Creaci贸n de
MUNDOS
IMAGINARIOS
Índice
Introducción Mundos imaginarios a través del tiempo Mundos míticos Análisis
Introducción El mundo imaginario es una dimensión o universo que se caracteriza por una identidad personal, la cual se ve reflejada en cada elemento que compone este universo. Es decir, cada personaje, objeto y escenario contribuye en la construcción, imagen y expresión del universo previamente idealizado. Imaginario e idealizado, en este mundo abunda lo fantástico, lo irreal o ficticio; pero establece su base y carácter en complicidad con "el mundo real". Y es que, no existiría lo fantástico si primero no hubiéramos fijado una realidad basada en las leyes de la razón. Según el argumento de Vax y Caillois en "Teoría de la literatura fantástica“, “la fantasía implica la transgresión del mundo real en el cual habita el personaje; un mundo real con el cual está familiarizado el lector". Como ejemplo tenemos la película Avatar, cuya premisa narra un conflicto entre los humanos y una raza humanoide llamada na'vi por la posesión del territorio de los segundos. Aquí "el mundo real" estaría representado por el ejército de humanos y su forma de actuar. Lo fantástico lo constituirían la raza "extraterrestre" na'vi, el lugar donde viven (Pandora, luna del planeta Polifemo) y sus costumbres, además del proyecto científico Avatar donde transportan la mente de los humanos a unos cuerpos artificiales de na'vi. Al no ser posible esta actividad científica en nuestra "realidad" presente, se vuelve ficticio y fantástico. Esta serie de elementos, en su conjunto, edifican su mundo imaginario. Al ser imaginario, el mundo puede situarse en el presente, abordando una problemática actual; en el pasado, narrando hechos ocurridos y sus consecuencias o en el futuro, donde destacan la gran mayoría de universos de ciencia ficción.
En suma, cada mundo imaginario dispone de una propia identidad en donde lo fantástico y ficticio puede afectar al espacio, al tiempo, a la materia y/o a las sensaciones.
Por otro lado, estos mundos imaginarios sirven como universo para la construcción y funcionamiento de relatos seriales. Los relatos seriales se caracterizan por narrar cronológicamente una historia increíble y, en este caso (mundo imaginario), fantástica que se estructura a través de la sucesión de "episodios", cada uno con su propia carga intensiva en la progresión de los sucesos. Conjuntamente, estos episodios relatan una historia mucho mayor que puede estar vinculada a la cronología de una gran guerra, la aventura de algunos personajes con un propósito específico, la biografía y grandes hazañas de un individuo, etc. Como ejemplo de relato serial que posee su propio universo imaginario y de naturaleza fantástica tenemos a la novela El Señor de los Anillos escrita por el británico J. R. R. Tolkien. Su historia se desarrolla en la Tercera Edad del Sol de la Tierra Media, un lugar ficticio poblado por hombres y otras razas antropomorfas como los hobbits, los elfos o los enanos, así como por muchas otras criaturas reales y fantásticas como Gollum, Barbol (árbol que camina y habla), Sauron, el Rey Brujo y las bestias aladas. La novela narra el viaje del protagonista principal, el hobbit Frodo Bolsón que pretende destruir el Anillo Único y la consiguiente guerra que provocará el enemigo para recuperarlo, ya que es la principal fuente de poder de su creador, el Señor oscuro Sauron. En el caso de Harry Potter de J.K. Rowling, la autora toma nuestra realidad como referencia y crea un mundo mágico paralelo en donde los humanos son los “extraños” llamados “muggles”. Este mundo está lleno de fantasía y podemos encontrar diversos elementos mágicos como varitas, dragones, trolls, transformaciones a través de encantamientos o pósimas, hipogrifos, vuelo en escobas, etc. La historia se divide en siete novelas fantásticas que describen las aventuras del joven aprendiz de magia y hechicería Harry Potter y sus amigos Hermione Granger y Ron Weasley, durante los años que pasan en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Los libros evitan ubicar la historia en algún año en particular, sin embargo hay un par de referencias que permiten establecer una línea de tiempo con años reales.
Mundos Imaginarios a través del tiempo Antigüedad Las primeras muestras de elementos fantásticos pueden encontrarse, en efecto, en antiguas narraciones con fuerte presencia de elementos folklóricos, arraigadas en el imaginario colectivo. El Poema de gilgamesh, composición sumeria del 2000 a. C., sería uno de los primeros textos que incorporaron elementos como gigantes, dioses e intervenciones sobrenaturales. La influencia de este poema épico puede verse en Homero, particularmente en la construcción de Aquiles y Patroclo en la Ilíada. La Odisea, otro poema homérico, incluyó numerosos episodios en los cuales intervenían los dioses olímpicos con sus prodigiosos poderes, así como criaturas de asombrosas habilidades. Otras obras de autores como Apuleyo (El asno de oro) o el fabulista griego Esopo también se constituyen como prototipos de ficciones correspondientes al género de lo maravilloso por el tipo de elementos que se hallan en su centro. Además de las grandes composiciones poéticas, la gran cantidad de mitos y leyendas circulantes en las culturas mesopotámica, griega y romana también presentan constantes elementos metafísicos. Así, la canción de la diosa sumeria Inanna, las criaturas a las que se enfrentaron los héroes Jasón y Teseo o las metamorfosis que luego describió Ovidio en su obra constituyen el muestrario de intrusiones de la magia y lo sobrenatural en lo relatos de difusión oral.
Edad Media Durante el medioevo prosiguió la difusión del elemento maravilloso a través de la épica y del conjunto de relatos contados por el pueblo; ambos tuvieron como denominador común a la mitología como eje de irrupción de lo sobrenatural. Diferentes ciclos mitológicos como el céltico o el escandinavo tuvieron su auge durante este período gracias a los constantes movimientos demográficos. La mitología céltica tuvo importante impacto en el ciclo de leyendas artúrico, que a su vez resultó una vital influencia para una de las corrientes literarias que incorporó por primera vez elementos maravillosos bajo la firma de un autor: la novela de caballerías. Este género no sólo recuperó mitos y leyendas sino que también creó sus propios espacios y leyes de funcionamiento. Algunos de los grandes poemas del período –los sajones Beowulf y el Cantar de los Nibelungos, el Fornaldarsögur islándico, el Majabhárata indio– narraban grandes sucesos con posibles raíces históricas pero distorsionados por la intervención de lo mitológico. Otras composiciones como el Cantar de mío Cid optaron por un enfoque más realista, con alguna utilización de episodios milagrosos pero no la participación de los monstruos o criaturas prodigiosas.
Modernidad La explosión de la novela de caballerías en el Renacimiento permitió el afianzamiento de lo maravilloso en la literatura. Estas novelas, a diferencia de la poesía épica medieval o las narraciones populares tenían un autor definido que podía controlar y subsumir los diferentes elementos que componían la cosmovisión del universo ficticio. Influenciada por la novela La muerte de Arturo (1485) de Sir Thomas Malory, esta corriente vio facilitada su desarrollo y difusión gracias a la invención de la imprenta que tuvo lugar en el siglo XV. Las apariciones sobrenaturales también invadieron el teatro de William Shakespeare, como ocurrió en Hamlet, donde aparece la sombra del padre del protagonista para reclamar venganza. En Macbeth, Sueño de una noche de verano y La tempestad también interviene la magia y criaturas como los faunos. En Francia, la presencia de lo maravilloso durante el reinado de Francisco I y sus sucesores produjo el asentamiento de los cuentos de hadas. Asimismo, el italiano Giambattista Basile fue uno de los primeros en recopilar y refundir cuentos populares, como ocurrió en el famoso libro Lo cunto de li cunti overo lo trattenemiento de peccerille (1634) que fue decisivo para definir el género. Su influencia se hizo sentir sobre Charles Perrault, cuyos cuentos con moralejas expresadas en versos finales neutralizarían el elemento maravilloso a favor de la alegoría, según Todorov. Sin embargo, durante el Renacimiento y el período barroco, la fantasía atravesó un tiempo de profundo descreimiento y vacío. Desde el Renacimiento, la mitología fue reutilizada en forma decorativa y, en el mejor de los casos, alegórica, para diferenciarse de la concepción medieval del mundo. Por su parte, el arte barroco hizo un uso meramente estético de la mitología clásica.
Francia fue uno de los pocos países donde el iluminismo y lo fantástico no tuvieron enfrentamientos tan fuertes, desarrollándose toda una tradición de relatos hacia fines del siglo XVII. Además, el fuerte impacto que tuvieron posteriormente autores realistas como Daniel Dafoe, Henry Fielding o Samuel Richardson condenaron a la fantasía a los márgenes de la producción literaria. La publicación del Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas) y el movimiento inquisitorial habían contribuido al desprestigio de lo sobrenatural, a no ser que cumpliese con funciones alegóricas o pedagógicas como ocurría con los cuentos de hadas. Ya en el siglo XVIII, otras disciplinas artísticas como la ópera incorporaron cada vez más elementos fantásticos como ocurrió con La flauta mágica de Wolfgang Amadeus Mozart.
Edad Contemporánea Las obras El castillo de Otranto, escrita por Horace Walpole en 1764, y El diablo enamorado, escrita por Jacques Cazotte en 1772, están consideradas como las primeras novelas fantásticas. Algunos autores románticos, como E.T.A. Hoffmann y Edgar Allan Poe, cultivaron el género, otorgándoles a sus relatos fantásticos un cariz de terror psicológico que habría de presagiar en cierto grado el descubrimiento del inconsciente (Freud se inspira en un relato de Hoffmann para su definición de lo siniestro) y la concepción contemporánea de la mente como creadora de realidad, dotándola de elementos fantásticos. Otros hitos en la historia de la literatura fantástica son Frankenstein o el moderno Prometeo (Mary Shelley, 1818), Drácula (Bram Stoker, 1897) o El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde (R. L. Stevenson, 1886) Por su parte, la transformación del fantástico moderno fue analizada por Pasavante, quien sostuvo que los cambios en diferentes aspectos de la vida (educación, economía, jurisprudencia, religión) produjeron que el sujeto moderno abandonara las supersticiones o que al menos no fuese tan crédulo como antes. Por ese motivo, los escritores debieron ingeniárselas para producir los efectos propios del género sirviéndose de nuevos medios. Los escritores reaccionan de dos maneras: regresando a la literatura mitológica (H.P. Lovecraft, Lord Dunsany) o introduciendo el fenómeno sobrenatural ya no como un inquietante misterio, sino como un elemento integrado con naturalidad en el mundo. Así, La Metamorfosis de Kafka empieza presentándonos a su protagonista como un insecto, sin que esto merezca ninguna explicación por parte del narrador ni haga tambalear la visión del mundo de ninguno de los personajes de la historia. Por su parte, la literatura maravillosa ha creado un público y un sector editorial especializado, gracias al gran éxito de (además del mencionado Lovecraft) Robert E. Howard, J. R. R. Tolkien, C. S. Lewis, J. K. Rowling, Ursula K. LeGuin, Terry Pratchett o George R. R. Martin. Esta literatura se conoce igualmente bajo el nombre de literatura fantástica.
M
undos Ăticos
Se llama mito a un relato de hechos fabulosos que se suponen acontecidos en un pasado remoto e impreciso. Los temas son los grandes hechos heroicos que constituyen el fundamento y el comienzo de la historia de una comunidad o del género humano en general. Los personajes son dioses o semidioses y los hechos sobrenaturales se generan gracias al poder sobrenatural de éstos. Los mitos tienen su comienzo cosmogónico, su espina dorsal heroica y su final histórico, reflejando así la mentalidad pre-moderna. Se da la presencia de un narrador omnisciente, que exige la credibilidad del lector ante los hechos fabulosos narrados. Además, los temas más frecuentes son el origen de la creación del mundo y de los hombres, producto de la intervención de las divinidades creadoras. Se nos narran las hazañas de los héroes, las cuales aparecen determinadas por la presencia e influencia de los dioses. En este mundo no hay sorpresa, ya que se asume como “normal” que los personajes vuelen, hagan conjuros, se transformen en otros seres o se haga un paralelo entre la vida y la muerte.
Características Según Mircea Eliade, el mito es una historia sagrada que narra un acontecimiento sucedido durante un tiempo primario, en el que el mundo no tenía aún su forma actual. Los acontecimientos de la naturaleza que se repiten periódicamente se explican como consecuencia de los sucesos narrados en el mito (por ejemplo, en la mitología griega el ciclo de las estaciones se explica a partir del rapto de Perséfone). Sin embargo, no todos los mitos se refieren a un tiempo "primero", también pueden abordar sucesos acontecidos después del origen, pero que destacan por su importancia y por los cambios que trajeron. Según la visión de Claude Lévi-Strauss, antropólogo estructuralista, todo mito tiene tres características. Primero, el mito trata de una pregunta existencial, referente a la creación de la Tierra, la muerte, el nacimiento y similares. Segundo, el mito está constituido por contrarios irreconciliables: creación contra destrucción, vida frente a muerte, dioses contra hombres o bien contra mal. Y tercero, proporciona la reconciliación de esos polos a fin de conjurar nuestra angustia. Por su parte, el antropólogo Bronislaw Malinowski afirmaba que no hay aspecto importante de la vida que sea ajeno al mito. Por ello, existen mitos religiosos (como el nacimiento de los dioses), políticos (como la fundación de Roma) o sobre temas particulares (por qué el maíz se convirtió en el principal alimento de un pueblo, como sucedió con los pueblos prehispánicos de México). Para Malinowski los mitos son narraciones fundamentales, en tanto que responden a las preguntas básicas de la existencia humana: razón para existir, razón de lo que lo rodea, entre otras. Malinowski también aclaró que el mito pertenece al orden de las creencias y que si bien es una explicación, no es una explicación racional, sino cultural.
Función del mundo mítico Las primeras muestras de elementos fantásticos pueden encontrarse, en efecto, en antiguas narraciones con fuerte presencia de elementos folklóricos, arraigadas en el imaginario colectivo.
El Poema de gilgamesh, composición sumeria del 2000 a. C., sería uno de los primeros textos que incorporaron elementos como gigantes, dioses e intervenciones sobrenaturales. La influencia de este poema épico puede verse en Homero, particularmente en la construcción de Aquiles y Patroclo en la Ilíada.
La Odisea, otro poema homérico, incluyó numerosos episodios en los cuales intervenían los dioses olímpicos con sus prodigiosos poderes, así como criaturas de asombrosas habilidades. Otras obras de autores como Apuleyo (El asno de oro) o el fabulista griego Esopo también se constituyen como prototipos de ficciones correspondientes al género de lo maravilloso por el tipo de elementos que se hallan en su centro. Además de las grandes composiciones poéticas, la gran cantidad de mitos y leyendas circulantes en las culturas mesopotámica, griega y romana también presentan constantes elementos metafísicos. Así, la canción de la diosa sumeria Inanna, las criaturas a las que se enfrentaron los héroes Jasón y Teseo o las metamorfosis que luego describió Ovidio en su obra constituyen el muestrario de intrusiones de la magia y lo sobrenatural en lo relatos de difusión oral.
Tipos de mundo mítico Mitos cosmogónicos: Intentan explicar la creación del
mundo. Son los más universalmente extendidos y de los que existe mayor cantidad. A menudo, se sitúa el origen de la tierra en un océano primigenio. A veces, una raza de gigantes, como los titanes, desempeña una función determinante en esta creación; en este caso, tales gigantes, que suelen ser semidioses, constituyen la primera población de la tierra.
Mitos teogónicos: Relatan el origen de los dioses. Por
ejemplo, Atenea surge armada de la cabeza de Zeus.
Mitos antropogénicos:
Narran la aparición del ser humano, quien puede ser creado a partir de cualquier materia, viva (una planta, un animal) o inerte (polvo, lodo, arcilla, etc.). Los dioses le enseñan a vivir sobre la tierra. Normalmente están vinculados a los mitos cosmogónicos.
Mitos etiológicos:
Explican el origen de los seres, las cosas, las técnicas y las instituciones.
Mitos morales: Explican la existencia del bien y del mal. Mitos fundacionales:
Cuentan cómo se fundaron las ciudades por voluntad de dioses. Un ejemplo es el de la fundación de Roma por dos gemelos, Rómulo y Remo, que fueron amamantados por una loba.
Mitos escatológicos:
Anuncian el futuro, el fin del mundo. Siguen teniendo amplia audiencia. Estos mitos comprenden dos clases principales, según el elemento que provoque la destrucción del mundo: El agua o el fuego. A menudo están vinculados a la astrología. La inminencia del fin se anuncia por una mayor frecuencia de eclipses, terremotos, y toda clase de catástrofes naturales que aterrorizan a los humanos. El clásico ejemplo es el 'Apocalipsis', considerado como tal por Bertrand Russell.
En este universo de mundos míticos, me quiero enfocar en las criaturas híbridas y sus cualidades. Criatura híbrida es una denominación que se da a distintos seres presentes en la mitología de distintas civilizaciones, con independencia de su carácter sobrenatural o no, o de la creencia en la realidad de su existencia. Muchas criaturas míticas son híbridas: combinación de dos o más animales o con el ser humano. Pegaso, Quetzalcoatl, Kukulkán, los distintos tipos de dragones y grifos, la esfinge y la propia quimera; el centauro, la parte superior de un hombre y el cuerpo de un caballo; el minotauro, el cuerpo de un hombre y la cabeza de un toro; los sátiros, la parte superior de hombre y la inferior de cabra; las sirenas, la parte superior de mujer y la inferior de pez; el lamasu o kirubi, partes de distintos animales con cabeza humana.
Análisis de referentes Minotauro En primer lugar, el minotauro es un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Lo que siempre caracteriza a este híbrido, como en la imagen, es la connotación de fortaleza y valentía al dotarlo de grandes músculos, propios de un toro humanizado. A estas aptitudes se le añaden la belicosidad y combatividad al ser representado, en este caso, con una gran arma, una especie de hacha cuyas características la vuelven mortal y no solo expresado a través del gran filo del arma, sino además está bañada en sangre, producto de anteriores batallas de las cuales ha salido victorioso, pues este ser lleva consigo múltiples cráneos-trofeo que identificarían a sus precedentes rivales asesinados.
La fiereza del híbrido se expone a través de la expresión del rostro y es aún más aterradora ya que su vista está fijada en el observador y se potencializa con la sensación de que sale de la imagen en dirección del observador con la intención de atacarlo. Por otro lado, su rudeza se multiplica a situar al ser en un entorno tosco y dinámico, sumada a la presencia de cicatrices y cadenas como accesorios.
Esfinge En segundo lugar tenemos a la Esfinge. En la mitología griega, la Esfinge era un demonio de destrucción y mala suerte, que se representaba con rostro de mujer, cuerpo de león y alas de ave. En la imagen, la esfinge se vuelve temible al crear en el observador sensaciones de agresividad y violencia especialmente por dos características: colmillos y filosas garras propios de un cazador león. Además, su propiedad de demonio se exalta con la incorporación de alas oscuras y con un particular brillo en los ojos característico de lo maligno. Por otro lado, la imagen hace una referencia a la esfinge egipcia ya que lleva consigo adornos y accesorios dorados propios de la cultura africana.
Pegaso En tercer lugar, Pegaso. En la mitología griega, Pegaso era un caballo alado. Además, era el caballo de Zeus, dios del Cielo y de la Tierra. En la imagen, Pegaso se muestra como un ser angelical y divino, producto de una cromática fría, de estar situado en los cielos y por poseer alas. De este modo, estas características están vinculadas a la mitología griega ya que representa al caballo de Zeus. La esencia de la imagen transmite tranquilidad ya sea por la pasividad de las nubes, la iluminación y por la presencia de elementos celestiales.
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