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temido “Día Cero” Lauren Franco
from Contralínea 676
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TRUMP ARRECIA ATAQUES A CUBA
OTROS QUIEREN MEJORAR LOS NEXOS
DAVID MANRIQUE
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El año que concluyó fue de regresión en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. La andanada de Donald Trump contra la isla no sólo frenó los avances heredados de la admninistracion de Obama, sino que instaló una política abiertamente hostil
MARTHA ANDRÉS ROMÁN/PRENSA LATINA
Washington, Estados Unidos. El presidente Donald Trump arreció en 2019 los ataques mantenidos contra Cuba durante prácticamente toda su administración, aun cuando muchas personas dentro de Estados Unidos siguen interesadas en mejorar los vínculos con la isla.
Durante el año que terminó la administración del republicano incrementó las restricciones a los viajes de los estadunidenses, impuso sanciones para evitar la llegada de petróleo al país caribeño, y activó el controvertido Título III de la Ley Helms-Burton, entre otras medidas.
Si durante la primera parte de su mandato ejecutivo el argumento para adoptar acciones contra Cuba fueron los incidentes de salud reportados por diplomáticos estadunidenses en La Habana, desde el pasado año la principal justifi cación usada por Washington es la solidaridad de la isla con Venezuela y supuestas violaciones de derechos humanos.
Uno de los primeros movimientos en 2019 contra la mayor de las Antillas fue la decisión en marzo de modifi car la entrega a cubanos de las visas B2
(para turismo y visitas familiares, entre otras funciones), las cuales fueron reducidas a una sola entrada con validez por 3 meses.
Además de la considerable disminución en la vigencia de esos permisos, que en muchos casos anteriores se otorgaron con una duración de 5 años, el impacto es aún más negativo si se tiene en cuenta que desde septiembre de 2017 los cubanos deben viajar a un tercer país para solicitar visas estadunidenses, con el consiguiente incremento de gastos en esos trámites.
Luego, en abril, la administración Trump comenzó imponer sanciones a embarcaciones relacionadas con el sector petrolero de Venezuela que transportan crudo a Cuba, una medida que se repitió en otros momentos del año y cuya más reciente manifestación ocurrió el 3 de diciembre, cuando resultaron castigados seis buques.
Fue también en ese mes cuando se difundió que el gobierno del republicano decidió cancelar un histórico acuerdo alcanzado a finales de 2018 entre las Grandes Ligas del beisbol estadunidense y la Federación Cubana de la disciplina.
Asimismo, el 17 de abril, el secretario de Estado, Mike Pompeo, confirmó que se activaría el Título III de la Ley Helms-Burton, el cual permite presentar demandas contra personas y entidades que invierten en propiedades nacionalizadas en Cuba, y busca evitar la inversión extranjera en la nación antillana.
Como resultado de ese acápite legislativo, expresión del carácter extraterritorial del bloqueo impuesto por Washington a la isla hace 60 años, se interpusieron desde su activación el 2 de mayo hasta la fecha una veintena de demandas contra empresas cubanas, estadunidenses y de terceros países.
Un mes después, el 5 de junio, el gobierno de Trump asestó un nuevo golpe a los viajes de sus ciudadanos al país caribeño, adonde los estadunidenses tienen prohibido ir como turistas y sólo pueden dirigirse bajo categorías aprobadas por el Departamento del Tesoro.
En esa fecha, la administración Trump suspendió los viajes educativos grupales pueblo a pueblo, que era entonces la forma más popular de visitar Cuba, y además vetó la salida de embarcaciones recreativas y de pasajeros, incluyendo cruceros y yates, y aeronaves privadas y corporativas.
Al adoptar estas y otras acciones, el ejecutivo estadunidense aduce que quiere apoyar al pueblo cubano, pero numerosas fuentes señalan que medidas como las de viajes en realidad afectan considerablemente a los residentes de la isla y al sector privado que depende de los visitantes extranjeros.
En julio, en tanto, Washington puso en su unilateral lista de entidades sancionadas por vínculos con Venezuela a la compañía Cubametales, con el fin de golpear todavía más la importación de petróleo desde el país sudamericano.
Además, a finales de ese mes anunció restricciones de visas para funcionarios vinculados a las misiones médicas cubanas en el exterior, uno de los programas solidarios más importantes del país caribeño y que ha sido continuamente atacado por miembros del gobierno estadunidense.
En esa misma línea, la embajada de Cuba en Washington, DC, denunció el 1 de octubre que Estados Unidos denegó las visas a los miembros de la delegación de la isla que participarían en el 57 Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud.
Las arremetidas contra la mayor de las Antillas no quedaron ahí, y el 9 de octubre entraron en vigor regulaciones según las cuales una persona radicada en Estados Unidos sólo puede enviar un máximo de 1 mil dólares cada 3 meses por concepto de remesas familiares a un nacional cubano.
Ese mismo día se puso fin para Cuba a las transacciones U-turn, transferencias de fondos que pasan a través de bancos estadunidenses, pero que no empiezan ni terminan en este país, y en las que ni el emisor ni el receptor están bajo jurisdicción de Estados Unidos.
A todo ello se sumó que el 25 de octubre los departamentos de Estado y Transporte dieron a conocer que a partir del 10 de diciembre las aerolíneas de este país sólo podrán realizar rutas a La Habana, y se suspenden los vuelos a destinos fuera de esa capital, entre ellos Villa Clara, Camagüey y Holguín.
Junto con todos esos movimientos de recrudecimiento del bloqueo, política que una vez más fue condenada en noviembre en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por la abrumadora mayoría de la comunidad internacional, no faltaron los continuos ataques verbales contra la mayor de las
DAVID MANRIQUE
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Antillas por parte de funcionarios del Ejecutivo estadunidense.
Los más recientes ejemplos de ese comportamiento son las acusaciones de una supuesta responsabilidad de la nación vecina en protestas sociales en América Latina, ante lo cual el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, manifestó que Washington y las oligarquías reaccionarias son los responsables de la inestabilidad política y social en el Continente.
Miembros de grupos solidarios, legisladores, empresarios, agricultores, líderes religiosos y cubanos radicados en Estados Unidos reiteraron este año su interés en mejorar los vínculos con Cuba, pese a la creciente agresividad del gobierno estadunidense.
Cada vez que la administración de Donald Trump anunció medidas contra la isla, muchas de esas voces se levantaron para rechazar tales acciones y para condenar su negativo impacto en el pueblo de la mayor de las Antillas, así como en las familias que viven en los dos países.
Así sucedió tras darse a conocer en abril que en los meses siguientes habría nuevas restricciones de viajes y se activaría el Título III de la Ley Helms-Burton, el cual permite demandar a personas y entidades que invierten en propiedades nacionalizadas en Cuba tras el triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959.
“El anuncio de la administración de (Donald) Trump de nuevas restricciones de línea dura en Cuba causa dolor a las familias y afecta al creciente sector privado cubano”, consideró en ese momento la congresista demócrata por Florida Kathy Castor en un comunicado.
Su colega de la fuerza azul Karen Bass criticó entonces en Twitter el modo en que el actual jefe de la Casa Blanca se empeña en revertir el camino de acercamiento a la nación antillana iniciado por su predecesor, Barack Obama (2009-2017).
DAVID MANRIQUE
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Además, la legisladora por California calificó las nuevas acciones como “un desarrollo muy lamentable que continuará siendo juzgado con dureza por la comunidad internacional”.
Por su parte, la Cámara de Comercio de Estados Unidos condenó en particular la puesta en marcha del Título III, al tiempo que apuntó que 6 décadas de intentar aislar a Cuba no lograron traer el cambio esperado por Washington, “y a pesar de eso ahora se redobla esa estrategia”.
También se pronunció contra los castigos a Cuba el presidente del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en Estados Unidos, Jim Winkler, quien, en entrevista con Prensa Latina, ratificó que esa comunidad desea mejorar los lazos con la nación antillana y rechazó el bloqueo que le impuso Washington hace casi 60 años.
A su vez, el titular de la coalición Engage Cuba, James Williams, estimó que Trump adopta ese tipo de acciones por una sola razón: “apaciguar a las personas de línea dura en el sur de la Florida antes de las elecciones de 2020”.
En esa misma línea, Collin Laverty, presidente de la compañía de viajes especializados Cuba Educational Travel, expresó que es triste ver sufrir a cubanos y estadunidenses porque el jefe de la Casa Blanca ha dejado su política en manos de legisladores de ese territorio sureño.
Después de que en junio entraron en vigor nuevas prohibiciones de viajes a Cuba, grupos bipartidistas introdujeron en julio proyectos legislativos en la Cámara de Representantes y el Senado destinados a permitir la libertad de movimiento de los estadunidenses hacia ese destino.
Tales propuestas de ley pondrían fin a todas las restricciones de viajes y a los obstáculos existentes en la actualidad para realizar transacciones relacionadas con tales visitas.
Es indefendible que el gobierno federal impida a los ciudadanos y residentes dirigirse “a un pequeño país a 90 millas de distancia que no representa una amenaza para nosotros”, manifestó entonces el senador demócrata Patrick Leahy.
Mediante un comunicado emitido el 20 de noviembre, ese mismo legislador reiteró sus críticas a las medidas que aplica la administración Trump contra Cuba y resaltó la importancia del acercamiento entre las dos naciones.
He hablado sobre la necesidad del acercamiento a Cuba muchas veces. Es de nuestro interés nacional porque nuestra política pasada de sanciones unilaterales y aislamiento, aplicada durante más de medio siglo, no logró ninguno de sus objetivos, expresó.
Por su parte, el representante de la fuerza azul James McGovern calificó de estúpido truco político la decisión de suspender los vuelos a la mayoría de los destinos de Cuba a partir de diciembre pasado.
Nuestros desacuerdos con el gobierno cubano deben manejarse a través de la diplomacia y el diálogo, no de restricciones obsoletas e impopulares de la Guerra Fría, consideró ese miembro del Congreso.
Para protestar contra las arremetidas hacia la nación vecina, integrantes de la Coalición Metro DC en Solidaridad con la Revolución Cubana exigieron el 27 de julio frente a la Casa Blanca el cese del mencionado cerco.
“Cuba sí, bloqueo no”, vocearon varias veces los participantes en la manifestación, entre ellos James Harris, quien declaró a Prensa Latina que quieren educar sobre ese tema al público estadunidense para que conozca cuáles son los verdaderos hechos.
El bloqueo es producto de la agresión imperialista de Estados Unidos, y debemos enfrentarnos a eso; es de interés de ambos pueblos que nos levantemos en contra de esa política, expuso.
Precisamente la coalición capitalina fue anfitriona de la reunión anual de la Red Nacional de Solidaridad con Cuba en Estados Unidos (NNOC), que del 18 al 20 de octubre reunió en Washington, DC, a miembros de agrupaciones de estados como Nueva York, Massachusetts, Minnesota, California, Michigan, Maryland, Illinois, Virginia y Wisconsin.
Durante ese encuentro, los asistentes revisaron las acciones de apoyo a la isla realizadas en el año previo y planificaron diferentes actividades previstas para los 12 meses siguientes, al tiempo que reafirmaron su compromiso de continuar la campaña en defensa de la soberanía y la autodeterminación del país caribeño.
Importantes manifestaciones hubo también durante este año de organizaciones de emigrados cubanos como la Fundación para la Normalización de las Relaciones Estados Unidos-Cuba y la Alianza Martiana.
El primero de esos grupos sostuvo en octubre que los pasos de Trump buscan empujar los botones emocionales de votantes cubanoestadunidenses entre los exiliados “históricos” del estado de Florida, que es clave para las elecciones de 2020.
A su vez, la Alianza Martiana, integrada por organizaciones de cubanos radicados en Miami, se pronunció con frecuencia contra todas esas acciones y organizó eventos como caravanas de automóviles para demandar en esa urbe el levantamiento del bloqueo.
En un año marcado por la campaña electoral de cara a los comicios presidenciales de noviembre de 2020, también destacó que la mayoría de los candidatos demócratas a la Casa Blanca se pronunciaron contra la política de Trump y a favor de buscar un camino de acercamiento.
Tal es el caso de la senadora Amy Klobuchar, quien en declaraciones a Prensa Latina reiteró su apoyo al fin del bloqueo y recordó que ella ha encabezado la introducción de proyectos de ley en el Congreso para eliminar ese cerco, al que calificó de fracasado.
Preguntados en septiembre por el diario The Washington Post si eliminarían las restricciones de Trump contra Cuba, 13 aspirantes de la fuerza azul se mostraron favorables al levantamiento de esas medidas, entre ellos la propia Klobuchar; el exvicepresidente Joe Biden, y los senadores Elizabeth Warren, Bernie Sanders y Michael Bennet.
También respondió afirmativamente el alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg, al manifestar que el acercamiento ciudadano entre los dos países, la ampliación de las oportunidades de viajes y la derogación de las restricciones de remesas “cuentan con un amplio apoyo de nuestros socios latinoamericanos, de la comunidad de negocios y el pueblo estadunidense, y de la mayoría de los cubanoestadunidenses”.