Culturas La Vanguardia 812

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SÁBADO, 13 DE ENERO DE 2018

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¿Qué significa hoy la palabra ‘cultura’?

Sensibilidad, creación, industria, política... P.20 ‘Madona con abrigo de piel’ El amor berlinés de un represaliado autor turco P.4 Farrés Brothers Títeres para representar a Friedrich Dürrenmatt P.17 La innovación de ‘Mindhunter’ David Fincher disecciona al asesino en serie P.18 Ilustración Riki Blanco


los libros más vendidos

Semana anterior/Semana en lista N: libro nuevo en la lista

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Sábado, 13 enero 2018

Establiments consultats: Badalona Saltamartí Barcelona Casa del Llibre, La Central, El Corte Inglés, FNAC, Laie, +Bernat , TROA Garbí Girona Empúries, Llibreria 22 Lleida Punt de Llibre Sabadell Llar del Llibre Tarragona La Capona Vilafranca Odisse

Ficción castellano

Ficción catalán

1 Origen 1/13 Dan Brown, Planeta. Un profesor americano busca en Barcelona la revelación del origen del hombre 2 Patria 4/56 Fernando Aramburu, Tusquets. Dos familias vascas ven minada su relación a causa de la violencia 3 El fuego invisible 2/9 Javier Sierra, Planeta. Un joven lingüista rastrea el mito del Santo Grial en la literatura y el arte 4 Una columna de fuego 3/15 Ken Follett, Plaza y Janés. Isabel I de Inglaterra crea una red de espías para proteger su seguridad 5 Eva 6/8 Arturo Pérez­Reverte, Alfaguara. En el Tánger de 1937, Falcó brega por hacerse con un carguero 6 Más oscuro 5/3 E.L. James, Grijalbo. La historia de amor con Anas­ tasia Steele, contada por Christian Grey 7 Los pacientes del doctor García 7/10 Almudena Grandes, Tusquets. Una historia de es­ pías y nazis en el Madrid de 1946 8 Berta Isla 9/9 Javier Marías, Alfaguara. Berta Isla espera a Tom Nevinson, un espía en paradero desconocido 9 Niebla en Tánger 8/4 Cristina Pérez Barrio, Planeta. Flora Gascón viaja a Tánger para identificar a un amante enigmático 10 Indomable N/– @srtabebi, Montena. Nuevo libro de poemas de una autora que se ha hecho un nombre en Twitter

1 Origen 1/13 Dan Brown, Columna. Un profesor americano bus­ ca en Barcelona la revelación del origen del hombre 2 El noi del Maravillas 2/8 Lluís Llach, Empúries. La historia de un teatro de variedades, contada por un cantante lírico 3 Una columna de foc 3/13 Ken Follett, Rosa dels Vents. Isabel I de Inglaterra crea una red de espías para proteger su seguridad 4 Wonder 10/4 R.J. Palacio, La Campana. La película ha relanzado el célebre relato sobre el ‘bullying’ 5 Astèrix a Itàlia 5/10 Didier Conrad/Jean­Yves Ferri, Bruño. En su 37.ª aventura, Astérix y Obélix pisan la Italia antigua 6 El foc invisible 7/2 Javier Sierra, Columna. Un joven lingüista rastrea el mito del Santo Grial en la literatura y el arte 74321 –/11 Paul Auster, Edicions 62. Las vidas simultáneas de un mismo personaje a lo largo del siglo XX 8 El camí de les aigües 6/8 Carme Martí, Asterdam. La vida de la cocinera Ma­ ría Badía, evocada por una joven profesora 9 Un hivern fascinant 8/3 Joan Margarit, Proa. Poemas sobre la vida madura, sus limitaciones y sus alegrías 10 La mort i la primavera 9/3 Mercè Rodoreda, Club Editor . Nueva edición de una novela que su autora dejó inacabada

No ficción castellano

No ficción catalán

1 La alegría de cocinar 2/5 Karlos Arguiñano, Planeta. El célebre cocinero vuelca su saber de cuatro décadas entre fogones 2 Qué está pasando en Cataluña 1/5 Eduardo Mendoza, Seix Barral. El autor barcelonés clarifica desde la moderación el órdago catalán 3 Transforma tu salud 3/14 Xevi Verdaguer, Grijalbo. Qué podemos hacer para curar migrañas y dolores crónicos 4 Recetas del mundo para flipar N/– VV.AA., Espasa. Las recetas de los pequeños concur­ santes del programa de TVE ‘Masterchef Junior’ 5 Fugas 5/6 James Rhodes, BlackieBooks. El célebre pianista relata en clave íntima su última gira mundial 6 Felices 10/3 Elsa Punset, Destino. Técnicas para ser feliz espiga­ das en las distintas civilizaciones hasta hoy 7 Cree en ti 9/15 Rut Nieves, Planeta. La autora abandona la arqui­ tectura para encontrarse a sí misma en soledad 8 Sapiens –/31 Yuval Noah Harari, Debate. Una breve historia de la humanidad desde sus albores 9 Torres en la cocina –/2 Javier y Sergio Torres, Plaza y Janés. Consejos para sacar partido de los productos de temporada 10 5 ingredientes N/– Jamie Oliver, Grijabo. 130 platos fáciles y rápidos, que combinan sólo cinco ingredientes

1 Transforma la teva salut 4/14 Xevi Verdaguer, Rosa dels Vents. Qué podemos ha­ cer para curar migrañas y dolores crónicos 2 La confabulació dels irresponsables 2/4 Jordi Amat, Anagrama. Por qué el consenso entre el Estado y Catalunya ha saltado por los aires 3 La màgia de la cuina 3/4 Carme Ruscalleda, Enciclopèdia Catalana. Platos favoritos de la chef establecida en Sant Pol 4 Operació urnes 1/3 Xavi Tedó y Laia Vicens, Columna. La operación clandestina que posibilitó el referéndum del 1­O 5 El que la terra m’ha donat 5/9 Lluís Foix, Columna. El autor desgrana vivencias propias marcadas por el paso de las estaciones 6 Fer­se totes les il∙lusions posibles 6/5 Josep Pla, Destino. Dietario con anotaciones que desvelan a un autor harto del erial franquista 7 Feliços 7/5 Elsa Punset, Columna. Técnicas para ser feliz, espi­ gadas en las distintas civilizaciones hasta hoy 8 Torres a la cuina N/– Javier y Sergio Torres, Rosa dels Vents. Consejos para sacar partido de los productos de temporada 9 Summits of my life 10/5 Kilian Jornet, Ara Llibres. El gran marchador narra sus gestas subiendo montañas 10 T’ho explico a la cuina –/5 Ferran Adrià, Beascoa. Sesenta recetas fáciles y creativas para elaborar en familia

ESTA SEMANA DESTACA Las comilonas con que nos hemos regalado en estas fiestas sin duda han disparado el interés por los libros gastronómicos, boga que dura desde hace tiempo pero que todavía está repuntando . Fíjense en las tablas de títulos de no ficción. Chefs como Karlos Arguiñano y Carme Ruscalleda tienen una presencia destacada, un antiguo recetario de Ferran Adrià aún tira, y los her­ manos Torres y el incombustible Jamie Oliver conquistan también un espacio. Por si fuera poco, los chavalines de ‘MasterChef Junior’ se sitúan en cuarto lugar con ‘Recetas del mundo para flipar’. Ni que decir tiene que hay una correlación entre estas estrellas culinarias y su presencia mediática, y también pesa lo suyo que la afición a los fogones se haya generalizado hoy a todos los sexos y edades.­S.C.

antivirales Al igual que serio no es lo mismo que aburrido, trivial no es igual a irrelevante. La actualidad cultural de la semana deja detalles que nunca serán carne de titular ni se contagiarán en las redes sociales. Está comprobado que conocerlos y compartirlos mejora hasta en un 30 por ciento la conversación del que los lee. BEGOÑA GÓMEZ URZAIZ

Bandas que ensayan por Skype McCartney conoció a Lennon en un concierto que la ban­ da de este, los Quarrymen, dio en el jardín de una iglesia de Liverpool. Un amigo común les presentó. Desde en­ tonces, los relatos de cómo se formaron las bandas eran variaciones de esa historia originaria, a veces introdu­ ciendo el elemento de algún anuncio en una revista musi­ cal. Brian Ferry pidió en el Melody Maker “el guitarrista perfecto” para Roxy Music y exigía que fuese “original, creativo, adaptable, melódi­ co, rápido, lento, elegante, ingenioso, temible, estable y complicado”. Ya no. Lo más lógico ahora es que los miembros de un grupo se conozcan online, admirán­ dose las respectivas listas de Soundcloud. Así se creó Su­ perorganism (se les pudo ver en el Primavera Club), una de las sorpresas pop del año pasado, y en el que con­ fluyen músicos de Nueva Zelanda, un guitarrista de Sidney y una japonesa que estudiaba en un internado de Maine. Ahora todos viven en Londres y su primer álbum, Everybody wants to be famous, va, apropiadamente, sobre una generación en la que todo el mundo quiere hacerse célebre en internet.

#YoTambién, la novela Ni planeándolo hubiera escrito Sarah Vaughan un libro más oportuno y ligado a los acontecimientos que Anatomía de un escándalo (Roca Editorial). Uno de sus protagonistas es un joven ministro tory, un golden boy de la política al que su ex amante acusa de violación. Se publica después de que el ministro de Defensa di­ mitiese por acoso sexual y pone en relieve qué pasa cuando un depredador sexual no responde al perfil de marginación social sino todo lo contrario. Varios medios ya han dicho que es “el thriller del #Me­ Too”.


Bailando en Canaletes LaurelyHardyrecibiendounamulta delantedelaPedrera,GeneKellybai­ lando en Canaletes, Bogart y Bacall tomando unos vinos en Casa Alfon­ so… el calendario Barcelona es Holly­ wood imagina gracias a los fotomon­ tajes de Víctor Colomer qué habría pasado si todo el cine clásico se hu­ biese rodado entre el Besòs y el Llo­ bregat. Así, Anita Ekberg se habría bañadoen la fuente de la Ciutadella y Audrey Hepburn hubiera subido en Vespa por la Rambla hasta plaza Ca­ talunya. También hay una versión madrileña en el que Johnny Weiss­ muller y Maureen O’Sullivan se las ven con los leones del Congreso.

Caravaggios a precio de ganga Desde que Christie’s vendió el polémico Sal­ vador Mundi de Leonardo da Vinci por más de 450 millones de dólares hace un par de meses, tres hermanos rusos que viven en Berlín y se dedican a las falsificaciones de los grandes maestros han visto como se disparaba su ne­ gocio. Por apenas 10.000 euros, los Posin (Se­ mion, Eugen y Michael) te sacan un Caravag­ gio, un Rafael o un Miguel Ángel, listo para ex­ hibirse en el salón de cualquier oligarca (arrasan en Oriente Medio y en su país de ori­ gen). Ahora, un Botticelli o un bodegón fla­ menco tipo siglo XVII se puede disparar hasta los 20.000 porque, dicen, implica más trabajo.

Paul Otchakovsky­Laurens abría él mismo los manuscritos que llegaban, “un placer que no me quiero perder”, de Fondo de Cultura Económica (1963­1967) y director editorial de Alianza (1969­1989), además de hombre fuerte del diario El País hasta su fallecimiento en 2011. El texto que leyó en Santander figura en el recién apareci­ do volumen Javier Pradera. Itinerario de un editor, que ha coordinado Jordi Gracia para Trama, con epílogo de Miguel Aguilar. Sus páginas ilustran sobre las guadiani­ cas relaciones de Pradera con el mexicano Arnaldo Orfila, imponente responsable de FCE hasta que sus simpatías castristas le apartaron del cargo y le llevaron a fundar la editorial Siglo XXI. Los problemas con la cen­ sura franquista, las referencias de la edición de calidad internacional (Gallimard, Einaudi...), su especialidad en ensayo escorado a la izquierda o la crisis por la venta de Alianza al grupo Anaya son algunos temas abordados. Algo mayor que Pradera, con quien se veía en sus viajes a Madrid y compartía no pocas inquietudes, era José Martínez Guerricabeitia (1921­1986), director de Ruedo Ibérico, la editorial parisina del antifranquismo. Alberto Hernando recapitula la fase final de su trayecto­ ria, el intento poco exitoso de continuar su labor en democracia y en España, en el libro Ruedo Ibérico y José Martínez: La imposibilidad feroz de lo posible, que utiliza correspondencia inédita y publica Pepitas de Calabaza.

SERGIO VILA­SANJUÁN

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Semana luctuosa, la pasada, para la edición francesa. Falleció Bernard de Fallois, quien tras desarrollar una brillante carrera en grandes empresas como Hachette y Presses de la Cité, había creado en 1987, con sesenta y un años, su propio sello. Ejemplo notable, pues, de reinven­ ción personal en el llamado “tercer capítulo” de la vida, que al ser bastante larga le permitió publicar más de 800 títulos con descubrimientos sonados como el de Joel Dicker y autoras de cantera tan eminentes como la histo­ riadora Jacqueline de Romilly. Nos dejó también Paul Otchakovsky­Laurens, quien había publicado en 1978 el mítico La vida modo de em­ pleo de Georges Perec. Lo hizo con su membrete P.O.L., entonces una colección para Hachette, luego sello inde­ pendiente, luego vinculado a Gallimard, donde acogería a autores como Emmanuel Carrère o Marie Darrieus­ secq. Yo le conocí en verano del 2001 en Santander, con motivo de un encuentro sobre edición que dirigía Jorge Herralde, y donde Otchakovsky expuso cómo manejaba su empresa sin necesidad de comités de lectura ni aseso­ res: el mismo abría “cada mañana” los manuscritos que le llegaban, “un placer que no me quiero perder”. “No busco –manifestaba– libros que vendan, sino aquellos que queramos vender”. En aquel mismo encuentro cántabro participó otro referente del sector: Javier Pradera, director en España

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Editores que brillaron

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latidos


LIBROS

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Recuperación Encarcelado y censurado en varias ocasiones, el turco Sabahattin Ali, hoy icono de la resistencia para los jóvenes de su país, nos brinda su posromántica historia de amor ingrato larvada en los años cuarenta entre las calles de Berlín y Ankara. Editorial Salamandra, que ya recuperó a Sándor Marai, rescata ahora a este autor

Un existencialista turco nas que he conocido a lo largo de los años, nadie me ha causado una im­ presión tan fuerte”. Se refiere a Raif Efendi, el auténtico protagonista de la narración, un hombrecillo gris a quien él conoce relegado a tareas de traductor de alemán en una em­ presa que no se lo toma en serio, y pese a su maltrecha salud y nulas energías para luchar, es cabeza de una familia que lo explota inmiseri­ corde. El narrador, atraído por la rare­ za, el conformismo y la indolencia del personaje ya gravemente enfer­ mo, da con un cuaderno de tapas negras, lee su contenido redactado por el propio Efendi cuando en los veinte, enviado por su padre, pasó un año entero en Berlín para po­ nerse al día en las técnicas de fabri­ cación de jabones de lujo. Aquí nos enfrentamos al relato directo del joven Efendi, un posromántico en

ROBERT SALADRIGAS

Creo recordar unas palabras de Oc­ tavio Paz sobre que tanto más que un sistema de relaciones, una lite­ ratura es una historia; una historia dentro de la historia grande que es cada civilización y cada sociedad. En los últimos años la complicada historia de la literatura turca ha ve­ nido copada por la figura agiganta­ da de Orhan Pamuk, su ascensión a las alturas del Nobel mediático y las permanentes relaciones conflicti­ vas de los intelectuales con el poder político que polarizan la actualidad de la literatura que se produce a orillas del Bósforo. El caso es que, según se me ocurre, nos hemos olvidado de autores de tanta den­ sidad narrativa como Yasar Kemal. Me pregunto qué habrá sido de sus libros y por qué ya no se tra­ ducen. Se produce en mí la asociación porque acabo de disfrutar de una recuperación afortunada. El libro, Madona con abrigo de piel, fue es­ crito entre 1940 y 1941 y apareció en Turquía en 1943. Su autor era (es) un tal Sabahattin Ali, nacido en una localidad del imperio otomano que hoy pertenece a Bulgaria. Fue militante del partido socialista tur­ co, fundó y dirigió una revista satí­ rica que le hizo entrar en conflicto con el régimen del reformista Ke­ mal Atatürk por su actitud crítica, estuvo dos veces encarcelado y cuando murió en 1948, en oscuras circunstancias intentando huir clandestinamente de su país en el que se sentía acosado hasta no po­ der respirar, inmediatamente sus libros fueron prohibido, entre ellos esa sorprendente novela Madona con abrigo de piel, que no fue resca­ tada de las silenciosas garras de la deleznable tiranía del silencio has­ ta bastantes años más tarde y rei­ vindicada como un texto narrativo de primera magnitud en el marco de su época. La historia se estructura eficaz­ mente –desde la perspectiva de ahora– en tres bloques. En el inicial habla el supuesto autor del libro, el narrador (Sabahattin Ali), con estas palabras que crean expectación en el lector: “De entre todas las perso­

Un traductor de alemán se enamora locamente del autorretrato de una enigmática y hermosa artista, Maria Puder

El poeta, periodista y escritor turco Sabahattin Ali

SALAMANDRA

el tiempo de entreguerras; mien­ tras a su alrededor se va larvando la gran cruzada del fascismo europeo, él busca sus propias respuestas al hecho de vivir, a la soledad, a la ca­ rencia deilusiones,alanáuseaexis­ tencial de una generación sin atri­ butos ni metas. De pronto, un día se enamora locamente del autorretra­ to de una mujer hermosa y enigmá­ tica, una joven artista que resulta ser Maria Puder y con la que vivirá una experiencia ingrata y a la vez excitante, un amor de enorme exi­ gencia, asumido por un par de des­ creidos que buscan la consumación imposible de los sueños utópicos. En un cierto momento estallan los últimos globos de colores, la vida en versión realista se ocupará de de­ moler las ilusiones y extender el manto de infelicidad que se extien­ de hasta más allá del tiempo y la vi­ da de los protagonistas. Hay causas sociales, psíquicas, filosóficas que la literatura no puede explicar en­


LIBROS

Víctima de la política de Ataturk, huyó por la frontera búlgara a Alemania; su cuerpo se halló despeñado conspiración de silencio y em­ pieza a difundirse internacional­ mente. Tenemos la primera traducción del turco al castella­ no y “suena” bien. Tal vez sirva para que Europa recupere el interés por el estado actual de la narrativa turca al margen de Orhan Pamuk. Es fácil intuir

que en etapas de represión, sobre todo a partir del último y fracasado golpe de Estado con las feroces purgas de adversa­ rios ordenadas por Erdogan, casi por fuerza tiene que flore­ cer una narrativa pujante, com­ prometida con las tensiones del país, que por lo menos reivindi­ que el nivel de calidad alcanza­ do por Sabahattin Ali ochenta años atrás en la construcción del personaje Raif Efendi, un in­ adaptado social que se pasó la vida huyendo por miedo a mos­ trar su alma a los demás. Cierto día descubrió que había perdido la ocasión de amar, había perdi­ do para siempre a la mujer ama­ da y su alma, encarnada, irreco­ nocible, no le reportaba satisfac­ ción alguna. Estaba solo, absolutamente solo, asediado por los desafectos y la indiferen­ cia del mundo que lo rodeaba. Historia de un existencialista. Sabahattin Ali Madona con abrigo de piel SALAMANDRA. TRADUCCIÓN DEL TURCO: RAFAEL CARPINTERO ORTEGA. 222 PÁGINAS. 18 EUROS

Imagen de la capital turca, Ankara, donde sucede parte de la trama

THOMAS TRUTSCHEL/GETTY

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humana como Madona con abrigo de piel, un éxito de lecto­ res que no impidió que tras la violenta muerte de Ali sus libros fuesen retirados de las librerías. De esta manera se quisieron borrar las huellas. Quizá incluso negar que un día había existido un ciudadano llamado Sabahat­ tin Ali. Absurdo. Lo importante es que, a pesar de tantos y tan graves obstácu­ los, la novela ha sobrevivido a la

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Hoy, en Turquía, aún hay quien se pregunta cómo murió Saba­ hattin Ali y por qué tuvo que ser víctima de la violencia política. Al parecer, en 1948 la vida en Turquía se había convertido en un infierno para el poeta y pe­ riodista Ali, fiel a su ideario socialista. Optó por buscar refu­ gio en la Alemania de Adenauer y su entonces ministro de Eco­ nomía Ludwig Erhard, una tierra para él familiar que un día lo acogió. Hizo tratos con un contrabandista, Ali Ertakin, que iba a conducirlo por rutas clan­ destinas hasta el otro lado de la frontera búlgara. No llegó a cruzar la raya. Su cuerpo apare­ ció en un despeñadero. ¿Había sido ejecutado por el guía, sos­ pechoso de estar al servicio de la represión gubernamental? ¿Fue entregado a los cuerpos de segu­ ridad y no resistió la bestialidad de la tortura? ¿Tan peligrosas eran sus críticas a las activida­ des del gobierno de Kemal Ata­ turk por parte del mismo hom­ bre que poco antes había escrito una novela tan profundamente

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Una muerte misteriosa

teramente.Hayencadapersonajey en cada hecho un elemento que es irreductible a la razón y al romanti­ cismo: estamos ante la aplastante consumación del dolor, el castigo, la penitencia entendida como un acto de remisión, sin lucidez ni grandeza, en la cruel pirueta de Efendi mirando fijamente su pasa­ do tan solo veinticuatro horas antes de lo que quiera que vaya a suceder. Luego, de repente, el narrador concluye la lectura del cuaderno de Raif Efendi y volvemos a ver el rela­ to de su tragedia existencial desde fuera, a través de los ojos de Saba­ hattin Ali que lo interioriza para vi­ virlo como si realmente entre Raif Efendi y él no hubiera distancia al­ guna y, por tanto, la vida del ator­ mentado traductor de alemán ali­ mentase la suya sin reclamarle otros compromisos más allá de la empatía suscitada por el cuaderno de tapas negras. El narrador no vuelve a sentirse solo. Es una rara sensación la que te deja este libro de otro tiempo cuya historia,situadaenunaAnkarayun Berlín casi perdidos en la memoria de poco menos de un siglo conserva toda su potente credibilidad y de­ vuelve al autor, rescatado de la fosa común de la desmemoria, la condi­ ción de posmoderno que reclama a gritos que se lea lo que él quiso con­ tar en 1940, hace una eternidad. |


LIBROS

Poesía Tres epístolas de Salvador Oliva al Príncep dels poetes: atacado por los ‘soi­disants’ imparables, víctima del marxismo cultural y de la crítica ‘engagée’, reivindicado como clásico. Autor de versos que consuelan

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Carner en el país del veto

El matrimonio Carner a su llegada a Barcelona en abril de 1970 recibido por Joan B. Cendrós y Josep Maria Cadena

JULIÀ GUILLAMON

Hace unos años, en una encuesta so­ bre la influencia del doctor Joaquim Molasenlafilologíaylacríticacatala­ nas, Xavier Pla tuvo una respuesta acertadísima. Es evidente que Molas tuvounpapelmuyimportante–venía adecir–.Perolascosashancambiado ydequémanera.Puedesiraformarte a cualquier universidad de Europa (Pla se doctoró en París). Yo añadiría –pro domo mea– que puedes investi­ gar al margen de la universidad. Lodigoporqueunapartedelosde­ batesqueplanteanlasEspístolesaJo­

sep Carner de Salvador Oliva (Banyo­ les,1942)siguenlainerciadeaquellos años en los que el doctor Molas y sus discípulos controlaban la universi­ dadyEdicions62,y pocosseatrevían a contradecirles. Pero la Universitat Pompeu Fabra y los estudios de Lite­ ratura Comparada, por los que han pasado algunos de los mejores escri­ tores del momento, arrancaron en 1990. Un carneriano y ferrateriano convicto, Jordi Cornudella, ha sido el referente filológico del Grup 62 du­ rante más de una década. Jaume Coll haestadolibrandoentregasdesumo­

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Envidia cochina “Som al país del veto. És el que fem més bé. / Veto i enveja són els esports més de moda. / A la universitat –mal m’està el dir­ho, ho sé/ d’experiència– hi he llucat més d’una poda. / I us asse­ guro que som molts que n’estem tips i cuits / quan veiem que els que veten per dintre són tan buits”.

numental edición de Carner, que es una de aquellas obras que honran a una cultura y, sobre todo, a su autor. Másqueunpoemasobrelaactuali­ dad literaria, las epístolas de Oliva son un ejercicio de historia cultural. Hablan de cosas que sucedieron, pe­ ro que ya no pesan como pesaban. La excusa es la campaña que en el 2002 emprendieron contra Carner, en las páginas del Avui, los llamados impa­ rables. Sigue con un poema retros­ pectivo,enelqueexamina(alamane­ radelanovelaRetorndeCarlesCasa­ juana) la sociedad catalana de los años sesenta y setenta refractaria a Carner. Y establece un vínculo entre la cultura engagée, la literatura que se enseñaenlosinstitutosyelcatalánde TV3. Francesc Vallverdú, que fue unodeloshombresfuertesdelasEdi­ cions 62 “marxistas” estableció los criterios lingüísticos de la televisión catalana. Es uno de los que más palos recibe. La tercera epístola es la menos cir­ cunstancial y, para mí, la mejor, por­ que enfoca la validez de Carner, la proximidad de Carner: es una invita­ ción a leerlo y apropiártelo. Carner calmaeldolordelavidainútil.Elpoe­ ma parte de un pretexto insubstan­ cial,creceenelespírituyotorgaaque­ llasabiduríaquenopodrándarnunca laciencia,lareligióno lafilosofía.Oli­ va escribe un gran elogio de la forma que estimula la imaginación. Del rit­ mo y del gusto por las palabras, que entran en el lector como la luz de una super luna. El sentido del poema no es nunca evidente y nace de la con­ junción de estos factores (luz, imagi­ nación y sabiduría). En esta tercera epístola, más que en las anteriores, Oliva logra, con talento, sacar de un tema circunstancial una obra litera­ ria de envergadura. Carner sonreiría, veraneante de la vida. | Salvador Oliva Epístoles a Josep Carner QUADERNS CREMA. 102 PÁGINAS, 12 EUROS

Novela Ronja von Rönne aborda sin tapujos la nueva forma de entender las relaciones: el poliamor

Cosa de cuatro ARANCHA MARÍN

¿Es posible introducir el osado polia­ mor en una novela de alta talla litera­ ria? Puede que este sea el caso de la primera novela de Ronja von Rönne (Berlín, 1992), una bloguera alemana de25añosquehacausadoestragosen supaís.VonRönne,quesehizopopu­ lar gracias a su blog Sudelheft, es co­ lumnista del periódico Die Welt. Su estilo ingenioso y mordaz es su sello de identidad. En ese mismo tono ha escrito Ya vamos, que retrata con agudeza a la generación millennial. La autora coloca en el centro de la narración a Nora, una actriz que no

asume la muerte de su mejor amiga del instituto,Maja. La acción se inicia cuando su terapeuta se toma unas va­ cacionesylepideque,ensuausencia, escriba cómo se siente en un diario. Noracomienzarelatandosusataques depánico–loqueguardaparalelismo conlaautora,queloshapadecidopor el consumo de LSD–. Es en ese perio­ do cuando nos descubre la relación poliamorosa de la que forma parte. El argumento bucea en cuestiones que acechan a la sobrestimulada so­ ciedad actual. El aburrimiento es una constante, a la que nos acercamos a través de la protagonista. A Nora, que

ha crecido en una familia en la que predominanlossilencios,legustade­ jarsellevarporpersonalidadesdomi­ nantes que aporten algo de acción a su vida. Esto le ocurre en las dos tra­ mas que se entrecruzan, donde el pa­ sadologradesdibujarelpresente.Por una parte está el cuarteto amoroso delqueparticipa,enelquesepermite “cualquier constelación emocional y sexual” entre ellos. Por otro lado es­ tán los constantes recuerdos vividos junto a Maja, la déspota Maja, quien tenía y tiene embaucada a Nora, que sedejaempujarparaacompañarlaen sus oscuras excentricidades.

Ahora bien, lo más sorprendente del libro es la capacidad de Von Rön­ ne de trasladar los sentimientos de la narradora al lector. Quizá uno pueda pensar de primeras que es complica­ do empatizar con los miembros de una relación poliamorosa, pero la au­ tora lo logra y con nota, al mismo tiempo que aborda temas universa­ les: los celos, la ansiedad, la apatía y la soledad arman el fondo del relato. | Ronja von Rönne Ya vamos ALIANZA. TRADUCCIÓN:EDUARDOGILBERA.184PÁGINAS. 14 EUROS


Nacido en Barcelona en 1963, Mi­ quel Molina colaboró en Segre, El Periódico de Aragón y El Periódico de Catalunya antes de entrar, en 1995, en La Vanguardia, donde ac­ tualmente es director adjunto. En 2014 coordinó y prologó Musas de Barcelona, una colección de artí­ culos de distintos periodistas de La Vanguardia. Su segunda nove­ la, La sonámbula, me lleva inevita­ blemente a la primera, Una flor del mal, de 2014, por lo que tienen en común de indagación, por la fuer­ za de las obsesiones y del deseo y por la constatación de que el ver­ dadero amor se nos escapa de las manos. En La sonámbula hay una mayor voluntad de riesgo, donde lo que podría ser una farsa, con una muñeca de plástico (no olvi­ demos Los amantes de silicona o La mirada de la muñeca hinchable

La fuente del periodismo Miquel Molina es otra excelente muestra de cómo el periodismo puede llevar a la buena nove­ la, guiada por la claridad expresiva, la comunica­ ción por encima de todo y la capacidad de entre­ tener sin caer en la simple anécdota, para ir ahondando a través de una serie de motivos recurrentes. En el limitado marco barcelonés que nos traslada de la calle Bruc y la calle Còrsega, la sucesión de aventuras sexuales desemboca en una desolación que refleja la realidad del regresi­ vo progreso humano frente al orden del universo.

de Javier Tomeo), se convierte en una honda constatación de la sole­ dad de los seres humanos. Son pocos los personajes que in­ tervienen, por lo que se nos hacen fácilmente familiares, y todos gi­ ran en torno a la narradora, Marta, una mujer que debido a una lesión tuvo que abandonar su carrera co­ mo bailarina, aunque sigue fanta­ seando que es una gran artista en “un escenario que sólo existe en mi imaginación”. Si en Una flor del mal aparece el diario de Caroline Gaillard, aquí asistimos a un mo­ nólogo del que sólo más tarde des­ cubrimos quién es el verdadero destinatario. Hay una serie de ras­ gos o de motivos recurrentes que van dibujando a la protagonista. Todo empieza cuando pide la baja laboral, en principio por ansiedad pero en realidad para tomarse unas vacaciones, para tomar un rumbo inesperado cuando llama a su puerta una muchacha latinoa­ mericana para decirle que la an­ ciana del piso de abajo está agoni­

El autor Miquel Molina

zando en el baño. La asistenta le da un juego de llaves y le pide que or­ dene un poco el desastre del lava­ bo, ella, que bastante tiene con or­ denar su vida. Ya en el piso de la anciana, lo que descubre le intriga: volúmenes de astronomía, la deli­ rante historia de una sonámbula alemana, Paulina Beurely, visitan­ do el Sol y la Luna, con la que se

Intervienen pocos personajes que pronto se hacen familiares, y todos giran en torno a la narradora, Marta siente identificada, una vitrina lle­ na de venenos antiguos y, sobre to­ do, una mujer que encuentra en el interior de una habitación. Una mujer rubia que al final descubrirá que es una muñeca, inquietante­ mente parecida a ella; pero si ella, nueva Dorian Gray, a sus cuarenta y dos años, parece que tiene vein­

ARCHIVO

te, como si hubiese dejado de en­ vejecer, la muñeca tiene una ve­ rruga, celulitis, como sugiriendo que no existe pacto posible con el diablo. De entre todos los hombres y al­ gunas mujeres que entran en su vi­ da, Fidel, el hijo de la anciana, es el más misterioso, y le atrae de una forma muy especial. Él es quien le presta el telescopio y le inicia en los secretos del firmamento y es así como aprende que los meteori­ tos, a su manera, también tocan fondo, igual que el estado de áni­ mo de las personas, pero el ser hu­ mano ha ido descubriendo cómo el firmamento permanece inalte­ rable mientras a su alrededor se creaba en la Tierra un paisaje arti­ ficial, el “progreso enloquecido frente a la constancia del cielo”. Por lo mismo, la inmutabilidad de los planetas y las estrellas le hace ser consciente de lo fugaz que es la vida. Fidel le revela una forma nueva de ver el mundo, con la que se

Su vecino compra una muñeca que la madre acaba aceptando y con la que forma una poco convencional familia mana. Es así como todo va adqui­ riendo un carácter simbólico que rescata al relato de la pura anécdo­ ta sin dejar de ser enormemente divertida. | Miquel Molina La sonámbula DESTINO. 256 PÁGINAS. 18,50 EUROS.

LIBROS Sábado, 13 enero 2018

J.A. MASOLIVER RÓDENAS

Cultura|s La Vanguardia

Las catacumbas del sexo

siente identificada, pero también esconde un secreto, algo que ella trata de averiguar. Quién es la mu­ jer rubia que estaba acostada el día que murió su madre. Hasta que lo descubre. Hay aquí uno de esos juegos de identidades que ya apa­ recían en Una flor del mal. Marta es un ser doliente que vive en el desorden, con constantes líos la­ borales y amorosos. Asume con la libertad más absoluta la promis­ cuidad, y ninguna relación se rom­ pe nunca del todo. Su vida amoro­ sa “es un desierto con oasis que son espejismos”, y decide que en­ tre dos o ninguno opta por dos, o incluso por cuatro. Su mayor des­ engaño, el que más le ha dolido, ha sido con Fidel, cuando descubre que se ha acostado con ella pero también con Cindy. “Tenía que quererte mucho para dejarme ti­ rada así”, le dice a la muñeca rubia, su mejor confidente. Y se inicia así su deseo de venganza que se acen­ túa cuando lee el chat de Fidel. Fi­ del, que viaja constantemente a Madrid por razones de trabajo, le pide que se encargue de alquilar su piso y ella, en su afán de destruc­ ción, hace todo lo que puede por ahuyentar a los posibles inquili­ nos, y se crea así una sucesión de divertidas escenas, de la misma forma que los chats que descubre gracias a su amigo Pau están llenos de revelaciones, desde que su veci­ no donde explica cómo decidió comprar una muñeca después de que “una mujer real me dejara” y cómo la madre decide aceptar a la muñeca desde el primer momento y acaba formando “una familia no convencional”. El supuesto hom­ bre perverso nos descubre así otra dimensión de su personalidad. En la agitada vida de Marta todo va adquiriendo una profunda di­ mensión, enriquecida por su frus­ tración como artista fallida, el ro­ bo del que fue víctima, su identifi­ cación con la sonámbula alemana del siglo XIX, la búsqueda del amor más allá de la efímera aven­ tura y la conciencia de la vejez que ella observa en su doble, la muñe­ ca Cindy. La sonámbula es una no­ vela llena de sorpresas, enorme­ mente divertida, pero al mismo tiempo, sin necesidad de reflexio­ nes explícitas, una constatación de la fragilidad de la naturaleza hu­

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Narrativa Una bailarina frustrada que tiene como vecina a una anciana agonizante, una muñeca de plástico... Segunda novela de Miquel Molina, divertida y simbólica, sobre la fragilidad del amor y la soledad contemporánea


LIBROS

Ensayo Con la precisión de un filólogo, Santos Juliá se sumerge en la transición para darnos todos sus significados, desde la Guerra Civil hasta la impugnación instalada hoy y sustentada desde diferentes ámbitos

El nombre de la cosa

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Sábado, 13 enero 2018

JORDI AMAT

Hace dos años y medio se celebró un coloquio sobre la transición en la Universidad de Lleida. Uno más. Los organizadores me invitaron y, mientras le daba vueltas a la cosa, recuerdo que me dejó patidifuso una pancarta colgada en el patio de Letras. El mensaje era esquemáti­ co como un silogismo: “40 anys de franquisme, 40 anys de Constitu­ ció, ara toca independència”. Fran­ quismo y Constitución estaban es­ critos usando la misma letra negra. Independencia, en cambio, en buenas mayúsculas y esperanzada letra azul. ¿Qué entendían los au­

La paradoja: jóvenes del franquismo implementaron con una reforma la hoja de ruta del antifranquismo

Sesión de las Cortes durante la que fue aprobada el proyecto de ley para la reforma políti­ ca (18/XI/1976) EDUARDO CARRILES / EFE

tores de esa pancarta por Consti­ tución? Diría que su interpretación de la Carta Magna, como para­ digma de la Transición, equivalía a claudicación que debía ser supe­ rada. Esta interpretación crítica tal vez sea, hoy, hegemónica. Tras años de mitificación institucional del proceso de cambio político, más que un tiempo de democra­ tización, se conceptualiza como

una mera transacción. Pero esa es una interpretación interesada, que en realidad tiene más que ver con la posterior degra­ dación del sistema democrático, que con lo dicho y ocurrido duran­ te ese episodio histórico. Lo certifi­ ca, con rotundidad creo que indes­ tructible, este estudio avasallador de Santos Juliá. Su monumental Transición es, sobre todo, un libro

de política escrito por un ensayista que durante años ha leído miles de documentos con la precisión de un filólogo y que ha enhebrado su mi­ nucioso relato comentándolos con la seguridad de quien se sabe el mejor contemporaneista vivo. Di­ gamos que aquí Juliá, contra el tó­ pico del presente, restituye el sen­ tido de las palabras porque sabe cuál fue su significado en cada mo­

mento. Y en su análisis esos mo­ mentos cambiantes empiezan en plena Guerra Civil, estudiando las propuestas de mediación entre bandos formuladas por Manuel Azaña –él es su biógrafo de refe­ rencia– y llegan hasta la impugna­ ción instalada hoy, sustentada tan­ to desde los independentismos co­ mo por los autores intelectuales del 15­M. Dicho de otra manera, aquí hay, primero, un recorrido sobre las propuestas de evolución del régi­ men como consecuencia de la gue­ rra –republicanos, socialistas mo­ nárquicos (¡vaya veleta Don Juan!), franquistas, los nacionalis­ tas en su laberinto…–, en el centro la descripción de ese momento cla­ ve de cambio (la articulación polí­ tica y jurídica del triplete libertad, amnistía, Estatuto de Autonomía), el descubrimiento chocante de có­ mo surgió el clima del desencanto (sorprende, visto lo visto, el papel desempeñado entonces por El País: contra Suárez, todo) y al fin los discursos actuales que sitúan los orígenes de nuestros males en ese tiempo de consenso. Diría que la tesis más atractiva es la constata­ ción de una paradoja, como si la historia hubiese permitido lo que no era lógico. Tras años de discu­ siones en la oposición, el antifran­ quismo elaboró su hoja de ruta pa­ ra liderar la transformación de la dictadura en una democracia a tra­ vés de una ruptura. La paradoja es que esa hoja de ruta, de manera im­ prevista, la implementaron una se­ rie de jóvenes políticos del fran­ quismo a través de una reforma. | Santos Juliá Transición. Historia de una política española (1937­2017) GALAXIA GUTENBERG. 651 PÁGINAS. 24,50 EUROS

Novela La última novela de Fortes planea sobre el caso de Alan Turing, en una ficción próxima al thriller

El otro enigma de la novelista JUAN ÁNGEL JURISTO

Desde la publicación, ya lejana, de aquel Querido Corto Maltés (1994), Susana Fortes (Pontevedra, 1959) se ha caracterizado siempre por apo­ yarse en factores reales para inmis­ cuir ficciones próximas al thriller y con ello ganar en intensidad narrati­ va. El amante albanés fue finalista del premio Planeta en el 2003 y trata de una historia de amor en la dictadura de Enver Hoxha; así, Las cenizas de la Bounty;así,EsperandoaRobertCapa; así, La huella del hereje... Las novelas de Fortes bordean siempre el suspense y son proclives a hacer que el lector se sienta cómodo sumergiéndose en referentes históri­ cos que conoce y, mediante el sabio

empleo de un estilo próximo a la lla­ neza, estas novelas procuran la se­ dantesensacióndeunadeseadafami­ liaridad. En esta su última novela, el caso de Alan Turing planea a lo largo de toda la narración y no es de extra­

enlaSegundaGuerraMundialymul­ titud de referencias en novelas, de las que la más famosa es 2001, de Arthur C. Clarke. Digo planea al modo de un anzuelo y así es pues la historia se traslada de inmediato a los avatares

Trama de oscuros intereses en que están implicados miembros del servicio de inteligencia británico y la caza de nazis en Bletchley Park ñar pues la vida de este pionero de la criptografía y la informática ha sido llevada al cine repetidas veces: Ex Machina, Breaking the code o The imitation game, que cuenta el apasio­ nante descubrimiento del código Enigma que utilizaban los alemanes

de otro Alan, Pearson, que trabajó con Turing en Bletchley Park, en el desciframiento del código Enigma, y es un genio matemático como el Alan real. Pearson está casado con Emily Ja­ ne Parker, una brillante novelista,

que desaparece en el décimo aniver­ sario de la celebración del final de la guerra... Esta circunstancia hace que Rebeca, una profesora gallega de in­ glés,investiguemuchosañosmástar­ de en la vida de esta escritora. El re­ sultado es una trama de oscuros in­ tereses y designios en que están implicados miembros del Servicio de InteligenciaBritánicoy la cazadena­ zisenBletchley Park,todoelloadere­ zado con guiños literarios a James Joyce,VirginiaWoolfyJamesBarrie, que otorga a la novela cierta compli­ cidad literaria. Un buen thriller. | Susana Fortes Septiembre puede esperar PLANETA. 300 PÁGINAS. 19,90 EUROS


LIBROS ISABEL GÓMEZ MELENCHÓN

Los atlas están de moda. Los de siempre y los de ahora, que se atre­ ven a ordenar visualmente la litera­ tura, los sentimientos o la moral. Este renovado interés tiene su plas­ maciónenunaproduccióneditorial que aprovecha las posibilidades del diseñográfico,lainfografíaolailus­ tración.NórdicaLibrospresentaun Atlas de literatura universal en el que justamente apuesta por el infogra­ fismoparadarlavueltaalmundoen 35 obras de todos los tiempo: Gue­ rra y Paz o El Aleph explicados por escritores y críticos actuales, entre ellos Xavi Ayén de La Vanguardia, y visualizados mediante esquemas, árboles genealógicos y relaciones. Trazado. Un atlas literario, publicado por Impedimenta, con textos de Daniel Harmon e ilustraciones de Andrew Degraff, traza la cartogra­ fía de novelas esenciales: el Misisipi serpenteante de Mark Twain, el Londres nevado que Mr. Scrooge sobrevoló con Dickens... Susanna Hislop y Hannah Wal­ dronproponenenAtlasdelasconste­ laciones (Errata Naturae) un viaje por Las historias que nos cuentan las estrellas y también por las líneas punteadas que las unen formando lasfigurasquetantohaninspiradoa narradores de todos los tiempos.

Ilustraciones: arriba, a la izquier­ da: ‘Atlas de una pasión esférica ’ (GeoPlaneta); en el centro, ‘Atlas del bien y del mal’ (GeoPlaneta); a la

derecha: ‘Atlas de la literatura univer­ sal’ (Nórdica). Centro, ‘Trazado. Un atlas literario’ (Impedimenta). Abajo, a la izquierda ‘Atlas de

las constelaciones’ (Errata Naturae). A la derecha ‘El atlas fantasma. Grandes mitos, mentiras y errores de los mapas’ (Blume)

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Sábado, 13 enero 2018

Todo cabe en los atlas

Mucho más terrenal es el Atlas del bien y del mal (GeoPlaneta), en el que Tsevan Rabtan, nombre de un conocido bloguero, reconstruye 31 capítulos de la historia universal que exploran los límites de la ética, como el caso del soldado conde­ corado no por matar enemigos, sino por salvarlos. Las ilustraciones, blanco, negroy dorado,recuerdan a lostratadosdeanatomíadecimonó­ nica y son de Alejandra Costa. En esta colección de GeoPlaneta en­ contramos Atlas de una pasión esféri­ ca, de Toni Padilla con ilustraciones de Pep Boatella: 34 historias de to­ do el mundo alrededor del fútbol: el conflicto bélico entre El Salvador y Honduras en 1969 a raíz de una eli­ minatoria entre ambos países, la creación de la selección nacional de Bangla Desh antes incluso de que existiera ese estado. También de Geo­Planeta llega Is­ las des­conocidas, de Malachy Ta­ llack con ilustraciones de la exce­ lente Katie Scott, que propone un recorrido por 21 islas que durante un tiempo se consideraron reales y que el tiempo y los avances geográ­ ficos han demostrado producto de la imaginación o el error. Y esa es la materia también de El atlas fantas­ ma,deEdwardBrooke­Hitchingen Blume, quien utilizando cartogra­ fíasrealesrecuerdacuandoCalifor­ niaseconsiderabaunaislaseparada del continente americano o que el polo norte consistía en una monta­ ñamagnéticaconuninterior, según un mapa de 1595. Como curiosidad diremos que el original de este ma­ pa, reproducido en el libro, se muestra en la actual exposición Cartografías de lo desconocido en la Biblioteca Nacional. Y para los que piensan que el tiempo de los descu­ brimientos aún no ha concluido, Fuera del mapa (Blackie Books) pro­ pone con los textos de Alastais Bo­ nnett un viaje a lugares inexplora­ dos, que tanto pueden ser un ce­ menterio habitado en Manila como las islas de piedra pómez a la deriva en el Pacífico. |

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Tendencias Apuesta editorial por cartografías atípicas y muy atrevidas


LIBROS

libroscopio

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Sábado, 13 enero 2018

El taxista watusi Camino por esta Barcelona donde se venden helados clónicos en la Ram­ bla en casetas clónicas. La ciudad ha tenido un relato edulcorado y triun­ falista de sí misma, vendido a bombo y platillo desde las anteriores ins­ tancias municipales, que actualmente ya sólo cuela en los folletos del bus turístic y en novelas de empanada catalana como Origen de Dan Brown, con ese doctor Langdon que pasea por una ciudad tan verdadera como los billetes del Monopoly. En estos años la transformación de Barcelona en campo de golf para japoneses con palos de selfie se ha vivido, salvo excepciones, con un efecto tan amodorrado como el que Lluís­Anton Baulenas en su novela Amics per sempre denuncia sobre la Barcelona olímpica del 92. La Disneylandia del Cobi. Su protagonista –en ese punto de equilibrio entre la lucidez y la catástrofe de sus personajes– llega horrorizado de unos Balcanes sumidos en la tragedia y no puede enten­ der cómo en medio de la juerga olímpica nadie baje un momento la músi­ ca para escuchar el grito de esa Europa que se desangra. Este 2018 se cumplirán diez años de la muerte de Francisco Casavella, retratista de esa Barcelona sin maquillaje del extrarradio. Javier Pérez­ Andújar –otro paseante de esquinas– dice que “lo que hacía Casavella con su literatura es contar una Barcelona a la que se le ha negado su exis­ tencia”. La cara B de la ciudad. La trilogía de El día del Watusi es un co­ rrecalles por la Barcelona de los 70, un western con más camellos que caballos. Ha sido una alegría lectora reencontrar su espíritu en la nueva novela de Carlos Zanón, Taxi. El protagonista es Sandino, un taxista de hoy, que salta de semáforo en semáforo y de cama en cama, en una revolución donde únicamente acaba derrocando sus propios sueños. Zanón es hijo de taxista. También poeta. La referencia a Casavella no sólo no se oculta sino que se convierte en homenaje. En una de las páginas de esta balada rabiosamente barcelonesa, se dice de Sandino: “La música la llevas dentro, Watusi”. Ando vagando por la Rambla y al girar por la plaza Real, siempre rebosante de buscavidas, veo a través del cristal del Glaciar a Carlos Zanón con una libreta y una cerveza. Me siento. Sonríe. Siempre lo hace. Le pregunto si llegó a tratar a Casavella. “Sí, éramos más que conocidos y menos que amigos. Mi primera crítica literaria fue de El enano en Ajoblanco”. ¿Y lo echas de me­ nos?. “Pues sí, porque aún tenía dentro muchas novelas y era un Francisco Casavella, ganador del premio pura sangre”. Nadal en el 2008 LLIBERT TEIXIDÓ Como domina muy bien las diferentes capas de la ciudad pienso que es un tipo callejero. Hace un gesto indefinible. “Soy muy casero pero me gusta la calle, el código, la gente, la cantina en la frontera mexicana…”. Le señalo un error en la novela: el camello se llama Jordi. ¡Eso no es posible! Todos los delincuentes son sudamericanos, o moritos, o gitanos, o charnegos… Zanón sonríe de manera imperceptible. “Si por convención aceptamos que un taxista lee a Denis Johnson, aceptamos Jordi como dealer”. Me levanto para marcharme, pero aún me queda una pregunta crucial: ¿en qué piensas antes de dormir, Zanón? Y, claro, responde como un poeta: “En Julianne Moore”. Sigo deambulando por esa Barcelona de los mil watusis. Un chico educadísimo me invita a que me haga socio de Aldeas Infantiles. A los dos pasos un oriental me da una tarjeta con unas señoritas en tanga y me invita a tomar un masaje no exactamente osteopático. Siempre me acom­ paña algo que dijo Casavella cuando subió al escenario del hotel Ritz a recoger el premio Nadal en el 2008 ante la crème de la crème de la socie­ dad barcelonesa: “Todo es terrible, pero nada es serio. Nada es blanco o negro, todo es blanco y negro”. Grande. ANTONIO ITURBE

Sissy Spacek en ‘Carrie’, de Brian De Palma, basada en la novela de Stephen King

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Policiaca Stephen King concluye la trilogía del detective Bill Hodges con una intriga en la que la telequinesia es el centro de la investigación

Carrie no tenía Facebook LILIAN NEUMAN

En su novela Carrie (1974), este se­ ñor nacido en Portland, Maine, –es­ cenario que décadas más tarde su ferviente admirador John Connolly escogería para su serie de Charlie Parker–, en 1947, prefiguró su genio y figura. Desde entonces, con IT, Salem’s Lot, o las más recientes La Cúpula (hablamos de más de cincuenta li­ bros y de trabajos en colaboración y de los más importantes premios), cuarenta años después, la telequine­ sia de aquella adolescente que en el cinefueSissySpacek(hayotraadap­ tación más reciente, pero aquella es tremenda) regresan en esta trilogía, donde otros temas de este creador también están presentes. En un volumen de La Torre Oscu­ ra, unos lectores ofendidos abordan al escritor Stephen King con graves acusaciones (por no hablar de la re­ sentida lectora de Misery). Algo así ocurría en Quien pierde paga,segundodeestatrilogía(elpri­ mero es Mr. Mercedes): un chaval con una madre imperdonable esta­ blecía un intensa relación personal con la literatura –que de paso mues­ tra el canon de Stephen King–, y, an­ tetodo,conunescritorenparticular. Aquel y este otro libro tienen co­ mo punto de fuga a un tipo terrible que un día, frente a un centro cívico donde mucha gente aguarda para pedir trabajo, arremete y embiste con su coche (terrible eco con la rea­ lidad reciente). En esta última novela, con los dos investigadores–unaparejaestupen­ daformadaporelveteranoBillHod­ ges y su amiga, la emocionalmente frágil pero sumamente sagaz Holly Gibney– depara emoción, vértigo y

tristeza. El control de las mentes es el gran tema de esta investigación. Brady, autor de una masacre, está en coma. Podría seguir en estado ve­ getativo para siempre, pero tras esa aparienciahayunseñorque,sinmo­ verse, conduce a quien quiere adon­ de él quiere. Voces, sonidos y una pantalla de peces de color rosa; esas son las pistas que persiguen los dos investigadores. Sin una gota de mo­ ralina,Kinghabladelosjuegosdevi­ deoconsola, de los adolescentes y de las redes sociales. Si alguna vez el lector abrió algu­ na novela de Stephen King y quedó defraudado (tuvo libros algo cruel­ mente obvios y sangrientos), no tie­ ne más que leer esta intriga policial consusseñasparticulares.Leaguar­ dan escenas de especial truculencia (él es así, sabe hacerlo). Y un fre­ cuente e insoportable sentimiento de amenaza. Por ejemplo, con las escenasasolasentreunaimplacable enfermerayesepacientequeparece vegetar. O cuando una chica joven y guapa, inexplicablemente, quiere arrojarse bajo las ruedas de un coche. La trama importa, pero también los destinos de unos buenos perso­ najes. Bill Hodges lo es todo para Holly, pero algo malo está pasando. King estuvo cerca de la muerte y co­ noció el sufrimiento físico y espiri­ tual (lean Mientras escribo), y aquí destila sabiduría sobre lo fácil que es ir de este lado al lado oscuro. Y mientras, el maldito, nos entre­ tiene. | Stephen King Fin de guardia PLAZA & JANÉS. TRADUCCIÓN: CARLOS MILLA SOLER. 432 PÁGINAS. 23,90 EUROS


LIBROS

Monopolios de conocimiento

“Pues ¿cómo se caracterizaría la cul­ tura francesa, cómo se fijaría su iden­ tidad? ¿Será en la figura de La Fontai­ ne o en la de Rimbaud?… La cultura francesa no es más lo uno que lo otro, es más bien l’écart entre ellos: en la tensióndeamboso,digamos,enelen­ tre que se abre entre ellos”. La tesis del libro La identidad cultural no exis­ te del filósofo francés François Ju­ llien plantea situar la cultura como tensión, como lugar de fecundación de lo nuevo, como espacio de trans­ formación y de diálogo permanente en todas las direcciones que impli­ quenalaidentidad,launiversalidady lo común. La puesta en marcha de los espacios intermedios, les écarts, defi­ neunadistanciaqueabre,enlazayes­ tablece una comparación entre las partes, haciendo aparecer un entre queponeentensiónloquehasidose­ parado y permite comprender desde el respeto cada una de las particulari­ dades de ambas. Interacción entre culturas

La cuestión que debemos interrogar­ nos es cómo es posible que tengamos que volver a conectar y establecer el diálogo entre ideas, lenguas o comu­ nidades, cuando es la forma más ob­ via en que puede y debe desplegarse una cultura. La universalidad se ha convertido en una palabra hueca, va­ cía en la medida de descubrir que

aquelloquellamamosvaloresuniver­ sales sólo orientan y dan testimonio de una Europa que excluye el resto del mundo. El universal europeo se ha desplegado sobre la base de certe­ zas que han desembocado en impos­ turas culturales cuando, como esta­ bleceJullien,deberíanserinventivas, audaces, e incluso aventureras. Lo común,enelsentidodecompartidoy deintercambiodeideas,sehadesvia­ do hacia la creación de una identidad propia de una comunidad que fija fronterasyedificaladiferencia,cuan­ dolocomúndeberíaprimarcomohe­ rramientadediálogoconlosotros.Lo propio debe sobrepasar los países, debe evitar “cerrarse hacia dentro, expulsarafuera.Taleselcomúninto­ lerante del comunitarismo”. La identidad no debe convertirse en fortaleza cultural que se defiende delaentradadelosbárbarosdispues­ tos a debilitarla. Se propone un des­ plazamiento conceptual de su uso queimplique,enlugardediferenciar, avanzar en lo diverso de las culturas, en términos de un écart que ponga en relación los espacios de interacción e identificación entre culturas. Lo que proponeJullienquedamuybiendefi­ nidoporlaimagenpoéticadelamáxi­ ma que planteó Braque: “Lo que está entrelasmanzanasyelplatotambién se pinta”. Ese entre ha sido sacrifica­ do para identificar nuestra cultura

Los usuarios son los que dotan de poder a multinacionales como Google o Facebook, donde impera la dictadu­ ra del algoritmo DIMITRI OTIS/GETTY

Facebook cambia tendencias e impone gustos; Amazon modifica el uso y consumo de libros

los libros François Jullien La identidad cultural no existe

TAURUS. TRADUCCIÓN: PABLO CUADRAS. 120 PÁGINAS. 14,90 EUROS

Franklin Foer Un mundo sin ideas

PAIDÓS. TRADUCCIÓN: PABLO HERMIDA LAZCANO. 256 PÁGINAS. 24,90 EUROS

El ensayo de Franklin Foer, Un mun­ do sin ideas, es una excelente lectura para observar el acierto de la pro­ puesta de Jullien. Desvela cómo grandes empresas, como Google, Fa­ cebook o Amazon, están creando un monopolio del conocimiento que es­ tádesertizandocualquiermatizcrea­ tivoyempresarial,implicandosinop­ ción a todos los actores culturales a aceptar sus reglas; unas reglas basa­ das en la dictadura de los usuarios y algoritmos. Ello sugiere la paradoja de apreciar cómo las sociedades, en un mundo con una enorme cantidad de recursos para la relación libre, se están estancando peligrosamente al asumir y someterse a la dictadura de estasempresasqueimponenunasre­ glas que distorsionan el mercado y la percepción del valor de la cultura. Podríamos llegar a afirmar, ahora que se ha estrenado la octava entrega de La guerra de las galaxias, que estas empresas están forjando un imperio donde la estrella de la muerte, los al­ goritmos, es el arma disuasoria para que nadie se rebele contra ellos y, a la vez, sea capaz de destruir toda posi­ ble resistencia. El poder de Facebook le permite utilizar los datos de los usuariosparacambiartendenciaspo­ líticasoimponerelgustoasusmásde 2.000 millones de usuarios. El poder de Google puede tocar todo y modifi­ carlo a su conveniencia, hasta el pun­ to de poder asumir como meta domi­ nar el campo de la inteligencia artifi­ cial. El poder de Amazon le permite someter al sector editorial a sus fé­ rreas condiciones, modificar el uso y consumo de los libros y contenidos, y crear la librería más grande del mun­ do. La respuesta: establecer reglas que frenen sus ansias de conquista, recuperar la capacidad de crítica de países,institucionesyciudadanospa­ ra resistirse a las reglas impuestas de colaboracióny,sobretodo,paracons­ tatar que lo que estas empresas cele­ bran como mundo perfecto es una aberración,pueslarealidadesmásri­ ca de lo que nos quieren hacer creer. Un ensayo que supone un alegato a favor de recuperar el libre albedrío. | FÈLIX RIERA

Sábado, 13 enero 2018

El filósofo François Jullien plantea la cultura como espacio de transformación y de inteligencia compartida; obra que brilla bajo la luz de la crítica de Franklin Foer sobre el monopolio del conocimiento de gigantes como Google o Amazon

con valores cerrados y excluyentes que no quieren ser contagiados por aquelloquehayenmedio;eseespacio entre diferentes culturas, que es lo que las hace poderosas y universales. Lo que Jullien propone es cambiar nuestra forma de pensar la cultura: “No hay una identidad cultural fran­ cesa o europea sino recursos (france­ ses, europeos, y también de las otras culturas)... tales recursos se exploran y se explotan –lo que yo llamo acti­ var–”.Yseráeldiálogoelquepermita aflorar un campo de inteligencia compartido, en el cada parte puede empezar a entender a la otra.

Cultura|s La Vanguardia

La identidad cultural no existe

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pensamiento y otras ocurrencias


ARTES Sábado, 13 enero 2018 Cultura|s La Vanguardia 12

Arte|s

ENCE V O R P ­ AIX­EN

BOTERO VS PICASSO ALMUDENA BLASCO VALLÉS

ApartirdeunaexposiciónenelHotel deCaumontdeAix­en­Provence,co­ misariada por Cecilia Braschi, pode­ mosacercarnosalartedeBoteroyPi­ casso. Ambos son grandes artistas preocupados por situar el volumen y la forma: uno en la serie llamada gi­ gantomaquia, otro en numerosas obras, en pintura y en escultura. Los dos son antípodas entre sí: de hecho uno es la negación del otro. El cons­ cienterechazoquerepresentalaobra de Botero del legado artístico de Pi­ casso es, en parte, una función de nuestra encrucijada cultural. Las ochenta obras se presentan aquí atendiendo al tema tratado; es unrecursobasadoenlalecturadensa de inspiración antropológica que se propone en nuestros días como solu­

La ficción picassiana de buscar la verdad en el circo se transforma en Botero en módulos de posmodernidad ción al relato museístico o, en este ca­ so concreto, expositivo. Todas esas obras dialogan entre sí, con el fin de que hagan el mismo diálogo dos ma­ estros tan disímiles, separados por generaciones,yporinterpretaciones. Es una idea brillante, aunque arries­ gada,ladesublimarlaspropuestasde PicassoconBotero,creandounanue­ valecturatantodeunocomodelotro. Enlostiemposquecorrenesediálogo semeantojamuyoportuno,puesres­ ponde a la metahistoria de Hayden White, un análisis de la estructura profundadelaimaginaciónhistórica. ParaBotero,alqueaúnsepuedeinte­ rrogar acerca de sus intenciones, los canales receptivos se hallan tan sóli­ damente establecidos que, al crear arte, se experimenta una sensación dereconocimientopoderosa,aunque crítica en la reinterpretación de los maestros del pasado. Picasso en pri­ mer término, pero también Piero de­ lla Francesca, Cranach, Rafael, Ve­ lázquez o Ingres. Es una herencia tan precisa de lo que nos legaron que exi­ ge el esfuerzo del visitante por valo­ rar el relato artístico de Botero, para locualademástenemosadisposición un excelente catálogo. Elprimertema,El retratoyelauto­ rretrato, constituye una magistral aportaciónsobrelahistoriadelvisage que interesa tanto a Botero como a >

Dos direcciones para un mismo arte


Fernando Botero (Medellín, 1932) admira la obra de Picasso, pero al mismo tiempo siente rebeldía ante ella. Varias son las conexiones entre ambos, tal como nos explica. ¿Cuál es el espacio pictórico para una fi­ guración donde el eje es el volumen? El arte contemporáneo carece de volumen, porque el volumen empe­ zóadesaparecerapartirdeCourbet: los impresionistas no tuvieron inte­ résenélsinoenlaluzyenelcolor.El cubismo tampoco se interesó por el volumen. Tampoco lo hay en Cé­ zanne. Volumen hay en Giotto, en Masaccio. Porque si la pintura tiene contorno, no puede tener volumen, porquelecortalacapacidaddetour­ née. Yo hago pintura sin contorno, porque expreso la existencia de una masa; el volumen me interesa por su complejidad. Entonces, ¿qué se puede decir del volu­ men en Picasso? ¿Tiene algún nexo con el suyo? El volumen aparece en algunos cua­ drosdePicasso,losquesesuelenlla­ mar la gigantomaquia, pero es ex­ cepcional.Elcubismonoesvolumé­ trico; las naturalezas muertas que hacían eran planas, porque en defi­ nitiva la pintura del siglo XX ha sido plana desde que se eliminó en ella el aireylaterceradimensión.Todaella es una negación del volumen, y yo lo he recuperado en su complejidad.

EL BAILE Izquierda, Fernan­ do Botero: ‘Dan­ seurs’, 2002. Derecha, Pablo Picasso: ‘La danse villageoise’, París, 1922. El diálogo entre ambos artistas se nutre de sus raíces comunes; como Picasso, Botero combina las temáticas eruditas con las populares,

Picasso y usted coinciden en hacer un elogio de lo visible, es decir, que la be­ llezaestáenlaformadeverlaluzquese deslizaporloscuerpos.¿Esesesupunto de encuentro? En la exposición queda clara mi ad­ miración por Picasso, pero no diría quehayunaunión,porquemipintu­ ra es más bien una negación de su pintura. He hecho cosas contra Pi­ casso. Por ejemplo, sobre la famosa guitarra de Picasso yo hice una gui­ tarra grande, en bronce, con la in­ tención de introducir el volumen. Esa era una guitarra anti­Picasso. Y muchas cosas así, en la idea de decir este tema que ha hecho Picasso, lo haré a mi manera, como una nega­ ción. Es rebeldía. Cambiemos de momento: ¿qué sensa­ ción tuvo al estar frente a frente a Piero della Francesca, frente al rojo de los sombreros de los soldados romanos? Piero della Francesca ha sido el ar­ tistaalque admiromás.Conozcoto­ da su obra. He estado en Urbino, en Arezzo, en todas partes. Y sí, es cier­ to el rojo de Piero della Francesca, mezcla de tierra roja y rojo de cad­ mio, es un color maravilloso; apare­ ce también en el retrato de Federico de Montefeltro. Todo lo que hizo Piero es maravilloso. De Piero des­ taco la coexistencia de una plenitud de las formas mezcladas con un sen­ tido del color local extraordinario. Él cogía un color y lo cambiaba, con­

Se nota cuando propone los retratos dobles de perfil, a la manera de Della Francesca. ¡Claro! No sé si usted ha notado una cosa importante: los dos retratos es­ tán hechos a la inversa. ¿Lo notó, verdad? Sí,sí.Ydéjemeplantearlelacuestiónde la inquietante extrañeza de la que ha­ blaba Freud en relación a si se puede decir que lo que en el Greco es místico, en Picasso, trágico, en Botero es acaso dramático? Siempre he tratado de hacer la pin­ tura sobre temas más bien amables porque la historia del arte ha sido hecha sobre temas más bien ama­ bles.Laexcepcióneseldrama.Lohe hecho también varias veces, pero la pintura existe para dar clases del placer. Ese es el tema. Los impresio­ nistas hicieron una pintura sobre te­ mas amables y Tiziano sobre temas amables, y Botticelli, y todos los ar­ tistas, y Vermeer... Es decir, el dra­ madeGrünewaldvienedeladecep­ ción,loscuadrosdeGoyasondecep­ ción. Pero en general la pintura se hizoparadarplaceryunodelospla­ ceres es el tema. ¿Es el recurso al volumen una búsque­ da de recuperar lo humano? No, la verdad es que no me lo he planteadoasí.Loquemeheplantea­ do es el problema de la fuerza. El vo­ lumen da una sensación de fuerza. De sensualidad, que creo que es una de las fuentes del placer del arte, ver esa sensualidad, esa generosidad, de la forma. Eso produce una exalta­ ción de la vida.

sin ningún tipo de jerarquías. Así, asuntos en apariencia ‘meno­ res’ como el baile o la música se con­ vierten en protago­ nistas y, en el caso de Botero, se engrandecen por las dimensiones de sus telas.

© FERNANDO BOTERO © SUCESIÓN PICASSO 2017

Fernando Botero fotografiado ante una de sus obras en la inauguración de la exposición en Aix­en­Provence

BORIS HORVAT/AFP

ARTES Sábado, 13 enero 2018

“El arte actual no tiene volumen”

virtiéndolo en una forma plena: mantiene su importancia como co­ lor pero potencia la forma. Pocos ar­ tistas han logrado la coexistencia de la forma y el color. Piero lo logró. Es el más grande colorista. Y su forma es de una gran fuerza. Es un artista... Sublime.

Cultura|s La Vanguardia

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entrevista a Fernando Botero

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No podían ser más diferentes, y sin embargo es mucho lo que les une. Una exposición reúne sesenta obras de Fernando Botero y las hace dialogar con una veintena de Picasso; el resultado, además de señalar el interés de ambos por el volumen y el rostro, es también una nueva lectura de cada uno de ellos, una sensación de reconocimiento poderosa


ARTES

Suzanne Lafont La artista francesa reinterpreta al influyente colectivo General Idea con una propuesta participativa de diferentes significantes

Sábado, 13 enero 2018

El ‘mail art’ del nuevo siglo

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Cultura|s La Vanguardia

NAILA VÁZQUEZ TANTINYÀ

> un crítico tan solvente de nuestros días como Hans Belting: situar el ros­ tro en su espacio para comprender lo que significa. El segundo, Naturaleza muerta,respondealasensacióndevi­ vir entre objetos inanimados como los jarrones con flores en diferentes colores –amarillos, azules, o rojos– que se sitúan como referentes de nuestra actual confusión. El tercero, El desnudo, plantea el gran sueño del arte durante siglos, el compromiso a lo Tiziano, de conser­ var un hálito de fe. Así debemos en­ tender esas orondas mujeres con los brazos tras la nuca reposando en la playa, donde mundanidad y belleza están en perfecta sintonía. El cuarto, El artista frente a los grandes eventos históricosypolíticos,creaelmarcopa­ ra una reflexión sobre los conflictos de identidad, la guerra, la angustia, el ataque de lo fútil contra la conciencia humana como en La masacre en Co­ rea (1959) de Picasso.

Toros y circo

Elquintoapartado,Lostoros,permite situar a ambos artistas en la gran en­ crucijada del gusto moderno donde lapasiónporlatauromaquia,enelre­ cuerdo malagueño de uno o en la co­ piadeloscartelesdelotro,setopacon unaformaplásticaencrisisdesdeha­ cetiempo,peroconlaquesevenenla obligación de recuperar mediante cierto realismo mágico, uno con la Muerte del torero (1933) y el otro con La cornada (1988). La duda moderna sobre la fiesta responde a lo que Rob­ be­Grillet llamó “la miseria de los an­ tiguos mitos” porque el toro se subli­

Arriba, Fernando Botero: ‘Retrato, a partir de Piero della Francesca’ (dípti­ co), 1998. Abajo, Picasso: ‘Pareja’, Mougin, 30 de octubre de 1967. Desde supuestos

artísticos muy distintos, ambos artistas mostraron gran interés por la figura humana a través de retratos. © FERNANDO BOTERO © SUCESIÓN PICASSO 2017

ma en El rapto de Europa (1995), obra conlaqueBoteroseenfrentaaesadu­ da deconstructiva radical que cues­ tiona la propia capacidad del lengua­ je artístico para describir el mundo. En el sexto, El mundo del circo, la ficciónpicassianadebuscarlaverdad eneserincóndondesereúnendoma­ dores, arlequines, trapecistas se transforma en módulos de posmo­ dernidad en Botero con sus orondas bailarinas en tutú. En el séptimo, La música y la danza, se plantea la firme respuesta a la política intelectual sui­ cida desprovista de corazón del siglo XX: compárese La danse villageoise (1922) con los Danseurs (2002) y no tendremos más remedio que hacer­ nos la pregunta que ha dominado el mundo durante los ochenta años que separan ambas obras: ¿Es realmente elamoralamúsicayaladanzalomás cercano a la condición humana que tenemos o simplemente es el deses­ perado recurso que más nos recon­ forta a la hora de cerrar los ojos? La exposición ayuda a encontrar una respuesta. Vale la pena ir. |

“Envuelva el brazo sobre su cabeza, colocando su codo hacia atrás y aga­ rrando su barbilla con la mano”. Con esta sencilla instrucción, el colectivo artístico canadiense General Idea instabaaprincipiosdelosañosseten­ ta a los participantes en su proyecto de mail art a reproducir dicha posi­ ción y mandar una fotografía. Explo­ randoloslímitesentreobjetoysujeto, el resultado fue una publicación de 155 imágenes –entre ellas la de John Lennon–, un artefacto artístico entre la publicación y la performance con todo el candor y las ansias de libertad de aquella década. Casi cuarenta años después, la ar­ tista francesa Suzanne Lafont (Nî­ mes, 1949) se apropia y reinterpreta el proyecto llevándolo, en todos los sentidos,anuestrosdías.Sieloriginal era una propuesta libre y lúdica, La­ font la lleva al control y la espectacu­ laridad de nuestro milenio. Con colo­ res vivos propios de la televisión, de formas cuadradas como cartas Pan­ tone, los interpretes son ahora sus propios estudiantes, a los que Lafont dirige haciéndoles actuar como las personas que participaron en el pro­ yectooriginal.Así,estasimágenessu­ puestamente de libertad, en un con­ texto académico y formal, son pura utopía, justo lo opuesto al proyecto original.Situationcomedy(2010)está compuesta por 99 piezas, algunas só­ lo con color y la leyenda “not perfor­ med”, aunque se adaptan al espacio expositivo, en este caso, a la galería Àngels Barcelona. Index (1987­2015) es la otra pieza representativa del imaginario de La­ font que recoge Series, una instala­

Botero, diálogo con Picasso COMISARIA: CECILIA BRASCHI. HÔTEL DE CAUMONT. AIX­ EN­PROVENCE.

FRANCIA.

WWW.CAUMONT­CENTRE­

DART.COM. HASTA EL 11 DE MARZO.

Suzanne Lafont, ‘Situation Comedy’ (2010)

ciónen laque sevanproyectandodos imágenes al mismo tiempo. Hay pai­ sajes, escenas de ciudad, del mar, ac­ tores y personas con una expresión determinada… Lafont, a la que no le interesa la fotografía en su sentido clásico,proponeenestapiezaungran banco de imágenes en el que las ins­ tantáneas por sí mismas no significan nada (o significan mucho) pero son las leyendas, a menudo irónicas o hu­ morísticas, las que las dotan de con­ texto narrativo. Haciendo que el es­ pectadorsehagapreguntasyjueguea buscar sentidos, en este proyecto la accióndramática(play)quedasubyu­ gada a las reglas del juego (game), unas normas que asocian imágenes indexadas de forma alfabética de ma­ nera aleatoria. En ambas piezas, las imágenes, unidades fotográficas simples, co­ bran sentido cuando se usan como

Si el original era una propuesta libre y lúdica, Lafont la lleva al control y espectáculo de nuestro milenio collage, como instalación, dando lu­ gar a un conjunto complejo, que esta­ blece un continuum narrativo entre SituationcomedyeIndexqueinterpe­ laalespectadory le invitaaparticipar en un juego de significados imposi­ bles. | Suzanne Lafont Series ÀNGELS BARCELONA. WWW.ANGELSBARCELONA.COM. HASTA EL 26 DE ENERO


ARTES Sábado, 13 enero 2018

Sáhara Occidental El Musac presenta la primera exposición dedicada a los saharauis: un centenar de piezas, fotos, instalaciones para no caer en el olvido

Volviendo a la Provincia 53 ROCÍO DE LA VILLA

Es la primera vez que un museo de arte contemporáneo en España pre­ senta una exposición comprometi­ da con la defensa de la cultura y los derechos humanos de los saharauis, los hombres azules, hijos de las nu­ bes, tradicionalmente nómadas. Pe­ ro confinados desde hace más de cuatro décadas en los campos de re­ fugiados en el Sáhara Occidental. Tras el muro de la vergüenza de 2.270 kilómetros vigilado por más dequinientospuestosmilitaresyro­ deado de siete millones de minas. Paracomenzar,unagrantimeline, alamparodeldiagramaazulrealiza­ do por la artista Sofia Jack, explica confotografías,cartelesdepelículas, extractosdelnodoyotrosdocumen­ tos la crónica histórica y el imagina­ rio de los españoles sobre el Sáhara español, la última colonia en África que, ante las demandas de la ONU para descolonizar el territorio, Franco en 1961 decidió convertir en la “provincia 53”. Una revisión que no tiene desperdicio. Desde las pri­ meras fotografías tomadas por Emi­ lio Bonelli en 1884­1985 tras la toma de posesión del Sáhara Occidental por España, hasta el documental de Miguel de la Quadra­Salcedo, El

Frente Polisario, en 1975, tras el des­ mantelamiento militar y la marcha verde marroquí para ocupar el terri­ torio en plena agonía del dictador. Bajo el mismo título, al año siguien­ te, La Familia Lavapiés, un colectivo fundado por miembros de la Unión Popular de Artistas (UPA) y del Par­ tido Comunista de España (PCE), realizaría una exposición en la tras­ tiendadelalibreríaAntonioMacha­ do de Madrid, consistente en una

instalaciónconfotomontajesdeper­ sonas a tamaño real sobre un suelo de arena junto a la proyección de imágenes de los campamentos de refugiados entregadas por miem­ bros del Frente Polisario. Desde entonces, ante la pertinaz pasividad del Estado español se han multiplicado las organizaciones pro derechos humanos de los saharauis a lo largo de nuestra geografía. En 2007 surge ARTifariti (artifari­ ti.org), encuentros de arte anuales por los que han pasado decenas de artistasespañoles,comoRogelioLó­ pez Cuenca y Elo Vega, Valeriano López, Pilar Monsell, Jesús Palomi­ no, Miguel Abellán y Libia Pérez, Carmen F. Sigler, Rubén Díaz, De­ mocracia, Avelino Sala, Daniel Gar­ cía Andújar, Javier Mariscal o Nuria Carrasco. Y en su vertiente más per­ formativa,ValcárcelMedina,Esther Ferrer y Los Torreznos. Su produc­ ción es el segundo eje de esta mues­ tra, con una interesante selección en torno a algunos temas como la me­ moria colectiva, la disputada rique­

za en fosfatos y pesca o la represalia de exiliados y desaparecidos, des­ arrolladamediantecartografías,ins­ talaciones, vídeos y registros de ac­ ciones. Las obras realizadas pasan a formar parte del patrimonio cultu­ ral del pueblo saharaui y son exhibi­ dasalairelibre,dondehansidocrea­ das, en el Museo de Tifariti o en otrosespaciosdelMinisteriodeCul­ tura. En el 2012 ARTifari dio lugar a la Escuela Saharaui de Artes en el campamento de Bojador, creando espaciosparalareflexión,lacríticay la acción estética saharaui. La tradición oral del pueblo saha­ raui ha suscitado proyectos muy destacados, como el canal saharaui que puso en marcha Antoni Abad (www.megafone.net/SAHARA), en el que durante 2009­2011 once mu­ jeres saharauis de los campamentos refugiados de Tinduf (Argelia) transmitieronsusexperiencias,pro­ blemas y expectativas en internet utilizando teléfonos móviles. En sa­ la, acercando el oído a una muy bella instalación de tubos en cerámica blanca, como si fueran caracolas, realizadaporSarayPérezCastilla,se puede oír los relatos de mujeres y hombres sabios que habitaron el Sá­ hara Occidental. Otra pieza muy evocadora es el limpiadordeminasdeIsidroLópez­ Aparicio, formado con una vela formada por melfas, que simbólica­ mentearrastraunartefactoconsiete neumáticos rellenos de pigmento blancoestampandoenelsuelolapa­ labraFREE.Anhelosyvivenciasque se completan con las diversas activi­ dades programadas bajo la gran jai­ ma Tuiza de Federico Guzmán. | Provincia 53. Arte, territorio y descolonización del Sáhara

Carmen F. Sigler: ‘Luna. Memoria de los desaparecidos saharauis’, 2011

CORTESÍA DE LA ARTISTA

COMISARIO: JUAN GUARDIOLA. MUSAC. WWW.MUSAC.ES. HASTA EL 4 DE FEBRERO

LEÓN.

Cultura|s La Vanguardia

CORTESÍA DEL ARTISTA

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Federico Guzmán: ‘Tuiza’, 2015


ARTES Sábado, 13 enero 2018 Cultura|s La Vanguardia 16

Reflexión Una muestra sobre el papel de la mujer en los siglos XVI y XVII, tomando la silla como pieza principal

‘Silla de la reina’, golfo de Bengala, India, finales del siglo XVI. Cedro, laca, pan de oro y rotang

Cuando la mirada manda ROSSEND CASANOVA

La exposición que puede verse en el monasteriodePedralbesllevaportí­ tulo Las mujeres también se sientan. Puede parecer una obviedad, pero remite a una realidad que se mantu­ vo durante siglos, cuando las muje­ res, al sentarse, lo hacían unos centí­ metrosmásbajasqueellos,orientan­ do la mirada hacia arriba, al hombre superior. Y es que entonces sentarse no respondía a la comodidad y al di­ señocomoahora,sinoaldominioyla posición social. A partir de esta idea, la muestra explora el mundo femenino a partir

Sentarse no era una cuestión de comodidad sino de dominio; así, las mujeres lo hacían unos centímetros más bajas que los hombres, viéndose forzadas a mirar hacia arriba de mobiliario (como las sillas bajas de mujer) y objetos de uso cotidiano que conformabansusespaciosenlos siglos XVI y XVII. Se reparte en seis ámbitossituadosentornoalclaustro y el primero ya indica la intención: habladeellasenplural.Porquenacer mujer marcaba el destino, y aunque soñaran con dirigir sus vidas, se es­ peraba que fuesen honestas, modes­ tas y supeditadas al hombre, siendo una opción ingresar en un convento. Las religiosas acomodadas po­ seían muebles, tejidos y objetos ca­ ros que del mundo familiar llevaban

al monasterio. La arquilla y el espejo, junto con la silla baja, eran los principales. La mayor experta en mueble, Mónica Pie­ ra, es la comisaria y explica con sabidu­ ría la Silla de la rei­ na, “del siglo XVI y procedente de la ba­ hía de Bengala, en la India portuguesa, un testigo de los pri­ meros muebles orientales llegados a Europa”. Según Piera, “suponemos que llegó al monasterio gracias a al­ guna de las visitas reales o por las re­ laciones familiares de varias monjas con el entorno de la monarquía”. La muestra también trata las re­ formas que se efectuaron en el mo­ nasterio en el siglo XVI, cuando la norma se volvió más rígida, se endu­ reció la clausura y se implantó la elección de la abadesa por trienios. “Las celdas de día eran un mundo aparte”, dice Piera, a quien se le ilu­ minan los ojos cuando explica la cel­ da de la Virgen de las Nieves, de estilo renacentista, que ahora se abre al público. “Estos pe­ queños espacios privados eran unatransposicióndelosestrados (lugar donde se sentaban las mu­ jeres acomodadas y recibían las visitas) que las monjas coristas (las del coro, con formación), muchas procedentes de la no­ bleza, habían dejado atrás al ingre­ sar en el cenobio”.

© MMP ­ JOAN TOMÀS

Colgante, España, 1650­1700. Oro, esmalte y perlas

COLECCIÓN RAMON MASCORT, BARCELONA © FUNDACIÓN MASCORT ­ JORDI MAS

Arca con cajones. Catalunya, siglo XVI. Nogal, hueso, boj y hierro

© MMP ­ JORDI PUIG

Al lado, en la sala de la Abadía, se explicanlastareasdelhogaryel matrimonio, que implicaba la apor­ tación de una dote. “Dinero y bienes patrimoniales pasaban a ser admi­ nistrados por el marido o el conven­ to”,comentaPiera,“unconjuntoque incluía muebles, principalmente la caja con el ajuar. La cantidad y la ca­ lidad identificaba el estatus de la familia de la novia o la monja, y aquí se adivina la opulencia del monaste­ rio con estos ejemplos de su rica co­ lección”. Con respecto al dormitorio, se ex­ pone una rica cama acomodada que contrasta con el modelo sencillo que utilizaban las monjas en el dormito­ rio comunitario de Pedralbes. Vale la pena destacar el montaje expositivo, con telas ligeras y semitransparentes que evocan velos, un elemento muy emblemáti­ co de la época y sinónimo de casti­ dad. Y también las piezas inéditas, como la pintura La Virgen niña rogando (c. 1630) de Francisco de Zurbarán, siete cuadros de amazo­ nas (uno de los pocos conjuntos no religiosos catalanes del siglo XVI), y una selección de joyas y objetos de orfebrería renacentistas y barrocos. La exposición acaba en la sala Ca­ pitular,dondeseevocalavisitaanual de los consellers de Barcelona a esta santacasa.Aquílaabadesa,comoau­ toridad, se sentaba en medio, en una silla de reposo diferenciada, y los re­ presentantes de la ciudad a los lados, en bancos. “Así les hacía sentir igua­ les”, concluye la comisaria de la muestra. | Lasmujerestambiénsesientan.Mueblesyespa­ cios femeninos de los siglos XVI y XVII COMISARIA:MÒNICAPIERA.REALMONASTERIODESANTA MARÍADEPEDRALBES.BARCELONA.HTTP://MONESTIRPE­ DRALBES.BCN. HASTA EL 18 DE FEBRERO


ESCENARIOS

Escenario|s

La actriz Vicky Peña junto a una de las marionetas protagonistas del montaje de ‘La visita de la vella dama’

NURIA CUADRADO

¿Quién mueve los hilos? ¿Y quién se convierte en un títere en manos del dinero? ¿Quién es el manipulador? ¿Y quién el manipulado? ¿Y por qué? ¿Y cómo? ¿Quién se esconde detrás de la máscara? ¿Y qué revela la más­ cara cuando cae? Cualquiera que se adentre en las calles de Güllen, una pequeña locali­ dad suiza empobrecida tras la Se­ gunda Guerra Mundial, se hará esas preguntas. Porque lo que en Güllen estáocurriendodesdequeClaireZa­ chanassianregresóponeencuestión –ynodejaendemasiadobuenlugar– la bondad y la integridad de las per­ sonas. ¿Son los habitantes de Güllen meras marionetas a quienes Claire Zachanassian,esaviejadamaquere­ gresa a su pueblo natal, puede mani­ pular a voluntad? Y, si se comportan como marionetas, ¿por qué no evi­ denciarlo sobre el escenario? Ese fue el punto de partida de La

visita de la vella dama de los Farrés Brothers, una compañía integrada por los hermanos Jordi y Pep Farrés y Jordi Palet, que desde hace quince años pasea escenarios con muñecos, trastos y títeres a cuestas para contar historias que casi siempre están diri­ gidasalosmáspequeños.Estavezlas

‘La visita...’ es un texto cruel sobre la doble moral, sobre la culpa y la venganza, y ofrece pocas esperanzas marionetas han sido su principal ba­ za para afrontar un montaje para adultos con el que Palet sueña desde sus años de estudiante en el Institut del Teatre: una obra que Friedrich Dürrenmatt (1921­1990) escribió a mediados de la década de los cin­ cuenta del pasado siglo y que, desde

FARRÉS BROTHERS

1962, cuando la Associació Dramàti­ ca de Barcelona la interpretó con di­ rección de Frederic Roda, ha queda­ do olvidada por los escenarios de Barcelona. Pero sus marionetas –de tamaño y rostro humano y cuerpos fabricados con material de desecho– noestaránsolas:elmontajedelosFa­ rrés Brothers, con dramaturgia y di­ rección de Palet, combina el trabajo de dos actores –Vicky Peña y Xavier Capdet–, dos músicos –Adrià Bon­ jochyPepCoca–ylastrecemarione­ tas manipuladas por los dos herma­ nos Farrés junto a Ireneu Travis. La visita de la vella dama, que se estrenóenelúltimoTemporadaAlta antes de presentarse en el Lliure de Gràcia, habla “de la doble moral, y bajo ese epígrafe caben muchas más cosas: la culpa, la venganza, la co­ rrupción y también la manipulación; es un texto muy cruel, que ofrece muy pocas esperanzas: Bertolt Brechtcreíaqueelteatropodíacam­

Friedrich Dürrenmatt / Farrés Brothers La visita de la vella dama TEATRE LLIURE DE GRÀCIA DEL 18 DE ENERO AL 4 DE FEBRERO

Cultura|s La Vanguardia

biarlasociedad;Dürrenmatt,quesó­ lo es un poco posterior, ya ha renun­ ciado a ello”, explica Palet. “La vieja dama, cuando regresa al pueblo del que se tuvo que ir al ser traicionada, maneja las voluntades de todos sus habitantes tentándoles con su dine­ ro. Y, a lo largo de la obra, los vecinos de Güllen se van despojando de las máscaras y mostrando realmente quiénesson”,explicaPaletsutrabajo dedramaturgiaparaunaversiónque hareducidoladuracióndeltexto–“a mediados del siglo pasado funciona­ ban las repeticiones; ahora, ya no”– y también el número de personajes que aparecen en escena. Lo que mantiene y, incluso, potencia es el humor negro: “Es el propio Dürren­ mattquiensirvegrandesdosisdehu­ mor negro en bandeja. Lleva al es­ pectadoramomentosdealtatensión dramática que luego rompe con un chiste”, añade Palet. Si el trabajo de dramaturgia ha si­ do importante, también han sido vi­ taleslosensayosparalabuenaconvi­ vencia sobre el escenario de intér­ pretesymarionetas.“Losdosactores se han comportado con una gran ge­ nerosidad con las marionetas, las hantratadocomosifuerandecarney hueso”, explica Palet, quien recuer­ daqueprimerotuvieronquetrabajar sobre la escenografía (que también se mueve y evoluciona durante la obra), luego con las marionetas (“pa­ ra que respiren, para trabajar sus mi­ radas,supulsiónvital…”)yfinalmen­ te enfrentarlas con los actores. Este es el segundo espectáculo –el primero fue Equilibristas (2011)– que los Farrés Brothers hacen para público adulto. “Queríamos combi­ narlos,peroesmásfácilencontrarun circuito para público familiar que para público adulto”, explica Palet. “Trabajamos igual, con el mismo ri­ gor, cuando preparamos un espec­ táculo para adultos que cuando lo hacemos para niños”, añade, y re­ cuerdatrabajosanterioresdelacom­ pañíacomoTripula,quelogróelpre­ mio Butaca 2016 al mejor espectácu­ lo para público familiar. |

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¿Quién mueve los hilos?

Sábado, 13 enero 2018

Teatro / Farrés Brothers La compañía igualadina, habituada a utilizar títeres y muñecos para contar historias para niños, afronta el reto de poner en escena una obra para adultos del dramaturgo suizo Friedrich Dürrenmatt; con marionetas y con la actriz Vicky Peña como protagonista


PANTALLAS Sábado, 13 enero 2018

La obra en que se basa la serie de Netflix está firmada por el agente del FBI John Douglas y el novelista y experto en justicia criminal Mark Olshaker. J. Douglas y M. Olshaker Mindhunter: cazador de mentes

CRÍTICA. TRAD. DE ANA GUELBENZU. 411 PÁGINAS. 19,90 EUROS

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Cultura|s La Vanguardia

Pantalla|s

El actor Jonathan Groff, en el centro de la imagen, es Holden Ford, uno de los profesores del FBI protagonistas de ‘Mindhunter’

Series / ‘Mindhunter’ La cadena de televisión Netflix estrenó a finales del pasado 2017 una nueva serie policial, pero por lo visto hasta ahora no nos encontramos ante una producción más de este género sino que ‘Mindhunter’ puede estar llamada a hacer historia. Esta pulsión renovadora seguramente tiene mucho que ver con quién es su director, el cineasta David Fincher, responsable de otros éxitos televisivos como ‘House of cards’

La génesis del asesino psicópata

JORGE CARRIÓN

¿Quién nos iba a decir a estas altu­ ras del partido que era posible una serie de televisión policial genéti­ camente innovadora? Es decir, que podía llegar a nuestras panta­ llas una serie que no se limitara a alterar elementos más o menos periféricos de la tradición detecti­ vesca, sino que interviniera en su núcleo duro, en su ADN, para pro­ vocar en él una mutación (ya vere­ mos si feliz y con descendencia, o rareza singular). Eso es precisamente lo que ha hecho la primera temporada de Mindhunter (Netflix), incorpo­ rándose a la tradición mínima de obras previas que también se atre­ vieron a alterar las premisas bási­ cas. Es decir, si hay un núcleo ca­ nónico de relatos policiales que se centran en la comisaría o la oficina del FBI, la investigación de casos, su resolución, tal vez su juicio (Canción triste de Hill Street, Ho­ micide, CSI, The wire, The shield, True detective, Fargo...), también existe una dimensión paralela en que ese esquema varía radical­ mente, sobre todo por la incorpo­

ración de la figura del psicópata (Dexter, Hannibal). En ella se ins­ cribe con fuerza Mindhunter, una serie policial extrañamente aca­ démica, en que la teoría criminal tiene mucho más peso que su práctica. No trata sobre la existen­ cia de asesinos concretos o sobre la resolución de casos, sino sobre la génesis de un concepto: el del asesino en serie. Sus tres protagonistas no son agentes de campo, sino profeso­ res. Holden Ford (Jonathan

‘Mindhunter’ es una serie de ideas, donde se reducen al mínimo el drama hormonal o la tensión psicológica Groff) y Bill Tench (Holt McCa­ llany) dan clases en la academia del FBI y a policías de todo el país. Cuando deciden aprovechar esos viajes para entrevistar a asesinos múltiples confinados en prisiones distantes, no sólo cambian el rum­ bo de sus vidas, sino también el de


PANTALLAS HOUSE OF CARDS. La otra gran serie televisiva con el sello de David Fincher. En la imagen, el director –a la izquierda, con gorra– aparece haciendo un cameo en uno de los capítulos

PERDIDA. En esta película, protagonizada por Ben Affleck y estre­ nada en el 2014, Fincher ofrece un thriller que se aleja de los cánones del género, modelo para la nueva serie

ZODIAC. Otro thriller cinematográfico dirigido por Fincher –en el 2007, con Jake Gyllenhaal y Robert Downey jr.– que anuncia ya los planteamientos narrativos de la ‘psicopatía fría’

abre y cierra el relato. No podía ser de otro modo: la génesis del concepto asesino en serie sólo po­ día articularse dramáticamente poniéndole rostro. Aunque Mind­ hunter sea una gran series de ide­ as, finalmente hay que encarnar­ las en músculos y miradas y hasta un inesperado abrazo. |

De la extensa y por lo general Amy) también es detectable, excelente filmografía de David aunque el reparto de los capítu­ Fincher (Denver, 1962), en los dirigidos deja clara la jerar­ Mindhunter destacan dos gran­ quía: Fincher, los dos primeros des modelos o ecos: Zodiac y y los dos últimos; Kapadia, el Perdida. En esas dos películas tercero y el cuarto; y los otros abordó un territorio narrativo dos directores, también sendos cercano al de la nueva serie de episodios cada uno (Tobias Netflix, el de la psicopatía fría y Lindholm y Andrew Douglas). el de la investigación que se Los guiones, por otro lado, son demora en el tiempo. Se7en y El sobre todo del dramaturgo Club de la Lucha también elabo­ australiano Joe Penhall, cuyas raron personajes desequilibra­ obras y musicales han sido dos y extremos, pero en un ampliamente premiados en código y un ritmo más tradicio­ Inglaterra, y que adaptó bri­ nales, con fuertes dosis de sor­ llantemente al cine La carretera, presa y acción. En Zodiac y la novela de Cormac McCarthy. Perdida –en cambio– el thriller No es la única gran serie de no recurre a las opciones tradi­ este año 2017 que tiene a una cionales del género; Fincher persona del mundo del teatro construye en ambas películas en su proceso creativo, pues un pantano psicológico y da también la autoría de I love Dick (versión en serie de la novela de volumen y protagonismo al paso lento del tiempo. El caso se desdibuja y se vuelve confuso. Flotamos por momen­ tos en la mente aletar­ gada de los protago­ nistas. Algo que tam­ bién vivimos, gracias al genial guión de Aaron Sorkin, con La red social, porque los creadores de Face­ book se comportan por momentos como reclusos de hospital psiquiátrico. Los tres largome­ trajes comparten una fotografía metálica y azulada, la misma que marca la puesta en escena de House of cards, el primer pro­ David Fincher GETTY yecto televisivo en que se involucró Fincher Chris Kraus) recae con mayor (también relacionado, por cier­ to, con psicópatas). Si en la fuerza en Sarah Gubbins que en ficción del matrimonio Under­ Jill Solloway. wood consta el nombre de Beau Pero en una serie lo que im­ Willimon como creador y el de porta es que sea rentable y no Fincher como director princi­ que el público entienda qué pal, el proyecto de Mindhunter parcelas de autoría ha ocupado se ha comunicado y vendido cada uno de los guionistas, con su nombre como marca directores, show­runners o creativa. Aunque la deuda con productores. El parto colectivo Zodiac sea incuestionable, el se da por supuesto. Y también el director de The game no es aura que puede contagiar una tanto el creador de la serie marca consolidada. En el caso de Solloway, el ímpetu feminis­ como –de nuevo– su director, sobre todo el del episodio ta y la apuesta fresca y original piloto, que es el que da el tono (gracias a Transparent); en el de estético. Fincher, una excelencia técnica El sello de Asif Kapadia (ga­ y un mundo reconocible: el de nador de un Oscar a mejor unos psicópatas cada vez más largometraje documental por cotidianos. J.C.

Sábado, 13 enero 2018

Fincher y la creación colectiva

Cultura|s La Vanguardia

inclinación a hacerse amigo de los guardias de seguridad y de los po­ licías (y por ser real: mató, decapi­ tó y violó a su madre, entre otras víctimas). Su aparición en los ca­ pítulos 2, 3 y 10 de la temporada

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la criminología. Como documenta la obra de no ficción en que se basa la serie, Mindhunter: cazador de mentes, de John E. Douglas Mark Olshaker , hasta finales de los años setenta no se había observado la particular anatomía del homicida sistemático, del asesino psicópata. La psicología y la psiquiatría de al­ to nivel se desarrollaban en la clí­ nica y en la universidad, sin pene­ trar en las instituciones de vigilan­ cia y control. La doctora Wendy Carr (Anna Torv), reconocida in­ vestigadora académica, actúa en el relato como puente, cuando deci­ de unirse a la unidad del FBI. Has­ ta entonces Ford y Tench han ido acumulando perfiles y datos a fuerza de tesón y de intuición; Carr les proporcionará la discipli­ na, el método. Si existe un precedente serial de Mindhunter no se encuentra en el género policial, sino en el polia­ moroso: en efecto, Masters of sex (Showtime) fue la primera serie que se obsesionó por el método científico y por los datos en un ámbito de investigación también nuevo. Si en sus cuatro tempora­ das Masters y Johnson elaboraron una metodología de estudio del sexo que incluía la fase de labora­ torio (parejas observadas durante su actividad cultural) y la de esta­ dística (el cruce de los datos obte­ nidos y su cuantificación en busca de patrones), en la primera de Mindhunter las entrevistas en pri­ siones de máxima seguridad, su transcripción y la clasificación de los datos obtenidos también cons­ tituyen el esqueleto narrativo. Pe­ ro en él se extrema la dimensión académica, reduciendo al mínimo el drama hormonal, la tensión psi­ cológica, las pulsiones entre los personajes. Aunque asistamos a la transfor­ mación de Holden en un mons­ truo, esclavizado por su propia in­ tuición, en ningún momento deja de ser una metamorfosis sutil, me­ nor: no se traduce en ninguna ex­ plosión violenta, en ningún cri­ men. En el capítulo más extraño de la serie, de hecho, esa deriva del personaje conduce a la expulsión de un director del colegio en que trabaja, porque en un arrebato Holden opina que su extraño comportamiento con los niños po­ dría llevar a que en el futuro sí co­ metiera algún acto infame. Holden encuentra su inquie­ tante espejo deformante en Ed­ mund Kemper, sin duda el gran personaje de la temporada. Es el primer asesino en serie al que en­ trevistan y, sin duda, el más in­ quietante, por su gran tamaño, por su cara de niño con gafas, por su


Javier Gomá Lanzón (Bilbao, 1965) es filósofo, director de la Fundación Juan March. Su último libro publicado es ‘La imagen de tu vida’ (Galaxia Gutenberg, 2017)

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Un minoría de ciudadanos sienten la necesidad de dedicar sus vidas a la creación artísti­ ca. En la foto, una pareja de bailarines ÀLEX GARCIA/ARCHIVO

JAVIER GOMÁ LANZÓN

El conocimiento avanza cuando discierne. Allá donde una palabra venía designando algún objeto de forma genérica o indeterminada, la inteligencia, penetrante e incisiva como filo de navaja, se complace en distinguir nuevas palabras o inven­ tar nuevos significados para refe­ rirse más específicamente a la ri­ queza de matices que encierra ese objeto cuando es sometido a un análisis intelectual más riguroso. Y a fuerza de discernimientos pro­ gresivos, la humanidad se dota de un discurso más amplio y afinado y, finalmente, conoce el mundo con mayor exactitud. Pensemos en la palabra amor. Se aplicó antiguamente tanto al movi­ miento de los planetas por sus órbi­ tas como a la entrega de la propia vidaporlapatria,lapasiónposesiva por otra persona o la cópula de los animales. Esta ambigüedad semán­ tica molesta a la inteligencia, la cual apetece siempre dividir el objeto que la experiencia le muestra de manera todavía confusa, descom­ ponerlo analíticamente en sus par­ tes y, gracias a estas operaciones, comprenderlo mejor para, en su ca­ so, dominarlo y transformarlo. Con ese propósito el lenguaje se esfuer­ za por establecer una tabla de acep­ ciones de la palabra amor o por aña­ dir, dentro de la misma familia se­ mántica, términos que proveen de matices o contextos diferenciados de uso: enamoramiento, atracción, sexo, pasión, fidelidad, caridad, de­ seo, altruismo. Un avance de esta naturaleza se observa a diario en el terreno científico: aquello que los antiguos llamaban, por ejemplo, lo­ cura o melancolía, hoy nosotros lo diagnosticamos como síndrome bi­ polar o enfermedad maníaco­de­ presiva. La ciencia configura un ár­ bol de términos médicos que, divi­ didoenramasysubramas,organiza la variedad de las patologías psí­ quicas con elevadísima precisión clínica. Nomenclatura bien esta­ blecida que prepara el terreno a la sanación. Las palabras más trascendentes de un idioma y con mayor fuerza simbólica acusan una carga de am­ bigüedad superior y por ese motivo la necesidad de distinguir entre los significados y los contextos posi­ bles se hace en estos casos aún más apremiante. Cultura es, sin duda, una de esas palabrastrascendentesyambiguas. Cuando hablamos de cultura, ¿qué queremos decir? Observamos que el contexto puede hacer mutar el uso del vocablo, muchas veces sin elevar esa mutación a un plano consciente entre los hablantes, lo que es fuente de muchos malenten­

¿Qué queremos decir cuando decimos cultura? didos o de acuerdos sólo aparentes. Parece útil, en consecuencia, enunciar sus principales usos. Son cuatro.

1. Imagen e interpretación

Decimos cultura occidental y al ha­ cerlo mentamos ese conjunto de creencias y de costumbres, decan­ tadas históricamente y estructura­ das en marcos interpretativos, que comparten los miembros de una misma comunidad. Decimos cultu­ ra antigua o cultura moderna y al hacerlo aludimos a ese mismo con­ junto pero ahora en su dimensión temporal. Aun existiendo elemen­ tos comunes, nadie negaría que un francés y un chino pertenecen a culturas separadas y que esa perte­ nencia determina esencialmente la forma en que uno y otro ven el mundo. Lo mismo cabe decir res­ pecto a ese francés en los sucesivos estadios de la historia: la visión de un francés medieval no es igual a la de un francés renacentista, ilustra­

do, romántico, moderno o posmo­ derno. ¿Qué hace distinta esa vi­ sión? La cultura. Al usar el concep­ to de cultura en esta primera acepción con frecuencia se recurre a dos metáforas: cultura como ima­ gen del mundo, por un lado, y cultu­ ra como interpretación del mundo, por otro. Ambas designan más o menos lo mismo, sólo que la prime­ ra pone el acento en lo icónico y la segunda, en lo lingüístico. Miramos las cosas a partir de una imagen del mundo, una constela­ ción mental de evidencias incons­ cientes, históricas y de origen so­ cial. La imagen del mundo de los hombres de la antigüedad no coin­ cide con la imagen del mundo mo­ derna. Los antiguos griegos, de mentalidad mítica, contemplaban la Vía Láctea y creían ver manchas de leche derramada por Hércules al mamar del seno de su madre, mientras nosotros, los modernos, de mentalidad científica, vemos allí ciertas formaciones de materia que llamamos galaxias. Aunque se enfrenten a la misma realidad, el francés, con toda la persuasión de una evidencia no problemática, ve

un mundo distinto del que ve el chino y esa disparidad obedece a unas lentes –la cultura– que crean para él una óptica particular. Y co­ mo ocurre con las gafas para el mio­ pe, la cultura no es algo que noso­ tros veamos sino precisamente la condición de posibilidad de la vi­ sión, aquello que, siendo invisible para nosotros, nos faculta para ver las cosas, incluyéndonos a nosotros mismos. Según esto, lo que vemos depen­ de de lo evidente, lo sabido de lo consabido, el juicio del prejuicio, el conocimiento del previo reconoci­ miento, la ciencia de la creencia. La otra metáfora sobre la cultura supone que el mundo es un texto que essusceptibledeserleído.Aes­ ta metáfora –el mundo como libro– dedicó Hans Blumenberg un bello ensayo: La legibilidad del mundo (1981). Siempre que leemos un tex­ to lo interpretamos. El mismo texto es leído de manera dispar por per­ sonas distintas, incluso por la mis­ ma persona en momentos sucesi­ vos de su biografía. De ahí la plura­ lidad de lecturas a que han dado lugar, por ejemplo, la Antígona de Sófocles o el Quijote de Cervantes. Leerlos es interpretarlos a nuestra manera, conforme a nuestras ur­ gencias vitales y nuestros circuns­ tanciales condicionamientos am­ bientales. No hay una sola lectura única o auténtica de estas obras, porque, por su propia naturaleza, estas se abren a muchas interpre­ taciones. No otra cosa sucede con el mun­ dorealenelquevivimos,nosmove­ mos y existimos. El mundo entero –desde los minerales al ser supre­ mo pasando por los estadios inter­ medios– se parece a uno de esos li­ bros ocasionados a una pluralidad de interpretaciones posibles. Y no­ sotros estamos condenados a cono­ cerlo no directamente –no existe un conocimiento auténtico, puro o directo de los hechos–, sino a través de ese rodeo que son las palabras que lo interpretan. Y las palabras del lenguaje natural y cotidiano, a las que están adheridos sentidos y significados con los que construi­ mos nuestra interpretación –pala­ bras como justicia, dignidad, valen­ tía, verdad o belleza–, no las hemos creado nosotros individualmente, las tomamos prestadas de nuestra lengua materna: el francés, el chi­ no. De manera que nadie conoce en rigor la realidad desnuda que expe­ rimenta cada día (la cosa misma), sino que la lee y la interpreta, y am­ bas operaciones las realiza dentro del universo lingüístico de su len­ gua materna, la cual enmarca el nú­ mero limitado de interpretaciones posibles del mundo para un indivi­


2. Las obras Llamamos también cultura a deter­ minadas obras producidas (poiesis) sin finalidad utilitaria, principal­ mente para el entretenimiento, el placer desinteresado, la instruc­ ción estético­moral o el conoci­ miento puro. A veces esas obras son creadas por una colectividad anó­ nima (el pueblo): refranes, cuentos, romances, epopeyas orales, cancio­ nes o fiestas populares. Pero, aun­ que la línea que separa la cultura popular de la culta se ha demostra­ do menos nítida de lo que antes se creía, en la mayoría de los casos lla­ mamos cultura, en esta segunda acepción, a obras artísticas –obras de literatura, de música, artísticas, filosóficas o científicas– con auto­ ría personal. En la primera acepción, pues, la cultura pertenece a la totalidad de los miembros de una comunidad dada (todos ellos sin excepción comparten una imagen­interpreta­ ción delmundo), mientras que enla segunda, en cambio, el concepto se reserva a las obras confeccionadas por una pequeñísima porción de individuos de esa misma comuni­ dad: poetas, novelistas, dramatur­ gos, filósofos, pintores, escultores, arquitectos, cineastas, composito­ res, científicos. En la primera acep­ ción,laculturaseidentificaconuna visión inconsciente, impersonal y naturaldelmundo,mientrasqueen la segunda la cultura es el resultado del trabajo intencional, personal y artificial –elaborado conforme a las reglas del arte– del autor de la obra. En este segundo supuesto, el cam­

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po de la cultura, lejos de extenderse universalmente a toda la condición humana, se contrae a una exigua minoría: todo el mundo interpreta el mundo, pero sólo unos pocos es­ criben una novela, enuncian una ley científica o componen una sinfonía. En efecto, la inmensa mayoría de los ciudadanos espera ganarse la vi­ da practicando una profesión o un oficio: producen mercancías o prestan servicios para satisfacer una demanda del mercado, el cual les retribuye en pago por su presta­ ción. Sólo una exigua minoría, en cierto sentido extraviada del cauce general,sientelanecesidadinterior de dedicar las mejores horas del día, los mejores días del año y los mejores años de su vida a algo que nadie les ha demandado: la obra literaria, artística o científica. Na­ turalmente, estos literatos, artistas o científicos también aspiran a ganarse la vida de alguna manera. Pero tan exhaustiva dedicación a una obra no tiene por finalidad prioritaria colocar una mercancía más en el mercado para ganarse el sustento. Responde más bien a un enamoramiento privado por la perfección que el autor de la obra imagina íntima a esta aun antes de crearla. El fenómeno de absorción total del autor por la amorosa gestación de esta clase de obra recibe el nom­ bre de vocación. Se siente el autor llamado a aplicar la totalidad de sus energías creadoras a generar una obra original y nueva movido por una fascinación hacia la dignidad que intuye en ella, sin que en su in­ tención esté, en primer lugar, el cálculo del precio que quizá algún día reciba a cambio. Sabe que su obra será vendida, pero en el autor vocacional este es un efecto reflejo respecto al propósito principal: en­ riquecer el mundo con una forma de perfección antes no existente. Lasobrasmásperfectasproduci­ das por esta minoría atraen, con el paso del tiempo, a veces no sin vaci­ laciones iniciales, la admiración de las personas de buen gusto y, des­ pués, suscitan la aclamación gene­ ral de la sociedad, que las recibe co­ mo modelos y las integra con orgu­ llo en el glorioso canon patrio. La metáfora lingüística de la primera acepción de la cultura presentaba esta como una interpretación del mundo formada por palabras del lenguaje natural que cada indivi­ duo toma en préstamo de la socie­ dad. Ahora bien, este lenguaje se halla en permanente mutación, co­ mo la sociedad misma. ¿Quién pro­ mueve esa renovación? Esos pocos hombres y mujeres dominados por una vocación inútil, que enrique­ >

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duo de esa comunidad y de ese tiempo (un francés de hoy, un chi­ no de hoy). Decimos cultura france­ sa o cultura china y con ello nos re­ ferimos, pues, a esa interpretación general del mundo que la mayoría de los franceses y de los chinos comparten por el hecho de usar la misma lengua para comunicarse entreellosyparacomprenderseasí mismos. Lo que afirmamos sobre la metá­ fora de la imagen ha de repetirse ahora respecto a la metáfora de la interpretación: que la cultura, en esta primera acepción, nos permite conocer pero apenas la conocemos a ella misma. Nos estructura la mente y el corazón, pero la estruc­ tura misma permanece muda, a la espalda, trabajando en silencio. De ahí que al francés la interpretación francesa del mundo le parezca la más natural, no menos que al chino la suya. Y a cada uno, en cambio, la del otro le suscite una sensación de extrañeza.

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Hay palabras tan trascendentes como ambiguas. Por ejemplo, ‘cultura’, que se utiliza en contextos muy diversos, de la creación artística a la industria o la política. El filósofo Javier Gomá nos ofrece un análisis de los diversos usos de este concepto de gran fuerza simbólica


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> cen el caudal del lenguaje común

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fundando nuevas palabras o inven­ tando nuevos significados para es­ tas. A través de esa labor innovado­ ra, dicha minoría contribuye a ac­ tualizar la futura interpretación del mundo de la comunidad: definen el diccionario de las palabras que to­ marán en préstamo las generacio­ nes venideras. Como escribe Mallarmé en Le tombeau d’Edgar Poe, el cometido del poeta es, en último término, “dar un sentido más puro a las pa­ labras de la tribu” (donner un sens plus pur aux mots de la tribu). Pureza entendida aquí como pala­ bras despojadas de anacronismo. Pureza, en fin, como contempo­ raneidad.

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3. La industria cultural

Los libros son, a un tiempo, obras de creación individual y producto de la industria cultural. En la imagen, una biblioteca ARCHIVO

Otras veces hablamos de cultura –tercera acepción– en el sentido de industria cultural. El mercado es el lugar del intercambio de mercan­ cías. El autor vocacional produjo la obra atendiendo principalmente a la perfección y la dignidad de esta, anticipadas en su seducida imagi­ nación. Pero, una vez terminada, dicha obra en la mayoría de los ca­ sos se pone en venta y, desde ese momento, se asimila a una mercan­ cía y se somete a las leyes del mer­ cado. Y promoviendo los intercam­ bios, en la cadena de distribución y venta de bienes culturales, apare­ cen entonces las empresas mercan­ tiles que operan en este sector, co­ mo editoriales, casas de subastas, galerías de arte, teatros, salas de concierto y de cine. La sociedad mercantil persigue el lucro y el máximo beneficio em­ presarial por medio de los inter­ cambios de bienes a los que, como cualquier otra mercancía, se les po­ ne precio. A esta ley no son excep­ ción las empresas que ofertan bie­ nes a los consumidores culturales. Cierto que los trabajadores de este específico sector suelen ser indivi­ duos receptivos a la dignidad de las obrasculturales,admiradoresdesu perfección y amigos de tratar con sus autores y con personas refina­ das deseosas de adquirir esas obras, poseerlasydisfrutarlas(librerosbi­ bliófilos, anticuarios coleccionis­ tas, empresario musical melóma­ no, etcétera). Pero la empresa, si quiere seguir funcionando en mer­ cado, ante todo ha de procurar ha­ cerse viable y saber poner precio a las obras, convertirlas en mercan­ cía, vender el mayor número posi­ ble de ellas y obtener un honesto in­ greso en el intercambio. Al saltar del taller al mercado, la obra soporta la tensión entre dos polos antagónicos: por un lado, la fidelidad del autor a la vocación y su devoción a la perfección de la obra; por otro, la ley del mercado, los usos del negocio y el máximo beneficio empresarial. La tensión,

en fin, entre lo que tiene dignidad y lo que tiene precio. Dicha tensión se mantuvo en un término de equilibrio durante mu­ chos siglos porque, en sociedades escasamente alfabetizadas, el mer­ cado de la cultura había sido tradi­ cionalmente nacional y elitista, li­ mitado a un consumidor ilustrado y mayoritariamente acomodado. Pe­ ro en el último medio siglo este equilibrio se ha deshecho a conse­ cuencia de la mundialización del mercado y de la democratización del público. A fines del siglo XIX, por ejem­ plo, sólo una minoría letrada y cul­ tivada podía leer una novela y era potencial compradora de ella. A fi­ nes del XX, la serie de Harry Potter se ha vendido en todos los rincones del mundo, después de una campa­ ña publicitaria a escala planetaria que recurre a todas las formas ima­ ginables de mercadotecnia, inclui­ das costosísimas y espectaculares producciones de Hollywood. Dic­ kens ganó dinero con sus novelas mientras que J.K. Rowling con las suyas se ha convertido en una de las mayores fortunas de su país y ha disparado los beneficios de múlti­ ples empresas que han negociado los derechos de su obra. No es un caso único. El mercado cultural ya no es minoritario y eli­ tista; ahora es global y masivo, co­ mo pueda serlo el financiero o el de automoción. Las empresas multi­ nacionales han abandonado su res­ peto o su tradicional indiferencia hacia la cultura (cuya producción en muchos aspectos seguía todavía patrones artesanales), han coloni­ zado su territorio y han hecho de ella una parte de la muy rentable in­ dustria de entretenimiento. Y es así como se ha extendido a la cultura, antes regida por la racionalidad de la vocación, esa otra racionalidad característica de esta clase de in­ dustria: la rápida circulación de mercancías efímeras, el valor posi­ tivo de la novedad, la espectaculari­ dad mediática y, en último término, la sacralización del éxito entendido como el máximo volumen de ven­ tas (best seller). Como la cultura puede llegar a generar extraordinarios beneficios empresariales, la industria produ­ ce ahora mercancías diseñadas desde su origen para ser colocadas y vendidas en este específico mer­ cado, siguiendo un proceso similar al observado en los otros mercados más convencionales. He aquí el riesgo de mixtificación. Nada que objetar en absoluto a la existencia de la mercancía cultural, un bien de consumo como otro cualquiera: unos zapatos, un ordenador, un viaje turístico. El problema reside en el intento de la mercancía cultu­ ral de usurpar el halo de la auténti­ ca cultura; es decir, que lo hecho porpreciosepresenteanteelpúbli­ co como revestido del aura de una dignidad que no le corresponde. Pensemos en el formato libro. En el mismo estante de novedades de

una librería pueden convivir un poemario escrito durante una larga década, demorada y delicadamen­ te, por un autor al que le va la vida en cada verso y, junto a él, la última novela histórica firmada por un presentador de un concurso de te­ levisión y compuesta por un equipo de redactores después de tener en cuenta las recomendaciones del departamento de ventas del sello editorialylasencuestasencargadas sobre el cambiante gusto de los lec­ tores y las tendencias generales de lectura. Aunque su naturaleza es contrapuesta, ante el público am­ bos presentan la misma forma de li­ bro. Es más, comparten los mismos

cía; lo son de fomento las subven­ ciones, las becas y los patrocinios; y de servicio público, la gestión de museos, auditorios, teatros, biblio­ tecas, orquestas y compañías de ti­ tularidad pública, el cuidado del patrimonio histórico­artístico o la organización de ferias y festivales. Toda actuación pública, confor­ me al ordenamiento jurídico, ha de estar presidida por el principio del interés general. El interés general, en esta cuarta acepción de la cultu­ ra, se define en función de las dos anteriores. Desde esta perspectiva, la misión de las distintas adminis­ traciones culturales debería ser la de propiciar las condiciones favo­

canales de distribución y venta, y a veces hasta la misma página en el suplemento literario que los reseña.

rables para la creación de obras cul­ turales (acepción segunda) y para su conservación, distribución y di­ fusión empresarial (acepción ter­ cera). Aunque obligada a ajustarse a unos presupuestos, la política cul­ tural, a diferencia de la industrial, se halla libre de la servidumbre de la rentabilidad económica, porque su mira es exclusivamente la renta­ bilidad social. Si, por un lado, este privilegio le otorga un espacio para la independencia, por otro, en cam­ bio, se halla siempre en riesgo de perderla. Porque la acción admi­ nistrativa se subordina, de hecho, a las estrategias y prioridades del partidismo político, regulado por la ley del amigo/enemigo, el corto plazo de una legislatura y la racio­ nalidad electoral. La política cultural suscita la in­ teresante cuestión teórica de su

4. Política cultural

Por último, cuando se pregunta por la cultura, la noción que se alumbra en la mente, en ciertos contextos, es la política cultural. La tipología clásica de la acción de las administraciones públicas distingue tres modalidades: accio­ nes de policía, de fomento y de ser­ vicio público. Aplicados estos tres tipos a la política cultural, la legisla­ ción sobre la materia, la vigilancia del sector y la potestad sancionado­ ra son ejemplo de actividad de poli­


nos encontramos con un antes y un después, sino que los valores de más peso (los más elementales, los eco­ nómico­sociales, como la comida o la vivienda) conviven inseparable­ mente con los de más altura (la be­ lleza, la perfección). No es exigible agotar exhaustivamente todos los valoresmáspesadospara elevarse a los más altos, porque estos últimos son los que, con su dignidad, pres­ tan sentido existencial a los prime­ ros.Puesnosetratasólodesobrevi­ vir como especie, sino de vivir co­ mo individuos con rectitud y nobleza, que es lo que hace la vida digna de ser vivida. El Estado ha de atender esta do­ ble dimensión de sus ciudadanos al mismo tiempo, sin permitir que lo urgente se lleve por delante lo más noble con la coartada de que esto último puede esperar. La mayor

ninguna podría exhibir mayor inte­ rés general que esta.

Conclusión He aquí, pues, las cuatro formas principales de decir cultura. Por descontado,son formas ideales yen la experiencia nos encontramos personas o instituciones que encar­ nan con gran pureza alguna de esas cuatro formas, pero más frecuente­ mente una hibridación de varias de ellas. Todos conocemos maestros en una de las bellas artes que de­ muestran serlo adicionalmente en el arte de ganarse la vida y de auto­ promocionarse como el más indus­ trioso de los empresarios lo haría con uno de sus productos en venta. Hay quienes sienten su vocación, pero esta no les interpela con una

La cultura nos aporta una imagen y una interpretación del mundo, icónica una, lingüística la otra Todo el mundo interpreta el mundo, pero sólo unos pocos escriben una novela o componen una sinfonía La línea que separa la cultura popular de la culta se ha demostrado menos nítida de lo que se creía El mercado cultural ya no es minoritario y elitista; ahora es global y masivo, como pueda serlo el financiero nía en un auditorio. Otras manifes­ taciones de la cultura, como la in­ vestigación científica o la produc­ ción cinematográfica, exigen por su propia naturaleza una elevada inversión financiera y este requisi­ to añade aún mayor dificultad pre­ supuestaria y organizativa a la complejidad que ya es inmanente a la obra cultural. Pero quien de verdad vive para la cultura y no de la cultura, quien, enamorado de la obra presentida en su imaginación, ha aceptado consagrar lo mejor de su existencia a algo que nadie le ha pedido, quien mantiene su fidelidad a la vocación hasta el final, sin desalentarse por las mil injurias del destino, no se rinde nunca y acaba superando los obstáculos, porque el tiempo cons­ pira a favor de la obra perfecta, adornada de elevada dignidad. |

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industria cultural sigue estando subvencionada). En cambio, la creatividad del au­ tor no necesariamente disminuye durante una crisis, incluso a veces las circunstancias negativas, que lo estrangulan poniéndolo a prueba, avivan su imaginación. Muy severo habría de ser el colapso del país pa­ ra que a un poeta inspirado le falta­ se un folio donde esbozar con un lá­ piz sus versos. Incluso un músico no necesita más que papel pautado para componer una sinfonía. Las dificultades sobrevienen en un se­ gundo momento, a la hora de publi­ car el poemario en una editorial o, mucho más, de estrenar una sinfo­

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intensidad tal que absorba la totali­ dad de sus energías y en conse­ cuencia llenan su vida con otras ocupaciones que no redundan en obra propia sino que giran en torno a la de terceros. O aquellos otros que sí experimentan una vocación totalizadora, pero su fidelidad a es­ ta se resfría por la seducción de un éxito rápido, una notoriedad me­ diática pasajera o la ansiedad de un buen contrato mercantil. Puede ocurrir que una obra, fruto exce­ lente de una genuina vocación, ob­ tenga un éxito sensacional de ven­ tas: la dignidad se alía entonces con el precio y la industria explota la vocación hasta casi extenuarla. Una alianza de esta clase se obser­ va, por ejemplo, en la incesante ree­ dición de los clásicos de la literatu­ ra universal, que se definen por ser auténticos long sellers. Por último, no debe faltar la mención, como ex­ presión eminente de ese mestizaje de formas, de la actividad que lle­ van a cabo las fundaciones cultura­ les y otras instituciones análogas del sector no lucrativo: participan de las técnicas de gestión industrial pero idealmente les anima un inte­ rés general, no privado, análogo al que, por ley, han de seguir las admi­ nistraciones de la política cultural. Por consiguiente, en la experien­ cia encontramos las cuatro formas ideales y sus mezclas. Con todo, la clasificación expuesta mantiene su utilidad. Porque la respuesta a la pregunta por el estado de la cultura depende directamente de cuál de las cuatro acepciones de la palabra se esté empleando en ese momen­ to. Cada una de las cuatro formas posee su propia racionalidad, sus leyes distintivas, sus finalidades es­ pecíficas. Y también su tempo. El tiempo de la industria cultural lo marca el balance anual; el de la polí­ tica, los cuatro años de la legislatu­ ra; el de la vocación, la vida entera del autor que se consume a fuego lento en la gestación de la obra; la nueva interpretación del mundo, finalmente, tarda generaciones en cristalizar. De esta multiplicidad de acep­ ciones y tempos nacen muchos malentendidos en los discursos so­ bre la cultura, lo que invita a recu­ rrir al discernimiento de la inteli­ gencia. ¿En qué situación se halla la cultura?, nos interrogan. Habría que contestar de forma diferente según sea el sentido con que se usa la palabra. ¿Cómo le afectó la crisis económica a la cultura? La misma respuesta abierta. El recorte en los presupuestos de las administra­ ciones públicas repercute negati­ vamente en sus actividades de fo­ mento y de servicio público (menos subvenciones y becas, menos apor­ taciones para las instituciones cul­ turales de titularidad pública). La industria cultural, por su parte, en una época de contracción general del consumo, sufre la merma de la demanda, incluyendo la proceden­ te de las administraciones (recuér­ dese que una alta proporción de la

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partida de los presupuestos públi­ cos, en todos los estados conocidos, se endereza a satisfacer las necesi­ dadesbásicas,perosinexcluirotras partidas de política cultural. Y esto porque si la política cultural propi­ cia la creación de obras por sus au­ tores (acepción segunda) así como su difusión y distribución en la so­ ciedad (acepción tercera), a largo plazo favorece el avance del –en términos de Norbert Elias– proce­ so de la civilización, dando lugar a una más refinada, más culta y más inteligente imagen­interpretación del mundo de los ciudadanos (acepción primera). Y entre todas las acciones públicas imaginables,

Grupo Godó Presidente Javier Godó, conde de Godó. Consejero Delegado Carlos Godó Valls La Vanguardia Director Màrius Carol. Cultura|s Redactor jefe Sergio Vila­Sanjuán. Jefa sección Isabel Gómez Melenchón. Redacción Anna Duran, Antònia Justicia, Ignasi Moya. Diseño Anna Belil, Carol Téllez Cultura|s. Edita: La Vanguardia Ediciones, S.L. Imprime: CRE­A, Impresiones de Catalunya, SL. Depósito legal: B­6389­1958

propia legitimidad: mientras haya en una sociedad un solo desem­ pleado, ¿por qué no aumentar la partidade lasprestaciones públicas por desempleo en lugar de subven­ cionar el teatro de ópera? Mientras un solo ciudadano carezca de una vivienda digna, ¿cómo explicar la restauración de monumentos me­ dievales o la financiación de los ob­ servatorios astronómicos? Antes, casa y alimento, después todo lo de­ más, argüirán algunos. Esta objeción, a simple vista con­ vincente, invita a introducir la dis­ tinción filosófica entre valores con pesoyvaloresconaltura.Porqueen la contextura de la vida personal no



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