TELMO YÁÑEZ. ¿QUÉ LE SUCEDIÓ REALMENTE AL DEJAR BRETAÑA? Por Ana Montes
“Tras grabar mi marca en aquella piedra, continué mi camino. Fue aproximadamente una semana, descansando por las noches, lo que me llevó mi pequeño viaje hasta llegar a mi nuevo destino: Nantes. No fue difícil encontrar trabajo allí, puesto que las noticias de mi heroicidad habían llegado a oídos de los maeses de Nantes. Nunca me interesó saber como se habían enterado de ello, puesto que ahora todos querían mis tallas en sus capillas, iglesias… ¡incluso los de más alta categoría social en sus casas! Poco a poco, mi marca se fue haciendo conocida en esa zona de Francia. No tardaron en llegar encargos de otros lugares. No llevaba ni un año en Nantes, pero ya era hora de dejarlo por un nuevo lugar en mi Tour. Ese lugar fue Bourges. En los últimos tiempos muchos de los maestros constructores habían estado interesándose por esa zona. Al parecer se encontraba en una zona de la ruta comercial, por lo cual pasaba mucha gente por allí. Al principio me hallé un poco desorientado, puesto que no tenía a nadie junto a mí que me ayudara. Sin embargo, una casualidad del destino, me llevó a encontrarme con el mismísimo Rambaldo de Siena. Éste me reconoció al instante. Me puso al tanto de sus nuevos proyectos Estaba allí para una talla en el altar de una pequeña capilla particular, pero que no tenía pensado quedarse mucho más de medio año. Me confesó que en cuanto terminase esa talla abandonaría Bourges y se dirigiría a un lugar que desde su punto de vista tenía mayor salida: Lyon. En ese momento llegó lo que yo tanto anhelaba, una nueva propuesta. Rambaldo me propuso que le ayudara en la talla de la capilla particular como su aprendiz y que después le acompañara a Lyon, donde juntos veríamos que nos depararía el destino. Acepté sin ninguna duda, pues, además de los conocimientos que adquiriría del gran Rambaldo de Siena, yo siempre había querido conocer Lyon, la ciudad donde mis padres se habían conocido.
Fueron siete meses tallando en Bourges hasta que rematamos nuestra tarea. Sin esperar, partimos a Lyon. Nos habían llegado noticias de que allí se estaba levantando una catedral (esta vez con la autoridad del papa) y que el maestre de la obra había requerido mi presencia personalmente. Las cosas estaban saliendo a pedir de boca. Llegamos a Lyon y allí tardamos más de un día en encontrar al maestro que tan urgentemente requería mi presencia. Me esperaba en una pequeña caseta (sin duda provisional) al lado de la incipiente catedral que no llevaría construyéndose más de cuatro meses. Se encontraba en lo alto de una pequeña colina, desde la cual se podía ver el pueblo entre los dos cauces del río Rhône. Entré en la caseta y no podía dar crédito a lo que mis ojos veían: ¡era Hugo de Gascuña! Éste me explicó que Lyon era una oblación importante, y que una catedral sería una buena construcción. Ya estaba todo financiado (y esta vez el dinero no era robado), pero sólo les faltaba encontrar un imaginero que decorara la catedral, ¡y que se había enterado de que los dos mejores se encontraban juntos y tan cerca de la ciudad! Fueron muchos años de construcción. A medida que avanzaba la obra, la catedral adquiría belleza y fama. Fueron muchos los que la visitaron. Fueron muchos los que decidieron irse a vivir a Lyon, para sentirse cerca de ella. Y sobretodo espero que fueran muchos los que visitarán la catedral en el futuro. La catedral que lleva mi marca en su altar mayor y en numerosos pórticos. Tuve la oportunidad de convertirme en maestro, sin embargo, ahora con toda mi fama como tallista, comprendí que mi destino no sólo era haber vencido a Lucifer, sino también dedicar mi vida a hacer las mejores tallas de la época. En cuanto a mi vida sentimental… Sí. Me casé con Valentina. Hugo de Gascuña se había mudado a Lyon con su mujer y si hija. Ella me confesó que yo era todo lo que deseaba, y, como siempre, añadió con su descaro que ella también era todo lo que deseaba yo. Tal vez estuviera en lo cierto, puesto que nos casamos un año después de la llegada a aquel magnífico lugar que daba por concluido mi Tour y así mi aprendizaje: Lyon. En lo referente a mis padres, jamás volví a saber nada de ellos. Sin embargo, seguro que ellos si volvieron a saber de mí, puesto que mi fama alcanzó un inmenso radio… Confío en que su vida les fuera tan bien como me fue a mí la mía.”
OPINIÓN PERSONAL DE LA NOVELA : En general me ha parecido una buena obra. Reconozco que no engancha al lector desde el primer momento, sino que lo engancha en el momento en el que Telmo comienza su viaje. Antes de ese punto, la trama no es demasiado interesante. La historia da un vuelco muy positivo con la llegada de los tres normandos, pues ahí comienza de verdad la aventura, la historia de Telmo, lo que al lector le interesa… se podría decir que ahí empieza de verdad el libro atrayente. Normalmente, los libros que se leen por obligación no suelen tener tanto gancho como aquellos que se leen por propias voluntades. No obstante, este libro lo ha tenido. Tal vez fue por la ambientación en una época tan diferente a la nuestra. Tal vez por tratar de un tema del que no había oído hablar antes (el de la Tour ). O simplemente el hecho de como las cosas que parecen algo tan sencillo como construir una catedral para el dios cristiano, ¡terminan convirtiéndose en justo lo contrario al leer un par de páginas más! A pesar de que le daría de nota un notable alto (y bien merecido), hubo un pequeño detalle que opino que César Mallorquí debería haber complicado más en su resolución: el significado del la T y la O superpuestas. Esta marca aparece en el prólogo y, desde que el padre de Telmo menciona la desaparición de Thibaud de Orly ya en los primeros capítulos de la novela, es inevitable percatarse de que el anciano asesinado en aquella cripta secreta se trataba de ese mismo hombre desaparecido. En resumen: recomendaría a novela para que otra persona amante de la lectura pasara un rato agradable leyéndola. Ana Montes
Reflexión sobre el final de libro: El final de la novela fue lo más destacable de la historia. Me parecieron muy interesantes los siguientes asuntos: - Cómo Telmo descubre dónde se hallaba la segunda cripta secreta: Korrigan le había dicho aquella frase en latín: “Inter ut et sol porta infernorum est!” Que significaba que la puerta del infierno estaba entre la nota do y la nota sol. Así descifran que aquella estancia secreta se encontraba detrás de un falso órgano. - Lo que hay dentro de la cripta secreta: porque no me podría imaginar que allí, justo allí, dentro de la catedral, se encontraran los cuerpos de Thibaud de Orly, de los once obreros desaparecidos y de Helmut y menos aún, ¡cómo muestra de sacrificio a Lucifer! - Lo que de verdad era la talla de Telmo: desde que comenzó la talla se nos mostraba como el arcángel Miguel, pero después descubrieron que realmente se trataba del diablo, porque Corberán había mandado tallar a Telmo lo siguiente: RF-C-L. Pero con letras hebreas. Esto significaba Lucifer, porque la lengua hebrea se utilizaba sin las vocales y se leía de derecha a izquierda. - El verdadero uso de la catedral: siempre relacionamos las catedrales con el culto cristiano, sin embargo esta le rendía culto a Satanás. Es increíble como usaron esa catedral construida con manos cristianas y después la iban a emplear para desatar el harmagedón y que Lucifer llegara hasta allí con las campanadas, los sacrificios ya hechos y el sacrificio de una virgen (Valentina). - Como Telmo venció al mismísimo diablo (y de esa forma casi tan de casualidad): Telmo consiguió detener el avance de Lucifer a Kerloc’h al destruir la torre de la campana y la campana con la pólvora, y al salvar a Valentina de su muerte, impidiendo así el sacrificio de la virgen. - La verdadera identidad de Corvus: porque Corvus era en realidad el buscado Simón de Valaquia, y cómo este muere a manos de Erik, más como si de una venganza personal se tratara. - Cómo Telmo salva a Valentina: aprovecha el despiste de los de la Orden de San Juan al oír la explosión para salvar a la niña. Salen corriendo, y se salvan del desplomo, que mata a los otros. (Esto fue lo que más captó mi atención, pero no lo único) Ana Montes