Fines del Derecho

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Creado por: Miguel Angel Herrera Romero V- 11651538


Tema 17 Materialismo Histórico Dialéctico Carlos Marx nace en la ciudad de Tréveris, en la Prusia renana, el 5 de mayo de 1818, donde cursa sus estudios de bachillerato. Posteriormente ingresa a la universidad de Bonn y después a la de Berlín, donde estudia hasta 1841 la carrera de Derecho, enfocándolo sobre todo a la historia y la filosofía y presentando su tesis sobre la filosofía de Epicuro (Lenin, 2000). Durante su estancia de formación en Berlín se vio seducido por la influencia de Hegel y de Feuerbach, cuyas ideas influyeron en su visión de la historia, la religión y la sociedad (Ekelund & Hébert, 2008). Cuando se dio cuenta de que debido a la situación reaccionaria que prevalecía en Alemania, le era imposible desarrollar una carrera académica u oficial, se inclinó por el periodismo como lo forma más conveniente de actividad política (Roll, 1978). En 1844 comparte en París unos días con Federico Engel, quien a partir de ese momento se convierte en su amigo más íntimo. A petición del gobierno de Prusia, en 1845 es expulsado de París, etiquetándolo como revolucionario peligroso (Lenin, 2000). Pero es en París donde inicia de manera sistemática el estudio de la economía, de manera particular a Smith y Ricardo y a los filósofos materialistas como Locke (Ekelund & Hébert, 2008). Marx y Engels durante toda su vida estudiaron a la clase obrera internacional, afirmando que la clase obrera, históricamente tiene la misión de derribar al capitalismo y de construir un orden socialista (Gemkow, 1975). En París, tiene la oportunidad de conocer a otros pensadores de la época, como Leroux, Blanc, Proudhon y Bakunin. Su actividad política provocó que el gobierno de Prusia lo expulsara, dirigiéndose por ello a Bélgica (Herrerías, 2000). En 1847 publica “Miseria de la filosofía”, donde hace una fuerte crítica a la obra de Proudhon y en este mismo año, junto con Engels, se afilia a la Liga Comunista, donde se les solicita la redacción del Manifiesto Comunista, que aparece un año después. En 1859 publica su obra “Contribución a la crítica de la economía política” y en 1867, el primer tomo de “El Capital”. (Lenin, 2000). Posteriormente, después de su muerte, fueron publicados en 1885 el segundo tomo, y en 1894 el tercero. Su obra traspasa el campo de la economía (Roll, 1978). Muere el 14 de marzo de 1883 y yace enterrado en el cementerio de Highgate de Londres.

Carlos Marx


1. Clases Sociales.

Las Condiciones de su Producción: El Antagonismo. La noción de clase no tiene sentido para Marx si no va unida al antagonismo, a la oposición: la clase es clase porque se opone a otra con la que tiene intereses contrapuestos. Cada clase persigue la muerte de la otra. El antagonismo, el conflicto de intereses constituyen la noción de clase. Según Marx cada clase persigue la muerte de la otra, pero la clase cae en la contradicción de afirmar lo que niega negando lo que afirma ya que la burguesía no puede existir y desarrollarse más que explotando y desarrollando al proletariado, pero según lo explota y lo desarrolla ella se suprime. La clase social está formada por un grupo de individuos que tienen los mismos intereses y por tanto el mismo antagonista opuesto a sus intereses. Si todos tienen el mismo interés forman una misma clase, y si forman la misma clase tienen los mismos intereses. Si tienen los mismo intereses económicos es porque tienen la misma situación social, o sea, están del mismo lado. Los intereses económicos y de situación social son las condiciones necesarias para convertirse en clase pero no suficientes ya que es necesario que se reúnan en lucha contra otra clase. Por eso todos los trabajadores deben reunirse en un partido proletario que cree la conciencia de clase, en una unidad política que unifique la clase entera y en la que se reconozcan los proletarios. Ninguna clase llega a existir sino es por la lucha para derrocar a la clase dominante, toda clase social es revolucionaria en su esencia: la burguesía fue revolucionaria frente al feudalismo y el proletariado lo es frente a la burguesía. Cuando una clase llega a dominar tiende a mantener ese estado y a impedir todo cambio. Se convierte en conservadora y reaccionaria.


2. CONCEPTO DE HISTORIA: LA LUCHA DE CLASES. LA HISTORIA COMO RESULTADO O EXPRESIÓN DE LA LUCHA DE CLASES. Marx parte de una intuición originaria: Toda la Historia es manifestación, expresión de la lucha de clases. "De luchas entre clases explotadoras y explotadas, dominadoras, en diversos peldaños del desarrollo social". La lucha de clases es la sustancialidad misma del acontecimiento histórico. El suceso histórico no es más que la manifestación de un realidad más originaria: las clases sociales son esa realidad originaria y sustancial de la Historia. Los conflictos, los ideales políticos, los regímenes, son formas que se dan en la Historia por oposición al fondo que está siempre constituido por intereses y antagonismos de clase. Los sucesos no son sino expresiones de la verdadera sustancia de la Historia, el sujeto que se expresa son las clases sociales. LA LUCHA DE CLASES COMO MOTOR DE LA HISTORIA. Para Marx hay Historia por la oposición, el antagonismo de las clases, es decir, por la lucha de clases. La civilización, la Historia, comienza con la existencia de las clases y el desarrollo de sus luchas: en el principio existían las tribus en las que se trabajaba para la supervivencia, cada día se cazaba o pescaba para cubrir las necesidades de ese día y todos los días se empezaba de nuevo, no había ni intercambios, ni novedad, ni especialización. La Historia comienza cuando las tribus empiezan a comerciar entre sí, para ello tienen que producir en unos sitios cosas que no hay en otros y tienen que producir más de lo que necesitan; aparece la especialización y la división del trabajo y para ello la división de los hombres en clases con intereses antagónicos. Por ello la civilización, la Historia, comienza con la existencia de estas clases, y el desarrollo de la Historia es el de sus luchas. Se denomina a las teorías marxistas como MATERIALISMO DIALÉCTICO. Materialismo porque explica la sociedad, las ideas, etc. desde los elementos materiales, como veremos, y dialéctico por esta aplicación del concepto hegeliano de dialéctica a la Historia: la realidad es un proceso en tres momentos cuyo motor es la negación. - Primer momento: tesis _ posición , afirmación de algo. - Segundo momento: antítesis _ negación de la tesis. - Tercer momento: síntesis _ negación de la negación y superación. La síntesis no elimina a la antítesis sino que la "absorbe". La síntesis se convierte en una nueva tesis y continúa el proceso. Según Marx es la ley de desarrollo de la realidad histórica y dicha ley expresa la inevitabilidad del paso desde la sociedad capitalista a la sociedad comunista con el fin de la explotación y de la alienación. Por ejemplo es dialéctico el paso del dominio del feudalismo negado por la servidumbre, que se convertirá en la burguesía y el paso del dominio de la burguesía al del proletariado: la burguesía al hacerse cada vez más fuerte se va destruyendo simultáneamente al unificar a los proletarios en una clase que la destruirá. El proletariado es la antítesis de la burguesía. Y en segundo lugar hay que explicar que cada momento de la Historia está constituido por dos elementos: su buen y mal lado. La clase explotadora que posee los medios de producción es le buen lado de la época y la clase explotada es su mal lado. El mal lado acabará por triunfar, por expropiar los medios de producción y superar la dominación y la represión.


3. LA PRODUCTIVIDAD COMO ESENCIA DE LA HISTORIA.

Para Marx el trabajo es la esencia originara de toda vida y de toda Historia. El trabajo hace que el hombre sea hombre. El hombre es un ser activo, práctico, siendo el trabajo su actividad principal. Según Marx, hay que superar la concepción del hombre como ser teórico, concepción que viene de la sociedad esclavista griega. El trabajo pone al hombre en relación con la Naturaleza y con los demás hombres, por el trabajo se constituye la sociedad. Según Marx parece que en la Historia hay un movimiento continuo de crecimiento en la productividad, cada vez se produce más. (El desarrollo de la técnica ha hecho que la productividad se multiplique). Deduce que el fin de la Historia es conseguir el máximo de productividad, actualizar todo lo posible y la lucha de clases es su instrumento: cada clase domina mientras puede producir, cuando no puede producir más muere y es sustituida por otra. Las clases desaparecen y son sustituidas por otras que siguen actualizando, produciendo, la clase social capaz del máximo de productividad domina en cada momento. La burguesía sustituyó al feudalismo porque era capaz de producir mucho más que ella, cuando la burguesía produzca todo lo que puede producir morirá y con ella desaparecerán las contradicciones y los antagonismos de clase, será el final de la Historia. Por ello la burguesía que empezó produciendo mucho intenta ahora frenar esa producción ya que cuando llegue al máximo morirá.


4. LA FUNCIÓN HISTÓRICA DE LA BURGUESÍA.

LA BURGUESÍA, REGENTE DE LA PRODUCTIVIDAD. Según hemos visto la burguesía industrial triunfó sobre los artesanos porque era capaz del máximo de productividad en ese momento de la Historia. El desarrollo que llevó a cabo la burguesía fue posible porque acumuló el capital producido anteriormente y por el que fueron posibles constantes inversiones. En el capital, el dinero, está conservado todo el trabajo de los individuos a lo largo de la Historia. La burguesía multiplica todo este trabajo concretado en capital, multiplica la productividad. El gran invento de la burguesía fue explotar el trabajo social, el trabajo ya no es privado y aislado sino colectivo. La burguesía está obsesionada por producir, la producción se convierte en un fin en sí. La burguesía es la clase cuya función histórica es realizar el máximo de productividad. Las CONDICIONES que hacen posible realizar este máximo de productividad son: - Expropiación originaria: Una clase está desprovista de los medios de producción que son dominados por la otra clase. - Competencia: Por la cual todos los capitalistas están en competencia unos contra otros, es el aguijón de la productividad: hay que producir más y más barato. - División del trabajo: Se divide el trabajo de forma que cada vez hay que hacer cosas más simples lo cual permite al trabajador realizar cada vez más cosas en el mismo tiempo. Las CONSECUENCIAS principales de este afán por la productividad son - las contradicciones inherentes a esta misma productividad: - Estado de inquietud: Imposibilidad de estabilidad o reposo, continuos y cada vez más rápidos cambios encaminados a producir cada vez más: cambios de forma de producción, de profesiones, enfrentamientos contra los otros burgueses, etc. - Superproducción: La sociedad se agota en producir cada vez más pero llega un momento en que no es capaz de absorber todo lo que produce, ni el poder de compra de los trabajadores ni las necesidades de la sociedad son suficientes para absorber esa producción desenfrenada. Las crisis se hacen mas frecuentes, hacen falta mercados más extensos y el mercado mundial se va reduciendo cada vez más. - Pauperización creciente del proletariado: Cuanto más produce el proletariado más pobre es y menos participa de la humanidad. Lo que gana el capitalista es la diferencia entre lo que cuesta producir un producto y la cantidad por la que se vende, en los gastos de producción entra lo que le paga al proletariado -esa diferencia se llama PLUSVALÍA-; pues bien, si el proletariado en ocho horas primero produce 5 y luego en esos mismas ocho horas produce 10 porque se han inventado máquinas que producen más rápido, es más pobre ya que hay muchas más cosas que no puede comprar. Y participa menos de la humanidad porque todo el trabajo de la humanidad está en los productos, cuantos menos productos pueda comprar menos participa de esa humanidad. - Pauperización absoluta: Cuanto más plusvalía se embolsa el capitalista más se incrementa el capital primitivo y compra más máquinas y más trabajadores. Cada vez las máquinas son más perfectas y exigen al obrero un trabajo muy simple "que puede hacer cualquiera" con lo cual el trabajo se deprecia, los salarios bajan y cada vez hacen falta menos trabajadores. En todo este proceso la burguesía crea al proletariado cuya función histórica será destruir a la burguesía. LA BURGUESÍA O LA TIRANÍA UNIVERSAL. La burguesía ha unificado la humanidad. El capitalismo tiene necesariamente una vocación imperialista ya que como cada vez tiene más productos que vender, necesita más puntos de venta luego tiene que extenderse cada vez más. CONSECUENCIAS: - Simplificación de la humanidad: Toda la población acaba dividiéndose en clase trabajadora y clase capitalista, absorbiendo cualquier otro tipo de división de la sociedad. - Interdependencia universal: Por la tendencia de crear un mercado mundial todos los países del mundo se irán convirtiendo en capitalistas a lo que seguirá una interdependencia universal, es decir, cada lug- Uniformidad universal: Los productos industriales se venden en todas partes, todos los hombres desean las mismas cosas, se visten igual y se distraen de la misma forma con lo cual se destruyen todas las particularidades regionales: idénticas costumbres, los mismos gustos, etc. El capital pasa por


5. LA FUNCIÓN HISTÓRICA DEL PROLETARIADO. EL PROLETARIADO O LA CLASE UNIVERSAL. El proletariado tiende progresivamente a convertirse en la clase universal ya que cuanto más gana la burguesía más aumenta el proletariado: el mundo capitalista está sometido a una competitividad constante de unos burgueses contra otros, en esa lucha van cayendo poco a poco pequeños industriales que se arruinan y van a parar al proletariado mientras que otros burgueses se enriquecen cada vez más. Con el tiempo seguirán cayendo conforme la riqueza va creciendo cada vez más concentrada en menos manos. EL PROLETARIADO O LA EXISTENCIA ABSTRACTA. Según Marx, el hombre al trabajar pone su vida en lo que produce y se reconoce en el objeto que realiza: los productos del artesano son como materialización de la vida del artesano, en ellos se ven las manos del que lo ha hecho. Pero en el modo de producción capitalista el obrero vende su trabajo al burgués a cambio de un salario; produce gran cantidad de cosas en ese trabajo pero no se puede reconocer en ningún objeto de los que produce, pone su vida en productos que no son suyos, su existencia no se concreta en nada por eso dice que el proletariado tiene una existencia abstracta. El valor de los productos no es sino el valor del tiempo que hay puestos en ellos, el único valor es el tiempo, la vida. Intercambiar mercancías es intercambiar existencias: tiempo vivido. Una materia sin valor lo adquiere cuando es trabajada, cuando es añadido tiempo humano,por eso el capitalista compra tiempo al obrero. Para el capitalista el obrero es una mercancía más que compra. Lo que a la burguesía le interesa de los productos es su valor, y ese valor no es sino tiempo de trabajo humano que se ha incorporado a él Marx distingue entre valor de uso y valor de cambio: valor de uso es aquello para lo que se usa: un coche para viajar, tiene valor en cuanto que se usa para ese fin. Pero también tiene valor de cambio en cuanto que se puede cambiar por otro producto. En qué radica este valor de cambio: en la cantidad de trabajo necesario para producirlo. Dos mercancías son intercambiables entre sí, si tienen la misma cantidad de trabajo en ellas, si hace falta el mismo trabajo para producirlas a las dos. Para facilitar estos intercambios se usa el dinero. El intercambio de mercancías no es tanto un intercambio de cosas como una relación entre los productores de cada cosa. El obrero vende como una mercancía más su tiempo de trabajo con la característica de que ese tiempo de trabajo genera valor, produce cosas valiosas. EL PROLETARIO O EL ALMA DE LA HISTORIA. LA PLUSVALÍA _ No es más que el excedente monetario originado por el trabajo humano presente en cualquier acción productiva y del que se apropia “gratuitamente” (según la teoría marxista), el capitalista o empresario. La plusvalía, también conocida como plus-valor, apareció definido por Marx en su obra ‘El Capital’ y es básicamente, el valor no pagado del trabajo del obrero que crea un plusproducto del cual se hace propietario el empresario, originando así la esencia de la explotación o acumulación capitalista. Este plusproducto o plus-valor al ingresar al mercado se convierte en mercancía y se vende, convirtiéndose en dinero que no retorna a los bolsillos del empleado en manera de sueldo (siempre según la teoría marxista). Karl Marx desarrolló la distinción entre ‘fuerza de trabajo’ y ‘trabajo’, lo que le facilitó la explicación eficaz de la plusvalía, encadenando de esta manera, su teoría de ‘Valor-Trabajo’. Marx también explicó que el capitalista es capaz de acrecentar la intensidad de la explotación a través de la maximización de la ‘plusvalía absoluta’, es decir, extender la jornada laboral o por medio de la ‘plusvalía relativa’, es decir, disminuir la cantidad de obreros.


5. LA FUNCIÓN HISTÓRICA DEL PROLETARIADO. LA MISIÓN HISTÓRICA DEL PROLETARIADO: LA LIBERTAD O LA EXISTENCIA CONCRETA. La burguesía ha realizado ya su tarea histórica: ha desplegado toda su productividad y ha realizado la unión de toda la humanidad. El hombre se encuentra en una situación que Marx llama ALIENACIÓN: es la situación del hombre en la sociedad capitalista en la cual se halla separado de sí mismo al no reconocerse en ningún producto de su trabajo. LA ALIENACIÓN Y SU SUPERACIÓN: EL COMUNISMO. El hombre vive humanamente, se hace hombre, si humaniza la naturaleza de acuerdo con sus necesidades y sus ideas junto con los demás hombres. La diferencia entre hombre y animal, aunque los dos trabajan, es que el hombre tiene un objeto conocido por él que determina su modo de obrar mientras que el animal no. Pero el hombre no se encuentra en esta situación ideal sino que está alienado: alienado por causa de la propiedad privada y la división del trabajo, el trabajo ya no se hace para humanizarse, para realizarse como hombre y cubrir unas necesidades, sino por obligación y para subsistir. El obrero está separado, alienado del producto de su trabajo, de la materia prima y mediante la división del trabajo que implica especialización se corta su humanidad: produce siempre lo mismo y tiene que venderlo. El obrero es una mercancía más en manos del capital. A partir de esta primera alienación, la del trabajo, se derivan otras formas de alienación: la política en la que el Estado se levanta por encima de los hombres concretos y en contra de ellos , ya que es el instrumento de la burguesía para someter a los proletarios y la religiosa que promete el paraíso en otra vida. Esta situación se superará por la lucha de clases. La alienación del trabajo consiste en que en lugar de humanizarse, de realizarse por el trabajo, ese trabajo que realiza para otro lo niega como persona. Es tarea de los proletarios superar esta alienación aboliendo la propiedad burguesa, expropiando a los expropiadores, colectivizando los medios de producción. La revolución sólo puede ser radical, global, total y mundial. Debe derribar a la burguesía por la fuerza, apropiándose del poder del Estado e imponerse como clase dominante. Como hemos visto la producción capitalista engendra en sí misma se propia negación. Así se pasará de la sociedad capitalista hasta el comunismo. Es un paso necesario hacia una sociedad sin propiedad privada ni clases, sin división del trabajo, sin alienación y sin Estado. Este proceso no será inmediato, sino que se parará por una fase intermedia: la dictadura del proletariado que intervendrá desde el Estado para ir llegando, imponiéndose a los burgueses que queden, a esta sociedad en la que el Estado ya no será necesario. La sociedad comunista abolirá la división del trabajo y ofrecerá a todos la posibilidad de ejercitar sucesivamente la diversidad de actividades posibles. Materialismo Histórico y Fuerzas Productivas Al cambiar los modos de producción, cambian las relaciones sociales que son las condiciones bajo las cuales los individuos trabajan, comercian y consumen. La tecnología determina la estructura de la economía (forma en que está organizada la economía), la cual condiciona la división del trabajo, la cual determina la división de la sociedad en clases antagonistas, lo cual produce la Historia. De este modo "el modo de producción de la vida material (la forma como se produce) domina el desarrollo político e intelectual de la vida social (las ideas que dependen de la clase)". Su ser determina se conciencia, su forma de pensar. Esta teoría se llama MATERIALISMO HISTÓRICO. Marx diferencia entre estructura económica y superestructura ideológica. La estructura económica constituye la base real de la sociedad, está constituida por las relaciones de producción que son relaciones que se establecen entre los hombres de acuerdo con su situación respecto a las fuerzas productivas. Las fuerzas productivas son el trabajo y los medios de producción.


5. LA FUNCIÓN HISTÓRICA DEL PROLETARIADO. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso social, político y espiritual de la vida del hombre. Según el desarrollo de las fuerzas productivas, forma como trabaja el hombre, tiene unas relaciones sociales u otras, cuando cambia la forma de trabajo, las fuerzas productivas, cambian también las relaciones sociales. Las relaciones sociales dependen de la forma de producción, si cambia esta forma de producción tienen que cambiar las relaciones sociales: la agricultura se transforma y son necesarias costosas máquinas de producción, los agricultores tienen que asociarse en cooperativas para hacer frente a la compra y mantenimiento de las nuevas máquinas; cambia el modo de producción y cambian las relaciones que se establecen. La moral, la religión, la metafísica, y todas las demás formas ideológicas, no son autónomas, cuando cambia la base económica cambian. Son ideologías, ideas que legitiman, justifican la situación social, están generadas por esta, pertenecen a la superestructura. La base está constituida por el conjunto de las fuerzas y relaciones de producción y expresa la estructura económica de la sociedad. La superestructura está constituida por formas legales, políticas, intelectuales, etc. El dominio de las clases no depende de estos dos elementos sino que está subordinado a la productividad que es la esencia y el fundamento de la Historia. Fuerzas productivas o fuerzas de producción Es un concepto central en el marxismo y en el materialismo histórico. Subvirtiendo la concepción tradicional de la historia, que situaba en primer plano las hazañas de los personajes ilustres, el marxismo hace hincapié en la vida material de las sociedades. Para Marx, el primer hecho histórico es la producción por los grupos humanos de su propia existencia social. Para producir los bienes necesarios para su subsistencia, los hombres emplean cierto número de medios materiales. Esos medios de producción son primero, elementos que se dan en la naturaleza: tierra, bosque, mar, etc. Otros permiten transformar mediante el trabajo materiales brutos en artículos de consumo. A esos elementos asigna el marxismo el nombre de fuerzas productivas. Tales son las herramientas y todas las fuerzas motrices utilizadas por el hombre (aire, agua, electricidad, energía atómica, etcétera). Pero hay que incluir también entre las fuerzas productivas todos los procedimientos laborales, el agrupamiento de los obreros en fábricas o talleres y luego en complejos industriales, la división del trabajo y su racionalización, entre otros. La ciencia interviene en la formación de las fuerzas productivas. Dentro de la concepción marxista, las fuerzas productivas están necesariamente en conexión con un tipo determinado de relaciones entre los hombres en la producción e incluso con un conjunto de la formación social. Para Engels, el escasísimo desarrollo de las fuerzas productivas en las sociedades primitivas tenía por consecuencia la falta absoluta de propiedad privada de medios de producción y la inexistencia de clases antagónicas. Ese tipo de sociedad habría conocido un modo de producción que Engels denomina comunismo primitivo. No obstante, las fuerzas productivas no sufren una evolución independiente. Ésta puede verse obstaculizada o favorecida por el sistema de las relaciones de producción y por las superestructuras políticas e ideológicas.


5. LA FUNCIÓN HISTÓRICA DEL PROLETARIADO. Estado de Transición: La Dictadura del Proletariado Dos fases del comunismo Se ha hablado de dos fases del comunismo: Lenin las detalla como "primera fase de la sociedad comunista" (lo comúnmente llamado socialismo), y como "fase superior de la sociedad comunista" (lo comúnmente llamado, sin más, comunismo). La primera fase del comunismo es el Estado socialista como dictadura del proletariado. En esta fase, el Estado (no el pueblo, sino el Partido Comunista) es propietario de los medios de producción, cada trabajador realiza su cantidad proporcional del trabajo social, y recibe en productos el mismo valor que entrega. Cuando los hombres no son iguales, el igualitarismo es la mayor injusticia que se puede cometer. Este igualitarismo excluye las circunstancias individuales de los hombres: unos son más fuertes y resistentes y otros menos, unos tienen familias que mantener y otros no. En este Estado la explotación la ejerce el Estado "proletario" (que con mucha suerte estaría formado por ex- proletarios, pues la mayoría de los integrantes de los PC, en todos lados, provienen tanto de la burguesía como de la pequeña burguesía; Marx, Engeles, Lenin, Trotsky, Stalin, Guevara, etc.) donde persisten diferencias injustas de riqueza: Marx señala el curso del desarrollo de la sociedad comunista, la cual se verá obligada a destruir primero solamente la "injusticia" que representa la usurpación de los medios de producción por individuos aislados, pero no estará en condiciones de suprimir de golpe también la otra injusticia, consistente en distribuir los artículos de consumo "según el trabajo" (y no según las necesidades). "El que no trabaja, no come": este principio socialista es ya una realidad; "a igual cantidad de trabajo, igual cantidad de productos": también este principio socialista es ya una realidad. Pero eso no es todavía el comunismo, no suprime aún "el derecho burgués", que por una cantidad desigual (desigual en la práctica) de trabajo da una cantidad igual de productos a hombres que no son iguales. La dictadura del proletariado es un tipo de régimen político postulado por el marxismo como fase de transición revolucionaria entre el capitalismo y la sociedad comunista. De acuerdo al marxismo, la existencia misma de cualquier tipo de Estado implica la dictadura de una clase social sobre otra. De acuerdo a Karl Marx, en el régimen capitalista, incluso en las mayores condiciones de democracia burguesa, existe una dictadura de la burguesía, en detrimento de los trabajadores y el conjunto del pueblo. Marx postula la necesidad de una revolución en la cual el proletariado se establezca como clase dominante, para disolverse paulatinamente como tal, en la transición hacia una sociedad sin clases. La dictadura del proletariado sería la etapa inmediatamente posterior a la toma del poder por parte de la clase obrera, en la que se crea un Estado obrero, el cual, como todo estado, sería una dictadura de una clase sobre otra (en este caso, de las clases trabajadoras sobre la burguesía). En palabras de Lenin: «Marx puso de relieve [...] que a los oprimidos se les autoriza para decidir una vez cada varios años qué miembros de la clase opresora han de representarlos y aplastarlos en el parlamento. Pero, partiendo de esta democracia capitalista -inevitablemente estrecha, que repudia bajo cuerda a los pobres y que es, por tanto, una democracia mentirosa- [...] el desarrollo hacia el comunismo pasa a través de la dictadura del proletariado, y no puede ser de otro modo, porque el proletariado es el único que puede, y sólo por este camino, romper la resistencia de los explotadores capitalistas.


5. LA FUNCIÓN HISTÓRICA DEL PROLETARIADO. Pero, partiendo de esta democracia capitalista -inevitablemente estrecha, que repudia bajo cuerda a los pobres y que es, por tanto, una democracia mentirosa- [...] el desarrollo hacia el comunismo pasa a través de la dictadura del proletariado, y no puede ser de otro modo, porque el proletariado es el único que puede, y sólo por este camino, romper la resistencia de los explotadores capitalistas. Pero la dictadura del proletariado, es decir, la organización de la vanguardia de los oprimidos en clase dominante para aplastar a los opresores, no puede conducir tan sólo a la simple ampliación de la democracia. A la par con la enorme ampliación del democratismo, que por primera vez se convierte en democracia para los pobres, en un democratismo para el pueblo, y no un democratismo para los sacos de dinero, la dictadura del proletariado implica una serie de restricciones puestas a la libertad de los opresores, de los explotadores, de los capitalistas. Debemos reprimir a éstos, para liberar a la humanidad de la esclavitud asalariada, hay que vencer por la fuerza su resistencia, y es evidente que allí donde hay represión, donde hay violencia, no hay libertad ni hay democracia. Engels expresaba magníficamente esto en la carta a Bebel, al decir, como recordará el lector, que "mientras el proletariado necesite todavía del Estado, no lo necesitará en interés de la libertad, sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertad, el Estado como tal dejará de existir. “Democracia para la mayoría gigantesca del pueblo y represión por la fuerza, es decir, exclusión de la democracia, para los explotadores, para los opresores del pueblo: he ahí la modificación que sufrirá la democracia en la 'transición' del capitalismo al comunismo». El Estado Capitalista o Burgués El Estado burgués, también llamado estado capitalista, es el aparato con el cual la burguesía mantiene su dominación sobre el proletariado y demás sectores oprimidos y explotados. Sin ese estado, la burguesía rápidamente sucumbiría. Y como la lucha de clases es cada vez más aguda, el Estado burgués es una maquinaria mucho más perfeccionada que los estados anteriores, para la defensa de la propiedad privada. Ahora, en la sociedad burguesa, nadie posee “esclavos” ante el Estado burgués todos aparecen como “hombres libres”. Y ya que todos los hombres son “libres”, todos pueden elegir y ser elegidos con iguales “derechos” para deliberar sobre lo que más conviene a “todos”. Por eso, el Estado burgués bajo el régimen “democrático” tiene una institución que se llama el parlamento. Además, para impartir la justicia, hay unos hombres que se llaman jueces, que juzgan a los demás hombres según dicte “su conciencia”. Y como hay que gobernar a la sociedad con ese Estado, también se escoge un gobierno, que mantiene una indepenclencia del parlamento y del poder judicial. Como vemos, esto es toda una farza y una comedia, pues si la sociedad está dividida entre los que todo lo tienen y los que nada tienen, ¿qué quiere decir que el Estado garantiza a todos su propiedad? Por supuesto, se la garantiza a los que tienen la propiedad, o sea a los capitalistas. El capitalista es “libre” para explotar a los obreros en su fábrica el obrero es “libre” de trabajar en esa o en otra fábrica para que lo exploten. Es natural entonces que, si hay que hacer leyes, los capitalistas se las hayan arreglado para perfeccionar un parlamento, que es la institución donde salen las leyes contra los obreros, compuestas por legisladores de los capitalistas. De la misma forma, la burguesía cuenta con un intrincadísimo aparato judicial, donde los jueces siempre defienden a los empresarios, y se inclinan en sus decisiones contra los proletarios. Hay otras instituciones burguesas, muy eficientes, como la fiscalía, las cortes, la Iglesia, el aparato educativo y los medios de comunicación, la prensa, la radio y la televisión. La columna vertebral del Estado burgués es el ejército o Fuerzas Armadas. Esta es una institución muy poderosa, compuesta por miles de hombres especializados en la represión. Tienen armas muy sofisticadas, ramas especiales como la marina, la aviación, la policía y las oficinas de inteligencia secreta. Sin el ejército, el Estado burgués es un “cascarón vacío” que dejaría a la burguesía indefensa ante el empuje de la lucha proletaria. En una de sus tantas obras magistrales, Lenin sintetiza así lo que es la esencia del Estado burgués: “Las formas de los Estados burgueses son extraordinariamente diversas, pero su esencia es la misma: todos esos Estados son, bajo una forma o bajo otra, pero, en última instancia, necesariamente, una dictadura de la burguesía. La transición del capitalismo al comunismo no puede, naturalmente, por menos de proporcionar una enorme abundancia y diversidad de formas políticas, pero la esencia de todas ellas será, necesariamente, una: la dictadura del proletariado”.


5. LA FUNCIÓN HISTÓRICA DEL PROLETARIADO. La Sociedad Comunista: La Extinción del Estado La fase superior del comunismo es la extinción del Estado. El Estado ha de extinguirse necesariamente, pero también progresivamente, tras la dictadura del proletariado. El Estado constituye como ya hemos visto un aparato represivo, de dominio de una clase sobre otra. Hasta ahora, de la burguesía sobre el proletariado; tras la revolución proletaria, del proletariado sobre la burguesía. Es algo así como una ortopedia de la sociedad: en la sociedad hay lucha de clases, entre una clase propietaria de los medios de producción, poco numerosa, y una gran mayoría propietaria tan sólo de su fuerza de trabajo, que ha de arrendar a dichos propietarios. Entre esas clases hay una lucha, latente a veces, otras oculta, y ocasionalmente expresa. La función del Estado es poner un velo sobre esta realidad social, amortiguar las contradicciones de clase, cuya exacerbación destruiría el modo de producción capitalista y con él al Estado. Pero una vez que, tras la dictadura del proletariado, las diferencias de clase sean abolidas (una vez que no exista la propiedad privada de los medios de producción y por tanto la burguesía desaparezca como tal), el Estado dejará de llevar a cabo esta función ortopédica, no tendrá ya que seguir equilibrando la balanza a favor de una clase determinada y poco a poco dejará de tener sentido su existencia, al no haber distinción alguna entre el Estado y la sociedad. Esta etapa superior del comunismo se caracteriza especialmente por la desaparición de la separación entre trabajo intelectual y trabajo manual. Es previsible que con la educación de los trabajadores, así como con la simplificación de la organización (pareja al desarrollo tecnológico) las labores de contabilidad, y en general el "trabajo intelectual" puedan ser llevadas a cabo por cualquier obrero. Así pues, no hay obreros especializados en este tipo de trabajo —de hecho, pueden rotar en su desempeño— y desaparecen estas jerarquías, al tiempo que queda establecido un salario igual para toda la población. Igualmente, postula Lenin que este comunismo convertirá el trabajo, de una obligación, en una necesidad vital, de modo que los hombres trabajarán voluntariamente. A esto se suma la provisión de artículos de consumo según las necesidades individuales. "Toda la sociedad será una sola oficina y una sola fábrica, con trabajo igual y salario igual". Ahora bien, dos observaciones finales. Por un lado, que según Lenin esta segunda fase aun siendo un proyecto para el futuro, no correspondía estudiarla por el momento: eso sería caer en el utopismo y olvidar la situación concreta, algo enteramente ridículo, pues no se puede trazar la línea hacia una nueva sociedad sin ningún teórico marxista ha pensado en ella, al contrario de los pensadores anarquistas, que partiendo del principio de que "los medios justifican el fin", para los que no existen etapas mas que los periodos de antes de la revolución, el momento de esta y después de aquella , no temen proyectarse hacia el futuro, aunque tampoco entregando un modelo determinado de sociedad sin Estado, pero que si , respondiendo a una época determinada, Proudhon propone el Mutualismo, Bakunin el colectivismo y Kropotkin, aunque no el único, el comunismo anarquista, —la lucha de clase del proletariado por establecer el Estado socialista. Por otro, que esta segunda fase, que no es ni siquiera un esbozo, es precisamente lo que más interesa a los ideólogos burgueses, que insisten en la imposibilidad y el absurdo de este comunismo: La defensa interesada del capitalismo por los ideólogos burgueses (...) consiste, principalmente, en suplantar con discusiones y parloteos sobre un remoto porvenir el problema más vital y más urgente de la política de hoy: expropiar a los capitalistas, transformar a todos los ciudadanos en trabajadores y empleados de un "consorcio" único, a saber, de todo el Estado, y subordinar por completo el trabajo de todo este consorcio a un Estado realmente democrático: al Estado de los Soviets de diputados obreros y soldados. Por eso es preciso dejar al margen los debates abstractos sobre ese comunismo e insistir en la situación presente, que es la única que podemos imaginar de un modo concreto.


5. LA FUNCIÓN HISTÓRICA DEL PROLETARIADO. El Internacionalismo Proletario Cuando Marx y Engels acuñaron la consigna “Proletarios de todos los países, Uníos”, resumieron en ella el carácter internacional de la lucha de la clase obrera para poner fin al capitalismo. La liberación social de los trabajadores no puede alcanzarse de manera definitiva si el régimen de explotación capitalista no es derrotado en su totalidad y en todo lado. La aplicación del internacionalismo proletario es un elemento de principio y no una opción; es decir, es una obligación política tenerlo presente en todo momento y circunstancia, tomando en consideración que la revolución social del proletariado es, por su contenido, un movimiento de carácter internacional, aunque en su forma tome las particularidades que cada país y proceso demanda. Aquello porque el dominio del capital es mundial y debe ser superado históricamente y no simplemente arrinconado en algún lugar. La solidaridad de clase ha sido uno de los elementos característicos en la acción del movimiento obrero internacional, y se ha erigido en base a la hermandad que los pueblos, históricamente, han demostrado en el combate en contra de la opresión social. Mas, el internacionalismo proletario, como actitud y principio revolucionario, se configuró a medida que la conciencia de clase del proletariado se desarrolló y le permitió entender el carácter transitorio del capitalismo -históricamente hablando- y el papel histórico que a aquel le corresponde cumplir para poner fin a este sistema y construir la sociedad del futuro: el socialismo. Por ello es que el proletariado hace suya la lucha de sus hermanos de clase de todos los rincones del planeta; por ello sentimos como nuestros -y lo son- los combates del pueblo palestino en contra de la criminal intervención del sionismo israelí en su territorio; nos identificamos con la guerra de liberación nacional que libra el pueblo en Irak, así como condenamos el intervencionismo yanqui en Afganistán o los ataques militares de Israel contra Líbano. Cuando los trabajadores en Francia, en los Estados Unidos o en cualquier otro país declaran el paro o se toman las calles para protestar por sus derechos, los proletarios se sienten plenamente representados en esas acciones, porque sabemos que golpean y afectan al dominio internacional de la burguesía, debilitando al sistema en su conjunto y, al mismo tiempo, fortaleciendo al movimiento obrero y popular en escala internacional. Junto a la solidaridad que levantamos con todos los pueblos, los comunistas practicamos el internacionalismo proletario apoyando y contribuyendo a la organización revolucionaria de los trabajadores y los pueblos. Esa ha sido también una tradición en el movimiento comunista internacional. Con esos propósitos se estructuró la Asociación Internacional de los Trabajadores en la época de Marx y Engels, a ese efecto se conformaron más adelante la Segunda Internacional y la Tercera Internacional o Internacional Comunista, bajo la iniciativa de Lenin esta última. El partido comunista cumple con su responsabilidad internacionalista en todo nivel, empujando la lucha de clases en el país, atizando el combate antiimperialista, bregando por la unidad de las fuerzas revolucionarias. Con este objetivo hemos tenido la iniciativa, junto al MPD, de llevar adelante desde hace diez años el Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina, que es un espacio en el que las organizaciones revolucionarias intercambiamos experiencias de nuestra lucha y buscamos elementos de coincidencia programática y política para unificar la acción. Sobre todo, trabajamos celosamente en la Conferencia Internacional de Organizaciones y Partidos Marxista Leninistas, en la búsqueda de contribuir a la construcción de una instancia organizativa de carácter internacional guiada por una línea y un programa políticos que unifique la actividad del Movimiento Comunista


Tema 18 El Irracionalismo Nociones Generales Suele denominarse irracionalismo a un variado entramado de posiciones filosóficas, no constitutivas de un movimiento o escuela, sino todo lo más de una tendencia en la que, un poco a modo de cajón de sastre, convergen autores e ideas distintas. Aún dentro de esa diversidad, hay dos rasgos comunes a los diferentes autores tildados de irracionalistas: primero, su crítica frontal a considerar a la razón como elemento central o decisivo del comportamiento humano y social , destacando más bien la importancia de fuerzas consideradas irracionales e irracionalizables, como la fe religiosa, las emociones y sentimientos, la voluntad de poder, la fuerza de la vida o de los mitos y supersticiones; y, segundo, como condición también necesaria, el hecho de que tendieron a ver esas fuerzas irracionales con confianza y simpatía, simpatía que también puede relacionarse con su crítica a la razón y la ciencia como métodos adecuados de conocimiento o, en todo caso, con su gusto por un tipo de argumentación poco racionalista. De acuerdo con las dos condiciones anteriores, no puede considerarse irracionalista a Sigmund Freud, cuya especial atención al componente inconsciente en la conducta humana cumple la primera pero no la segunda condición citada. No se debe entender, sin embargo, que los autores así denominados desprecien del todo o prescindan por completo de la razón en cuanto pretensión de argumentación, pues otra cosa sería absurda en una propuesta teórica, si bien es coherente con su oposición al racionalismo que la forma de presentación de sus argumentos tienda a ser más literaria que abstracta y sistemática (esto es especialmente cierto en De Maistre y Nietzsche, mientras que en Sorel tanto las virtudes sistemáticas como las literarias son pobres y escasas). Frente a la objeción de que el alcance emotivo y crítico del término “irracionalismo” es excesivo, el problema es que e l término más descriptivo de “antirracionalismo” resulta poco expresivo y caracterizador, ya que la mayoría de los movimientos y corrientes del siglo XIX y XX fueron opuestos al racionalismo sin llegar a proponer como alternativa elementos claramente tan claramente irracionales como los que aquí se verán. Junto a lo anterior, quizá no esté de más añadir que el irracionalismo tiene entre sus antecesores más significativos a Rousseau, que mostró abiertamente su aversión a la civilización y a su organización política en nombre de los sentimientos y la espontaneidad "natural" del ser humano: "el hombre que medita es un animal depravado", recuérdese que llegó a decir, aunque, pensador contradictorio y parcialmente integrado en la Ilustración, también propuso un sistema político racional basado en ideales democráticos y de igualdad. Una última observación general. La corriente irracionalista sufre de un cierto solapamiento con algunos aspectos del historicismo, en especial con la crítica de éste al racionalismo para defender los sentimientos, prejuicios y tradiciones de cada pueblo como un depósito más o menos irracional pero en todo caso valioso -Pero el irracionalismo es una corriente más general, más radical y, políticamente al menos, más ambigua y compleja que conviene analizar también en algunas de sus diferentes propuestas positivas.


Tema 18 El Irracionalismo Representantes Joseph de Maistre (1753 -1821), noble francés, católico, diplomático y político, virulentamente adverso a la Revolución Francesa, frente a la que levantó la bandera de la reacción con el lema "trono y altar" con cierta influencia durante la Restauración monárquica francesa (que se extiende de 1815 a 1830), expresó literariamente una filosofía irracionalista, según Salvador Giner, por primera vez consciente. Su crítica al racionalismo se basó en un substrato fideísta católico de larga tradición que anteponía la fe a la razón. En esa línea, De Maistre no expresa el espíritu romántico, que detestaba, sino la “trinidad de clasicismo, monarquía e iglesia”, apoyada en otra trinidad de personajes decisivos en sus escritos: el papa, el rey y el verdugo. Además, esa peculiar crítica al racionalismo se basó en algunas ideas, hoy quizá no muy llamativas pero que él acompañó de varias propuestas que no cabe considerar sino excesivas por su franca defensa del irracionalismo: así, al lado de una admisible crítica a la falibilidad y debilidad de la inteligencia humana para abordar y resolver la complejidad de las relaciones sociales y de la historia — que él "explica" por el pecado original— , De Maistre no sólo abomina de las ciencias naturales, que apartan al hombre de la religión, a la que deben subordinarse todos los conocimientos (cf. Veladas de San Petersburgo [1821], pp. 87, 109, 228-31), sino que defiende enfáticamente el valor moral y político de la superstición, los prejuicios y los dogmas: El objetivo de esta desconfianza en la razón es someter a los individuos “bajo el doble yugo de la Iglesia y el Estado”, pues la razón individual ha de “aniquilarse [...] en la razón de la nación” y, como un río al desembocar en el mar, quedar “sin nombre ni identidad personal”6. Son ideas éstas en las que resuenan ya ecos de los ultranacionalismos totalitarios. Con todo, De Maistre dedicó buena parte de su obra a intentar argumentar y justificar el conjunto de prejuicios en los que él creía, proponiendo una concepción teológico -política, no libre de llamativas paradojas. En lo esencial, tal concepción presupone que el mundo está gobernado por la providencia divina, que se sirve del mal como castigo purificador para terminar restableciendo el orden en el mundo. Para De Maistre “todo mal es un castigo” impuesto por el amor y la justicia de Dios (cf. Veladas , p. 118). Pero el mal tiene para é l dos manifestaciones distintas. Una, la propia maldad humana, que procedería indirectamente del castigo por el pecado original, entendido como “capacidad de cometer todos los crímenes” (Veladas, p. 34); según esta manifestación, “el hombre es malo, horriblemente malo”, pero sin que ello sea directamente causado por Dios sino por el hombre mismo ( ib., p. 37). La otra manifestación es el mal como directo castigo divino de la maldad de la naturaleza humana, que De Maistre ejemplifica especialmente en las guerras, a las que considera como instrumentos de Dios, hasta el punto de llegar a decir que "nada hay en este mundo que dependa más inmediatamente de Dios que la guerra" Y, así, hay en De Maistre una bella pero éticamente deprimente recreación literaria típicamente irracionalista en la necesidad de la violencia, que le hace decir que "la guerra es divina", porque forma parte de la ley del mundo.


Tema 18 El Irracionalismo Friedrich Nietzsche (1844 -1900) Pone de manifiesto cierto antirracionalismo en el carácter asistemático de sus escritos, en los que predomina el tono literario, estando compuestos en buena parte de aforismos y en algunos casos de textos de estructura poemática, como el Así habló Zaratustra. Esa obra es importante para el pensamiento ético- político básicamente por dos componentes fundamentales, uno de carácter más metodológico y otro más sustantivo. El primer componente, en lo que podría denominarse su propuesta metodológica, aparece en los presupuestos antirracionalistas de su defensa de la "voluntad de poder", que procede de su admiración romántica por el espíritu dionisiaco frente al apolíneo, esto es, por los impulsos vitales — instintivos, libres, impredecibles, oscuros y nocturnos— de las emociones y la expresividad artística frente al clasicismo, que aquí incluye al pensamiento racionalista y empirista, al que critica porque conocer es comprender todas las cosas según convenga a nuestros intereses” (Voluntad de poder). Esa preferencia, que opta decididamente por la felicidad como acto (el placer como superación del dolor, incluida la aceptación del dolor para salir de él) frente a la felicidad como estado. En el ámbito de la moral esa contraposición le condujo a observar que los valores no existen objetivamente, sino que se imponen por el individuo cuando lucha, a veces inútilmente, en el uso de su libre voluntad, que no es racional sino producto de la emotividad humana, para la que "el instinto es la más inteligente de todas las especies de inteligencia descubiertas hasta ahora" (Más allá del bien y del mal ). Bajo la idea de que la emotividad humana es variable, su posición moral es claramente escéptica: "todo lo que nos otros actual mente consideramos inmoral, en algún lugar y en alguna época ha sido considerado moral. ¿Quién puede garantizar que no vuelva a cambiar de nombre?”, escribió. Ese escepticismo sobre el sentido del mundo y la moral acaece junto con la “muerte de Dios” — esto es, “el hecho de que la fe en el Dios cristiano, dice, ha dejado de ser plausible” y da lugar al nihilismo, a la conciencia del “absurdo de todo lo que ocurre”, con la angustia que produce saber que “el mundo ya no tiene sentido” (Voluntad de poder ) y que cada uno se halla sólo ante sus elecciones, lo que será motivo central del existencialismo. Hasta aquí podría decirse que Nietzsche está sosteniendo una posición ética anarquizante, similar a un anarquismo de extremo individualismo como el que unos años antes había defendido Max Stirner (1806 -1856) en El uno y su propiedad (1845), donde la libertad individual es exaltada como fuerza revolucionaria y, a la vez, única ley moral, frente a toda institución, política, religiosa o social (incluidas las asociaciones obreras) En todo caso, metodológicamente, Nietzsche estaba radicalizando una concepción de la moral que no era ni mucho nueva, pues la radicación de la ética en los sentimientos más que en la razón había sido un motivo central del pensamiento de David Hume y de Adam Smith (aunque bajo el presupuesto de una base emocional común o universal, incluso altruista, en todos los seres humanos). Algunos años después, en la época de entreguerras, el emotivismo ético sería des arrollado de manera más elaborada en una línea en principio independiente a la de Nietzsche por el positivismo lógico (R. Carnap, Ch. Stevenson, A. J. Ayer… ), así como por el gran sociólogo Max Weber (éste sí influido por Nietzsche) o por los juristas Hans Kelsen y Alf Ross. Sin embargo, y este es el segundo componente aquí significativo de la obra de Nietzsche, en lo que podría considerarse el contenido de su filosofía ético -política ya no hay una defensa anarquizante del individuo, esto es, de cualquier individuo, sino una posición netamente aristocratizante y dominadora en la que el desprecio a las masas, compuestas para él de seres resignados e indistintos, va parejo con la crítica a la moral de esclavos que les correspondería , que no es otra que la moral cristiana de la hermandad humana, de la que derivaría también el mediocre y decadente criterio democrático, propio del rebaño.


Tema 18 El Irracionalismo George Sorel (1847-1922) Fue un intelectual y activista político particularmente incoherente: originariamente cristiano creyente y después anticlerical, primero socialista democrático y luego sindicalista r revolucionario y crítico de aquel socialismo, en un momento simpatizante de Charles Maurras y su grupo ultranacionalista y prefascista Action Française y al final de su vida de Lenin y la Revolución rusa. Además fue admirador de gente tan opuesta ideológica y políticamente y, en todo caso, tan variopinta como “Marx y Péguy, Lenin y Le Play, Proudhon, Nietzsche, Renan, James, Maurras y Hegel, Bergson y Mussolini”. Poco sistemático y con variadas y constantes contradicciones, sus dos obras principales, las Réflexions sur la violence y Les illusions du progrès (ambas de 1908), sólo despiertan del aburrimiento gracias a los esporádicos accesos de sus virulentas fobias: ambas obras coinciden en una crítica a la creencia en “las pamplinas burguesas” del progreso, a la democracia parlamentaria como “gobierno de demagogos”, a l socialismo reformista destinado a afirmar la propiedad privada, y en fin, al humanitarismo y a los derechos del hombre defendidos por los racionalistas e ilustrados, a los que Sorel consideró como “maestros del arte de calumniar” y “bufones de una aristocracia degenerad a” (Les illusions , pp. 126, 133 y 136). En su obra hay ecos que no dejan de recordar a personajes tan dispares entre sí como De Maestre o Nietzsche, desde , por un lado, su defensa de la moralidad de costumbres y la indisolubilidad del matrimonio, su respeto a “tradiciones” como el linchamiento norteamericano, la vendetta corsa o las “democracias rurales” islámicas, o su admiración por la cultura clásica y la tradición cristiana , hasta , por otro lado, su desprecio hacia la mediocridad de las masas y hacia lo s intelectuales y políticos, entre los que, por cierto, reservó un lugar privilegiado a los dirigentes socialistas democráticos — “miserables abortos” llamó a Kautsky y Bernstein y “mal apóstol, falso hermano” a Jaurès (cit. Por Lacasta, p. 41)— aunque excluyó de tales categorías, curios amente, a Marx o a Lenin y, por supuesto, a sí mismo. Aunque no tan completa, se halla en Sorel una lista de fobias similar a la de De Maistre. Sin embargo, en una de sus muchas contradicciones, a pesar de su crítica a las ilusiones del progreso creyó que el progreso industrial alentado por el capitalismo llevaría a éste a la catástrofe y, espoleado por la lucha de la clase obrera consciente y revolucionaria, podría conducir a una verdadera y total revolución socialista en l a que las funciones del Estado serían recogidas por unas organizaciones sindicales lejanas de cualquier pluralismo democrático Desde principios del siglo, Sorel fue fiel hasta el final de su vida a una idea del socialismo sindicalista en parte cercano al movimiento anarquista y en parte inspirado en Marx, pero con inéditos componentes irracionalistas. Así, creyó que la revolución socialista se podía fundamentar y conseguir mediante una apelación clara y deliberadamente irracionalista a la huelga general como "mito", en el sentido de creencia racionalmente injustificable, e incluso infundada, pero útil por ser capaz de cohesionar no la razón pero sí los sentimientos de las masas trabajadoras 18. La destrucción de la sociedad capitalista sería factible mediante la descarga catastrófica de la violencia revolucionaria, que — a diferencia de la fuerza, propia del poder estatal— sería liberadora y daría lugar a la revolución “más pacífica”: Por lo demás, Sorel mantuvo hasta el final su antipatía al reformismo saludando entusiásticamente a la revolución rusa como “la aurora de una nueva era”, pero su permanente descalificación del racionalismo y de los “intelectuales” (al final de su vida, con una especial fobia a los intelectuales judíos), unido a su “odio feroz e inextinguible hacia la democracia” , permiten conectar cuando menos objetivamente sus diatribas con el fascismo y el nazismo, movimientos que, más o menos abusivamente, reivindicaron y se inspiraron en muchas de las ideas irracionalistas que venían sembrándose desde hacia un siglo.


Tema 19: Los Fines del Derecho.

Concepto de fines del derecho: Los fines del derecho son propósitos que las normas jurídicas pretenden conseguir. Están fuera del derecho mismo, son algo externo a el. Básicamente son la seguridad jurídica, la justicia " la paz social. Los fines del derecho: Debemos preguntarnos: ¿que busca el derecho? para precisar lo que persigue, de esta interrogante se desprende una variedad de fines, sin embargo, los más destacados son tres: La justicia, El bien Común, La seguridad jurídica. La justicia: tiene como constante " perpetua voluntad, dar a cada uno lo suyo. El bien Común: Es el conjunto de valores, bienes " experiencias que contribuyen a la conservación " al progreso de la comunidad " al bienestar material, moral e intelectual de las personas que viven en ella. Requisitos del bien común. un orden publico externo: Que supone paz " seguridad pública respecto a la libertad para el desenvolvimiento de la familia " grupos sociales, defensa del territorio, en la actualidad se considera el bien común consistente principalmente en la defensa de los deberes " derechos del ciudadano. prosperidad material: La cual debe estar dirigida a todo el pueblo, debe ser tanto pública como privada "organizada por las leyes del poder público. La prosperidad material se compone de dos formas: a. de elementos materiales: tales como mercancías, riquezas en materiales, reservas, acciones, entre otras. b. de organización: de la producción la cual debe responder a las necesidades reales tales como la prosperidad de la industria " comercio. Características del bien común: La totalidad: toda vez que la sociedad misma se presente como un todo, el bien común es el bien del todo, al cual los individuos contribuyen " del cual todos participan. La igualdad proporcional: porque el bien común es comunicado a cada persona en escala variada " proporcionada a la aptitud " es responsabilidad de cada cual. Conflictos entre el bien común " el bien particular: Nos dice esta teoría que debe sacrificarse el bien particular en aras de la retribución que debe ofrecer el bien común. La seguridad jurídica: Es la garantía dada al individuo de que su persona, sus bienes "derechos no serán objeto de ataques violentos, " si estos llegaran a producirse la sociedad les garantiza protección " reparación.


Valores Jurídicos

Son tres los problemas fundamentales de la filosofía del derecho: El ontológico, el lógico y el axiológico. A éste último se refiere la teoría de los valores jurídicos. El problema axiológico o valorativo es objeto de una parte de la filosofía jurídica: la denominada axiología jurídica o teoría de los valores. El problema en cuestión es el de la dimensión valorativa del derecho, enfocada en su aspecto universal; en otros términos, se trata de esclarecer en qué consiste esa estructura axiológica del fenómeno jurídico. Comúnmente se sintetiza esta cuestión, diciendo que es la referida a lo que el derecho debe ser, aunque se lo enuncie de distintas formas ("esto que es derecho, debiera también serlo?"; "como debe ser el derecho?"; etc.). Estas expresiones exigen una advertencia, para no confundir el "deber ser lógico" con el "deber ser axiológico". En efecto, todo derecho, en tanto que sistema normativo, es forzosamente un deber ser lógico pero no es siempre un deber ser axiológico (Ej): El derecho injusto que es si-como todo el derecho un deber ser lógico, pero no un deber axiológico). En síntesis que el problema señalado se refiere si al deber ser del derecho, pero al deber ser axiológico.


Características de los Principios Generales de Derecho

Son enunciados normativos que expresan un juicio deontológico acerca de la conducta a seguir en cierta situación o sobre otras normas del ordenamiento jurídico. Cada uno de estos principios generales del Derecho, es un criterio que expresa un deber de conducta para los individuos, el principio o un estándar para el resto de las normas Naturaleza y fundamento Respecto a los principios generales del Derecho se ha desarrollado una polémica acerca de si ellos son extraños o externos al Derecho positivo, o si son una parte de él. Según la posición de la escuela del Derecho natural racionalista, hoy ya superada, los principios generales, serían principios de un Derecho natural entendido como orden jurídico separado del Derecho positivo.


Valores Jurídicos

Los valores jurídicos tratan de materializar el cumplimiento del valor justicia. ... Es el objetivo primordial del ordenamiento jurídico. Es el fin propio que se asigna al derecho desde la Antigüedad Clasificación de los valores jurídicos Valores jurídicos fundamentales: la justicia, la seguridad jurídica y el bien común. les damos tal nombre porque de ellos depende la existencia de todo orden jurídico genuino Valores jurídicos consecutivos: queremos referirnos a los que son consecuencia inmediata de la armónica realización de los fundamentales. Son la libertad, la igualdad y la paz social. Valores jurídicos fundamentales: son cualquier medio de realización de los caracteres fundamentales y consecutivos. las llamadas garantías constitucionales y en general todas las de procedimiento.


Relación de la Filosofía con el Derecho Filosofía y derecho El derecho como objeto de reflexión filosófica tiene su origen en los inicios del quehacer filosófico. El experto en filología clásica, Werner Jaeger dio cuenta de ello en un vigoroso opúsculo: “fueron los griegos, creadores de la filosofía, los que por vez primera se enfrentaron con los fenómenos jurídicos y las instituciones legales con espíritu filosófico”.1 Sin duda, fueron los filósofos griegos quienes emprendieron intensas indagaciones respecto de la naturaleza del derecho y la justicia mucho antes de que se estableciese una filosofía jurídica en el sentido moderno de la expresión. Más tarde, la filosofía cumplió un papel fundamental en la consolidación de los Estados republicanos y sobre todo en establecer las bases a partir del cual se elaboraron luego las Constituciones, en virtud del cual hoy se piensa y opera el derecho, me refiero a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Todo ello fue gracias al arduo e infatigable trabajo de filósofos tales como Voltaire, Diderot, Rousseau, entre otros. No cabe duda pues para decirlo con Carlos Cossio que la relación entre la filosofía y derecho no es una relación de continuidad rectilínea. Pero, no obstante esto, el verdadero jurista no puede perder el contacto con la filosofía porque esta resulta indispensable para poder hacer verdadera ciencia y para poder situarse frente a los problemas no científicos del derecho en razón de la plenitud humana que es inmanente a este y que la ciencia no puede descubrir sin desvalorarse.


Qué le aporta la Filosofía al Derecho La misión de la filosofía respecto al derecho es de permanente enjuiciamiento, de puesta en cuestión de su naturaleza y legitimidad; a fin de indagar, de provocar aquello que mejor conviene para la convivencia social. En este sentido, la filosofía señala Battaglia: “Es precisamente la disciplina que indaga el principio espiritual y ético en que se constituye la experiencia jurídica: el derecho como experiencia. Así excluimos tanto el que pueda agotarse en una simple teoría o gnoseología jurídica como el que pueda perderse en una práctica no iluminada por la reflexión. De lo expuesto debemos colegir que la filosofía es un saber de mucha utilidad para el derecho, porque permite acicatear, cuestionar verdades jurídicas allí donde estas se dan por supuestas: ¿qué es el derecho? ¿Qué es la justicia? ¿Qué es persona? ¿Qué es la dignidad? ¿Qué es la pena? ¿Qué es el delito?, o de otro modo ¿Qué hace que nos consideremos más dignos de derecho que un chimpancé? ¿Debemos obedecer una ley por mas injusta que esta nos parezca? ¿Cuándo una ley es legítima y cuando no? Los abogados en general dan por sentado todo lo que saben respecto del derecho, viven considerando que las cosas están bien como están, porque eso les dijeron: que la ley es la justicia y, que la justicia es lo que está contenida en los códigos en forma de leyes. O como atinadamente precisa Dworkin: Los abogados confían mucho en los conceptos relacionados de derecho jurídico y obligación jurídica. Decimos que alguien tiene un derecho y un deber jurídico y tomamos ese enunciado como base firme para presentar demandas e intimaciones […]. Pero la comprensión que tenemos de tales conceptos es notablemente frágil, y nos vemos en dificultades cuando intentamos decir qué son los derechos y las obligaciones jurídicos. Con sospechosa facilidad, decimos que el hecho de que alguien tenga o no una obligación jurídica se determina aplicando “el derecho” a los hechos particulares de su caso, pero no es una respuesta útil, porque con el concepto de derecho tenemos las mismas dificultades. Ahora bien, visto desde la filosofía, lo que sabemos respecto de algo es muy quebrantable a la hora de dar razones de ello, vayamos por ejemplo imaginariamente por un momento a la antigua Grecia, específicamente a Atenas. Vemos que Sócrates se acerca a un juez prominente, alguien considerado instruido e inteligente por muchas personas, y especialmente por sí mismo. Consigue entablar con él un interrogatorio filosófico sobre su supuesta pericia y habilidad, preguntándole, tal como Sócrates acostumbra, que dé cuenta coherente y libre de contradicciones de ciertos conceptos jurídicos, tales como justicia, derecho, y ley, persona, etc. El experto en derecho prueba ser incapaz de contestar las preguntas de Sócrates satisfactoriamente. Sócrates confiesa sorpresa y se aleja, concluyendo que después de todo él mismo es un poco mas instruido que este supuesto perito en derecho, pues él sabe al menos cuán complejos son estos conceptos, y cuan insuficiente es su propio entendimiento sobre ellos, en tanto que el experto no sólo carece de una comprensión adecuada de los conceptos, sino que también de su propia incompetencia. Así que por una parte, es por el modo de entender objetivo, claro y no atientas ni en la oscuridad el derecho, por lo cual el pensamiento filosófico se muestra como una herramienta que debe acompañar al derecho y por consiguiente al operador del derecho. Pues este potencia y desarrolla la capacidad de reflexión crítica del abogado, lo cual, permite desempeñar un papel de especial relevancia en el ámbito de la epistemología jurídica y en la formación ética, jurídica y política de los abogados. Y por otra, la filosofía se examina a sí misma, preguntándose qué son la creencia y el conocimiento, qué es la racionalidad, qué es significa interpretar un texto, qué métodos son conducentes al conocimiento y cuáles no. Una vez más, este rigor - sostiene Nussbaum - tiene mucho que ofrecer al derecho, el cual inevitablemente habla sobre evidencia y conocimiento, sobre interpretación, objetividad, y sobre la naturaleza de la racionalidad. Entonces, hay al menos alguna chance de que las indagaciones más sistemáticas y detalladas de los filósofos del derecho ofrezcan algo a los profesionales del derecho.7 Que les sirva por un lado para tratar de pensar correctamente, evitando confusiones, detectando ambigüedades, diferenciando las distintas cuestiones relacionadas con un problema, explicitando las distintas alternativas, y construyendo argumentos sólidos para defender las opciones que finalmente se elijan. O bien cómo reza el sabido comentario que realiza Isaiah Berlin al referirse a la labor de la filosofía: La tarea perenne de los filósofos es examinar lo que no parezca poco susceptible a los métodos de la ciencia o a la observación diaria, por ejemplo, categorías, conceptos, modelos, formas de pensar o actuar, y particularmente la forma en las cuales ellos colisionan unos con otros, con la idea de construir otros, menos contradictorios internamente y (aunque esto nunca puede conseguirse completamente) metáforas, imágenes, símbolos y sistemas de categorías menos pervertibles. […] Esta actividad socialmente peligrosa, intelectualmente difícil y a menudo agonizante y desagradecida, pero siempre importante es el trabajo de los filósofos si tratan con las ciencias naturales o los asuntos morales, políticos o puramente personales. El papel de la filosofía es siempre el mismo, ayudar a los seres humanos a entenderse a sí mismo y así operar en una forma abierta, y no salvajemente en la oscuridad. Y por otro, la filosofía facilitará al abogado una práctica del derecho reflexionada y vivenciada, pues el objetivo de la filosofía es la construcción de un mundo (naturaleza y sociedad) que de hostil y extraño al hombre, pase en forma progresiva a ser un mundo humano, habitable, comprensible y orientado por el hombre para la superación de su propio extrañamiento, para su liberación real, para su plenaria autorrealización, es decir, para la liberación y autorrealización de todos los hombres.



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