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LA COMPETICIÓN: ¿CÓMO PREPARARLA?
La competición es el momento en el que los deportistas deben demostrar el trabajo que se ha estado realizando durante los entrenamientos, es decir, deben poner en marcha aquellos recursos aprendidos o mejorados y aquellas estrategias trabajadas. Sin embargo, no todas las competiciones tienen las mismas características, por lo que lo adecuado es adaptar la preparación del deportista hacia las particularidades específicas del tipo de competición que se va a llevar a cabo en el futuro.
En consecuencia, en los entrenamientos se busca que los y las deportistas encuentren el estado físico y mental adecuado para afrontar todo aquello que se presente a la hora de competir.
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Pero ¿todas las competiciones deben prepararse de la misma manera?
El terreno en el que se va a competir o las características de los competidores son aspectos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de preparar los entrenamientos.
Además, también es posible que el hecho de competir en un determinado campo o competición les evoque ciertos recuerdos o imágenes que les permitan acercarse al objetivo o, por el contrario, les influya negativamente en su consecución que puede ser consecuencia de un mal rendimiento o de un buen resultado en el pasado.
Otro aspecto que es necesario que se considere son las circunstancias del propio deportista. En otras palabras, hay que determinar cuál es el estado físico y mental del deportista y, a partir de ahí, establecer una preparación adaptada a la situación actual. Por ejemplo, un deportista que vuelve a competir tras una lesión es posible que no este en su mejor nivel físico y/o psicológico, por lo que es conveniente adaptar los objetivos de entrenamientos y competición.
¿El objetivo de la competición debería ser el mismo siempre?
En este caso ocurre lo mismo que con la preparación de la competición, es decir, el objetivo debe tener en cuenta no sólo a competición específica que se va a realizar, sino que, además se tienen que considerar otros aspectos como podrían ser: cómo han ido los entrenamientos durante las semanas, cuál es el estado físico y mental del deportista, cómo es el nivel de los competidores, cómo han ido los resultados en anteriores competiciones, cuál es la previsión meteorológica… Por ello, el objetivo tiene que adaptarse tanto a las características de la competición y la calidad de los entrenamientos como a la situación y estado de los y las deportistas. ¿Es importante la información obtenida en competiciones pasadas?
Para la preparación de la competición y para el establecimiento de unos objetivos adecuados es necesaria la máxima información sobre los recursos, habilidades y estado del deportista. Esta información va a permitir establecer un plan ante la competición que tenga en cuenta la evolución del deportista, pero sabiendo que este tiene posibilidades de conseguir aquello que se ha propuesto.
Este informe puede realizarse a partir de la evaluación de competiciones pasadas y a través de preguntas como: ¿he conseguido el objetivo?; ¿qué he hecho o qué tendría que haber hecho para conseguirlo?; si mañana repitiera la competición, ¿qué volvería a hacer y qué no volvería a hacer?...
De esta manera, el deportista podrá centrar sus esfuerzos en el trabajo de esos aspectos que son necesarios mejorar en el entrenamiento y en la competición permitirá mantener el foco atencional en lo importante para conseguir objetivos.
En resumen, lo idóneo es que la competición se prepare de forma específica y atendiendo no sólo a ella sino a todos los elementos que influyen en el rendimiento que el deportista pueda tener y a la información sobre cómo esos elementos impactan en funcionamiento del deportista en competición.