Culturas La Vanguardia 813

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SÁBADO, 20 DE ENERO DE 2018

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Se ha escrito un crimen (verdadero)

El auge de la literatura del ‘true crime’ ilumina zonas oscuras de la sociedad P.20

Relatos de cine Kurosawa, John Ford y el arte de la adaptación literaria P.4 Decana Parés La sala barcelonesa cumple 140 años en activo P.12 Tiempos duros Llorenç Soler y la otra cara del desarrollismo P.16

Ilustración Marina Capdevila


los libros más vendidos

Semana anterior/Semana en lista N: libro nuevo en la lista

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Cultura|s La Vanguardia

Sábado, 20 enero 2018

Establiments consultats: Badalona Saltamartí Barcelona Casa del Llibre, La Central, El Corte Inglés, FNAC, Laie, +Bernat , TROA Garbí Girona Empúries, Llibreria 22 Lleida Punt de Llibre Sabadell Llar del Llibre Tarragona La Capona Vilafranca Odisse

Ficción castellano

Ficción catalán

1 Origen 1/14 Dan Brown, Planeta. Un profesor americano busca en Barcelona la revelación del origen del hombre 2 Patria 2/57 Fernando Aramburu, Tusquets. Dos familias vascas ven minada su relación a causa de la violencia 3 El fuego invisible 3/10 Javier Sierra, Planeta. Un joven lingüista rastrea el mito del Santo Grial en la literatura y el arte 4 El legado de los espías N/– John le Carré, Planeta. Vuelve Smiley, con un epi­ sodio que cierra 50 años de historias de espías 5 Una columna de fuego 4/16 Ken Follett, Plaza y Janés. Isabel I de Inglaterra crea una red de espías para proteger su seguridad 6 El día en que se perdió el amor N/– Javier Castillo, Suma. El inspector Bowring desen­ traña un oscuro ‘affaire’ de amor y destrucción 7 Los pacientes del doctor García 7/11 Almudena Grandes, Tusquets. Una historia de es­ pías y nazis en el Madrid de 1946 8 Eva 5/9 Arturo Pérez­Reverte, Alfaguara. En el Tánger de 1937, Falcó brega por hacerse con un carguero 9 Niebla en Tánger 9/5 Cristina Pérez Barrio, Planeta. Flora Gascón viaja a Tánger para identificar a un amante enigmático 10 Más oscuro 6/4 E.L. James, Grijalbo. La historia de amor con Anas­ tasia Steele, contada por Christian Grey

1 Origen 1/14 Dan Brown, Columna. Un profesor americano bus­ ca en Barcelona la revelación del origen del hombre 2 El noi del Maravillas 2/9 Lluís Llach, Empúries. La historia de un teatro de variedades, contada por un cantante lírico 3 Una columna de foc 3/14 Ken Follett, Rosa dels Vents. Isabel I de Inglaterra crea una red de espías para proteger su seguridad 4 El llegat dels espies N/– John le Carré, Edicions 62. Vuelve Smiley, con un episodio que cierra 50 años de historias de espías 5 Astèrix a Itàlia 5/11 Didier Conrad/Jean­Yves Ferri, Bruño. En su 37.ª aventura, Astérix y Obélix pisan la Italia antigua 64321 7/12 Paul Auster, Edicions 62. Las vidas simultáneas de un mismo personaje a lo largo del siglo XX 7 El camí de les aigües 8/9 Carme Martí, Amsterdam. La vida de la cocinera María Badía, evocada por una joven profesora 8 Wonder 4/5 R.J. Palacio, La Campana. La película ha relanzado el célebre relato sobre el ‘bullying’ 9 El foc invisible 6/3 Javier Sierra, Columna.Un joven lingüista rastrea el mito del Santo Grial en la literatura y el arte 10 Un hivern fascinant 9/4 Joan Margarit, Proa. Poemas sobre la vida madura, sus limitaciones y sus alegrías

No ficción castellano

No ficción catalán

1 La alegría de cocinar 1/6 Karlos Arguiñano, Planeta. El célebre cocinero vuelca su saber de cuatro décadas entre fogones 2 Qué está pasando en Cataluña 2/6 Eduardo Mendoza, Seix Barral. El autor barcelonés clarifica desde la moderación el órdago catalán 3 Transforma tu salud 3/15 Xevi Verdaguer, Grijalbo. Qué podemos hacer para curar migrañas y dolores crónicos 4 Recetas del mundo para flipar 4/2 VV.AA., Espasa. Las recetas de los pequeños concur­ santes del programa de TVE ‘Masterchef Junior’ 5 Sapiens 8/32 Yuval Noah Harari, Debate. Una breve historia de la humanidad desde sus albores 6 Cree en ti 7/16 Rut Nieves, Planeta. La autora abandona la arqui­ tectura para encontrarse a sí misma en soledad 7 Torres en la cocina 9/3 Javier y Sergio Torres, Plaza y Janés. Consejos para sacar partido a los productos de temporada 8 Guinness World Records 2018 –/6 VV.AA., Planeta. Los récords más sorprendentes y chocantes, incluidos algunos españoles 9 Fugas 5/7 James Rhodes, BlackieBooks. El célebre pianista relata en clave íntima su última gira mundial 10 Felices 6/4 Elsa Punset, Destino. Técnicas para ser feliz, espi­ gadas en las distintas civilizaciones hasta hoy

1 Transforma la teva salut 1/15 Xevi Verdaguer, Rosa dels Vents. Qué podemos ha­ cer para curar migrañas y dolores crónicos 2 La màgia de la cuina 3/5 Carme Ruscalleda, Enciclopèdia Catalana. Platos favoritos de la chef establecida en Sant Pol 3 La confabulació dels irresponsables 2/5 Jordi Amat, Anagrama. Por qué el consenso entre Catalunya y el Estado ha saltado por los aires 4 Operació urnes 4/4 Xavi Tedó y Laia Vicens, Columna. La operación clandestina que posibilitó el referéndum del 1­O 5 Fer­se totes les il∙lusions posibles 6/6 Josep Pla, Destino. Dietario con anotaciones que desvelan a un autor harto del erial franquista 6 Summits of my life 9/6 Kilian Jornet, Ara Llibres. El gran marchador narra sus gestas subiendo montañas 7 El que la terra m’ha donat 5/10 Lluís Foix, Columna. El autor desgrana vivencias propias marcadas por el paso de las estaciones 8 Torres a la cuina 8/2 Javier y Sergio Torres, Rosa dels Vents. Consejos para sacar partido de los productos de temporada 9 1001 secrets de la Barcelona burgesa N/– Núria Miret, L’Arca. Retrato íntimo de una clase que forjó la Barcelona más conocida e icónica 10 Els 14 vuitmils d’Òscar Cadiach i Puig N/– F. Joan i Matas, Cossetània. De 1984 a 2017, Ca­ diach ha conquistado todas las cimas del Himalaya

ESTA SEMANA DESTACA Las grandes gestas y los récords más insólitos siempre han cotizado en el mercado editorial y en el favor de los lectores. Lo reflejan esta semana las listas de no ficción, donde por un lado vemos bien situado el ‘Guinness World Records 2018’ y, por otro –en el ranking catalán–, destacan las crónicas (llenas de fotografías) de dos montañeros de excepción: ‘Summits of my life’ explicadas por el propio Kilian Jornet y ‘Els 14 vuitmils d’Òscar Cadiach i Puig’, sintetizados por F. Joan i Matas. En ficción hay una novedad significativa: John le Carré entra con fuerza tanto en castellano como en catalán con ‘El legado de los espías’, la última (y definitiva) aventura de Smiley, ese persona­ je creado por el maestro británico y que lleva medio siglo magnetizando a sus seguidores. ­S.C.

antivirales Al igual que serio no es lo mismo que aburrido, trivial no es igual a irrelevante. La actualidad cultural de la semana deja detalles que nunca serán carne de titular ni se contagiarán en las redes sociales. Está comprobado que conocerlos y compartirlos mejora hasta en un 30 por ciento la conversación del que los lee. BEGOÑA GÓMEZ URZAIZ

El cuñado de Herralde Dicen que hacer chistes de cuñados ya es de por sí un poco cuñado,perohaytópicosqueseresistenamorir.Laprue­ badequetodoelmundotieneunhermanopolíticolis­ to la dio Jorge Herralde que, en el discurso que dio en el Ayuntamiento de Barcelona al recibir el pre­ mioAtlàntidadelGremid’Editors,hablódeuncu­ ñado bilbaíno que siempre le preguntaba por “su imprenta” porque no acababa de entender en qué consistía eso de la edición. El emérito de Anagra­ ma agradeció su vocación a la “oportuna” tubercu­ losis que padeció a los 22 años y que le tuvo postrado encamaunaño,muybienaprovechadoleyendoaSartre, Camus, Stendhal, Balzac, Malraux, Proust y Baudelaire.

William Morris, en el cine y en el MNAC Los interiores que aparecen en El hilo invisible, la pelí­ cula de Paul Thomas Anderson que se estrenará en fe­ brero, son tan hipnotizantes que a veces hasta distraen y es fácil dejar de mirar la cara de Daniel Day­Lewis –en su última interpretación, porque ha dicho que se retira– y pasear la vista por los manteles de hilo y los exquisitos papeles pintados floreados. Todos son de William Morris, el creador del movimiento Arts and Crafts que recalará en el MNAC también el 22 de fe­ brero, en una exposición monográfica que ya ha pasa­ do por Madrid. Muy recomendable hacer doblete.


El mítico teatro Globe de Londres, fundado por Shakespeare y que se mantiene casi intacto, tiene una nueva directora que precisamente no cree en la figura del director todopoderoso. Michelle Terry, que en realidad es actriz, tiene previsto dejar que los intérpretes de la compa­ ñía escojan asambleariamente qué papel quieren interpretar en cada obra y ceder cierto po­ der al público. En breve, saldrán de gira con Noche de Reyes, El mercader de Venecia y La fierecilla domada y la audiencia de cada ciudad podrá escoger cuál prefiere ver. Terry cree que “es injusto que todo recaiga en el director” y que el teatro debe volver a ser un espacio igualitario.

This is My Land (Art)

Mundo picante

El artista suizo­islandés Chrstoph Büchel está acostumbrado a provocar reacciones extre­ mas. Ya llevó los carritos de los sin techo a una explanada de Art Basel e instaló un club de in­ tercambio de parejas en un espacio histórico de Viena estilo Secesión. Su última ocurrencia ha sido pedir que se declaren Monumento Na­ cional los ocho prototipos que Donald Trump ha hecho construir a las afueras de San Diego como ensayo para su proyecto de muro entre México y Estados Unidos. Büchel, que no se pronuncia políticamente sobre el muro, dice que los ocho pedazos de cemento, que costa­ ron más de tres millones de dólares al contri­ buyente, son un ejemplo de Land Art a lo Do­ nald Judd y está organizando unos tours en in­ glés y español que parten del Museo de Arte Contemporáneo de San Diego y que se están vendiendo como churros a pesar de que la en­ trada cuesta casi 20 euros.

Pocos ciclos de cine anuncian orgullosamente que van a emitir sus películas dobladas y con copas en la mano. Eso solo pasa con Chicas y mari­ cas, las proyecciones que organiza la pe­ riodista y es­ critora Jimina Sabadú. El próximo do­ mingo, el ci­ clo, una rama del fanzine del mismo nombre que ya ha pro­ gramado tí­ tulos del under­ ground co­ mo la co­ produc­ ción argentina, española y uruguaya Miss Tacuarembó y clásicos del overground como Fuera de onda vuelve a los teatros Luchana de Madrid con Spiceworld, el A hard day’s night de las Spice Girls, roda­ do en 1998. Se anima a los asistentes a acudir vestidos de Posh, Baby, Ginger, Sporty o Scary, a elegir.

La escritora Ángeles Caso, también asturiana, es responsable del rescate de la novela de Dolores Medio de flashback, como una peripecia personal y familiar que entroncaba con la colectiva. “Dolores Medio traza el escenario más idóneo para representar la gran prueba de los españoles en esa mitad de siglo. Por eso nos reconocemos en su obra. Por eso es el Nadal del último año”, añadía ¿Masoliver? La novelista había presentado una primera versión de su obra en 1951 a la editorial madrileña Rumbos, que la envió a censura. La publicación fue denegada. Decidió entonces enviarla al premio Nadal, posible­ mente con algunas mutilaciones. Y ahora sí, la censu­ ra la autorizó con algunos cortes, relativos sobre todo a la política, ya que la escritora “manifiesta más sim­ patías por las ideas revolucionarias que por las con­ servadoras”. En la novela de Oviedo más importante tras La regenta, se suprimió que a Lena le gustara en 1931 “la alegría ordenada y sencilla con que los repu­ blicanos exteriorizaban su júbilo”, o que en 1934 la revolución se extendiera “como una mancha de aceite por los campos y poblaciones del viejo principado”... La escritora Ángeles Caso, también asturiana, ha prologado y editado el texto íntegro en su sello Libros de la Letra Azul, que incluye los informes de censura y unas magníficas ilustraciones de Rebeca Menéndez.

SERGIO VILA­SANJUÁN

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Shakespeare asambleario

Con el último premio Nadal a punto de irrumpir en librerías –felicidades, Alejandro Palomas– nos llega también la recuperación de un clásico del galardón, ahora en versión íntegra: Nosotros, los Rivero, de Dolores Medio, que fue distinguido en 1953. Tanto el libro como el rescate tienen su historia. Dolores Medio, ovetense de 1911, tras el declive eco­ nómico de su familia tuvo que ponerse a trabajar con catorce años. Maestra, y republicana, al acabar la Guerra Civil inicia en Madrid una ardua carrera como escritora profesional, consolidada con el premio literario de la editorial Destino que ya había lanzado anteriormente a Carmen Laforet, Miguel Delibes, José María Gironella o Luis Romero. Los responsables del fallo valoraron entonces la historia de Lena Rivero y con ella la del “orto y el ocaso de una familia representativa, de unos hijos de indiano que siguen los mismos pasos de su Oviedo, hasta deshacerse en los trágicos días de 1934”, según explicaba en La Vanguardia al día siguiente del fallo un artículo sin firma, aunque con todas las trazas de deberse a Juan Ramón Masoliver, integrante a la vez de nuestra redacción y del jurado. Esa historia que concluía en la revolución asturiana de octubre, muy duramente planteada y también muy duramente reprimida, la relataba la autora en forma

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El Nadal de 1953, sin censura

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latidos


LIBROS

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Cine Molina Foix recopila once ilustres relatos que dieron pie a grandes filmes, desde ‘Rashomon’ de Kurosawa hasta ‘Los pájaros’ de Hitchcock

Del libro a la pantalla JORGE DE COMINGES

JuanAntonioMolinaFoix,distingui­ do traductor del mítico Drácula de Bram Stoker y antólogo de diversos cuentos de horror y fantásticos, nos ofrece la compilación de once insig­ nes relatos que dieron lugar a otras tantas grandes películas. Diferentes son los géneros de las distintasnarraciones.Eldramahistó­ rico teñido de thriller en Rashomon y Enelbosque(RyunosukeAkutagawa, 1915), que fueron el punto de partida de Rashomon de Akira Kurosawa (1950), precedente de tantas pelícu­ las narradas desde diferentes puntos de vista, abre el volumen. Al costum­ brismo pertenece La casa Tellier (Guy de Maupassant, 1881), que Max Ophüls, en 1951, adaptó en uno de los tres episodios de Le plaisir (y José María Forqué tomó como inspira­ ción de Vuelve, querida Nati). Un clá­ sicodelaliteraturafantásticajapone­ sa es La cabaña entre las cañas espar­ cidas (Ueda Akinari, 1776), que sirvió de base a la exquisita Cuentos de la lu­ na pálida/Ugetsu monogatari (Kenji Mizoguchi, 1953). En la introspec­ ción psicológica se inserta Miedo (Stefan Zweig, 1910), origen de La paura/Ya no creo en el amor (1954), la última colaboración entre Ingrid BergmanyRobertoRossellini.Alafá­ bula picaresca se adscribe El idilio de miss Sarah Brown (Damon Runyon, 1933), que Joseph L. Mankiewicz convirtió en divertidísimo musical con la colaboración de Jean Sim­ mons, Marlon Brando y Frank Sina­ tra. Drama judicial de suspense es Testigo de cargo de Agatha Christie (1925), al que Billy Wilder (1957) in­ corporó un segundo e inesperado gi­ ro en su desenlace y que proporcionó a Charles Laughton y Marlene Die­ trich inolvidables lucimientos. Prosigue con el relato de western de Dorothy M. Johnson El hombre que mató a Liberty Valance (1949), que John Ford adaptó, en 1962, en la homónima, romántica y legendaria película.ElcuentodeterrordeDaph­

ne du Maurier Los pájaros (1952), llevado a la pantalla por Alfred Hitchcock –quien antes la había adaptadoenPosadaJamaicayRebec­ ca– en 1963 con magistral talento. La parábola mágica en Una historia in­ mortal de Isak Dinesen (1953) que Orson Welles trasladó al cine con tan pocos medios como enorme talento en1968.ElrelatofantásticoLasumisa de Fiódor Dostoievski (1876), recrea­ do en la actualidad de 1969 por Ro­ bert Bresson en Une femme douce, su primer filme en color. Y, para acabar en esplendor, la elegíaca narración

Problemas con el reparto No siempre es fácil conseguir un buen reparto para una película. En el caso de Testigo de cargo, el productor Arthur Hornblow sugirió para inter­ pretar a Christine los nombres de Ava Gardner y Rita Hayworth. Billy Wilder se negó rotundamen­ te a aceptar a esta y hubiera consentido a Gardner de haber contado con Jack Lemmon. Finalmente fue contratada Marlene Dietrich por cien mil dólares. Para el papel del acusado, el director quería a Kirk Douglas. Tras barajarse los nombres de Gene Kelly y ¡Roger Moore!, este último suge­ rido por Joshua Logan, se contrató por fin a Tyro­ ne Power tras ofrecerle un sueldo de trescientos mil dólares y un porcentaje en la taquilla. Para quien no hubo dudas fue para el papel del abogado. Charles Laughton, que tan solo cobró setenta y cinco mil dólares, lo bordó adoptando los tics de Florance Guedella, letrado que había traba­ jado para el propio Laughton y para Dietrich. Estos dos se encapricharon de Tyrone Power, aunque ninguno de ellos se lo llevó al huerto. Los muertos de James Joyce (1914) convertida en la soberbia y melancó­ licaDublineses(1987),últimapelícula dirigida por John Huston. | J.A. Molina Foix Historias de cine. Relatos que inspiraron grandes películas SIRUELA. 380 PÁGINAS. 21,95 EUROS

Cine Jones bucea en la figura de George Lucas

El señor de las galaxias J. DE C.

Pocos cineastas representan tan bien a la nueva generación de reali­ zadores que cambió el cine de Hol­ lywood en los años setenta como George Lucas, creador de La guerra delasgalaxiasyproductordelasaga de Indiana Jones. Brian Jay Jones, licenciado en Literatura Inglesa por la Universi­ dad de Nuevo México, ha buceado ensuvidayobrademaneraexhaus­ tiva. Hijo de un acaudalado comer­ ciante de la ciudad de Modesto, Ca­ lifornia, Lucas nació en 1944 y, des­ de muy pequeño, fue un amante de los juguetes tecnológicos y de los cómics de ciencia ficción. Atraído por la antropología y los estudios de bellas artes, acabó matriculándose, casi por casualidad, en la escuela de cine de la Universidad del Sur de

California (USC). Allí hizo un gru­ po de amigos como Willard Huyck, Randal Kleiser y John Millius. Los alumnos de la USC tenían fama de buenos documentalistas y técnicos, mientras que los de la UCLA (Uni­ versidaddeCaliforniaenLosÁnge­ les), sus grandes rivales, de estar mejor preparados para realizar pe­ lículas de ficción. Más amante del montaje que de la dirección de actores, George Lu­ cas,quesehabíaasociadoconFran­ cis Ford Coppola, procedente de la UCLA, para fundar los estudios American Zoetrope, debutó como realizador con THX 1138, cinta de ciencia ficción que la crítica apreció bastante más que el público. Deci­ didoahacerunapelículacomercial, dirigió American graffiti, crónica sentimental de su adolescencia con cuyos porcentajes en taquilla ganó


Huston. Abajo, George Lucas con un Stormtrooper

LIBROS

ellas’ el musical llevado al cine por Mankiewicz y ‘Dublineses’ de

ARCHIVO/GETTY

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De izquierda a derecha, imágenes de ‘Los pájaros’ de Hitchcock, ‘Ellos y

El sustituto de James Bond Steven Spielberg siempre había deseado dirigir una película de James Bond. Cuando lo propuso a la United Artists, estos rehusa­ ron educadamente. Enton­ ces, su amigo George Lucas le comunicó que tenía para él un filme que era aún mejor que el agente 007. Se trataba de un guiño a las antiguas series semanales, y su protagonista, Indiana Smith, era un arqueólogo doblado de cazador de teso­ ros. A Spielberg le encantó la idea, aunque no el nom­ bre del protagonista, que acabó convertido en India­ na Jones.

A punto de dirigir ‘Apocalypse now’, se la dejó a Coppola para centrarse en el guion de ‘Star wars’

casi cuatro millones de dólares. A punto de dirigir Apocalypse now, acabó dejándola en manos de Coppola para centrarse en el guion de La guerra de las galaxias. Cons­ ciente de la importancia de los efec­ tos especiales, creó la Industrial LightandMagic,unacompañíaque le proporcionaría millonarios be­ neficios. Lucas, preocupado sobre todo por el control, firmó un contrato conla Fox por elque se asegurabael cuarenta por ciento del porcentaje de ingresos brutos y los derechos sobre futuras secuelas, televisión, publicidad y merchandising. Tras un rodaje complicado en el que se vio impotente para contro­ larlo todo y un montaje en el que tu­ vo que delegar el trabajo duro en su esposa Marcia, el filme se estrenó obteniendo un éxito tan inmediato como apoteósico. Ese fue el principio de la trilogía más rentable de la historia del cine, que acabaría en manos de los estu­ dios Disney cuando estos adquirie­ ron Lucasfilm convirtiendo al di­ rector en el propietario de una for­ tunaestimadaencincomilmillones de dólares. | Brian Jay Jones George Lucas. Una vida RESERVOIR BOOKS. 656 PÁGINAS. 24,90 EUROS


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Narrativa

Somos pesadilla JUAN ÁNGEL JURISTO

Edmundo Paz­Soldán (Cochabam­ ba, Bolivia, 1957), una de las voces más representativas de la actual na­ rrativa latinoamericana y que perte­ neció de pleno derecho a la genera­ ción conocida como McOndo, de cla­ rasconnotacionesirónicasconeltipo de literatura llamada del realismo mágico, después de éxitos sonados comoNorteoIris,unamemorablein­ cursiónenlacienciaficción,llegaalas libreríasespañolasconunanuevano­ vela, Los días de la peste, que se publi­ ca entre nosotros antes que en Lati­ noamérica. Pertenece esta narración de pleno derecho a este tipo de litera­ tura de ambiente cerrado que ha da­ dolibrosmemorables,desdeLapeste, de Albert Camus a La mujer de la are­ na, de Kobo Abe o Los testigos y, si se apura,El gato, deSimenon; narracio­ nes donde el mundo es metáfora de una cárcel, ya sea con la descripción de una casa aislada, de una isla, del ambientemorbosodeunmatrimonio entradoenañosyqueposeenaunga­ tocomoarmaarrojadizaodelacárcel misma,queesloquehacePaz­Soldán en esta apasionante narración. Para la realización del libro se ha inspirado en la cárcel de San Pedro, en La Paz, donde es característico que los presos convivan con las fami­ lias, además de otras del continente, como elementos prestados de cárce­ les argentinas, brasileñas, mexicanas yuruguayas.Conello,EdmundoPaz­ Soldán ha abandonado el terreno de lametáforapura, así,elde Iris, el de la ciencia ficción, para adentrarse en una narración de denuncia plena, donde se ponen en solfa los resortes delpoder,semuestranentodasucru­ deza, realizando de esta manera uno de los ejercicios narrativos de más largo alcance de la actual generación de escritores latinoamericanos. Paz­Soldán es autor dotado de una prosa precisa, contundente cuando se precisa, proclive a crear atmósfe­ ras de pesadilla. Los días de la peste posee una prosa ajustada a lo que su­ giere el título del libro: aquí, en esta sociedad corrupta y corrompible, to­ doelmundoparticipaensusposibili­ dades. El resultado es estremecedor pues demuestra el modo en que to­ dos, de una manera u otra, entramos en ese juego fragmentario del poder, a veces más terrible que el absoluto porqueesmenosdetectable,másdifí­ cil de erradicar. Paz­Soldán ha escri­ to una novela notable, insólita. | Edmundo Paz Soldán Los días de la peste MALPASO. 352 PÁGINAS. 20 EUROS

Gary Oldman (izquierda) como Smiley junto a Benedict Cumberbatch en el filme ‘El topo’ (2011) basada en la obra de Le Carré

Espionaje John le Carré recupera a su mítico espía en su última obra y nos transporta de nuevo al universo de los servicios secretos británicos

Smiley, la conciencia del Circus ROBERT SALADRIGAS

Cierto día de hace ya mucho tiempo los lectores deslumbrados por las muy singulares primeras novelas de espías del británico John le Carré (desde Llamada para el muerto, 1961, a El topo, pasando por La gente de Smiley, 1979), seudónimo universal de un tipo misterioso de Dorset lla­ mado David Cornwell, nos obligó a admitir que la guerra fría había con­ cluido, el eficaz y cornudo George Smiley había descubierto la identi­ dad del topo (Bill Hayden) que puso al servicio de inteligencia británico contra las cuerdas, y, al mismo tiem­ poqueacababaconKarla,sugranad­ versario del bloque soviético, Smiley desaparecía del territorio de los fun­ cionarios operativos. Sencillamente se esfumaba. Nos quedamos con dos imágenes “reales” de Smiley: de cuandoelgranAlecGuinnesslepres­ tó sus rasgos personales protagoni­ zando El topo (Tinker tailor soldier spy, 1979) y más tarde, en 1982, al frente de la serie que la BBC dedicó a La gente de Smiley. Así que desde en­ tonces hasta ahora mismo Guinness esparanumerososlectoreslaimagen inalterable del antihéroe de los tiem­ pos de la guerra fría. Luego empezó otra época para la geopolítica y para la narrativa de Le Carré, en la que siempre se echó de menos la presen­

cia de Smiley aunque sabíamos –in­ tuíamos– que estaba en alguna parte, tal vez en Cornualles con su creador, al acecho de algo que sólo Le Carré podía prever. Ha pasado un cuarto de siglo, la imaginacióndelnovelistasemuestra

Alec Guinness también fue el mítico espía en la serie ‘Los hombres de Smiley’ (1982)

en forma, sus libros de este período –incluido el memorialístico Volar en círculos– gusten unos más otros me­ nos describen la evolución del mun­ do desde las alcantarillas del poder y siguensiendodeunacomplejidades­ tructuralyestilísticaqueavecesobli­ ga a algún taxista –según la anécdota que él mismo contó a Antonio Loza­

ARCHIVO

no– a comentarle: “No he entendido su último libro”. Lógicamente eso lo incomoda, pero suele ocurrir –siem­ pre ha ocurrido en sus novelas– que uno no entiende un diálogo cargado de sobrentendidos, un episodio en el que nadie es sólo quien parece ser o una escena en que la elasticidad del tiempo,comosifueseunchicle,sees­ tira entre el ahora y lo pasado y el lec­ torvieneobligadoaseguirelvaivénsi noquiereextraviarseentrelorealyel simulacro de realidad en la que se muevenlastramasdeLeCarrédesde las que hemos accedido al universo de fingimiento y amoralidad que son losserviciossecretosdeunapotencia venida a menos como la británica. Pero al mismo tiempo le Carré ha envejecido, avanza a grandes zanca­ das hacia los noventa años (cumplirá ochenta y siete) y su novela más re­ ciente, El legado de los espías, presen­ ta como impactante novedad la rea­ parición de Smiley, el mito, la leyen­ da perdida en las nieblas del pasado. La trama es la siguiente. Peter Gui­ llam, antigua mano derecha de Smi­ ley y hoy jubilado en una granja de Bretaña, es conminado a presentarse en las antiguas instalaciones de The Circus: herederos de viejas glorias pretenden exigir responsabilidades penales por una operación de inteli­ gencia,conocidaporCarambola,que se resolvió de manera oscura y dra­ mática para algunos de los agentes implicados. Así arranca una exhaus­ tiva investigación interna que lleva hasta George Smiley y su conciencia aún sangrante. ¿Ahí termina para siempre la historia de George Smi­ ley? ¿Es el final definitivo? ¿Quedará algo más por decir sobre el rostro sa­ bio de Alec Guinness recluido en el apartamento de soltero de Friburgo, buscandoenrecogidosilenciosusúl­ timas grandes verdades de espía sin causa? | John le Carré El legado de los espías / El llegat dels espies PLANETA/EDICIONS 62. TRADUCCIÓN AL CASTELLANO: CLAUDIA CONDE FISAS/AL CATALÁN: LAIA FONT MATEU. 368/320 PÁGINAS. 21,50 EUROS


A pesar de haber recibido numero­ sos premios, entre ellos el Francis­ co Casavella con Tanto correr o el Memorial Silverio Cañada de la Se­ mana Negra de Gijón con No llores, hombre duro, poco se sabía del na­ rrador argentino Mariano Quirós (1979), ganador ahora del Tusquets de Novela con La casa junto al Tra­ gadero. Casi todos los reseñadores y entrevistadores han insistido en el carácter fuertemente autobio­ gráfico del XIII premio Tusquets de novela, La casa junto al Tragade­ ro. No sé si por el laconismo del au­ tor o por la ignorancia de sus entre­ vistadores, es muy poco lo que me han aportado, con excepción de la larga entrevista de Ángel Berlanga en Página 12. Muchos datos coinci­ den con los de su biografía, sobre todo porque la acción tiene lugar en la ciudad de Resistencia, provin­ cia del Chaco donde nació Quirós y en el cercano pueblo de Colonia Benítez. También la fuerza del len­ guaje debe mucho al chaqueño, sa­ biamente combinado con el argen­ tino coloquial, en una novela de­ masiado poderosa para que pueda hablarse de coloquialismo o loca­ lismo. Pero los datos autobiográfi­ cos no ayudan a entender mejor el libro. Y algo me ha sorprendido enormemente: ¿cómo alguien que se declara fascinado por Bolaño y atraído por Piglia, Vila­Matas o Sa­ mantha Schweblin se identifica con Mario Benedetti? La realidad es que nos encontra­

mos ante una novela enormemente atractiva y original con sólo dos lí­ mites: la sucesión de aconteci­ mientos en una brutal escalada de violencia acaba por resultar mecá­ nica, como si sorprender continua­ mente en nombre de la tensión fue­ se imprescindible; y que algunas escenas se alargan demasiado. Novela itinerante, en un conti­ nuo desplazamiento de Resisten­ cia, de donde ha huido el narrador anónimo, a la soledad del monte, en

Colonia. Lo que intenta ser un idíli­ co encuentro con la naturaleza se convierte en una serie de situacio­ nes a cada cual más peligrosa. Se instala en la casa abandonada de los Caicedo, que huele a podrido. Está todo oscuro y sólo se oye el zumbi­ do de las moscas y los mosquitos. El miedo se apodera de él, sobre todo cuando descubre a la Vieja, a la que todos llamaban la Bruja, una mujer sin rostro, algo fantasmal que cami­ na marcha atrás. Su primer impul­

Novela atractiva y original, aunque abusa de la escalada brutal de violencia que acaba siendo mecánica buen humor: en la relación con el almacenero y sobre todo por su vo­ cación de voyeur. Espacios de luz erótica que parecen anunciar el triunfo de la luz total, vencedora de la oscuridad en un brillante final en el que, con el narrador, desperta­ mos de lo que ha sido una delirante pesadilla. | Mariano Quirós Una casa junto al Tragadero El autor argentino Mariano Quirós

KIM MANRESA

Cuentos Ocho relatos de Pijuan que nos presentan situaciones rocambolescas

Seguir(le) el ritmo NÚRIA ALBESA

De El franctirador (2014), la pri­ mera novela de Albert Pijuan (Ca­ lafell, 1985), la crítica señaló “la mano segura”, “el estilo afilado y directo, de una expresividad seca y a veces cruel”. Con la publica­ ción de su último libro, Seguiràs el ritme del fantasma jamaicà, un conjunto de ocho relatos hetero­ géneos, el autor confirma, por un lado, la versatilidad de estilos y, por otra, la predisposición a ex­ plorar los límites del artefacto narrativo.

Pijuan no es uno de esos escri­ tores que se detiene en la descrip­ ción. Asume la conciencia de na­ rrador y busca qué recurso con­ viene a cada historia. Se siente cómodo exprimiendo las posibili­ dades que le ofrece el lenguaje, no por el simple capricho de trans­ gredir la lengua, sino siempre en favor de la caracterización de un personaje o de un determinado punto de vista. Encontramos una gran varie­ dad de formatos y de temáticas: un monólogo interior, el de Simo­

na, en sintonía con el personaje de Zerafina de Rodoreda; un par de ensayos (Curs de literatura calafe­ llenca y Disculpes per la sang), una entrevista (Fantasma / Jamaica); un cuento que bien podría ser leí­ do del derecho o del revés (Una

Describe un viaje desde Noruega y los orígenes del ‘black metal’ hasta la América de los años cincuenta

TUSQUETS. 232 PÁGINAS. 18 EUROS

separació), como las versiones de una misma historia, o bien un re­ lato futurista (Zulufita). Un viaje desde Noruega y los orígenes del black metal hasta la América de los años cincuenta, con parada en un cementerio de animales del Vallès (Durà cua, un título espe­ cialmente acertado). Este libro se nutre de situa­ ciones rocambolescas y de per­ sonajes que intentan encontrar la manera de seguir su propio ritmo. Y en este intento de encontrar el propio ritmo el lector es cons­ ciente de que, en realidad, ha sido invitado a una pista de baile. Debe seguir el ritmo de los personajes, sí, pero también el de su na­ rrador. | Albert Pijuan Seguiràs el ritme del fantasma jamaicà ANGLE. 232 PÁGINAS. 16,50 EUROS

LIBROS Sábado, 20 enero 2018

J.A. MASOLIVER RÓDENAS

Cultura|s La Vanguardia

El asesino de monos

so es volver a Resistencia, pero algo le retiene. El almacenero Insúa le adiestra en la caza de los monos. Hasta que interviene un grupo de muchachos pertenecientes a la fundación ecológica Vida Silvestre y le hacen la vida imposible. El narrador es o se hace pasar por mudo –como lo somos cuando dormimos–, por lo que sólo puede defenderse, cosa que consigue po­ cas veces, dibujando. Todo se con­ vierte en pura amenaza para el que llaman, además del Mudo, el asesi­ no de los monos. Vive atenazado por el miedo y por el dolor, perse­ guido por el olor a podrido. Con frecuencia no puede controlar el llanto. Al principio le tiene miedo al monte, para muchos un lugar ho­ rrible en el que se sienten prisione­ ros, pero al final le cobra afecto, co­ mo le cobrará afecto a la casa. Vive acompañado por los yacarés y los monos, que en esta zona son una plaga. Y parece moverse siempre en la oscuridad, acompañado de apariciones. Uno de los espacios más siniestros es el Tragadero, un río maldito. Pero si en la novela no hay humor sí felices momentos de

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Novela Quirós obtuvo el XIII premio Tusquets de novela con un libro de carácter autobiográfico, cuyo narrador huye de su Chaco natal. Con un lenguaje que debe mucho al chaqueño, combinado con el argentino coloquial


LIBROS

entrevista a Javier Pérez de Albéniz, autor de ‘La guerra del lobo’

GABI MARTÍNEZ

Hace 13 años, Javier Pérez de Albé­ niz (Madrid, 1960) abandonó la capi­ tal y su vida como periodista de re­ dacción para instalarse en el campo. En la abulense finca La Pavona, ad­ quirió hábitos nuevos mientras asis­ tía a cómo los lobos mataban chotos con frecuencia inusual. Las reaccio­ nes de cazadores, ganaderos, ecolo­ gistas y su fascinación por el lobo le impulsaron a emprender un segui­ miento que ha fructificado en una de las escasas obras periodístico­litera­ rias de calidad sobre naturaleza que se pueden encontrar en España. Y en

Dice que los bandos se radicalizan. ¿La sociedad necesita radicalizarse medio­ ambientalmente? Cada individuo debe decidir. Antes, cuandoeldomingoteníaquevolvera Madrid después del fin de semana en el campo, era un drama. Coincidió con el deterioro de la profesión: los reportajessehacíanporqueteinvita­ ba una embajada, porque te hacían un regalo... Pensé que con las nuevas tecnologías podía trabajar por mi cuenta. Simplemente, hice lo que creía. Ahora vive en Sotillo de las Palomas, un pueblo de cien habitantes. Y cada día lucho con mi hija para que gaste menos agua, menos luz. Vivo con energía solar...

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Cultura|s La Vanguardia

Sábado, 20 enero 2018

“Utilizan al lobo para tapar cosas; no te puedes fiar”

Parece que vuelve a prestarse cierta atención a las energías renovables. No me fío, como no me creo que el país esté saliendo de la crisis econó­ mica. Mi hija va al colegio a Talavera de la Reina, la cuarta ciudad con más paro de España. No veo la recupera­ ción por ninguna parte. La electrici­ dadhasubidoun16%.Hemossufrido la debacle de las empresas de energía solar,ymultanagentequequieredis­ poner de sus propios paneles. Una sinvergonzonería que está acabando con una posibilidad de gastar menos, de vivir de forma más prudente.

Ilustración del libro ‘Animales del norte’ de Dieter Braun (Maeva). A la izquierda, el autor y periodista Javier Pérez CAPITÁN SWING

la que también se habla mucho de hombres. “Había que hacerlo, la so­ ciedad que rodea al lobo es impres­ cindible para la supervivencia del animal. Sólo que hay quien lo quiere defender a toda costa y otros que lo quieren disecado”. España dispone de una naturaleza im­ ponente. ¿Por qué no hay más libros de este tipo en el país? Falta la gran tradición de literatura

Equilibrio animal Para intuir el carácter de un lugar es útil ver cómo sus habitantes se relacionan con los animales. Si en El tigre John Vaillant explicó Rusia con mayor pro­ fundidad que miles de libros de historia, Javier Pérez de Albéniz acaba de firmar una obra que comparte aquel espíritu: La guerra del lobo. El autor ha hecho de La Pavona, la finca de su familia en Ávila, un privilegiado observatorio para el

Cuestióndecredibilidad.Enotroslu­ garesesdifícilquetecuelendatosfal­ sos.Aquícadaunodiceloquelepare­ ce. El periodismo medioambiental es mucho más serio afuera. En España aguanta la revista Quercus, pero el resto de intentonas no ha funciona­ do. Se prefiere atender a otras cosas mientrasnosolvidamosdeloqueim­ porta de verdad: el cambio climático.

de la naturaleza que existe por ejem­ plo en Estados Unidos o Inglaterra. Los ingresos por derechos de autor dellibroqueescribísobreellinceson mínimos. Nos falta cultura. Así es el país.

tos de ovejas muertas, de lobos en la región...ymuchossonfalsos.Seusaal loboparataparcosasyalgunossehan radicalizado. Para llegar a acuerdos habría que abandonar esas posicio­ nes.Notepuedesfiardeunosniotros.

Hayquiensísabeutilizaralloboparasa­ car provecho económico. Los cazadores dicen que sobran lo­ bos, los ecologistas responden que ni en broma; cada parte enseña sus da­

¿Y de la administración? De eso también se habla en el libro.

estudio del lobo y de un entorno conmo­ cionado por el resurgimiento del carní­ voro en la zona. El libro explora las tensiones desatadas por el depredador, combinando reflexiones y experiencias personales con entrevistas igual a pasto­ res que a científicos, y episodios ejem­ plares ocurridos en Andalucía o Canadá, adonde él mismo fue buscando lobos. Con cariño y admiración por la fiera, el madrileño despoja al lobo de su leyen­ da negra presentándolo con sus hábitos, flaquezas y necesidades en un intento de

¿Yporquésefíadelosdatosqueofrecen otros países?

recuperar el respeto hacia un mamífero a menudo señalado como problema cuando no es más que la tapadera para ocultar conflictos más serios. Reclama­ ciones de ganaderos que inflan el núme­ ro de ovejas muertas por lobos para cobrar mayor indemnización; políticos que, a cambio de votos, condenan al lobo a la extinción; ecologistas que obvian los intereses ajenos... Sin complejos y al grano, Pérez de Albéniz busca el equili­ brio en la batalla articulando una narra­ ción seria con chispazos humorísticos e

Los libros sobre naturaleza sí parecen en auge. Hay editoriales como Capitán Swing o Errata Naturae que ofrecen títulos muy buenos. ¿Cuáles le continúan inspirando? Los primeros que leí me dejaron tie­ so. Recuerdo los de Kenneth Ander­ son y Jim Corbett, historias de caza­ dores blancos y aventuras. Y, ya más mayor, Peter Mathiessen. |

impulsada por un ritmo vivaz que favo­ rece el talento divulgativo del autor, capaz de ilustrar con ejemplos memora­ bles: ese pastor al que los lobos mataron cien ovejas y aun así reivindica al animal frente a los que cuelgan lobos muertos en las señales de tráfico. Un libro para vernos más allá de la bestia y pensar cómo deseamos relacionarnos con ella. | Javier Pérez de Albéniz La guerra del lobo CAPITÁN SWING. 192 PÁGINAS. 16,50 EUROS


Jordi Llavina

ARCHIVO

La ermita de Sant Pere en la Selva del Camp

JULIÀ GUILLAMON

Camino verde es una canción de Car­ melo Larrea para la película Suspiros deTriana(1955).LahizofamosaJua­ nito Sagarra (el cantante de boleros, no el periodista), la cantaron Los Panchos y José Feliciano. El chico vuelve a pasar por el camino verde, caminodelaermita:estásecoyaban­ donado. Aprovecha para decir a la chica, con quien antes paseaba, que regrese, para que reviva. Con un pretexto similar al de esta

canción que llegó a ser popularísima, Jordi Llavina (Gelida, 1968) ha escri­ tounpoemanarrativo,introspectivo, enelque,enlaproximidaddeloscin­ cuenta años, hace balance de la vida, mira al futuro, mira a su entorno, dia­ loga con el paisaje, filosofa un poco sobrepintura,sobreloshijos,sobrela memoria, sobre la tierra, sobre los li­ bros, sobre los cipreses y sobre otras muchas cosas. El poema, escrito en octosílabos, dibuja una franja estre­ cha y deja unos márgenes en los que

AYUNTAMIENTO DE LA SELVA DEL CAMP

enumeralosaspectosquetrata,como un índice temático. En su libro sobre el excursionismo Joan­Lluís Marfany explica el víncu­ lo entre la expansión pulmonar del

En este mundo materialista y hedonista, el poeta, sin renunciar al vino, busca la pureza de la infancia

Jordi Llavina Ermita METEORA. 101 PÁGINAS. 16 EUROS

Novela Ramqvist pone el foco en las sensaciones, a partir de la maternidad, en una trama criminal

Un thriller varicoso y lactante ANTONIO LOZANO

Pocas veces una fotografía de por­ tada ha condensado y anticipado mejor lo que le aguarda al lector cuando cruce su umbral para aden­ trarse en la historia. La instantánea sin título de Gregory Crewdson muestra a una mujer desnuda y ca­ bizbaja en un dormitorio tenue­ mente iluminado, de pie frente al espejo de una cómoda. Un cerco de ¿mugre? / ¿sangre? a sus pies, y una luz azulada e impregnada de nebli­ na oteando desde la ventana. Una atmósfera inquietante e irreal. Las preguntas se agolpan. La mente del espectador es empujada a cons­ truir hipótesis. La ciudad blanca no sólo se abre

con una variación sobre esta ima­ gen –una mujer contempla en el espejo los estragos que el embara­ zo ha causado en su cuerpo en me­ dio de un silencio absoluto y el frío royendo el exterior– sino que, co­ mo en el trabajo de Crewdson, bus­ ca de forma prioritaria generar un desasosiego que nos impela a relle­ nar los vacíos, reconstruir todo el fuera de campo que se nos ha sus­ traído. Karolina Ramqvist (Göte­ borg, 1976), una sensación de las nuevas letras suecas con este best seller en todo el ámbito escandina­ vo que le ha reportado el premio Per Olov Enquist, nos sirve un hilo narrativo muy fino: a punto de que­ darse sin casa ni dinero, la viuda de

un miembro de una organización criminal, madre de un bebé, busca convencer a los excompañeros de su marido que le den una parte del botín de su último golpe. En vez de apostar por el contex­ to, los antecedentes, la lógica expo­ sición de los hechos –cómo se llegó hasta esa situación, quién lleva ra­ zón…–, Ramqvist pone el foco en las sensaciones y, dentro de estas, en la fisicidad. Como si en la filma­ ción de una situación de estrés má­ ximo –una batalla, un atraco, o un tiroteo– el director cerrara com­ pletamente la cámara sobre el su­ dor de un rostro o el tembleque de una mano. Una mirada impúdica al cuerpo dolorido de la protagonista,

Karin, con sus varices y sus pechos rebosantes de leche, se solapan con las constantes demandas de ali­ mento y atención de su hija. Y cer­ cándolas a ambas en todo momen­ to, un frío paralizador, una conjura de nieve, ventisca y hielo descrita con feroz lirismo. La ciudad blanca es una suerte de thriller abstracto o miniatura de expedición polar construido a par­ tir de todo lo que suele desechar la ortodoxia: madres, cuerpos pega­ josos, llantos infantiles. | Karolina Ramqvist La ciudad blanca ANAGRAMA. TRADUCCIÓN: CARMEN MONTES CANO. 192 PÁGINAS. 17,90 EUROS

LIBROS Sábado, 20 enero 2018 Cultura|s La Vanguardia

Un voto de sencillez

ejercicio físico y el nacimiento del sentimiento patriótico. En el siglo XXI, las cosas han cambiado mucho. El poeta­caminante es un individuo consciente de su individualidad, de su singularidad. No sube a la ermita en busca de una Virgen encontrada. Ermita es más bien nombre de vino. En este mundo materialista y hedo­ nista, el poeta (sin renunciar al vino) busca la pureza de la infancia. La Selva del Camp es el pueblo de sumadre,yla ermitadeSantPere,un lugar de salidas y recreos de niños contresmesesdevacaciones.Llavina también ha tenido hijos y algunas de las observaciones más finas del libro hacen referencia a la mirada de los críos:lahijaquevaencocheybuscala luna, que se esconde detrás de las ca­ sas y de las copasde los árboles, en un juego dinámico, mejor que ninguna maquinita. O cuando recuerda que el hijo,cuandoeraunbebé,sedeslizaba hacia arriba hasta tocar la cabecera de la cuna. Son dos imágenes antagó­ nicas, que tal vez definen la persona­ lidaddelosdoshijos,oquedesdoblan la manera de ver el mundo de Llavi­ na:lasganasde gozardelasilusiones, la luz y la belleza. Y la necesidad de encontrar una reserva de confort pa­ ra no tener que sufrir, para dejar de sufrir o no sufrir tanto. Porque el poema deja un rastro de tristeza. La ascensión a la ermita no acabaconaquelsentimientoexultan­ te que decía Marfany delos excursio­ nistas heroicos. El camino romántico conduce a la muerte. Queda tiempo y entretanto, el poeta hace voto de sen­ cillez:aprenderáavalorarmáslaspe­ queñas cosas, como lo ha hecho en el camino. Queda el libro, como una he­ rencia para la posteridad. |

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Poesía Una ascensión a la ermita de Sant Pere en la Selva del Camp le da a Llavina el pretexto para un viaje interior: el paso del tiempo, el recuerdo de la niñez, el paisaje, los libros, la vida se ve distinta, lejos del trasiego cotidiano


LIBROS

libroscopio

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Cultura|s La Vanguardia

Sábado, 20 enero 2018

Verdades y miradas Uno de los debuts literarios más sugerentes de 2017 ha sido el de la periodista argentina especializada en arte María Gainza con su primera novela, El nervio óptico (publicada por Anagrama). Hilvana fogonazos de la vida de pintores como Fujita, Rothko o Henri Rousseau con los altiba­ jos de la cotidianidad de la narradora sin empastar realidad y ficción ni recurrir a mejunjes metaliterarios. De Cándido López, un pintor argentino que pinta la guerra con un aire naif, como si fueran batallas de soldadi­ tos de plomo, nos dice que “estaba convencido de que para tocar el cora­ zón de la realidad había que deformarla”. Los pintores se pasan la vida tratando de hacer lo imposible: encerrar la realidad compleja, cambiante y fugaz en una tela plana y que al mirar­ la encontremos ahí el aliento de verdad. No es muy distinto de lo que hace un escritor, pero su teclado es un pincel. Uno de los que más ha indagado y de las formas más heterodoxas posibles la manera de meter la realidad verdadera en el artificio del cuadro –si es que puede afirmar­ se que una cosa sea más verdadera que la otra– es David Hockney, una de las leyendas vivas de la pintura del siglo XX. A sus 80 años sigue buscan­ do y experimentando en cualquier formato, como esas obras hechas con un iPad que han sulfurado a una parte de la crítica. Coincide la publicación de dos libros. La editorial Siruela publica Una historia de las imágenes, escrita por Hockney y el crítico de arte Martin Gayford, donde recorren la historia del arte tratan­ do de responder a la gran pregunta: “¿Qué mues­ tran las imágenes: verda­ des o mentiras?”. En David Hockney, Love life (Elba) tenemos la oportunidad de aso­ marnos a la trastienda del pintor gracias al galerista y escritor Jean Frémon. Con él nos colamos en la casa del artista en Cali­ fornia, volcada sobre los bancales de Mulholland Drive. Tras el ventanal, ha hecho colocar unos peces de madera de colo­ res pintados por él para David Hockney y Jean Frémon CEDIDA crear la representación de un acuario. Para Hock­ ney el mundo es representación, la verdad es tan cambiante como pueda serlo la mirada. Frémon sabe. Publicó un libro excelente sobre el mundo interior de los pintores, Calle de la Mirada, y aprovecho que viene a Barcelona –le encanta la ciudad y la visita a menudo– para preguntarle qué puede aprender un escritor de la manera de mirar de los pintores: “Los pintores son los inventores de formas. Es a lo que un escritor debe aspirar también.” Me cuenta que ha conocido a Miró, Chagall, Calder, Bacon… “Pero el artista que más ha influido en mi vida es Louise Bourgeois. Un personaje extremadamente complejo”. De Tàpies explica que “cuando no estaba en su taller pasaba mucho tiempo en su biblioteca. Era su dominio. Allí escuchaba música, leía y consultaba libros; conservaba obras de arte de todas las épocas y civilizaciones. Era su laboratorio y cuando estaba allí se le veía radiante”. Le digo que Hockney es brillante aunque también controvertido y que él no le pone ni una pega… ¿No tiene ninguna grieta o es usted un cronis­ ta muy cortés? “La controversia es útil a veces, pero cuando pone en duda los logros de un gran artista es a menudo el resultado de la miopía o la imbecilidad. En 1973, cuando Picasso expuso sus últimos cuadros en el Palacio de los Papas en Aviñón, la gente se río y se burló de él. Les daba pena incluso ese pobre viejo que debía haber sabido retirarse a tiempo. Hoy en día, todo el mundo ha comprendido que fue un gran artista hasta el final. La controversia es legítima, pero me parece mucho más interesante confiar en los artistas: ellos nos muestran cosas que nosotros no habíamos imaginado”. | ANTONIO ITURBE

Novela La nueva obra de Amills se centra en las memorias de la brillante Asja Lacis, amante de Walter Benjamin, con una Europa agitada de fondo

Amor bolchevique MARTA HORMAECHEA

“Detrás de cada gran mujer hay un hombre complicado. Y viceversa”. La escritora y periodista mallorqui­ naRoserAmillssebasaenestacerte­ zaparacontarensunuevanovelaAs­ ja.Amordedirecciónúnica–comohi­ zo recientemente en La bachillera– la historia de una mujer brillante y, como tantas otras, olvidada. Se trata de la letona Asja Lacis que, además de amante del filósofo Walter Benja­ min –hasta ahora falsamente recor­ dada como la posible espía rusa que le arruinó la vida–, fue una bolchevi­ que convencida y lúcida directora de teatro. En1955,trasdiezañosenungulag siberiano –recluida por amar dema­ siado la cultura y a los intelectuales alemanes–Asjarecibedeldramatur­ go Bertolt Brecht una devastadora noticia: Benjamin se quitó la vida en 1940 en Portbou, huyendo de los na­ zis. Su viaje en tren de vuelta a Mos­ cú,elmismoqueWalterhabíahecho años atrás en su busca, se convierte en un simbólico viaje de vuelta hacia Walter. En su compartimento, Asja garabatea desenfrenadamente unas confesiones en las que el lector, co­ mo curioseando por encima de su hombro, tendrá el privilegio de en­ frascarse. Situadas en los felices años veinte primero y en los más angustiantes treinta después, con Moscú, París, Berlín,RigayunaItaliaalgoidealiza­ dacomotelóndefondo,estasmemo­ riasrepasansutumultuosayprofun­ da relación con Walter. En 1924, en Capri, un brillante intelectual bur­ gués, atormentado por su propia lu­ cidez,seenamorairremediablemen­

Roser Amills

te de una revolucionaria bolchevi­ que. Ella, aunque prendada de su “mezcla de titubeo y desparpajo”, lo tortura, fiel al ideal del amor libre, amor comunista. Amor e historia se fusionan. Aellohayqueañadirunenvidiable entorno: mientras Brecht se aferra al comunismo con Asja, el filósofo Theodor W. Adorno afirma que “la bolchevique” es una mala influencia para Walter, igual que Gershom Scholem,quequierellevarseaBenja­ min consigo a la Universidad Hebrea en Palestina. Entre tanto, Max Hork­ heimer rechaza su tesis y halaga la de un tal Joseph Goebbels, sin conocer sufuturo...TodosvanconEuropaha­ cia el abismo y Walter, con lucidez admirable, rechaza el nacionalismo alemán y sospecha de la revolución rusa, siempre “en contra de todos los que no aceptan otra manifestación quelasuyaytratandeconvenceralos demás desde cualquier púlpito”. Asja mira atrás y lamenta su tozu­ dez. Su revolución fracasó, como su amor libre, “otra forma de compro­ bar la fragilidad humana”. Y es esta fragilidad, estos sentimientos nove­ lados,sinduda,porAmills,peroinse­ parables de los hechos históricos, lo que da valor a la novela. Muy bien documentada pero lejos del ensayo, Asja,ademásderecuperaraunamu­ jer digna de ser recordada, nos cuen­ ta la historia de Europa desde los co­ razones confundidos de cuantos protagonizaron el ambiente intelec­ tual de entreguerras. | Roser Amills Asja. Amor de dirección única COMANEGRA. 304 PÁGINAS. 18 EUROS

GUY AELBRECHT


LIBROS

de ayer a hoy

La civilización con Kenneth Clark

Kenneth Clark durante el rodaje de uno de los capítulos de ‘Civilización’

le encontraban adusto, taciturno e incómodo, como si no estuviese bienensupiel.Segúnél,laconfianza en uno mismo depende de la prácti­ ca deliberada del autodesconoci­ miento. Aunque se tipifique de re­ servados a los ingleses, esta exquisi­ ta descripción con el propio yo me parecellevarlacorreccióndemasia­ do lejos. Bien es verdad que su ma­ dre sentía un horror genuino ante la emoción, hasta el punto que no es­ cuchabamúsicaytemíairalaiglesia por miedo a sentir algo. Clark no re­ cordaba haber sido tocado por su madre. En compensación, el padre le de­ jó una cuantiosa herencia prove­ niente de una fábrica textil escocesa quevendióen1896pordosmillones ymediodelibras.Trassueducación en Winchester y Oxford, su fortuna personal le permitió dedicarse a lo que le gustaba, ser el Ruskin de su generación, pese a pertenecer a la llamada generación de Brideshead,

casó. Cuando se lo anunció al maes­ tro, éste le despidió con un lacónico “no es cosa mía”. Su matrimonio se­ ría largo e incómodo por motivos que no merecen entrar en este pai­ saje de fondo, y lo repetirá en 1977, cinco años antes de morir. EnLondresdirigelaNationalGa­ llery en 1934, con treinta y un años cumplidos, y salva los cuadros du­ rante la Guerra Mundial; en una de esas limpiezas y traslados a los sóta­ noshalló20telasdeTurnerabando­ nadas, que ahora están en la Tate. También tuvo que salvar su mundo cultural,arrasadoporla guerra.Crí­ ticoscomoAnthonyBluntvieronen el marxismo la salvación al arte; el Estado ocuparía el lugar del mece­ nas. Clark llegó a creer que el socia­ lismo era la única solución, aunque desconfiabadelastendenciastotali­ tarias.En1935escribióenelListener que la estética cubista era muy limi­ tada y estaba condenada a agotarse en un callejón sin salida. Dudaba

que el artista pudiese comunicar pormediodeformasgeométricassu visión intensa acerca de la realidad esencial de la vida, y adoptó la tesis de Herbert Read: el arte se nutre de lafuerzavital,esaenergíaquesema­ nifiesta en el crecimiento orgánico. Nuncalellenóloabstractoynose retractó de considerar el cubismo uncaminosinsalida.Enestoseque­ dó casi solo y comenzó a dudar –co­ mo todos, lector– si no era su insen­ sibilidad lo que le impedía la com­ prensióndelartedevanguardia.Por fortuna razonó sus dudas. En El va­ lor del arte en un mundo de expan­

ARCHIVO

Tras su educación, su fortuna le permitió dedicarse a lo que le gustaba, ser el Ruskin de su generación sión, observó que los grandes movi­ mientos en el arte han coincidido con periodos en los que la sociedad ha tenido una visión del mundo co­ herente y positiva. Cuanto más se­ guralacreenciadelasociedadenun universoordenado,mássólidalaes­ tética dentro de la cual construyen los artistas su mundo imaginario. Pero si lo único que cuenta es la pu­ reza de las intenciones del artista, entonces todo vale igual. Clark continuó prediciendo que el arte abstracto se agotaría pronto, porquetodoartegrandesehahecho sobrealgo,teníaunsignificado,aun­ que no fuese en palabras sino en

símbolos:serefiereagrandesverda­ des universales, a los grandes temas que preocupan a cada sociedad en cada momento histórico. Decía Read que Clark es un escri­ tor que expresa una sensibilidad quisquillosa en prosa precisa. Su es­ tilo tiene la facultad de la claridad, formidableerudiciónyojoexigente: exacto, perspicaz, ingenioso, imagi­ nativo, puede explicar difíciles con­ cepciones abstractas en frases ele­ gantes compuestas de palabras sen­ cillas. Sus modelos eran Ruskin y Pater, a los que añade la sobriedad de Macaulay; sus libros se leen con agrado y, aunque parezcan algo su­ perficiales,ellosedebeasudeseode claridad. En 1953 compró el castillo de Sal­ twood cercade Folkestone, en el ca­ naldelaMancha;ensutorremedie­ val instaló la biblioteca, “como Montaigne”, y se dedicó a escribir: LeonardodaVinci,Elartedelpaisaje, El desnudo, Rembrandt, Mirando cuadros, Momentos de visión, El arte del humanismo. Su autobiografía es tan discreta como sus modales, y no deja traslucir los graves problemas familiares –recordados y repetidos por su hijo Alan Clark– que Meryle Secrest apuntó en su biografía. Su último gran esfuerzo fue la se­ rie televisiva Civilización, que pre­ sentó y escribió: “El problema de nuestra civilización es que ha perdi­ do contacto con nuestras raíces es­ pirituales,nuestranocióndelaesca­ lahumana,nuestrosentidodellugar adecuado del hombre en el marco de la naturaleza.” Como todos los quevierondesaparecerelmundode antes de la guerra, Clark deseaba vislumbrar una nueva civilización; al no verla, repasó el contendido de Europa, desde Carlomagno hasta el presente. Es una elegía al pasado desaparecido, en la que se mezcla el pesimismo con el agradecimiento hacia las obras de arte que le dieron las mayores satisfacciones de su vi­ da. Grabó una serie elegante y me­ lancólica de gran audiencia. | Kenneth Clark Civilización ALIANZA EDITORIAL. TRADUCCIÓN: MARÍA LUISA BALSEI­ RO. 576 PÁGINAS. 15,20 EUROS

Momentos de visión ELBA.TRADUCCIÓN:JORDIAINAUD.272PÁGINAS.22,50 EUROS

LUIS RACIONERO

Cultura|s La Vanguardia

por la novela de Cyril Connolly, con Maurice Bowra –Mister Samgrass en la ficción– a la cabeza, un grupo quenopropiciabalasausteridadesy moralismos de la época de Ruskin. Como Clark no era artista, ni siquie­ ra dibujante, se dirigió hacia el gran conocedor, historiador y humanista Bernard Berenson. Clark acudió a I Tattien1925ycongeniólentamente con Berenson hasta convertirse en su hijo espiritual, el discípulo y ayu­ dante ideal; pero Clark tenía dema­ siada personalidad –y demasiado dinero– para crecer a la sombra del gran esteta: se volvió a Londres y se

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Ahora que están de moda las series sobre temas de lo más diversos, quiero señalar la sublime serie Civi­ lización presentada personalmente por el gran crítico Lord Clark que es quienmejorhaentendidoaLeonar­ do da Vinci. Los que le conocieron, que son muchos, pues murió en 1983,comentanlarapidezyclaridad de su pensamiento, sus modales de exquisita cortesía, un aire casi natu­ ral de superioridad basado en la educación –Winchester y Oxford– y su fortuna familiar. Su altivez ro­ zaba la arrogancia, sobre todo cuan­ do se interponía la timidez. Muchos

Sábado, 20 enero 2018

Autor de diferentes libros de arte y director de la National Gallery en 1934, presentó y escribió la serie televisiva ‘Civilización’, su último gran esfuerzo, en una elegía al pasado desaparecido


ARTES

NA BARCELO

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Cultura|s La Vanguardia

Sábado, 20 enero 2018

Arte|s

RAFAEL DURAN­ CAMPS: LA SALA PARÉS, 1960 Estrechamente vinculado con la Sala Parés, donde expuso anualmente desde 1932, el pintor (1891­1979) se mostró siempre partidario de la figuración frente a los movimientos de vanguardia.

COLECCIÓN PARTICULAR

ROMÀ RIBERA: SORTIDA DEL BALL Ribera (1848­ 1935) recrea en sus obras un mundo amable, escenas costumbristas de la burguesía tratadas con un detallismo próximo al ‘art pompier’.

Una exposición recorre la evolución de lo que empezó a mediados del XIX como una tienda de material de artista que exponía en sus escaparates diferentes cuadros para convertirse en un lugar de referencia, en ocasiones el único de Barcelona en el que ver, y tal vez comprar, arte

Los 140 años de la Sala Parés


ARTES SÒNIA HERNÁNDEZ

Laindiferenciaconlaquelaburgue­ sía catalana acogió las primeras obras en pastel de un joven Pablo Ruiz Picasso, el escándalo que pro­ vocaron las gitanas de Isidre Nonell olapocafortunaquetuvieronlasex­ posiciones de un más tarde cotizado Francesc Gimeno son sólo algunas de las anécdotas con las que se pue­ deretratarelmercadoartísticocata­ lán desde inicios del siglo XIX hasta mediados del XX. Todos estos he­ chos tienen como punto en común la Sala Parés, y pronto dejan de ser anécdotas para convertirse en las escenas o secuencias con las que se construye la historia de un momen­ to esplendoroso del arte catalán, crucial para la aparición del gale­ rismomodernoenBarcelona.Ésees el principal mérito de la exposición con la que se celebran los 140 años de este espacio artístico en Barce­ lona. Gracias a la narración construida por el comisario, Sergio Fuentes Milà, a través de las obras expuestas

asistimos a la evolución de lo que empezó a mediados del XIX como una tienda de material de artista, de marcos y molduras que exponía en sus escaparates diferentes cuadros, y llegó a ser en algunos momentos el único lugar de Barcelona donde po­ der exhibir, ver y –los privilegiados que podían permitírselo– comprar obras de arte. Las escenas de la vida diaria de esos mismos afortunados a la salida del Liceu, como las repre­ sentadas por Romà Ribera, los pai­ sajesdeRamonMartíiAlsinaoelvi­ gordeloscaballosdeJosepCusachs dan testimonio del modo en que la éliteejerciódemotordeundetermi­ nado arte que Joan Baptista Parés supo engrasar desde su estableci­ miento reconvertido. No en vano fueunadelasprimerasconstruccio­ nes en diseñarse, según Sergio Fuentes, “ex profeso para la exhibi­ ción de obras de arte”. Con el tiempo, el éxito comercial dealgunosartistasprovocótambién el paso de las exposiciones colecti­ vasalasindividualesymonográfi­>

sentativos del discurso histórico. Primero hemos definido las etapas, después a los principales artistas de cada una, y a partir de ahí, hemos buscado las piezas entre particula­ res, la colección de la Sala Parés y al­ guna institución. La mayoría está a la venta, porque tenemos una función que responde a nuestra naturaleza.

¿Qué significa liderar la galería más an­ tigua del país? Joan Anton Maragall: Significa una responsabilidad, porque llevas a tu espalda 140 años, y piensas que, si por lo menos llegas a acabar tu etapa profesional con la galería funcionan­ do al nivel que ha de tener, habrás hecho un buen trabajo. Por tanto, yo

¿Cuál es la principal enseñanza que han extraído de la muestra? J.A.M.: Una conclusión que extraigo no sólo del montaje, sino también de comentarios posteriores es que aun­ que últimamente se ha dicho que se ha perdido el interés en la pintura catalana de esta época o que se mal­ trata, he constatado que si una expo­ sición se hace con cuidado, aten­ diendo al relato y escogiendo bien las obras, entonces la gente se intere­ sa y viene a verla. Y se habla de ella. A veces no se trata sólo de las modas, sino que también importa el esfuer­ zo que se pone en dignificar y enalte­ cer aquel periodo del arte. S.F.: Yo también destacaría la re­ cuperación que se ha conseguido, que creo que es clave. La exposición está sirviendo para recuperar las raí­ ces de la Sala Parés, un tema que se había dejado de lado. El público no asociaba esta galería con esta pintu­ ra, y la muestra sirve para que se re­ cupere esta parte de la historia.

Sergio Fuentes, comisario de la exposición (izquierda), conversa con Joan Anton Maragall. presidente de la Sala Parés DAVID AIROB

no soy más que un eslabón en una cadena que tiene unos antecedentes y que tiene otros eslabones por de­ lante. Durante varias generaciones, las familias Parés y Maragall han realizado una tarea cultural. Conti­ nuarla es una satisfacción porque provoca el sentimiento de un reto cumplido. ¿Qué criterio se ha seguido para esco­ ger las obras expuestas? Sergio Fuentes: Hemos intentado que las piezas estén asociadas al mo­ mento en que sus autores son repre­

¿Cuáles son los próximos retos? J.A.M: El paso siguiente será saber adaptarse a una nueva manera de funcionar y de comunicar y de pro­ gramar, que yo creo que es lo que han de hacer todas las galerías. No soy partidario de prescindir del es­ pacio físico, que es muy importante, pero es evidente que el futuro pasa también por el espacio virtual. Y hay que afrontar bien ese reto, que va muy ligado con la globalización. Hay que saber posicionarse bien en ese terreno, y hacerlo respetando un es­ tilo concreto y un rigor en la progra­ mación y en la calidad artística de nuestro trabajo. Una galería es un agente cultural más, tiene que pres­ tar un servicio a la sociedad, pero manteniendo un criterio y una cali­ dad que muestra una manera con­ creta de actuar.

Cultura|s La Vanguardia

El presidente de la Sala Parés, Joan Anton Maragall, y el historiador del arte Sergio Fuentes Milà han tarda­ do ocho meses para encontrar la na­ rración que había de dar forma a la historia del mercado artístico cata­ lán de los últimos 140 años, además de seleccionar y localizar las obras capaces de hacerlo.

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“El futuro pasa por el espacio virtual”

Sábado, 20 enero 2018

entrevista a J.A. Maragall y Sergio Fuentes


ARTES Sábado, 20 enero 2018 Cultura|s La Vanguardia 14

JOSEP ROCA SASTRE: PASSADÍS, 1997 Este cuadro de Roca­Sastre (1928­ 1997), posterior a las fechas que aborda la exposi­ ción, ha sido incorporado por su valor simbólico como el camino que sigue la galería

> cas. La tríada formada por los pin­

tores Santiago Rusiñol y Ramon Ca­ sas y el escultor Enric Clarasó deja constanciadelallegadadelamoder­ nidad artística en Catalunya al traer alacallePetritxoltodoloquehabían aprendido en la bohemia parisina. Se trataba de artistas tan rentables que bien justificaban una reforma de la sala para introducir los tapiza­ dos en terciopelo rojo o las otoma­ nas, así como la innovación que su­ ponía el vernissage de la inaugura­ ción, tal y como se acostumbraba hacerlo en la capital francesa. De la

quez o el siempre presente Rusiñol. Joan Anton Maragall Garriga, ac­ tual presidente de la Sala Parés, rei­ vindica la exposición como un ho­ menaje a todas las personas involu­ cradas en la historia de la galería. El recorrido se cierra con la etapa que se extiende entre 1925, cuando la fa­ milia Maragall se hace cargo de la sala,quemantendráelnombredesu fundador, y llega hasta 1988. Supera las adversidades gracias a la activi­ dadfueradelpaístantocomoporlos esfuerzos para recuperar un papel activo en la promoción del arte en

Las escenas del Liceu o los caballos testimonian el modo en que la elite ejerció de motor de un determinado arte

El éxito comercial de algunos artistas provocó el paso de las exposiciones colectivas a las individuales

misma manera que la atmósfera que Hermen Anglada Camarasa refleja­ ba en sus cuadros podría haber sido decisiva para empujar al joven Pi­ casso a viajar a París, como ha escri­ to Francesc Fontbona. El afán por adoptar las novedades más candentes del arte pareció du­ rarleaJoanBaptistaParésjustohas­ ta la llegada del noucentisme. Prefi­ rióaferrarsealmodernismo,unade­ cisión que, junto la irrupción de las vanguardiasdelprimer tercio delsi­ glo XX, condujo a la galería a una etapa de descrédito, en palabras de Fuentes Milá. El visitante a la expo­ sición también se adentra en la som­ bra de esa época sólo tenuemente iluminadaporlafidelidaddeartistas como Modest Urgell, Carlos Váz­

Barcelona, defendiendo la figura­ ción como línea estética que había de servir de contrapunto a tenden­ cias más experimentales y vanguar­ distas. Los últimos treinta años en la his­ toria de la galería quedan para otro análisis, cuando, según Maragall, el tiempo permita tener una perspec­ tiva sobre el proyecto del que él mis­ mo se hizo cargo a finales de los 80 y por el que continúa luchando para que la Sala Parés siga siendo un es­ pacio de referencia. Las 43.000 visi­ tas que la galería recibe cada año así parecen confirmarlo. | Memoria. 140 años COMISARIO: SERGIO FUENTES MILÀ. SALA PARÉS. BARCE­ LONA. WWW.SALAPARES.COM. HASTA EL 13 DE FEBRERO

opinión

ARTUR RAMON

Lampedusa vende Sèvres Desde que descubrí El gatopardo nunca he dejado de interesarme por Giuseppe Tomasi di Lampe­ dusa. Mi editora, Clara Pastor, me recomendó el cuento El profesor y la sirena, un homenaje a la inteligencia y la sensualidad, un cuento que relaciona el mito con la fantasía. Lampedusa no tuvo éxito en vida y El gatopardo fue rechazado por prestigiosas editoriales mientras a su autor le diagnosticaban un tumor que no le permitiría verlo publicado. Llega ahora de la mano de Acan­ tilado Viaje por Europa. Corres­ pondencia (1925­1930), una selección de cartas que el autor siciliano mantiene con sus pri­ mos, Casimiro y Lucio Piccolo,

mientras recorre Europa como un dandy. Entre las jugosas páginas llenas de juegos eruditos y sexuales, me divirtieron especialmente las que dedica a sus intentos por vender un juego de porcelanas de Sèvres en Londres. Se reúne con expertos e historiadores del arte –“tratar con los ingleses siempre da gusto: son corteses y expeditivos, y su aparen­ te estupidez es sólo inmensa e irrefrenable timidez”– que le acon­ sejan cómo venderlo. Es curioso observar como todos ellos le des­ aconsejan que acuda a los anticua­ rios porque cobran las tasaciones. Recalca la mala práctica (común aún hoy) de cobrar un porcentaje de la tasación y de esta manera

hinchar el valor de las colecciones para percibir más honorarios. Mientras leía esta correspondencia, recordaba mis tiempos de estudian­ te en Londres, donde en Sotheby’s nos pasabamos la tarde escrutando porcelanas que no me interesaban nada. A Lampedusa tampoco le interesan, sólo el dinero que puede sacar como le pasa a los que here­ dan obras y se deshacen de ellas.

Fotograma de ‘El gatopardo’ (1963) del director Luchino Visconti

El porqué de la devaluación de ciertas antigüedades está en la perfecta combinación de desafecto por las piezas y fácil salida en las subastas. Y los anti­ cuarios, especie globalmente en extinción, son agentes residua­ les, muchas veces mal etiqueta­ dos como personajes siempre sospechosos, los últimos guar­ dianes del mundo de ayer. La última vez que estuve en Paler­ mo visité el cementerio de los Capuchinos. Tras una verja de hierro hay una lápida de mármol donde yacen los restos de Giu­ seppe Tomasi di Lampedusa, principe de Lampedusa y duque de Palma di Montechiaro, en el mismo lugar donde él mismo hace reposar a su príncipe Fa­ brizio de Salina en su Gatopardo. Cierro los ojos y veo la elegante figura de Burt Lancaster bailan­ do con Claudia Cardinale entre espejos dorados que reflejan porcelanas de Sèvres en la casa de campo de Donnafugatta.


ARTES ROCÍO DE LA VILLA

Dice Esther Ferrer (San Sebastián, 1937)quenolegustaexponer,lebasta con resolver los problemas que le in­ teresan sobre un papel y con peque­ ñas maquetas de cartón en las que di­ buja con hilos. Siempre se ha sentido más performer. Sus obras (fotogra­ fías,instalaciones,vídeos,esculturas) a menudo son resultado de un proce­ so de ida y vuelta, hay performances que terminan concretándose en una pieza, y piezas que fueron bocetos, maneras de concebir performances que,paraella,sonelmejorejemplode “obraabierta”.Elazarformapartein­ dispensable, así como todo lo que puedan introducir, o no, libremente los participantes. Todas las variaciones son válidas, incluida esta es un buen título para una retrospectiva comisariada por LaurenceRasselyMarVillaespesaen la que, por fin, el Museo Reina Sofía rinde homenaje a cincuenta años de trayectoria de esta artista vasca resi­ dente desde los años setenta en París e integrante, a veces, hasta 1996 del grupo ZAJ. Después, sería protago­ nistadelpabellónespañolenlaBienal de Venecia en 1999, premio Nacional de Artes Plásticas y premio Gure Ar­ tea en el 2012 y premio MAV y la pri­ merpremioVelázquezespañolaenel 2014. Impertérrita, Ferrer ha conti­ nuadotenazconsumaneradeenten­ der el arte, como heredera de Satie y deCage,lectoradelLibrodelTaoydel I Ching, anarquista y feminista. Pero ¿cómo hacer una exposición performativa? La artista ha burlado todoempaqueinstitucionalyesceno­ gráfico. Dejando el espacio diáfano, esta maestra de la simplicidad ofrece a los visitantes los austeros objetos cotidianos de los que en ocasiones se vale (sillas, mesas, cuerdas, palos, re­ lojes) para que ellos mismos activen las performances, con o sin ayuda de los mediadores presentes a diario. También hay fotografías, que dan idea de sus performances en diversos museos,centrosdearteyfestivalesde

Arriba, vista de la exposición en el Museo Reina Sofía

FOTOGRAFÍA: JOAQUÍN

CORTÉS / ROMÁN LORES

Centro, ‘Poema de los números pri­ mos’, 2016

performance en Europa desde los añosochenta. Sepuedenleersuspar­ tituras con depuradas instrucciones rítmicas junto a sus diagramas. Pero lo mejor es escucharlas en auricula­ res: así los participantes pueden constatar la retranca del fino humor de Ferrer, hasta quedar convencidos de que, efectivamente, cualquier va­ riación que introduzcan será bienve­ nida para Recorrer un cuadrado de to­ das las formas posibles, y tantas otras partituras. Presencia, tiempo, espa­ cio: sólo esto y la voluntad de hacerlo se necesita para hacer lo que, en su opinión, es “el arte más democrático que existe”. Además, en las alas laterales del Palacio de Velázquez, encontramos otras fotografías y objetos que remi­ ten al tiempo y a la identidad. Y es de agradecer que, en su mayoría, se ha­ yan elegido las piezas originarias que despuéshandadolugaraotrasseries, como El tiempo pasa (los días), más

El Museo Reina Sofía rinde homenaje a 50 años de trayectoria de esta artista vasca residente en París tarde Autorretrato en el tiempo, que consuscollagescondosmediascaras cada cinco años, más que un autorre­ trato es un estudio sobre el tiempo, porque ¿cómo si no es por sus huellas lo conocemos? Un rostro, un cuerpo de mujer desnudos desde los años se­ senta, frente a los estereotipos im­ puestos, que completan su declarada vertientefeministajuntoasusJugue­ tes bélicos, con desproporcionados falos, para cuya confección Ferrer se hizo cliente asidua de sex shops. | Esther Ferrer Todas las variaciones son válidas, incluida esta COMISARIAS: LAURENCE RASSEL Y MAR VILLAESPESA .MU­ SEO REINA SOFÍA. MADRID. WWW.MUSEOREINASOFIA.ES. HASTA EL 25 DE FEBRERO

ARCHIVO DE LA ARTISTA

Abajo, ‘Mallarmé révisé, o Mallarmé revisado. Dado de

la performance’, 1968

FOTOGRAFÍA: JOAQUÍN CORTÉS / ROMÁN LORES

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Un proceso de ida y vuelta

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Esther Ferrer


PANTALLAS 16

Cultura|s La Vanguardia

Sábado, 20 enero 2018

Pantalla|s

Las imágenes de ‘El largo viaje hacia la ira’ muestran dos mundos parale­ los que sólo conver­ gen en la mente del espectador. Por un lado, las duras condiciones de vida de los emigrantes que llegan a Barce­ lona; por otro, la energía imparable de una ciudad moderna y consu­ mista

VICENTE J. BENET

Llorenç Soler es, probablemente, el cineasta que mejor documentó los enclaves deprimidos del extra­ rradio en la agitada Barcelona de los 60 y también las aspiraciones, los sueños y las penosas condicio­ nes de vida de sus habitantes, aquellos inmigrantes llegados de todos los rincones de España con el anhelo de encontrar una vida mejor. Para la mayoría de ellos, la precariedad con la que iniciaron su camino en la capital catalana no era menos rigurosa que la que aca­ baban de abandonar. En los años 60, Barcelona poseía un cinturón de barrios de chabolas con nom­ bres que, hoy en día, casi se han bo­ rrado de la memoria colectiva: el Somorrostro, la Perona, las faldas de Montjuïc, Can Tunis... De la precaria apariencia de sus casas y de sus gentes quedan documentos de excelentes fotógrafos como Joan Colom, Ignasi Marroyo, el italiano Sergio Dahò, o el francés Jacques Léonard, interesados en mostrar el lado oculto de una ciu­ dad que se pretendía cosmopolita y sofisticada. Y quedan también las películas de Soler, desvelando una realidad cuyo mero reflejo en la pantalla cuestionaba de manera radical la imagen optimista del desarrollismo. No cabe duda de que estas pelí­ culas pueden ponerse en relación con un debate que iba más allá del ámbito cinematográfico. En 1964, apareció el imprescindible libro Els altres catalans, de Paco Candel, que ofrecía una cruda descripción de las condiciones de vida en las barracas. El texto optaba por la na­ rración factual de una situación preocupante y tuvo una considera­ ble repercusión entre los círculos políticos del catalanismo, aparte de convertirse en un inesperado éxito de ventas. Además de mos­ trar la difícil integración social, las duras condiciones de trabajo, los problemas de alojamiento y la aglomeración insalubre de sus ha­ bitantes, apuntaba también a cues­

Llorenç Soler y el lado oculto del desarrollismo

Emigrantes en la pantalla Al recordar la Barcelona de los años sesenta nos viene a la mente un mundo cosmopolita de mode­ los, publicistas, sofisticados inte­ lectuales y escritores frecuenta­ dores de Bocaccio cuya máxima expresión cinematográfica fue la llamada Escuela de Barcelona.

Pero hubo también un cine sensible a la cara oculta de la fiesta. Los emi­ grantes y los trabajadores que se desenvolvían en los ambientes más deprimidos y su cotidiana lucha por la supervivencia fueron asuntos recurrentes en algunas películas importantes del periodo. Uno de los

tiones de su asimilación cultural en la Catalunya del futuro. La in­ fluencia del libro de Candel sobre las primeras películas de Soler es más que evidente y guía su modo de abordar el asunto. Será tu tierra (1966) fue su pri­ mer documental. Encargado por el Patronato Municipal de la Vivien­ da, sería rechazado por este de­ bido a las perturbadoras imágenes de los inmigrantes hacinados en chabolas y sometidos a unas con­ diciones de vida miserables. De todos modos, el material no sería desaprovechado por Soler, ya que configuraría la base de su película El largo viaje hacia la ira (1969). Antes abordó de nuevo el tema aunque desde un enfoque diferen­

mejores documentos fílmicos de esos años, el documental del cineasta aficionado Carles Barba, Aspectes i personatges de Barcelona (1964), contrapone con contundencia imá­ genes de la miseria del Somorrostro a las de la complaciente burguesía catalana y a los gerifaltes locales del franquismo. Esta realidad sin horizontes que sólo puede ser superada por el triun­


Nacido en Valencia en 1936, comenzó su trabajo cinemato­ gráfico en Barcelona a principios de los 60. Su obra como director abarca el cine documental y el experimental, a menudo entre­ mezclados, con algunas incursio­ nes en el cine de ficción. Se carac­ teriza por su visión crítica y testi­ monial ante los asuntos tratados y casi todas sus películas se ubi­ can en el marco del cine indepen­ diente. La emigración, la margi­ nación social y la lucha cotidiana por la supervivencia son algunos de sus temas habituales.

te, en 52 domingos (1967). Este fil­ me se centraba en la descripción del mundo de los aspirantes a tore­ ro, todos jóvenes de procedencia inmigrante. Se trataba de hijos de trabajadores que dedicaban sus es­ casos recursos y los de sus familias a intentar escapar de la miseria en un sueño que el filme revelaba co­ mo imposible. El empeño por el triunfo en la plaza frente a la reali­ dad cotidiana de la explotación a la que se ven sometidos por sus pa­ tronos subraya el particular gusto de Soler por las contraposiciones entre motivos visuales y sonoros dentro de un espíritu dialéctico. En El largo viaje…, como en 52 domingos, Soler buscaba ante todo mostrarse cercano al hecho des­

De izquierda a derecha: imagen del documental de Carles Barba ‘Aspectes i perso­ natges de Barcelo­ na’, cuando la ciudad vivía de espaldas al mar; fotograma del filme ‘La piel quemada’, de Josep Maria Forn; e imagen de ‘Los tarantos’, de Rovira Beleta ARCHIVO

fo en la plaza de toros permite a Jordi Grau una interesante aproximación a los ambientes del lumpen barcelo­ nés en El espontáneo (1964). Pero no cabe duda de que el mejor exponente de la descripción de la emigración en Catalunya es La piel quemada (1967), de Josep Maria Forn , en la que se expone de manera poco compla­ ciente la realidad familiar y laboral de los emigrantes llegados a la costa

para trabajar en la construcción, así como la dificultad de su integración. La idea de dos mundos paralelos que apenas se tocan está presente desde los créditos del filme. Finalmente, Rovira Beleta nos dejó el documento más importante de la comunidad gitana del Somo­ rrostro en Los tarantos (1963). Debi­ do a unas maniobras navales que debía contemplar Franco en la zona,

las 600 chabolas del barrio fueron demolidas en 1966 y sus habitan­ tes desplazados a otros lugares. Cuando Rovira Beleta quiso repetir su éxito de ambientes gitanos con El amor brujo (1967) tuvo que irse a rodarla a Cádiz. En Barcelona, comenzaba un impa­ rable proceso de cambio que, entre otras cosas, arrasó con la memoria de estos lugares.

PANTALLAS

crito, a la contingencia del mo­ mento reflejado, a la posible irrup­ ción de lo azaroso o de lo incontro­ lado que buscaba una veracidad que superara las trilladas conven­

El espíritu dialéctico de Soler deriva en sus contraposiciones entre motivos visuales y sonoros ciones del realismo. Destacaba además, y de una manera particu­ larmente insistente, el recurso a los rostros anónimos, el apego a los cuerpos y a los objetos que cons­ truyen la atmósfera doméstica, así como los detalles inesperados que actuaban como metáforas de la ex­ periencia cotidiana. Soler aborda esos cuerpos y esos espacios con el uso constante de la cámara al hom­ bro, la consecuente improvisación en los encuadres, la ocultación de la cámara para pulsar inadvertida­ mente el ambiente de las calles, el uso de teleobjetivo escrutando rostros de personas que caminan por ellas, la observación minuciosa de los objetos que decoran las mo­ destas viviendas en las que entra el cineasta, así como el ajuste inme­ diato a las condiciones de ilumina­ ción y de encuadre en el lugar mostrado. Un cine pobre y de ur­ gencia para tratar un tema acu­ ciante. Frente a esas imágenes de la precariedad, Soler contrapone el urbanismo moderno, la agitación de las calles rebosantes de comer­ cios, de bancos, de publicidad que anima al consumo, de gentes des­ preocupadas que atiborran las te­ rrazas de los bares. El contraste nos hace pensar en dos mundos paralelos que no se encuentran más que en la mente del especta­ dor. Y con el paso del tiempo, se reivindican como documentos im­ prescindibles para una memoria compleja, heterogénea y crítica del pasado de Barcelona. |

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el autor

Cultura|s La Vanguardia

Sábado, 20 enero 2018

El cine de Llorenç Soler muestra la cara menos amable de la emigración en la Barcelona del desarrollismo. Revisarlo nos permite mantener la memoria del carácter heterogéneo, diverso y complejo de la ciudad. También nos ayuda a entender críticamente su configuración actual


“Que sea una historia de redención”

ESCENARIOS 18

Cultura|s La Vanguardia

Sábado, 20 enero 2018

Escenario|s

ROBERTO HERRSCHER

Cuando el joven compositor Jake Heggie y el veterano dramaturgo Te­ rrenceMcNallypidieronpermisoala hermana Helen Prejean para trans­ formar su exitoso libro Dead man walking en una ópera, ella sólo puso una condición: “Que sea una historia deredención”.Alasalvacióndelasal­ mas de los presos dedicó esta monja católica de Luisiana toda su vida, y en los últimos treinta años se convirtió en una elocuente crítica de la pena de muerte en su país. En aquel entonces, a finales del si­ glo pasado, ni Heggie ni McNally ha­ bían creado ninguna ópera. McNally era un dramaturgo y libretista de éxi­ tos de Broadway como El beso de la mujer araña, The full monty y Ragti­ me,mientrasqueeljovencísimoaspi­ rante a compositor full­time trabaja­ ba en el departamento de relaciones públicasdelaÓperadeSanFrancisco (SFO). Nada de esto preocupó a la religio­ sa. Ella quería que el producto resul­ tante, como la película del mismo nombre que ganó cinco Oscars en 1995, hablara de la posibilidad de en­ contrar salvación, paz interior y per­

Arriba, un momen­ to de la ópera en la versión que se presentará en el Real, con la mezzo­ soprano Joyce DiDonato. Abajo, el compositor de la partitura, Jake Heggie

FOTOS: F. SÁNCHEZ ­ HGO / ART & CLARITY

dón en un alma perdida, insensible, violenta. LaideadeuniraHeggieyMcNally fue del jefe del primero, el director generaldelaSFO,LoftiMansouri.En un texto incluido en el programa de mano del Teatro Real, McNally dice que esperaba a un compositor hecho y derecho, aunque no había escucha­ do una sola nota de su música. Pero “la realidad terminó siendo muy dis­ tinta. Ante mi puerta se presentó una persona que parecía recién salida del instituto. Quería hacer una ópera a partirdeciertapelículafindesièclede René Clair que, una vez vista, me dio la impresión de tener aún menos po­ tencial del que pensé cuando él me la describió con luminoso entusiasmo. Sin embargo, Jake se aferró a su idea. ‘Ah, ya veo’, me dije a mí mismo, en­ tendiéndolo. ‘El compositor y yo te­ nemosqueponernosdeacuerdoenel tema de la ópera primero’”. Entonces McNally propuso Dead man walking, que para él tenía un enorme potencial porque toca un te­ ma esencial en lo ético, espiritual, po­ lítico, social y cultural: la pena de muerte, y porque lo hace sin mani­ queísmos.Buscamostrarlacrueldad, inhumanidad y horror de la pena de muerte no usando el caso de un ino­ centeoalguienacusadodeuncrimen menor. Parece decir: si en verdad es­ tamosdiscutiendolapenademuerte, pongamossobrelamesaelcasodeun criminal abominable. Si alguien co­ mo Joseph DeRocher merece vivir, todoslomerecen.Enlaprimeraesce­ na, debería recrearse crudamente el crimen cometido por Joseph DeRo­ cher: el espantoso asesinato de dos adolescentes. Es culpable, claramen­ te, aunque en todo momento clama su inocencia. Y en cierto momento la hermana Prejean, su asesora espiri­ tual, ya no clama por evitar su ejecu­ ción sino que busca su redención, su salvación: que confiese y acepte su crimen y muera sin odios. A diferencia de la mayoría de las óperas contemporáneas, Dead man walking busca desde la melodía, la to­ nalidad tradicional, la armonía reco­ nocible, una identidad musical en la voz de cada personaje. Es genuino teatro musical, donde la escritura vo­ cal define, otorga espesor y ayuda a empatizar con cada personaje, como sucedeenlasóperasdeMozart,Verdi o Wagner. Por eso es una ópera que conmueve, emociona, sacude. La es­ cena del enfrentamiento entre la ma­ dre del asesino y los familiares de sus víctimas es logro dramático. Pode­ mos entender al mismo tiempo el su­ frimiento y las razones de ambos. Por su parte, la voz del convicto, casi siempreunrecitativocercanoalasin­ flexiones del habla natural, permite entender su miedo, su confusión, su final transformación.


En una reciente entrevista con la revistaScherzo,Heggieexplicaquela idea lo atrapó desde el momento en que McNally la propuso, porque “es contemporánea y al mismo tiempo intemporal; muy americana y a la vez universal; trata de algunos de los más importantes trayectos emocionales que podemos emprender los seres humanos: la vida, la muerte, la reden­ ción, la venganza, el perdón”. Tal vez por eso y por la calidad de la partitura yellibretoestaquelevantaeltelónen Madrid es la puesta número sesenta en los dieciocho años pasados desde su estreno, algo absolutamente in­ usual en una ópera contemporánea. La que se verá en el Real no es la producción original de San Francis­ co, de Joe Mantello. Será la más di­ fundida, con puesta en escena de

Jake Heggie Dead man walking TEATRO REAL. MADRID. DEL 26 DE ENERO AL 9 DE FEBRERO

A la derecha, Sean Penn y Susan Sarandon, protago­ nistas de la oscari­ zada versión fílmica de la obra GETTY

sobre el lugar de la ópera y el arte en la sociedad actual. En su lista, Lebrecht coloca tercera Il postino (2010), del fallecido compositor mexicano Daniel Catán. Está claro que esta ópera sobre la relación de Pablo Neruda y el joven cartero incul­ to pero sensible a quien el poeta introduce en el arte de la seduc­ ción por las palabras no se basa en la novela original, Ardiente paciencia, de Antonio Skármeta, sino en la película de Michael Radford y su título en italiano. Y

en octavo puesto, menciona Cold Mountain (2015), la obra de Jennifer Higdon basada en la película del mismo nombre de Anthony Minghella, nominada a cinco Oscars. En la época más vanguardista del Teatro Real, bajo la dirección artística de Gerard Mortier, se estrenó Brokeback Mountain, una ópera de Charles Wuorinen originada en un cuento breve de Annie Proulx (autora también del libreto), pero sobre todo base de la exquisita pelí­ cula de Ang Lee con Heath Ledger y Jake Gyllenhaal. Y en su última y exitosa ópera, Jake Heggie vuelve al cine: es una adapta­ ción de It’s a wonder­ ful life (¡Qué bello es vivir!), el clásico de 1946 de Frank Capra. ¿Se está convir­ tiendo el cine en la fuente principal de argumentos, glamur y entrada de un nuevo público para la ópera de este siglo? Es muy probable. Incluso no sería extraño que pronto viéramos óperas basadas en las series de moda, que están reemplazando a las películas de Hollywood en la imaginación popular. ¿Óperas de Mad men, Los Soprano, House of cards o Juego de tronos? Yo ya me estoy imaginando una versión lírica de The walking dead con zombies cantando arias y coros en el escenario del Li­ ceu… R.H.

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escena nuevas obras cuyo argu­ mento el espectador ya conoce. Una de las primeras fue precisa­ mente Dead man walking, un encargo de la Ópera de San Francisco en el año 2000. El famoso crítico Norman Lebrecht sitúa otras dos óperas basadas en películas entre las que considera las diez mejores compuestas en lo que va del siglo XXI. En esa lista figura, a propósito, otra ópera de Heggie: The Great Scott, una reflexión

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Si bien Dead man walking tiene su origen en el libro de memo­ rias de Helen Prejean, claramen­ te una parte de su interés y éxito la debe a la película de 1995 del mismo nombre dirigida por Tim Robbins, con actuaciones estela­ res de Susan Sarandon como la hermana Prejean y Sean Penn como el convicto condenado a muerte. Los tres ganaron Oscars, junto con Bruce Springsteen por el lento, hipnótico blues titulado también Dead man walking. ¿Cómo llegamos a óperas basadas en películas? En los comienzos de la ópera barroca, los temas y las historias venían de los mitos y la historia de Grecia y Roma (Orfeo, La Odisea, Julio César). Luego se basaron en poemas épicos y obras de teatro clási­ co: muchas óperas románticas tienen su origen en obras de Shakespeare, Goethe y Schiller (Otelo, Fausto, María Estuardo). El siglo XX encontró mucha de su inspiración en las novelas de la época (Guerra y paz, Muerte en Venecia, Manon Lescaut). En estas dos primeras décadas del siglo XXI, la búsqueda de argumentos de los compositores y libretistas de ópera parece dirigirse al arte más popular del siglo pasado: el cine. Los teatros de ópera (sobre todo, de Estados Unidos) encargan o están dis­ puestos a financiar y poner en

Sábado, 20 enero 2018

El cine, fuente principal de la ópera del siglo XXI

La obra trata de la vida y la muerte, el perdón y la venganza; con una partitura y un libreto de gran calidad Leonardo Foglia, comisionada por la Lyric Opera de Chicago y otros seis teatrosnorteamericanos,yqueyapa­ só por varios escenarios europeos. La protagonista,lamezzosopranoJoyce DiDonato, es la más aclamada intér­ prete de la hermana Prejean en la ac­ tualidad. Al celebrar esta nueva re­ presentación y el estreno de su pri­ mera ópera en España, Heggie dice: “El viaje continúa, y el diálogo se in­ tensifica según se plantea la difícil pregunta central de la historia, pre­ guntaquehaacompañadotodalahis­ toria del ser humano: ¿estamos a fa­ vor de la venganza o del perdón?”. |

ESCENARIOS

Ópera / Dead man walking Llega al Teatro Real la ópera norteamericana más representada de este siglo, un perturbador alegato sobre la pena de muerte, basado en la oscarizada película del mismo nombre con Susan Sarandon y Sean Penn. Será la versión número sesenta de la primera obra lírica del más exitoso de los compositores clásicos de Estados Unidos


MIRADAS

Mirada|s

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Sábado, 20 enero 2018

KIKO AMAT

El true crime (o crónica negra) es un género de no ficción que examina un crimen real y detalla acciones de gente real. El sobreuso de la palabra real en la frase no es fortuito, me te­ mo. Todo en el true crime se basa en ese true. A la gente le encanta la fan­ tasía desde que el primer sapiens in­ ventó una parida improvisada sobre dioses genocidas, es cierto, pero tambiénpierdenelculoporloveraz: loposibley verificable y, apoder ser, que haya pasado cerca de su casa (pero no demasiado cerca, ya me en­ tienden, sobre todo si se trata de crí­ menes horrendos). ¿Por qué mis hi­ jos pueden ver un orco descuartiza­ do, supurando humeante baba verdosa por las cuencas de los ojos, mientras mastican una magdalena, sin pestañear siquiera, pero atisban lasombradifusadeunasesinodefil­ me y duermen en mi cama, hincán­ dome los pies en los testículos, una semana entera? Porque intuyen que lo segundo es real. Que ese matarife de repetición podría existir. Existió, vamos. Y ni siquiera tienes la excusa de lo fantástico. En el true crime no hallarás consuelo para tus pesa­ dillas. Revistas baratas americanas de los años cuarenta como True Detec­ tive–osuequivalenteespañolseten­ tero, el célebre semanario El Caso– despachaban miles y miles de ejem­ plaresporque,despuésdetodo,ven­ dían segmentos de pura verdad (másomenosexagerada).Yalagen­ te le chifla la verdad. El true crime parecetriunfarporlasmismasrazo­ nes que el porno gonzo (cámara con parkinson, actrices con estrías, pos­ turas de lumbago sobre un futón Ikea): porque nos muestra una cier­ ta realidad sin miriñaques ni raptos líricos. En crudo. Lo auténtico, en contraposición a lo inventado. Por supuesto, la autenticidad por sí solaesinsuficiente.Quitando alos lectores de Karl Ove Knausgaard, nadie desea leer el auténtico periplo alauténticoBonpreudeunauténtico padre de familia. La popularidad de la crónica negra se explica por una serie de argumentos adicionales, por definición delictivos, mejor aún si son sangrientos, que aderezan o ensucian lo cotidiano. Añadámosles el puro morbo fisgón (el true crime alimenta nuestra vena voyeurística, yleerunabuenacrónicanegraesco­ moaminorarlamarchaalpasarjun­ to a un siniestro de carretera); la ob­ sesión que nuestra raza padece por la violencia y los factores que la des­ encadenan; y el puzle suspensero que suele acompañar a la resolución de un crimen (o como mínimo la an­ tesala a este), cuanto más inusual, mejor; y tendremos la receta de su éxito. Sin desdeñar el hecho de que,

El ‘true crime’ literario es, según afirman los expertos, el género que está creciendo más rápidamente desde el inicio del nuevo siglo. Un género que agarra el “basado en una historia real” y le extirpa el “basado en”, y todo el mundo se arrea codazos para mirar, como harían ante el cordón policial de un crimen de verdad. ‘Cultura/s’ se asoma a las alcantarillas de la crónica negra para ver qué rayos es tan interesante allá abajo, entre las ratas

Se ha escrito un crimen (verdadero)


‘A SANGRE FRÍA’. Truman Capote (izquierda) con Scott Wilson y Robert Blake, los dos actores que protagonizaron la versión cinemato­ gráfica de su novela GETTY

ser tan delirantes, o enrevesados, o repelentes, que desactivan la ver­ sión narrativa. ¿Para qué querría al­ guien perder el tiempo con una tra­ ducción fílmica o novelesca de los asesinatos Manson? No puedes exa­ gerar la Family; para aumentar la realidad tendrías que meter a Char­ lie en un musical navideño de An­ drew Lloyd Webber. Cantando The age of Aquarius mientras apuñala a PapáNoel.EdSanders,autordeThe Family, afirmaba que el caso “lo te­ nía todo: rock and roll, el atractivo del Salvaje Oeste, la esencia de los sesenta con su liberación sexual, su amor por el aire libre, su ferocidad y sus drogas psicodélicas. Tenía el hambre por el estrellato y el renom­ bre; tenía religiones de todo tipo, conflicto armado y carnicería de producción local; todo mezclado en una tumultuosa historia de sexo, drogas y transgresión violenta”. Esa es la razón por la que numerosas versiones fílmicas de casos reales apestan como tumbas abiertas, y nunca mejor dicho. Empeoran una historia redonda. Si no me creen, échenles un vistazo a Ted Bundy

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Sábado, 20 enero 2018

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¿Para qué perder el tiempo con una ficción novelesca de los asesinatos Manson? No puedes exagerarlos

(2002) o The deliberate stranger (con Mark Harmon –wtf– en el pa­ pel del psychokiller). Por supuesto, la naturaleza del caso o lo complejo de la investiga­ ción tampoco lo son todo: como siempre ha dicho Richard Price, hasta que aplicas talento, la docu­ mentación “sólo es una mesa llena depost­its”.Muchoslibrosdecróni­ canegrason,digámosloclaro,unpe­ do. La mayoría parecen escritos por DanielleSteeltrasunavisitaalacasa del terror del Tibidabo, todo frases adverbiosas y monstruos de papel maché. Un notable porcentaje del true crime, sólo hace falta echar un vistazo a la estantería homónima de los aeropuertos ingleses, es carnaza deencargoqueungrangrupoedito­ rial publica apresuradamente para capitalizar algún crimen espantoso y tener algo que arrojar a las fauces de los cotillas y/o pervertidos. Me­ morias de gángsters iletrados, espu­ tos de celebrities en paro (alguien pensó que Ross Kemp, por su papel de malo en Eastenders, poseía sufi­ ciente currículum para incorporar­ se al género). Pulp con pretensiones realistas, escrito de forma bochor­ nosa por gacetilleros iletrados cuya única visita a una comisaría fue cuando se sacaron el DNI. Otros son, sencillamente, una memez. Como prueba presento cualquiera de los innumerables churros de subtítulo altisonante (CASE CLOSED! MISTERY SOL­ VED!) que, año tras año, garantizan haber resuelto los crímenes de, por ejemplo, Jack the Ripper. Caso del risible Lewis Carroll: Light­hearted friend, donde Richard Wallace, tras balbucear una serie de trolas inco­ nexas que desmontaría hasta una profa suplente de preescolar, anun­ cia que Jack el Destripador era en realidad(¿sí?)elescritordeAliciaen el país de las maravillas (oh). Es una maldita pena. Pues algu­ nos libros de true crime podrían ser buenos (tienen la materia prima, el caso alucinante, la figura criminal perfectamenteperversa),sinofuera porque están contados con una voz narcisista o narcoléptica (Norman Mailer y su elefantiásico, casi ilegi­ ble,Lacancióndelverdugo),osecen­ tran en la persona menos fascinante delelenco(comoporejemploMind­ hunter, equivalente periodístico de ponerahervirunchuletóndeterne­ ra gallega). Cuando termina la criba, si quie­ ren que les sea del todo sincero, no quedan tantos libros excelentes de crónica negra, al menos si los consi­ deramos frente al alud de inmundi­ cia que ofrece el género cada año. Esosí,losbrillantessonmuybrillan­ tes. Si pasan página, les hablaré de los mejores. |

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históricamente,eltruecrimefuncio­ naba en paralelo como cajón de sas­ tre mayoritario, de quiosco, donde poder contar todas las historias marginales, todas las perversiones y subculturas,queporsupropianatu­ raleza estaban vetadas en el mains­ tream. Colocar en portada a un Fu Manchú drogado, puñal en mano y con expresión de orate, te permitía hablar, ya en las páginas interiores, de casas baratas, madres solteras, prostitución y drogas y pandillas de pachucos. El buen true crime es, así, como una pastilla de alimento astronáuti­ co;unadietacompleta:contienecla­ se de historia, placer lector novelís­ tico, investigación detectivesca y proceso judicial y, de rebote, no po­ co chismorreo (“¿Qué dices que hi­ zo el hijo de la Eufrasia con la cabra? ¿Cómo, después de matarla?”). Por no decir que, en muchas ocasiones, la crónica negra es la única forma decente de leer sobre un hecho: al­ gunos crímenes son, por factura y perfil, no ficcionalizables. Conviene no pasar por alto este detalle, en mi opinión, determinante a la hora de convencer al lector o juzgar un arte­ facto. La mayoría de los crímenes que generan crónica negra exitosa (artística o comercialmente) suelen


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Helter Skelter o el anticristo de los sesenta

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K. AMAT

LAS CARAS DEL ASESINO. Charles Manson murió el pasado 19 de noviembre del 2017 a los 83 años después de pasar la mayor parte de su vida en prisión. Fue condenado a muerte en 1971 por los crímenes perpetrados por la Familia, pero le fue conmutada la pena por la de cadena perpetua. En las imágenes puede verse la evolución del rostro de Manson a lo largo de todos esos años FOTOS ARCHIVO

Los asesinatos rituales de Charles Manson y su Familia, en agosto de 1969, son una de las historias más hiperbólicas y tenebrosas del siglo XX. Dos libros de crónica negra (Helter Skelter, de Vincent Buglio­ si, y The Family, de Ed Sanders) los narraron de forma tan reveladora como inquietante. El fallecimiento de Manson, así como una futura película de Quentin Tarantino prevista para el 2019 (y la edición española de Helter Skelter prome­ tida para el mismo año), los de­ vuelven a la palestra. El día 9 de agosto de 1969, la po­ licía de Los Ángeles respondió a una llamada en el 10050 de Cielo Drive, una remota casa residencial de Hollywood, y halló allí los cuer­ pos sin vida de cinco personas: la actriz y modelo Sharon Tate (mu­ jer de Roman Polanski, embaraza­ da de ocho meses); Abigail Folger, rica heredera de un imperio cafe­ tero; su pareja, Wojciech Fry­ kowski, aspirante a guionista; el peluquero de las celebridades, Jay Sebring; y Steve Parent, un estu­ diante de dieciocho años. Los cua­ tro primeros (Tate, residente; los demás, de paso) habían sido asesi­ nados con una ferocidad que pedía a voces la etiqueta crimen ritual: las cabezas de las víctimas cubier­ tas con fundas de almohadón; so­ gas atadas al cuello uniendo dos de ellas; un mensaje garabateado con sangre en una puerta (“PIG”); he­ ridas de arma blanca demasiado numerosas. Un solo día después, el LAPD se enfrentaba a un crimen similar no muy lejos de allí, en el 3301 de Waverly Drive: el opulen­ to matrimonio LaBianca, Leno y Rosemary, yacía bañado en sangre, apuñalado de forma despiadada (doce veces él, cuarenta y una ve­ ces ella), las cabezas cubiertas con fundas de almohadón e indicios de chocante liturgia en el m.o. (profu­ sión de grafiti sanguinolento: “Ri­ se” y “Death to pigs” en las pare­ des, “Healter [sic] Skelter” en la nevera, “WAR” en el abdomen de Leno LaBianca, de donde sobresa­ lía un tenedor hincado). Usted, lector inteligente del su­ plemento más audaz, a estas altu­ ras del texto ya habrá conectado ambos crímenes. Podría hacerse sin consultar otra cosa que el Ma­ nual de los Jóvenes Castores y me­ dio Agatha Christie. Y sin embar­ go, los pies planos de Los Ángeles, en una metida de pata que pasaría a los anales de la ineptitud policial, tardaron cuatro meses en, prime­ ro, relacionar los dos homicidios, y, segundo, dirigir la acusación ha­

cia un fulano llamado Charles Manson, especie de profeta chapa­ rro y chuloputas de pies mugrien­ tos que llevaba meses delinquien­ do por la zona junto a una zarra­ pastrosa secta campestre llamada The Family. Correremos aquí un telón puntual ante la ineficiencia policial para centrarnos en lo que, aunque tarde y medio por casuali­ dad, destaparon los superdetecti­ ves de Hollywood en los ranchos Barker y Spahn, remotos zulos de la Familia. Juntos como hermanos, miembros de una secta

La Family era un monstruo belico­ so nacido de la razón hippy. El yang chungo de la Era de Acuario. Toda la superchería seudozen, la majadería antipsiquiátrica, el bar­ boteo infantil de los flower children

de los sesenta y su vulnerabilidad congénita, quizás generacional, se encontraban patas arriba en la fa­ milia Manson, como un reflejo ma­ ligno no sólo del haz­lo­que­quie­ ras de los sesenta, sino también de la sociedad del espectáculo y la molicie yanquis. “Sólo soy un re­ flejo de vosotros”, anunció Man­ son en una de las vistas del juicio. Sus acólitas, como de costumbre, corearon un “amén”. Sí: los discí­ pulos de la Family, en su mayoría prófugas adolescentes de hogares de clase media, más unos pocos ca­ zurros reclutados entre lo más ti­ rado de la escena motora local, pa­ recían besar los antihigiénicos pin­ reles de aquel media cerilla manipulador y verborreico: Char­ les Manson, alias Jesucristo y Dios (como él mismo, en un momento de humildad, se bautizó al ser arrestado). A los futuros miembros debió de sonarles bien: una microsociedad

basada en la paz, la fraternidad y el fornicio, alejada de la alienación y las guerras. Muy bien, vaya, si juz­ gamos por la cantidad de jóvenes que abandonaron a sus familias o maridos, arrastrando con ellos a niños (y algún padre, como Dean Moorehouse, el párroco de 47 años renacido en mansonita triposo) hacia aquel conciliábulo pagano donde todo era de todos, reinaba el sexo libre y el niño era considera­ do rey. No tardarían en descubrir que lo poco que había era más bien de Charlie, que el sexo libre eran orgías infamantes y que el niño Rey tenía un cierto parecido al Da­ mien de La profecía. ‘Because happiness is a warm gun, mama’

Ustedes se preguntarán cómo pu­ do Manson, ratero de cuarta, swa­

Manson mezclaba beatlefilia con jeta, lascivia, locura, cienciología y enseñanzas bíblicas mi de pacotilla y hippy enanito, erigirse en omnipotente mesías de aquella patulea de extraviadas Ja­ nis Joplins y moldearlas en homi­ cidas sin corazón. El error habitual empieza con tildar a Charlie de hippy, cuando en realidad era un delincuente común de mediana edad que había pasado entre rejas la mitad de su vida (perdiéndose los sesenta), y a quien liberaron en el apogeo del Verano del Amor. Charlie, cual coyote a dieta de co­ lesterol que de repente dejan suel­ to en un gallinero, no tardó en cos­ carse de que podía aplicar la labia de proxeneta, los métodos de con­

trol mental (aprendidos en pri­ sión), las veleidades artísticas (se las daba de cantautor) y la vena violenta para llevarse al huerto a una bandada de edípicas exmajo­ rettes rebotadas de la cuna. Sanders lo describe al principio como “un mugriento hombrecillo con labia y una guitarra que sablea­ ba a las chavalas mediante misti­ cismo y cháchara de gurú”. Hasta ahí todo en orden; California esta­ ba llena de pájaros así. Lo que dife­ renciaba a Manson del resto de los charlatanes eran su sociopatía, su amoralidad, su esencia camaleóni­ ca (se llamaba a sí mismo “el hom­ bre de las mil caras”; su discípula Ouisch lo describió como “un cam­ biante”) y, por encima de todo, su credo, que sonaba más o menos así: “La raza negra se alzará un día y pasará a cuchillo a los CERDOS (la raza blanca); hay que empujar a los negros a que hagan eso, ¿vale, tron­ cos?, porque la sociedad carroza está corrompida, kaput, y tal; cuan­ do el Helter Skelter (o Armage­ dón) llegue a su fin, una panda ele­ gida (nosotros) emergerá del Agu­ jero Sin Fondo (una jauja subterránea donde debemos mul­ tiplicarnos hasta ser 144.000

miembros, o sea que iros poniendo en fila, chatas) y subyugará a los negros, que son, emm, una raza in­ ferior. ¿Cómo sé todo eso? Me lo han dicho los Beatles. No, en per­ sona no. A través del White album. Resulta que son los cuatro jinetes del Apocalipsis. Sí, Ringo también. Que sí, leches, que está todo en el disco: los cerditos van a morir en el helter skelter, a manos de un pájaro negro, cuando llegue la revolución. O algo así. ¿No? Bueno, hay que leer entre líneas, hermana. Abre tu mente. Y tus piernas”. La monserga mansonita, ya ven, mezclaba beatlefilia con jeta, lasci­ via, locura, cienciología y enseñan­ zas seudobíblicas, que su Dios tan­ gible impartía mediante tácticas de desorientación realmente admira­ bles (desde un punto de vista téc­ nico). Como afirmó Bugliosi en Helter Skelter, Manson “tenía un talento especial para capitalizar los traumas y anhelos de la gente”.


vecindario (los famosos creepy crawlies). Y mataban, naturalmen­ te. Los hasta cierto punto inofensi­ vos creepy crawlies degenerarían en los asesinatos Tate y LaBianca, cuando Manson instó a sus discí­ pulos a pasar a la acción y desenca­ denar el Helter Skelter (el nombre de, ejem, un tobogán inglés, aun­ que nadie osó corregirle). Es indu­ dable que CM creía de veras en aquella mamarrachada, pero la se­ lección de algunas víctimas se hizo por motivos más terrenales: Man­ son apuntó hacia Cielo Drive, por ejemplo, porque allí había residido Terry Melcher, el productor pop de los Beach Boys que se negó a convertirle en superestrella. Los Beach Boys. Han leído bien. Su batería Dennis Wilson tuvo a la Familia de gorra en su mansión, de hecho (gastó con ellos 100.000 dó­ lares, aparte de pagarles “la factura médica por gonorrea más alta de la historia”), y ofició de valedor de

No necesitan que les recuerde có­ mo terminó el embrollo que pon­ dría el clavo definitivo en el ataúd de los sesenta. La justicia condenó a cadena perpetua a los seis miem­ bros de la Familia que habían par­ ticipado de forma directa en las atrocidades de Cielo y Waverly Drive: por el lado femenino, la fa­ mosa tríada de Mansonettes cuyas imágenes de época, todo cánticos enajenados y sonrisas hebefréni­ cas, aún provocan escalofríos en la cerviz: Susan Sadie Mae Atkins (Chiflada #1 del cotarro), Patricia Krenwinkel y Leslie Van Houten. Y por el masculino, Clem Grogan, que tenía el coeficiente intelectual de un berberecho no muy sagaz, y el apolíneo Tex Watson. Linda Ka­ sabian, la séptima participante, sin delitos de sangre en su haber (sólo conducía el coche), gozaría de in­ munidad tras identificar a los ase­ sinos, y su apellido se convertiría con los años en sinónimo de apes­ toso rock inglés. Las reverberaciones, tanto de los crímenes y juicios como de las actividades de la Familia no encar­ celada, así como de las numerosas secuelas, precuelas y crímenes pa­ ralelos que se les irían atribuyendo durante la década de los setenta, se extenderían hasta el siglo siguien­ te y más allá (culminando hace unas pocas semanas con la muerte de su lidercito), y son demasiado complejas para analizarlas aquí. Mencionemos sólo que la pelirroja de armas tomar (y nunca mejor di­ cho) Lynette Squeaky Fromme tra­ taría de pegarle un tiro al presiden­ te Ford en 1975 (envuelta en una túnica roja y un gorro de… ¿elfo?) y jamás renunciaría a Manson. Y, sé­ panlo, campa libre aún por un pue­ blo del Estado de Nueva York (aunque tiene setenta años; sería fácil reducirla). Lo demás está en esos dos maravillosos libros. |

MIRADAS

Vincent Bugliosi Helter Skelter

Ed Sanders The Family

Su autor fue una reputada figura de la contracultura sixties (miembro de The Fugs), y la obra se centra más en los aspectos friquis y culturales de la Family que la versión seria de Bugliosi. Si consiguen pasar por alto algunos exabruptos de jerga caduca (te sientes tele­ transportado a una página de El Víbora, 1979), es el perfecto complemento para Helter Skelter. Yo lo leí de vacaciones en la Costa Brava y pasé una semana dur­ miendo con un cuchillo bajo el cojín (historia real). Carles Porta Tor. Tretze cases i tres morts LA CAMPANA / ANAGRAMA

Uno de los dos mejores libros de crónica negra autóc­ tona. Se lee como una muy buena novela. Poca gente ha plasmado con tanto acierto la ferocidad rural y las inquinas centenarias entre familias, la envidia y la pequeñez hereditaria de los villorrios remotos. Si encima son ustedes habituales del monte pirenaico no cesarán de soltar “eh, yo pasé por allí el invierno pasa­ do”. Ni de santiguarse, claro. Joan M. Oleaque Des de la tenebra: un descens al cas Alcàsser EMPÚRIES / DIAGONAL

Aunque no reeditado, la historia de los crímenes de Alcàsser de este periodista valenciano es la cima del ‘true crime’ nacional. No sólo el crimen está muy bien narrado, sino que ahonda con sensibilidad y conoci­ miento de causa (Oleaque era paisano de Anglés) en la miseria y barbarie de una comunidad. Des de la tene­ bra es tanto tratado antropológico y novela de realis­ mo social como crónica negra. Su tratamiento de la locura mediática que gestó la telebasura actual es también magistral. Una obra inigualable. Truman Capote A sangre fría ANAGRAMA / LABUTXACA

Clasicazo, rito de pasaje juvenil para los lectores espa­ ñoles de los 70 y 80 (gracias, Compactos) y conocidísi­ mo, pero todo el mundo debería leerlo. La narración del brutal asesinato de los cuatro miembros de una familia de Kansas es aún uno de los mejores ejemplos de ‘true crime’ norteamericano (aunque lo de que Capote no tomara notas puede obligarnos a levantar la ceja). Emmanuel Carrère El adversario ANAGRAMA

Más raro que lo real. Carrère utilizó la crónica negra porque no había otra forma de explicar la historia de Jean­Claude Romand, aquel señor francés que en 1993 mató a su mujer, hijos y padres, para evitar que descubriesen que llevaba mintiendo desde los diecio­ cho años: ni era médico, ni trabajaba en la ONU, ni siquiera había terminado la carrera. Conciso, sobrio, duro y compasivo; un libro perfecto.

Más lecturas

One of Your Own: The Life and Death of Myra Hindley (Carol Ann Lee); Cries Unheard: Why Children Kill: The Story of Mary Bell (Gitta Sereny); So Brilliantly Clever: Parker, Hulme & the Murder That Shocked the World (Peter Graham); Jack The Ripper: The Final Solution (Stephen Knight); The Stranger Beside Me (Ann Rule).

Sábado, 20 enero 2018

Uno de los mejores libros de ‘true crime’. Lo escribió el fiscal del caso Manson, y por eso en ocasiones se entronca un poco en cansino puntillismo legalista (y el resultado es como ver Perry Mason en el día de la Marmota). Pero por lo demás, una auténtica maravilla (y best seller). Contra Editorial lo publicará en el 2019, coincidiendo con la anunciada película de Quentin Tarantino. Imprescindible.

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El anticristo de los sesenta

Una selección portátil de ‘true crime’

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Manson ante la aristocracia del pop angelino. Es esa conexión pop­bizarra, tan friqui y sesentera, la que hace de la saga Manson algo incomparable: el papel de los Bea­ tles (CM llegó a intentar llamarles por teléfono; no se sabe si dejó re­ cado); el espíritu ario­paleto­biker de la Familia; su aberrante machis­ mo (las mujeres “no tenían alma”, eran “esclavas superconscientes” que servían a los machos); las pro­ hibiciones estrambóticas (ni gafas, como en la Camboya de los jeme­ res rojos, ni libros); los ritos seudo­ cristianos (Manson gustaba de re­ presentar las estaciones de la cruz cuando todo el mundo –menos él– iba de tripi); los tests de obediencia y los milagros (que CM siempre realizaba, menuda casualidad, tras distribuir cantidades generosas de LSD: resucitó a un motora a quien había ordenado “morir”, o regene­ ró su propio pene tras habérselo “cortado” con un machete). Y un extenso pero­qué­me­estás­con­ tando, etcétera.

Grupo Godó Presidente Javier Godó, conde de Godó. Consejero Delegado Carlos Godó Valls La Vanguardia Director Màrius Carol. Cultura|s Redactor jefe Sergio Vila­Sanjuán. Jefa sección Isabel Gómez Melenchón. Redacción Anna Duran, Antònia Justicia, Ignasi Moya. Diseño Anna Belil, Carol Téllez Cultura|s. Edita: La Vanguardia Ediciones, S.L. Imprime: CRE­A, Impresiones de Catalunya, SL. Depósito legal: B­6389­1958

A las chicas nuevas las iniciaba con un infalible cóctel de guantazos, coitos degradantes, aislamiento forzoso y drogas por un tubo (re­ partía LSD como el que pasa el bol de Conguitos). Cuando las pobres chiquillas se hallaban ya en estado sugestivo, CM les impartía charlas de extensión fidelcastriana sobre “rendir su ego” y “dejar de existir”. Tras varias peroratas de ese jaez, las adolescentes no sabían dónde terminaban ellas y empezaba el ti­ po aquel. Si alguna expresaba du­ das, el gurú reiniciaba el ciclo, sal­ pimentándolo con alguna de sus tranquilizadoras máximas: “el sin­ sentido tiene sentido”, “la para­ noia total es la lucidez total”, “la muerte es el mejor amor” y, ha­ blando claro, “begep flagaggle vag­ gle veditch­waggle bagga”. ¿Y qué hacían las chicas de Charlie, una vez programadas? Más allá de ejercer de harén 24/7, su margen no era muy amplio: le tejían chaquetas, recolectaban ba­ sura comestible de supermerca­ dos, engendraban criaturas de nombres extravagantes (“Zezozo­ se Zadfrack Glutz”), se sometían a sus jueguecitos jodementes o ron­ daban por las colinas asustando al



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