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PROPIEDAD La isla de los 9,6
En el sur de la Bretaña francesa se alza la isla de Boëdic, un singular reducto de tierra en venta. En sus siete hectáreas hay dos viviendas y una capilla. Incluye las playas.
millones POR ORES LARIO FOTOGRAFÍAS DE VLADI PRIVATE ISLANDS
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ES EL SUEÑO DE muchos, pero está al alcance de muy pocos. Disponer de un lugar donde sólo llegue uno mismo. Nada garantiza más la privacidad que tener la propiedad de una solitaria isla. Para encontrar uno de los enclaves más exclusivos de Europa hay que ir a la Bretaña francesa. Ahí está el Golfo de Morbihan, un paisaje de postal, de 20 km de largo por 15 de ancho, formado por decenas de islas. Sobre el agua esmeralda, refugiada del océano Atlántico se alza la de Boëdic. Originariamente, en sus siete hectáreas de superficie vivía la familia Breux Lelong, que se dedi-
caba al cultivo de perlas. Después perteneció al abogado penalista francés Olivier Metzner, que ha fallecido este año. En busca de un nuevo dueño, este solitario espacio se ha puesto a la venta por 9,6 millones de euros. Al islote sólo se puede acceder por barco, y en él hay tres construcciones. En el centro se erige la principal, que fue completamente reformada hace dos años por el arquitecto francés François Bureau, quien trabajó sólo con materiales de la mejor calidad. Su diseño mantiene el encanto de lo tradicional y está dotado con los servicios más modernos.
Cuenta con tres habitaciones, dicada a San José, que ahora cuatro baños, zona de estar con está acondicionada para escuchimenea y cocina. Además, el char música. sótano tiene una bodega. En este pintoresco espacio La casona, que ofrece hay también dos plaOcéano 160 m2 habitables, yas privadas, una Atlántico está rodeada por de ellas frente a un jardín y por poniente. La los verdes segunda, en B re FRANCIA tañ campos. la parte más a Un poco más occidental, Rennes Vannes lejos, en el notermina en roeste, hay una una formación Isla de Boëdic Nantes vivienda con una rocosa a la cual, fachada de 33 m de según dicta la tradilargo. Sus dos plantas ción, todos los naveacogen tres dormitorios, cocina gantes de ida deben alzar un y salón para invitados. En la vaso y pedir un deseo. punta del islote destaca una caEl precio de la propiedad inpilla construida en piedra y decluye el mobiliario, el equipo
de mantenimiento (como el tractor), un quad y una embarcación. BRÓKER. Boëdic se ha puesto a
la venta a través de Vladi Private Islands, una de las grandes inmobiliarias especializadas del mundo en comprar, vender y traspasar este patrimonio natural. Actualmente, en su catálogo hay 126 diferentes. Su propietario, Farhad Vladi, comenzó el 14 de marzo de 1971, cuando vendió Cousine en las Seychelles. Desde entonces ha intermediado en más de 2.000 islotes todo el mundo. Para este alemán, tener una isla privada es un lujo “que permite tener la
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libertad de escaparse a la soledad y volver en cualquier momento. Por lo tanto, aún el trozo de tierra más pequeño con una cabaña de madera sencilla tiene un inmenso valor para su propietario”, explica este hombre de negocios. Sus 40 años de experiencia permiten afirmar que “las personas que compran islas son inteligentes y saben cómo improvisar. Son aventureros de espíritu. Normalmente buscan la soledad, la tranquilidad y la privacidad en un lugar alejado de la rutina diaria”. MÁS INFORMACIÓN:
TEL.: + 49 40 33 89 89. WWW.VLADI-PRIVATE-ISLANDS.DE
EN VENTA. 1. Capilla de piedra, visible desde la ciudad histórica de Vannes. Su interior está habilitado como sala de música. 2 y 6. A este espacio de siete hectáreas de extensión sólo se puede llegar en barco. Cuenta con una casa de invitados, con una fachada de 33 m de largo, situada en el noroeste de la isla, cerca de la iglesia de piedra. El salón de la vivienda cuenta con chimenea. La estancia está decorada con obras de arte.
3 y 4. La construcción principal, de estilo tradicional bretón, se levanta en el centro de la isla y se encuentra rodeada por campos y jardines. 5. La cocina, que fue completamente reformada hace dos años, al igual que el resto de la casa, por el arquitecto francés François Bureau. Mantiene una estética tradicional pero cuenta con todas las comodidades de la vanguardia tecnológica. En su mesa pueden sentarse 12 comensales.