Debilidad del sector público; libertad de acción para el sector privado ó viceversa…
¿y el espacio colectivo?
La historia d el y o. Centro histórico de Pasto, Colombia.
La historia del yo. Centro histórico de Pasto, Colombia.
Imagen 1: Pasto. Calle de Tunja. (actual calle 19), 1920. Fuente: Revista Credencial Historia, Edición 226, octubre de 2008. Archivo Banco de La República.
Imagen 2: Pasto: Calle de Bogotá (actual Calle 18), 1920. Fuente: Revista Credencial Historia, Edición 226, octubre de 2008. Archivo Banco de La República.
Las dos imágenes corresponden al centro histórico de la ciudad de Pasto, en Colombia, pero, el fenómeno que describe su paralelo, podría representar cualquier ciudad de características similares en Latinoamérica. La mayoría de los centros históricos de estas ciudades sufren grandes problemas por el deterioro y la perdida de calidades urbanas en donde una serie de causas y consecuencias se suman en un circulo viciado: carece de vivienda, de actividades intensas en el día y de muy poca actividad por la noche, inseguridad, deterioro de las ediAicaciones, deterioro del espacio público, problemas de movilidad vehicular y movilidad peatonal, entre otros. Pero esto no siempre fue así, por lo menos no hasta antes del siglo XX, cuando esta era la única estructura urbana consolidada. En la primera imagen podemos evidenciar todo aquello que le da carácter a la construcción de la ciudad colonial, resaltando uno de los aspectos fundamentales: la calle como espacio colectivo. Se puede apreciar la continuidad del paramento de las fachadas de las diferentes ediAicaciones, en donde la diferencia ni siquiera existe en la junta entre una propiedad y otra, que muchas veces podría ser una línea de pintura y ni siquiera, pues todas eran blancas. Esta continuidad responde a un orden implícito en la tipología constructiva de las casas de patio. Esta tipología permitía que los espacios se relacionen a través de un zaguán con la calle, de corredores con el patio y de un zaguán posterior hacia la huerta, el espacio verde y en la mayoría de los casos productivo. La suma de todas las huertas generaba un centro de manzana arborizado, que potenciaba la relación de los patios con el cielo, el aire, el sol y las vistas cercanas.
“En ambas fotos, de la misma ciudad y de época similar, la calle es pública, pero no en ambos casos un espacio colectivo.” En la ciudad descrita en esta fotograAía, la riqueza y la pobreza se muestran de las puertas para adentro, pues por fuera, todas las casas son similares. Inclusive, el portón, la puerta que limitaba con la calle, no tenia ornamentación, sin embargo, el contra-‐portón, al Ainal del zaguán y que limita con el corredor del patio de la casa, se le permitía cualquier grado de complejidad en las tallas de las mejores maderas. La silla, en la calle, demuestra que esta se utilizaba como el espacio en el cual se desarrollaban todas las interacciones sociales propias de la urbanidad del momento. En la segunda fotograAía podemos apreciar dos cambios estructurales de la ciudad colonial, el primero, el creciente espíritu republicano que desea desaparecer los cánones que propone la ciudad creada y concebida por españoles. Por eso vemos como las casas se pintan con ornamentos que simulan fachadas neoclásicas, de inAluencia francesa o inglesa en su mayoría, distinguiendo claramente una casa de otra. Esta actitud se asentará en arquitectura moderna, en donde existe un afán por resaltar: voladizos y formas complejas que aniquilaran por completo la continuidad del paramento estropeando la principal virtud estética de estas calles. El afán por la singularidad, denota una falta de sensibilidad que se traduce en sobrepasar los acuerdos comunes implícitos y preestablecidos. La segunda, la llegada del automóvil, en donde muchos ven a un par pasar en coche por las calles, que dejarán de ser de todos y ahora, serán del coche. En ambas fotos, de la misma ciudad y de época similar, la calle es pública, pero no en ambos casos un espacio colectivo.