noviembre 2013
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Esta edición se encuentra dedicada con un gran sentimiento al “telar”. El telar no sólo es un telar (valga el hincapié y la reiteración de sinónimos en la frase). A lo largo de la historia de la humanidad, en todas las culturas, tanto las occidentales, las orientales y las prehispánicas, el telar ha sido el símbolo de la paciencia, de la fe y creencia en que el fuego solar emergería entre las sombras de la noche para avivar el día siguiente. El telar era el símbolo sagrado de los tarotistas medievales. De igual forma, el telar preservaba las formas iconográficas de un lenguaje sagrado, a través del cual, la antiquísima civilización de Nazca dio forma a las montañas del sur de Perú.
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el símbolo de la paciencia en el lejano, mítico e inmemorial oriente. Y paciencia ha sido la constante que marcó el desarrollo de la presente edición. Paciencia para desarrollar cada una de las etapas que conllevó la elaboración y preparación del nuevo número de nuestra revista. Paciencia de nuestros lectores que, en nuestro silencio largo y prolongado, comprendieron que, en este nuevo vuelo del Búho tuerto, se anticipaba el encuentro del lector con una ciudad en la cual, el erotismo transciende más allá de lo humano. Se trata de hacerle el amor a esas urbes que habitamos y que nos habitan. En síntesis: Ciudades soñadas, anheladas, poseídas, mimadas y coquetas, entre otros cualitativos.
El telar representa la unión en pensamiento de los amantes y tiene el poder de apresar el paso del tiempo. ¿Cómo olvidar la imagen de la reina Penélope sentada, en su habitación, sola, frente al telar que cada noche desasía y, que volvía a rehacer cada mañana en espera de Odiseo?
Pero, esta edición no hubiera sido posible sin el elemento reivindicador del espíritu femenino. Cada una de las páginas del presente número es una caricia sobre la piel desnuda de mujeres que no conocemos, pero, que conoceremos en algún momento o que, ya conocimos, y que ahora como el efecto de la mano de Penelope sobre el telar volvemos a percibir sus rostros.
Por esa razón, también, se le considera como
Buenos Aires, 31 de julio de 2013.
Dirección H. Augusto Rotavista Hernández Comité editorial Andrés Felipe Botero Wahider Cardona Hernández Víctor Hugo Rico Sarmiento Corrección ortográfica y de estilo Virginia Hael Jhon Andrés Gutiérrez Diseño y arte Elena María Assaf Colaboradores Atahualpa Quintero Leidy Tatiana Rojas Hernández Escalas de Diseño Comentarios, sugerencias e inquietudes: elbuhotuerto@gmail.com Ediciones Villa Gallinazo, 2013
S U M A R I O *_OJOS GLOBULOSOS_* Por John Agudelo
TE AMO, TE ODIO, DAME MÁS Por Alejandra Sotelo
MUESTRA POÉTICA Por Michael Benitez Ortíz
MUESTRA POÉTICA Por Gloria Edith Ocampo López
POEMARIO Por Leidy Rojas Ilustraciones de Paula Bonet
TRANCE SEXUAL Por Ricardo García
LA CIUDAD DE LOS PORTALES Reseña de la obra de Pedro Silva y Daniel Montoya Por H. Augusto Rotavista Hernández
OBRA PLÁSTICA Por Pedro Silva
OBRA PLÁSTICA Por Daniel Montoya
SIMÓN Por Luis C. Ramírez L
MUESTRA POÉTICA Por Dante Vázquez
MUESTRA POÉTICA Por Karina Márquez
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*_OJOS GLOBULOSOS_* Por John Agudelo Nada Un Espasmo Un golpe en el ojo que te deja ciego unos minutos, con lágrimas, un golpe en el estómago que te deja sin aire, una mano metida en el bolsillo. Preparar algo de comer, algo rápido, huir, tienes que huir comiendo lo que has preparado y sacarte la mano del bolsillo que gotea sudor. Hace mucho calor, bochorno. Vas por la carretera con tus ojos globulosos buscando imágenes a los lados, entre las ramas de los árboles, líneas de luz que iluminan el polvo, camino lumínico, puto sol que quema tu piel pero que te muestra los colores. Entonces Bajas La cabeza Miras tus pies/zapatos, tus piernas sobre el asfalto, sobre el piso del salón; escenario que se despliega en tu cabeza, el murmullo de esas voces, solo son voces de otros que disparan al aire palabras que desordenas, no te importan, no te asustan, ya no te asustan a pesar de la soledad que llevas, animal vulnerable. Todo desaparece y te precipitas a un nuevo punto, saltando sobre nubes de polvo, nubes de polvo que caen a tus ojos, estás ciego y caes
al abismo Es oscuro y las lágrimas refractan/proyectan los colores que vomita tu estómago golpeado, tiene la boca babosa, dientes de arco iris rancio. Ahora estás sentado y piensas que los otros se acostumbran a tu extrañeza, simple, mirada diferente, pero te presientes enfermo por no reconocerte allí tirado en la carretera con el estómago vomitando entrañas, con los ojos ciegos de polvo, despedazando la yema de tus dedos con las piedras sobre el asfalto, desgarrando esa parte tuya que flota entre las cosas. Te digo en este momento que quiero cambiar de voz. El muchacho sentado pues, abría la boca y dejaba salir un aire con fuerza desde adentro, desde la oscuridad de su precipicio de lodoso ámbar humeante que se estalla circular en la parte punzante de su desconocido miedo silencio, rojo.
pág 4 Tuvo las imágenes de una idea para un cuento. Pensó en un muchacho que tenía la facultad de verse entre la gente. Se puso de pie y comenzó a caminar de nuevo, había escuchado el ruido de un rio, tenía calor. Sumergido en el agua dibujó en su cabeza una duda para la idea; como él puede verse y escucharse trata entonces de corregir sus expresiones y esto le implica una disociación de los sentidos, pues él, debe mirarse y además pensar en cómo estar mejor encima de pensar en la situación – Bah, qué mierda, uno está como se le da la gana, no necesito ni quiero escribir sobre eso – De repente siente como si le fuera a pasar eso de los infartos y las torcidas que le decían en su casa, su tía, sobretodo.
Se marea
Se sostiene Abre los ojos empañados de una luz ácida, limpios de polvo. Se moja la cara, toma agua. El agua le enfría el estómago. Sentado a la orilla del río sobre algo que debería ser arena fina si no fuera por las piedras que tiene de puntadas formas enterradas en sus pies, escucha algo que se acerca. Al principio parece que solo fueran los árboles bailando y el río que canta, pero después, llega otra imagen. Dos hombres llevan un cuerpo envuelto en bolsas negras. Esconderse, claro. Lanzan el cuerpo desde la otra orilla y se retiran velozmente. La corriente, no muy fuerte, acerca el cuer-po desfigurado que por unos segundos se queda mirando al muchacho mientras gira en espiral sobre un remolino dejando una imagen de violencia en su mente, los cuerpos siguen la corriente.
John Agudelo Pereira, Colombia
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TE AMO, TE ODIO, DAME MÁS Por Alejandra Sotelo La había maquillado una maquilladora profesional (o casi, dado que solo le faltaba el titulo), que disimuló imperfecciones, y le dio luces y sombras magistralmente al rostro, de modo que destacó los rasgos que mas la favorecían. El jefe -que tiene un sentido del humor negro de esos que dan envidia- le había vaciado parte de un frasco de perfume masculino de imitación de los franceses, no muy agradable, o no muy agradable en tal cantidad, de modo que el cabello olía a probador o dejaba estelas casi, casi como un zorrino. - Si no es por amor, va a ser por despecho, pero te aseguro que esta noche la vas a p a s a r c o m o n u n c a l e a s e g u r ó Y como toque final, le dio la razón a Madame Du Barry que decía que el champagne por solo beberlo, hacía a una mujer mas bella, porque con un par de copitas de champagne le dio un brillo a la mirada y dejó las inhibiciones en el camino. Lo que se tiene que hacer para tratar de salvar un matrimonio cuando se es un entrometido casamentero profesional, pensó. Cuando el marido llegó a buscarla, allí estaba esperándolo, con su cara, radiante, de por fin una noche diferente, sin estar encerrados en el hogar conyugal, frente a la TV -con la pésima programación que hay para ver- el auto siempre bostezando su aburrimiento en el garage, quemando ojos mirando el mundo en una pantalla cuando es mas lindo verlo cara a cara. No notó ni el brillo achispado en la mirada, ni la belleza radiante de la alegría. Tras el saludo, lo primero que dijo fue: - ¿Para que tomas, si te hace mal? ¿Mal? Mal hace el vino de damajuana que se ve como baja en vaso ajeno, que resulta insoportable su sabor a lija en la boca y cierra la garganta, de las noches repetidas igualmente, una tras otra como un juego de espejo perverso, de la falta de inventiva, de simple y llanamente, falta de ganas de vivir. Se notaba que el champagne era de buena calidad, de esa que no puede costearse, porque ni siquiera la frase la amilanó y le dio un beso. Le partió la cara de un beso, un beso que dejó estupefacto al policía de consigna de la esquina: podrían haber robado diez bancos en ese instante que la mente el agente quedó prendada en imágenes de besos lascivos que prometían más placer que un harén. La consabida discusión de adonde vamos, si cambiamos de lugar o al lugar de siempre -al que siempre vamos a razón de una vez por año-; con el agregado que quién paga el estacionamiento que no es gratis y si paso a buscarte te corresponde a vos pero que el auto es tuyo y jamás lo uso, de modo que terminaron en el bar de siempre. El estomago se hacia sentir vacío, de horas entre la comida y las dos copas, aumentando, potenciando los efectos del etílico. La comida era lo que mas se hacía desear, pero ni siquiera eso disminuía los deseos que las burbujas habían liberado, un ansia de vivir, de disfrutar, una energía largo tiempo encerrada, amordazada, que como un tigre al acecho a, el
pág 6 estaba presta a saltar. Volvió a partirle la boca de un beso, de varios besos, a morder. Morder. - ¡¡Ay, la puta madre, me mordiste!! La puta madre, sí; la puta madre de él que lo llama al celular, vieja de calzones ligeros en sus tiempos mozos y hasta actualmente, y de malignidad intacta, el único caso certificado de inmortalidad porque ni Dios ni el Diablo la quieren en sus huestes y aquí está todavía, jodiendo a los mortales..... 'Así que estas con esa... qué tendrán que festejar, si ni muerta te va a dar un hijo' se alcanzó a oír a pesar de la música y de las conversaciones que llegaban de otras mesas. Menos mal que ni él se banca demasiado a la 'santa viejecita'. La comida que se hace presente, y más que comerla se la devora, la música a todo volumen como para atontar todos los otros sentidos. Entran comensales, desfilan los camareros adolescentes que no tienen idea que las papas fritas no se originan en una bolsa plástica precongelada, la camarera que, pese al invierno, pasea entre las mesas en musculosa para lucir su ya un poco desvencijada cirugía pectoral. Cosa inútil porque en un televisor suspendido en una esquina se proyecta un partido de fútbol y todas las cabezas masculinas están pendientes de una única pelota. Las mesas llenas solo por chicas o mujeres ignoran olímpicamente las imágenes. La fuente quedó vacía, como un estadio de fútbol al terminar el partido, y entre la espera del segundo plato, volvió a la carga. Había más deseos de carne, más deseos de morder, de besos, de osadas caricias; ¿culpa de la medialuz en todos calidos, de la música, de la ahora popular cerveza? Un ansia erótica, como caballos sueltos galopaban en su sangre que sorprendía hasta a los vendedores de pavadas que iban mesa a mesa. -Te beso, te lamo, te toco, te provoco. Como para terminar ya fuera en una habitación en uno de los moteles que pululan en la calle, o ya fuera ovillados dentro del auto en la calle oscura y donde la llovizna espanta transeúntes con ganas de espiar. Lo que fuera como para evitar el enfriamiento del viaje hasta 'casa'. - Ya basta, basta- dice él - ¡Basta! ¿Qué mierda te pasa? ¿Estás loca? Al salir, los adoquines del pavimento relucen, reflejan la luz de los barcitos, la llovizna es como un manto que cubre, que aplaca, que enfría ímpetus, que pone distancias. Más paños fríos pone el viaje, ya llegamos donde siempre, donde no hay sorpresas, donde todo es igual. Más de lo mismo. Aun así, volvió al ataque, a los besos desenfrenados, a las caricias, a la invitación, a pesar de los gestos
pág 7 cortantes, bruscos, ya lindantes en la violencia para apartarla, los “salí, salí” como a un perro. Qué bueno que es poder fingirse ebria, porque el efecto de las burbujas del mejor champagne hace rato que se ha ido con tanto espanto, las burbujas de la mansa malta ya descansan en la red cloacal, pero es bueno poder fingir, jugar un rato mas, a ver que depara el destino. - ¿¿¿Pero vos estás mal??? ¿Querés que me dé un ataque al corazón con todo lo que comí y tomé?- pregunta el. El viejo truco; espantar con el espanto, con la culpa siempre del otro, “¡si me pasa algo la culpa es tuya!”. ¿¿¿Qué juego macabro es este??? ¿Te amo, te odio, dame más? Qué más se necesita para darse cuenta que no la quieren.... No me quieren... piensa. Qué más certificación que quedarse sola en el dormitorio con una revista profesional, y él sentado solo frente a su mejor amiga, la que no le rompe las pelotas, la que le muestra lo que él quiere, su mejor compañera: la TV. Madrugada, nauseas, dolor del cuerpo, del alma. ¿Para qué bebes si te hace mal? ¿¿¿¡¡Mal!!??? Nunca algo en la vida le hizo tanto bien; algo como para ver de una vez por todas la realidad. Alejandra Sotelo, Buenos Aires
MUESTRA
POÉTICA
Por Michael Benitez Ortíz NAUFRAGO EN TUS VENAS Sólo ves mi sombra Que ilumina todo tras el telón. El antiguo nombre Escrito en una caja de fósforos Mojada. Dos cuerpos separados -y unidos Por el sudor esmaltado -Cuando la razón no le sirve de condón al alma-. La mandarina se cae del árbol por el peso de los segundos, Que me sumergen En tu sangre, ¡Vino de 16 años!, Donde muero ahogado En el otro fondo De la sevicia del tiempo.
INDIGENCIA A Ángelo Cruz Dicen Que se la pasa leyendo papeles que recupera de la basura de los manicomios Y escribiendo con tinta trasparente, Que se emborracha de noche -no por la nocheY que le gusta bien fría, También dicen Que trabaja en un sueño o mejor en una pesadilla Y que dios, en persona, lo coronó con aureola de ateo… Eso dicen De mi amigo Que escogió Como costal La poesía.
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pág 9 CANCIÓN DE CUNA PARA CONVERTIR UN NIÑO EN MONSTRUO Tengo un huevo de ballena Lleno de semen con espermatozoides preñados Por un gallo de pelea sin navaja pero con pistola Sin pólvora pero que dispara Proyectiles donde nadan sin saber Los peces que les dio diabetes Porque de agua dulce Eran Pero no de goma Y aun así se los comió mi amigo vegetariano Con la conciencia libre de crueles proteínas. Y el huevo también tiene otras cosas: Sorpresas: El poema que escribiste cuando feto Con larvas de moscas Sobre la clara y sin quebrarlo, Ante todo la limpieza en el crimen. No cojas el vicio de pensar, No piensas, luego juegas Y si existes peor Porque te quieres meter la bala en la cabeza Con la pistola de juguete: Heredada de tu hermano mayor, El que no se suicida mientras duerme, Por el que no hay que vestirse de sombra –Ni valdrá la pena la fiestaAunque se ponga la chaqueta de muerto. Aprende muy bien que los cadáveres Abandonaron hace tiempo los cementerios, Que ahora caminan por todas partes: Las calles, las empresas, los aviones, las casas, Las calles otra vez Porque donde más se ven es en las calles Y no en el cine Y huelen tan mal que espantan las ratas Y las pulgas de las ratas Y -por consiguiente- las novias de las pulgas de las ratas Y el formol aumenta de precio –No olvides (nunca) la ley de la oferta y la demandaQue se mete en todo… hasta en una sopa comunista…
pág 10 Ni que la noche es una pista de baile Donde puedes lanzar trompos –No trampasCon caras pintadas Por el enfermero del manicomio M i e n t r a s i b a a l t r a b a j o e s c o n d i d o debajo de los buses Porque mejor enfermero que loco –Léase: mejor enfermero que pintor-… Y el mundo lleno de trompos sin cuerda Y la noche sin pavimento Y los sueños dormidos Y las pesadillas tomando café con vigilia y canela… Y el amor es más necesario que la hemoglobina para la sangre y los huesos Y con las pupilas unidas con chicle a la mierda… De donde recoges el huevo vacio por sí solo.
Michael Benitez Ortiz
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MUESTRA
POÉTICA
Por Gloria Edith Ocampo López Ciudad fetiche ¿De dónde vienen tu olor y tu sonido? De todos los que te vivimos, te soñamos y en ti amamos, de los que transitamos tus calles y avenidas, sumergidos en mil ruidos por pulgada cuadrada. Transeúntes y habitantes arrojados al bullicio desde el interior de domicilios desiguales. Todos conformamos ese paisaje sonoro y diverso. En tus laderas desnudas de asfalto jugué y crecí en las calles asfaltadas transité mi juventud que tantas veces te gozó; en ti me hice plena, me hice mujer y tú sigues con tus tardes y acordes de viento cacofónico que repite un ritmo de música que acuna los cuerpos bajo los árboles oscuros de la noche. Tu cuerpo: bien público que se ha convertido en polución auditiva de ruido gris, con el gemido que todo lo envuelve. Tu inicio y tu pasado han sido adulterados, eres bella aunque caótica. Eres ese lugar de imágenes y formas improvisadas sin acomodo ni premeditación, siempre en el más puro estado fetiche visual de mágica poesía.
Testigo ocular La pared era el último testigo estático de la ciudad. Con un simple ¡abajo! se redujo, se precipitó completa y bajo el soplo mortal se hizo ceniza e involución. ¿Cuántos amores furtivos? Momentos alucinantes de recuerdos y sombras de bohemia. Lugar perfecto para la inmediatez de mil amores furtivos, de encuentros sublimes tras tu cuerpo siempre firme y dispuesto a ocultar prohibiciones sociales. Noche adentro fui tuya hasta el día que nos fue preciso ceder al paso de transeúntes y permitir el progreso.
pág 12 Tardes Caligramáticas Mientras me empujo una pola fría en la tarde sabatina Cali-dosa y animada dibujo en mi mente las calles empinadas, -las de mi barrioaquellas de casas chicas con sus tejitas de lata y paredes de esterilla. De repente otra vez el sonido de disparos de carreras, de huidas. Hay huecos que dejan balas y balas que dejan huecos. Hay huecos en las calles, hay huecos en los cuerpos, hay huecos en las paredes, hay huecos en las mentes. Hay balas perdidas que nadie encuentra. Nuestro entorno de: huecos de balas / huecos mentales / huecos de asfalto / El color de la bandera: el del amor / el del poema / el de la rosa / Rojo que te quieren rojo /.
Gloria Edith Ocampo López.
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Por Leidy Rojas Ilustraciones de Paula Bonet
PERMANENTE Tienes ese cuerpo agrietado, enredado, pero consciente. Lo llenas con sábanas prestadas de otros cuerpos mientras descansa de tanto jadeo. Robas caricias en posiciones desequilibradas y estás a punto de vomitar tanto exceso. Tienes ese cuerpo entre el desperdicio y la humedad que dejan los encuentros orgásmicos. Permaneces casi ausente, casi olvidada. ¿Acaso eres una ninfa? Quizás seas una mujer de remiendo.
VÉRTIGO En el aquí, continuo con el vértigo en relieve. El cabrón no come de horas, de kilómetros, de ruegos disimulados. Inamovible, se guarda en la mirada extraviada, en la memoria que se oxida. Viaja conmigo en el bus, sube a la cama alquilada, se baña con mi champú. Lo asesino en compañía de un amor inventado, de un trago en la madrugada. Pero se prende de nuevo en la cabeza y doblega toda razón. Viaja en la maleta de la vida hasta que llega al destino de la muerte.
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pág 14 LA REBELIÓN DE TU FUERZA GRAVITACIONAL De repente me miras Das uno, dos, tres pasos Te acercas y coqueteas con mis zapatos Te revelas contra mi mirada y sigues buscando ese no sé qué en mis zapatos. Lanzas una, dos, tres palabras y te sonrojas. Buscas un punto inerte donde colgar tu inquietud y de repente estás caminando fuera de mi lona antigravedad..
ABSTINENCIA No he de obsesionarme más. No he de seguir en la lucha por permanecer a su vista. Dejaré que la tranquilidad se adueñe del instinto. Buscaré abrigo en jardines vecinos Y hallaré calor entre cuerpos desconocidos, llamados soledad. No he de recaer en esta profunda manía de sucumbir en pasados dominantes que se apropian de un presente sin futuro.Paula BonetEsta obsesión, la obsesión, mi obsesión no será más alimento trágico de tu amor.
LA SUSPENDIDA He sometido todas las excusas en la tina de agua roja; Sin embargo, la excusa pasional se rehúsa a diluir sus instintos con la melancolía de la niña púber. La vida, esta vida que no es mía, no la deja danzar en el agua turbia de mi tina, dice que esa excusa es la que vive por mí.
pág 15 LA MELANCOLÍA DEL COITO ¿Por qué no tengo una cajetilla de cigarrillos? Hay que comprar cigarrillos en vez de condones. Hay que callarnos la boca con un cigarrillo y fumarse el silencio incómodo. Procurar por justificar la muerte pasajera del verbo y no llorarla. Debemos impedir la fecundación de palabras: Mierda inservible que se reproduce por mitosis. Abortar, con el humo que se aspira, las vergüenzas, el miedo, el vértigo de caer en las conversaciones despiadadas. Pero no tengo cigarrillos.Paula BonetY me preocupa que la eyaculación desflore tu verbo Y yo tenga que dejarte con la voz viva y sola Para salir a la tienda con cara de pacheca por un cigarrillo Mientras tú me odias en mi propia cama.ud y de repente estás caminando fuera de mi lona antigravedad.. LA NIÑA JAZZ Me tengo a mí, la niña que estornuda fluidos orgásmicos y escupe la sangre que no le hace falta. Me tengo a mí, la niña turbulenta y ruda que se desnuda ante el mundo sin vergüenza. Tengo a la niña olvidadiza que renuncia a la pesadez del tiempo. Pero no tengo a la niña que responde los interrogantes que provienen del origen, la casualidad y la palabra inerte que se presentan como barricadas en la vida. A la deriva de una ciudad oxidada, sigo buscando a la niña que salvará esta historia. Sé que de alguna manera estará esperándome sin afán y sin rostro. Y juntas partiremos sin pasado y sin futuro lejos de casa. que esa excusa es la que vive por mí.
Leidy Rojas Ilustraciones de Paula Bonet
T R A N C E
S E X U A L
Por Ricardo García
I Arriesgo mi amor por la incertidumbre de tu deseo mientras tanto, burdeles cantan e improvisan su vivir, los paisajes de tus piernas se iluminan en magenta recurro a juegos, extravío mi mirada en lo profundo de tu ser, tu cuerpo funge como templo, ofrendo mi pleno a tu ser, destrozo los muros, incapaz de desvanecer el amor, desnudo tu alma, acaricio el paraíso, mientras camino entre Ángeles. II En nubes de delicia y paseos entre estrellas suspiro sabiduría. Observo aquel orgasmo, cercado por labios agresivos, observo el fornicar de sombras, piernas cuelgan en visiones de mundos convexos pezones transeúntes como escaparates, las miradas enrojecidas, observan cuerpos culinarios, anestesian mi inhibición, Venus desnuda, ilustras el ímpetu de mi amor y deseo donde yo, escapo en cada suspiro de tu piel.
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III Un Crucifijo sexual canta plegarias íntimas, entre gemidos corporales gruñe en placer amores en custodia de camelos enloquecidos tras la piel rosada. Esculturas de epidermis excitadas, de labios tibios, muestran deseo con caricias enfermas, se deslizan entre sonrisas esculpidas en sexo, mientras las lenguas se aloja en tu pielIV Sexo de baño, aroma y sabor a piel, ficción en sangre, anhelos perduran en esencia carnal, arrojo mi cuerpo al sexo de tu piel, desbarranco en tus senos, reinventas en el sexualismo, revives los recuerdos de lo sensual, de aquellos instantes donde fuimos víctimas, de la luna y de las estrellas, caigo inconsciente me dejo llevar por delirios lujúriales mientras seduzco tu amor en naufragio. VI Deseos atraviesan mis venas, las sombras de tu ímpetu y de tus labios envenenan mis nervios, tus miradas enloquecen mis manos abandono tu cama, recubro la noche, mientras contemplo tu cuerpo, zigzagueo entre tus piernas, me desprendo de tu cuerpo. VII Sospecho de la pasión de la luna y las nubes, mezclo mi pulso con tu muslo, la fiebre de mis venas impregna tus parpados, poseo tus sueños y tus deseos en enfermedades de salacidades, ecos de gritos enfermizos, denotan tu deseo, las arterias se ablandan con la lluvia de tu jubilo, escaparé de lo lúcido, para ser parte de ti. VIII Escucho tu latir, mientras presencio tus noches, adormezco tu pasado, mientras quebranto el silencio, despierto con tu cuerpo a un lado. Desconozco el pasado, nos dejamos llevar, llevar por pasiones de presentes y futuros engendrados. En efusiones exuberantes me desvaneceré, como un sueño y volveré entre la lujuria de tus deseos a reanimar aquello que en Venus se escribió. Ricardo García Ciudad de México
LA CIUDAD DE LOS PORTALES Reseña acerca de la obra de Pedro Silva y Daniel Montoya
Por H. Augusto Rotavista Hernández Lo urbano es el espacio de una ancestral y olvidada ceremonia alquímica cuyo clímax es el erotismo. El elemento erótico tiene la fuerza para desatar las imágenes de olvidadas calles, de perdidos encuentros, de besos no robados, de caricias insinuadas cuya silueta se desvaneció ante el primer haz de energía eléctrico que le ocultó a nuestros ojos los misterios y encantos de la noche. De tal forma, las urbes se manifiestan como un montículo de hierro. Nadie recuerda quién las diseñó, quién las trazó, quién las construyó, quién o quiénes les dio nombre. Sólo se recuerdan los palabras que designan los sitios populares: centros comerciales, cafés, bancos, restaurantes y los sitios innombrables: prostíbulos, casinos, bares de mala muerte e invasiones. Pero de la ciudad en que moraban las personas que sonreían en los días lluviosos ya no existe memoria. Antes las calles eran de gris asfalto y estaban sucias, ahora son de concreto y están limpias pero carecen de vida. En el pasado el sol proyectaba el calor de las personas, ahora sólo proyecta la larga e insondable sombra de las edificaciones. Nuestras urbes fabuladas, a pesar de su diseño futurista están inacabadas, aún no han empezado a ser habitadas. Las ciudades están llenas de portales. Cada de uno de ellos conduce a laberintos antiquísimos. La ubicación de éstos sólo es revelada en el instante en que, la intercepción de sombras y de luces coincide. Sólo basta con encontrar los pasajes a esos mundos. Parar ello, basta con practicar una disección al cuerpo de la razón, abrir los ojos, agudizar el oído, oler el viento y disgregar los aromas citadinos, lamer el asfalto y acariciar el velo de la noche. En ese halo de penumbra la urbe psíquica desata su poder erótico. La conciencia del laberinto como lugar alquímico sólo se manifiesta cuando una silueta femenina interrumpe al durmiente que camina sobre el delgado hilo que separa la realidad del sueño. Tal podría ser el secreto que encierra, a los tibios de corazón, ese fabuloso cuadro titulado “Joven de sociedad de paseo por la realidad”, del artista mexicano Pedro Silva. Rasgos fuertes y muy marcados sobre sombras perennes, parecen abrazar el infinito sobre un fondo de naturaleza cósmica y son la firma personal de este pintor oriundo de Jalisco. Es imposible no ver en cada una de las secuencias pictóricas de este artista una fuerte connotación alquímica en que, la ciudad aparece como una suerte de fractal en el que lo femenino ostenta la capacidad de desatar un poder que nos avienta a lo desconocido a la vez que, el sugestivo título “Sueño de Ericka alrededor de una abeja” se nos manifiesta como un enigma indescifrable, cuyo significado sólo es comprensible si se logra recuperar la memoria de un tiempo inmemorial del cual sólo nociones fragmentadas se manifiestan al dormir y que, el artista, muy sabiamente ha denominado: “Donde habita el olvido”. Metafórica es la otra cualidad de la obra de Pedro Silva. Basta con dar una mirada a cada cuadro de su obra sumergirse psíquicamente en ese mundo alquímico y el pincel de Silva testimonia que realmente existe. Curiosamente ese mundo es más tangible, cercano y familiar de lo que cada uno de nosotros pensamos. En este sentido, ¿cómo no ver en “Antojos” la insinuación de unas líneas que describen los rasgos femeninos de un rostro amado, acariciado y poseído a través de la virtualidad?
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pág 19 poseído a través de la virtualidad? Al respecto debo confesar que al observar ese rostro, me sorprendí recitando lascivamente La rebelión de tu fuerza gravitacional, de la obra de mi gran amiga Leidy Tatiana Rojas: […]De repente me miras Das uno, dos, tres pasos Te acercas y coqueteas con mis zapatos Te revelas contra mi mirada y sigues buscando ese no sé qué en mis zapatos. Lanzas una, dos, tres palabras y te sonrojas. Buscas un punto inerte donde colgar tu inquietud y de repente estás caminando fuera de mi lona antigravedad. Y es casi seguro, todos caemos en el juego del espectador, tras recitar tal conjuro contra el paso del tiempo y la modorra en que cae la vida urbana. Contemplando “Juventus Perpetuas” le preguntamos a ese otro yo: -¿A quién deseas más? ¿A ella o la llave?Este es otro elemento simbólico característico de la obra de Silva. La llave se presenta como la clave para poder traspasar los umbrales de la realidad hacía el universo del laberinto. Allí, tal vez, sea muy posible, hallarse con “Darya” que Pedro Silva plasma como la sacerdotisa que tiene la capacidad de recordarnos en su poder que la realidad es sólo una “Estación de paso”. En ella, la mujer es peligrosa y seductora porque desconocemos el poder de la naturaleza cuyo rostro permanece oculto. Caso contrario acontece “Fabula Puerperal de dignidad”. De marcada la connotación transgresora, en esta obra erotismo, crueldad, pesadilla y consumo se manifiestan de una forma no sólo amorfa sino amenazante e intimidadora. Entonces, nosotros como espectadores podemos descubrirnos recorriendo otros senderos para buscar refugio. “Cordón de plata” sería el lugar apropiado para ello. Pero, nuevamente el misterio de otro mito se manifiesta. De esa manera, el cordón de plata no es más que el hilo de Ariadna en el que El principito juega a ser Teseo, al tiempo que camina peligrosamente sobre los lomos del minotauro y que, a través de hilos, yace unido a la piel herida de Ariadna. En la Obra de Pedro Silva, el ocre tiene una connotación que nos sugiere el recuerdo de un tiempo pasado. El ocre también es la memoria de las heridas dolorosas que los amantes dejan entre sí. Pero, así mismo, es el poder de la creación, la alquimia pura de la cual la mujer es el centro de la misma. El ocre es la conexión con lo rupestre, con lo ancestral, con la cosmogonía y el origen. Y pese a parecer lejano, está latente en la ciudad misma. Magistralmente Silva consigue representar dicho mundo como una mimesis permanente entre lo cotidiano y lo figurativo, entre lo profano y lo sagrado. Tal es el caso de cuadros como: “Mujer en ocre y oro”, “Love will tear us Apart” y “Nuestros años juntos”. Y al salir del universo de Silva es posible hallarse con otro que fue concebido a miles de kilómetros de distancia. Pero, de igual manera, extiende sus enigmas a
pág 20 través de una silueta que irrumpe en una esquina en “El color del rebusque”, una de las paradojas cromáticas del artista colombiano Daniel Montoya. En su obra la cotidianidad la informalidad, de las diversas formas de habitar los espacios aparece insinuada como una suerte de deriva que parte del plano de una ciudad que ya no es real y a la cual ha denominado “SAM_2534”. Hasta aquí llega mi recorrido a través de los portales citadinos de estos dos artistas que, han compartido parte de olvidados recuerdos, de lejanas reminiscencias captadas por sus pinceles de una arcana ciudad que subyace bajo los cimientos de esta permeable hipermodernidad. Ahora sólo queda que cada uno de ustedes se atreva a cruzar el umbral pictórico. Sólo queda mencionar que, es aconsejable no estar sólo, porque de la misma manera que hay una Moraleja para no ser leída en noches frías y solitarias, también existen una obra pictórica para no ser contemplada en la desnudes de la soledad, en la ausencia del erotismo y que, debe ser admirada tras el abrazo que estrechan los amantes en la embriaguez del amanecer, en el momento preciso en que los habitantes de la ciudad abren sus ojos.
H. Augusto Rotavista Hernández Buenos Aires
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O B R A
P L Á S T I C A Por Pedro Silva
1 – Antojos Óleo sobre tela 50x40 cm
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2 – Composición en Ocre Óleo sobre tela 76x97 cm.
3 – Darya Óleo sobre tela 40x50 cm.
pág 23
4 – Donde Habita El Olvido Óleo sobre tela
5 – El Cordón de Plata Óleo sobre tela 75x45 cm.
pág 24
6 – Estación de Paso Óleo sobre tela 75x45 cm.
7 – Fabula Puerperal de La Dignidad Óleo sobre tela 40x50 cm
pág 25
8 – Joven de sociedad de paseo por La Realidad Óleo sobre tela 45x55 cm.
9 – Juventus Perpetua Óleo sobre tela 45x60 cm.
pág 26
10 – Love Will Tear Us Apart Óleo sobre tela 60x45 cm
11 – Mujer en ocre y oro Óleo sobre tela 35x28 cm.
pág 27 Pedro Silva (alias Morbido13) Nació en 1979 en el estado mexicano de Jalisco, donde también lo hizo el Tequila. Desde una temprana edad sintió la necesidad de ver, abrir, leer y probar, todo lo que se encuentra a su alrededor. Lo que ha dado lugar a muchos problemas y muchas alegrías. Autodidacta y ávido experimentador, pinta, esculpe y escribe influenciado por su eterno amor al arte, la literatura, la música, el cine y a la vida misma.
12 - Nuestros Años Juntos Óleo sobre tela
Ha tenido su obra expuesta en galerías, centros de arte, festivales, conciertos e incluso bares, con cinco exposiciones individuales y una docena de colectivas, la más reciente "The Bear Season Project" en Churchill, Canadá. Cínico, deprimido, bajo la influencia y nihilista, Con una copia de Le Petit Prince bajo el brazo, un pincel en la mano y una sonrisa en su rostro. ¡Nec Spec Nec Metu! Su desesperada búsqueda de la vida antes de la muerte continua. Su trabajo se puede ver en estos sitios: www.morbido13.deviantart.com www.facebook.com/PedroSilvaPAINter morbido13@gmail.com
13 – Sueño De Ericka Alrededor De Una Abeja Óleo sobre tela 150x90 cm.
O B R A
P L ร S T I C A
Por Daniel Montoya
El color del rebusque.
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pág 29
S
I
M
Ó
N
Por Luis C. Ramírez L A mis papás, Pili y Niche. Se derrite el medio día en la yema de los dedos: Hueles a sal, a sol y a sobacos sudados, en la plaza que lleva tu nombre – como en cada pueblo, en cada ciudad, en todo cabildo y alcaldía en esta mitad de este lado del mundo -, de espaldas a tu estatua de emperador romano y a la del adelantado – frente a la antigua fortaleza del morro, sobre el camellón que lleva su nombre – con su pose de mariquita – aunque no tanto como la de Prudencio en su plaza de Riohacha - . Te sorprendes en monedas, estampillas, billetes, calles y loterías: La ubicuidad omnipotente, increíble e indecente que te endilgaron: A ti, medio mulato de pelos crespos y mirada triste, viudo joven, bailarín de salón y burdeles y fogatas bajo las estrellas de Aragua o las arenas del Caribe. Culo de fierro cabalgando, transfigurado, a lomo de potros salvajes y sueños delirantes el vasto imperio de las riquezas desmesuradas y la bravura a flor de piel: El adolescente que no tuvo derecho a hacer lo que le viniera en gana y le obligaron a ser reflejo, ¡debiendo ser luz! No te pareces a ti, ni en los dolores del alma, ni en las heridas del cuerpo: Bostezas y te sacudes el polvo espeso de todas las ciudades y pueblos que tropezaste –bien en la gloria, bien en la miseria – con tu camisa amansa locos, tus botas altas y tu pantaloncito apretado, tus palabras blasfemas y tus modos de niño bonito de la capital petrolizada a la que el Ávila no le deja ver el mar. Te han vuelto el más grande súper héroe de la tira cómica de nuestra historia absurda: El caudal de vida que te sustentaba fue a parar a mares de tinta y papel y ¡ha muerto! Nadie se acuerda de tus pataletas obscenas y altisonantes, ni cuando anduviste andrajoso y mendicante las llanuras ardientes o las alturas nevadas, si tiritaste como perro, te revolcaste en tus miserias y lloraste sin consuelo evacuando por tus partes inflamadas. Nadie te recuerda como un simple cristiano, al fin eso eras, aunque masón y un día te pensaras majadero… Detestas al tipo en que te han convertido. Te detienes un momento a tratar de reconocer esta ciudad de casas blancas y colinas oscuras, brisa loca y el mar cristalino donde araste sin presentirlo: ¡La pinga! Te palmeas en la frente y te buscas en los bolsillos, reconociéndote en la desnudes que permite el anonimato, defendiéndote de los recuerdos como si se trataran de los de otro: Te reconoces ajeno, distinto a lo que se dice, cree y predica de ti, más parecido a tus pesadillas que al más enclenque de tus pensamientos: Te han estirado la nariz y la bemba, alisaron tu pelo ahora cano y palidecieron tu piel al extremo de la caricatura, llenando tu pecho de preseas y coronándote de laureles que no deseaste en tu infancia en San Mateo y desdeñaste en tus ultimas en San Pedro… Te da gusto pasar inadvertido, ojear el periódico, sorber un tinto en el parque al lado de la alcaldía y ver cómo te llueven las palomas en la estatua que tanto difiere de ti en los años en que doblegabas al viento y detenías al sol para ganar una batalla o cambiabas el rumbo de un río y enlazabas una estrella para ganar un corazón: Ese eras tú, para nosotros y seguirás siendo para los hijos de nuestros hijos, pero no, tú sólo eres un paisano que se sienta a ver las sobras de nuestros tesoros tras vidrierías de museo y en colgajos de buhoneros sobre la única avenida que recorriste y recorrió tu cuerpo sin ti y donde se te aguaron los ojos sabiéndote perdido en los laberintos del tiempo: Bolívar soy yo, dijiste, secándote el sudor de este medio día en que el mundo se derrite bajo los pies...
MUESTRA
POÉTICA
Por Dante Vázquez Murmullos nocturnos
Era una extraña melodía la que penetraba suavemente la vagina astral de la noche. Noche Noche Noche Noche
de de de de
piel carbón. labios carmín. cabello platinado. ojos azules.
En las calles el silencio copulaba con el gemido de los automóviles y con el de algunos peatones. Peatones Peatones Peatones Peatones
insatisfechos. viejos. jóvenes. precoces.
En los pequeños manicomios se masturbaban los enseres hogareños viendo televisión para olvidar y recordar su distorsionada realidad. Realidad Realidad Realidad Realidad
deteriorada. sobajada. enajenada. traumada.
En su habitación la desnudaba delicadamente para mojarle la vulva el poeta. Poeta Poeta Poeta Poeta
de de de de
corazón negro. alma violeta. mente naranja. pluma verde.
Era una extraña melodía la que penetraba suavemente la vagina astral de la noche. Murmullos nocturnos en busca de un pedacito de esperanza.
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pág 31 Maribel Para Sally (You Say) Llevo aquella tarde desnuda en mi pecho. ¡Cómo olvidarla! Era de agosto. ¿Y tú? Hermosa. Dispuesta a ceder tu vulva primorosa a los besos de vino tinto en el lecho. ¡Cómo olvidarla! Estrellas puse en el techo para contemplarte sonreír nerviosa. ¡Cómo olvidarla! Eras una mariposa libando flores a seductor provecho. A la luz de las velas tu piel lozana empapó la habitación con su belleza, cálida, natural, tal orín temprana. Llevo aquella tarde viva en mi cabeza. ¡Cómo olvidarla! Nos traicionó la gana, y el deseo se apagó con sutileza.
Al natural De tu boca a tus labios: tus senos, tu abdomen, tu pubis y tu clítoris. De tu norte a tu sur migran los besos; de tu este a tu oeste cruzan las caricias. De tu sur a tu norte migran las caricias; de tu oeste a tu este cruzan los besos. De tus labios a tu boca: tu humedad, tu llama, tu viento y tus dunas. Me encantas.
pág 32 Umbral celestial Cuando muestra el azul desnudo de su cuerpo a las esporas de tiempo; cuando deja que la espuma tatúe en su piel figuras oníricas; cuando se viste de gris y nos humedece con su saliva vaginal; cuando cópula con el sol y se naranjizan sus mejillitas juveniles; cuando tiñe de violeta algunos mechones de su extensa cabellera; cuando mancha de inocente carmín sus braguitas de algodón; cuando adorna con lilis cristalinas la negra enredadera de su pubis; cuando excita a las aguas salinas con la atracción platinada de su clítoris; cuando con copitos de leche blanquea el paisaje: ¡Qué belleza!, ¡qué hermosura!, ¡qué maravilla!, ¡qué sensual!, ¡qué deleitable!, ¡qué sublime!, ¡qué increíble!, ¡qué preciosura!: es cielo.
Dante Vázquez Ciudad de México www.dantevazquez.wordpress.com
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MUESTRA
POÉTICA
Por Karina Márquez Insinuación…es Condúceme directo a la agonía por el camino de tu lengua; sedúceme suciamente con maltratos verbales; trátame suavemente con tus toscas manos. quiero sentir la vergüenza de una puta posando en cuatro para tu pintura. No seas tan cruel, trae las luces para decorar el harén... ¿O acaso no quieres que baile para ti sin sostén? Súbete a mi cama coqueto inexperto, y seré tu amante hasta que tu cuerpo aguante. El torso esbelto de una ramera a la que dejas sin aliento.
Hastío Cuando me canse de hacerte el amor será por tu cuerpo absorto de pasión. Por tus labios malgastados y secos, porque ya me he cansado de ver tu imagen de placer fingido. Cuando me canse de hacerte el amor, será por tu falta de creatividad en la cama. Esa forma monótona de mover tu cuerpo, eso, me lo sé de memoria. Movimientos rutinarios, desgastantes, con falta de carácter; me hacen sentir que pierdo el tiempo en un intento fallido por ignorar, lo tan obvio: el roce de tu piel con la mía ya no es motivo de excitación. Cuando me canse de hacerte el amor será porque esa chispa de deseo ha caducado, porque tu piel desnuda ya no provoca en mí malos pensamientos. Lástima, por un tiempo pensé en vivir una eternidad sexual sobre catres; pero basta de mentiras, a quien engaño... Cuando me canse de hacerte el amor, Será porque he hallado un cuerpo mejor.
pág 34 Burdel Mujeres... como son, hacen perder la razón. Malditas las amo. Quiero besarlas por todos lados. Atrevidas, sin vergüenza, me encantan sus tetas. Su sensualidad deja mucho que desear; acelera el ritmo cardiaco. Vuela la imaginación y enciende de forma exorbitante. ¡Ay, qué tentación! Las tendré por montón, así el diablo me condene por traidor. Sus curvas me enloquecen, hacen que me estrelle por los andenes; pero como no mirarlas... Están por todas partes. Su mente es su arma más letal. Capaz de desatar una guerra de pasión ardiente donde no quedará ningún sobreviviente. Cualquier intrépido cae en sus redes a causa de su encanto y sus placeres. ¡Sucias! ¡Salvajes! ¡Rebeldes! El sexo débil no puede con ustedes. Hermosas las amo, Voy a morir a su lado.
pág 35 1+1=3 Hagamos un tres al revés para quitarnos el estrés; ¿Me compartirías con tu amigo?… No. Mejor aún, llamemos a la ramera de Margarita, la amante con quién compartes tus fluidos. Es ella la que te arrebata la pasión, enciende tu motor y bota la secreción. Así como Roberto lo hace conmigo. No te imaginas como lame mis blandos senos, muerde mi clítoris y penetra con tal virilidad, que exprime hasta el último suspiro de mi garganta. Ambos, tú y yo; somos adictos al vicio carnal de una manera pavorosa e indigna. Perdiendo el juicio tan solo con un vistazo a los sujetos sentados a nuestra derecha, ¿Los recuerdas?, son nuestros confidentes desde hace muchos años. Ellos al igual que nosotros, han sido víctimas de la tentación. Violando el juramento de una amistad pactada con sangre. ¿Te sorprende?... No deberías. Más bien hagamos algo sugestivo: te invito a que realicemos una honra a la melodía de soda estéreo, jugando bajo el lienzo en una tarde gris… Al rato, beberemos té para tres.
Karina Márquez Pereira
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El comité editorial de El Búho Tuerto, Revista Indoamericana de Cultura decidió, después de detenido análisis, proceder al retracto formal del poema No.3 enviado por la Srta. Katerin Ojeda, publicado en el trabajo: Revista No.4. Agosto de 2011. Año 3. Pag. 17 (http://issuu.com/wahider/docs/buho_tuerto_-_revista_4) Puesto que el trabajo es una copia de la obra de la poetisa Siracusa Bravo Guerrero, publicado el 9 de mayo de 2008 en el blog de la autora y su obra INDIGESTA, Siracusa Bravo Guerrero, Cuaderno Caníbal No.0, Libro del año 2009. El Búho Tuerto, Revista Indoamericana de Cultura, reconoce como autora de la obra, luego que la autora presentara la inconformidad ante nuestra revista y ofrecemos disculpas públicamente: Marcas No tengo palabras lo suficientemente afiladas como para arañarte la espalda y dejártela marcada para siempre. Por Siracusa Bravo Guerrero (http://indigesta.blogspot.com/2008/05/marcas.html) El documento de retracto por parte de la Editorial del Búho Tuerto, Revista Indoamericana de Cultura, se basó en normas recomendadas por algunos Comités de Ética y política de las bases de datos internacionales y del Manual de Derecho de Autor de la Dirección Nacional de Derecho de Autor, unidad administrativa especial, Ministerio del Interior y de justicia, 2010 de acuerdo a la Normatividad Colombiana. (http://www.derechodeautor.gov.co/documents/10181/331998/Cartilla+dere cho+de+autor+(Alfredo+Vega).pdf/e99b0ea4-5c06-4529-ae7a152616083d40)
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Dirección H. Augusto Rotavista Hernández Comité editorial Andrés Felipe Botero Wahider Cardona Hernández Víctor Hugo Rico Sarmiento Corrección ortográfica y de estilo Virginia Hael Jhon Andrés Gutiérrez Diseño y arte Elena María Assaf Colaboradores Atahualpa Quintero Leidy Tatiana Rojas Hernández Escalas de Diseño Comentarios, sugerencias e inquietudes: elbuhotuerto@gmail.com Revista El Búho Tuerto
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