Abrazo en Familia 2009 Tema 4

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TEMA 4: FAMILIA EVANGELIZADA Y EVANGELIZADORA Para poder entender en el ámbito familiar, el sentido de la evangelización y la corresponsabilidad en la extensión del Reino de Dios, es necesario ubicar a la familia en el contexto parroquial. Es en la parroquia, donde la familia va redescubriendo su bautismo y que por el mismo somos misioneros, ya que la Iglesia por su naturaleza es misionera (Cf. AG 2) y todo bautizado -por ser iglesia- es misionero. Por ello propongo que desde la parroquia veamos como la familia es Evangelizada y a su vez, la corresponsabilidad que tiene en la Evangelización, es decir en el anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo. La familia, primera comunidad cristiana educadora de la fe, en la parroquia «La educación en la fe por los padres debe comenzar desde la más tierna infancia. Esta educación se hace ya cuando los miembros de la familia se ayudan a crecer en la fe mediante el testimonio de una vida cristiana de acuerdo con el Evangelio. La catequesis familiar precede, acompaña y enriquece las otras formas de enseñanzas de la fe. Los padres tienen la misión de enseñar a sus hijos a orar y a descubrir su vocación de hijos de Dios (cf. LG 11). La parroquia es la comunidad eucarística y el corazón de la vida litúrgica de las familias cristianas; es un lugar privilegiado para la catequesis de los niños y de los padres» (CEC 2226).


Relación parroquia-familia. La parroquia y la familia cristiana se necesitan mutuamente y se complementan. Todo cuanto la parroquia haga en favor de las familias es una inversión segura de futuro, tanto desde el punto de vista humano como religioso. La parroquia engendra, educa y edifica la familia cristiana. La engendra en el sacramento del matrimonio y en los sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo, confirmación y Eucaristía). La educa con el anuncio de la Palabra de Dios a través de la predicación, la catequesis y la formación permanente a vivir el servicio del amor. Al mismo tiempo, la familia ofrece a la parroquia nuevos creyentes y le presta su colaboración necesaria y muy importante en el proceso de la iniciación cristiana, la ayuda a ser ámbito de fraternidad y le permite penetrar con su mensaje en el mundo de las relaciones familiares y sociales. La familia, pieza básica de la sociedad, es también una imagen viva del misterio mismo de la Iglesia. Es como una «Iglesia en miniatura», «Iglesia doméstica» (LG 11). Reunida en nombre del Señor por el sacramento del matrimonio, recibe y transmite el Amor de Cristo, convirtiéndose así en fruto, signo y vehículo de la maternidad de la Iglesia. Juan Pablo II, dice: «la familia es la cuna de la Iglesia» (FC 15). Es así, como la familia cristiana, se convierte en la primera Iglesia, porque ella es la primera comunidad donde se descubre el amor y se aprende a vivirlo. Allí un hombre y una mujer sintetizan y manifiestan el misterio de la relación amorosa entre Dios y la humanidad. Allí se descubre lo que son unos padres y, a través de ellos, se aprende a compartir y a respetar y querer a las personas. Por eso la parroquia encuentra en la familia su cuna y su modelo. Pero también su tarea.


Necesidad de una pastoral que opte por un nuevo Modelo de familia. La pastoral parroquial, estrechamente coordinada con la pastoral de la Iglesia particular, ha de intentar un nuevo proyecto de familia. Ha de aspirar a formar una nueva familia que contribuya a gestar una nueva sociedad al servicio de la liberación integral de las personas. Los rasgos principales de esta nueva familia son: Una familia corresponsable que asuma comunitariamente la elaboración y ejecución de las decisiones que afectan a su funcionamiento. Una familia escuela, de formación de la libertad, que propicia la aparición de convicciones en lugar de imponer consignas de arriba abajo, en forma autoritaria. Una familia una y plural. La unidad de la familia no está reñida con la diversidad de estilos de vida y de opiniones de sus elementos integrantes. La unidad humana exige saber aceptarse como diferentes para servirse como complementarios. Una familia abierta y comprometida. La vida conyugal y familiar resultan potenciadas y enriquecidas humana y cristianamente a través de un darse a los otros. Sí un matrimonio se encierra en sí mismo, acaba empobrecido en aquello que es específico de la vida conyugal y familiar, el amor.


Una familia escuela de diálogo. El diálogo consiste en descubrir al otro, en encontrarse con él y saberlo escuchar comprensivamente. El diálogo, hoy más que nunca, debe ser el fundamento básico del amor matrimonial, de toda familia y en general de la comunicación con los demás. Una familia escuela de solidaridad. La familia auténticamente cristiana ha de ser un lugar abierto a la acogida de los otros, sobre todo de aquellos que en momentos difíciles necesitan de alguien que les tienda una mano. Pbro. José Rafael Romero Linares. Párroco de la Sagrada Familia - Maracaibo.


REFLEXIÓN

¿Qué debe hacer la familia para cumplir su misión de ser evangelizadora? ¿Cómo puede su familia crecer como familia misionera? Enumera ¿Cuáles compromisos debe cumplir una familia evangelizada para evangelizar a los demás familias? Indique: ¿Qué pasos concretos y alcanzables a mediano plazo deben dar nuestras familias para proyectarse, en la vida de comunidad: barrio – pueblos – urbanización, colegios, parroquias, diócesis, pastoral familiar etc.?


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