es deseable acometer, es re-

El IFAI debe consolidar su carácter de órgano cuasijurisdiccional.

Foto: Cuartoscuro.

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La palabra transparencia se ha convertido en un término genérico.

comendable proyectarlas en el marco del enfoque de la rendición de cuentas. Resulta necesario evitar que el proceso de apertura informativa, actualmente fragmentado en cientos o miles de solicitudes de acceso a la información inconexas entre sí, se agote con la simple entrega o difusión de la información. Hay que establecer vasos comunicantes entre el ejercicio del derecho de acceso, el desempeño y evaluación de la gestión pública, la fiscalización de los ingresos y gastos relacionados con los recursos públicos, y el proceso periódico e integral de rendición de cuentas. De esta manera, el reconocimiento, ejercicio y tutela del derecho humano de acceso a la información no sólo se afirmaría como un factor indispensable para mejorar la relación de la autoridad con la sociedad, y para ensanchar el ejercicio y respeto de los derechos y de las libertades públicas, sino que además se volvería más evidente que se habría convertido ya en un pivote y fundamento esencial de la democracia. La ley federal se derivó de la combinación de lo posible y lo deseable en un contexto histórico determinado. A una década de distancia es evidente que las condiciones han cambiado. Por ello es preciso aprender de la experiencia acumulada y de la perspectiva comparada para consolidar los aspectos positivos del proceso, pero sobre todo: para rectificar algunas contrahechuras que han propiciado prácticas simuladoras las cuales, al mismo tiempo que obstruyen la circulación de la información gubernamental, contribuyen a desprestigiar el proceso de apertura informativa, así como a las instituciones responsables de impulsarlo. El método de las aproximaciones sucesivas ha probado su eficacia para avanzar

Foto: Cuartoscuro.

en el proceso de apertura de los poderes públicos y de los organismos políticos y sociales de interés público. Y es que en el contexto de la alternancia es evidente que ninguna fuerza política dispone por sí sola de la capacidad de modificar la Constitución, ni tampoco las leyes secundarias. Esas son las reglas de la democracia y es preciso aceptarlas. En la perspectiva del nuevo impulso de la actual agenda que ya comprende lo mismo el derecho de acceso a la información, el combate a la corrupción, como la rendición de cuentas, conviene llamar la atención sobre la necesidad de evitar la regresión en la materia. Porque esto último había empezado a manifestarse manera abierta, tanto en el gobierno federal, en las entidades federativas, y en los otros sujetos obligados, como el Congreso de la Unión. También es necesario evitar las confusiones. Enfrentar las resistencias Hay evidencias múltiples de los obstáculos y resistencias que desde diversas atalayas del gobierno federal se le han puesto al proceso de apertura informativa. No ahondaré en la cuestión. Bastará por ahora identificar la tendencia obstruccionista que se ha incubado en los comités responsable de las dependencias federales, para escudarse en la coartada de la “inexistencia de la información”, cuando se solicitan documentos que pueden revelar rasgos de ineficiencia, ilegalidad o corrupción en el cumplimiento de las funciones y en el manejo de los recursos públicos. A esa práctica ya habitual en las rutinas administrativas de los sujetos obligados del gobierno federal, se añaden múltiples intentos para imponer un cerrojazo a la

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información relacionada con las políticas de seguridad y de procuración de justicia. Una revisión a vuelapluma de los temas sobre los que han versado las resoluciones del IFAI daría cuenta de las resistencias que las estructuras gubernamentales despliegan para no entregar información pública. Pero quizás las prácticas más reacias a cumplir con el principio de la máxima publicidad establecido en el artículo 6º constitucional, se manifiestan a través de los recursos de revisión ante el Tribunal Federal de lo Contencioso Administrativo, que han interpuesto diversas dependencias, no obstante que la Ley Federal de Transparencia señala taxativamente que las resoluciones del IFAI tiene carácter definitivo e inatacable para los sujetos obligados integrados en el gobierno federal, pues sólo quienes solicitan información y no quedan satisfechos con la respuesta tienen a salvo su derecho a recurrir a la vía del amparo para inconformarse con las resoluciones del IFAI. La apertura informativa no ha sido un día de campo. Discurre de manera asimétrica y a varias velocidades. Los poderes públicos y los actores políticos han interpretado de forma muy diversa los contenidos de la narrativa constitucional. Los caminos de la transparencia se han torcido en las veredas estatales y municipales, pero también en las dependencias federales, y en especial en relación con los fideicomisos y los fondos federales. Además, las zonas grises de los sindicatos y los partidos políticos siguen blindados frente al proceso de apertura. En esa tesitura es necesario no perder la perspectiva para evitar dar saltos en el vacío o simplificar la complejidad del proceso de apertura. También resulta preciso preservar el rigor en el análisis para evitar confundir términos y no generar expectativas desmesuradas respecto de los alcances del ejercicio del derecho de acceso a la información y la transparencia. Especialmente en la coyuntura actual, en la que ha saltado al primer plano de la agenda política nacional el tema de la rendición de cuentas, y de nuevo ha vuelto a colocarse en un primer plano de la arena pública el complejo problema de la corrupción. A diez años de la creación de la Ley Federal de Transparencia y a cinco años de la reforma del artículo 6º constitucional, es necesario tener presente dónde radica el impulso inicial y el fundamento fuerte del proceso de apertura informativa. Lo anterior con el fin de vislumbrar con mayor claridad el estado que guarda éste, así como su relación con los procesos simultáneos, pero inconexos, que se desarrollan en diversos ámbitos del Estado y de los diversos órdenes de gobierno en materia de rendición de cuentas, fiscalización,


lucha contra la corrupción y evaluación del desempeño. Hay que establecer la secuencia del proceso con el objeto de identificar las semejanzas y diferencias entre los términos y procesos específicos que se han entrecruzado. Al tener una visión más clara de esta secuencia, se facilitará la identificación de los vínculos entre los procesos específicos, así como el tipo y los alcances de las reformas posibles y deseables que se requieren para avanzar en los distintos frentes abiertos en la coyuntura actual. Por todo ello es necesario aclarar que el derecho de acceso a la información, la transparencia, la rendición de cuentas y la fiscalización no son sinónimos. En el discurso, en los medios y en los debates parlamentarios se suelen utilizar estos términos de manera indiscriminada y con muy poco rigor. La palabra transparencia se ha convertido en el término genérico que sirve lo mismo para aludir al proceso de apertura, a las leyes de acceso a la información, así como a las diversas políticas públicas del gobierno federal y de los gobiernos locales para poner a disposición del público la información a la que están obligados a ofrecer por disposición legal. Reformas necesarias El derecho de acceso a la información se satisface con la entrega de las informaciones solicitadas por parte de los sujetos obligados al solicitante. La ley no va más allá. Pero con tal acción se desencadenan múltiples efectos. Por un lado, las personas solicitan información, y al hacerlo ejercen un derecho humano, que no es poca cosa en el contexto de una democracia que tienen problemas para ofrecer resultados. Por otra parte, se activa el sujeto obligado para responder a la solicitud de acceso. Con ello, las estructuras gubernamentales se ven impelidas a modificar su comportamiento burocrático y sus rutinas, para responder con base en los procedimientos y fundamentos establecidos por la ley a la solicitud que se les ha planteado. Al responder las solicitudes de acceso, el gobierno y todos los sujetos obligados se han visto en la necesidad de revisar y adecuar sus esquemas y modelos de gestión para atender las exigencias relacionadas con el derecho de acceso a la información y la transparencia. Al hacerlo, han cuestionado sus rutinas, sus enfoques, y gradualmente ha ido permeando en el servicio público un nueva paradigma sobre el ejercicio de las funciones públicas. En esa tesitura, las reformas constitucionales propuestas y las reformas legales supervinientes, deberían atender por lo menos los siguientes aspectos: 1) El IFAI debe convertirse en un órgano

constitucional autónomo. Esta exigencia fue planteada hace diez años por el Grupo Oaxaca. Entonces fueron los diputados del PRI los que insistieron en la necesidad de dejar de lado tal planteamiento para concentrarse en la redacción de una ley federal. Actualmente existen múltiples y desiguales tramas institucionales y legales en los estados y municipios. La reforma constitucional debería estar precedida por la elaboración de un estudio de impacto regulatorio. Y es que la reforma constitucional federal no implica de manera automática el ajuste de las constituciones e instituciones locales al nuevo marco de referencia constitucional. El mejor ejemplo de las dificultades que implica procesar la agenda de una reforma constitucional, que suele fijarse en los artículos transitorios, se localiza en los incumplimientos hasta ahora acumulados en relación con la reforma constitucional al artículo 6º del 2007. 2) Deben ser evaluadas y consideradas las mejores prácticas y los mejores diseños institucionales que se han desarrollado y formulado en algunos estados con notable eficacia. Por ejemplo, el IMIPE, órgano garante del estado de Morelos, tiene desde su fundación el carácter de órgano constitucional autónomo, dispone de facultades para sancionar a los servidores públicos, y en paralelo al desahogo de los recursos interpuestos para solicitar la protección del derecho de acceso, realiza el monitoreo de las páginas web de todos los sujetos obligados a difundir información sobre los temas puntuales que establece la ley, y en caso de no cumplir, está facultado para sancionarlos. El monitoreo por parte de los órganos garantes es una pieza clave para avanzar en el proceso de apertura. En la propuesta de reformas se ha omitido. Además, en Morelos, los partidos políticos son sujetos obligado directos. Y no ha habido reclamos ni intentos por parte de los representantes locales de los partidos políticos para dejar de ser sujetos obligados directos. No todas las experiencias acumuladas de los estados pueden ser evaluadas con el mismo rasero. Una ley general que no tome en cuenta estas experiencias, se convertiría en una coartada para justificar la regresión y la clausura informativa sobre temas y zonas que ya han sido expuestas al escrutinio público. 3) El IFAI debe dejar de ser la autoridad en materia de protección de datos personales en posesión de las personas físicas o morales. Actualmente ya tiene una sobrecarga de funciones que seguramente se incrementará en relación con la protección de datos personales. Es necesario crear una Agencia Estatal ad hoc para atender el tema exclusivo de los datos personales. En todo caso, el IFAI sólo debería hacerlo en torno a los datos que se encuentran en

posesión de los poderes públicos. La estructura y recursos con los que actualmente dispone le imposibilitan para hacerse cargo con solvencia de la atención de los recursos en segunda y última instancia relacionados con el derecho de acceso a la información en las entidades federativas y municipios. El problema no es una cuestión relativa al número de comisionados, sino con la dinámica y logística que implica atender tal volumen de asuntos, que además en términos de contenidos, corresponden a dos campos contrapuestos. El IFAI sería al mismo tiempo el responsable de la cara visible y de la cara oculta de la luna. Terminaría convertido en un esperpento y, obviamente, con un desempeño institucional decreciente. Bastaría con tomarse la molestia de sumar la cantidad de asuntos que ya atiende en la escala federal, con la cantidad de asuntos que atienden los órganos garantes locales, para calibrar la dimensión del problema. 4) El IFAI debe consolidar su carácter de órgano cuasijurisdiccional y resolver sólo los recursos de revisión que interpongan los quejosos en relación con las resoluciones de los órganos garantes locales. Pero para hacerlo, será necesario que en la reforma constitucional se le otorguen las facultades necesarias para que sus resoluciones tengan el carácter de obligatorias, definitivas e inatacables para todos los poderes públicos locales, y en general para todos los sujetos obligados actualmente consignados en las leyes y reglamentos correspondientes. Sin ese fundamento constitucional, la atención del universo contencioso local, se tornará un galimatías. 5) Los partidos políticos deben ser sujetos obligados directos 6) Debe establecerse taxativamente en la ley, la obligación de los poderes públicos de difundir sin que medie ninguna solicitud, la información relacionada con las transferencias de recursos públicos a los sindicatos por concepto de cuotas, prestaciones, apoyos, cláusulas contractuales, etcétera. Si los sindicatos se resisten a informar de manera directa, no hay ningún impedimento legal para que en principio lo hagan las autoridades. La temática es diversa. Las reformas son necesarias y oportunas. Háganse con rigor, sin prisas y tomando en cuenta las opiniones que ya se han puesto en circulación, más las que lleguen en el futuro. De esa manera se podrá consolidar lo logrado hasta ahora e iniciar una nueva etapa, evitando con ello tener que desfacer entuertos en el futuro.

Profesor del Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM)

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Sus principales funciones en un sistema democrático

Inteligencia competitiva en

campañas electorales Las campañas electorales, como procesos rutinarios de las democracias modernas, son cada día más competidas entre diferentes partidos y candidatos que buscan obtener la titularidad de la representación pública. En muchos casos, la diferencia entre el éxito y el fracaso en las contiendas es menor a un punto porcentual, explicándose dicha diferencia, en gran medida, por el tino y la calidad de la estrategia política implementada por los ganadores. Andrés Valdez Zepeda

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ara construir ventajas competitivas sustentables, a lo largo de una elección, se requiere echar mano de algunas herramientas propias de las ciencias administrativas, como lo es la inteligencia competitiva. Ésta es definida como el proceso de recolección, análisis y utilización de información relevante y oportuna sobre los competidores, el mercado y el contexto o entorno donde se presenta la contienda, así como, sobre aspectos de desarrollo tecnológico y científico relacionado con el área de las campañas electorales y el proceso de intercambio político voluntario, útiles para la toma de decisiones estratégicas. De acuerdo con Gilad, la inteligencia competitiva ha sido conceptualizada también como el acceso a tiempo al conocimiento de información relevante en las distintas fases de la toma de una decisión. Es –según Shrivastava y Grant– el sistema de aprendizaje sobre las capacidades y comportamientos de los competidores actuales y potenciales con objeto de ayudar a los responsables en la toma de decisión estratégica. En el presente artículo, se realiza un análisis del uso de la inteligencia competitiva en las campañas electorales y se

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describen las principales funciones que cumple la inteligencia competitiva en los procesos electorales bajo un sistema de cuño democrático. Vigilancia de los competidores Las campañas electorales exitosas se sustentan en el uso de la inteligencia competitiva, misma que posibilita no sólo avanzar sustancialmente las metas político-electorales sino, sobre todo, permite generar ventajas que ayudan a derrotar con contundencia a los opositores. Esto es posible ya que su misión central es el posicionamiento estratégico de la organización en su entorno. La inteligencia competitiva incluye la vigilancia de los competidores, el seguimiento sobre la evolución de los mercados electorales, la vigilancia tecnológica y la vigilancia del entorno. La primera incluye el conocer a los competidores actuales y futuros, saber de sus fortalezas y debilidades. La segunda implica el conocimiento profundo de los electores, de sus emociones, deseos, expectativas, problemas y necesidades, así como del conocimiento del mercado electoral. La tercera contempla las nuevas tecnologías disponibles y emergentes que existen

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en el mercado o que han sido generadas y se pueden utilizar en las campañas. Finalmente, la vigilancia del entorno implica el conocimiento de los aspectos sociales, económicos y normativos más importantes relacionados con los procesos electorales. La inteligencia competitiva cumple diferentes funciones en todo proceso electoral, por lo que toda campaña moderna debe incorporar esta herramienta como parte de su formulación estratégica, creando las condiciones estructurales para que se obtenga el mejor de sus beneficios. Las funciones más importantes de la inteligencia competitiva son las siguientes: Permite anticiparse a la competencia; detectar los cambios, por más mínimos que sean, del electorado; conocer mejor el medio o terreno en el que se desarrolla la contienda; saber acerca de las nuevas tendencias y nuevos desarrollos tecnológicos en el mercado; conocer mejor a los adversarios, detectar sus movimientos y acciones tácticas; mejorar la capacidad de respuesta; identificar, anticipar y prever riesgos presentes en el contexto electoral; diseñar e implementar estrategias más competitivas y construir un sistema de información para la toma de decisiones estratégicas y tácticas.


a) Anticiparte a la competencia La inteligencia competitiva permite saber con anticipación a su implementación, los planes y estrategias que los principales opositores impulsarán durante la contienda. Esto posibilita el poder desarticular su efecto pernicioso y anticiparse a las acciones de los competidores, de tal forma, que las posibilidades de éxito de los opositores se vean reducidas significativamente. Si se sabe con anticipación cuál es el trazo estratégico de los competidores, cuál es el plan de acción y los diferentes movimientos tácticos de los principales opositores, entonces se pueden implementar acciones anticipatorias, de tal forma que resulten irrelevantes o incluso hasta poco creativas para los electores. b) Detectar los cambios entre el electorado La inteligencia competitiva posibilita, también, el detectar los cambios, por mínimos que sean, entre los electores, sea sobre aspectos de carácter demográfico, político, económico o social. Ayuda también, a conocer, por ejemplo, cuáles son los gustos, deseos, expectativas, experiencias, simpatías y antipatías políticas de los votantes ante el nuevo contexto y circunstancia electoral. En este sentido, como termómetro, la inteligencia competitiva sirve para detectar cambios sutiles o profundos en el contexto en el que se realizará la elección, así como transformaciones coyunturales o más permanentes de la opinión pública y las preferencias electorales. c) Conocer mejor el medio o terreno La inteligencia competitiva ayuda, también, a conocer el terreno en el que se desarrolla la contienda para determinar mapas de ruta que posibiliten el éxito en las elecciones. El conocimiento del terreno electoral posibilita, además, construir ventajas competitivas que coadyuven a vencer a los adversarios, dotando de información relevante y oportuna para una mejor toma de decisiones estratégicas. El conocimiento del terreno implica, además, de contar con mapas de navegación, conocer la cultura, la historia y la idiosincrasia de los electores, así como estar al tanto de los grupos de poder y los liderazgos que inciden en la política electoral. Al respecto, Sun Tzu concedía mucha importancia al conocimiento previo del campo de batalla, de las fuerzas del enemigo y su disposición en el terreno, así como un trabajo de inteligencia efectivo. En lo particular, este estratega señalaba: La razón principal por la cual el general sabio conquista al enemigo, es el conocimiento previo. d) Saber de las nuevas tendencias tecnológicas

La inteligencia competitiva consiste en un sistema de minería de datos y de recolección de información oportuna, relevante y estratégica que permita tomar decisiones inteligentes para alcanzar los objetivos organizacionales. A través de esta herramienta, es posible detectar las nuevas tendencias, hallazgos, investigaciones científicas y nuevos desarrollos tecnológicos y dispositivos aplicables a las campañas electorales. De igual forma, se puede conocer los nuevos planteamientos estratégicos, experiencias de campañas exitosas y movimientos tácticos que generaron resultados en otras latitudes. Es decir, se debe investigar sobre lo nuevo, lo novedoso y lo moderno en el arte de ganar elecciones tanto a nivel local, nacional e internacional, tratando de incorporar dichos conocimientos y desarrollos tecnológicos para hacer más competitiva la campaña electoral. e) Conocer mejor a los adversarios La inteligencia competitiva permite, además, conocer mejor a los principales adversarios, saber sobre sus debilidades y fortalezas, sobre el origen de sus fortunas y sus relaciones; posibilita conocer sobre su pasado, su record en la función pública y sobre su nivel de vulnerabilidad, entre otras cosas. Al conocer a los adversarios es posible afinar el tino estratégico lo cual permite impulsar acciones y movimientos tácticos para evitar que los opositores obtengan un mayor número de votos, ya sea maximizando sus errores o evidenciando sus debilidades. Al respecto, Sun Tzu decía:

Elecciones: procesos intensos de persuasión.

“Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y en cien batallas no correrás peligro alguno”. Más adelante en su libro seminal, El Arte de la Guerra, agrega: La mejor estrategia consiste en confrontar tus principales fortalezas en contra de las principales debilidades del adversario. f) Mejorar la capacidad de respuesta La inteligencia competitiva posibilita mejorar sustancialmente la capacidad de respuesta, ante los embates y embestidas que realizan los adversarios. Dicho en otras palabras: a través del uso de esta herramienta estratégica es posible desarticular los ataques y actuar oportunamente para evitar un aumento de daños. Toda campaña electoral competitiva implica un frente de ataque y uno de defensa. La inteligencia competitiva ayuda también a articular una respuesta creativa e inteligente que sea parte de las estrategias no sólo de defensa, sino también de la ofensiva política. Al respecto, Sun Tzu decía: “La mejor estrategia consiste en atacar la estrategia del adversario”. Es decir, este principio de estrategia se orienta primero a conocer las estrategias de los adversarios, para luego demolérselas y así dejarlos desarmados e inofensivos. g) Identificar y prever riesgos presentes y futuros La inteligencia competitiva ayuda también a identificar y prever riesgos propios de la contienda electoral. Sí sabemos con anticipación cuáles son las cartas fuertes de los adversarios, sí sabemos cómo las jugarán y sí sabemos también sobre los tiempos y sus movimientos, entonces tendremos más posibilidades de prever los

Foto: Juan Pablo Zamora / Cuartoscuro

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ha perdurado por un espacio de tiempo suficientemente largo, incluyendo varios procesos electorales. Durante una campaña, las ventajas competitivas pueden determinar el éxito o fracaso de las mismas. Una campaña con grandes ventajas competitivas es generalmente ganadora, mientras que una campaña con débiles o escasas ventajas competitivas es una campaña generalmente perdedora. Al respecto, Sun Tzu decía: Las victorias que ganan en batalla no son debido a la suerte. Sus victorias no son casualidades, sino que son debidas a haberse situado previamente en posición de poder ganar con seguridad, imponiéndose sobre los que ya han perdido de antemano.

El conocimiento del terreno electoral posibilita ventajas competitivas.

riesgos y evitar daños por los ataques de los adversarios. Al respecto, Sun Tzu decía: Si eres capaz de ver lo sutil y de darte cuenta de lo oculto, irrumpiendo antes del orden de batalla, la victoria así obtenida es una victoria fácil. […] Hacerte invencible significa conocerte a ti mismo; aguardar para descubrir la vulnerabilidad del adversario significa conocer a los demás. h) Diseñar e implementar estrategias más competitivas La inteligencia competitiva ayuda, en suma, a diseñar e implementar estrategias electorales más competitivas que posibiliten el triunfo en la contienda, así como a mejorar el tino estratégico y la propia gestión de la estrategia. De hecho, las campañas electorales se ganan o se pierden a nivel estratégico y táctico. Es decir, la estrategia define, en gran medida, el resultado de la elección. Una campaña con estrategias inteligentes, bien implementadas y operadas seguramente será una campaña ganadora. Por el contrario, una campaña con malas estrategias, sin tino ni articulación precisa, indudablemente será una campaña perdedora. Al respecto, Sun Tzu decía: Las maniobras militares son el resultado de los planes y las estrategias en la manera más ventajosa para ganar. Determinan la movilidad y la efectividad de las tropas. i) Construir un sistema de información para la toma de decisiones La inteligencia competitiva ayuda, sobre todo, a construir un sistema de información para una toma de decisiones mucho más inteligente y oportuna. Es

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Foto: Moises Pablo / Cuartoscuro.

decir, basándose en el adagio popular que señala que “la información es poder”, la inteligencia competitiva posibilita una sistematización y disposición de información estratégica para alcanzar la titularidad del poder público, al ganar una contienda electoral. Las diferentes acciones de vigilancia ya sea de la competencia, del mercado, del desarrollo tecnológico, de la gestión del conocimiento y la vigilancia del entorno genera una gran información, misma que puede ayudar para detectar oportunidades y amenazas presentes en la coyuntura electoral. Para construir este sistema de información es necesario dedicar suficientes recursos humanos, materiales, económicos y tecnológicos, así como apoyarse en diferentes estrategias que posibiliten la obtención de dicha información. Al respecto, Sun Tzu decía: No será ventajoso para el ejército actuar sin conocer la situación del enemigo y conocer la situación del enemigo no es posible sin el espionaje. j) Construir ventajas competitivas sustentables La inteligencia competitiva permite construir ventajas competitivas sustentables que incrementan sustancialmente las posibilidades de ganar la elección. Las ventajas competitivas son aquellas ventajas que posee una organización, partido o candidato sobre otra que compite en la misma elección. Así, la ventaja competitiva es la habilidad para obtener mayor apoyo electoral que los rivales, ya que el objetivo primordial de la organización es la rentabilidad electoral. La ventaja competitiva sostenible es aquella que

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A manera de conclusión Las campañas electorales son procesos intensos de persuasión y movilización política orientados, por un lado, a ganar el voto mayoritario de los electores y, por el otro, a evitar que los opositores obtengan el triunfo en las elecciones. Es decir, implica dos grandes frentes. Uno para atraer sufragios hacia la causa propia y otros para retirárselos a la competencia. Las campañas electorales exitosas se sustentan en la inteligencia competitiva, en la que la información, el conocimiento y la tecnología se convierten en armas estratégicas indispensables para la toma de decisiones. De esta forma, la inteligencia competitiva posibilita construir ventajas, impulsar campañas de precisión y, sobre todo, conocer a profundidad a los electores, información que resulta importante para poder articular estrategia y ganar elecciones. La inteligencia competitiva posibilita el acceso a tiempo al conocimiento y la información relevante en las distintas fases de la toma de una decisión antes, durante y después de la campaña. Es un sistema de aprendizaje sobre las capacidades y comportamientos de los competidores actuales y potenciales con objeto de ayudar a los responsables en la toma de decisión estratégica y derrotar de forma contundente a los adversarios. En el área empresarial, la inteligencia competitiva se ha definido también como el proceso de obtención, análisis, interpretación y difusión de información de valor estratégico sobre la industria y los competidores, que se transmite a los responsables de la toma de decisiones en el momento oportuno (Gibbonsy Prescott). Incluye captura de informaciones, tratamiento y análisis de las mismas y el traslado de los resultados en la dirección. A página 41. ►


Los pasos de Federico Sánchez Fogarty en México

Un precursor de las relaciones públicas Resulta imperdonable que a casi 40 años de su muerte, los poquísimos que recuerdan a don Federico Sánchez Fogarty exclusivamente lo hagan por sus famosas fiestas, mientras que cientos de miles de comunicólogos, publicistas y publirrelacionistas ignoran los aportes de uno de los personajes más influyentes de la Comunicación en México durante más de 50 años. Sirva el presente ensayo como un homenaje al maestro y creador de las Relaciones Públicas en el continente. Edgar Yeman García Turincio

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i bien el término “Relaciones Públicas” fue utilizado por primera vez en un discurso pronunciado en 1882 por Dorman Eaton1, con el título “The Public Relation and the Legal profesión”2, es erróneo pensar que México –tan cercano a Estados Unidos– fuera ajeno a dicho concepto. Una muestra de ello lo vemos en el editorial del periódico capitalino La Constitución Social, fechado el 26 de octubre de 1868, donde a propósito del ferrocarril de Apizaco refiere lo siguiente: Esta administración ejerce los diversos derechos de soberanía a nombre del conquistador, el cual tiene la facultad de arreglar de una manera absoluta las condiciones de las relaciones públicas entre él y sus nuevos súbditos.3 ¡Esto es, 14 años antes del discurso del señor Eaton! Lo anterior de ninguna manera quiere decir que las Relaciones Públicas se desarrollaran en México antes que en Estados Unidos. Algunos románticos mencionan que los aztecas ya utilizaban a los pochtecas, comerciantes y espías, como publirrelacionistas del imperio, lo cual sería como confundir un chimalli (escudo azteca) con una armadura de kevlar. Es cierto que la comunicación como fenómeno humano se ha presentado desde que el hombre es hombre (en el principio fue el verbo), pero

de ninguna manera ello implica que tales actos comunicativos hayan sido “Relaciones Públicas”. Discutirlo llevaría a una discusión interminable que dificilmente aportaría claridades sobre el origen de las Relaciones Públicas en nuestro país. La primera campaña de Relaciones Públicas como tal en México, se debe a la industria cervecera apoyada por la elite dominante durante el porfirismo llamada los “científicos”. Por vez primera se observaba la segmentación del mercado, se manipulaban estereotipos, se recurría a voceros de prestigio, se hacían asuntos públicos, es decir: se creó una estrategia completa, vigorosa, bien enfocada… para destruir a la competencia, el pulque. Durante su ponencia titulada “El pulque: bebida típica del mexicano”, Mario Ramírez Rancaño4, profesor de la UNAM, aseguró que “la bebida por excelencia de los mexicanos” ha sido y será el pulque, pues siempre ha estado en su dieta. Para 1892, en el país, el 94% de los habitantes consumían esta bebida de maguey. Gracias al crecimiento de las redes ferroviarias, era posible transportar el producto sin que se descompusiera (previamente se transportaba a lomo de mula). La industria pulquera florecía en nuestro país, pero pronto encontraría un adversario para quien no estaba preparada: la industria cervecera.

Erika Granja Hernández5, historiadora de la UNAM, afirma que a finales del siglo XIX y principios del XX, la industria cervecera, apoyada por la élite “científica” de aquel entonces, emprendió una estrategia basada en argumentos a partir de los problemas sociales que acarreaba el alcoholismo (criminalidad, baja de rendimiento laboral, etcétera). En esa época, la cerveza era considerada una “bebida de moderación” e incluso había gente que señalaba que no era propiamente una bebida alcohólica. En ese momento –dice Granja Hernández–, el pulque no era considerado higiénico ni saludable, ni mucho menos nutritivo –no obstante sus bondades–. Y por el contrario, la cerveza fue estimada como aséptica porque su presentación era en botella de cristal.6 La campaña de desprestigio no paró ahí. Los detractores del pulque encontraron médicos dispuestos a despotricar contra éste. Así, lo calificaron de antihigiénico y dañino para la salud ya que, según ellos, provocaba esterilidad, epilepsia, histeria, imbecilidad y generaba problemas genéticos, entre otras cosas. La campaña mediática fue parte central de la estrategia y para implementarla utilizó principalmente dos periódicos: El País y El Imparcial. Este último creó una columna de corte amarillista titulada

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“Tragedias de Pulquería”, que solía describir hechos violentos ocurridos en los establecimientos donde se vendía la bebida y la imaginación de los autores se prestaba a ir mucho más allá de la realidad. En referencia a Tragedias de Pulquería, Alfredo Rodríguez Espinoza señala: Con gran escándalo El Im-parcial difundió la noticia de que había sido recogido en la Alameda un muchacho de doce años en completo estado de ebriedad, que no fue capaz de decir ni su nombre. Pero para mayor indignación, días después notificó que fue encontrado un niño de diez años, de nombre Agustín Ramírez quien fue Federico Sánchez Fogarty recogido por la policía de la quinta demarcación a las puertas de una pulquería donde había bebido hasta caerse.7 sar en el gran frente que representaba la Los defensores de las pulquerías no frontera sur para ellos era un tema de vital permanecen cruzados de brazos. Con- importancia, más aún cuando los alematestan a los ataques de los cerveceros, en nes se mostraban activos en la búsqueda inserciones a toda plana pagadas en los de aliados en todo el continente y en parperiódicos y en artículos “científicos”, ticular de México9, donde tenían, al menos con argumentos parecidos a los que en su desde 1914, a intensos propagandistas en día esgrimían los fabricantes de cerveza la capital del país. Los alemanes querían básicamente dos de Estados Unidos contra la Ley Seca: el pulque llena las cajas de las oficinas cosas: petróleo y un distractor para el recaudadoras de impuestos y las arcas de ejército estadunidense en su propio terrilas compañías de ferrocarriles: da trabajo torio y formalizan su intención de aliarse a miles de obreros; salva a la población a México en contra de Estados Unidos de las regiones secas, de las plagas de cuando, en 1917, el ministro de relaciones la sed y del tifus; contiene vitaminas que exteriores de Alemania, Arthur Zimmerdefienden al que lo toma del raquitismo; mann propone al presidente Carranza ayuda a la digestión de los platillos nacio- apoyo para recuperar los territorios perdidos en 1848 a cambio de luchar contra los nales casi indigeribles...8 Los resultados de esta campaña ante estadunidenses. Ante estos elementos, más la campaña la opinión pública hablan por sí mismos: en 1890 existían 1390 pulquerías, y para propagandística alemana en Europa y el deseo de posicionar a su nación como el 1903 sólo se consignaban 900. nuevo liderazgo a nivel mundial, el presidente Wilson crea el Comité de InformaEl Comité Creel En 1916, el presidente estadunidense ción Pública (CIP) bajo el decreto fechado Woodrow Wilson reconoció al régimen el 13 de abril de 1917. Wilson designó a George Creel10, un de Venustiano Carranza como el gobierno legítimo en el país. Tal reconocimiento periodista de Denver, como director incluía prebendas como la interlocución civil, en conjunto con los secretarios de y la venta de armas en exclusiva con el Estado, de Guerra y de la Marina, por lo gobierno carrancista. Este último hecho, que el grupo fue también conocido como sin duda, afectó a Francisco Villa quien el Comité Creel. Este organismo reunió decide en represalia “invadir” Estados a algunos de los hombres más talentosos Unidos y atacar al poblado de Colum- de su época, entre ellos Edward Bernays, bus en Nuevo México. En respuesta, el sobrino de Sigmund Freud y quien es presidente Wilson comisiona al general considerado el padre de las Relaciones Pershing –el mismo que comandaría las Públicas. En los hechos, el CIP era equivalente a tropas estadunidenses durante la primera guerra mundial– la captura de Villa, enco- un Ministerio de Propaganda (muy avanmienda que no pudo lograr; sin embargo, zado para la época y marcó sin duda las la estancia del ejército invasor en tierras tendencias encaminadas a pulir tácticas mexicanas refrescó sentimientos antiyan- y estrategias rumbo al siguiente conflicto quis por invasiones previas a nuestro país. mundial). Edward L. Bernays Freud era la cabeza Con la inminente entrada de Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial, pen- del Comité Creel en América Latina y

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para el caso específico de “la sección” México que duró poco más de once meses, se apoyó en Robert H. Murray quien durante años había sido corresponsal de The New York World en la Ciudad de México.11 Dentro del organigrama del Comité Creel para nuestro país figuraban Arthur de Lima, George F. Weeks, Dr. M.L. Espinoza, y J.B. Frisbie, entre otros. Ana Maria Serna12, del Instituto Mora, nos aporta una visión del contexto mediático de la época: La propaganda alemana en los diarios mexicanos tenía el propósito de generar información negativa sobre Estados Unidos para que se involucrara en un conflicto con México, distrajera sus recursos y no los concentrara en un esfuerzo bélico en su contra. Respecto a lo anterior, Yolanda de la Parra nos dice: [Hubo una] deformación de las noticias sobre la guerra hecha por El Universal y El Demócrata, con el fin de dirigir la opinión pública nacional favorablemente hacia los países beligerantes que cada uno defendía. El primero trató en todo momento y desde el mismo instante de su aparición (1 de octubre de 1916) de hacer la opinión pública mexicana favorable a los aliados y en especial a los Estados Unidos. A su vez, el segundo, con su postura germanófila trató igualmente de conseguir la simpatía nacional para las potencias centrales. Si bien el panorama informativo ya era de por sí complejo, para agravar el asunto, el 23 de marzo de 1918 se reimprimió un editorial en el Hearst de Los Angeles Examiner que había sido impreso dos semanas antes, bajo el título: “América del Norte confiesa su derrota evidente en Europa y considera anexar a México para recuperarse a sí mismo”. A los ojos de los mexicanos, no era nada raro que los gobernantes estadunidenses voltearan la vista a nuestro país con fines intervencionistas cuando tenían problemas internos. Sin duda este material fue el motor para generar una visita de los editores de los diarios más importantes de nuestro país a un “Viaje de familiarización” (fam. trip) a Estados Unidos. La función de los periodistas mexicanos era en realidad una tarea diplomática informal con la que el presidente Wilson pretendía subsanar el encono generado durante casi una década de lucha revolucionaria y una obvia manipulación propagandística para captar la atención de la opinión pública mexicana y convencerla de su buena voluntad. Algunos se referían a ella como “una comedia preparada por los agentes de Washington en que debían


desempeñar el papel del coro algunos pobres comparsas reclutados, por desgracia, en el periodismo mexicano.14 The New York Times15 publicó el 15 de junio de 1818 las incidencias de la visita de editores de periódicos mexicanos a Estados Unidos, entre ellos había futuros políticos y diplomáticos, destacando Manuel Carpio del diario La Voz de la Revolución de Mérida, Luis Tornel Olvera de El Renovador, Juan F. Urdiqui y Leopoldo Zamora del diario maderista El Liberal, José de Jesús Núñez y Domínguez de Excélsior, el carrancista Teodomiro L. Vargas (la nota erróneamente pone Margas), R. Hernández Calvo de La Libertad y muchos otros de los medios más importantes no sólo de la capital del país, sino también del interior de la República. Manuel Carpio fue el responsable de dar algunas palabras en nombre de los periodistas mexicanos ante el presidente Wilson y como parte del trabajo de relaciones públicas de los estadunidenses: Carpio suplicó al público estadunidense que se tomara la molestia de contener los artículos impresos en los periódicos en español que eran injuriosos y falsos, siempre criticando a México y su gobierno. Su petición se reforzaba con el argumento de que dichos periódicos encendían el sentimiento anti-yanqui entre el pueblo y daban la impresión de que esa era la verdadera actitud de Estados Unidos hacia México.16 Pero la relación con los medios no era la única tarea del Comité o de Edward Bernays. Larsen profundiza sobre el trabajo de Bernays como parte del Comité Creel: Su trabajo más importante en el Comité fue la concepción y ejecución de los planes para obtener la ayuda de las firmas empresariales estadunidenses. Ford, Studebaker, Remington Typewriter, Swift, National City Bank, y el International Harvester fueron persuadidas por Bernays para convertir sus sucursales en América Latina en puestos de avanzada del CIP. Folletos y otras publicaciones fueron distribuidos a los clientes. Se llenaron las ventanas con carteles y exposiciones fotográficas y la publicidad se otorgó o denegó a los periódicos de América Latina, de acuerdo con la actitud que estos demostraran hacia la guerra.17 Una visión mexicana sobre el mismo punto nos dice: La actividad y propaganda periodística no fue el único medio utilizado durante la guerra europea por los norteamericanos para tratar de inclinar la neutralidad mexicana a su favor. Aprovecharon ampliamente la estancia de ciudadanos estadunidenses en el país para extender

en México una amplia red de boicot hacia los germanos y cualquier persona que les brindara su apoyo o simpatía. Gran parte de los norteamericanos radicados en México ayudaron en la confección de las famosas “listas negras”; estas listas contenían los nombres de los comerciantes o industriales alemanes radicados en la república y de otros extranjeros, incluidos algunos mexicanos, que eran partidarios o simpatizantes de los países integrantes del bloque de los imperios centrales; es decir, era una relación de las personas o negocios no “deseables” o enemigos de los Estados Unidos a quienes debía boicoteárseles no vendiéndoles ni comprándoles ni haciendo con ellos transacción alguna.18 En tan sólo unos meses, el Comité Creel logró penetrar los medios de comunicación y los sectores comerciales y empresariales de nuestro país, convirtiéndose en una verdadera fuerza económica y de opinión lista para acorralar a aquellos que no compartían su visión. Larsen indica que el CIP contaba con una base de datos de cerca de 20 mil personas (líderes de opinión), entre ellos empleados gubernamentales, maestros

de escuela, profesionistas, comerciantes, agricultores y líderes sindicales. Al final de la guerra, la oficina en México había distribuido más de 985 mil folletos a través de sus agentes, y al menos 100 mil folletos sin pie de imprenta habían sido transmitidos a través de su inserción en paquetes de medicinas de patente.19 Por su parte, Creel en su libro How we advertised America20 señala que se contó con el apoyo de 75 mil voceros operando en 5200 comunidades y haciendo un total de 755 mil 190 discursos. Para México se emitieron por cable aproximadamente cuatro millones 433 mil palabras a los periódicos del país, se mimeografiaron más de 35 mil materiales informativos entre líderes de opinión de nuestro país, y se distribuyeron 985 mil piezas de literatura (panfletos, posters, tarjetas postales, etcétera). Cada pieza iba acompañada del Slogan: “The War: Remember, The United States Cannot Lose!” Por vez primera a nivel mundial se había constituido una “oficina de Relaciones Públicas” a nivel global que demostró de manera fehaciente lo influenciable que puede ser la opinión pública. También por primera vez se utilizaron tácticas que aún

Llamado por algunos “El Padre de las Relaciones Públicas en México”. (Tríptico “esporádico” Octubre, 1962) octubre-diciembre 2012/REVISTA MEXICANA DE COMUNICACIÓN

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El matrimonio Sánchez Fogarty Cos. (Tríptico “esporádico” Octubre, 1962)

hoy en día utilizan los expertos en Relaciones públicas (Mensajes clave, unidad de voz, etcétera).21 El Comité de Información Pública fue desintegrado oficialmente el 30 de junio de 1919 por decisión del Congreso estadunidense. Actualmente sabemos que México, sin quererlo y sin planearlo, fue un escenario de batalla fundamental en la Primera Guerra Mundial. A partir de ese momento, las relaciones públicas y sus tácticas serían un invitado permanente en los grupos de poder. El trabajo del Comité Creel no pasó inadvertido para todos, pues pocos años posteriores un joven publirrelacionista mexicano aplicaría mucho de lo utilizado en el Comité Creel al servicio de la iniciativa privada: se trataba de Federico Sánchez Fogarty. Un mexicano hace historia De padre mexicano y madre estadunidense con raíces irlandesas (llegó a México a los cuatro años de edad), Federico Sánchez Fogarty ve la luz primera en San Luis Potosí, México, en 1901. Tuvo como hermanos a Luis M. (hermano mayor) y a Enrique (menor). Con la Revolución, la familia entera se muda a la Ciudad de México. Sánchez Fogarty empieza a trabajar a los 11 años (1912), pero es a los 13 que empieza a trabajar en la que sería la empresa de sus amores: Cementos Tolteca (en ese entonces Associated Portland Cement Manufacturers). Originalmente fue taquígrafo, secretario del gerente, oficial mayor, publicista, gerente de ventas y finalmente “hombre de Relaciones Públicas”. Sin duda una trayectoria excepcional para alguien que con estudios elementales inconclusos y un curso de publicidad por correspondencia (en inglés), sería un parteaguas en la historia de las relaciones públicas en el continente.

A los 18 años, en 1919, lanzó la primera campaña publicitaria para promover el uso del cemento en todo el país y crea el famoso eslogan de la marca durante muchos años: “¡Pegue usted!” Sánchez Fogarty comprendió desde muy joven que los gremios funcionaban mejor en aquellas “nuevas carreras”, que intentar escalar de manera individual. Por ello, el 23 de octubre de 1923, con tan sólo 21 años, funda –al lado de Fernando Bolaños Cacho y José R. Pulido– la Asociación Nacional de Publicistas, institución decana de la publicidad en México y que posteriormente cambiaría su nombre a Asociación Nacional de Publicidad (ANP).22 Sánchez Fogarty comprende como nadie la fortaleza que aporta a las organizaciones la afiliación gremial23 y, por ende, forma parte de la primera Cámara empresarial en nuestro país: el Comité para propagar el uso del cemento Portland, en 1924, antecedente de la actual Cámara Nacional de la Industria del Cemento.24 En esa época, la marca de cemento número 1 en el mercado era la inglesa Gibbs, seguida de Hammer de Bélgica, pero tras tres años de trabajo continuo, Sánchez Fogarty posicionó la marca Tolteca y logró descontinuar la marca Gibbs. Para dimensionar el trabajo de Federico Sánchez Fogarty, baste decir que en 1911 la producción de cemento era cercana a las 75 mil toneladas entre las cuatro empresas participantes en el mercado y para 1915, cuatro años después, la Tolteca sólo vendió cuatro mil toneladas En 1924 se festejaba a nivel mundial el centenario de la invención del cemento en Inglaterra. Es ahí cuando Sánchez Fogarty como representante del Comité, convoca a un concurso dirigido a ingenieros y arquitectos sobre las propiedades del concreto. Resultan premiados José A. Cuevas y Ber-

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nardo Calderón y Caso en conjunto con Manuel Ortiz Monasterio, entre otros.25 Con esta inercia positiva, el año de 1925 consolidaría el inicio de una brillante carrera para Federico Sánchez Fogarty. En ese año se funda, impulsada por él, la revista Cemento cuyo tiraje para la época era algo inusitado ¡ocho mil ejemplares!26 En 1929 edita la revista Tolteca de la cual se publicaron 32 números con un tiraje de 10 mil ejemplares en su arranque y que llegaron a imprimirse 30 mil mensuales en su mejor momento. Resulta curioso que la mayor información sobre el padre de las Relaciones Púbicas en México (si no es que de toda América Latina), se encuentre en libros de arquitectura y no en manuales de comunicación o de relaciones públicas. Ello se debe, principalmente, a los registros históricos que se elaboraron en el ramo de la construcción gracias al revolucionario trabajo de Sánchez Fogarty, contra los pobres o francamente inexistentes trabajos sobre la historia de las relaciones públicas en nuestro país. En su trabajo como editor, Sánchez Fogarty comunicó a sus audiencias clave las bondades del cemento, en una época donde aún el adobe era cosa común en la industria de la construcción y el cemento era utilizado sólo en la industria del mosaico. Su labor sería de tales proporciones que no hubo prácticamente ningún arquitecto que no probara el nuevo producto, al menos en cimentaciones. Ante todo, Sánchez Fogarty entiende que el cemento no es un tema tan atractivo para la mayoría, menos aún, cuando lo vinculado a la construcción en el imaginario popular de la época corresponde a los humildes albañiles. Es entonces cuando Fogarty vincula al cemento con las artes. Ya no se trata de un material para la construcción, sino de pintura, fotografía, dibujo, poesía.27 Y por supuesto, conferencias, artículos periodísticos y edición de revistas por mencionar sólo algunas tácticas. En 1931, a raíz de la nueva cementera en Mixcoac, Sánchez Fogarty convoca en su revista a la intelectualidad mexicana de la época de la siguiente manera: Nuestra nueva fábrica de Cemento Tolteca […] es algo tan grandioso e imponente –algo tan monumental y sin precedentes por lo característica y lo moderna– que nos hemos considerado incompetentes para darla a conocer bien a todos los habitantes de México sin el concurso de artistas residentes en el país.28 Y se ofrece una suma gigantesca para la época como reconocimiento a los ganadores (siete mil pesos), que por supuesto atrae la atención de figuras consagradas


y otras nacientes del arte de nuestro país. De entre los 300 artistas participantes, destacaban nombres como González Camarena, Rufino Tamayo, Juan O’Gorman y María Izquierdo. En total se presentaron 121 pinturas, 282 fotografías y 93 dibujos que fueron examinados y valorados por el jurado (Sánchez Fogarty, Diego Rivera, el arquitecto Manuel Ortiz Monasterio y el director de la Facultad Nacional de Ingeniería Mariano Moctezuma). Como podemos ver, Sánchez Fogarty “blinda” su concurso al incluir en el jurado a un reconocido muralista y a un académico de prestigio; de esta manera, su empresa se volvía “patrocinadora de las artes, más allá de las ventas”. El concurso y la presencia que generaban en los medios y ante sus audiencias clave, no eran el fin de la campaña de Sánchez Fogarty. Se buscaba aprovechar todos los trabajos, no sólo a los ganadores. Por ese motivo se expone la totalidad de los trabajos en el Museo Cívico, alojado en el Teatro Nacional, conocido actualmente como Palacio de Bellas Artes. La exposición sólo duró 10 días en diciembre de 1931, pero según la compañía fue visitada por más de 50 mil personas, una cifra increíble incluso hoy en día.29 Resulta llamativo cómo Sánchez Fogarty utiliza las obras participantes en su campaña de RP para posicionar ante sus audiencias objetivo a Cementos Tolteca. En una época donde el mundo vivía uno de los periodos más sombríos para el empresariado por la crisis de 1929, este joven delgado, fumador y dicharachero hace a un lado su reconocido trabajo publicitario (es autor del eslogan: “¡Pegue usted!”, que usara muchos años Tolteca), crea un programa entero de Relaciones Públicas, nos lega uno de los primeros ejemplos de mecenazgo artístico en nuestro país y posiciona a Cementos Tolteca como vanguardia del movimiento funcionalista de la época y, a la larga, en ejemplo de prosperidad y orgullo nacional. Como una cuestión estrictamente anecdótica, vale la pena señalar que los ganadores del concurso fueron Manuel Alvarez Bravo en fotografía y Juan O´Gorman30 en pintura, dejando a Rufino Tamayo en segundo lugar. La primera agencia de RP El cuerpo Directivo de Cementos Tolteca aprovecha el gran posicionamiento de Sánchez Fogarty y lo nombra “ministro de relaciones exteriores” de la compañía y deja en sus manos el manejo de la imagen pública. Ello les resultaría sumamente conveniente en el periodo cardenista, cuando el nacionalismo era necesario

MODELO SÁNCHEZ FOGARTY

para sortear los cambios de aquel momento. Con su trabajo, Sánchez Fogarty logra que la gente perciba a “Tolteca” como una empresa mexicana sin serlo. En reconocimiento a su extraordinario trabajo, mantiene el puesto de gerente de Relaciones Públicas entre 1950 y 1966, año de su retiro. Contra lo que se cree, es en 1945 y no en 1949 cuando Sánchez Fogarty funda la Agencia Mexicana de Relaciones Públicas, la primera en su tipo en el país.31 Tal dato está documentado en la quinta publicación del Instituto Mexicano de Relaciones Públicas que recoge el discurso de Sánchez Fogarty con motivo de la “Primera Reunión Nacional de Relaciones Públicas” en la Ciudad de México del 29 al 31 de julio de 1965. Esta información es relevante ya que ubica la creación de dicha agencia justo en la misma temporalidad que la Segunda

Guerra Mundial, cúspide de la propaganda a nivel internacional. Es en esta agencia que se lanza “La campaña de la Libertad”, cuyo fin era promover políticas económicas de corte liberal.32 Los fondos obtenidos (nunca menciona quiénes fueron los patrocinadores) permitieron, además, publicar 11 manifiestos a seis columnas en Excélsior, El Universal, Novedades y El Popular. Posteriormente, en 1947, con la Confederación de Cámaras Industriales, durante la presidencia de Pedro A. Chapa, funda el Comité de Relaciones Públicas de la organización. Pero es en 1948, con Guillermo Guajardo Davis al frente de CONCAMIN, que el comité encabezado por Sánchez Fogarty crea un proyecto de “Principios de Acción Social”33, que serían el fundamento de la comunicación de la Confederación durante cerca de 10 años.

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En 1948, la Comisión Reguladora del Cemento se convierte en la Cámara Nacional del Cemento y se elige como presidentes a Federico Sánchez Fogarty y Jesús Barrera. Para 1951 funda la Asociación Mexicana de Relaciones Públicas junto con Juan M. Durán y Casahonda, Domingo Alessio Robles, Andrés du Bouchett, Héctor Manuel Romero y Guillermo B. Ramírez de Aguilar. En abril 20 de 1954, representa a México en Nueva York y convive con gente de la talla de Lorimer Slocum, vicepresidente de la División Internacional de Young & Rubicam; de Karl Dahlem, director de Relaciones Públicas de American Airlines y Francisco Ochoa, director de Relaciones Públicas de American Airlines en la Ciudad de México, entre otros. Hizo campaña en 1954 para La Libertad, Cía. General de Seguros. (La absorbió Seguros La Comercial. Hoy Seguros Comercial América S.A. de C.V.). Juntos pero no revueltos, es el título de un pequeño libro, compilación de las colaboraciones de Sánchez Fogarty para la Revista HOY, durante 1955. De 1956 a 1965 participa como Fundador-consejero en el Instituto de Investigaciones Sociales y Económicas, dirigido por Agustín Navarro Vázquez. En 1957 traduce y publica El Quijote. En 1962, Sánchez Fogarty inicia una fructífera relación epistolar con Henry H. West, gerente general de la Ford Motor Company en Argentina y gracias a dichas cartas34 es que ahora podemos conocer más sobre las concepciones teóricas de Sánchez Fogarty en torno a su profesión. Durante la tercera Conferencia Interamericana de Relaciones Públicas, en Santiago de Chile, Sánchez Fogarty presenta la definición de Relaciones Públicas como: El arte de planear y supervisar el trato con personas cuando forman parte de grupos numerosos y necesitamos comunicarnos con ellas colectivamente, para promover cualquier objeto en mente. Don Federico desglosa y explica su definición: “la técnica publicitaria y la técnica periodística de propaganda”, deben subordinarse a las Relaciones Públicas y agrega: [Las RP’s] son el arte de planear y supervisar el trato con personas cuando forman parte de grupos numerosos (esto es, cuando constituyen un público) y necesitamos comunicarnos con ellas colectivamente (esto es, cuando no podemos comunicarnos con ellas persona a persona) para promover (la promoción es la esencia de las Relaciones Públicas)

cualquier objeto en mente (trátese de una doctrina, de una plataforma política, de la venta de una marca de zapatos o de lo que sea).35 Reconocimiento necesario En esa época Sánchez Fogarty, admirador declarado de Earl Newsom36, señala sentirse más cercano a él que a Ivy Lee de quien, sin embargo, reconoce que fue uno de los precursores de la profesión. Ivy Lee, famoso por su declaración de principios y seguramente el primer publirrelacionista en escribir acerca de la ética de la profesión, es contemporáneo de Sánchez Fogarty quien ya conocía los códigos de ética de las asociaciones relativas al tema de Francia, Estados Unidos y por supuesto de México, lo cual posteriormente sería la punta de lanza para la creación de los códigos de las asociaciones profesionales de las Relaciones Públicas en todo el continente. Sánchez Fogarty crea un modelo de Relaciones Públicas 38 consistente en: 1) Investigación, 2) Construcción de un programa, 3) Fijar una Política adecuada (estrategia), y 4) Planificar la acción (Tácticas). En su modelo, Sánchez Fogarty separa las relaciones individuales de las relaciones públicas, las cuales para poder llevarse a cabo con éxito desde su perspectiva deben partir de la investigación y la consecuente construcción de un programa que, antes de ser transmitido por los medios masivos, deberá ser “traducido” por técnicos especializados en publicidad y periodismo. De esa manera será mas asequible para las audiencias receptoras y, por supuesto, éstas lleven impregnadas las políticas de la organización desde la conceptualización de la campaña. En octubre de 1963 fue a Denver a la IV Conferencia Interamericana de Asociaciones de Relaciones Públicas. Para entonces, Sánchez Fogarty comentaba que de 200 millones de pesos en ventas de cemento durante ese año, para Promoción (prensa y otros medios), sólo se había invertido poco más del 1%; es decir $2,250.000. En 1967, en una carta dirigida a dos articulistas de Excélsior, comenta: No conozco un solo relacionista o publicista que no esté de entero acuerdo en moralizar la propaganda comercial… En 1971, en plena guerra fría, con el ascenso de las potencias socialistas en el mundo, un apesadumbrado y anciano Federico Sánchez escribe a Guillermo Guajardo Davis: He fracasado como propagandista del capitalismo. Por qué fracasé en los treinta con una campaña que intenté promover

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como Presidente de la A.N.P. Por qué en los cuarentas fracasé con la campaña llamada La Libertad bajo la firma de mi Agencia Mexicana de R.P. Por qué en los cincuentas murió en mis manos la campaña del Comité de R.P. de la C.C.I. La Agencia Mexicana de Relaciones Públicas, originalmente ubicada en Bolívar 23, es cambiada a principios de 1970 a la calle de Praga número 60, esquina con Chapultepec, donde desde 1941 residía “Publicidad Continental S.A”, agencia fundada junto con su esposa, Magda Cos de Sánchez Fogarty y que él dirigió de 1950 a 1975. En 1970, ya en la última etapa de su vida, cambia su residencia al sexto piso del Hotel Suites Hamburgo en la colonia Juárez de la Ciudad de México y señala que, para entonces, está desligado de intereses empresariales, pues ya no representa a nadie ni a nada y que pasa la mitad de su vida en el rancho-invernadero de su esposa Magda, en Nepantla, Estado de México. Tras su muerte en 1975, inspiró al escritor Ricardo Garibay a escribir dos de sus cuentos incluidos en El gobierno del cuerpo (Joaquín Mortiz, México, 1977) Entre ingleses (aduana y Club de magistrados). La Confederación Interamericana de Relaciones Públicas destaca siempre en sus encuentros las aportaciones de Federico Sánchez Fogarty. Teóricos españoles de las Relaciones Públicas como los Barquero elogian el trabajo de Sánchez Fogarty. Los historiadores de la arquitectura en México reconocen la labor de este hombre a quien se debe, en mucho, la popularización del uso del cemento. Y, sin embargo, los comunicadores y los publirrelacionistas le hemos escatimado por años sus logros y aportaciones a nuestra profesión. No existe una cátedra sobre Sánchez Fogarty, en las escuelas se enseña historia de las relaciones públicas estadunidenses y jamás se menciona el fenómeno mexicano. Vaya este ensayo como un reconocimiento al padre de nuestra profesión y ejemplo íntegro del deber ser de un comunicador estratégico: don Federico Sánchez Fogarty. Notas

1) Vale la pena señalar que Whiteaker en su libro Publicidad y Relaciones Públicas. p.70 señala que es en 1807 cuando Thomas Jefferson acuña el concepto Relaciones Públicas; sin embargo, también hay menciones previas en diarios mexicanos al término Relaciones Públicas aunque sin la certeza de que se entiendan como las comprendemos hoy en día. 2) Mercado, Salvador. Relaciones Públicas aplicadas. p.44 3) La Constitución Social. México, DF. Diario. 26/10/1868


4) http://aunam.politicas.unam.mx/Archivo/08/ julio/080730-sal.htm (consultado en enero15 de enero de 2012) 5) http://www.prensamexicana.com/print. php?nid=5869&origen=1 6) http://www.prensamexicana.com/print. php?nid=5869&origen=1 op. cit 7) Rodríguez Espinoza, Alfredo. Tragedias de Pulquería. En revista Relatos e historias de México. P.29. año II, número 18, febrero 2010. 8) http://www.stunam.org.mx/8prensa/cuadernillos/ cuaderno31.htm Sin autor. Consultado el 15 de enero de 2012 9) Creel, en How we advertised America señala en la página 304 que durante cuatro años, los alemanes gastaron al menos 10 millones de marcos en propaganda en nuestro país y que pagaban “subsidios” a 23 periódicos por 25 mil dólares mensuales. En tanto que la sección México del CIP no subsidiaba directa o indirectamente ninguna publicación. 10) El mismo Creel señala: “Como editor de Noticias del Rocky Mountain News en Denver, Yo abogué por Woodrow Wilson a principios de 1911, y tuve correspondencia con él a lo largo de su primera administración. De camino a Nueva York en 1913, jugué un papel importante en la campaña de 1916, contribuyendo con artículos sindicados a la prensa y también publicando sobre Wilson y sus actividades”. Mock, James R. y Larsen, Cedric., Words that won the war. P.11. 11) Para Sudamérica el responsable fue el teniente F.E. Ackerman. 12) Serna, Ana María. Periodistas mexicanos: voceros de la nueva Doctrina Monroe. P. 4 y 5 historiadoresdelaprensa.com.mx/hdp/files/251.doc 13) De la Parra, Yolanda. Estudios de historia moderna y contemporánea de México. Volumen 10, documento 128. http://www.historicas.unam.mx/ moderna/ehmc/ehmc10/128.html 14) Serna, Ana María. Op. Cit. P. 7 15) The New York Times. Junio 15, 1918. 16) Serna, Ana María. Op. Cit. P. 12 17) Larsen, op. Cit p.322 18) De la Parra, Yolanda. Op.cit 19) Larsen. Op.Cit. p. 328 20) How we advertised America. Creel, George.Ed. Harper &Brothers Publishers. P. 7. 21) Sobre su experiencia en el Comité Creel, Bernays nos dice: “El trabajo que realicé para el CPI, basado en mi experiencia como agente de prensa (…) me dio la primera comprensión real del poder de las ideas como armas y las palabras como balas. Cuando regresé de la guerra, reconocí conscientemente lo que habíamos hecho para hacer “el mundo más seguro para la democracia” al intensificar la actitud de nuestro propio pueblo en apoyo de nuestros objetivos bélicos e ideales, en poner de nuestro lado a los neutrales y en reducir la moral del enemigo”. Para añadir luego: “hubo una lección básica que aprendí en el CPI (…) lo que se pudo hacer para una nación en guerra, podía ser hecho para organizaciones y gentes en una nación en paz”. Citado en: Edward Bernays, el día que se inventaron las relaciones públicas. Rey Lennon, Federico. P.46. 22) La Enciclopedia de México en su versión para PC puntualiza: Esta primera asociación que sirvió de cuna a las primeras agencias de publicidad mexicanas de corte moderno entre 1933 y 1934 (Rosenkranz Sheridan, Anuncios de México y Publicidad Organizada), fue fundada por Fernando Bolaños y, entre otros, por los empresarios Jean J. Allard, José R. Pulido, Federico Sánchez Fogarty, Edgar M. Huysmans, Humberto Sheridan, Juan M. Durán y Casahonda, Augusto Elías Riquelme, Rafael Rentería y Emilio Rosenblueth” 23) Sólo como comparativo de lo que ocurría en el mundo en el campo de las relaciones públicas, basa decir que en 1923, en Estados Unidos, el Dr. Edward L. Bernays Freud, sobrino del genial Sigmund Freud,

escribe lo que sería el primer libro a nivel mundial sobre lo que inicialmente llamó Propaganda, posteriormente ingeniería del consentimiento (1947) y finalmente Relaciones Públicas, se trataba de “Cristalizando la Opinión Pública”. 24) Los fundadores de este comité fueron los Ings Marroquín y Rivera, gerente de la Cruz Azul, el Ing. Gilberto Montiel, don Lorenzo Zambrano, don Pablo Salas y López, Federico Niggli, don Jesús Barrera, Gerald H.E. Vivian y fue presidido por Don Jaime Gurza, y asistido técnicamente por el Ing. Alberto Alvarez Macías, administrativamente por Don Raúl Arredondo y en materia de publicidad por Federico Sánchez Fogarty. http://www.canacem. org.mx/la_camara_historia.htm. (Consultada el 8 de diciembre de 2011). 25) Guillermo Cueto Vera, discípulo de Federico Sánchez Fogarty afirma que este se inspiró en un libro del arquitecto francés Le Curbousier para lanzar la revista Tolteca. 26) En ese entonces la población total del país era de alrededor de 15 millones de habitantes y los profesionistas y especialistas calificados en construcción eran verdaderamente pocos en el país. 27) Rubén Gallo e Ignacio Padilla en su libro, Heterodoxos mexicanos, califican a Fogarty de “una figura fascinante aunque totalmente olvidada” p.77 y agregan que “…Sánchez Fogarty dejó a la literatura textos maravillosos como “el polvo mágico”. Aunque él mismo nunca los vio como literatura, sino como textos publicitarios, sus ensayos son mucho más literarios que los de muchos escritores de su generación. Pienso, por ejemplo, en los estridentistas, que nunca lograron crear esa literatura empapada de modernidad que pedían en sus manifiestos. Los artículos de Sánchez Fogarty constituyen esa literatura, son meditaciones sobre el impacto de uno de los elementos más visibles y menos reconocidos de la modernidad –el cemento– en la cultura. 28) Revista Tolteca, número 20. Agosto de 1931. 29) James Oles. La nueva fotografía y cementos Tolteca: una alianza utópica. P. 141 30) En sus memorias, O’Gorman señala que la animadversión que tendría toda su vida Rufino Tamayo hacia él, se debió a que lo superó en este concurso. 31) Las Relaciones Públicas y la libre empresa. Instituto Mexicano de Relaciones Públicas. Agosto de 1965. 32) No olvidemos que Sánchez Fogarty era un filocapitalista aguerrido que no perdía ningún foro donde pudiera promover las bondades del capitalismo y la libre empresa. 33) Acerca de dichos principios, Sánchez Fogarty señala que este código sirvió para conocer, glosar y resumir las ideas de los más prominentes industriales de México. Nuestra Campaña de Acción Social en el año de 1949. P. 19. CONCAMIN. 34) Las cartas fueron reunidas y compendiadas en la Segunda publicación del Instituto Mexicano de Relaciones Públicas. 1962. Y publicadas bajo el título: Administración de Negocios y Relaciones Públicas. 35) Ibidem. P.7. 36) Earl Newsom fue el asesor estrella de Henry Ford en los primeros años del siglo XX y popularizo dos conceptos de relaciones públicas: posicionamiento y accesibilidad a los medios. 37) Diagrama extraído de: Administración y Negocios. Op.cit. pp.14 y 15. 38) Barquero, José Daniel, et. Al Dirección estratégica de Relaciones Públicas.p.183.

Profesor de Relaciones Públicas y Manejo de crisis en la UNAM y la Universidad Panamericana. Ha sido Vicepresidente Corporativo en Edelman México y Director General en Avanti Comunicación. Actualmente es Coordinador General de Comunicación Social en la COFETEL

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Inteligencia competitiva

La aplicación de esta herramienta en las campañas electorales de forma sistemática y planeada es muy novedosa, iniciándose recientemente en algunos países de América latina. Sin embargo, la vigilancia competitiva tiene muchos más años de uso en esta región. Las ventajas competitivas en una campaña electoral son cinco: la primera tiene que ver con la visibilidad social de la organización partidista o del candidato. Es decir, que lo conozcan, porque si no lo conocen no es una alternativa a elegir. La segunda es la credibilidad. Es decir, que los votantes crean en la organización y en sus candidatos, ya que la credibilidad social se ha convertido en un nuevo factor de poder. La tercera ventaja competitiva es la construcción de un liderazgo político-social, en el que la organización y sus candidatos se involucren, relacionen y comprometan con la gente para que, a su vez, la gente mantenga la atención, el interés y, sobre todo, que logre el involucramiento y compromiso de los votantes sobre los planteamientos programáticos y las acciones emprendidas por el partido y sus candidatos. La cuarta ventaja competitiva es el apoyo que los electores puedan ofrecer al partido y sus candidatos y la quinta ventaja competitiva tiene que ver con el voto o sufragio que emita el elector a favor del partido o sus candidatos. En otras palabras, las cinco ventajas competitivas en una campaña electora son: que te conozcan, que te crean, que te sigan, que te apoyen y que te voten. Bibliografía

Cohen, C. (2000). Monitoreo del entorno empresarial, inteligencia de negocios y la inteligencia estratégica: conceptos diferentes pero complementarios. Cuadernos de Inteligencia Competitiva, Vigilancia Estratégica, Científica y Tecnológica. Gibbons, P & Prescott, J. (1996). Parallel competitive intelligence processes in organisations. International Journal of Technology, Special Issue On Informal Information Flow Management, Vol. 11, nº 1-2. Gilad, B. (1992). What you don´t know, can burt you: formalizing competitive intelligence activities. Journal of AGSI. Shrivastava, P. & Grant, J. (1985) Empirically Derived Models of Strategic Decisión-Making Proceses. Strategic Management Journal, Vol. 6. Tzu, S. (1980). El Arte de la Guerra, México: Editorial Porrua Doctor en estudios latinoamericanos con especialidad en ciencia política por la Universidad de Nuevo México (USA). Académico de la Universidad de Guadalajara y miembro del SNI.

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Comunicación y democracia

Valores para la calidad

democrática

Al hablar de la calidad de la democracia, desde la perspectiva del derecho de la información, surge la necesidad de considerar la creciente participación de los medios masivos y de la sustancial transformación que su quehacer ha causado en la configuración del espacio público contemporáneo. Raúl Armando Canseco Rojano

L

as consecuencias de su intervención pueden observarse en el impacto que han tenido en el desarrollo de los procesos políticos, particularmente los que ocurren con motivo de los procesos electorales, así como en los cambios que de manera regular se realizan en las legislaciones que regulan sus actividades. Sin duda, los medios de comunicación han impactado la forma como se ha desarrollado la democracia en nuestro país. Pero sobre todo puede observarse su intervención en el creciente debate político antes, durante y una vez concluido el reciente proceso electoral federal. Para mejorar la calidad de la democracia es necesario estudiar algunos de los aspectos fundamentales implícitos en este fenómeno, tales como la intervención de los medios y la modificación de las estrategias comunicacionales en las campañas políticas; la incidencia de la cobertura mediática en la definición de las preferencias y el voto electoral; la irrupción de las herramientas de la mercadotecnia política –publicidad televisiva y encuestas– y la utilización intensiva de las campañas electorales, entre otros. De la misma forma, desde el campo de la política comparada, se han realizado acercamientos, aunque todavía incipientes, sobre el marco regulatorio que las

legislaciones electorales establecen a propósito de las campañas políticas. La calidad de la democracia se ha convertido en uno de los problemas que ha captado la atención y el interés de diversas investigaciones en torno a los sistemas políticos. En tal sentido destaca la relación entre los aspectos de la mediatización de las campañas políticas, su regulación en las legislaciones electorales y sus efectos en la calidad de la democracia. En particular, los estudios sobre la mediatización de las campañas políticas consideran que los procesos electorales constituyen uno de los momentos más importantes para observar cómo funcionan las sociedades democráticas, pues es durante esa etapa cuando se conjuntan en un mismo espacio los partidos políticos, mismos que muestran sus propuestas en el intento de ganarse al electorado y llegar al poder político. Toda la sociedad se ve inundada por la promoción partidista y en muchas ocasiones participa de manera activa en el proceso, ya sea señalando sus preferencias electorales o emitiendo sus opiniones de manera franca y abierta respecto de las propuestas emitidas por las fuerzas políticas. Un factor importante en esta dinámica sociopolítica lo constituyen los medios de comunicación masiva no sólo al servir

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de vehículos para el pronunciamiento de los partidos en su intento por ganar la preferencia del electorado, sino también al funcionar como las ventanas a través de las cuales la sociedad demuestra sus opiniones sobre las propuestas políticas. Como consecuencia de ello, se ha observado una inevitable y creciente mediatización en el desarrollo de las contiendas electorales. Una prueba de ese incremento de la mercadotecnia política en el proceso electoral de 2006, fue la libre spotización, sujeta al mejor postor, que tras ser considerada una condicionante de los resultados electorales, dio pauta a la reforma electoral de 2007. En el reciente proceso electoral federal de 2012, tales reformas se pusieron a prueba. A reserva de un análisis más profundo, podemos observar que, por una parte, las campañas se caracterizaron por un abuso en el número de spots proselitistas, pues sumaron 17 millones repartidos entre dos mil 300 estaciones de radio y televisión, en lapsos diarios de 18 horas, con un promedio de 96 spots al día por estación difusora. Esta cantidad no significó una mejora en la información proporcionada por los partidos políticos; más bien evidenció el empobrecimiento del mensaje electoral que no necesariamente se tradujo en mayor identificación de los ciudadanos con alguna de las op-


ciones políticas o en mayor información para inducir la preferencia del votante. Por otra parte, y ante las restricciones para adquirir tiempos en los medios, los partidos políticos buscaron mayor exposición en los segmentos informativos aprovechando todos los recursos a su alcance: aparición en noticiarios, gacetillas, participación en programas de entretenimiento, entrevistas casuales, infomerciales, etcétera. El propósito era darle la vuelta a la prohibición de comprar tiempo en los medios masivos y a la disposición de que la propaganda debería tener un carácter institucional y no incluir nombres, imágenes, voces o símbolos que pudieran implicar promoción personalizada de cualquier servidor público. Con ello se dio paso a una simulación en la difusión de propaganda. El aumento en los gastos de Comunicación social de los gobiernos del DF y el Estado de México parecen moverse en ese sentido. Aun cuando todavía estaría por comprobarse plenamente que las televisoras, principalmente, pudiesen haber recibido una contraprestación por la mayor exposición de determinados candidatos, la posibilidad de que exista, termina con la equidad mediática pretendida con la reforma de 2007. Dimensiones del análisis Para los votantes, la spotización representó un hartazgo debido a la sobreexposición en medios de propaganda electoral del IFE y de los partidos. Cabría preguntarse si con las reformas actuales y las que vengan, ¿mejora la calidad comunicacional de los procesos electorales? ¿Se contribuye a la profundidad del debate político? ¿Se proporciona al elector información útil y necesaria para la definición de su voto? La respuesta a estas interrogantes darán sentido a la búsqueda de calidad en la democracia. Responder tales preguntas obligan a considerar varias dimensiones. Para que una sociedad se pueda considerar democrática, es necesario que exista sufragio universal; elecciones libres, competitivas, recurrentes, correctas; pluralidad de opciones partidistas; diferentes y alternativas fuentes de información. Bobbio agrega la existencia de “un marco establecido de reglas de procedimiento” y la garantía del derecho de la libertad de opinión. Dahl, por su parte, añade como elemento complementario a la libertad de expresión y la disponibilidad de información alternativa. Considerar la importancia de la libertad de opinión y la disponibilidad de acceso a información alterna, implica necesariamente a los procesos de comunicación

Mediatización de las campañas electorales.

política que están ligados a los medios masivos de comunicación. En concordancia con estos autores, la decisión electoral y la participación establecen su condición democrática sobre la base de la existencia de la libertad de expresión y el acceso irrestricto a fuentes alternativas de información. Podemos afirmar que la calidad de la democracia depende directamente de la medida en que los ciudadanos alcancen el mayor y más igualitario nivel de información posible. Por tanto, el nivel de acceso a los recursos políticos cognitivos garantizaría no solamente la posibilidad de que el electorado pueda tomar decisiones políticas informadas, sino que constituye un indicador de la igualdad política, entendida ésta como una de las dimensiones sustantivas de la calidad democrática. Los científicos sociales tenemos por delante la tarea de emprender líneas de investigación en torno a la cobertura mediática de los actores políticos en los procesos electorales, la intervención de la publicidad política, las encuestas en las campañas políticas y, sobre todo, el marco regulatorio de las campañas mediáticas en las legislaciones electorales. Todo ello para poder proponer indicadores reales y concretos sobre cómo establecer el parámetro entre los medios de comunicación y la calidad de la democracia. Estos indicadores serán válidos para que, desde el derecho de la información, se puedan establecer pautas para un nuevo marco jurídico efectivo encaminado a regular los medios y su participación en los procesos políticos. Hay consenso sobre la necesidad de generar una nueva y efectiva ley para los

Foto: Isaac Esquivel / Cuartoscuro

medios de comunicación. La discusión ahora será acerca de qué tipo de marco jurídico es el que deberá construirse para garantizar la existencia de contrapesos y la diversidad de la expresión política. Una democracia no puede funcionar y estar informada sólo por unos cuantos. Es responsabilidad del Estado generar las condiciones para que exista pluralidad de voces y diversidad de empresas comunicativas. En una nueva ley en la materia deben contemplarse límites a la concentración de los medios; reglas claras para su operación y para su intervención en los procesos políticos, especialmente en las campañas electorales. Asimismo debería considerar la responsabilidad de los medios de Estado, en su afán de transparencia y democratización. Todo lo anterior conlleva una búsqueda por institucionalizar los procesos de vigilancia y seguimiento de la ley en el mismo terreno, los cuales deben ser transparentes y abiertos al escrutinio público. Concluimos con una idea central de la democracia expresada por Bobbio: El Estado democrático es el imperio de la ley, ya que ésta regula las libertades y los derechos y equilibra las desigualdades. En el sistema de los medios, sin embargo, es evidente que existe una gran desigualdad. Esta realidad nos lleva hacia la propuesta necesaria de solución, mediante la apertura del espectro radioeléctrico. Abrir el abanico de opciones ofrecerá la tan necesaria pluralidad que debe brindarse a la sociedad.

Profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa.

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Exploración y comunidad Tres proyectos en Internet que ejercen la práctica ética

Hoy probablemente el detalle más sensible respecto a la Internet sea la privacidad y el respeto al derecho del usuario a mantener y a compartir sus datos con quien estime pertinente y para los usos lícitos que mejor considere. Iniciativas como SOPA, PIPA, ACTA, Ley Döring, entre otras más, son a la vez muestras y avisos de lo que puede suceder si tratamos de conducir hacia adelante manteniendo la mirada en el retrovisor. Por ello es justo que esa ética basada en un ideal de construcción compartida y comunitaria, se vuelva más que necesaria. Alejandro Ocampo* / Octavio Islas**

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l término ética –refiere Aranguren1– procede de un vocablo griego con dos sentidos fundamentales: el primero y más antiguo alude a residencia o morada.2 Después, la acepción alcanzó a los pueblos y a los hombres con referencia a sus regiones y lugares de origen. Posteriormente, en tiempos de Aristóteles (384-322 adc), el término ética se aplicó ya no a cuestiones externas, sino al “lugar que el hombre porta en sí mismo, de su actitud interior, de su referencia a sí mismo y al mundo”.3 Esta concepción, sin embargo, continuaría cambiando con el paso del tiempo. El segundo sentido, ciertamente más difundido, es el concebido en la tradición filosófica aristotélica. La acepción fue adentrándose cada vez más en el hombre hasta que llegó a identificarse ética con carácter o modo de ser plenamente humanos, y entonces: Lo ético comprende, ante todo, las disposiciones del hombre en la vida, su carácter, sus costumbres y, naturalmente, también lo moral. En realidad se podría

traducir por “modo o forma de vida”en el sentido hondo de la palabra.4 En años recientes, las llamadas Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (NTIC) abrieron las posibilidades a un universo completamente nuevo y, por lo mismo, inexplorado. Ello, sin embargo, de alguna manera se había vivido ya con la aparición y el desarrollo de determinados medios de comunicación de masas, como la televisión, la radio y el cine. Pero la descentralización, la menor verticalidad, la mayor adaptabilidad y la posibilidad de las personas de colaborar en su construcción, han disfrutado a Internet y sus tecnologías asociadas de sus predecesoras por una razón fundamental: el centro ahora es el usuario, no concebido ya como audiencia. En su libro La Tercera Ola (1979), Alvin Toffler, destacado futurólogo estadunidense, anticipó la decadencia de los medios masivos, el advenimiento de los medios desmasificadores y de nuevos actores comunicativos: los prosumidores. La cuestión, empero, es que por su propia dinámica, ciertamente mucho más compleja

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y de índole colaborativa, nos enfrentó a una incertidumbre desesperada y desesperante, pues teníamos una herramienta pero no sabíamos (¿ya sabemos?) qué hacer con ella: redescubrimos en nuestro propio quehacer, a una escala micro, la relación ciencia-tecnología, siempre incompleta: De hecho se puede decir que la tecnología es una constante de las sociedades humanas y la ciencia no lo es. Es un tipo de conocimiento que puede aparecer o no. La ciencia tiene un carácter de abstracción mayor, una mayor vocación de generalidad, una perenne pretensión de dar leyes que hablen de regularidades más generales que las ofrecidas por la tecnología. Ésta por su parte, se basa fundamentalmente en el aprovechamiento de habilidades, mientras que la ciencia lo hace en búsqueda de leyes normativas que se han llamado, por lo general, nomológicas.5 Como señala Morin6, el siglo XX demostró ser el periodo de la impredecibilidad del futuro: nos ha hecho enfrentar, desde nuestro racional estado humano que busca estabilidad, las incertidumbres


de nuestras propias creaciones y acciones. Nos ha vuelto conscientes de los efectos a largo plazo y de la fatal responsabilidad que acarrea nuestro actuar cotidiano. Ello, sin embargo, no puede llevarnos a la melancolía que inmoviliza, sino de hecho a un estado más libre, más consciente y, por ende, más creativo. La Internet es acaso un elocuente caso de tal dinámica, esto es: si bien en una realidad desencantada (¿en proceso de reencantamiento?) y en ocasiones descorazonadora, es justo en la construcción de la Internet donde pueden descubrirse atisbos de una nueva forma de entender esa libertad creativa. De ahí que hemos visto resurgir al concepto de ética en su sentido más amplio, más profundo y más original, es decir: en su segunda acepción, en la de ser más humanos. Esa concepción de ética, pues, nos ha demostrado ser la guía más útil, menos insegura y más gratificante para enfrentarnos a esa realidad desconocida que, paradójicamente, nosotros mismos desencadenamos. Hemos entendido, no sin borracheras morales de por medio, que la excesiva necesidad de certeza concretizada en puntualísimos métodos de control resultan justo en lo opuesto, que son sólo ilusiones que inmovilizan e insultan nuestra propia dignidad: El deseo de aniquilar la Incertidumbre puede parecernos como la enfermedad misma de nuestras mentes y toda dirección hacia la gran Certeza no podría ser más que un embarazo psicológico. El pensamiento, entonces, debe encaminarse y aguerrirse para afrontar la incertidumbre. Todo aquello que implica oportunidad implica riesgo y el pensamiento debe diferenciar las oportunidades de los riesgos, así como los riesgos de las oportunidades. El abandono del progreso garantizado por las “leyes de la Historia” no es el abandono del progreso sino el reconocimiento de su carácter incierto y frágil. La renuncia al mejor de los mundos no es de ninguna manera la renuncia a un mundo mejor.7 En efecto, la comprensión de esta incertidumbre se materializa en la repetición de patrones del pasado para situaciones nuevas, particularmente para todo aquello formado en un modelo anterior. El uso y aprovechamiento de la Internet es acaso el botón de muestra más representativo de esa dinámica. Vivir la tecnología con ausencia de ciencia produce un vacío terrible; el problema, sin embargo, no está en el miedo en sí, ni siquiera en su superación, sino en continuar haciendo lo mismo sin explorar las posibilidades de esa nueva herramienta. Para decirlo con McLuhan: “conducir el coche hacia adelante mirando

el retrovisor”, lo cual es ciertamente la peor de las actitudes posibles, pues al final la herramienta será tan poco útil como ética; es decir, innecesaria por no representar un elemento que permita hacer las cosas mejor, más rápido y dedicarnos a ser más al lado de nuestros iguales. Hay, empero, tres proyectos8 en el imaginario de “Internet 2.0” que, en medio de este mar de incertidumbre, son hoy realidades que ejercen la práctica ética (no hay que olvidar que la Ética es práctica, de ahí que el propio Aristóteles la ubicara en los saberes sobre lo que sería bueno que hubiera, lo que debería de ser, lo que nos orienta para vivir bien) y que se ajustan a la formidable descripción de Wittgenstein sobre el concepto de valor ético, ciertamente incomprensible por definición, pero reconocible cuando se experimenta: Creo que la mejor forma de describirla es decir que cuando la tengo me asombro ante la existencia del mundo. Me siento entonces inclinado a usar frases como “Qué extraordinario que las cosas existan” o “Qué extraordinario que el mundo exista.9 Esta pista del filósofo austriaco puede sin duda convertirse en una orientación para nuestro enfrentamiento y actuación contra la incertidumbre, mientras nos ayuda a explorar y a descubrir los alcances de nuestras propias creaciones. Esos tres proyectos son el proyecto GNU, Wikipedia y Google. El proyecto GNU El proyecto GNU fue iniciado por Richard Stallman, quien pretendió crear un sistema operativo completamente libre y compatible con UNIX: el sistema GNU. El 27 de septiembre de 1983 fue anunciada la creación de GNU en el grupo de noticias net.unix.wizards. De acuerdo con lo asentado en Wikipedia, GNU es “un acrónico recursivo que significa GNU No es Unix (GNU is Not Unix)”. Puesto que en inglés gnu (en español nú) se pronuncia parecido a new, Richard Stallman recomienda pronunciarlo “guh-noo”.10 En el Manifiesto GNU 11 Stallman enunció las razones por las que decidió impulsar el proyecto GNU, entre las cuales destaca “volver al espíritu de cooperación que prevaleció en los tiempos iniciales de la comunidad de usuarios de computadoras”. Para asegurar que el software GNU permaneciera libre y todos los usuarios pudieran “ejecutarlo, copiarlo, modificarlo y distribuirlo”, el proyecto debía ser liberado bajo una licencia diseñada para garantizar esos derechos al tiempo que evitase restricciones posteriores de los mismos. La idea se conoce en Inglés

como copyleft (izquierda de autor, en clara oposición a copyright: derecho de autor), y está contenida en la Licencia General Pública de GNU (GPL). Gracias a GNU se han desarrollado avanzados programas generadores de analizadores sintácticos, intérpretes de comandos, archivos de bibliotecas, bibliotecas para Java, editores de textos extensibles y autodocumentados, compiladores para varios lenguajes, depuradores de aplicaciones, aplicaciones para PostScript y PDF, programas de edición fotográfica, ambiente de escritorio gráfico, redes descentralizadas de comunicaciones personales, diseñadas para resistir interferencias no autorizadas, implementación del conjunto de bibliotecas One Step, herramientas para programar aplicaciones gráficas, sistema para cálculos algebraicos, sistema de documentación, editor de partituras musicales, etcétera. Wikipedia Wikipedia es considerado el mayor proyecto de recopilación de conocimiento jamás realizado en la historia de la humanidad, y dio inicio el 20 de mayo de 2001. Wikipedia responde al propósito de construir un recurso básico de información en todas las áreas del conocimiento humano. De acuerdo con lo asentado en su sitio web, los principios fundamentales, conocidos como cinco pilares son: 1) Wikipedia es una enciclopedia, y todos los esfuerzos deben ir en ese sentido; 2) todos los artículos deben estar redactados desde un punto de vista neutral; 3) el objetivo es construir una enciclopedia de contenido libre, por lo que en ningún caso se admite material con derecho de autor (copyrights) sin el permiso correspondiente, 4) Wikipedia sigue unas normas de etiqueta que deben respetarse; 5) debes ser valiente editando páginas, aunque siempre usando el sentido común”.11 Wikipedia además definió las siguientes “normas sobre la calidad”: 1) Wikipedia no es fuente primaria: la información nunca debe proceder en última instancia de los propios editores. 2) Verificabilidad: todos los artículos deben incluir referencias en torno a las fuentes de las que proviene la información. 3) Las fuentes de las que proviene la información deben ser fuentes fiables.13 Google A partir del motor de búsqueda conocido como BackRud, dos estudiantes de la Universidad de Standford –Larry Page y Sergey Brin– fundaron Google el 4 de septiembre de 1998. La oferta pública inicial en Nasdq fue presentada el 19 de agosto de 2004. Según su sitio web, “el

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objetivo de Google consiste en organizar la información del mundo y hacerla accesible y útil de manera universal”.14 En el apartado “Nuestra cultura”, se afirma: Las personas son lo que realmente hacen de Google la empresa que es. Contratamos a personas inteligentes y con determinación, y anteponemos la capacidad para el trabajo a la experiencia. Aunque los Googlers compartimos nuestros objetivos y expectativas sobre la empresa, procedemos de diversos campos profesionales y entre todos hablamos decenas de idiomas, ya que representamos a la audiencia global para la cual trabajamos. Y fuera del trabajo, los Googlers tenemos aficiones tan diversas como el ciclismo, la apicultura, el frisbee o el foxtrot. Nos esforzamos por mantener esa cultura abierta que se suele dar en los inicios de una empresa, cuando todo el mundo contribuye de forma práctica y se siente cómodo al compartir ideas y opiniones. Los Googlers no dudan en plantear sus preguntas sobre cualquier asunto de la empresa directamente a Larry, a Sergey y a otros ejecutivos tanto en las reuniones de los viernes (TGIF) como por correo electrónico o en la cafetería. Nuestras oficinas y cafeterías están diseñadas para promover la interacción entre los Googlers y favorecer las conversaciones de trabajo y los juegos.15 De acuerdo con el reciente reporte de la firma Millward Brown –BrandZTM Top 100 Most Valuable Global Brands 2012–, Google fue considerada la tercera marca más valiosa del mundo, sólo superada por Apple e IBM. El valor de la marca Google fue estimado en $107,857 $MD. En 2012, la firma Interbrand –que realiza cada año el reporte Best Global Brands, similar al referido estudio de Millward Brown– ubicó a Google como la cuarta marca más valiosa del mundo (superada por Coca Cola, Apple e IBM), estimando su valor en $69,726 $MD. Finalmente, si bien desde el punto de vista comercial Google representa todo un parteaguas, conviene resaltar que su famoso y secretísimo algoritmo de clasificación de contenidos para Internet no está basado –como lo estaban los tradicionales buscadores de finales del siglo pasado como Altavista y Lycos– en precisos robots que día y noche indizan contenidos en Internet. En realidad –y he aquí el cambio de postura fundamentalmente ética– Google determina la posición de acuerdo con su lista de resultados al número de ligas y recomendaciones extendidos desde otros sitios. Luego, independientemente de las puntualizaciones y críticas que pueden

hacerse a un sistema democrático de organización de información –uno muy bueno puede encontrarse en el libro de la filósofa francesa Barbara Cassin, Googléame–, el mayor acierto de la tecnología Google radica en no determinar el lugar que arroja una búsqueda solamente por su pertinencia con lo buscado, sino también por lo que los propios usuarios, ligas mediante, dicen de él. No es coincidencia que el eslogan no oficial de Google sea “Don’t be evil”. Palabras finales Las conclusiones más esperanzadoras son las que no implican la mirada sobre un pasado dicho, sino que se instalan a mitad de la ruta como una especie de fotografía del instante, de algo que no deja de moverse. Es posible afirmar que éste no es un caso muy distante. Hoy, si bien encontramos más conflictos en nuestra realidad planetaria, también vemos que en el ciberespacio construimos una realidad no sólo menos conflictiva, sino que muestra atisbos de una mayor solidaridad. Descubrimos el valor de un mensaje, de un tuit, de un post, de un correo electrónico, etcétera, e identificamos que aún sin conocernos personalmente, nos identificamos con ideas, ideales y aspiraciones que están más allá de quienes físicamente las emiten. Hoy tal vez el detalle más sensible respecto a la Internet sea la privacidad y el respeto al derecho del usuario a mantener y a compartir sus datos con quien estime pertinente y para los usos lícitos que mejor considere. Iniciativas como SOPA, PIPA, ACTA, Ley Döring, entre otras más, son a la vez muestras y avisos de lo que puede suceder si tratamos de conducir hacia adelante manteniendo la mirada en el retrovisor. Por ello es justo que esa ética basada en un ideal de construcción compartida y comunitaria, se vuelva más que necesaria. Hasta ahora, la historia ha demostrado que por más que algunos hayan intentado incidir con fines específicos o hasta con ciertos intereses comerciales en el ciberespacio, el usuario siempre ha logrado modificarlos y adaptar esos elementos a su propia dinámica. Así pues, sin caer en optimismos reduccionistas, es posible afirmar que la construcción siempre inacabada de ese espacio está en manos del usuario al entender que su esfera de responsabilidad va más allá de su persona, mientras pone su talento en mantener la posibilidad de que los demás continúen explorando, nutriendo y disfrutando ese gran entorno digital.

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Notas

1) Véase: José Aranguren, Ética. 2) Según Aranguren, la comprensión de morada resurge en el siglo XX a raíz de que Heidegger equiparara ontología con ética al manifestar que la ética es el pensar que afirma la morada del hombre en ser. 3) Aranguren, Ética, 21. 4) Javier Zubiri, en Aranguren, Ética, 22. 5) Ordóñez, Ciencia, tecnología e historia: relaciones y diferencias, 55-56. 6) Véase: Edgar Morin, Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. 7) Ibid, 85. 8) Estos tres sitios representan una visión puramente nuestra que consideramos representativa tanto en aspectos sociales como comerciales, pues también Internet nos ha enseñado a que no puede haber categorizaciones tan exactas; sin embargo, y afortunadamente, este tipo de proyectos abundan cada vez más y van desde cuestiones político-sociales, como Wikileaks, hasta activistas con fines muy claros, como Anonymous, sin olvidar a los sitios de ventas en las que los usuarios construyen su prestigio fundamentados en las relaciones con sus pares. La cuestión, es el empoderamiento del usuario; la posibilidad sólo suya de incidir en el proyecto y en el Internet mismo; y aunque esto podría ser una ilusión, lo cierto es que experiencias como el tsunami de Japón del año pasado, los movimientos juveniles en los países del norte de África iniciados en 2010, el movimiento #yosoy132 o el emblemático caso de la bloguera cubana Yoani Sánchez, dejan ver esa identificación y disposición fundamentada en ideas y materializada en acciones de usuarios comunes y que utilizaron estos medios como forma de hacer saber, de convocar y de organizar. 9) Wittgenstein, Conferencia de ética, 38-39. 10) Véase: http://es.wikipedia.org/wiki/GNU Fecha de consulta: 8 de octubre de 2012. 11) Disponible en: http://www.gnu.org/gnu/manifesto.es.html Fecha de consulta: 8 de octubre de 2012. 1 2 ) V é a s e : h t t p : / / e s . w i k i p e d i a . o rg / w i k i / Wikipedia:Acerca_de Fecha de consulta: 8 de octubre de 2012. 13) Véase: https://www.google.com.mx/intl/es/about/ company/ Fecha de consulta: 8 de octubre de 2012. 14) Véase: https://www.google.com.mx/intl/es/ about/company/facts/culture/ Fecha de consulta: 8 de octubre de 2012.

Bibliografía

Aranguren, José. Ética. Madrid: Alianza, 1979. Cassin, Barbara. Googléame. Bs As: FCE, 2008. McLuhan, Marshall. Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano. Barcelona: Paidós, 1996. Morin, Edgar. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. México: UNESCO, 1999. Ordóñez, Javier. Ciencia y tecnología e historia: relaciones y diferencias. México: Ariel-ITESM, 2001 Toffler, Alvin. La Tercera Ola. Bogotá: Edinal, 1981. Savater, Fernando. Invitación a la ética. Barcelona: Anagrama, 1998. Wittgenstein, Ludwig. Conferencia de ética. Barcelona: Paidós, 1989.

*Doctor en Estudios Humanísticos y director de la Carrera en Ciencias de la Comunicación en el ITESM Campus Estado de México. **Doctor en Ciencias Sociales. Director del Proyecto Internet en el ITESM.


La rendición de cuentas es un proceso inacabado

Fortalecer la Transparencia En México, el derecho de Acceso a la Información se encuentra consagrado en el artículo 6º constitucional desde su Reforma en el año de 1977:“El derecho a la información será garantizado por el Estado”. Sin embargo, fue hasta la promulgación de la Ley Federal de Transparencia que se reguló el ejercicio de este derecho, dando pie a la creación del IFAI. Así resulta relevante destacar que en 2012, el IFAI cumple su décimo aniversario, y aunque con importantes avances existen considerables desafíos. Sigrid Arzt

E

l IFAI nace para promover y difundir el ejercicio del derecho de acceso a la información; proteger los datos personales en poder de las dependencias y entidades públicas –apenas hace un año en manos de privados– y resolver sobre la negativa a las solicitudes de acceso a la información y protección de datos. Una de las mayores controversias en las que se ha visto envuelto el IFAI es a partir del cumplimiento del artículo 59 de la Ley, donde se establece que sus resoluciones serán definitivas para las dependencias y entidades de la administración pública federal. No así para los particulares quienes pueden impugnarlas ante el Poder Judicial de la Federación. En ese sentido se vuelve toral preservar la inatacabilidad y que ésta se plasme por igual para los Institutos estatales. El marco de la Ley de Transparencia aprobada tiene como ejes rectores: I. Acceso a Información: Proveer lo necesario para garantizar el acceso de toda persona a la información de los Poderes de la Unión, los Órganos Constitucionales Autónomos (artículo 1) ya que toda la información a la que refiere la Ley es pública. II. Protección de Datos Personales en posesión de instituciones públicas: Los sujetos

obligados son responsables de dar un trato y resguardo apropiados a los datos personales de los ciudadanos (artículos 20, 21 y 22) III. Transparencia: Obligación de poner a disposición de los ciudadanos información que les permita tener un conocimiento directo de las funciones, acciones, resultados, estructura y recursos asignados. (Artículo 7: Obligaciones de transparencia, a través del POT y las páginas de Internet). IV. Acceso: Derecho de los particulares de requerir información a los sujetos obligados, mediante un procedimiento detallado sin tener que probar algún interés jurídico. V. Interpretación: Si bien, el principio que debe guiar tanto la actuación de la autoridad, como la interpretación de la Ley es el de máxima publicidad (artículo 6), se dota a los sujetos obligados de las herramientas jurídicas necesarias para limitar el acceso a la información, reservada dependiendo de su naturaleza y su uso, pudiendo su publicidad en tiempo presente generar un daño (artículos 13-19). La reserva debe sustentarse en una prueba de daño. En función de tales ejes se diseñaron las demás leyes estatales. En 2008 se promovió una segunda reforma constitucional al derecho del acceso a la información y se

estableció en la Carta Magna lo siguiente: i) Los procedimientos de acceso y mecanismos de revisión serán expeditos; ii) Deberán establecerse organismos garantes especializados e imparciales con autonomía operativa, presupuestaria y de decisión, a nivel estatal; iii) Crear indicadores de gestión en materia de transparencia y rendición de cuentas; y iv) Generar, proteger y custodiar los archivos administrativos actualizados y confiables. Sin embargo, al cabo de cuatro años solamente 24 Leyes de Transparencia cumplen con el artículo 6º Constitucional y aún existen ocho estados que no han adecuado su marco normativo: Baja California Sur, Campeche, Guerrero, Estado de México, Oaxaca, Querétaro, Tlaxcala y Zacatecas. Una primera reflexión es la necesidad de que exista un marco por igual en materia de transparencia. Si no se logra que el ciudadano común ejercite de manera regular este derecho, más tiempo nos tomará el fortalecimiento de nuestra democracia. Es evidente que las entidades que no han cumplido con la Reforma del 2008, están renuentes a favorecer el derecho del acceso, y por consiguiente su gestión pública reviste de una opacidad que no contribuye al desarrollo social, político y económico de su entidad.

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De página 7.

Libertad de expresión...

Ejercer el derecho a la información pública.

En este contexto encontramos que, para la legislatura que arranca, las tres fuerzas políticas han presentado iniciativas en un tema que a todas luces se ha agotado incluso a cuatro años de la reforma constitucional. Existen más coincidencias que divergencias entre las tres propuestas. Sin embargo, lo interesante será ver del ejercicio de deliberación entre las tres fuerzas políticas qué rediseño institucional se da a partir de elevar a rango constitucional autónomo al IFAI. Por ello me gustaría plantear una segunda reflexión que a todas luces no me parece menor y que se concatena con la primera idea de los alcances de la transparencia en los Estados. El Diablo está en los detalles y una definición La propuesta del Partido Revolucionario Institucional establece que el Congreso de la Unión deberá expedir la Ley General Reglamentaria del artículo 6° de la Constitución. Se desprende que la Ley podrá ser general o reglamentaria, ya que dichos conceptos no coexisten jurídicamente y los alcances serían distintos. En una Ley General se deja a las entidades federativas y a los municipios, en el ámbito de su competencia, la regulación secundaria y con ello –tal como sucede en la actualidad– podrían existir serias disparidades en materia de transparencia. Con una Ley General no resolvemos el agotamiento al que hizo referencia el senador Alonso Lujambio. Incluso se comprobó que esto no generó un mismo estándar para los estados y municipios, y por tanto existe un abanico de leyes incompletas y en falta que cumplan con el mandato constitucional. En una Ley Reglamentaria se establecerían claramente lo que debiese ser una obligación, se federaliza el derecho al acceso a la infor-

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Foto: Enrique Ordoñez / Cuartoscuro.

mación y, siguiendo las propuestas de las fuerzas políticas, el IFAI sería más eficiente como una instancia revisora del desahogo de los recursos de las solicitudes de información a nivel estatal. Sólo así en verdad se estaría dando un paso hacia adelante en la transparencia y no simplemente un ejercicio de moda. Reconocer que la transparencia y rendición de cuentas es un proceso inacabado, que continúa enfrentando obstáculos para la consolidación de un Estado democrático, abre la oportunidad para el ciudadano a fin de ejercer a plenitud ese derecho, sobre todo con la autoridad con la que cotidianamente tiene contacto. El ciudadano debe apropiarse del derecho, y para ello debe poderlo hacer por igual en cualquier entidad ya que la información le pertenece. No necesariamente cualquier reforma en la materia atenderá los principales desafíos, entre ellos cuándo y por quiénes serán atacables las resoluciones del IFAI y bajo qué parámetros pretenderemos que los estados y municipios actúen y sean revisados. La autonomía es más que plasmar en la Constitución un nuevo párrafo: es rediseñar el ejercicio del derecho al acceso a la información para atender los vacíos existentes y eliminar los espacios de opacidad que persisten. La tarea del legislador debiese entonces concentrarse en fortalecer la transparencia para el ciudadano, donde tenga a su alcance y sin titubeos la exigibilidad de una clara rendición de cuentas que hoy sigue siendo un pendiente en varios rincones del país.

Comisionada del IFAI. Una visión ampliada del presente artículo puede leerse en la versión digital de RMC: www.mexicanadecomunicacion.com.mx

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Por el momento, sin embargo, el panorama es muy árido en materia de autorregulación: sólo se consignan 36 códigos de ética de medios mexicanos frente a poco más de tres mil 400 empresas de comunicación. Y sólo registramos un medio digital con código de ética: el de Animal político. Hasta ahora han sido medios públicos (5) las entidades que más han avanzado al incorporar la figura del defensor de la audiencia. En suma: si en el terreno de la autorregulación los medios tradicionales van a la zaga en México, nada distinto se observa en el escenario de los medios digitales. Los periodistas, la academia y los grupos sociales tenemos mucho por hacer. Fuentes

Aznar, Hugo y Villanueva, Ernesto (Coordinadores), Deontología y autorregulación informativa. UIA / UNESCO / Fundación Manuel Buendía, México DF, 2002. Aznar, Hugo, Ética y periodismo. Códigos, estatutos y otros documentos de autorregulación, Paidós, Argentina, Buenos Aires, 1999. Castells Manuel, “El poder en la era de las redes sociales”, revista Nexos, 1/09/2012. Dirección: http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article= 2102910 García Hernández Arturo, “Es un ataque a la libertad de expresión y un freno a la movilización social”, La Jornada, 13 de julio de 2012. Gómez Rodrigo y Sosa-Plata Gabriel, Los medios digitales: México, Open Society Fundation, 2012. MacGregor Judith, “La libertad de expresión en la era digital”. América Economía. Dirección electrónica: http:// www.americaeconomia.com/analisis-opinion/la-libertadde-expresion-en-la-era-digital Lara Tania, “Redes sociales y medios digitales revolucionan cobertura electoral en México”, Periodismo de las Américas. Dirección: http://knightcenter.utexas.edu/ es/blog/00-10264-redes-sociales-y-medios-digitalesrevolucionan-cobertura-electoral-en-mexico Martínez, Omar Raúl, Códigos de ética periodística en México, BUAP / Fundalex / Fundación Manuel Buendía, México DF, 2009. Villanueva, Ernesto, Autorregulación de la prensa: una aproximación ético-jurídica a la experiencia comparada, UIA y Miguel Ángel Porrúa Grupo Editorial, México DF, 2002. Liebelson Dana, “Nuevas tecnologías: desafíos actuales de la libertad de prensa”, en Red de Periodistas Internacionales. Dirección electrónica: http://ijnet.org/es/stories/ nuevas-tecnolog%C3%AD-desaf%C3%ADos-actualesde-la-libertad-de-prensa Villamil Jenaro, “Parcialmente libre, el uso de Internet en México: Freedom House”. Sitio web Homozzaping, 8 de octubre de 2012

Profesor e investigador de la UAM Cuajimalpa. Director de RMC y presidente de la Fundación Manuel Buendía, A.C.




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